Isis

Definición

Joshua J. Mark
por , traducido por Rosa Baranda
Publicado el 19 febrero 2016
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Disponible en otros idiomas: inglés, francés
Isis Wall Painting (by The Yorck Project Gesellschaft für Bildarchivierung GmbH, GNU FDL)
Mural de Isis
The Yorck Project Gesellschaft für Bildarchivierung GmbH (GNU FDL)

Isis es una antigua diosa egipcia que llegó a ser la más popular y duradera de todas las deidades egipcias. Su nombre proviene del egipcio Eset, "el asiento", en referencia a su estabilidad y al trono de Egipto ya que estaba considerada como la madre de todos los faraones a través de la asociación del rey con Horus, el hijo de Isis.

También se ha interpretado su nombre como Reina del trono, y su tocado original era el trono vacío de Osiris, su marido asesinado. Sus símbolos son el escorpión, que la mantuvo a salvo mientras se escondía, el milano, un tipo de halcón cuya forma asumió al devolver a su esposo a la vida, el trono vacío y el sistro.

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Normalmente se la representa como la madre, esposa y protectora generosa y abnegada que pone el interés y el bienestar de los demás por delante del suyo propio. También se la conocía como Weret-Kekau "la gran magia" por su poder y como Mut-Netjer, "madre de los dioses", pero tenía muchos otros nombres dependiendo del papel que cumpliera en cada momento. Por ejemplo, en su papel de diosa que traía la inundación anual del Nilo que fertilizaba la tierra era Sati, mientras que como diosa que creaba y preservaba la vida era Ankhet.

Con el tiempo se hizo tan popular que se consideraba que todos los dioses eran simples aspectos de Isis y ella era la única deidad egipcia que todo el mundo adoró en el país. Ella, su marido y su hijo reemplazaron a la Tríada tebana de Amón, Mut y Jonsu, que hasta entonces habían sido la trinidad de dioses más popular de Egipto. Osiris, Isis y Horus se conocen como la Tríada de Abidos. Su culto empezó en el delta del Nilo y su santuario más importante estaba allí, en el santuario de Behbeit El-Hagar, pero con el tiempo se iría expandiendo por todas las demás regiones de Egipto.

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El clero de Isis estaba compuesto tanto de hombres como de mujeres y sin duda los rituales de su culto se realizaban más o menos de la misma manera que los de las demás deidades: se construía un templo en su honor para que le sirviera de casa terrenal, donde se conservaba una estatua de ella que los sacerdotes y sacerdotisas cuidaban reverentemente. Se alentaba al pueblo de Egipto a visitar el templo y dejar ofrendas y hacer plegarias, pero nadie excepto el sumo sacerdote o la suma sacerdotisa tenía permitido entrar en el sagrario donde residía la estatua de la diosa.

ISIS SE CONVIRTIÓ EN LA DIOSA DE TODO EL PUEBLO DE EGIPTO: HOMBRES Y MUJERES, NOBLES Y PLEBEYOS POR IGUAL.

Sin embargo, se sabe muy poco sobre los detalles de los ritos de su culto más allá de esta información. Al igual que los Misterios eleusinos, el Culto de Isis se convirtió en una religión misteriosa que prometía los secretos de la vida y la muerte a los iniciados, que juraban mantener el secreto. Se sabe que este culto prometía la vida eterna a aquellos que conocían los secretos. La gente que la adoraba por todo Egipto puede que fueran, o no, iniciados de su culto, pero en cualquier caso no han dejado ningún documento sobre cómo se adoraba a la diosa.

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No fue hasta que se empezó a adorar a Isis en Roma que la gente empezó a escribir sobre su culto de manera relevante, y para entonces ya estaba claro que solo los iniciados conocían los rituales. Su templo en la isla de File en el Alto Egipto seguiría siendo un lugar de peregrinaje activo durante miles de años hasta que fue clausurado en el siglo VI d.C. por el emperador cristiano Justiniano. Como "diosa del trono", se la consideraba la madre de todos los reyes, pero su benevolencia no se limitaba a la realeza.

En algunas historias e inscripciones se la describe como una mujer indigente, una vieja, una mujer que llora la muerte de su esposo y va en su busca, una madre que llora por su hijo perdido, una mujer que lucha por su familia, y todas estas historias la identifican con la gente común de Egipto en sus momentos más difíciles. Por eso, Isis se convirtió en la diosa de todo el pueblo de Egipto: hombres y mujeres, nobles y plebeyos por igual. Junto con su esposo Osiris enseñó a los seres humanos el arte de la agricultura y la medicina e instituyó la práctica del matrimonio.

Con el tiempo se la acabó asociando con el mar y era la protectora de marineros y mercaderes que llevaban talismanes en su honor y la invocaban para pedir ayuda en momentos difíciles, tal y como demuestran los indicios arqueológicos. A diferencia del resto de dioses egipcios, Isis traspasó las fronteras nacionales y también se la adoró en Grecia y Roma, que creían en ella como la deidad suprema que había creado el mundo. Su culto en Roma era el mayor rival de la nueva religión cristiana, que se inspiró en la imagen de Isis y su hijo-dios Horus para representar a la Virgen con el niño Jesús. Su culto seguiría siendo uno de los más populares en torno al Mediterráneo hasta que el cristianismo triunfó sobre las creencias paganas en los siglos IV-VI d.C. y el culto de Isis fue prohibido junto con el de los demás dioses paganos.

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Philae Temple, Aswan
Templo de File, Asuán
Dennis Jarvis (CC BY-SA)

Origen mitológico

En la mitología, Isis nació tras la creación del mundo. Según la versión más popular del mito, en un principio no había más que aguas turbulentas y oscuridad en el universo, hasta que, un día, surgió un montículo de los mares con el dios Atum sobre él. Atum miró la nada eterna y reconoció que estaba solo así que se apareó con su propia sombra y creó a Shu, el dios del aire, y Tefnut, la diosa de la humedad. Estas dos deidades dejaron a su padre solo en el montículo primordial, el ben-ben, y se fueron a crear el mundo.

Atum, solo en su colina en medio del caos, empezó a echar de menos a sus hijos y se preocupó por su seguridad, así que se sacó el ojo y lo envió en su busca. El ojo más tarde se convertiría en una de las imágenes más icónicas de Egipto: el ojo que todo lo ve, el ojo Udyat u ojo de Ra. Shu y Tefnut regresaron con el ojo, sin haber podido crear el mundo, y Atum estaba tan contento de verlos que se echó a llorar. Cuando sus lágrimas cayeron sobre la tierra fértil del ben-ben, surgieron hombres y mujeres.

Sin embargo, estos nuevos seres frágiles no tenían dónde vivir, así que Shu y Tefnut se aparearon y crearon a Geb (la tierra) y Nut (el cielo). Estos dos se enamoraron enseguida y se hicieron inseparables; una situación que Atum encontraba intolerable porque eran hermano y hermana. Empujó a Nut por encima de Geb y la ató ahí, para que los amantes pudieran verse pero no volver a tocarse nunca. Sin embargo, Nut ya estaba embarazada y no tardó en dar a luz a cinco hijos: Osiris, Isis, Set, Neftis y Horus (conocido como el Mayor). Estos cinco dioses recibieron la tarea de gestionar el mundo de los humanos en la tierra y, a partir de ellos, surgieron todos los demás dioses de Egipto.

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Osiris y Set

Osiris se casó con Isis y, como el primogénito, asumió el gobierno como Señor de la Tierra, con Isis como su reina y consorte. La pareja real se tomó sus responsabilidades tan en serio que pronto los seres humanos tuvieron un paraíso en el que vivir con arroyos frescos, comida en abundancia y un clima perfecto. No había injusticia, todos los hombres y mujeres eran iguales y todo el mundo estaba en paz. Sin embargo, Set estaba celoso del poder y el prestigio de su hermano y concibió un plan para deshacerse de él. Set hizo construir un hermoso féretro de la altura exacta de Osiris y dio una gran fiesta en la que presentó el cajón y les dijo a los invitados que aquel que encajara mejor podría quedárselo de regalo. Cuando Osiris se tumbó en el féretro, Set puso la tapa, la cerró y la arrojó al Nilo, donde se lo llevaron las aguas.

Stele of Pay
Estela de Pay
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

Isis se quedó destrozada al descubrir que su marido había desaparecido y se fue en su busca por todo Egipto sin encontrarlo. Mientras tanto, Osiris viajó hasta el mar y al final el féretro se quedó encallado en un gran tamarisco que crecía cerca de Biblos, en Fenicia. El árbol creció alrededor del féretro hasta cubrirlo por completo. El rey de Biblos, Malcander, acudió a la orilla junto a su esposa Astarté y admiró el árbol y el dulce aroma que parecía emanar de él. Ordenó cortar el árbol y llevarlo a palacio como un pilar ornamental, y ahí se quedó Osiris, atrapado dentro del féretro dentro del pilar, hasta que se murió.

Resurrección de Osiris

Mientras tanto, Isis había salido de Egipto para ir a buscar a su marido y acabó por llegar a Biblos, donde se sentó en la costa y lloró por su marido desaparecido. Las sirvientas de Astarté fueron a la costa a bañarse e Isis las enseñó a cuidarse el cabello y a trenzarlo. Cuando regresaron a palacio, Astarté quedó admirada de sus nuevos peinados y el delicioso aroma que parecía emanar de ellas. Les preguntó cómo se les había ocurrido trenzarse el pelo y las sirvientas le hablaron de la mujer misteriosa que estaba a la orilla del mar. Astarté mandó buscar a Isis, disfrazada de mujer mayor, y le pidió que cuidara de sus hijos en la corte. Isis se encariñó especialmente del hijo menor, Dictis, y quiso hacerlo inmortal quemando su debilidad mortal en un fuego sagrado.

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Cuando Astarté entró en la habitación una noche y vio a la niñera poniendo al niño en el fuego gritó e Isis se sorprendió y asumió su verdadera forma de diosa. Estos detalles también aparecen en el mito griego de Deméter en la corte de Eleusis. Astarté y Malcander estaban aterrorizados pensando que morirían y le ofrecieron cualquier regalo que quisiera. Isis solo les pidió el pilar, que le concedieron sin problemas. La imagen de este pilar con el dios muerto dentro que regresaría a la vida se representaba después en la cultura egipcia con el símbolo del Dyed, una columna de base ancha atravesada por cuatro líneas, que aparece regularmente en la iconografía y la arquitectura egipcias y representa la estabilidad.

Tras marcharse de la corte, Isis sacó a Osiris del árbol y se llevó el cuerpo de vuelta a Egipto, donde lo ocultó de Set en una región cenagosa del delta del Nilo. Lo dejó allí y se fue a recoger hierbas para una poción para devolverlo a la vida, y su hermana Neftis se quedó vigilando el cuerpo. Mientras Isis estaba ausente, Set se enteró de que Osiris había regresado y salió a buscar su cuerpo. Consiguió que Neftis le dijera donde estaba el cuerpo, y cuando lo encontró lo despedazó y esparció los trozos por todo el país y por el Nilo. Cuando Isis regresó se quedó horrorizada, pero se recompuso rápidamente y se dispuso a encontrar los trozos de su marido asesinado. Con la ayuda de Neftis recuperó todas las partes del cuerpo excepto el pene, que había caído al Nilo y se lo había comido un pez.

Aun así, Isis consiguió revivir a Osiris y, una vez vivo, Isis asumió la forma de milano, voló alrededor de él, extrajo su semilla y quedó embarazada de un hijo, Horus (convirtiéndose así en una madre virgen). Aunque Osiris ahora estaba vivo, estaba incompleto y no podía reinar sobre la tierra de los vivos. Descendió al Inframundo donde se convirtió en el Señor y juez de los muertos. Isis, que temía lo que Set podría hacerle a su hijo, ocultó a Horus en las ciénagas de Egipto hasta que se hizo mayor. En ese momento, Horus se alzó como un poderoso guerrero y luchó contra Set por el control del mundo. En algunas versiones de la historia, Set muere, pero en la mayoría es derrotado y expulsado del país. El caos que había infligido Set en el mundo fue conquistado por Horus, que volvió a instaurar el orden y después gobernó con su madre y con Neftis como consortes.

Isis y la armonía

El mito expresa el valor central de la cultura egipcia, que era la armonía, el ma'at, entendido como el equilibrio. Los egipcios creían que los dioses esperaban que ellos vivieran según los valores eternos, y el principal de todos ellos era ma'at, simbolizado por la diosa del mismo nombre que portaba la pluma de la verdad. Si se seguían los principios del ma'at, se podía disfrutar de una existencia tranquila en la tierra y obtener una recompensa en la otra vida, cuando se juzgaba si el corazón era más ligero o más pesado que la pluma de la verdad, y después se pasaba al paraíso, el Campo de los Juncos. Este concepto de equilibrio se repite una y otra vez mediante imágenes que muestran a Isis y su hermana gemela Neftis juntas: Isis es clara, Neftis oscura; Isis es sustancial, Neftis etérea, etc. Neftis nunca se representó como la contraposición malvada al bien de Isis, pero se asociaba con la muerte mientras que Isis estaba relacionada con la vida, y ambas hermanas simbolizaban el equilibrio cósmico.

The Goddess Isis
La diosa Isis
Jan van der Crabben (CC BY-NC-SA)

Isis personificaba el ma'at en todas las historias que se cuentan sobre ella. Una de las más populares se conoce como Isis y los siete escorpiones, que destaca la bondad de Isis incluso con aquellos que no se portan bien con ella. La historia cuenta que cuando Horus era un niño Isis lo estaba escondiendo de Set en los pantanos y había siete escorpiones haciéndole compañía. A veces salía por las tardes a por comida y los escorpiones formaban una especie de escudo en torno a ella. Tres de ellos, Petet, Tjetet y Matet, iban por delante para asegurarse de que el camino estaba libre y Set no les tendía una emboscada; otros dos, Mesetet y Mesetetef, iban a los lados, y los otros dos, Tefen y Befen, los más fieros, iban por detrás en caso de que Set atacara por detrás.

Cuando salía del pantano, Isis podía ocultar su gloria y aparecerse como una mujer mayor y pobre que iba pidiendo limosna en la ciudad. Una noche, cuando entraba en la ciudad con sus guardianes, una noble muy rica los miró desde su ventana y cerró la puerta con llave rápidamente al verlos acercarse. Los escorpiones se enfadaron ante tal afrenta contra su señora y decidieron hacerle pagar a la mujer. Seis de los escorpiones cedieron su veneno a Tefen, que lo recogió en su aguijón y esperó el momento adecuado. Mientras tanto, una aldeana pobre había visto a la noble negar la hospitalidad y, aunque no tenía mucho, les ofreció a Isis y sus escorpiones un lugar en su casa para pasar la noche y algo de comida.

Mientras Isis comía con la joven, Tefen se salió a escondidas de la casa y se escurrió por debajo de la puerta de la noble y picó a su hijo pequeño. El chico cayó en un sopor y la noble lo agarró e intentó que recobrara el sentido, pero no pudo. Salió corriendo a la calle pidiendo ayuda, e Isis la oyó. Aunque la mujer le había negado cobijo y comida, Isis la perdonó. No quería que el niño pagara por el insulto de su madre. Isis tomó al niño en brazos y llamó a cada uno de los escorpiones por su nombre secreto para dominarlos y neutralizar su poder, y recitó encantamientos de magia poderosa. El veneno se evaporó, salió del cuerpo del niño, y este se recuperó. La noble estaba tan agradecida y tan avergonzada por su comportamiento de antes que les ofreció toda su riqueza a Isis y a la aldeana.

Un antiguo egipcio que hubiera escuchado esta historia habría deducido varias lecciones: la importancia de la hospitalidad, la amabilidad con los desconocidos, el perdón, abstenerse de actuar con ira, y que los dioses son justos y buenos independientemente de lo que se merezca cada persona. Si una gran diosa como Isis podía perdonar el insulto de una noble, la gente también debía perdonarse y ayudarse de la misma manera. En otra versión de la historia, la diosa Serket anima a los escorpiones a vengarse con el hijo de la noble y después se avergüenza cuando Isis perdona a la mujer y cura al chico. Después de esto, Serket se convirtió en protectora de los niños contra mordeduras venenosas, con lo que demostraba que incluso una diosa puede aprender amabilidad y compasión siguiendo el ejemplo de Isis.

Isis más allá de Egipto

Cuando Alejandro Magno (356-323 a.C.) conquistó Egipto en 331 a.C. sus tropas relacionaron a Isis con la popular diosa griega Deméter. Esta asociación hizo que fuera accesible para la gente de Grecia, que empezaron sus propios cultos y rituales en honor a la diosa egipcia. Tras la muerte de Alejandro, su general Ptolomeo I Soter (que reinó de 305 a 283 a.C.) tomó Egipto como su territorio propio al dividirse las tierras de Alejandro, y así continuó la helenización de la cultura egipcia.

Isis se asoció aún más con Deméter, especialmente a través de las similitudes en las historias de ambas en las que Deméter perdía a su hija Perséfone e Isis perdía a su marido, y los detalles de ambas historias se acabaron mezclando. Los Misterios eleusinos, el ritual religioso más importante de la antigua Grecia, elevaban a Deméter a la posición suprema como guardiana de los misterios de la vida y la muerte, e Isis acabó adoptando el mismo rol.

Temple of Isis, Delos
Templo de Isis, Delos
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

Viajó a Roma, donde se la conocía como la Reina del cielo y se relacionó con la deidad equivalente a Deméter, Ceres, y más tarde con Venus. Tras el asesinato de Julio César en 44 a.C. y la guerra civil que provocó el caos, los romanos quisieron construir un templo en honor a Isis, en vez de Venus, con la esperanza de tener su protección y su consejo en una época tan turbulenta. Sin embargo, César Augusto (que reinó de 27 a.C. a 14 d.C.) se negó a permitirlo ya que consideraba el culto de Isis como una creencia egipcia peligrosa que debilitaría Roma. Los dioses de Roma estaban estrechamente relacionados con los asuntos de Estado, y Augusto creía que alentar la adoración de dioses extranjeros acabaría con la autoridad. Aparte de eso, hacía tiempo que odiaba a Cleopatra VII y todo lo que tuviera que ver con Egipto, cosa que sin duda tuvo que ver con su decisión.

Sin embargo, los sucesores de Augusto ignorarían sus objeciones, y durante el reinado de Calígula (que reinó de 37 a 41 d.C.) el emperador estableció firmemente el culto de Isis en Roma mediante el Festival de Isis en su honor. El templo conocido como el Iseum se construyó durante el reinado de Vespasiano y Domiciano construyó otro en honor a la diosa durante su propio reinado. Adriano sentía especial predilección por Isis y decoró su villa con escenas de sus historias. Se ha encontrado un templo de Isis en Pompeya y otro en Gran Bretaña en el enclave romano de Londinium (la actual Londres). Se construyeron otros templos por todo el Imperio romano desde Germania hasta las Galias e Hispania y por Asia Menor. El culto de Isis se hizo tan popular fuera de Egipto que, para cuando el cristianismo se estaba formando, Isis era una diosa preeminente de Europa y el Mediterráneo asociada con otras diosas más antiguas como Inanna/Ishtar, Afrodita y Sauska, entre otras.

Isis y el cristianismo

Isis dominaba la sensibilidad religiosa de la gente en la misma época en la que el cristianismo estaba tomando forma gracias a la misión evangelizadora de san Pablo en torno a 42-62 d.C. El concepto del dios que muere y resucita, que se había establecido hacía tiempo mediante el mito de Osiris, ahora se manifestaba en la figura del hijo de Dios, Jesús el Cristo. Con el tiempo, los epítetos asociados con Isis pasaron a ser los de la virgen María, tales como "madre de Dios" o "reina de los cielos", a medida que la nueva religión iba adquiriendo el poder de la creencia anterior y se iba estableciendo. El culto de Isis fue la creencia pagana más terca en rivalizar con la nueva fe y continuó durante más tiempo que cualquier otra.

En 391 d.C. el emperador romano Teodosio I decretó la clausura de todos los templos paganos y prohibió todos los ritos paganos. Sin embargo, el culto de Isis continuó y el templo de File en Egipto siguió abierto mucho después de que los demás hubieran sido cerrados, destruidos, desmantelados para otros proyectos o convertidos en iglesias. File siguió siendo un enclave vital dedicado a Isis hasta que lo clausuró el emperador Justiniano, junto con otros centros importantes de aprendizaje y adoración, en 529 d.C. File está considerado como el último de los templos paganos de la antigüedad en haberse mantenido contra el auge del cristianismo, y una vez se clausuró el culto de Isis se vio totalmente eclipsado por la nueva religión. De la misma manera que Osiris, Isis y Horus habían tomado el lugar de Amón, Mut y Jonsu en Egipto, la trinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo sustituyeron a la Tríada de Abidos como deidades supremas de un nuevo concepto religioso.

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Sobre el traductor

Rosa Baranda
Traductora de inglés y francés a español. Muy interesada en la historia, especialmente en la antigua Grecia y Egipto. Actualmente trabaja escribiendo subtítulos para clases en línea y traduciendo textos de historia y filosofía, entre otras cosas.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark es un escritor independiente y antiguo profesor de filosofía a tiempo parcial en el Marist College de Nueva York. Vivió en Grecia y Alemania y ha viajado por Egipto. Ha sido profesor universitario de historia, escritura, literatura y filosofía.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2016, febrero 19). Isis [Isis]. (R. Baranda, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-770/isis/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Isis." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. Última modificación febrero 19, 2016. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-770/isis/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Isis." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 19 feb 2016. Web. 19 abr 2024.

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