Segunda guerra púnica

Definición

Mark Cartwright
por , traducido por Rosa Baranda
Publicado el 29 mayo 2016
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, alemán
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Carthaginian War Elephant (by The Creative Assembly, Copyright)
Elefante de guerra cartaginés
The Creative Assembly (Copyright)

La segunda guerra púnica, en la que participó Aníbal, se libró entre Cartago y Roma entre 218 y 201 a.C. En esta guerra se produjeron enfrentamientos en España, Italia, Sicilia, Cerdeña y el norte de África. Los cartagineses estaban a las órdenes de Aníbal, uno de los comandantes más hábiles de la historia, mientras que los romanos contaban con su propio general impresionante, Escipión el Africano, que logró atacar a Cartago en su propio terreno.

Cartago había perdido la primera guerra púnica y también perdería la segunda, pero volvería a alzarse brevemente para la tercera guerra púnica 50 años más tarde. Sin embargo, esa última derrota hizo que perdiera para siempre su posición como una gran potencia del Mediterráneo.

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Las causas de la guerra: España

Tras los términos de la rendición en 241 a.C., Cartago, que había perdido la guerra más larga de la Antigüedad hasta ese momento, accedió a retirarse de Sicilia y pagar a Roma 3.200 talentos en reparaciones. La primera guerra púnica había sido increíblemente cara para ambos bandos, pero los recursos aparentemente inacabables de Roma, especialmente su capacidad para reponer grandes flotas navales, supuso que al final Cartago no pudiera competir con la superpotencia más reciente del Mediterráneo. Los romanos tomaron el relevo de gobernantes de los mares de los cartagineses, así que, si Cartago quería recuperar el control de manos de su archienemigo, tendría que luchar por ello, y para eso hacía falta dinero. Mucho dinero.

Antes de que Cartago pudiera pensar en Roma, primero tenía que lidiar con los disturbios que continuaban más cerca de casa. En la llamada guerra inexpiable (o también guerra de los Mercenarios) entre 241 y 237 a.C., Cartago tuvo que aplastar una rebelión combinada de tropas mercenarias, que comprensiblemente estaban enfadadas porque no las habían pagado por su trabajo en la primera guerra púnica, grupos libios y varias ciudades como Túnez y Útica. Amílcar Barca fue convocado de nuevo desde Sicilia y se unió a Hannón el Grande, que había logrado conquistas importantes en Libia, para acabar con la rebelión. Mientras tanto, Roma se hizo con el control de Cerdeña, que había sido la fuente de grano más importante de Cartago.

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«Dios no ha dado al hombre un acicate más poderoso para la victoria que el desprecio de la muerte», Aníbal (Livio, Historia de Roma Lb.XX1:44)

Sin una flota importante y tras haber perdido las fortalezas importantes estratégicamente en Sicilia, Córcega y Cerdeña, los cartagineses tuvieron que buscar una fuente alternativa de dinero para financiar los ejércitos. La respuesta fue España. Hacía mucho que Cartago controlaba las antiguas colonias fenicias de España, que ya había demostrado ser una abundante fuente de plata. Consecuentemente, enviaron a Amílcar Barca en 237 para expandir el territorio cartaginés, cosa que hizo y estableció una base en Gades (Cádiz) y fundó la ciudad de Acra Leuce. Aumentó su ejército con unidades locales y amasó un ejército de 50.000 que contaba con un cuerpo de 100 elefantes. Extrajo tributos en dinero o en personas de las ciudades locales y explotó las minas de plata.

Asdrúbal el Bello tomó el relevo de Amílcar Barca cuando este se ahogó en 229 y añadió otras 10.000 unidades de infantería a su ejército y 8.000 de caballería, mientras que sus elefantes de guerra también se duplicaron a 200. Para entonces Cartago controlaba la mitad de la península ibérica. Después, en 221 entró en escena una nueva cara: Aníbal, el hijo mayor de Amílcar Barca. El padre de Aníbal le había hecho jurar que nunca sería un amigo de Roma, y con la plataforma sólida que tenía de riqueza y armas, no lo defraudaría porque el comandante, que solo tenía 26 años, llegaría a ser el mayor enemigo de Roma.

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The Second Punic War (218 - 201 BCE)
Segunda guerra púnica (218-201 a.C.)
Simeon Netchev (CC BY-NC-ND)

En 226 Asdrúbal había firmado un acuerdo con Roma sobre el imperio en expansión de Cartago que establecía que no cruzarían el río Ebro, pero la ambición de Aníbal, que era el comandante general de España, iba más allá. Fue adentrándose cada vez más y en 219 asedió y conquistó Sagunto (al norte de Valencia), una aliada de Roma desde hacía tiempo. Esta acción contaba con el consentimiento del gobierno cartaginés, pero demostraría ser el colmo para los Romanos que, ahora que habían lidiado con los problemáticos galos al norte y con Iliria, exigieron que entregaran a Aníbal para castigarlo. Cartago se negó y Roma le declaró la guerra en marzo de 218. Y así dio comienzo la segunda guerra púnica.

Aníbal cruza los Alpes: Cannas

Aníbal esperaba que Roma atacase su posición en España y de hecho enviaron un ejército romano allí con 60 quinquerremes a las órdenes de P. Cornelio Escipión mientras otro zarpaba en dirección a Sicilia. Sin embargo, los romanos habían desperdiciado una oportunidad. Aníbal los sorprendió con su decisión de invadir Italia. La primera guerra púnica había demostrado que no se podía derrotar a Roma desde fuera, pero a lo mejor luchando en su propio territorio y provocando revuelta se la podía derrotar desde dentro.

Así que Aníbal dejó a Asdrúbal Barca (hijo de Amílcar Barca) a cargo de la situación en España y cruzó valientemente los Alpes en 15 días. No obstante, la expedición tuvo su coste. El complicado viaje hizo que perdiera una porción importante de su ejército, pero estas pérdidas se debieron más a las luchas contra las tribus galas hostiles y las deserciones que a los elementos. Había partido con 90.000 soldados y 12.000 unidades de caballería, y al llegar tan solo disponía de 20.000 hombres y la mitad de la caballería original. A estos se unieron galos simpatizantes del norte de Italia y los cartagineses siguieron a delante.

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Aníbal afianzó su reputación de invencible cuando ganó la batalla del Ticino cerca de Pavia y luego otra vez en el río Trebia en diciembre de 218. Junto al lago Trasimene consiguió otra victoria en junio de 217, donde murieron 15.000 romanos y 10.000 fueron capturados. Aníbal volvió a soltar a prisioneros italianos, pero lidió con mano dura con los cautivos romanos para recalcar que solo estaba en guerra con estos últimos, y las comunidades locales le dieron la bienvenida.

Carthaginian War Elephants
Elefantes de guerra cartagineses
The Creative Assembly (Copyright)

Tras tres derrotas malas, lo peor estaba por llegar para Roma en agosto de 216 cuando Aníbal, que avanzó al sur de Italia, consiguió una gran victoria contra un ejército mucho mayor (80.000 hombres) en Cannas en Apulia (la actual Puglia) en el extremo de la península italiana. Como era costumbre, el general cartaginés aprovechó el terreno y dispuso 50.000 tropas cerca del río Aufidus; obligó a las ocho legiones del enemigo a hacer lo mismo y así restringió sus posibilidades de maniobra y de utilizar su superioridad numérica. Aníbal también había utilizado sus tácticas acostumbradas de gran movilidad en el campo de batalla y rodeó al enemigo mientras la caballería atacaba la retaguardia. Mientras que el enemigo perdió 50.000 hombres, en el bando cartaginés tan solo perecieron 5.700, la mayoría galos. Aníbal parecía imparable.

El resultado de esta campaña espectacular fue que la mayoría de las ciudades-Estado del sur de Italia se pasaron al bando cartaginés, incluida la segunda ciudad más importante de Italia, Capua. Sin embargo, todas las colonias latinas e Italia central siguieron siendo leales a Roma, lo que supuso que Aníbal tuviera que defender constantemente sus nuevas adquisiciones. El esperado fin de la hegemonía romana y la revuelta gala en masa no se materializaron. Asdrúbal tampoco podía respaldarlo desde España, ni Cartago por mar. Roma estaba furiosa, pero Aníbal estaba solo, y tomó la decisión fatídica de no atacar la propia ciudad. Puede que fuera porque no contaba con el apoyo exterior, pero también porque probablemente nunca tuvo la intención de aniquilar Roma. En vez de eso, realizó las campañas en Italia para obligar a Roma a reconocer el reclamo de Cartago sobre su imperio.

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Al darse cuenta de que se enfrentaban a uno de los comandantes más brillantes de la historia, los romanos cambiaron de táctica y adoptaron una estrategia basada en evitar el enfrentamiento directo con Aníbal y en luchar tan solo con sus aliados. Esta era la estrategia conocida como la «política fabiana» en honor a Fabio Máximo Verrucoso, el dictador de 217 que se labró el sobrenombre de «Cunctator» (el que retrasa). Fabio sabía que, al igual que en Cannas, Aníbal podía ganar los enfrentamientos directos, pero lo podían desgastar bloqueando los suministros por mar y dejándolo atrapado en Italia. Aníbal intentó desesperadamente conquistar una ciudad portuaria, notablemente Neapolis (Nápoles) y Tarento, pero todos los intentos fracasaron, al igual que los repetidos ataques a Nola. Había derrotado varios ejércitos romanos grandes, pero la propia Roma, al igual que en la primera guerra púnica, parecía inmune a las pérdidas.

Resurgimiento de Roma

A pesar de tener un peligroso enemigo a sus puertas, Roma era cuando menos tenaz y rechazó todas las ofertas de un tratado de paz. Uno de los ejércitos romanos fue derrotado en Galia en 216, pero su fortuna empezó a mejorar poco a poco. Cartago redirigió un ejército de 13.500 hombres y cuerpos de elefantes a España en vez de a Aníbal en Italia. También enviaron otro ejército de un tamaño similar en un intento fallido de recuperar Cerdeña para Cartago. Estos fueron dos errores estratégicos que los cartagineses lamentarían. Tanto Siracusa como Tarento se pasaron al bando cartaginés en 214 y 212 a.C. respectivamente, pero Aníbal se estaba quedando sin apoyo en Italia. El general se enfrentaba a un problema, y es que sencillamente no contaba con el personal necesario para mantener el control de todos los territorios recién adquiridos. Allá donde no estaba Aníbal presente, los romanos atacaban.

Hannibal's Major Battles in Italy
Las batallas principales de Aníbal en Italia
Frank Martini (CC BY-SA)

En 212-211, cuando seis legiones romanas asediaron Capua, Aníbal intentó hacer que se retiraran fingiendo avanzar hacia Roma, pero la artimaña no funcionó. La estrategia de Fabio, aunque se vio interrumpida en ocasiones por comandantes fervientes ansiosos de gloria en su año de consulado, estaba funcionando y poco a poco los romanos fueron arrinconando a Aníbal en un área cada vez más pequeña hasta que para 207 a.C. ya solo controlaba Brutia. Puede que Roma temiera una batalla terrestre, pero seguía siendo la señora de los mares, y eso supuso que Aníbal no pudiera reabastecerse. Los días pasaban inexorablemente, y Roma tenía el tiempo de su parte.

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Expansión de la guerra

Mientras tanto, la guerra se estaba expandiendo. En 215 a.C. Roma atacó el sur de España y derrotó a Asdrúbal en la dramática batalla de Ibera. Los romanos recuperaron Sagunto, pero ambos comandantes, P. Cornelio Escipión y Gn. Cornelio Escipión Calvo murieron y sus ejércitos fueron derrotados en el valle del Tader en 211. Su sustitución en España fue el procónsul Publio Cornelio Escipión, cuyos logros posteriores le permitirían añadir «el Africano» a su nombre. Este general de 25 años zarpó de Ostia y no tardó en dejar su huella en la guerra con la captura sorpresa de la principal base cartaginesa de suministros y tesorería en España, Cartago Nova (la actual Cartagena) en 209. Con esto, los íberos abandonaron la causa cartaginesa y Roma consiguió el acceso a las minas de plata del enemigo para estimular los esfuerzos bélicos.

En Sicilia, los cartagineses perdieron un aliado útil: Siracusa. Cartago envió un ejército de 23.000 hombres a la isla en 213, pero no consiguió evitar que en 212 la ciudad cayera en manos de Marco Claudio Marcelo, un veterano de la primera guerra púnica. Después de eso, Roma logró establecer el control firme de la isla para 210. Marcelo envió grandes cantidades de arte griego de vuelta a Roma en una manera novedosa de impresionar a la población con sus logros. Macedonia también se vio inmiscuida en la guerra. Bajo Filipo V, los macedonios demostraron no estar a la altura del general romano Marco Valerio Levino y Macedonia fue expulsada del Adriático y a una guerra con la Liga Etolia en el noroeste de Grecia.

Campaigns of the Second Punic War
Campañas de la segunda guerra púnica
YassineMrabet (GNU FDL)

De vuelta en España, Escipión el Africano estaba consiguiendo aliados locales y derrotó a un ejército cartaginés liderado por Asdrúbal en Baecula en 208. Asdrúbal se escapó a Italia, pero los restos de su ejército fueron derrotados en la batalla del Metauro al año siguiente. Escipión prefirió centrarse en España y consiguió otra victoria, de nuevo contra un oponente más numeroso, en Ilipa en 206. España, que había sido el punto de partida original de la guerra, ya no contaba con ninguna fuerza cartaginesa. Después, Escipión se alió con dos príncipes númidas, Sifax y Masinisa, en preparación de su plan de trasladar la guerra a África. Más adelante Sifax desertaría para unirse a los cartagineses, y en un primer momento el Senado romano estaba en contra de una invasión, pero al final Escipión consiguió el apoyo que necesitaba y estaba listo para atacar los territorios cartagineses desprotegidos de África, igual que Aníbal estaba haciendo en el sur de Italia.

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Al mismo tiempo en Italia, Aníbal todavía aguantaba a pesar de enfrentarse a ejércitos el doble de grandes que sus propias fuerzas. Cartago envió un ejército a Liguria en el norte de Italia en 205. Liderado por Magón, el hermano de Aníbal, el ejército de 14.000 hombres se vio impedido por la imposibilidad de atracar más cerca de las fuerzas de Aníbal a causa del dominio naval de Roma y de que esta controlaba los puertos principales. De manera casi inevitable, Magón no pudo unir fuerzas con Aníbal y su ejército fue derrotado en la Galia Cisalpina en 203. Los escenarios bélicos de España, Sicilia e Italia estaban prácticamente terminados y la atención se puso entonces en África.

Escipión el Africano ataca África

En 205 a.C., tras ser nombrado cónsul, Escipión cruzó el Mediterráneo a Sicilia y reforzó su ejército. Después, en 204 a.C., con una fuerza de unos 30.000 hombres y 440 barcos, cruzó al norte de África en tres días. Escipión derrotó inmediatamente a un contingente de 500 unidades de caballería cartaginesas y después aumentó el número de su propio ejército con la llegada de la caballería númida de Masinisa. Después derrotaron rápidamente otra fuerza de 4.000 unidades de caballería cartaginesas.

Scipio Africanus the Elder
Escipión el Africano el Viejo
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

Cuando Escipión atacó Útica, la ciudad demostró ser más resistente de lo que pensaba y mientras tanto Cartago reunió un ejército a las órdenes de Giscón, hijo de Asdrúbal. Este ejército constaba de 30.000 soldados de infantería y 3.000 de caballería y Giscón recibió refuerzos casi inmediatos del númida Sifax con su ejército de 50.000 de infantería y 10.000 de caballería. Este ejército enorme se movió hacia Útica para levantar el asedio en 203. Sin embargo, los contendientes no se enfrentaron, sino que ambos establecieron campamentos para pasar el invierno. Tras un periodo de unas negociaciones de paz inciertas, que puede que solo se ofrecieran para que Escipión pudiera conseguir información sobre las posiciones enemigas, el general romano dividió su ejército en dos y atacó los campamentos de Sifax y Giscón por la noche. Estas incursiones salieron muy bien y devastaron al enemigo.

Con refuerzos de un ejército liderado por Asdrúbal, los cartagineses y sus aliados númidas consiguieron reunir otro ejército de 30.000 de infantería. Escipión acudió a su encuentro y tras tres días de limitarse a observarse unos a otros, comenzó la batalla. La caballería de Escipión aplastó al enemigo y la infantería africana colapsó. Después, Escipión envió un ejército para instalar a Masinisa en el trono y capturar a Sifax y así se neutralizó la amenaza númida. Además, también conquistó Túnez. Estas derrotas ponían a la propia ciudad de Cartago en peligro y requerían que Aníbal regresara de Italia para defender la patria. Cartago hizo propuestas de paz en 203, puede que como táctica para darle tiempo a Aníbal a regresar, tal y como indica el trato dado a una flota de transporte romana que se salió de curso en 202. En el verano de 202 la guerra volvía a estar en marcha sin lugar a dudas y ambas partes se enfrentarían en una última batalla decisiva. Para Cartago, sería la última carta jugada.

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Zama y la victoria

En octubre de 202, los ejércitos de Aníbal y Escipión se enfrentaron en las llanuras del oeste de Túnez cerca de Naraggara. Ambos comandantes se encontraron en persona en una conferencia en la que puede que Aníbal pidiera un acuerdo de paz, pero Escipión probablemente tenía ganas de zanjar esta guerra prolongada con una batalla emblemática y conseguir el triunfo de vuelta en Roma. Esta se conocería como la batalla de Zama porque esta ciudad estaba en el camino de Aníbal hacia el campo de batalla. Escipión se presentó con 30.000 soldados de infantería y 5.500 de caballería, entre los que se contaban los 6.000 de infantería y 4.000 de caballería de Masinisa. La mezcla de Aníbal de veteranos de Italia y reclutas nuevos alcanzaba unos 45.000 hombres e incluía 2.000 soldados de caballería númidas de su aliado Tiqueo.

Las tropas de Aníbal lucharon bien, especialmente los veteranos posicionados en la última línea de tres, pero Escipión lidió con los 80 elefantes cartagineses con facilidad al colocar a sus legionarios de manera que crearan canales que les permitiesen a los animales pasar entre ellos al cargar. Después, los obligaron a darse la vuelta en dirección a los cartagineses, donde causaron estragos. Luego, la caballería romana y númida golpeó a las fuerzas de Aníbal por la retaguardia y con eso lograron la victoria. 20.000 cartagineses perdieron la vida mientras que Roma sufrió menos de 5.000 bajas.

Roman Beach Attack
Ataque romano en una playa
The Creative Assembly (Copyright)

La segunda guerra púnica había terminado en derrota para los cartagineses, y Aníbal pidió los términos de paz. Roma insistió en que Cartago renunciara a toda su flota (a excepción de 10 míseros barcos) y a todos sus elefantes y que devolviera todos los prisioneros romanos. Además, Cartago no podría ir a la guerra sin permiso de Roma, tenía que reconocer los territorios del nuevo rey númida Masinisa y pagar indemnizaciones a Roma por el inmenso valor de 10.000 talentos a lo largo de la siguiente mitad de siglo. Los romanos también tomaron posesión del sur de España.

Al principio de la guerra, ambas partes estaban más o menos igualadas en cuanto a fuerzas en tierra. Roma tenía una marina muy superior, pero Cartago contaba con Aníbal, el mejor comandante. Pero de nuevo los recursos aparentemente inagotables de Roma en cuestión de hombres, barcos y dinero, combinados con su habilidad en el campo de batalla y su dominio de los mares, garantizaron que Roma pudiese reponer las pérdidas más fácilmente que Cartago. Y en la batalla final de Zama Escipión demostró lo que se podía lograr adaptando las tácticas estándar para derrotar a enemigos específicos. Esa sería una lección que aprendería bien y que utilizaría una y otra vez el ejército romano que desde entonces tendría mucha práctica a la hora de luchar en escenarios múltiples a la vez. Una vez derrotado su mayor enemigo, Roma se convirtió en la señora indiscutible del Mediterráneo, título que ostentaría durante siglos.

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Sobre el traductor

Rosa Baranda
Traductora de inglés y francés a español. Muy interesada en la historia, especialmente en la antigua Grecia y Egipto. Actualmente trabaja escribiendo subtítulos para clases en línea y traduciendo textos de historia y filosofía, entre otras cosas.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor a tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2016, mayo 29). Segunda guerra púnica [Second Punic War]. (R. Baranda, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-654/segunda-guerra-punica/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Segunda guerra púnica." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. Última modificación mayo 29, 2016. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-654/segunda-guerra-punica/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Segunda guerra púnica." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 29 may 2016, https://www.worldhistory.org/Second_Punic_War/. Web. 11 jun 2025.

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