La Gran Pirámide de Guiza es el símbolo definitivo de Egipto, además de la última de las Siete Maravillas del Mundo. Se encuentra en la meseta de Guiza cerca de la moderna ciudad de El Cairo y fue construida a lo largo de 20 años durante el reinado del rey Kufu de la Dinastía IV (2589-2566 a.C., también conocido como Keops).
Hasta la construcción de la torre Eiffel en París, Francia, en 1889, la Gran Pirámide fue la estructura artificial más alta del mundo, un récord que mantuvo durante más de 3.000 años y que no parecía que nada fuera a romper. Otros estudiosos han señalado la torre de la catedral de Lincoln, en Inglaterra, construida en 1300, como la estructura que acabó por sobrepasar en altura a la Gran Pirámide, pero aun así el monumento egipcio ostentó el título durante un tiempo impresionante.
La pirámide se alza hasta una altura de 146 metros (479 pies), con una base de 230 metros (754 pies) y cuenta con más de dos millones de bloques de piedra. Algunos de estos bloques tienen tal tamaño y peso (tales como las losas de granito de la Cámara del rey) que incluso según los estándares modernos parece imposible colocarlos de la manera tan precisa en como están colocados.
La pirámide se excavó por primera vez con técnicas modernas y análisis científicos en 1880 a manos de Sir William Matthew Flinders Petrie (1853-1942), el arqueólogo británico que estableció las bases de las operaciones arqueológicas en Egipto en general y en Guiza específicamente. En sus escritos sobre la pirámide de 1883, Flinders Petrie dice:
La Gran Pirámide se ha convertido en una especie de frase hecha para hablar de paradojas; y, al igual que la luz a las polillas, atrae todo tipo de teorías. (1)
Aunque persisten muchas teorías sobre el propósito de la pirámide, la explicación más aceptada es que se construyó como la tumba del rey. Sin embargo, su construcción exacta sigue siendo un misterio hoy en día. La teoría de las rampas por la parte exterior de la estructura para colocar los bloques en su sitio se sigue discutiendo entre los historiadores. Abundan las teorías "New Age", que intentan explicar la avanzada tecnología necesaria para crear tal estructura y citan extraterrestres y sus imaginadas visitas frecuentes al Egipto de la antigüedad.
Estas teorías siguen surgiendo a pesar de que cada vez hay más pruebas que demuestran que la pirámide fue construida por los antiguos egipcios usando unos medios tecnológicos que, probablemente, eran tan comunes que no creyeron que hiciera falta ponerlos por escrito. Aun así, la complejidad de los pasadizos interiores, las cámaras (la Cámara del rey, la Cámara de la reina, y la Gran galería), así como el Pozo de Osiris cercano, junto con el misterio de cómo se construyó la pirámide y su orientación hacia los puntos cardinales predispone a que surjan estas teorías.
Otra teoría que perdura acerca de la construcción del monumento es que fue llevada a cabo por esclavos. Al contrario de lo que suele pensar la gente de que los monumentos egipcios en general, y la Gran Pirámide en particular, fueron construidos por esclavos hebreos, las pirámides de Guiza y todos los demás templos y monumentos del país fueron construidos por egipcios contratados por sus habilidades y que recibieron un pago por su trabajo. No hay ningún tipo de prueba, de ninguna época de la historia de Egipto, que respalde los eventos narrados en el libro del Éxodo.
En 1979 los egiptólogos Lehner y Hawass descubrieron los alojamientos de los trabajadores en Guiza y los documentaron plenamente, pero, incluso antes de descubrir estas pruebas, los registros del antiguo Egipto demostraban que los obreros, egipcios, habían recibido pagos por obras públicas, mientras que en ningún sitio hablan de trabajos forzados de la población esclava de ningún grupo étnico en particular. Los egipcios de todo el país trabajaron en el monumento, por variedad de razones, para construir un hogar eterno para su rey que duraría toda la eternidad.
Las pirámides y la meseta de Guiza
Hacia finales del Periodo arcaico (en torno a 3150 hasta en torno a 2613 a.C.) el visir Imhotep (en torno a 2667-2600 a.C.) desarrolló una manera de crear una tumba elaborada, distinta a todas las demás, para su rey, Djoser. Antes del reinado de Djoser (en torno a 2670 a.C.), las tumbas se construían con barro en forma de humildes túmulos llamados mastabas. Imhotep concibió un plan, radical para la época, no solo para construir una mastaba de piedra sino de apilar estas estructuras una encima de otra a escalones para crear un enorme monumento duradero. Su visión llevó a la creación de la Pirámide escalonada de Djoser en Saqqara, que todavía existe: la pirámide más antigua del mundo.
Sin embargo, la Pirámide escalonada no era una "pirámide verdadera" y durante el periodo del Imperio antiguo (en torno a 2613-2181 a.C.) el rey Sneferu (que reinó de 2613 a 2589 a.C.) quiso mejorar los planes de Imhotep y crear un monumento aún más impresionante. Su primer intento, la Pirámide colapsada de Meidum, fracasó porque se alejó demasiado del diseño de Imhotep. Sin embargo, Sneferu aprendió de su error y se propuso construir otra, la Pirámide acodada, que también fracasó debido a errores de cálculo en el ángulo de la base a la cima. Impertérrito, Sneferu se sirvió de lo aprendido con esta experiencia para construir la Pirámide roja, la primera verdadera pirámide construida en Egipto.
Construir una pirámide requiere una cantidad enorme de recursos, además de la manutención de una amplia gama de todo tipo de obreros especializados o no. Los reyes de la Dinastía IV, a menudo llamados "constructores de pirámides", tuvieron a su disposición tales recursos gracias a la estabilidad del gobierno y a la riqueza que lograron adquirir mediante el comercio. Un gobierno central fuerte, así como un excedente de riqueza, eran condiciones básicas para poder construir pirámides y, a la muerte de Sneferu, estos recursos pasaron a manos de su hijo, Kufu.
Parece ser que Kufu empezó a trabajar en la construcción de su enorme tumba poco después de ascender al poder. Los gobernantes del Imperio antiguo gobernaban desde la ciudad de Menfis, y la cercana necrópolis de Saqqara ya estaba bajo el dominio del complejo piramidal de Djoser, mientras que otros lugares, tales como Dashur, habían sido utilizados por Sneferu. Sin embargo, había otra necrópolis también cercana más antigua, Guiza. La madre de Kufu, Hetepheres I (en torno a 2566 a.C.), estaba enterrada allí y no había ningún otro gran monumento que pudiera robarle la atención. Así que Kufu eligió Guiza para construir su pirámide.
La construcción de la pirámide
El primer paso para construir la pirámide, una vez elegido el mejor emplazamiento, era organizar la plantilla y asignar los recursos, tarea que correspondía al segundo hombre más poderoso de Egipto, el visir. El visir de Kufu era Hemiunu, su sobrino, a quien se atribuye el diseño y la construcción de la Gran Pirámide. El padre de Heiumu, Nefermaat (el hermano de Kufu) había sido el visir de Sneferu en sus proyectos piramidales, así que es probable que aprendiera mucho sobre su construcción gracias a esa experiencia.
El visir era el arquitecto definitivo de cualquier proyecto de construcción, y tenía que delegar la responsabilidad en cuanto a materiales, transporte, mano de obra, pagos y cualquier otro aspecto del trabajo. Las facturas escritas, las cartas, las citas en diarios, los informes oficiales de y para palacio dejan claro que se completó un gran proyecto de construcción en Guiza durante el reinado de Kufu, pero ni uno solo de estos documentos sugiere exactamente cómo se creó la pirámide. La habilidad tecnológica que desprende la creación de la Gran Pirámide sigue dejando estupefactos a los expertos y otros admiradores. Los egiptólogos Bob Grier y Hoyt Hobbs comentan:
Debido a su inmenso tamaño, la construcción de las pirámides suponía problemas especiales tanto de organización como de ingeniería. Construir la Gran pirámide para el faraón Kufu, por ejemplo, suponía colocar más de dos millones de bloques de dos a más de sesenta toneladas para formar una estructura que abarcaba dos campos de fútbol y se alzaba en una pirámide perfecta 146 metros hacia el cielo. Para construir algo así hacía falta una cantidad ingente de obreros que, a su vez, traían sus propios problemas logísticos a la hora de alimentarlos, organizarlos y darles una casa. No solo había que extraer millones de bloques de piedra pesados de una cantera y elevarlos a gran altura, sino que también había que colocarlos con precisión para lograr la forma deseada. (217)
Es precisamente la habilidad y la tecnología necesarias para "crear la forma deseada" lo que presenta un problema para cualquiera que quiera entender cómo se construyó la pirámide. Las teorías modernas siguen volviendo al concepto de rampas que se construían alrededor de la base de la pirámide y se iban haciendo más altas a medida que la estructura iba ascendiendo. Esta teoría de las rampas, todavía discutida hoy en día, dice que una vez que la base era firme habría sido fácil elevar las rampas alrededor de la estructura a medida que se iba construyendo para que sirvieran de medio para transportar y colocar las toneladas de piedra según el orden preciso.
Aparte de los problemas de la falta de madera en Egipto para crear abundantes rampas de este tipo, los ángulos sobre los que habrían tenido que mover las piedras hacia arriba y la imposibilidad de colocar los pesados bloques de piedra y las losas de granito en su sitio sin una grúa (que los egipcios no tenían), el problema más serio es la impracticabilidad total de la teoría de las rampas. Brier y Hobbs lo explican:
Es un problema de física. Cuanto más agudo sea el ángulo de un plano inclinado, más esfuerzo hará falta para mover un objeto hacia arriba. Entonces, para que un número relativamente reducido de personas, unos diez, pudiera arrastrar una carga de dos toneladas por una rampa, el ángulo no podría haber sido de más del 8 %. La geometría nos dice que, para alcanzar una altura de 146 metros, un plano con una inclinación del 8 % tendría que empezar a casi 1500 metros del objetivo. Se ha calculado que para construir una rampa de 1600 metros que se alzara hasta la altura que necesitaba la pirámide, habría hecho falta la misma cantidad de material que como para construir la propia pirámide, es decir, que los obreros tendrían que haber construido el equivalente a dos pirámides en veinte años. (221)
El arquitecto francés Jean-Pierre Houdin propuso una variante de la teoría de la rampa que dice que se usaron rampas, pero en el interior de la pirámide. Houdin cree que puede que usaran rampas en la parte exterior en las primeras etapas de la construcción, pero a medida que la pirámide fue ascendiendo, el trabajo se fue haciendo internamente. Las piedras labradas se introducían por la entrada y se iban subiendo por las rampas hasta colocarlas en posición. Houdin afirma que esto explicaría los túneles que hay dentro de la pirámide. Sin embargo, esta teoría no tiene en cuenta el peso de los bloques o el número de obreros que harían falta en la rampa para ir subiéndolos y colocándolos dentro de la pirámide.
Ninguna de las dos versiones de la teoría de las rampas logra explicar cómo se construyó la pirámide, mientras que encontramos una posibilidad mucho más satisfactoria bajo el monumento: el alto nivel freático de la meseta de Guiza. El ingeniero Robert Carson dice en su obra The Great Pyramid: The Inside Story (La Gra Pirámide: la historia secreta) sugiere que la pirámide se construyó usando potencia hidráulica. Carson también sugiere el uso de rampas, pero de una manera mucho más sofisticada: las rampas interiores estaban ayudadas por potencia hidráulica desde abajo y grúas desde arriba.
Aunque los egipcios no conocían la grúa tal y como la entendemos hoy en día, tenían el shaduf, un palo largo con un cubo y una cuerda en un extremo y un contrapeso en el otro, que normalmente se usaba para sacar agua de un pozo. La potencia hidráulica desde abajo, combinada con grúas desde arriba podría haber movido las piedras por el interior de la pirámide, y esto también podría explicar los huecos y espacios que se encuentran en el monumento y que ninguna otra teoría alcanza a explicar plenamente.
Está muy claro que el nivel freático en Guiza todavía es bastante elevado en la actualidad, y en el pasado era aún más alto. El egiptólogo Zahi Hawass, en sus escritos sobre la excavación del Pozo de Osiris cerca de la Gran Pirámide en 1999, señala que "la excavación demostró ser muy complicada principalmente por lo peligroso que era el trabajo dado el alto nivel freático" (381). En ese mismo artículo, Hawass también señala que en 1945 los guías de Guiza nadaban a menudo en las aguas de esta cámara subterránea y que "la elevación del nivel freático en la cámara les impidió a los eruditos estudiarla más a fondo" (379).
Además de esto, los intentos anteriores de excavar el Pozo de Osiris (llevados a cabo por Selim Hassan en la década de 1930) y las observaciones (que no excavaciones) del pozo hechas por Abdel Moneim Abu Bakr en la década de los 40 también hablan del alto nivel freático. Los estudios geológicos han establecido que la meseta de Guiza y la región circundante eran mucho más fértiles en la época del Imperio antiguo que ahora y que el nivel freático también habría sido más alto.
Teniendo esto en cuenta, la teoría de Carson de que se usó energía hidráulica para construir la pirámide es la que tiene más sentido. Carson afirma que el monumento "solo se podría haber construido mediante la energía hidráulica; que se habría instalado un sistema de transporte hidráulico en el interior de la Gran pirámide" (5). Aprovechando el potencial del alto nivel freático, los constructores de la antigüedad podrían haber construido la pirámide de una manera mucho más razonable que mediante un sistema de rampas exteriores.
Una vez el interior estaba terminado, la pirámide entera se recubrió de caliza blanca, que habría brillado intensamente y habría sido visible desde todas direcciones en kilómetros a la redonda. Por muy impresionante que sea la Gran pirámide hoy en día, hay que reconocer que es un monumento en ruinas ya que hace tiempo que se cayó toda la caliza y se usó como material de construcción para la ciudad de El Cairo (al igual que la cercana ciudad de Menfis).
Cuando se completó la Gran pirámide debió de ser la creación más sorprendente que los egipcios habían visto nunca. Incluso hoy en día, en su estado tan deteriorado, la Gran pirámide sigue inspirando asombro. Ya solo la envergadura y el alcance del proyecto son literalmente increíbles. El historiador Marc van de Mieroop escribe:
Su tamaño es abrumador: eran 146 metros de alto (479 pies) por 230 metros de base (754 pies). Se estima que albergaba 2.300.000 bloques de piedra con un peso medio de 2.75 toneladas, algunos de ellos de más de 16 toneladas. Kufu gobernó durante 23 años según el Canon Real de Turín, lo que quiere decir que a lo largo de su reinado cada año había que extraer, transportar, labrar y colocar 100.000 bloques, unos 285 cada día, o uno cada dos minutos durante el día... El diseño de la construcción era casi impecable. Las caras están orientadas de manera exacta hacia los puntos cardinales y son ángulos exactos de 90 grados. (58)
Los obreros que hicieron todo esto posible eran mano de obra cualificada y sin cualificar contratada por el Estado para este proyecto. Estos obreros ofrecían sus servicios ya fuera para pagar una deuda, por dar un servicio a la comunidad o recibían una compensación por su tiempo. Aunque la esclavitud era una institución practicada en el antiguo Egipto, no se usaron esclavos, ni hebreos ni otros, para crear este monumento. Brier y Hobbs explican el funcionamiento de la operación:
De no ser por los dos meses de cada año cuando las aguas del Nilo anegaban los campos de cultivo, dejando de brazos cruzados a prácticamente toda la población activa, esta construcción no habría sido posible. En esas épocas, un faraón ofrecía comida a cambio de trabajo junto con la promesa de un trato favorable en la otra vida, donde gobernaría igual que lo había hecho en este mundo. Durante dos meses, cada año, los obreros se reunían por decenas de miles provenientes de todo el país para transportar los bloques que una plantilla permanente había extraído durante el resto del año. Los supervisores organizaban a los trabajadores en equipos para transportar las piedras sobre superficies rodantes, que eran más útiles que vehículos de ruedas para mover objetos pesados por la arena. Una calzada lubricada con agua suavizaba la subida. No se usó argamasa para mantener los bloques en su sitio, sino que se sirvieron de un montaje tan exacto que estas imponentes estructuras han sobrevivido durante 4.000 años. (17-18)
La inundación anual del Nilo era esencial para el sustento de los egipcios, ya que depositaba el barro rico del fondo del río en las granjas de las orillas; sin embargo, también imposibilitaba trabajar las tierras durante la época de inundaciones. En estos periodos, el gobierno les proporcionaba trabajo a los granjeros a través del trabajo en estos grandes monumentos. Ellos eran los que hicieron el trabajo físico en sí, los que transportaron las piedras, levantaron obeliscos, construyeron templos, y crearon las pirámides que siguen fascinando e inspirando al mundo hoy en día.
Es un flaco favor a su memoria y su trabajo, por no mencionar a la gran cultura egipcia, continuar insistiendo en que estas estructuras fueron creadas por esclavos maltratados obligados a trabajar a causa de su etnia. El libro del Éxodo es un mito cultural creado con el propósito de distinguir a un grupo de gente que vivía en Canaán de los demás y no debería considerarse histórico.
La Gran Pirámide como tumba
Todo este esfuerzo se dedicó a crear la tumba del rey que, como mediador entre los dioses y el pueblo, se creía que se merecía una de las mejores tumbas. Las teorías en cuanto al propósito original de la Gran Pirámide van desde lo más fantasioso hasta lo absurdo, y se puede investigar en cualquier sitio, pero la cultura que produjo este monumento la habría considerado una tumba, el hogar eterno del rey.
Las tumbas que se han excavado en Egipto, desde la más modesta hasta el fastuoso ejemplo de Tutankamón, junto con otras evidencias físicas, dejan clara la creencia del antiguo Egipto en la vida tras la muerte y la preocupación por el bienestar del alma en ese nuevo mundo. Siempre se ponían bienes funerarios en la tumba del difunto junto con inscripciones y murales en las paredes en el caso de las tumbas más ricas. Estas inscripciones en algunos casos se conocen como Los textos de las pirámides. La Gran Pirámide no es más que el ejemplo más grandioso de una de estas tumbas.
Los argumentos en contra de que la Gran Pirámide sea una tumba citan que no se encontraran ni momias ni bienes en su interior. Este argumento ignora deliberadamente la abundancia de pruebas de los saqueos de tumbas desde la antigüedad hasta hoy en día. Los egiptólogos han reconocido desde el siglo XIX que la Gran Pirámide fue saqueada en la antigüedad y, con toda probabilidad, durante la época del Imperio Nuevo (en torno a 1570-1069 a.C.) cuando la necrópolis de Guiza fue sustituida por el área que ahora se conoce como El Valle de los Reyes, cerca de Tebas.
Esto no quiere decir que Guiza cayera en el olvido; hay muchos indicios de que los faraones del Imperio Nuevo, como por ejemplo Ramsés el Grande (que reinó de 1279 a 1213 a.C.), se interesaron mucho por el lugar. Ramsés II hizo construir un pequeño templo en Guiza frente a la Esfinge como muestra de respeto, y fue el cuarto hijo de Ramsés II, Jaemuaset, el encargado de cuidar del lugar. Jaemuaset nunca gobernó Egipto, pero fue un príncipe heredero cuyos esfuerzos por restaurar los monumentos del pasado están bien documentados. De hecho, se lo considera como el "primer egiptólogo" del mundo debido a su trabajo de restauración, conservación y registro de monumentos antiguos y en especial por su trabajo en Guiza.
Además, las excavaciones llevadas a cabo en el Pozo de Osiris y en otras áreas circundantes, muestran que hubo actividad durante la Dinastía XXVI, del Tercer periodo intermedio (en torno a 1069 - en torno a 525 a.C.) y hasta el Periodo tardío (en torno a 525 hasta 332 a.C.). Por tanto, Guiza fue un emplazamiento activo a lo largo de la historia de Egipto, pero no siempre recibió la clase de atención que tuvo durante el Imperio antiguo.
Heródoto, que escribió en el siglo V a.C., dijo que la Gran pirámide había sido saqueada, y los visitantes modernos acceden al interior por el llamado Túnel de los ladrones, creado en torno a 820 d.C. por el Califa al-Ma'mun con la esperanza de recuperar cualquier tesoro que escondiese la pirámide en su interior. Los ladrones de tumbas de antes y después del califa también habían visitado la pirámide antes de las excavaciones del siglo XIX. Cualquier tesoro que albergara la pirámide en la época de Kufu podría haber sido extraído en cualquier momento desde el Imperio Antiguo.
La meseta de Guiza
Tras la muerte de Kufu, su hijo Khafre (que reinó de 2558-2532 a.C.) asumió el trono y empezó a construir su propia pirámide junto a la de su padre. El rey Menkaure (que reinó de 2532-2503 a.C.) vino después y siguió el mismo paradigma construyendo su hogar eterno en Guiza. Khafre y Menkaure añadieron sus propios recintos de templos y monumentos, tales como la Gran esfinge de Guiza durante el reinado de Khafre, pero eran de una escala menor a las obras de Kufu.
El motivo por el que la Gran pirámide es la más grande y las otras dos son progresivamente más pequeñas no es ningún accidente ni ningún misterio: a medida que continuaba el periodo del Imperio antiguo, con el énfasis del gobierno en grandes proyectos arquitectónicos, los recursos se fueron haciendo cada vez más escasos. El sucesor de Menkaure, Shepseskaf (que reinó de 2503-2498 a.C.), tenía los recursos para terminar el complejo piramidal de Menkaure pero no para permitirse tal lujo para sí mismo; a él lo enterraron en una mastaba modesta en Saqqara.
Aun así, Guiza siguió considerándose un lugar importante y se siguieron destinando fondos para su mantenimiento mientras pudieron permitírselo. Guiza fue una comunidad activa durante siglos con templos, tiendas, un mercado, casas y una economía robusta. Las personas que hablan hoy en día sobre una Guiza solitaria, desierta o mística ignoran la evidencia que indica cómo habría sido el lugar durante la mayor parte de la larga historia de Egipto.
El concepto actual de la meseta como un asentamiento solitario de monumentos da pie a teorías que no concuerdan con cómo era realmente Guiza cuando se construyeron esos monumentos. Las teorías que sugieren que hay túneles misteriosos bajo la meseta se han desmentido, aunque siguen persistiendo, incluidas las especulaciones sobre el Pozo de Osiris.
Este complejo de cámaras subterráneas probablemente se excavó, como afirma Hawass, en honor al dios Osiris y puede que fuera, o no, el lugar donde se enterró originalmente al rey Kufu. Heródoto menciona el Pozo de Osiris (aunque no por ese nombre, que fue acuñado recientemente por Hawass) cuando habla de la cámara funeraria de Kufu que se dice que estaba rodeada de agua.
Las excavaciones del pozo y las demás cámaras han recuperado artefactos que datan desde el Imperio Antiguo hasta el Tercer periodo intermedio, pero no hay túneles que salgan de la meseta. Osiris, como señor de los muertos, sin duda habría sido adorado en Guiza, y las cámaras subterráneas que lo reconocen como gobernante de la otra vida no son raras a lo largo de la historia del país.
Aunque la gran pirámide de Guiza, así como las demás pirámides menores, los templos, los monumentos y las tumbas, se siguieron respetando a lo largo de la historia de Egipto, el lugar fue en declive tras la ocupación romana y consiguiente anexión del país en 30 a.C. Los romanos concentraron sus energías en la ciudad de Alejandría y las abundantes cosechas que ofrecía el país, haciendo de Egipto el "granero" de Roma, por así decir.
El lugar quedó más o menos abandonado hasta la campaña egipcia de Napoleón de 1798-1801 d.C., durante la cual se llevó a un equipo de eruditos y científicos para documentar los monumentos y la cultura del antiguo Egipto. El trabajo de Napoleón en Egipto atrajo a otros al país, que a su vez inspiraron a otros a visitarlo y a hacer sus propias observaciones y excavaciones.
A lo largo del siglo XIX el antiguo Egipto se fue convirtiendo en el objeto de interés de cada vez más gente de todo el mundo. Los arqueólogos profesionales y aficionados acudieron al país con la idea de explotar y explorar esta cultura de la antigüedad para sus propios fines o en interés de la ciencia y el conocimiento. El primero que llevó una excavación completa y profesional de la Gran pirámide fue el arqueólogo británico Sir William Matthew Flinders Petrie, cuyo trabajo sobre este monumento asentó las bases para todos los demás que vinieron después hasta la actualidad.
Flinders Petrie obviamente estaba interesado en explorar todos los matices de la Gran pirámide, pero no a expensas del propio monumento. Sus excavaciones se llevaron a cabo con mucho cuidado y esfuerzo para preservar la autenticidad histórica de la obra que estaba examinando. Aunque hoy en día esto pueda parecer un planteamiento sensato y común, muchos exploradores europeos anteriores a Flinders Petrie, arqueólogos profesionales y aficionados, se desentendieron de cualquier preocupación por la conservación en su deseo de descubrir antiguos tesoros escondidos y llevárselos de vuelta a sus mecenas. Flinders Petrie estableció un protocolo en cuanto a los monumentos antiguos de Egipto que todavía se sigue hoy en día. Su visión inspiró a generaciones posteriores, y es en gran medida gracias a sus esfuerzos que hoy en día todavía se puede admirar y apreciar el monumento conocido como la Gran Pirámide de Guiza.