La arquitectura del antiguo Egipto se asocia a menudo estrechamente a las pirámides de Guiza, pero en realidad era bastante variada y tomaba diferentes formas en la construcción de edificios administrativos, templos, tumbas, palacios, y casas privadas de la nobleza y la plebe. La decoración de estas estructuras diversas también variaba según su propósito y los recursos del constructor.
No obstante, las pirámides son el símbolo más reconocible del antiguo Egipto. Aunque otras civilizaciones, como por ejemplo la Maya o la China, también emplearon esta forma, la pirámide en la actualidad es sinónimo de Egipto en las mentes de la mayoría de las personas. Las pirámides de Guiza siguen siendo monumentos impresionantes miles de años después de que se construyeran, y el conocimiento y la habilidad requerido para construirlas se reunió a lo largo de los siglos anteriores a su construcción.
Sin embargo; las pirámides no son la cúspide de la arquitectura del antiguo Egipto, solo se encuentran entre las más antiguas y mejor conocidas de las expresiones de una cultura que continuó creando edificios, monumentos, y templos igual de enigmáticos.
6.000 años de historia
La historia del antiguo Egipto comienza antes del Periodo predinástico (en torno a 6.000-3150 a.C.) y continúa hasta finales de la dinastía Ptolemaica (323-30 a.C.). Artefactos y evidencia de sobrepastoreo de ganado en la zona conocida actualmente como el desierto del Sáhara, datan la presencia humana en la región a alrededor de 8.000 años a.C. El Periodo arcaico de Egipto (en torno a 3150-2613 a.C.) construyó sobre el conocimiento de aquellos que existieron antes, y el arte predinástico y la arquitectura se perfeccionaron.
La primera pirámide de Egipto, la pirámide escalonada de Zoser en Saqqara, proviene de finales de este Periodo arcaico y una comparación de este monumento y su complejo circundante con las tumbas mastabas de siglos anteriores, muestran lo lejos que los egipcios habían avanzado en su entendimiento del diseño y la construcción arquitectónica. No obstante, es igual de impresionante el vínculo entre estos monumentos grandiosos y aquellos que llegaron después.
Las pirámides de Guiza datan del Imperio Antiguo (en torno a 2613-2181 a.C.) y representan la cumbre del talento y habilidad adquiridos en aquella época. No obstante, la historia del antiguo Egipto tenía ante sí un largo e ilustre camino y cuando la forma de pirámide se abandonó, los egipcios centraron su atención en los templos. Muchos de estos cuyas ruinas continúan existiendo, como por ejemplo el complejo del templo de Amón-Ra en Karnak, inspiran tanto verdadero asombro como las pirámides de Guiza; pero todos ellos, sean grandiosos o modestos, demuestran una atención al detalle y un conocimiento de la belleza estética y la funcionalidad práctica que los convierte en obras maestras de arquitectura. Estas estructuras continúan resonando en la actualidad porque se crearon, diseñaron y levantaron para contar una historia eterna que siguen relatando a todos los que visitan estos lugares.
LAS ESTRUCTURAS EGIPCIAS CONTINÚAN RESONANDO EN LA ACTUALIDAD PORQUE SE CREARON, DISEÑARON Y LEVANTARON PARA CONTAR UNA HISTORIA ETERNA QUE SIGUEN RELATANDO A TODOS LOS QUE VISITAN ESTOS LUGARES.
La arquitectura egipcia y la creación del mundo
Según la religión egipcia, en el comienzo de los tiempos no existía nada más que aguas arremolinadas de oscuro caos. De estas aguas primordiales se elevó un montículo de tierra seca, conocido como el ben-ben, alrededor del cual corrían las aguas. Sobre el montículo se iluminó el dios Atum, que miró por encima de la oscuridad y se sintió solo; así que se apareó consigo mismo y la creación comenzó.
Atum era responsable del universo incognoscible, arriba del cielo y abajo de la tierra. Por medio de sus hijos, también era el creador de los seres humanos (aunque en algunas versiones la diosa Neith toma parte en esto). El mundo y todo lo que los seres humanos conocían provenía del agua, de la humedad, de lo acuoso, del tipo de medio ambiente familiar para los egipcios del delta del Nilo. Los dioses habían creado todo y estos dioses eran omnipresentes en la vida de los humanos por medio de la naturaleza.
Era obra del dios Osiris cuando el río Nilo inundaba sus orillas y depositaba la tierra dadora de vida de la que el pueblo dependía para sus cosechas. Cuando el sol se ponía al atardecer era el dios Ra en su falúa descendiendo al inframundo, y el pueblo participaba felizmente en rituales para asegurar que sobreviviera a los ataques de su rival Apofis y se elevara de nuevo a la mañana siguiente. La diosa Hathor estaba presente en los árboles, Bastet guardaba los secretos de las mujeres y protegía el hogar, Thot dio al pueblo el regalo de la alfabetización, Isis, aunque una diosa importante y poderosa, también fue una madre soltera que crió a su joven hijo Horus en los pantanos del delta y cuidaba de las madres en la tierra.
Las vidas de los dioses reflejaban las del pueblo, y los egipcios los honraban en sus vidas y mediante sus obras. Se pensaba que los dioses habían proporcionado al pueblo del antiguo Egipto el más perfecto de los mundos; tan perfecto, de hecho, que duraría para siempre. El más allá era sencillamente una continuación de la vida que se había vivido. Por lo tanto, no es sorprendente que cuando este pueblo construyó sus grandiosos monumentos, estos reflejaran este sistema de creencias. La arquitectura del antiguo Egipto cuenta la historia de la relación del pueblo con su tierra y sus dioses. La simetría de las estructuras, las inscripciones, el diseño interior, todo ello refleja el concepto de armonía (ma'at) que era principal para el sistema de valores egipcio.
Los Periodos predinástico y arcaico
En el Periodo predinástico en Egipto aparecen imágenes de los dioses y diosas en escultura y cerámica, pero el pueblo no poseía aún la habilidad técnica para elevar estructuras enormes que honraran a sus líderes o deidades. Existe evidencia de algún tipo de gobierno durante este periodo, pero parece haber sido regional y tribal, nada parecido al gobierno central que aparecería en el Imperio Antiguo de Egipto.
Las casas y tumbas del Periodo predinástico se construyeron de ladrillos de barro que se secaba al sol (una práctica que continuó a lo largo de la historia de Egipto). Las casas eran estructuras de cañas cubiertas de paja que se embadurnaban con barro en las paredes, antes del descubrimiento de la fabricación de ladrillos. Estas construcciones antiguas eran circulares u ovales antes de que se usaran ladrillos y, después, se convirtieron en cuadradas o rectangulares. Las comunidades se reunían para protegerse de los elementos, de los animales salvajes y de los extraños, y crecían en ciudades que se rodeaban de muros.
A la par que la civilización avanzaba, también lo hacía la arquitectura con la aparición de ventanas y puertas apuntaladas y adornadas con marcos de madera. En esa época, en Egipto la madera era más abundante, pero no en la cantidad suficiente como para considerarla como material de construcción a gran escala. La casa oval de ladrillos de barro se convirtió en casa rectangular con techo abovedado, un jardín y patio. Existe también evidencia de obras en ladrillo de barro en la construcción de tumbas que, durante el Periodo arcaico de Egipto, se convirtieron en diseños más elaborados y complejos. Estas tumbas antiguas apaisadas (mastabas) se construían todavía de ladrillos de barro, pero en esa época el pueblo ya trabajaba la piedra para crear templos para sus dioses. Hacia la Dinastía II de Egipto (en torno a 2890-en torno a 2670 a.C.) a la vez que estos templos, comenzaron a aparecer monumentos de piedra (estelas).
Aproximadamente en esta época en la ciudad de Heliópolis surgieron los obeliscos, grandes monumentos de piedra verticales con cuatro lados y una parte superior cónica. El obelisco egipcio (que ellos conocían como tekhenu, “obelisco” en griego) se encuentra entre los ejemplos más perfectos de la arquitectura egipcia que refleja la relación entre los dioses y el pueblo, ya que se alzaban en parejas y se creía que los dos que se creaban en la tierra eran reflejo de dos piezas idénticas alzadas en los cielos al mismo tiempo. La extracción en la cantera, el grabado, el transporte y el alzado de los obeliscos requería un trabajo y habilidad enorme y enseñó bien a los egipcios como trabajar la piedra y mover objetos inmensamente pesados a lo largo de muchos kilómetros. El dominio de la cantería sentó las bases para el siguiente gran salto en la arquitectura egipcia: la pirámide.
El complejo funerario de Zoser fue concebido por Imhotep (en torno a 2667-en torno a 2600 a.C.), su visir y arquitecto en jefe, el cual imaginó para su rey una gran tumba mastaba construida de piedra. La pirámide de Zoser no es una “verdadera pirámide”, sino una serie de mastabas apiladas conocida como una “pirámide escalonada”. No obstante, fue una proeza increíblemente impresionante que nunca se había logrado antes. El historiador Desmond Stewart comenta sobre ello:
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La pirámide escalonada de Zoser señala una de esas evoluciones que parecen inevitables más tarde, pero que habrían sido imposibles sin un genio que quisiese experimentar. Sabemos que el oficial real Imhotep era tal genio, no por la leyenda griega, que lo identificaba con Esculapio, el dios de la medicina, sino por los descubrimientos de los arqueólogos en su todavía impresionante pirámide. La investigación ha demostrado que en cada etapa Imhotep estaba preparado para experimentar ideas nuevas. Su primera innovación fue construir una mastaba que no fuera apaisada, sino cuadrada.; la segunda se refería al material del que estaba construida. (citado en Nardo, 125)
La construcción de templos, aunque a un nivel modesto, ya había familiarizado a los egipcios con la cantería. Imhotep imaginó lo mismo a gran escala. Las primeras mastabas se decoraron con inscripciones y grabados de cañas, flores, y otras imágenes de la naturaleza; Imhotep quería continuar esa tradición en un material más duradero. Su grandiosa e imponente pirámide mastaba posee los mismos toques delicados y simbolismo que las tumbas más modestas que le precedieron y, mejor aún, todos trabajados en piedra en lugar de en barro seco. El historiador Mark van de Mieroop comenta sobre esto:
Imhotep reprodujo en piedra lo que previamente se construyó de otros materiales. La fachada del muro del recinto tenía los mismos nichos que las tumbas de ladrillos de barro, las columnas parecían manojos de cañas y papiro, y los cilindros de piedra de los dinteles de las puertas representaban rejillas de caña. Hubo mucha experimentación involucrada, lo que está especialmente claro en la construcción de la pirámide en el centro del complejo. Tuvo varios planes con formas de mastaba antes de convertirse en la primera pirámide escalonada que apilaba seis niveles con forma de mastaba uno encima del otro… El peso de la enorme masa fue un desafío para los constructores que colocaron las piedras con una inclinación hacia el interior para evitar que el monumento se rompiera. (56)
Cuando se finalizó, la pirámide escalonada se elevaba a 62 metros (204 pies) de altura y era la estructura más elevada de su tiempo. El complejo circundante incluía un templo, patios, altares y viviendas para los sacerdotes que cubrían un área de 16 hectáreas (40 acres) y estaba rodeado de un muro de 10,5 metros (30 pies) de altura. El muro tenía 13 puertas falsas cortadas y una sola entrada real cortada en la esquina suroeste; todo el muro estaba rodeado por una zanja de 750 metros (2.460 pies) de largo y 40 metros (131 pies) de ancho.
La tumba auténtica de Zoser se localizaba debajo de la pirámide al fondo de un pozo de 28 metros (92 pies) de largo. La cámara mortuoria estaba revestida de granito; pero para llegar a ella había que atravesar un laberinto de pasillos, todos pintados con relieves brillantes y con azulejos incrustados, que llevaban a otras habitaciones o a callejones sin salida repletos de vasijas de piedra grabadas con los nombres de reyes anteriores. No cabe duda de que este laberinto se creó para proteger la tumba y el ajuar funerario del rey; pero, desafortunadamente, no pudo alejar a los antiguos ladrones de tumbas y en algún momento de la Antigüedad, la tumba fue saqueada.
La pirámide escalonada de Zoser incorpora todos los elementos más resonantes de la arquitectura egipcia: simetría, equilibrio y grandeza, los cuales reflejaban los valores fundamentales de la cultura. La civilización egipcia se basaba en el concepto del ma'at (armonía, equilibrio) que sus dioses decretaron. La arquitectura del antiguo Egipto, sea a pequeña o gran escala, siempre representaba estos ideales. Incluso los palacios se construían con dos entradas, dos habitaciones del trono, dos recibidores para mantener la simetría y el equilibrio al representar en el diseño al Alto y Bajo Egipto.
El Imperio Antiguo y las pirámides
Los reyes de la Dinastía IV del Imperio Antiguo llevaron más lejos las innovaciones de Imhotep. Se pensó durante mucho tiempo que el último rey de la Dinastía III de Egipto, Huni (en torno a 2630-2613 a.C.), había comenzado los proyectos de grandes edificaciones del Imperio Antiguo al construir la pirámide de Meidum; pero ese honor le corresponde al primer rey de la Dinastía IV, Sneferu (en torno a 2613-2589 a.C.). La egiptóloga Barbara Watterson escribe, “Sneferu comenzó la era dorada del Imperio Antiguo, sus logros más importantes fueron las dos pirámides que se construyeron para él en Dahshur” (50-51). Sneferu comenzó su obra con la pirámide de Meidum, a la que se refiere actualmente como la “pirámide colapsada” o, localmente, como la “falsa pirámide” debido a su forma: se parece más a una torre que a una pirámide y su cubierta exterior descansa a su alrededor como un montón de grava gigantesco.
La pirámide de Meidum es la primera pirámide verdadera construida en Egipto. Una “verdadera pirámide” se define como un monumento perfectamente simétrico cuyos escalones se han rellenado para crear lados perfectos que se estrechan hacia un punto en la cima. Originalmente, cualquier pirámide comenzaba como una pirámide escalonada. No obstante, la pirámide de Meidum no duró porque se realizaron modificaciones con el diseño original de pirámide de Imhotep que dio como resultado una cubierta exterior que descansaba en una base de arena, en lugar de piedra, lo que causó su derrumbe. Los eruditos están divididos entre si el derrumbamiento ocurrió durante la construcción o a lo largo de un periodo más largo de tiempo.
Los experimentos de Sneferu con la forma de pirámide de piedra le sirvieron bien a su sucesor. Kufu (2589-2566 a.C.) aprendió de los experimentos de su padre y dirigió su administración a construir la Gran Pirámide de Guiza, la última de las siete maravillas originales del mundo antiguo. Contraria a la creencia popular de que los esclavos hebreos construyeron su monumento, los obreros egipcios de la Gran Pirámide estaban bien cuidados y llevaban a cabo sus deberes como parte de un servicio comunitario, como trabajadores remunerados, o durante la época en que la inundación del Nilo hacía imposible la agricultura. Los eruditos Bob Brier y Hoyt Hobbs señalan:
De no haber sido por los dos meses cada año cuando las aguas del Nilo cubrían la tierra cultivable de Egipto, dejando prácticamente ociosa a toda la mano de obra, ninguna de estas construcciones habría sido posible. Durante esas épocas, el faraón ofrecía comida a cambio de trabajo y la promesa de un trato especial en el más allá donde él gobernaría como lo hizo en este mundo. Durante dos meses al año, los obreros de todo el país se reunían por decenas de miles para transportar los bloques que un equipo permanente había extraído durante el resto del año. Los supervisores organizaban a los hombres en equipos para transportar las piedras en trineos, mecanismos más adecuados que vehículos de ruedas para mover objetos pesados sobre arena movediza. Una calzada elevada, lubricada con agua, suavizaba el tirón cuesta arriba. No se utilizaba mortero para mantener los bloques en su lugar, solo un ajuste tan exacto que estas estructuras imponentes han sobrevivido durante 4.000 años, las únicas maravillas del mundo antiguo que continúan en pie en la actualidad. (17-18)
No hay evidencia alguna de que esclavos hebreos, ni ningún tipo de mano de obra esclava, interviniera en la construcción de las pirámides de Guiza, en la ciudad de Pi-Ramsés, ni en ningún otro lugar importante de Egipto. La práctica de la esclavitud indudablemente existió en Egipto a lo largo de su historia, como lo hizo en todas las culturas antiguas; pero no fue el tipo de esclavitud que se representó popularmente en la ficción y en películas basadas en el bíblico libro del Éxodo. Los esclavos en el mundo antiguo podían ser tutores y maestros de los jóvenes, contables, niñeras, instructores de danza, cerveceros, incluso filósofos. Los esclavos en Egipto eran cautivos de campañas militares o aquellos que no podían pagar sus deudas; y estas personas habitualmente trabajaban en las minas y canteras.
Los hombres y mujeres que trabajaron en la Gran Pirámide vivían en casas proporcionadas por el estado en la zona (como Lehner y Hawas descubrieron en 1979) y se les compensaba bien por sus esfuerzos. Cuanto más experto era el trabajador, mayor la compensación. El resultado de su trabajo continúa sorprendiendo a la gente en la actualidad. La Gran Pirámide de Guiza es la única maravilla que queda de las siete maravillas del mundo antiguo y con razón pues: hasta que se finalizó la Torre Eiffel en 1889, la Gran Pirámide era la estructura más alta de la tierra construida por manos humanas. El historiador Marc van de Mieroop escribe:
El tamaño aturde la mente: era de 146 metros de altura (479 pies) por 230 metros en la base (754 pies). Estimamos que contenía 2.300.000 bloques de piedra con un peso medio de 2 y ¾ de toneladas, algunos pesaban hasta 16 toneladas. Kufu gobernó 23 años según el Canon real de Turín, lo que significa que a lo largo de su reinado anualmente debían extraerse, transportarse, decorar y colocar en su lugar 100.000 bloques, cerca de 285 a diario o uno cada dos minutos a la luz del día… La construcción fue casi impecable en su diseño. Los lados se orientaron con exactitud hacia los puntos cardinales con ángulos exactos de 90 grados. (58)
La segunda pirámide que se construyó en Guiza pertenece al sucesor de Kufu, Kefrén (2558-2532 a.C.), al que también se le adjudica la creación de la Gran Esfinge de Guiza. La tercera pirámide pertenece a su sucesor Micerino (2532-2503 a.C.). Una inscripción de alrededor de 2520 a.C. cuenta como Micerinos fue a inspeccionar su pirámide y asignó 50 de los trabajadores a la nueva tarea de construir una tumba para su oficial, Debhen. En una parte de la inscripción se lee, “Su majestad mandó que no se tome ningún hombre para trabajos forzados” y que se debe limpiar la basura del lugar para construir (Lewis, 9). Esta práctica, en que los reyes encargaban tumbas para sus amigos y oficiales favorecidos, era bastante común en Guiza.
La meseta de Guiza presenta en la actualidad una imagen muy diferente del aspecto que tenía en la época del Imperio Antiguo. No era el lugar solitario que es hoy en el borde del desierto, sino una necrópolis considerable que tenía tiendas, fábricas, mercados, templos, casas, jardines públicos y numerosos monumentos. La Gran Pirámide estaba revestida de una cubierta exterior de reluciente piedra caliza blanca y se elevaba del centro de la pequeña ciudad, visible desde kilómetros a la redonda.
Guiza era una comunidad auto sostenible cuyas personas eran trabajadores del gobierno, pero la construcción de los enormes monumentos que allí se encontraban en la Dinastía IV era muy costosa. La pirámide y el complejo de Kefrén son algo más pequeños que los de Keops y la de Micerinos, más pequeña que la de Kefrén, y esto se debe a que según continuaba la construcción de pirámides de la Dinastía IV, los recursos disminuían. El sucesor de Micerinos, Shespseskaf (2503-2498 a.C.) fue enterrado en una modesta mastaba en Saqqara.
El coste de las pirámides no solo era financiero, sino también político. Guiza no era la única necrópolis de Egipto en aquel momento y todos estos lugares requerían mantenimiento y administración que los sacerdotes llevaban a cabo. Según crecían estos lugares, así lo hacía la riqueza y el poder de los sacerdotes y de los gobernadores regionales (nomarcas) que dirigían los diferentes distritos en los que se encontraban estos lugares.
Los posteriores gobernantes del Imperio Antiguo construyeron templos (o pirámides a una escala mucho menor) ya que eran más asequibles. La variación del monumento piramidal al templo señaló un cambio más profundo en las sensibilidades que estaba relacionado con el poder creciente del clero: los monumentos ya no se construían para honrar a un cierto rey, sino a un dios concreto.
Primer Período Intermedio e Imperio Medio
El poder de los sacerdotes y nomarcas (gobernadores), junto a otros factores, condujo al colapso del Imperio Antiguo. Después, Egipto entró en la era conocida como el Primer Período Intermedio (2181-2040 a.C.) en la que esencialmente las regiones individuales se gobernaban a sí mismas. Los reyes continuaban gobernando desde Memfis, pero eran ineficaces.
El Primer Periodo Intermedio de Egipto se ha descrito como una época de declive porque no se elevaron grandes monumentos y la calidad del arte se considera inferior a la del Imperio Antiguo. No obstante, la verdad es que las obras de arte y la arquitectura son simplemente diferentes, no inferiores. En el Imperio Antiguo, las obras arquitectónicas estaban patrocinadas por el estado, al igual que las obras de arte, y eran más o menos uniformes al reflejar los gustos de la realeza. En el Primer Periodo Intermedio, los artistas regionales y los arquitectos eran libres para explorar diferentes formas y estilos. La historiadora Margaret Bunson escribe:
Bajo los nomarcas, la arquitectura sobrevivió al colapso del Imperio Antiguo. Su mecenazgo continuó en el Imperio Medio, dando como resultado lugares como Beni Hassan (en torno a 1900 a.C.) con sus tumbas talladas en roca y grandes capillas equipadas con pórticos de columnas y muros pintados. (32)
Cuando Mentuhotep II (en torno a 2061-2010 a.C.) unificó Egipto bajo el gobierno Tebano, el comisionado de arte y arquitectura real finalizó; pero, a diferencia del Imperio Antiguo, se alentó la expresión variada y personal. La arquitectura del Imperio Medio, que comenzó con el gran complejo funerario de Mentuhotep en Deir el-Bahri cerca de Tebas, es a la vez grandiosa y de carácter personal.
Bajo el reinado del rey Senusret I (en torno a 1971-1926 a.C.), se comenzó el gran Templo de Amón-Ra en Karnak cuando este monarca erigió una estructura modesta en el lugar. Este templo, al igual que todos los templos del Imperio Medio, se construyó con un atrio exterior, patios con columnas que llevaban a pasillos y cámaras rituales, y un santuario interior que alojaba la estatua de un dios. Se crearon lagos sagrados en estos lugares y el efecto completo era una representación simbólica del comienzo del mundo y del armonioso funcionamiento del universo. Bunson escribe:
Los templos eran estructuras religiosas consideradas el “horizonte” de un ser divino, el punto en el cual el dios llegó a existir durante la creación. De esta manera, cada templo tenía un nexo con el pasado, y los rituales que se llevaban a cabo en su atrio eran fórmulas transmitidas durante generaciones. El templo también era un reflejo del universo y una representación del montículo primitivo donde comenzó la creación. (258)
Las columnas eran un aspecto importante del simbolismo del complejo de un templo. No estaban diseñadas solo para sujetar un tejado, sino para contribuir con su propio significado a toda la obra. Algunos de los muchos diferentes diseños eran: la papiriforme (una columna bien tallada semejante a las cañas de papiro); la lotiforme, popular en el Reino Medio de Egipto, con un capitel que se abre como una flor de loto; la columna de brotes cuyo capitel parece una flor cerrada, y la columna dyed que es probablemente más conocida en el patio del Heb Sed en el complejo de la pirámide de Zoser, pero que se utilizó ampliamente en la arquitectura egipcia que se puede encontrar de un extremo del país al otro. El dyed era un símbolo antiguo de estabilidad y se usaba frecuentemente en las columnas, sea en la base, en el capitel (así parece que el dyed está sujetando el cielo), o como una columna completa.
Durante el Imperio Medio las casas y otros edificios continuaron haciéndose de ladrillos de barro; la piedra solo se usaba para los templos y los monumentos y esta era habitualmente caliza, arenisca o, en algunos casos, granito que requería de mayor habilidad para trabajarla. Una obra maestra poco conocida del Imperio Medio, perdida hace mucho tiempo, era el complejo de la pirámide de Amenemhat III (en torno a 1860-1815 a.C.) en la ciudad de Hawara.
Este complejo era enorme, presentando doce patios separados enfrente unos de otros a través de una extensión de salas con columnas y pasillos interiores tan complejos que Herodoto lo llamaba “el laberinto”. Los patios y pasillos estaban además conectados por pasadizos, galerías y pozos para que el visitante que caminara por una estancia familiar, pero tomara un giro desconocido, terminara en una zona totalmente diferente del complejo a la que tenía intención de ir.
Callejones entrecruzados y puertas falsas selladas con tapones de piedra servían para confundir y desorientar al visitante y así proteger la cámara funeraria principal de la pirámide del rey. Se dice que esta cámara se cortó de un solo bloque de granito que pesaba 110 toneladas. Herodoto afirmaba que era más impresionante que cualquiera de las otras maravillas que había visto.
Segundo Periodo Intermedio e Imperio Nuevo
Reyes como Amenemhat III de la Dinastía XII realizaron grandes contribuciones al arte y la arquitectura egipcia y la Dinastía XIII continuó sus políticas. No obstante, la Dinastía XIII era más débil y gobernó deficientemente, por lo que finalmente el poder del gobierno central entró en declive hasta el punto en que un pueblo extranjero, los hicsos, se alzaron en el Bajo Egipto mientras los nubios tomaban extensiones de tierra en el sur. Esta época se conoce como el Segundo Período Intermedio de Egipto (en torno a 1782-1570 a.C.) en el que hubo pocos avances en las artes.
Amosis I de Tebas (en torno a 1570-1544 a.C.) expulsó a los hicsos de Egipto y después aseguró las fronteras del sur de los nubios e inició una era conocida como el Imperio Nuevo de Egipto (1570-1069 a.C.). Este periodo vio alguna de las proezas arquitectónicas más grandiosas desde el Imperio Antiguo. De la misma manera en que los visitantes modernos están impresionados e intrigados por el misterio de cómo se construyeron las pirámides de Guiza, también lo están por el complejo funerario de Hatshepsut, el templo de Amón en Karnak, por las muchas obras de Amenhotep III, y por las maravillosas construcciones de Ramses II, como por ejemplo Abu Simbel.
Los gobernantes del Imperio Nuevo construyeron a gran escala conforme a la nueva posición elevada de Egipto como imperio propiamente dicho. Egipto nunca había conocido un poder extranjero que tomara el control de su tierra como los hicsos y, después de que Amosis I los expulsara, éste inició campañas militares para crear zonas neutrales alrededor de las fronteras de Egipto. Sus sucesores expandieron estas áreas, de entre los que destaca Tutmosis III (1458-1425 a.C.), hasta que Egipto gobernaba un imperio que se extendía desde Siria, el Levante, a través de Libia y al sur a través de Nubia. Egipto se volvió inmensamente rico durante esta época y esa riqueza se prodigó en templos, complejos funerarios y monumentos.
El mayor de ellos es el Templo de Amón-Ra en Karnak. Al igual que todos los demás templos de Egipto, este contaba la historia del pasado, de las vidas del pueblo, y honraba a los dioses, pero fue un inmenso trabajo en proceso donde cada gobernante del Imperio Nuevo agregaba cosas nuevas. El emplazamiento cubre unos 200 acres (unas 80 hectáreas) y está compuesto de una serie de pilones (puertas monumentales que se estrechan hacia la parte superior hasta las cornisas) que llevan a patios, salas y templos más pequeños.
El primer pilón se abre a un patio amplio que invita al visitante a ir más allá. El segundo pilón se abre a la Sala Hipóstila que mide 103 metros (337 pies) por 52 metros (170 pies). La sala se apoya en 134 columnas de 22 metros de alto (72 pies) y 3,5 metros (11 pies) de diámetro. Los eruditos estiman que podrían caber tres estructuras del tamaño de la catedral de Notre Dame solo dentro del templo principal. Bunson comenta:
Karnak sigue siendo el complejo religioso más extraordinario nunca construido en la tierra. Sus 101 hectáreas (250 acres) de templos y capillas, obeliscos, columnas y estatuas que se construyeron a lo largo de 2.000 años incorporan los mejores aspectos del arte y la arquitectura egipcia en un grandioso monumento histórico de piedra. (133)
Al igual que el resto de templos, Karnak es un dechado de arquitectura simétrica que parece elevarse naturalmente desde la tierra hacia el cielo. La gran diferencia entre esta estructura y cualquier otra es su gran escala y su alcance de visión. Cada gobernante que contribuyó a la construcción realizó avances mayores que sus antepasados, pero reconocieron a aquellos que les precedieron.
Cuando Tutmosis III construyó su patio de festivales allí, eliminó monumentos y edificios de reyes anteriores a los que luego reconoció con una inscripción. Cada templo simboliza la cultura y las creencias egipcias, pero Karnak lo hace a lo grande y a través de inscripciones. Se pueden leer miles de años de historia en los muros y columnas del templo de Karnak.
Hatshepsut (1479-1458 a.C.) contribuyó a Karnak como cualquier otro gobernante, pero también encargó edificios de tal belleza y esplendor que más tarde algunos reyes reivindicaron como suyos propios. Entre los más grandiosos se encuentra su templo funerario en Deir el-Bahari cerca de Luxor que incorpora cada aspecto de la arquitectura de templo del Imperio Nuevo a gran escala: un embarcadero al borde del agua, astas de bandera (reliquias del pasado), pilones, atrios, salas hipóstilas y un santuario. El templo está construido en tres niveles que alcanzan 29,5 metros (97 pies) y en la actualidad la construcción continúa asombrando a los visitantes.
Amenhotep III (1386-1353 a.C.) construyó tantos monumentos por todo Egipto que los primeros eruditos le atribuyeron un reinado excepcionalmente largo. Amenhotep III encargó cerca de 250 edificios, monumentos, estelas y templos. Su complejo funerario estaba guardado por los Colosos de Memnón, dos figuras de 21,3 metros (70 pies) de altura y con un peso cada uno de 700 toneladas. Su palacio, conocido en la actualidad como Malkata, cubría 30.000 metros cuadrados (30 hectáreas) y estaba detalladamente decorado y amueblado a lo largo de las salas del trono, apartamentos, cocinas, bibliotecas, salas de conferencias, patios de festivales y todas las demás estancias.
A pesar de que Amenhotep III es famoso por su reinado y proyectos de construcciones monumentales opulentos, el faraón posterior Ramsés II (1279-1213 a.C.) es incluso más conocido. Desafortunadamente esto es en parte porque se le iguala a menudo con el faraón desconocido del libro del Éxodo bíblico, y su nombre se ha convertido en reconocible por las adaptaciones cinematográficas de la historia y la repetición incesante de la línea de Éxodo 1:11 donde dice que los esclavos hebreos construyeron sus ciudades de Pitom y Pi-Ramsés.
No obstante, mucho antes de que al autor del Éxodo se le ocurriera su historia, Ramsés II era famoso por sus hazañas militares, su gobierno eficiente y sus magníficos proyectos de construcción. Los escribas egipcios y los visitantes extranjeros alabaron ampliamente su ciudad de Pi-Ramsés (“Ciudad de Ramsés”) en el Bajo Egipto, pero su templo en Abu Simbel es su obra maestra. El templo, excavado en la roca maciza de un acantilado, tiene 30 metros (98 pies) de altura y 35 metros (115 pies) de largo con cuatro colosos sentados que flanquean la entrada, dos a cada lado, que representan a Ramsés II en su trono; cada uno de 20 metros (65 pies) de altura.
Debajo de estas figuras gigantes se encuentran estatuas más pequeñas (aunque mayores que las naturales) que representan a los enemigos conquistados de Ramsés, los nubios, libios e hititas. Otras estatuas representan a los miembros de su familia y a varios dioses protectores y símbolos de poder. Al pasar entre los colosos, cruzando la entrada principal, el interior del templo está decorado con grabados que muestran a Ramsés y a Nefertari honrando a los dioses.
Abu Simbel está alineado perfectamente con el este para que dos veces al año, el 21 de febrero y el 21 de octubre, el sol brille directamente en el santuario interior e ilumine las estatuas de Ramsés II y del dios Amón. Este es otro aspecto de la arquitectura del antiguo Egipto que caracteriza a la mayoría, sino a todos, los templos y monumentos grandiosos: la alineación celeste. Desde las pirámides de Guiza al templo de Amón en Karnak, los egipcios orientaron sus construcciones según los puntos cardinales y teniendo en cuenta los acontecimientos celestes.
El nombre egipcio de una pirámide era Mer, que significa “Lugar de ascensión” (el nombre “pirámide” proviene de la palabra griega pyramis que significa “pastel de trigo” que es lo que ellos pensaban que parecían las estructuras) ya que se creía que la propia forma de la estructura permitiría al difunto rey elevarse hacia el horizonte y comenzar con más facilidad la siguiente fase de su existencia en el más allá. De la misma manera, se orientaban los templos para invitar al dios al santuario interior y también, por supuesto, proporcionar acceso para cuando desearan ascender de nuevo a sus propios reinos superiores.
Periodo Tardío y Dinastía Ptolemaica
El Imperio Nuevo entró en declive cuando los sacerdotes de Tebas adquirieron más poder y riqueza que el faraón mientras, al mismo tiempo, cada vez reyes más débiles gobernaban Egipto. En la época del reinado de Ramsés XI (en torno a 1107-1077 a.C.) el gobierno central en Pi-Ramsés era completamente inefectivo y los sumos sacerdotes de Tebas tenían el poder.
El Periodo Tardío del antiguo Egipto se caracteriza por las invasiones de los asirios y los persas anteriores a la llegada de Alejandro Magno en 331 a.C. Se dice que el propio Alejandro diseñó la ciudad de Alejandría y luego dejó que sus subordinados la construyeran mientras él continuaba con sus conquistas. Alejandría se convirtió en la joya de Egipto por su magnífica arquitectura y en un gran centro de cultura y aprendizaje. El historiador Estrabón (63 a.C.-21 d.C.), que la alabó en una de sus visitas, escribió:
La ciudad posee magníficos recintos públicos y palacios reales que cubren un cuarto o incluso un tercio de toda el área. Debido a que todos los reyes, por su amor al esplendor, añadían algún adorno a los monumentos públicos, también él proporcionaría a costa suya una residencia adicional a las que ya allí se encontraban. (1)
Alejandría se convirtió en la ciudad impresionante que Estrabón alaba durante la época de la Dinastía Ptolemaica (323-30 a.C.).Ptolomeo I (323-285 a.C.) inició la gran Biblioteca de Alejandría y el templo conocido como el Serapeo, que completó Ptolomeo II (285-246 a.C.), quien también construyó el famoso Faro de Alejandría, el grandioso faro que fue una de las siete maravillas del mundo antiguo.
Los primeros gobernantes de la Dinastía Ptolemaica continuaron las tradiciones de la arquitectura egipcia, fusionándolas con sus propias prácticas griegas, para crear edificios, monumentos y templos espectaculares. La dinastía finalizó con la muerte de la última reina, Cleopatra VII (69-30 a.C.), y el país se anexionó a Roma.
No obstante, el legado de los arquitectos egipcios continúa vivo a través de los monumentos que dejaron atrás. Las majestuosas pirámides, templos y monumentos de Egipto siguen inspirando e intrigando a los visitantes en la actualidad. Imhotep y aquellos que le siguieron visualizaron monumentos en piedra que desafiaron el paso del tiempo y mantuvieron su memoria viva. La popularidad perdurable de estas estructuras en la actualidad recompensa esa visión temprana y logra su objetivo.
Debido a mi gran interés por aprender humanidades, soy traductora voluntaria para WHE, lo que me da la oportunidad de profundizar en las olas del tiempo.
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.
Mark, Joshua J.. "Arquitectura del antiguo Egipto."
Traducido por Rosa Maria Barquin. World History Encyclopedia. Última modificación septiembre 18, 2016.
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Mark, Joshua J.. "Arquitectura del antiguo Egipto."
Traducido por Rosa Maria Barquin. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 18 sep 2016. Web. 13 nov 2024.
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Escrito por Joshua J. Mark, publicado el 18 septiembre 2016. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.