Ares era el dios griego de la guerra. Quizás fue el menos popular de todos los dioses del Olimpo debido a su temperamento explosivo, su agresividad y su insaciable sed de conflicto. Ares es famoso por haber seducido a Afrodita, haber luchado sin éxito con Hércules y haber enfurecido a Poseidón matando a su hijo Halirrotio.
Al ser uno de los dioses olímpicos más humanos, fue un tema recurrente en el arte griego. El dios se volvió incluso más popular en la época romana, cuando adoptó un aspecto mucho más serio como Marte, el dios romano de la guerra.
Las relaciones familiares de Ares
Ares era hijo de Zeus y Hera, y sus hermanas eran Hebe e Ilitía. A pesar de ser un dios, los griegos consideraban que provenía de Tracia, quizás en un intento de asociarlo con lo que consideraban pueblos extranjeros amantes de la guerra, totalmente diferentes a ellos. Ares tuvo varios hijos con diferentes parejas, varios de los cuales tuvieron la mala suerte de enfrentarse a Hércules cuando realizó sus célebres doce trabajos. La hija de Ares, Hipólita, reina de las Amazonas, perdió su cinturón a manos de Hércules; Euritión, su otro hijo, perdió su ganado; y el héroe griego le robó los caballos a Diomedes. También se pensaba que las valientes pero belicosas Amazonas eran descendientes de Ares.
En los mitos griegos, Ares destacaba por su belleza y su valor, cualidades que sin duda le ayudaron a ganarse el afecto de la diosa griega Afrodita —aunque esta estuviera casada con Hefesto— con la que tuvo una hija, Harmonía, y el dios del amor y el deseo Eros. Hefesto consiguió atrapar infraganti a los amantes en una cama diseñada ingeniosamente para ese objetivo, siendo la historia contada con cierto detalle en el Libro 8 de la Odisea de Homero. Una vez atrapados, el castigo por la imprudencia de Ares fue el destierro temporal del Olimpo.
Descrito por Hesíodo en su Teogonía como «Ares perforador de escudos» y «Ares saqueador de ciudades», el dios representaba el lado más brutal y sangriento de la batalla, en contraste con Atenea, que representaba los elementos más estratégicos de la guerra. En las historias de la mitología griega, Ares solía aparecer en compañía de sus otros hijos con Afrodita: Fobos (Miedo) y Deimos (Terror), con su hermana Eris (Conflicto), y con su auriga Enío.
La batalla de Ares contra Hércules
El mito más popular en el que aparece Ares es su lucha con Hércules. El hijo de Ares, Cicno, se hizo famoso por asaltar a los peregrinos que se dirigían al oráculo de Delfos, por lo que se ganó el disgusto de Apolo, que envió a Hércules para que se ocupara de él. Hércules mató a Cicno, por lo que Ares furioso se enfrentó al héroe en una pelea. Sin embargo, Hércules fue protegido por Atenea e incluso consiguió herir a Ares. Otro mito y episodio vergonzoso para Ares fue su captura por los gemelos gigantes Efialtes y Oto cuando asaltaron el monte Olimpo. Encarcelaron al dios en una jarra (o caldero) de bronce durante un año y sólo fue liberado gracias a la intervención de Hermes.
La guerra de Troya
En la versión de Homero de la Guerra de Troya en la Ilíada, Ares apoya a los troyanos, a veces incluso dirigiéndolos en la batalla junto con Héctor. La Ilíada muestra a Ares en una versión poco positiva, como un miembro bastante impopular del panteón griego. Se le describe como «el odioso Ares», «el asesino de hombres», «el masoquista de la guerra» y «la maldición de los hombres». La visión que presentó Homero de Ares, al igual que los relatos mitológicos anteriores, demuestra a menudo su debilidad en comparación con los demás dioses. Ares es derrotado con contundencia por Atenea, que, apoyando a los aqueos, lo noquea con una gran roca. También sale mal parado contra el héroe aqueo Diomedes, que incluso consigue herir al dios con su lanza, aunque, por supuesto, solo con la ayuda de Atenea. Homero describe el grito de Ares herido como el de 10,000 hombres. Huyendo de vuelta al Olimpo, Zeus ignora los quejidos de Ares pero ordena a Peeón que cure su herida.
Atenas y el culto a Ares
Ares volvió a alterar la armonía del Olimpo cuando fue acusado de matar al hijo de Poseidón, Halirrotio, cerca de un arroyo bajo la acrópolis ateniense. Se convocó un tribunal especial —el Areópago— en una colina cercana al arroyo, para escuchar el caso. Ares fue absuelto al descubrirse que Halirrotio había violado a la hija de Ares, Alcipe. A partir de entonces, en Atenas, el Areópago se convirtió en el lugar de juicio donde se trataban los casos de asesinato e impiedad.
Tal vez no sea sorprendente que Ares fuera muy estimado en Esparta, teniendo en cuenta la fuerte cultura militarista de la ciudad. El culto a Ares no era común, pero había lugares cultuales con templos dedicados al dios en Creta (se le menciona en Tablillas Lineal B de Cnosos) y en Argos, Atenas, Eritrea, Gerontras, Megalópolis, Tegea, Terapne y Trecén. También se le rindió culto en Tracia y fue popular entre los cólquidas del Mar Negro.
¿Cómo se representa a Ares en el arte?
En el Arte Griego Antiguo, Arcaico y Clásico, Ares se representa a menudo con una armadura completa y un casco, portando un escudo y una lanza. En este sentido, puede que no se diferencie de cualquier otro guerrero armado. A veces, la deidad griega aparece montada en su carro tirado por caballos que respiran fuego. El mito de la batalla de Ares con Hércules fue un tema recurrente para los jarrones áticos del siglo VI a.C.
En épocas posteriores, el dios romano Marte recibió muchos de los atributos de Ares, aunque, como era típico de la visión romana de los dioses, tenía menos cualidades humanas. En la mitología romana, Marte fue también el padre de Rómulo y Remo (producto de la violación de la Virgen Vestal Rea Silvia), quienes fueron los legendarios fundadores de Roma, y, por tanto, la ciudad alcanzó un estatus sagrado. Al igual que Atenea para Atenas, Marte era también el dios patrón de la capital romana y el mes martius (marzo) llevaba ese nombre en su honor.