Las siete maravillas del mundo antiguo eran siete estructuras impresionantes célebremente citadas por escritores de la Antigüedad como Filón de Bizancio, Antípatro de Sidón, Diodoro Sículo, Heródoto, Estrabón y Calímaco de Cirene, entre otros. El historiador medieval Beda, así como otros escritores medievales, también crearon sus propias listas. La lista estándar de las siete maravillas de la Antigüedad consta de:
- La Gran Pirámide de Guiza, Egipto
- Los Jardines Colgantes de Babilonia
- La Estatua de Zeus en Olimpia, Grecia
- El Templo de Artemisa en Éfeso
- El Mausoleo de Halicarnaso
- El Coloso de Rodas
- El Faro de Alejandría, Egipto
Las siete maravillas fueron definidas por primera vez como themata para turistas helénicos (término griego para "cosas que ver" que, hoy en día consideraríamos como "los imprescindibles") por Filón de Bizancio (siglo III a.C.) en el año 225 a.C., en su obra Las siete maravillas. Filón y Antípatro de Sidón (siglo II a.C.) incluyen las murallas de Babilonia en la lista en vez del Faro de Alejandría, mientras que Diodóro Sículo (siglo I a.C.) incluye las siete anteriores en su Bibliotheca historica. Todas estas maravillas no existieron a la vez más de 60 años y, de las siete mencionadas anteriormente, tan solo la Gran Pirámide de Egipto sigue en pie hoy en día.
No hay una lista "auténtica" estándar y acordada de las siete maravillas de la Antigüedad. Se en tiende que Filón se basó en fuentes anteriores para componer su lista, y puede que se sirviera, o no, de su propia experiencia. Filón era ingeniero y trabajaba en la Biblioteca de Alejandría, donde escribió su obra Las siete maravillas, que fue tan popular que se llevó a Bizancio (o una copia), donde se copió y distribuyó a otros centros intelectuales urbanos y explica cómo sobrevivió hasta la época de Beda (en torno a 673-735 d.C.), para cuando todas las maravillas de la lista hacía tiempo que habían desaparecido, excepto por la Gran Pirámide. En cuanto al origen de la lista aceptada de las siete maravillas, los expertos John y Elizabeth Romer escriben:
Al igual que con muchas otras imágenes e ideas populares, el origen preciso de esta lista llamada Siete maravillas de la Antigüedad se ha perdido. Las referencias a estas siete maravillas abundan en los escritos clásicos, pero la autoría de estos textos a menudo es ambigua, las fechas no están claras y no sirven más que para reforzar la impresión de que las Siete maravillas eran tan conocidas, y puede que tan poco recitadas, como lo son hoy en día. Los indicios escritos datados con seguridad muestran que la primera versión moderna completa de la lista de hecho apareció hace menos de cuatro siglos, en Italia en 1608, e incluso después de esa fecha las maravillas de la lista no se fijaron hasta la llegada de la imprenta de masas y la educación popular del siglo pasado. (ix-x)
La lista de Beda no sigue el estándar sino que incluye otras, tales como el Capitolio de Roma y el teatro de Heraclea. Ni siquiera los escritores de la Antigüedad están de acuerdo en qué maravillas deberían figurar en la lista, pero no parece que ninguno negase la magnificencia de las siete estándares reconocidas hoy en día, todas ellas erigidas en lugares en torno al Mediterráneo entre alrededor de 2560 y 280 a.C.
Gran Pirámide de Guiza
La Gran Pirámide de Guiza se construyó entre los años 2589 y 2566 a.C. durante el reinado del faraón egipcio Khufu (conocido en griego como "Cheops") y fue la estructura artificial más alta del mundo durante casi 4.000 años. Se cree que fue terminada durante el reinado de su sucesor, Khafre, en torno a 2560 a.C., con una altura de 146 metros (479 pies) y una base de 230 metros (754 pies) en la que se usaron más de dos millones de bloques de piedra. Las excavaciones del interior de la pirámide comenzaron seriamente a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX d.C., por lo que las complejidades del interior que tanto intrigan a la gente actual eran desconocidas para los escritores antiguos. Era la estructura en sí, con su simetría perfecta y su altura imponente lo que impresionaba a los visitantes en la Antigüedad. En la época en la que escribió Diodoro, puede que la pirámide todavía estuviera recubierta, al menos en parte, de la caliza blanca que la hacía resplandecer en kilómetros a la redonda.
Jardines Colgantes de Babilonia
Los Jardines Colgantes de Babilonia, si existieron como se han descrito, fueron construidos por Nabucodonosor II entre los años 605 y 562 a.C. como un regalo para su esposa. El escritor antiguo Diodoro Sículo los describe como terrazas superpuestas de regado automático, de flora y fauna exótica que alcanzaban una altura de más de 23 metros (75 pies). Diodoro escribió que la esposa de Nabucodonosor, Amitis de Media, extrañaba las montañas y la flora de su tierra natal así que el rey ordenó crear una montaña para ella en Babilonia.
La controversia de si existieron realmente los jardines o no surge del hecho de que nunca se mencionan en la historia de Babilonia, y de que Heródoto (en torno a 484-425/413 a.C.) no los menciona en su descripción de Babilonia. De todos modos, hay muchos otros hechos, figuras, y lugares antiguos que Heródoto no menciona, y hay ciertas dudas sobre si realmente visitó Babilonia o no. Tanto Diodoro, como Filón y el historiador Estrabón afirman que los jardines existieron, pero puede ser que confudieran Babilonia con Nínive, que era famosa por sus jardines y sus parques. Si realmente existieron, se dice que fueron destruidos por un terremoto en algún momento después del siglo I d.C.
Estatua de Zeus en Olimpia
La Estatua de Zeus en Olimpia fue creada por el gran escultor griego Fidias, conocido como el mejor escultor del mundo antiguo en el siglo V a.C., que también contribuyó en el Partenón de Atenas con la estatua de Atenea ubicada dentro del templo. La estatua mostraba al dios Zeus sentado en su trono; su piel era de marfil y su vestimenta de oro batido, y medía 12 m (40 pies) de alto, diseñada para llenar de asombro a los devotos que llegaban al templo de Zeus en Olimpia. El escritor de viajes e historiador Pausanias (110-180 d.C.) describe la estatua a la que normalmente se referían como "el dios":
El dios, hecho de oro y marfil, está sentado en un trono. Una guirnalda adorna su cabeza como de brotes de olivo. En la mano derecha lleva una [figura de la] Victoria, también de oro y marfil, y esta figura sujeta un lazo y tiene una corona en la cabeza. En la mano izquerda el dios tiene un cetro decorado con toda clase de metales preciosos. El ave que se posa en el cetro es un águila. Las sandalias del dios también son de oro, así como sus vestiduras. Bordadas en la túnica hay figuras de animales y lirios blancos. La corona está decorada con su propio oro y joyas, adornada con su propio ébano y marfil.
(Descripción de Grecia, Libro 5: I.xi, 1-2/Romer, 1)
Siempre se habla de la estatua del Zeus olímpico como imponente. Sin embargo, no todos se asombraban con esta increíble obra. El geógrafo e historiador Estrabón (en torno a 64 a.C. a 24 d.C.) escribe:
La más grande de estas [estatuas] era la imagen de Zeus, creada por Fidias, hijo de Cármides, un ateniense, de marfil y tan grande que, aunque el templo en sí era muy grande, el escultor parece no haber apreciado las proporciones correctas. Ha mostrado a Zeus sentado, pero con la cabeza casi tocando el techo, por lo que tenemos la impresión de que si Zeus se pusiera de pie le sacaría el techo al templo. (Geografía, 8.3.30)
El Templo en Olimpia quedó abandonado tras la expansión del cristianismo y la prohibición de los Juegos Olímpicos como ritos paganos. La estatua se llevó a Constantinopla donde quedaría destruida más tarde, alrededor de los siglos V o VI d.C., por un terremoto o un incendio.
Templo de Artemisa en Éfeso
El Templo de Artemisa en Éfeso, una colonia griega en Asia Menor, tardó más de 120 años en construirse y solo una noche en ser destruido. Terminado en el año 550 a.C., el templo medía unos 129 metros (425 pies) de largo, casi 69 metros (225 pies) de ancho, y estaba sostenido por 127 columnas de alrededor de 18 metros (60 pies) de alto. Financiado por el rico rey Creso de Lidia, que nunca escatimaba en gastos (según Heródoto, entre otros), el templo dedicado a la diosa griega Artemisa era tan magnífico que todas sus descripciones mostraban el mismo tono de asombro y todas concuerdan con que era una de las estructuras más increíbles jamás creadas por el hombre.
El 21 de julio de 356 a.C. un hombre llamado Heróstrato le prendió fuego con el propósito, según dijo, de lograr la fama eterna al queda asociado para siempre con la destrucción de algo tan hermoso. Los efesios declararon que su nombre nunca se debería poner por escrito ni recordar, pero Estrabón lo anotó como un dato interesante de la historia del templo. En la misma noche en que el templo se quemó, nació Alejandro Magno que más tarde se ofrecería a reconstruir el templo en ruinas, pero los Efesios rechazaron su generosidad. Fue reconstruido en una escala mucho menor tras la muerte de Alejando, pero fue destruido durante la invasión goda. Reconstruido de nuevo, fue finalmente destruido en su totalidad por una muchedumbre cristiana liderada por San Juan Crisóstomo en el año 401 d.C.
Mausoleo de Halicarnaso
El Mausoleo de Halicarnaso fue la tumba del sátrapa persa Mausolo, construida en el año 351 a.C. Mausolo eligió Halicarnaso (Bodrum en la actual Turquía) como su capital, y junto con su amada esposa Artemisia se esforzaron mucho por crear una ciudad cuya belleza fuera inigualable en el mundo. Mausolo murió en 353 a.C., y Artemisia quiso crear un lugar de descanso final digno de tan magnífico rey. Artemisia murió dos años después que Mausolo y sus cenizas fueron enterradas junto a las de él en el mausoleo. Plinio el Viejo (23-79 d.C.) escribió que los artesanos continuaron trabajando en la estructura después de su muerte, como un tributo a su patrona y también porque sabían que el trabajo les traería fama por muchos años.
La tumba medía 41 metros (135 pies) de alto y estaba adornada con finas esculturas. Fue destruida por una serie de terremotos y quedó en ruinas durante cientos de años, hasta que en 1494 d.C. fue completamente desmantelada y utilizada por los caballeros de San Juan de Malta para construir su castillo en Bodrum, donde todavía se pueden ver los bloques de piedra antiguos. Es de la tumba de Mausolo de donde proviene la palabra "mausoleo".
Coloso de Rodas
El Coloso de Rodas fue un estatua del dios Helios, patrón de la isla de Rodas, construida entre los años 292 y 280 a.C. Medía más de 33 metros (110 pies) de alto, dominaba el ajetreado puerto de Rodas y, a pesar de elaboradas descripciones que indican lo contrario, no tenía un pie cada lado del puerto, sino que se erigía con las piernas juntas sobre un pedestal, de forma parecida a la Estatua de la Libertad de Nueva York, en Estados Unidos, que está modelada sobre el Coloso,
Se encargó construir la estatua después de que la ciudad derrotara al ejército invasor de Demetrio en 304 a.C. Demetrio dejó tras de sí mucho de su equipo de asedio y armamento, que la gente de Rodas vendió por 300 talentos (alrededor de 360 millones de dólares), dinero que utilizaron para construir el Coloso. La estatua se mantuvo en pie por apenas 56 años antes de quedar destruida por un terremoto en 226 a.C. Sus impresionantes ruinas se mantuvieron donde cayeron durante más de 800 años, según Estrabón, y siguieron siendo una atracción turística. Plinio el Viejo dijo que los dedos del Coloso eran más grandes que la mayoría de las estatuas de su época. Según el historiador Teófanes, las ruinas de bronce acabaron vendiéndose hacia el año 654 a "un mercader judío de Edesa" que se las llevó en 900 camellos para fundirlas.
Faro de Alejandría
El Faro de Alejandría, construido en la isla de Faro, medía cerca de 134 metros (440 pies) de alto y fue encargado por Ptolomeo I Sóter. La construcción se terminó hacia el año 280 a.C. bajo el reinado de Ptolomeo II Filadelfo. El faro era la tercera estructura artificial más alta del mundo. por detrás de las las pirámides, y su luz (un espejo que reflejaba los rayos del sol durante el día y una fogata en la noche) podía verse hasta 56 kilómetros (35 millas) mar adentro. La estructura se se alzaba sobre una base cuadrada, pasando por una sección media octagonal, hasta llegar a una cima circular, y quienes lo vieron en todo su esplendor afirmaron que no había palabras para describir su belleza. El faro sufrió graves daños a causa de los terremotos en 956, en 1303 y en 1323 y para 1480 había desaparecido. El fuerte egipcio Quaitbey del siglo XV se alza ahora en el emplazamiento del faro, construido con algunas de las piedras de las ruinas de este.
Conclusión
Las siete maravillas del mundo antiguo no eran, de ninguna manera, una lista completa y universalmente reconocida de las estructuras más impresionantes de la época. Más bien, la lista era como un panfleto turístico moderno que informaba a los viajeros de lo que podían ver en sus viajes. Las obras maestras mencionadas son las maravillas antiguas tradicionalmente aceptadas, tal y como las enumeró por primera vez Diodoro Sículo, pero tanto Filón de Bizancio y Antípatro de Sidón obviaron el Faro de Alejandría, y hubo muchos escritores que no estaban de acuerdo en lo que constituía una "maravilla" y lo que no era más que un lugar de interés. Heródoto, por ejemplo, cita el laberinto egipcio de Hawara como un lugar mucho más impresionante incluso que las pirámides de Guiza:
Lo visité personalmente y sobrepasa cualquier descripción. Si alguien pusiera juntos todos los fuertes y los monumentos públicos de los griegos, resultaría obvio que se destinó menos dinero y trabajo a todos ellos que a este laberinto, y lo digo a pesar de que los templos de Éfeso y Samos son estructuras impresionantes. Las pirámides, por supuesto, son indescriptibles y cada una de ellas equivale a varios edificios griegos importantes, pero el laberinto supera incluso a las pirámides.
(Historias, II.148)
Reconstructions of the Seven Wonders of the Ancient World
Tampoco todos estaba de acuerdo en cuál de las maravillas arquitectónicas era la más asombrosa, como demuestra este pasaje de Antípatro en el que elogia el Templo de Artemisa:
He observado las paredes de la impenetrable Babilonia por las que pueden correr las cuadrigas, y el Zeus en las orillas del Alfeo; he visto los jardines colgantes, y el Coloso de Helios, las grandes montañas hechas por el hombre de las elevadas pirámides, y la enorme tumba de Mausolo; pero cuando vi el hogar sagrado de Artemisa, que alcanza las nubes, las demás quedaron en las sombras, por que el mismo sol nunca ha visto algo igual fuera del Olimpo.
(Antología griega, IX.58)
Como ya se ha dicho, Antípatro también reemplazó el Faro por las murallas de Babilonia, y Calímaco de Cirene (en torno a 310 a alrededor de 240 a.C.), entre otros, citó la Puerta de Istar de la antigua ciudad de Babilonia. Sin embargo, es la lista de Diodoro Sículo la que se acepta hoy en día como la definición oficial de las siete maravillas del mundo antiguo. Aunque los diferentes escritores eligieron lugares diferentes para celebrarlos como "maravillas", todas las listas y los comentarios concuerdan en que, en algún tiempo, el ser humano erigió estructuras que era dignas del trabajo de los dioses y que, una vez vistas, no se podrían olvidar jamás.