Segundo Periodo Intermedio de Egipto

Definición

Joshua J. Mark
por , traducido por Miriam López
Publicado el 05 octubre 2016
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Disponible en otros idiomas: inglés, francés, griego
Statue of King Sobekemsaf I or II (by Osama Shukir Muhammed Amin, Copyright)
Estatua del rey Sobekemsaf I o II
Osama Shukir Muhammed Amin (Copyright)

El Segundo Periodo Intermedio (hacia 1782 - 1570 a.C.) es la época que sigue al Reino Medio de Egipto (2040-1782 a.C.) y precede al Reino Nuevo (1570-1069 a.C.). Como todas las denominaciones históricas de las épocas de la historia egipcia, fueron los egiptólogos del siglo XIX a.C. quienes acuñaron el nombre para delimitar periodos de tiempo en la historia de Egipto, ya que los antiguos egipcios nunca lo utilizaron.

Esta época está marcada por un Egipto dividido, el pueblo conocido como los hicsos ostentaban el poder en el norte, el gobierno egipcio en Tebas en el centro del país y los nubios gobernaban en el sur. Al igual que el Primer Periodo Intermedio de Egipto, esta época se describe tradicionalmente como caótica, carente de avances culturales y sin ley, pero se ha comprobado que esta afirmación, al igual que en el periodo anterior, es falsa. El Segundo Periodo Intermedio de Egipto fue una época de desunión y los registros de la época son confusos o se han perdido, pero no fue una época tan oscura como afirmaron los escritores egipcios posteriores.

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Este periodo comienza cuando los gobernantes egipcios de la Dinastía XIII trasladan la capital de Itj-tawi (en el Bajo Egipto, cerca de Lisht, al sur de Menfis) de vuelta a Tebas, la antigua capital de finales de la Dinastía XI en el Alto Egipto, aflojando su control sobre el norte. A principios de la Dinastía XII, el rey Amenemhat I (1991-1962 a.C.) fundó la pequeña ciudad de Hutwaret (más conocida por el nombre griego de Avaris) en el extremo norte, que se convirtió en un centro comercial con fácil acceso al mar y conectado por rutas terrestres con el Sinaí y la región de Palestina.

En el transcurso de la Dinastía XIII, el éxito del comercio y la inmigración trajo consigo la afluencia de pueblos semitas a Avaris, que acabaron adquiriendo suficiente riqueza y poder para ejercer influencia política en el país. Estos pueblos eran conocidos por los egipcios (y por ellos mismos) como Heqau-khasut ("gobernantes de tierras extranjeras"), pero los escritores griegos los llamaron "hicsos", nombre por el que se les conoce en la historia.

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Los escritores egipcios posteriores describen a los hicsos como conquistadores brutales que destruyeron Egipto, saquearon los templos y oprimieron el país hasta que fue liberado y unificado bajo el reinado de Ahmose de Tebas (hacia 1570-1544 a.C.). Sin embargo, las pruebas arqueológicas y los registros de la época sugieren claramente una historia muy distinta. Los hicsos, lejos de ser los crueles conquistadores de las historias posteriores, admiraban mucho la cultura egipcia y la adoptaron como propia. Tuvieron una convivencia cordial, incluso hasta pacífica, con el gobierno de Tebas hasta que un insulto percibido llevó a los reyes tebanos a declararles la guerra y fueron expulsados. La victoria de Ahmose I marcó el final del Segundo Periodo Intermedio y el comienzo del Nuevo Reino.

La llegada de los hicsos a Egipto

Este periodo se caracteriza principalmente por el dominio de los hicsos en el norte de Egipto y, en menor medida aunque importante, por el poder de los nubios en el sur. La única razón por la que los nubios no influyeron más en la época es porque los registros egipcios muestran una continuidad en las relaciones con las tierras del sur, mientras que los hicsos no tenían precedentes y se decía que habían introducido nuevos conceptos y formas de vida.

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La identidad de los hicsos sigue siendo desconocida. Es probable que llegaran a Avaris a través de las rutas comerciales terrestres desde Siria-Palestina, que tuvieran éxito allí y que, una vez que tuvieran suficiente riqueza y capacidad, establecieran allí una sede de poder.

La identidad de los hicsos sigue siendo desconocida. Se han propuesto muchas teorías, como que eran refugiados que huían de la invasión aria en Asia. La propia teoría de la invasión aria ha sido desacreditada, al igual que esta afirmación. Los egipcios se referían a ellos como "asiáticos", pero este era un término que se utilizaba para cualquier persona más allá de la frontera oriental del país, desde el Levante hasta Mesopotamia.

El nombre más utilizado se traduce como "gobernantes de tierras extranjeras", no "gente de tierras extranjeras", por lo que algunos estudiosos han afirmado que eran invasores que desembarcaron en Avaris, establecieron un fuerte centro de poder y luego conquistaron la tierra hasta el sur de Abydos.

Esta afirmación se basa casi en su totalidad en los escritos del historiador egipcio del siglo III a.C. Manetón. Aunque su obra se ha perdido, fue citada ampliamente por historiadores posteriores, como el escritor judío-romano Josefo. La versión de Manetón sobre la llegada de los hicsos los caracteriza como invasores destructivos que destruyeron el país:

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Por la fuerza principal se apoderaron fácilmente [del país] sin dar un golpe y, habiendo dominado a los gobernantes de la tierra, luego quemaron nuestras ciudades sin piedad, arrasaron los templos de los dioses... Finalmente, nombraron como rey a uno de ellos cuyo nombre era Salitis. Tenía su sede en Menfis, recaudando tributos del Alto y Bajo Egipto y dejando siempre guarniciones en las posiciones más ventajosas. (Shaw, 183)

El informe de Manetón, tal y como se recoge en Josefo, se interpretó como un hecho histórico por eruditos y profanos durante siglos hasta que las pruebas arqueológicas demostraron su falta de exactitud. Las excavaciones en Avaris han revelado una ciudad portuaria que en su día fue próspera y cuyo diseño no es egipcio y se asemeja mucho a la arquitectura y el diseño de la región de Siria-Palestina. No se ha encontrado ninguna fortaleza hicsa en Menfis y no hay constancia de una destrucción generalizada del país durante la época de los hicsos.

La teoría más aceptada por los estudiosos y egiptólogos en la actualidad es que los hicsos llegaron a Avaris a través de las rutas comerciales terrestres desde Siria-Palestina, tuvieron éxito allí en el transcurso de la Dinastía XII y principios de la XIII, y establecieron una sede de poder una vez que tuvieron la riqueza y la capacidad para hacerlo. No hay ninguna prueba de que los hicsos suprimieran la religión y la cultura egipcias; de hecho, admiraron y adoptaron las dos.

El declive del Reino Medio y el ascenso de los hicsos

La Dinastía XII de Egipto, durante el Reino Medio, se considera una época dorada en la historia del país. La literatura y las artes florecieron, el comercio y las conquistas militares enriquecieron a Egipto, las fronteras fortificadas proporcionaron seguridad y los reyes de la época mantuvieron la estabilidad y fomentaron la creatividad y la diversidad. A principios de este periodo se fundó Avaris, y los que llegaron para comerciar allí quedaron debidamente impresionados por la sociedad egipcia de la época. Sea cual sea el número de hicsos que llegaron a Egipto, lo habrían encontrado muy atractivo.

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En el momento en que su poder crecía en Avaris, los reyes de la Dinastía XIII estaban decayendo. Después del primer rey de la Dinastía XIII, Sobekhotep I (hacia 1802-1800 a.C.), la cronología de la Dinastía XIII es un tanto confusa y desordenada, se construyen menos monumentos y se hacen menos inscripciones. La causa exacta de la disolución de la Dinastía XIII no está clara: podría haber sido tan simple como la personalidad de cada uno de los reyes, que no fueron tan eficientes como los de la Dinastía XII, cualquier otra razón. Aunque varios escritores han propuesto teorías, la falta de registros de la época que apunten a una causa específica hacen que cualquier afirmación sea especulativa.

Statue of Sobekhotep
Estatua de Sobekhotep
Osama Shukir Muhammed Amin (Copyright)

Sea cual fuere la razón, la capital egipcia de Itj-tawi se tambaleó y el gobierno abandonó esa ciudad y regresó a Tebas. Este movimiento dejó efectivamente el norte, el Bajo Egipto, abierto a cualquier poder político que tuviera la fuerza para desarrollarse allí. Cuando la capital había estado en Tebas hacia el final de la Dinastía XI estaba gobernada por un rey poderoso que imponía respeto; esta no era la situación hacia 1782-1760 a.C., cuando la Dinastía XIII estaba perdiendo poder de forma constante. Cuando Manetón afirma que los hicsos tomaron el país "sin dar un golpe", podría ser la única parte de su informe en la que acertó. Los hicsos no habrían tenido que invadir el país ni quemar ninguna ciudad para hacerse con el poder. El norte de Egipto se les había entregado más o menos para que hicieran lo que quisieran.

El reino nubio del sur

El rey Senusret III (hacia 1878-1860 a.C.), el gobernante egipcio más poderoso del Reino Medio, dirigió numerosas expediciones al sur de Nubia, asegurando la tierra y fortificando las fronteras entre ambos países. Guarnecía estos fuertes con soldados egipcios, sellando así la frontera y regulando la inmigración. La relación entre Nubia y Egipto en esta época parece ser mutuamente beneficiosa según los documentos comerciales existentes de estas fortificaciones. Los nubios admiraban la cultura egipcia y adoptaron muchos de sus dioses y aspectos de su cultura.

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Head of Senusret III
Cabeza de Senusret III
Osama Shukir Muhammed Amin (Copyright)

Durante la última parte de la Dinastía XIII, los reyes egipcios dejaron de abastecer las fortificaciones de la frontera y no se destinaron allí nuevas tropas. No llamaron a Egipto a los soldados ya desplegados en los fuertes, y las antiguas guarniciones se convirtieron en sus hogares. Estos soldados mantuvieron el contacto con la capital egipcia en Tebas y el reino de Kush y actuaron como intermediarios en el comercio. El historiador Marc van de Mieroop señala:

Mantenían contratos comerciales con Egipto. En algunos fuertes se encontraron miles de sellos (grumos de arcilla impresos por un escarabajo) en los que se registraban los nombres de los reyes de la Dinastía XIII, e incluso de otros posteriores, incluidos algunos hicsos. Estos sellos estaban originalmente adheridos a sacos y jarras con mercancías importadas de Egipto y el comercio parece haber sido intenso al menos a principios del Segundo Periodo Intermedio. (136)

Mientras la Dinastía XIII descuidaba los asuntos del sur, al igual que lo hacía en el norte, el Reino de Kush se convirtió en un poder centralizado con su capital en Kerma. Se desconoce el origen del nombre de este reino, pero está claro que el pueblo se refería a sí mismo como "kushitas", mientras que los registros egipcios los llamaban "nubios", de la palabra egipcia nub (oro), porque asociaban la región con el oro. Los primeros templos y ciudades de los kushitas muestran una fuerte influencia egipcia, que disminuye gradualmente para ser sustituida por una combinación de estilos nubios (kushitas) y egipcios.

Van de Mieroop observa que "los líderes de esta comunidad trataron de presentarse como verdaderos reyes, reinas y nobles y buscaron inspiración en Egipto" (139). Adoptaron la vestimenta y los gestos egipcios, y adoraron a dioses egipcios. En algún momento, algunas de las antiguas fortificaciones egipcias a lo largo de la frontera fueron destruidas, posiblemente en un ataque, aunque no está claro. A medida que el gobierno egipcio de Tebas ignoraba el poder de Kush en el sur, ese poder crecía y la frontera se hacía más fluida. Los soldados que se habían quedado atrás ya no se consideraban responsables de vigilar las incursiones y, para entonces, estaban más acostumbrados al papel de comerciantes que al de militares.

Relaciones entre egipcios, hicsos y nubios

La situación de Egipto en esta época (hacia 1700-1600 a.C.) era la de una nación dividida en tres poderes centrales, pero, contrariamente a la opinión de los estudiosos del siglo XIX y principios del XX, no era una época de caos o disturbios. Como se ha señalado, el comercio continuaba entre el reino de Kush y Tebas, entre Kush y los hicsos, y entre Tebas y los hicsos. Los hicsos pasaban por Tebas de camino a Kush y los tebanos recorrían el Nilo para comerciar con los hicsos. Parece que hubo una especie de tregua entre Tebas y Avaris, lo que indica que ambos no estaban en términos precisamente cordiales, pero estaban lejos de ser hostiles entre sí.

Los hicsos se consideraban ciudadanos legítimos de Egipto, dignos de ejercer el poder y dirigir el destino del pueblo. Los reyes registrados para la última parte de las Dinastías XIII-XVI no son egipcios o, al menos, no tienen nombres egipcios y se consideran gobernantes hicsos. Su cronología es confusa, y algunos nombres sólo se conocen a través de objetos ceremoniales, mientras que otros sólo por fragmentos de listas de reyes, por lo que su datación es difícil.

Lo que está claro es que, independientemente de lo que pensaran los "verdaderos egipcios" de Tebas y los "reyes extranjeros" de Avaris, las dos ciudades mantenían relaciones pacíficas y había una interacción a largo plazo a través del comercio. Además, ninguna de las dos ciudades interrumpió la relación de la otra con los kushitas del sur, ni hay pruebas de que interfirieran en el comercio o los negocios de la otra en otras zonas. Todo esto cambió poco antes o alrededor del momento en que la Dinastía XVII llegó al poder en Tebas.

Tebas contra Avaris

El rey egipcio Seqenenra Taa (también conocido como Ta'O, hacia 1580 a.C.) de la Dinastía XVII dirigió una expedición contra los hicsos hacia el 1560 a.C. según los escritores posteriores. Su momia, descubierta en el cementerio cercano al Valle de los Reyes de Tebas, muestra que probablemente murió en la batalla. Murió "violentamente a una edad de entre 30 y 40 años. Le golpearon en la cabeza con varias hachas y su cara estaba cortada y destrozada" (van de Mieroop, 142). Este conflicto parece haber surgido en respuesta a un insulto, o a la percepción de un insulto, de Ta'O por parte del rey hicso Apepi.

Los detalles de todo este episodio no están claros, pero parece que Apepi de Avaris envió un mensajero a Ta'O de Tebas transmitiéndole una demanda, que fue tomada como un desafío: "Elimina el estanque de los hipopótamos que está al este de la ciudad, pues me impiden dormir día y noche". En lugar de cumplir con la petición, Ta'O marchó con un ejército hacia Avaris y atacó. Se desconoce si sus fuerzas tuvieron éxito, pero es probable que muriera en la batalla, y el hecho de que los hicsos continuaran en Avaris después de esto sugiere que los tebanos fueron derrotados. Sin embargo, las hostilidades entre las dos ciudades y sus gentes no habían hecho más que empezar.

Kamose de Tebas

Tras la muerte de Ta'O, su hijo Kamose (hacia 1575 a.C.) gobernó en Tebas. Continuó la guerra con los hicsos citando como justificación el hecho de que era un verdadero egipcio, que no debía compartir su país con potencias extranjeras. Una inscripción de Kamose dice:

¿Con qué fin conozco mi propia fuerza? Un jefe está en Avaris, otro en Kush, ¡y yo me siento aquí asociado con un asiático y un nubio! ¡Cada hombre tiene su parte en este Egipto y así se reparte la tierra conmigo! ¡Vean que hasta tiene Hermópolis! Nadie puede estar tranquilo cuando es ordeñado por los impuestos de los asiáticos. Lucharé con él para aplastar su vientre porque mi deseo es rescatar a Egipto que los asiáticos han destruido. (van de Mieroop, 143)

Stela of Kamose
Estela de Kamose
Rüdiger Stehn (CC BY-SA)

Los asesores de Kamose estaban en contra de una acción militar a gran escala contra los hicsos, pero Kamose no les hizo caso. Marchó sobre Avaris, transportando su ejército en barcos por el Nilo y soltándolos sobre la ciudad, y la destruyó. Kamose escribe:

Vi a sus mujeres en el tejado, mirando por las ventanas hacia la orilla del río, con el cuerpo helado al verme. Se asomaron con sus narices a las paredes, como jóvenes ratones en sus agujeros, gritando: "¡Es un ataque!" (Watterson, 59)

Kamose afirmó además que su ataque fue tan rápido y despiadado que las mujeres supervivientes quedaron estériles. También afirma que arrasó Avaris y luego navegó de vuelta a Tebas con su botín. Había destruido a los hicsos de Avaris, aunque aún mantenían el norte de Egipto por encima de Menfis. Kamose gobernó unos tres años más, en los que continuó su guerra contra los reyes extranjeros y parece que les arrebató Menfis. A su muerte le sucedió su hermano Ahmose, fundador de la Dinastía XVIII y del Nuevo Reino de Egipto.

Ahmose I y la unificación de Egipto

A Ahmose I se le atribuye la expulsión de los hicsos de Egipto y la reunificación del país bajo el gobierno central de Tebas. La historiadora Margaret Bunson, basándose en el relato de la estela de Karnak, escribe que Ahmose I "expulsó a los asiáticos de Egipto, persiguiéndolos hasta Sharuhen y luego hasta Siria" (80). Esta acción no parece haber sido tan fácil de llevar a cabo como algunas inscripciones y muchos historiadores hacen parecer.

La inscripción de la tumba de Ahmose menciona una segunda y tercera batalla en Avaris, lo que indica que el alarde de Kamose de destruir la ciudad por completo era una exageración o que los hicsos reconstruyeron Avaris. Las pruebas arqueológicas indican lo primero y que fue Ahmose I el responsable de la destrucción de Avaris.

En una inscripción de una tumba, otro Ahmose (hijo de Ibana) que fue soldado bajo el mando de Ahmose I, menciona la lucha cuerpo a cuerpo en Avaris en una batalla inicial y luego otras dos, igualmente encarnizadas, antes de que los hicsos supervivientes huyeran a Sharuhen en la región de Palestina. Sharuhen, según la inscripción, tuvo que ser asediada durante seis años antes de caer, y los supervivientes huyeron a Siria con Ahmose I en su persecución. No consta lo que les ocurrió una vez que llegaron a Siria. Lo más probable es que, tras derrotar a su enemigo y expulsarlo del campo, Ahmose I diera la vuelta y regresara a Egipto.

Las inscripciones de la época y de la siguiente muestran que toda la influencia política de los hicsos terminó en Egipto bajo Ahmose I. Ahmose I dirigió entonces su atención hacia el sur y realizó una campaña en Nubia al sur de la segunda catarata del Nilo, recuperando las tierras que había perdido. Restauró las ciudades de Egipto, reconstruyendo y rehabilitando los templos, y consolidó su poder en Tebas siguiendo el ejemplo de los grandes reyes del pasado que depositaban el mayor poder en sus familiares más cercanos y de mayor confianza.

El legado del Segundo Periodo Intermedio

Al igual que los demás periodos intermedios de Egipto, el Segundo se caracteriza por ser una época de discordia. Los investigadores Brier y Hoyt ofrecen la visión popular de la época cuando escriben que, tras el Reino Medio, "Egipto entró en su segunda Edad Oscura" (25). Es cierto que se produjeron algunas pérdidas culturales, como la capacidad de escribir escritura jeroglífica. Durante el Segundo Periodo Intermedio, los escribas dejaron de aprender la escritura jeroglífica y se desarrolló la escritura hierática (cursiva). La calidad de las artes también parece haber sufrido. Aun así, la cultura perduró, se desarrolló y avanzó. Se seguía escribiendo y observando los ritos religiosos. El Segundo Periodo Intermedio, aunque no está tan bien documentado como el Reino Medio o el Reino Nuevo, dista mucho de ser una época oscura.

Sin embargo, es comprensible que los historiadores y escribas egipcios posteriores del Nuevo Reino afirmen que este periodo fue una degeneración cultural caótica. Para estos escritores egipcios, el Segundo Periodo Intermedio había sido un periodo de debilidad y caos en el que el principio subyacente de la vida en Egipto, la armonía (ma'at), había sido desechado por invasores extranjeros que alteraron el equilibrio de la tierra y sumieron a todos en la confusión. La egiptóloga Barbara Watterson comenta al respecto:

El dominio de los hicsos en Egipto duró poco más de 100 años, no el desastre sin paliativos proclamado por los historiadores nativos de épocas posteriores, sino el catalizador que impulsó a Egipto hacia su época imperial, proporcionándole el incentivo para la expansión y, lo que es más importante, los medios con los que conseguirla. El impacto de la invasión de los hicsos tuvo un efecto saludable en los egipcios, que miraban a otras naciones con desprecio. La palabra egipcia para "humanidad" (rmt) se refería sólo a los egipcios; hablaban de otros grupos étnicos en términos despectivos: "los viles kushitas", "los miserables asiáticos". Los hicsos habían destruido su antigua sensación de seguridad, haciéndoles ver por primera vez que no eran inviolables. (60)

Cuando Watterson menciona "los medios con los que se logró" la expansión del Reino Nuevo se refiere no sólo al renovado sentido del nacionalismo que surgió con la derrota de Ahmose I contra los hicsos sino, sobre todo, a las innovaciones e inventos que los hicsos habían introducido en Egipto. Sólo en el ámbito militar, los hicsos habían proporcionado a los egipcios el carro de guerra tirado por caballos (un arma nueva para ellos), así como el arco compuesto, que tenía más fuerza y alcance que el arco largo egipcio, la daga de bronce y la espada corta.

Además, dieron a conocer a los egipcios a sus vecinos de una manera nunca antes experimentada. Antes de la aparición de los hicsos, los egipcios consideraban a los pueblos de Levante, Nubia o Punt como socios aceptables en el comercio, pero ciertamente no eran iguales a los egipcios en ningún sentido y apenas merecían ser considerados como una amenaza seria para la vida egipcia. Los hicsos demostraron que otra nación podía ejercer el mismo poder, de la misma manera, que Egipto y que los egipcios debían revisar sus anteriores opiniones sobre estos otros pueblos. Watterson escribe:

A partir de la invasión de los hicsos se comprendió que, si se quería evitar una segunda invasión, había que crear un estado tapón en Asia occidental; y en cumplimiento de esta política, los primeros gobernantes de la Dinastía XVIII tomaron las medidas que permitieron a Egipto iniciar su era imperial. (60)

El legado del Segundo Periodo Intermedio es la gloria que se convertiría en el Reino Nuevo, una época de riqueza y prosperidad sin precedentes en Egipto. El ímpetu por asegurar el país de otra invasión ampliando las fronteras de Egipto y trayendo más riqueza material a la tierra a través de la conquista condujo al período de la historia de Egipto más conocido y admirado. La Dinastía XVIII de Egipto, que fundó Ahmose I, creó algunos de los monumentos más famosos y memorables desde las pirámides del Reino Antiguo y amplió las fronteras de Egipto hasta convertirlas en un imperio.

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Sobre el traductor

Miriam López
I'm a translator and interpreter in an ever-changing world. I love languages and getting to know other cultures. Travelling has become the nearest way to learn from each other these days.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark es un escritor independiente y antiguo profesor de filosofía a tiempo parcial en el Marist College de Nueva York. Vivió en Grecia y Alemania y ha viajado por Egipto. Ha sido profesor universitario de historia, escritura, literatura y filosofía.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2016, octubre 05). Segundo Periodo Intermedio de Egipto [Second Intermediate Period of Egypt]. (M. López, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-15058/segundo-periodo-intermedio-de-egipto/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Segundo Periodo Intermedio de Egipto." Traducido por Miriam López. World History Encyclopedia. Última modificación octubre 05, 2016. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-15058/segundo-periodo-intermedio-de-egipto/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Segundo Periodo Intermedio de Egipto." Traducido por Miriam López. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 05 oct 2016. Web. 25 abr 2024.

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