Culto imperial en la antigua Roma

Definición

Rebecca Denova
por , traducido por Catalina Lucero
publicado 05 noviembre 2024
Disponible en otros idiomas: inglés, neerlandés, francés
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Augusteum, Narona (by Carole Raddato, CC BY-SA)
Augusteum, Narona
Carole Raddato (CC BY-SA)

El culto imperial en la antigua Roma era la práctica de venerar a los emperadores romanos y sus familias como si poseyeran atributos divinos, en honor a sus contribuciones a la difusión la cultura y religión romana. Lo instauró el primer emperador romano, Augusto (27 a.C. - 14 a.C.) en sus reformas y transformaciones de República romana a Imperio romano.

Realeza divina y culto a los héroes

Las ciudades antiguas tenían mitos fundacionales en los que se afirmaba que un dios o diosa, o el hijo de un dios o diosa, proporcionaba códigos legales que dictaban rituales religiosos adecuados, comportamiento social y roles de género. Transmitida de generación en generación, la voluntad de los dioses era ejecutada por las autoridades gobernantes. Así, el concepto de realeza divina validaba su gobierno.

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Roma promovió el concepto de genio en los humanos, un elemento de naturaleza divina manifestado a través de dignitas.

Grecia también rendíaculto a los héroes. Los héroes de la mitología griega eran descendientes de un dios o diosa, o el resultado del acto sexual entre humanos y lo divino. Un claro ejemplo es Heracles/Hércules. A los héroes se los recompensaba por sus grandes hazañas con la posibilidad de vivir entre los dioses tras la muerte o, por lo menos, en los reinos superiores de los Campos Elíseos del Hades. El concepto se describía como apoteosis («deificación»); el héroe alcanzaría los niveles de lo divino y sería digno de adoración y honor. Había decenas de templos y santuarios dedicados a héroes.

El sistema patrón/cliente (como se hacían las cosas) establecía una red de relaciones para el bien común, incluidas las relaciones entre los humanos y lo divino. La palabra «patrón» viene del latín «defensor». Las clases altas (aristócratas) ofrecían beneficios a los pobres de clase baja, distribuyendo comida durante los festivales religiosos. A su vez, la clase baja les correspondía con trabajo, productos agrícolas y comercio. Las tumbas de los héroes se convertían en objeto de peregrinación, donde la gente iba a rogarles como a dioses patronos, mediadores entre los dioses olímpicos y la comunidad para obtener beneficios especiales y protección.

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Antigua Roma

Roma absorbió elementos importantes de la cultura griega. Hércules ayudó a fundar la ciudad de Roma, pero los mitos fundacionales romanos se centraban más en honrar a los hombres de las familias fundadoras que se convertirían en los primeros reyes de la ciudad. A Rómulo y el rey Numa se les atribuyó el establecimiento de los cimientos de la religión y la cultura romana y ambos fueron deificados tras su muerte.

El concepto más cercano de un culto a los héroes en Roma era el ritual del triunfo romano. Un magistrado en servicio que librase una exitosa guerra contra un enemigo y salvara personalmente a una unidad de sus legiones se aclamaba como imperator («emperador») en el campo de batalla. El Senado romano le concedía el derecho al triunfo, un desfile en Roma donde el individuo representaba al dios Júpiter por un día.

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Triumph of Titus
Triunfo de Tito
Jean-Guillaume Moitte (Artist) (CC BY)

Roma promovía el concepto de genio en los humanos, un elemento de naturaleza divina manifestado a través de dignitas, la posición social, reputación y valor moral de una persona. Estos valores estaban personificados en el concepto de paterfamilias y los hombres romanos realizaban rituales domésticos y ejercían de sacerdotes, augures y pontífices en la religión romana. Todos los magistrados electos del gobierno romano tenían imperium, la autoridad religiosa para defender y cumplir los dictados de los dioses. No se veneraban tras la muerte, pero se convertían en modelos para las generaciones posteriores.

De la monarquía a la república

Varios de los reyes posteriores eran invasores etruscos (un antiguo pueblo Itálico), pero fueron denunciados como tiranos. Roma eliminó reyes con la formación de la República Romana en torno a 508 a.C. El rango más alto era el de consul y dos de ellos gobernaban desde el Senado. Roma extendió su dominio por Italia y países que bordeaban el Mediterráneo y, comenzando con algunos famosos generales, el culto a los héroes comenzó a surgir. Después de que Escipión el Africano derrotara a Aníbal en la segunda guerra púnica (218 - 201 a.C.), la gente empezó a hacer peregrinaciones a su tumba y luego a otras, dejando recuerdos y conmemorando sus virtudes y grandes hazañas en las historias.

En el siglo I a.C., varias tribus germánicas invadieron Galia y el norte de Italia. El rey del Ponto, Mitrídates VI (que reinó de 120 - 63 a.C.) conquistó la provincia romana de Asia y las ciudades aliadas a Italia se rebelaron por su ciudadanía durante la guerra Social (91 - 87 a.C.). Algunos hombres fueron ascendidos a «primeros ciudadanos» para sacar a la República de las crisis. Luego de la guerra Social, Lucio Cornelio Sila (138 - 78 a.C.) dirigió un ejército hacia Roma y se convirtió en dictator. Un dictator podía decretar la ley marcial y no era responsable de demandas posteriores durante su gobierno. Reformó el gobierno a favor del Senado y eliminó el poder del veto en la Asamblea Plebeya. Proscribió a sus enemigos en un «régimen del terror», mediante ejecuciones masivas. El período posterior a su muerte destaca por las facciones senatoriales y plebeyas que defendieron o intentaron derogar la constitución de Sila.

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Sulla
Sila
Carole Raddato (CC BY-SA)

Julio César

Julio César (100 - 44 a.C.), sobrino de Sila por matrimonio, creó el Primer Triunvirato con el general Pompeyo (Cayo Pompeyo Magno) y Marco Licinio Craso. Craso murió en batalla contra el Imperio parto en la batalla de Carras en el año 53 a.C. En una posterior guerra civil, Cesar derrotó a Pompeyo en la batalla de Farsalia en el año 48 a.C. Mientras se encontraba en el este, permitió que en algunas ciudades erigieran estatuas de sí mismo con el epíteto «divino Julio». La familia de César reclamó que eran descendientes del fundador de Roma, Eneas, el hijo de Venus.

César creó una legislación para restaurar el derecho romano. Había sido elegido como el pontifex maximus, el sumo sacerdote de la religión romana, así que los cambios que aplicaba se validaban por su relación con la religión romana. El Senado le concedió el título de dictador de por vida. Muchos senadores vieron que su ascenso iba en contra del mos maiorum, las costumbres de los antepasados, y un grupo de ellos lo asesinó porque afirmaban que aspiraba a ser el rey de Roma.

The Death of Julius Caesar
La muerte de Julio César
Vincenzo Cammuccini (Public Domain)

A pesar de ser patricio (clase alta), Julio César era popular entre la gente común. Creció en un barrio de Subura, en Roma, poblado de extranjeros y clases bajas. Durante su funeral en el Foro Romano, la gente común saqueó las basílicas en busca de muebles, los amontonó en la pira y los quemó. Si bien el Senado ordenó limpiarlo, la gente continuó dejando flores y recuerdos en el lugar, así como en el lugar de su fallecimiento, en el teatro de Pompeyo.

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Octaviano/Augusto

César no dejó herederos directos. Tenía un hijo, Cesarión, con la reina del período helenístico de Egipto, Cleopatra VII, pero no fue reconocido como legítimo en Roma. Su hija, Julia, casada con Pompeyo, murió dando a luz. En su testamento dejó todo a su sobrino nieto de 18 años, Octaviano, mediante un proceso de adopción legal. Como su heredero, Octaviano viajó a Roma para organizar los juegos fúnebres de Julio. Durante los juegos, apareció un cometa sobre la ciudad por tres noches. La gente común afirmó que era una señal de que Julio estaba «con los dioses».

Octaviano y Marco Antonio, primo de Julio César, dividieron el imperio en regiones orientales y occidentales, pero al final Antonio se unió a Cleopatra y desafió a Octaviano. Fueron derrotados en la batalla de Accio en Grecia en el año 31 a.C., y ambos cometieron suicidio. Octaviano asesinó al hijo de Cleopatra y añadió Egipto como una provincia senatorial.

Augustus of Prima Porta
Augusto de Prima Porta
Andreas Wahra (original), new version by Till Niermann (CC BY-SA)

Octaviano se convirtió en el primer ciudadano, princeps. A través de adopción, pasó a ser Octaviano César, que se convirtió en el título oficial para sus sucesores. El rol de pontifex maximus se convirtió en una función hereditaria de los emperadores. El Senado le otorgó el título de Augusto («estimado») en el año 27 a.C. Al pasar de una república a un imperio, todo el gobierno quedó centralizado bajó su autoridad. Las elecciones para magistrados continuaron, pero Augusto elegía a los candidatos. Como heredero de Julio, con el tiempo hizo acuñar monedas con el título «hijo de Dios».

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El culto imperial de Roma

Al finalizar la guerra con Antonio, los reyes orientales, vasallos de Roma, viajaron a la ciudad para manifestar su lealtad y fidelidad. Le solicitaron permiso a Augusto para construir templos y ofrecerle sacrificios. Inicialmente se negó debido a que los romanos no adoraban a sus magistrados, pero como sus magistrados reconocieron la ventaja fiscal y propagandística de estos templos, Augusto les concedió permiso. Podían erigir un templo a la diosa Roma, concepto abstracto de todas las virtudes de la civilización romana. A Roma se le podía pedir por la prosperidad del imperio y no solo la del emperador. En las provincias, el culto imperial era entonces una forma de «ascender» en estatus. Los sacerdocios del culto se vendían al mejor postor para reponer el tesoro tras la última guerra civil.

Augusto extendió el culto romano a los lares, antiguas deidades domésticas que supervisaban las propiedades y las familias. Afirmaba que los lares de su familia protegerían su nueva Pax Romana, «la paz romana». En el 13 a.C., se consagró su Altar de la Paz, el Ara Pacis Augustae. En el destacaban todos los miembros de la familia imperial, tanto naturales como adoptados.

Ara Pacis Augustae
Ara Pacis de Augusto
Manfred Heyde (CC BY-SA)

Se establecieron templos imperiales a lo largo de todo el territorio, desde Britania hasta África del norte. Además, Augusto publicó en los templos imperiales su Res Gestae, una lista de todas sus actos y títulos logrados durante su reinado. Surgieron mitos sobre su madre, Atia, sobrina de Julio César, que decían que había sido el dios Apolo el que la había dejado embarazada. La vasta extensión del Imperio romano albergaba distintos grupos étnicos y sus respectivos dioses. Aunque el culto imperial no sustituyó a estas antiguas tradiciones, supuso un nuevo estrato de romanización que unificó el nuevo imperio. Se estableció el precedente de la deificación de los emperadores, pero solo después de su muerte. Cuando Augusto murió en el año 14 a.C., el Senado lo deificó.

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Dinastía Julio-Claudia

Los emperadores posteriores descendían del linaje de Augusto y Livia Drusila, de la familia fundadora de los Claudios. Augusto adoptó a los dos hijos de Livia de un matrimonio anterior, Tiberio y Druso. Druso murió en batalla en Germania, por lo que Tiberio quedó como heredero. Los julio-claudios tuvieron matrimonios endogámicos de hijos e hijas con primos, sobrinos y sobrinas. Los historiadores romanos posteriores detallaron rumores de escándalos sexuales, envenenamientos y ejecuciones en los reinados de Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, donde solo Claudio llegó a ser deificado tras su muerte.

Julio-Claudian Dynasty of the Roman Empire
Dinastía de Julio-Claudia del Imperio romano
Simeon Netchev (CC BY-NC-ND)

La primera persecución de los cristianos por parte de Nerón le otorgó una infame imagen donde les culpaba de un devastador incendio en Roma en el año 64 a.C. La historia apareció por primera vez en los Anales del historiador Tácito, escritos en el año 110 d.C. Sin embargo, no se disponen de testigos contemporáneos de la historia. Si Nerón hizo esto, es una aberración; en este periodo no había una política oficial respecto a los cristianos.

Dinastía Flavia

El reinado de Nerón terminó en el año 68 d.C. con su suicidio forzado. En ese momento, cualquier reinado posterior de la familia julio-claudia era muy impopular. Tras esto, le siguió el año de los cuatro emperadores, Galba, Otón, Vitelio y Vespasiano. Eran generales que contaban con el apoyo de sus legiones en Alemania, España, y Egipto. Vespasiano (69 - 79 d.C.), de la familia Flavia, resultó vencedor. Había sido enviado por Nerón para sofocar la Gran Revuelta Judía del año 66 d.C. en Judea. Tras la muerte de Nerón, Vespasiano abandonó la guerra en Judea y le cedió el mando a su hijo Tito, quien dirigió el asedio de Jerusalén en el año 70 d.C., y que culminó con la destrucción del templo de Jerusalén.

Se dice que Domiciano le ordenaba a la gente que se dirigiera a él como «Señor y Dios», como una deidad viviente.

Los Flavios eran recaudadores de impuestos. Vespasiano restauró la productividad económica del imperio. Para consolidar el poder romano en sus guerras en Oriente, Julio César utilizó mercenarios judíos en el ejército romano. En su triunfal regreso a Roma, César recompensó a los judíos con el privilegio de seguir practicando sus costumbres ancestrales, exentos de los cultos estatales de Roma, pero a su legislación le era inherente que los judíos no debían reclutar fuera de la sinagoga ni interferir en las costumbres de Roma. Vespasiano mantuvo intacto el edicto, pero estableció un impuesto judío. Los judíos enviaban de manera voluntaria fondos a Jerusalén para el mantenimiento del templo, pero este ya no existía. Estos debían recaudar fondos, pero enviarlos a Roma para costear las indemnizaciones que siguieron a la guerra. A Vespasiano lo sucedió su hijo mayor, Tito, que solo gobernó dos años. Ambos fueron deificados tras su muerte.

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El segundo hijo de Vespasiano, Domiciano (que reinó de 81 - 96 d.C.), renovó todas las políticas que solían provocar la muerte de los emperadores. Recurría a espías para que le informasen de las conspiraciones entre los senadores y luego los ejecutaba para poder confiscar sus propiedades para el tesoro. Se rumoreaba que había asesinado a Tito. También se dice que Domiciano ordenó que la gente se dirigiera a él como «señor y dios», como una deidad viviente. Ordenó que todos le ofrecieran sacrificios en los templos imperiales. Sin embargo, el apóstol Pablo, al establecer las primeras comunidades cristianas, eliminó los sacrificios tradicionales a los dioses y los cristianos se negaron a obedecer el mandato.

El crimen del ateísmo

La palabra moderna «ateísmo» procede del griego atheos («sin dios»). Esta no negaba la existencia o la creencia en otros dioses, pero denotaba impiedad, sacrilegio y falta de respeto a los dioses. Como los dioses eran responsables de la prosperidad del imperio, enfurecerlos los ponía en peligro a todos.

En busca de más ingresos, sus asesores le recordaron a Domiciano el impuesto judío. Este no se había aplicado en Roma ni en las provincias, por lo que Domiciano envió a la Guardia Pretoriana por toda Roma a la caza de judíos. Anteriormente, las comunidades cristianas habían decidido que los paganos conversos no debían adoptar las señas de identidad de los judíos, como la circuncisión (Hechos 15). Por lo tanto, como los partidarios del cristianismo primitivo no eran judíos étnicos, no estaban sujetos al impuesto, pero esto también significaba que no tenían exención legal y, al negarse al cumplir el mandato del culto imperial, era algo antipatriótico, lo cual era equivalente a traición. La traición, siempre y en todo lugar, se castigaba con la pena de muerte. Así, cristianos y otros eran ejecutados en las arenas. Domiciano murió en el año 96 d.C., apuñalado por algunos consejeros y pretorianos. No fue deificado.

A Christian Dirce
La Dirce cristiana
Franciszek Stolot (CC BY-SA)

A lo largo de la historia del cristianismo, el culto imperial provocó el sufrimiento y persecuciones que vivieron los cristianos. El culto personificaba todo lo malo del paganismo. El rechazo cristiano conducía al martirio, que era recompensado con la promesa de alcanzar el cielo en la otra vida. Según las historias tradicionales del cristianismo, miles de personas murieron en estas regiones. No obstante, hay pocas pruebas históricas que confirmen tal número. A lo largo de 300 años, se pueden ver periodos de persecución, quizás unos siete u ocho, y por lo general solo en las provincias. Esto se debe a que la persecución estaba directamente relacionada con una crisis.

Cuando se producía hambruna, sequía, terremotos, plagas o eran invadidos por un ejército, la respuesta de Roma a la expansión del cristianismo se intensificaba. Era en esos momentos cuando Roma perseguía a los cristianos por enfadar a los dioses. Cuando la situación era normal y próspera, Roma no mostraba interés en lo que hacían o predicaban los cristianos, a menos que fomentaran la rebelión o interfiriesen con las convenciones sociales establecidas.

Un segundo elemento de ilegalidad estaba relacionado con los collegia. Collegia eran grupos comerciales y sociales que formaban clubes bajo los auspicios de un dios o diosa. Sin embargo, los collegia debían obtener una licencia del Senado para reunirse. Los cristianos no obtuvieron este permiso durante 300 años. Plinio el Joven (61 - 112 d.C.) gobernó Bitinia y Ponto. En su intercambio de correspondencia con el emperador Trajano (98 - 117 d.C.), le informó que los cristianos se reunían en collegia ilegales y que la asistencia a los templos de culto imperiales se descuidaba a causa de esto. Las primeras descripciones que se conocen de los juicios a los cristianos proceden de los escritos de Plinio sobre el cristianismo.

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Posteriores emperadores romanos y el nuevo culto imperial

Entre los años 250 y 300 d.C., el imperio sufrió la crisis del siglo III: inflación, plagas, ejércitos invasores en las fronteras y varios golpes del estado de generales que usurpaban el trono como emperadores de cuartel. Aun manteniendo los elementos del culto imperial, las opiniones divergentes y contrarias a cada nuevo emperador conducían a la persecución y ejecución. Al igual que con todas las estadísticas del mundo antiguo, es difícil verificar las cifras, pero con el dominio final del cristianismo, sus historias se omitieron de la tradición occidental.

El emperador Constantino I (que reinó de 306 - 337 d.C.) legalizó las asambleas cristianas en el año 313 d.C. con el Edicto de Milán. La conversión de Constantino al cristianismo marcó el fin de la persecución de los cristianos. En ese tiempo, los obispos cristianos se encontraban en disputa, ya que algunos cristianos habían reincidido en las persecuciones anteriores al realizar los sacrificios. ¿Debían ser expulsados de la Iglesia o perdonados? Los obispos le pidieron a Constantino que interfiriese en la disputa. Como su preocupación principal era la unidad, Constantino ordenó el perdón de los culpables. Eso lo convirtió en jefe del imperio y de la Iglesia.

Constantine's Conversion
Representación pictórica de la conversión de Constantino
Peter Paul Rubens (Public Domain)

Debido a los disturbios y debates sobre la relación de Jesucristo con Dios (controversia arriana), Constantino convocó el Primer concilio de Nicea en 325 d.C. Como resultado, surgió el concepto cristiano de la Trinidad, el cual afirmaba que Cristo era la esencia idéntica de Dios manifestada como ser humano en la Tierra. También se produjo el Credo de Nicea, el cual todos los cristianos deben creer y practicar.

Los emperadores cristianos pasaron a ser el nuevo culto imperial. El emperador sustituía a Cristo hasta que este regresara para traer el reino de Dios. Cualquier cristiano que se desviara de la teología del emperador se consideraba un hereje en contra del concepto de ortodoxia («creencias correctas»). Debido a que era el jefe de Estado, la herejía era la nueva traición, que se castigaba con la pena de muerte. La sacralidad de Constantino y de los siguientes emperadores cristianos se demostró a través de la iconografía, con aureolas que les rodean las cabezas. Un ascenso declaraba a los emperadores cristianos santos en el cielo tras su muerte.

Cuando el emperador Teodosio I (que reinó de 379 - 395 d.C.) promulgó un edicto que establecía al cristianismo como la única religión legal en todo el imperio, los templos imperiales y las basílicas públicas se convirtieron en iglesias cristianas. También, ordenó el cese de los Juegos Olímpicos porque estaban dedicados a dioses paganos. No se reinstauraron hasta 1896.

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Sobre el traductor

Catalina Lucero
Licenciada en Lengua Inglesa y egresada de Traducción e Interpretación bilingüe. Mis intereses principales son los idiomas, la evolución de la traducción, el arte, el cine y la subtitulación.

Sobre el autor

Rebecca Denova
Rebecca I. Denova, Ph D. es catedrática emérita de Cristianismo Primitivo en el Departamento de Estudios Religiosos de la Universidad de Pittsburgh. En julio de 2021 se publicó su libro de texto titulado «The Origins of Christianity and the New Testament» (Wiley-Blackwell).

Cita este trabajo

Estilo APA

Denova, R. (2024, noviembre 05). Culto imperial en la antigua Roma [Roman Imperial Cult]. (C. Lucero, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-23707/culto-imperial-en-la-antigua-roma/

Estilo Chicago

Denova, Rebecca. "Culto imperial en la antigua Roma." Traducido por Catalina Lucero. World History Encyclopedia. Última modificación noviembre 05, 2024. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-23707/culto-imperial-en-la-antigua-roma/.

Estilo MLA

Denova, Rebecca. "Culto imperial en la antigua Roma." Traducido por Catalina Lucero. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 05 nov 2024, https://www.worldhistory.org/Roman_Imperial_Cult/. Web. 10 jul 2025.

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