Imperio Medio de Egipto

Definición

Joshua J. Mark
por , traducido por Rosa Baranda
Publicado el 04 octubre 2016
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Disponible en otros idiomas: inglés, francés, griego, persa, turco
Statue of Amenemhat III (by Osama Shukir Muhammed Amin, Copyright)
Estatua de Amenemhat III
Osama Shukir Muhammed Amin (Copyright)

El Imperio Medio (2040-1782 a.C.) está considerado como la época clásica de Egipto, durante la cual se produjeron algunas de sus mejores obras de arte y literatura. Los estudiosos siguen divididos en cuanto a qué dinastías constituyen el Imperio Medio, ya que algunos incluyen la segunda mitad de la XI y toda la XII, otros dicen que abarca de la Dinastía XII a la XIV y otros hablan de las Dinastías XII y XIII.

La Dinastía XII se suele citar como la primera de esta época por las increíbles mejoras en la calidad del arte y la arquitectura, pero estos desarrollos solo fueron posibles gracias a la estabilidad de la que dotó la Dinastía XI al país. Por lo tanto, las fechas más ampliamente aceptadas para el Imperio Medio son de 2040-1782 a.C., lo que incluye la última época de la Dinastía XI y abarca hasta mediados de la XIII.

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La Dinastía XIII nunca tuvo ni la estabilidad ni el poder de la XII, y permitió que un pueblo inmigrante conocido como los hicsos fuera adquiriendo poder en el Bajo Egipto, y con el tiempo llegó a hacerse tan poderoso que desafió la autoridad de la Dinastía XIII y marcó el comienzo de la era conocida como Segundo Período Intermedio de Egipto (en torno a 1782 - en torno a 1570 a.C.). Según todas las estimaciones sobre el Imperio Medio, Egipto llegó a su punto álgido cultural durante la Dinastía XII, y las innovaciones de este período influirían en el resto de la historia del país.

Los términos como "Imperio Medio" y "Segundo Período Intermedio" son creaciones de los egiptólogos del siglo XIX d.C. en un intento por facilitar el estudio de la larga historia del país. Los antiguos egipcios nunca usaron tales nombres para designar las distintas épocas de su historia. Los períodos marcados por la unificación del país bajo un gobierno central fuerte se denominan "imperios" o "reinos", mientras que las épocas de desunión o de agitación política o social se conocen como "períodos intermedios". Cada una de estas eras tiene sus propias cualidades definitorias, incluido el Imperio Medio, pero los eruditos han afirmado que este período es el más difícil de conectar con un logro o imagen central específico. Mark van de Mieroop comenta lo siguiente:

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Mientras que el término moderno "Imperio Medio" y su presentación antigua pueden sugerir que este período rivaliza con los Imperios Antiguo y Nuevo, en muchos sentidos es más difícil definir el Imperio Medio que los otros dos. En términos simples, podemos señalar las pirámides como la característica definitoria del Imperio Antiguo, y al propio imperio en sí en la época del Imperio Nuevo. Sin embargo, no hay una característica comparable que describa el Imperio Medio. Este fue un período de transformación. (97)

Sin embargo, se podría argumentar que las pruebas físicas de esta transformación son la característica definitoria. El arte y la literatura del Imperio Medio son completamente diferentes a lo que había antes, e influyeron en todo lo que vendría después. A pesar de que puede que el Imperio Medio no tenga las majestuosas pirámides del pasado de Egipto, ni el poder que descubriría en el futuro, las contribuciones de esta época constituyen una gran parte de la definición de la cultura egipcia tal y como se reconoce hoy en día.

Influencia del Primer Período Intermedio

El Imperio Medio surgió tras el Primer Período Intermedio (2181-2040 a.C.), una época en la que el gobierno central se había ido reduciendo hasta prácticamente desaparecer y los administradores regionales, los nomarcas, gobernaban los distritos o nomos directamente hasta que se acabaron desarrollando dos reinos (con Heracleópolis en el Bajo Egipto y Tebas en el Alto Egipto) a partir de ciudades provinciales menores y se enfrentaron por el control supremo del país.

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Durante el gobierno del príncipe Mentuhotep II (en torno a 2061-2010 a.C.), los gobernantes de Heracleópolis fueron derrotados y Tebas se convirtió en la capital de Egipto. Mentuhotep fue alabado como el "segundo Menes", en referencia al primer rey del Período arcaico de Egipto (en torno a 3150-2613 a.C.) que fue el que unificó el país en primer lugar.

Mentuhotep II Head
Cabeza de Mentuhotep II
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

A pesar de que los gobernantes del Imperio Medio intentaron emular a los del Imperio Antiguo, y de que los estudiosos tradicionalmente han representado el Imperio Medio como un regreso al paradigma anterior, la estructura política y social de la época fue bastante diferente. El Primer Período Intermedio había introducido cierto nivel de riqueza e independencia en los diferentes distritos de Egipto que no había existido en la estructura del Imperio Antiguo compuesta de un gobierno centralizado con el poder supremo. Y cuando esa era terminó con la reunificación de Mentuhotep II, los cambios culturales perduraron. Aunque el rey volvía a ser otra vez el gobernante de todo Egipto, los funcionarios subordinados a menudo vivían y actuaban como reyecillos y la movilidad ascendente en la sociedad era más factible de lo que lo había sido anteriormente.

Donde se ven más claramente estos cambios del Primer Período Intermedio es en el arte y la literatura de la Dinastía XII, que es lo que le otorga al Imperio Medio el epíteto de "Época clásica". La influencia de muchos distritos diferentes del país se puede ver en la arquitectura, en las obras escritas, en las inscripciones, las pinturas y las tumbas de la Dinastía XII, lo que indica claramente que las influencias regionales fueron bien acogidas y respetadas y que la expresión artística era más fluida en esta época. Las obras del Imperio Antiguo habían sido encargadas y controlabas por la realeza y tiene una apariencia y estilo uniformes, mientras que las del Imperio Medio son mucho más variadas. Ninguno de estos cambios podría haber ocurrido de no ser por la época de transición conocida como el Primer Período Intermedio.

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El Primer Período Intermedio y el ascenso de Tebas

Tras el colapso del Imperio Antiguo después de la Dinastía VI, dejó de existir un gobierno central fuerte en Egipto. En parte, esto se debió a las grandes obras construidas por los reyes de la Dinastía IV que construyeron las pirámides de Guiza. El rey Sneferu, el primer gobernante de la Dinastía IV inició la construcción de las pirámides y estableció el paradigma de destinar recursos y mano de obra a construir los grandes complejos mortuorios. Sus sucesores Kufu, Kafre y Menkaure, los constructores de las pirámides de Guiza, siguieron su ejemplo. Pero no es una casualidad que la pirámide de Kafre sea más pequeña y que su complejo no sea tan exuberante como el de la Gran Pirámide de Kufu, o que la de Menkaure sea aún más pequeña que la de Kafre. Los vastos recursos necesarios para estos proyectos se fueron agotando a medida que avanzaba el Imperio Antiguo.

LOS CAMBIOS POLÍTICOS Y SOCIALES DEL PRIMER PERIODO INTERMEDIO SE VEN DE MANERA MÁS CLARA EN EL ARTE Y LA LITERATURA DE LA DINASTÍA XII, QUE ES LO QUE LE DA AL IMPERIO MEDIO SU EPÍTETO DE "ÉPOCA CLÁSICA".

Y el problema no se limitaba al coste de construir los complejos piramidales, sino que también había que mantenerlos, y este mantenimiento se dejó al cargo de los sacerdotes de los complejos y el funcionario local de la región, el nomarca, que recibían dinero de las arcas reales. A medida que más y más dinero salía de la capital de Menfis e iba a parar a los distritos, estos se fueron haciendo más y más ricos y con el aumento de la popularidad del culto del dios sol Ra, sus sacerdotes se fueron haciendo más ricos y poderosos. Esta situación, combinada con otros problemas de la época, acabaron provocando el fin del Imperio Antiguo.

Durante el Primer Período Intermedio, estos nomarcas que ahora tenían el poder para controlar sus propios distritos sin tener que seguir lo que dictaba Menfis básicamente se convirtieron en los reyes de sus respectivas regiones. Escribían y aprobaban leyes y recaudaban impuestos sin consultar con los reyes que todavía intentaban gobernar desde la vieja capital. La diversidad de las regiones de Egipto en esta época se puede apreciar en el arte y la arquitectura, que expresan la individualidad de cada distrito.

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En aquella época, Tebas era una ciudad menor a orillas del Nilo, sin mayor prestigio que cualquier otra. Los reyes de Menfis trasladaron la capital a Heracleópolis, puede que en un intento de recuperar algo del control sobre la población, más grande, de allí. Pero siguió siendo igual de inefectiva que en la antigua ciudad. En torno a 2125 a.C. un nomarca de Tebas llamado Intef desafió la autoridad de Heracleópolis e inició una rebelión que establecería a Tebas como rival de Heracleópolis. Los sucesores de Intef fueron ganando cada vez más terreno a medida que aumentaba el poder y la riqueza de Tebas. Se construyeron tumbas nuevas y más grandes, así como palacios más magnificentes, hasta que con la ascensión de Mentuhotep II y la derrota de Heracleópolis, Tebas se convirtió en la capital de Egipto.

Mentuhotep II y la Dinastía XI

Aunque Mentuhotep II se convirtió en el "segundo Menes" que unificó Egipto y dio comienzo a la era del Imperio Medio, fue Intef el que inició el camino hacia la reunificación y sus sucesores lo establecieron más claramente. Mentuhotep I (en torno a 2115 a.C.) siguió el ejemplo de Intef I y conquistó los nomos circundantes para Tebas, con lo que aumentó considerablemente su estatura y el poder de la ciudad. Sus sucesores continuaron con estas políticas, pero es a Wahankh Intef II (en torno a 2112-2063 a.C.) a quien se le atribuyen algunos de los pasos más importantes hacia la reunificación, al tomar la ciudad de Abidos y reclamar el título de "Rey del Alto y el Bajo Egipto". Wahankh Intef II fortaleció aún más la posición de Tebas al gobernar con justicia y liderar expediciones militares contra Heracleópolis, lo que debilitó el control del rey menfita sobre la región.

Mentuhotep II se sirvió de estos primeros logros para ir más allá, terminar de derrotar a Heracleópolis y castigar a los nomos que habían permanecido leales a los antiguos reyes a la vez que recompensaba a los que habían sido fieles a Tebas. Una vez que el proceso de unificación estaba en marcha, Mentuhotep II se centró en el gobierno, las hazañas militares y los proyectos arquitectónicos. Margaret Bunson escribe:

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La era que empezó con la caída de Heracleópolis frente a Mentuhotep II fue una era de grandes avances artísticos y de estabilidad en Egipto. El gobierno fuerte fomentó un entorno en el que tuvo lugar una gran cantidad de actividad creativa. El monumento más importante de este período estaba en Tebas, en la orilla occidental del Nilo, en un lugar llamado Deir el-Bahri. Mentuhotep II erigió allí su monumental complejo mortuorio, una estructura que influiría a los arquitectos de la Dinastía XVIII. La descendencia real de Mentuhotep alentó todas las formas de arte y confió en la destreza militar para establecer nuevas fronteras y operaciones mineras. (78)

El sucesor de Mentuhotep II, Mentuhotep III (en torno a 2010-1998 a.C.) prosiguió con la misma política y amplió su alcance. Envió una expedición a Punt y fortificó las fronteras del Delta nororiental. A este lo siguió Mentuhotep IV (en torno a 1997-1991 a.C.), sobre el que no se sabe mucho aparte de que envió a su visir, un hombre llamado Amenemhat, en una expedición a extraer piedra de las canteras. Su reinado entero de siete años se sumerge en el silencio, pero lo más probable es que continuara con éxito con la política de sus predecesores, ya que cuando Amenemhat le sucede como rey, el país está perdurando.

Comienzo de la Dinastía XII

Los eruditos que afirman que el Imperio Medio empieza realmente con la Dinastía XII lo dicen por el reinado de Amenemhat I (1991-1962 a.C.) y la cultura que forjó su dinastía. Su familia gobernaría Egipto durante los siguientes 200 años, durante los cuales mantuvieron un país fuerte y unido que interactuó significativamente con los países vecinos.

Cuando Amenemhat era el visir de Mentuhotep IV y este lo envió en la expedición a las canteras para el proyecto del rey, Amenemhat hizo grabar una inscripción sobre los acontecimientos sorprendentes que experimentó. Primero, una gacela dio a luz sobre la piedra elegida como tapa del sarcófago del rey, lo que quería decir que habían elegido bien, ya que esa piedra estaba bendecida con fertilidad y vida. Después, cayó una tormenta inesperada sobre la expedición y cuando pasó descubrieron un pozo suficientemente profundo como para dar de beber a todo el mundo.

Más tarde esta inscripción se interpretaría como que Amenemhat había sido elegido por los dioses para convertirse en rey, ya que obviamente le habían permitido experimentar unos milagros que pocos más habían experimentado. La Profecía de Neferty, una obra posterior del Imperio Medio, amplía esta idea al afirmar que se había escrito antes del reinado de Amenemhat I y que "predecía" un rey que "vendrá del sur, Ameny, el justificado, de nombre" que gobernará un Egipto unido y derrotará a sus enemigos.

Amenemhat I, por razones no del todo claras, se marchó de Tebas y estableció su capital y su corte en una ciudad llamada Iti-tawi, al sur de Menfis. Se desconoce la ubicación exacta de la ciudad, pero probablemente estaba cerca de Lisht, y en los documentos se nombraba sencillamente como la "Residencia". Según van de Mieroop, el nombre Iti-tawi quiere decir "Amenemhat es el que toma posesión de las dos tierras", y subraya la unidad de Egipto (101). Puede que Amenemhat trasladara la capital a la región de Lisht para distanciarse de la dinastía anterior, que había unificado Egipto a la fuerza, y presentarse como el rey imparcial de toda la nación.

Lisht estaba cerca de la antigua capital de Heracleópolis y de la zona fértil del Fayum, con lo que situar ahí la corte del rey indicaba que esta dinastía no era solo tebana, sino que estaba abierta a todos los egipcios. Parece que hacia el final de su reinado hubo bastante malestar en la corte, y los indicios sugieren que fue asesinado. Su muerte y la sucesión que vino después son el marco en el que se desarrolla el célebre texto literario egipcio La historia de Sinuhé.

La época clásica del Imperio Medio

El sucesor de Amenemhat I fue Senusret I (en torno a 1971-1926 a.C.), que mejoró la infraestructura del país e inició la clase de grandes proyectos arquitectónicos que habían caracterizado al Imperio Antiguo y representaban el poder del rey, incluido el templo de Amón en Karnak, que inició la construcción del templo en esa ciudad. Amenemhat I había seguido el ejemplo de Wahankh Intef II y Mentuhotep II al otorgar poder solo a los familiares en los que más confiaba y limitar el poder de los nomarcas locales y los sacerdotes.

Una de las maneras en las que redujo el poder de los nomarcas fue con la creación del primer ejército permanente. Antes de la Dinastía XII, el ejército egipcio estaba compuesto de soldados reclutados por los nomarcas, que se los enviaban al rey. Amenemhat I aumentó el poder del rey al reformar el ejército, que ahora estaba directamente bajo su control.

Senusret I siguió esta misma política, cuyo resultado fue un mayor poder y riqueza para el trono y un gobierno central estable. La burocracia de la Dinastía XII era tan eficiente que, a diferencia del Imperio Antiguo, mantuvo la riqueza concentrada en el rey a la vez que permitía que los distritos crecieran y prosperaran sin hacerse demasiado poderosos. El rey gobernaba Egipto entero, pero los funcionarios individuales recibían recompensas por su lealtad. Van de Mieroop escribe:

Por todo Egipto, las personas destacadas anunciaban su estatus especial erigiendo estelas con sus biografías, donde se centraban en sus propios logros y, en muchos aspectos, esta época muestra la misma diversidad cultural que la anterior. (101)

La ausencia de tensión entre los funcionarios de los distritos y la corona permitió prosperar al país, con grandes proyectos arquitectónicos, la expansión de las fronteras, la defensa, la producción agrícola, las mejoras de ciudades y caminos y el desarrollo del arte y la literatura. Todas estas mejoras convirtieron a Egipto en uno de los países más ricos y estables del mundo en aquella época. Margaret Bunson apunta:

La Dinastía XII asaltó Siria y Palestina y marchó hacia la Tercera catarata del Nilo para establecer puestos fortificados. Envió expediciones al mar Rojo, sirviéndose de la ruta terrestre hasta la costa y la ruta a través del Uadi Tumilat y los Lagos Amargos. Para estimular la economía nacional, estos reyes también empezaron enormes proyectos hidráulicos de riego en el Fayum para recuperar sus exuberantes campos. Estos sistemas de riego proporcionaron tierras agrícolas que revitalizaron la vida egipcia. (78-79)

Senusret I empezó esta política drenando el lago en el centro del Fayum mediante el uso de canales. Con esto, no solo hizo que la tierra fértil del lecho del lago estuviera disponible para la agricultura, sino que también puso el agua a disposición de más gente. Es el responsable de la Capilla Blanca, una estructura importante para arqueólogos y estudiosos porque enumera todos los nomos de la época.

La Capilla Blanca fue destruida y reciclada para la construcción del templo de Karnak, pero fue restaurada entre 1927-1930 d.C. y hoy en día todavía se puede ver. Aunque la capital ya no estaba en Tebas, la ciudad no se descuidó ya que se siguieron construyendo monumentos, especialmente el gran templo de Karnak, durante todo el Imperio Medio e incluso durante el Imperio Nuevo.

White Chapel
La Capilla Blanca
Hannah Pethen (CC BY-SA)

El arte durante el Imperio Medio

La expresión artística, aunque se seguía usando para la gloria del rey o de los dioses, encontró un tema nuevo durante el Imperio Medio. Solo con examinar superficialmente los textos del Imperio Antiguo se puede ver que son de un solo tipo, tales como las inscripciones en monumentos, los textos de las pirámides o las obras teológicas. Durante el Imperio Medio, aunque todavía se pueden ver esta clase de inscripciones, se desarrolló una verdadera literatura que ya no trataba solamente de los reyes o los dioses, sino que hablaba de las vidas de la gente común y de la experiencia humana. Obras como El canto del arpista cuestionan si hay una vida después de la muerte, al igual que la Disputa entre un hombre y su ba (su alma). Las obras en prosa más conocidas y populares, tales como La historia del marinero náufrago y La historia de Sinuhé, también provienen de este período.

Tale of Sinuhe (Berlin 10499)
Historia de Sinhué (Berlín 10499)
L. Baylis (Copyright)

La escultura y la pintura también se centran a menudo en la vida cotidiana y el entorno común. En esta época las pinturas de arroyos y campos, de gente pescando o caminando, son más comunes. En las tumbas se pintaban imágenes de la vida y las actividades diarias para recordarle al alma la vida que había dejado atrás en la tierra y prosiguiera al Campo de los Juncos, el paraíso de la otra vida, que era una imagen reflejada de lo que había vivido antes. Las estatuas se hicieron más realistas y se desarrollaron técnicas nuevas para hacer creaciones más definidas y realistas.

La construcción del templo, tras el gran complejo mortuorio de Mentuhotep II en Tebas, funcionaba para crear una relación perfecta entre la estructura y el entorno, cuyo resultado fue que casi todos los templos de la Dinastía XII se construyeron a imagen del de Mentuhotep en mayor o menor medida. Los reyes de la Dinastía XII alentaron este tipo de expresión, y las relaciones cordiales con los nomarcas locales hicieron de esta dinastía una de las más grandes de la historia de Egipto.

El rey y los nomarcas

Tras Senusret I vino Amenemhat II (en torno a 1929-1895 a.C.), que puede que gobernara junto a él. Una característica distintiva del Imperio Medio es la práctica de la corregencia, por la que un hombre joven, el sucesor elegido por el rey (normalmente uno de sus hijos), reinaba junto con el rey para aprender a gobernar y garantizar una transición armoniosa del poder. Los eruditos no están de acuerdo en si la práctica se llevaba realmente a cabo o no, aunque en algunos momentos, tales como con Amenemhat II y su sucesor Senusret II (en torno a 1897-1878 a.C.), no cabe duda. Hay fechas dobles en los cartuchos oficiales de dos reyes, cosa que sugiere la práctica de la corregencia, pero no está claro cuál es el significado de estas fechas dobles.

Se sabe muy poco del reinado de Amenemhat II, pero Senusret II es conocido por sus buenas relaciones con los nomarcas regionales y la mayor prosperidad del país. Es interesante destacar que, especialmente bajo el reinado de Senusret II, los funcionarios locales prosperaron al igual que lo habían hecho hacia finales del Imperio Antiguo y que aun así no supuso ningún problema para la corona, como había sucedido anteriormente. Van de Mieroop escribe:

Los reyes de la Dinastía XII en Iti-tawi eran poderosos, pero no eran los únicos que poseían riquezas y poder social. Durante mucho tiempo durante el Imperio Medio las élites provinciales que habían sido más o menos independientes durante el Primer Período Intermedio mantuvieron su autoridad local, aunque dentro de un marco en el que el rey gobernaba el país entero. (103)

Estos oficiales regionales eran muy leales a sus reyes, tal y como demuestran las biografías grabadas en las tumbas, como por ejemplo las de Beni Hassan (aunque probablemente están idealizadas). Estas tumbas son grandes y están bien construidas, lo que demuestra la riqueza de sus dueños, y todas ellas se crearon para nomarcas y otros funcionarios y administradores regionales, no para la realeza.

Senusret III y la Edad de Oro de Egipto

Tras Senusret II vino Senusret III (en torno a 1878-1860 a.C.), el rey más poderoso de esta era, cuyo reinado fue tan próspero que se lo llegó a deificar en vida. Senusret III está considerado como el modelo de la leyenda de Sesostris, el gran faraón egipcio que, según Heródoto, hizo campaña y colonizó Europa, y que, según Diodoro Sículo, conquistó todo el mundo conocido. Senusret III es el mejor candidato como base para Sesostris, ya que su reino estuvo marcado por la expansión militar a Nubia y por un aumento de la riqueza y el poder de Egipto.

El prestigio de los nomarcas fue en declive durante el reinado de Senusret III y el título desapareció de los documentos oficiales, lo que sugiere que esta posición fue absorbida por la corona. Esta interpretación está respaldada por la institución de distritos más grandes bajo el control del gobierno central. Sin embargo, no parece que las familias que habían ostentado el cargo perdieran su estatus, tal y como demuestran las tumbas de Beni Hassan mencionadas anteriormente. Muchas de las biografías inscritas cuentan la historia de un antiguo nomarca que se convirtió en un administrador real leal al rey.

Senusret III fue el epítome del rey guerrero y representaba el valor cultural egipcio de la habilidad militar y la acción decisiva. Al frente de su ejército, se lo consideraba invencible. Sus campañas en Nubia expandieron las fronteras de Egipto y las fortificaciones que construyó a lo largo de ellas alentaron el comercio. También comandó una expedición a Palestina y después aumentó las relaciones comerciales con esa región.

Head of Senusret III
Cabeza de Senusret III
Osama Shukir Muhammed Amin (Copyright)

Aunque el Imperio Medio fue un período estable de gran prosperidad, aun así, se pueden encontrar indicios de incertidumbre en la literatura y otras inscripciones de la época. El Canto del arpista mencionado antes, por ejemplo, cuestiona la existencia de la otra vida y alienta un punto de vista más existencial. Los Textos de Execración, objetos sobre los que se escribían encantamientos para destruir a los enemigos, son más numerosos durante el Imperio Medio que durante cualquier otro período de la historia de Egipto. Los egipcios creían en la magia simpatética por la que se elevaba a un amigo, o se destruía a un enemigo, trabajando con un objeto que lo representaba.

Los Textos de Execración eran objetos de arcilla, en ocasiones estatuas con los nombres de los enemigos inscritos y un verso que se recitaba antes de romper el objeto. Al igual que se destruía la pieza, también se destruirían los enemigos. Las campañas y los logros militares de Senusret III garantizaron la seguridad de Egipto, pero la cantidad de estos objetos encontrados durante este período sugiere que, a medida que Egipto se fue haciendo más seguro y rico, la gente empezó a temer más las pérdidas. El realismo de la literatura del Imperio Nuevo se podía interpretar como un reflejo de la creciente preocupación de la gente por el presente en vez de una vida idealizada tras la muerte, a medida que sus vidas cotidianas se fueron haciendo más cómodas y se dieron cuenta de que tenían más que perder que antes.

Un ejemplo de este tipo de temor se puede ver en el Papiro Ipuur (Las Admoniciones de Ipuur) en las que un escriba se lamenta amargamente por la pérdida de la edad de oro y las condiciones terribles del presente. A pesar de que el Papiro de Ipuur se ha interpretado como una historia que habla del Primer Período Intermedio, en realidad es literatura que expresa la experiencia humana común de echar de menos una edad dorada pasada, una época en la que todo era hermoso, en contraste con la incertidumbre y el miedo del presente.

Las vivas imágenes del papiro de Ipuur transmiten claramente que las cosas habían ido a peor, lo que ha llevado a hacer una lectura literal y pensar que se refería al Primer Período Intermedio, pero la obra tiene más sentido si se lee como una expresión del miedo a la pérdida en el presente, durante el Imperio Medio, y a la clase de caos que cabría esperar. El escritor hace grandes esfuerzos por asegurarse de que el lector pueda experimentar perfectamente la realidad de tal pérdida.

Ipuwer Papyrus
Papiro de Ipuur
Rijksmuseum van Oudheden, Leiden (CC BY)

Este miedo a la pérdida de las posesiones, de la estabilidad social, incluso la poca que había, podría explicar el ascenso de la popularidad del culto de Osiris en Abidos y la creciente veneración de Amón en Tebas. Amón combinaba los primeros aspectos del dios sol Ra y dios creador Atum en un solo dios todopoderoso cuyos sacerdotes (al igual que los de Ra en el pasado) acabarían amasando más tierras y riquezas que los faraones del Imperio Nuevo y de hecho acabarían llevando el Imperio Nuevo a su fin. Osiris, que en un principio era un dios de la fertilidad, se convertiría en el nuevo señor y juez de los muertos, la deidad que decidía a dónde iban las almas para toda la eternidad, y su culto llegaría a ser el más popular, aunándose con el de su esposa Isis.

Ambos dioses prometían estabilidad durante el viaje terrenal y una vida eterna más allá de la tumba. Senusret II le prestó una atención especial a la ciudad de Abidos, en la que se creía que estaba enterrada la cabeza de Osiris, y envió una comitiva con regalos para la estatua de Osiris. Durante esta época, Abidos prosperó y creció hasta convertirse en una ciudad rica, el destino de peregrinaje más popular de todo Egipto, con la necrópolis más codiciada. La gente quería que la enterraran cerca de Osiris para tener mejores oportunidades de impresionarlo cuando llegara la hora de presentarse frente a él en el juicio.

Al mismo tiempo, el templo de Amón en Karnak seguía creciendo y ampliándose. Este templo estaba dedicado a Amón, el señor del cielo y la tierra, que se acabaría conociendo como Amón-Ra, el rey de los dioses de Egipto. Amón les garantizaba a los creyentes que siempre cuidaba de ellos en vida y les aseguraba la continuación de la armonía. El realismo de las obras literarias y artísticas de la época se puede ver reflejado en los desarrollos religiosos que prometían una continuación ininterrumpida de la vida actual de la persona.

Como la otra vida, presidida por Osiris, se veían como un reflejo directo de la vida terrenal, y la vida terrenal estaba protegida por Amón, no había razón para temer el cambio, porque no habría ninguno. La muerte no era más que otro cambio en la vida de la persona, no el final. Las representaciones de la otra vida durante esta época se volvieron tan realistas y vívidas como las de escenas comunes de la vida cotidiana.

Fin de la Dinastía XII

Este realismo alcanza incluso la manera en la que Senusret III se retrataba a sí mismo artísticamente. Mientras que los reyes anteriores de Egipto siempre se representan jóvenes y fuertes en las estatuas, las de Senusret III son realistas y lo muestran con su verdadera edad, con un aspecto cansado por las responsabilidades del gobierno. Este mismo realismo también es aparente en las estatuas de su hijo y sucesor Amenemhat III (en torno a 1860-1815 a.C.) que también está representado en estatuas tanto de manera realista como idealizada. Amenemhat III no presumía de ninguna gran victoria militar, pero construyó casi tantos monumentos como su padre y fue el responsable del gran templo mortuorio de Hawara conocido como "El laberinto", que Heródoto dijo que era más impresionante que cualquiera de las maravillas de la Antigüedad.

A este lo sucedió Amenemhat IV (en torno a 1815-1807 a.C.), que continuaría con sus mismas políticas. Terminó las obras arquitectónicas de su padre y empezó muchas propias. Durante su reinado se lanzaron muchas expediciones militares y comerciales, y el comercio floreció con las ciudades del Levante y otros lugares, especialmente Biblos. La política de la corregencia, si es que se practicaba realmente, que había garantizado la transición de poder de un gobernante a otro sin percances falló en el caso de Amenemhat IV, que no tuvo ningún heredero masculino a quien entrenar.

A su muerte, el trono pasó a su hermana (o esposa) Sobekneferu (en torno a 1807-1802 a.C.), de cuyo reinado no se sabe mucho. Sobekneferu fue la primera mujer en gobernar Egipto desde el Período Arcaico, a menos que se acepte a la reina Nitiqret (Nitocris) de la Dinastía IV del Imperio Antiguo como histórica. El debate sobre la historicidad de Nitocris se inició hace décadas y no está próximo a resolverse, pero muchos expertos (Toby Wilkinson y Barbara Waterson entre ellos) ahora la aceptan como una persona real en vez de un mito creado por Heródoto.

Dejando esta discusión de lado, Sobekneferu gobernó varios siglos antes que Hatshepsut, la mujer que se suele citar como la primera monarca femenina de Egipto y que gobernó con todos los poderes reales como un hombre. Se cree que otras dos mujeres, Neithhotep (en torno a 3150 a.C.) y Merneith (en torno a 3000 a.C.) gobernaron por derecho propio durante el Período Arcaico, aunque estas afirmaciones se han puesto en tela de juicio. Puede que Merneith no fuera más que una regente para su hijo Den, y Neithhotep, cuya reputación como monarca regente descansa principalmente en la grandiosidad de su tumba y sus inscripciones, puede que sencillamente fuera honrada como esposa y madre de grandes reyes.

A diferencia de Hatshepsut, cuyas estatuas la van representando cada vez más como un hombre, Sobekneferu se representa claramente como una monarca femenina. Renovó o fundó la ciudad de Crocodilópolis al sur de Hawara en honor a su dios patrón, Sobek, y ordenó la construcción de otros edificios siguiendo la gran tradición de los demás gobernantes de la Dinastía XII.

Cuando murió sin un heredero, la Dinastía XII llegó a su fin y dio comienzo la Dinastía XIII con el reinado de Sobekhotep I (en torno a 1802-1800 a.C.). La Dinastía XII fue la más fuerte y próspera del Imperio Medio. Tal y como apunta van de Mieroop, "todos menos los dos últimos gobernantes del a Dinastía XII construyeron pirámides y complejos mortuorios a su alrededor y los llenaron de estatuas reales, esculturas, relieves y demás" (102). La Dinastía XIII heredaría la riqueza y las políticas de su antecesora, pero no le servirían de mucho.

Fin del Imperio Medio

La Dinastía XIII se ve tradicionalmente como una dinastía más débil que la XII, y es verdad que lo era, pero no está claro exactamente cuándo empezó el declive porque los registros históricos no están completos. Ciertos reyes, tales como Sobekhotep I, están bien representados, pero a medida que avanza la Dinastía XIII, los registros son cada vez más escasos. Algunos reyes solo se mencionan en la Lista de Reyes de Turín, en ningún otro sitio, y algunos aparecen en inscripciones, pero no en las listas. La lista de reyes de Manetón, que los egiptólogos consultan regularmente, falla en la Dinastía XIII porque enumera 60 reyes para un período de gobierno de 453 años, algo imposible, y que los eruditos han interpretado como que el error está en los años, que en realidad serían 153 (Van de Mieroop, 107). La afirmación de que la dinastía duró 150 años tras Sobekhotep I probablemente también es errónea, porque los hicsos estaban firmemente establecidos como una potencia en el Bajo Egipto ya en torno a 1720 a.C. y controlaban la región para el 1782 a.C.

Statue of Sobekhotep
Estatua de Sobekhotep
Osama Shukir Muhammed Amin (Copyright)

Parece que la Dinastía XIII continuó con las políticas de los reyes de la Dinastía XII y mantuvo el país unificado, pero, por lo que sabemos de los pocos registros que quedan, ninguno de ellos tuvo la robustez personal de los reyes anteriores. En el Bajo Egipto empezaron a surgir entidades políticas independientes, de las cuales la más importante eran los hicsos, y no parece que la capital de Iti-tawi tuviera los recursos necesarios para controlar ninguna de ellas. En esta época todavía se seguían erigiendo complejos mortuorios, templos y estelas y los documentos muestran que la eficiente burocracia de la Dinastía XII todavía seguía funcionando, pero el ímpetu que había impulsado a Egipto durante la Dinastía XII había desaparecido.

Al igual que con la transición del Imperio Antiguo al Primer Período Intermedio, el cambio del Imperio Medio al Segundo Período Intermedio se suele caracterizar como un declive caótico. Sin embargo, esta no es una representación fiel de ninguna de las dos épocas. La Dinastía XIII flaqueó y un poder más fuerte le quitó el sitio. A pesar de que las historias egipcias posteriores caracterizarían la época de los hicsos como un período sombrío del país, los registros arqueológicos cuentan una historia diferente. Los hicsos, aunque eran extranjeros, siguieron respetando la religión y la cultura de Egipto, y parece ser que beneficiaron al país más de lo que los historiadores posteriores les conceden.

El Segundo Período Intermedio, durante el cual Egipto estuvo gobernado por los hicsos, puede que no fuera el caos que se dice que fue, pero tampoco llegó a las cotas alcanzadas durante el Imperio Medio. De hecho, hubo una cierta pérdida cultural, como por ejemplo la pérdida de la escritura jeroglífica y el surgimiento de la escritura hierática. También hay pruebas de que los logros artísticos fueron de menor calidad durante el Segundo Período Intermedio. Los expertos Bob Grier y Hoyt Hobbs comentan lo siguiente acerca del Imperio Medio:

Durante esta época, el idioma egipcio alcanzó un nivel de refinamiento que sería para siempre el modelo a seguir de la prosa de calidad en el antiguo Egipto. El arte alcanzó un realismo elegante: por primera vez, las caras de los faraones mostraban las arrugas de la edad y las preocupaciones, en vez de estar idealizadas. Los edificios, aunque no eran tan gigantescos como los del Imperio Antiguo, muestran un refinamiento que los hace insuperables. Egipto también organizó expediciones militares importantes a Sudán, expediciones que luego se extenderían por todo el Oriente Medio. Incluso mil años después, los egipcios seguían considerando el Imperio Medio como una época gloriosa. (25)

El miedo a la pérdida, evidente en los textos del Imperio Medio, se hizo realidad con la disolución de la Dinastía XIII y la llegada de otro período de desunión e incertidumbre. Los escritores egipcios posteriores contrastarían el Imperio Medio con la supuesta anarquía que lo precedió y lo sucedió y lo elevarían a la categoría de edad de oro. Los logros de este período, especialmente los de la Dinastía XII, son innegables y seguirían elevando la cultura de Egipto durante el resto de su historia.

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Sobre el traductor

Rosa Baranda
Traductora de inglés y francés a español. Muy interesada en la historia, especialmente en la antigua Grecia y Egipto. Actualmente trabaja escribiendo subtítulos para clases en línea y traduciendo textos de historia y filosofía, entre otras cosas.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark es un escritor independiente y antiguo profesor de filosofía a tiempo parcial en el Marist College de Nueva York. Vivió en Grecia y Alemania y ha viajado por Egipto. Ha sido profesor universitario de historia, escritura, literatura y filosofía.

Cita este trabajo

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Mark, J. J. (2016, octubre 04). Imperio Medio de Egipto [Middle Kingdom of Egypt]. (R. Baranda, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-15057/imperio-medio-de-egipto/

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Mark, Joshua J.. "Imperio Medio de Egipto." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. Última modificación octubre 04, 2016. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-15057/imperio-medio-de-egipto/.

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Mark, Joshua J.. "Imperio Medio de Egipto." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 04 oct 2016. Web. 27 abr 2024.

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