Por Aria (o Areia) siempre se conoció la zona alrededor del río Areios (Ario), hoy en día Hari Rud en Afganistán (Arriano, Anábasis IV.6.6). Limitaba al norte con Margiana y Bactriana, donde comienza la cuenca del río Margos; hacia el oeste con el gran desierto de Carmania; al sur con Drangiana; y al este con las imponentes montañas Parapamisos (Hindu Kush). El Areios era la espina dorsal de la región, fluyendo a través del territorio: Aria corresponde casi exactamente a la moderna provincia de Herat, lo cual demuestra la importancia del río a lo largo de la historia.
La zona productiva de Aria era una franja de tierra bastante estrecha de unos 150 km a lo largo de ambas márgenes del Areios. En ningún punto a lo largo de su curso tenía el valle más de 25 km de ancho, aunque se mencionan algunos lagos en el Avesta (Vendidad, Fargard I.9). Sin embargo, fuertemente ligada a su río, el área era conocida por ser fértil y producir algunos de los mejores vinos en el mundo. Su capital era Alejandría de Aria (la moderna Herat), la antigua Artacoana. El territorio estaba dividido, según Ptolomeo (VI.17), entre el área cercana al río, habitada por los arios sedentarios establecidos en ciudades y aldeas, y las tribus nómadas en las montañas y desiertos circundantes. Ptolomeo enumeró muchas ciudades, confirmando la idea de que el área era poderosa para la época.
Historia
Su población estaba dividida entre la gente asentada en las numerosas ciudades de la planicie y los nómadas de los desiertos y las montañas. Su historia reprodujo el mismo esquema entre persas, griegos, partos y sacas. Aunque se conoce poco de la antigua Aria, el área se convirtió en una satrapía persa cuando fue conquistada por Ciro el grande. Artacoana (la moderna Herat) se convirtió en la capital de la región. En esa época, Aria era una parte importante del Imperio aqueménida (c. 550-330 a. C.), y Estrabón (XI.10.1) incluso relata que Drangiana era una parte administrativa de Aria. Parece que los arios recibieron una fuerte influencia de los pueblos escitas del norte, ya que es posible ver representaciones de arios en el arte aqueménida en Susa y Persépolis.
Cuando Alejandro Magno invadió Asia Central, llegó a Aria en 330 a. C. y fue recibido por el sátrapa del área, llamado Satibarzanes. Arriano (Anábasis III. 25) cuenta que el sátrapa traicionó a Alejandro por lo que el macedonio se vio forzado a sitiar Artacoana. Alejandro usó torres de asedio para tomar la ciudad y, al capturarla, los habitantes fueron asesinados o vendidos como esclavos. La ciudad vacía fue reconstruida y nombrada Alejandría. Aria era una de las partes más orientales del Imperio seléucida (312-63 a. C.) pero fue concedida, al menos en parte, a Chandragupta Maurya después de la guerra entre este rey indio y Seleuco I Nicátor en 303 a. C. (Estrabón XV.2-9).
Cuando Diodoto independizó Bactriana, Aria fue conquistada y administrada por los reyes greco-bactrianos. La única batalla que se sabe que los reyes greco-bactrianos pelearon en Asia fue entre Antíoco III y Eutidemo, durante la cual los catafractos de Eutidemo fueron aplastados por la caballería seléucida (Polibio, " Historias", X.27-31). Las fuentes son escasas pero la zona parece haber permanecido bajo control griego hasta que Partia invadió los territorios greco-bactrianos en los años cercanos al 140 a. C. En las décadas siguientes, grupos de sacas, que fueron empujados por los yuezhi del norte, comenzaron a asentarse en la zona. No se sabe hasta que punto los sacas controlaron Aria, pero parece que la zona siguió siendo más o menos una dependencia de los partos durante casi toda su historia desde Mitrídates y luego bajo el dominio kushán.