Astarté es la diosa cananea/fenicia del amor, el sexo, la guerra y la caza que se desarrolló a partir de la deidad mesopotámica Inanna/Ishtar. Normalmente se la asocia con el dios de la tormenta, Baal, pero parece ser que era mucho más popular. Viajó a Egipto a través del comercio, donde se adoptó como la diosa de la guerra y consorte de Set.
Ya en el Levante se la asociaba con la guerra antes de llegar a Egipto, pero sus historias normalmente enfatizan su destreza para la caza y algunos aspectos de su relación con Baal y el dios El. A menudo se la representa con caballos y carros tras su llegada a Egipto y como una hermosa mujer desnuda, a veces con alas o cuernos, tal y como era en las regiones cananea/fenicia, que también la asociaban con la paloma, la abeja y el león.
Viajó de Fenicia, y posteriormente de Egipto, a través del comercio por el Mediterráneo y obviamente era muy popular basándonos en el número de templos que se construyeron en su honor. Se cree que fue la base de la creación de las diosas griegas Artemisa y Afrodita, la Venus romana y la diosa hurrita Sauska, entre otras. Astarté también es conocida como Ashtart, Athart y en la Biblia como Ashtoreth, consorte de Baal, condenada junto a él como un "falso dios" por el profeta Elías, entre otros, incluido Jeremías, por alejar a la gente de la adoración de Yahveh.
Su nombre se ha relacionado con la festividad cristiana de Pascua en inglés (Easter), aunque esta afirmación se cuestiona continuamente. Sin embargo, es posible que diera lugar a las diosas de la fertilidad cuyos festivales fueron cristianizados, al igual que muchas otras celebraciones paganas. En la actualidad, sigue siendo una diosa popular en los movimientos neopaganos y wiccanos, que la consideran, junto con otras diosas de la antigüedad, como una fuente de empoderamiento personal e inspiración.
Nombre y orígenes
Astarté es la forma griega del cananeo Athart y del fenicio Ashtart, ambos de los cuales derivan del acadio Asdartu que hace referencia a la diosa Ishtar. Ishtar se desarrolló a partir de la diosa sumeria Inanna que aparece por escrito desde el cuarto milenio a.C. en adelante pero cuyo culto se entiende que es mucho más antiguo. Inanna era la diosa del amor, la sexualidad, la sensualidad, la fertilidad y la guerra, y estos atributos fueron después asociados con Ishtar.
Inanna ya era una diosa popular en Sumeria cuando Enheduanna la identificó con Ishtar. Enheduanna (2285-2250 a.C.), era la suma sacerdotisa del templo de Ur e hija de Sargón de Acadia (que reinó entre 2334-2279 a.C.), el fundador del imperio acadio. Sargón reconoce la intervención de Ishtar en sus victorias militares en sus inscripciones, y la identifica como una deidad bélica durante su reinado. El estudioso Stephen Bertman describe así a la diosa:
Inanna o Inanna/Ishtar (semítico occidental: Astarté) era la deidad más popular de la antigua Mesopotamia [que] representaba el poder de la atracción sexual y el placer carnal derivado de esta. Concentrada en la gratificación inmediata de sus propias necesidades sensuales, no era la diosa del matrimonio ni del parto. Su apetito sexual era inagotable y sus relaciones con los hombres eran cortas... A causa de su ferocidad y de su determinación extrema de conseguir lo que quería sin importar lo les que costara a los demás, Inanna/Ishtar también era la diosa de la guerra y la patrona de las dinastías gobernantes. Su animal era el león y su símbolo la estrella, que representaba la estrella Venus de la mañana y del atardecer, con la que se la asociaba astrológicamente. (120)
Los cananeos la adoptaron con estos atributos, añadiendo a su iconografía la abeja, la paloma y la palmera. Sus características antes de llegar a Egipto han sido interpretadas por los estudiosos principalmente a partir de las estatuas y los relieves, ya que tiene un papel menor en las historias de los dioses cananeos. La hermana de Baal, Anat, está mucho más definida en la literatura religiosa cananea, mientras que Astarté parece haberlo estado en Egipto. Las dos diosas se emparejaron como figuras de culto en Egipto, aunque se reconocían como deidades diferentes, y en la mitología cananea aparecen juntas por lo menos en dos historias.
Los textos de Ugarit
Astarté se menciona por primera vez en textos de la antigua ciudad de Ugarit (la actual Ras Shamra, Siria) que datan de mediados de los siglos XIV o XIII a.C., específicamente el ciclo de Baal y La fiesta de El. El ciclo de Baal no es una sola obra sino una colección de historias sobre la guerra entre Baal y Yamm, el dios del mar, sobre su victoria sobre la muerte y su ascenso como rey de los dioses.
Baal es el dios de las tormentas, la lluvia y la guerra, también se asociaba con la fertilidad y las buenas cosechas y era uno de los dioses más populares del panteón cananeo. Su poder y su posición como príncipe, hijo del señor El, lo convertían en el sucesor natural de El. Sin embargo, el ciclo de Baal empieza con la decepción de Baal al saber que El ha decidido elegir a Yamm como el nuevo rey en vez de a él. Pero cuando Yamm asciende al trono, esclaviza al resto de los dioses que van a pedir ayuda a la consorte de El, Asera. Asera le ofrece a Yamm varios tesoros si cambia su comportamiento, pero este los rechaza diciendo que lo único que quiere es poseer a la reina. Cuando Asera regresa al concilio de los dioses con esta información y anunciando que ha aceptado la condición de Yamm, todos aceptan su sacrificio con elegancia excepto Baal, que jura que matará a Yamm.
Cuando Yamm envía emisarios pidiendo al concilio que le entregue a Baal, los mensajeros se comportan de manera arrogante e intenta atacarlos pero Anat y Astarté lo detienen:
El príncipe Baal estaba furioso
en su mano un atizador,
en la izquierda un asesino...
... Anat lo agarra,
La izquierda la toma Astarté.(Tablilla 2, Columna 1; Coogan y Smith, 113)
En este punto el texto está muy dañado, pero parece que las diosas lo aconsejan no matar a los mensajeros que solo están obedeciendo órdenes. El también ignora el mal comportamiento de los emisarios y promete que Baal será entregado y llegará con regalos Llegados a este punto, el dios de la artesanía, Kothar-wa-Khasis, forja dos garrotes para que Baal derrote a Yamm. Baal se enfrenta a Yamm en combate singular, lo derrota y lo arroja de vuelta al mar, asumiendo después el trono.
Tras estos hechos, Mot, el dios de la muerte, se rebela contra Baal y se lo traga, o cree que lo hace ya que Baal se ha escondido y ha enviado un doble en su lugar. Como es un dios de la fertilidad, su ausencia trae consigo sequía y hambruna. Llegados a este punto parecería natural que su consorte, Astarté, tuviese un papel principal en su venganza, pero en vez de eso es su hermana Anat la que mata a Mot, lo descuartiza y lo arroja por toda la tierra. Después, Baal vuelve a aparecer y a asumir su reinado, vence a Mot, que como dios inmortal, había vuelto a la vida, y la historia termina.
El papel de Astarté en esta historia es menor, y los estudiosos Michael D. Cooga y Mark S. Smith lo explican como una expresión de la sociedad patriarcal de Ugarit que dio forma a su teología (7). No cabe duda de que el patriarcado de Ugarit conformó los textos religiosos, pero eso no explica por qué Asera y Anat tienen papeles centrales mientras que una diosa popular como Astarté solo aparece en escena cuando ayuda a detener a Baal y después cuando vota, junto con los demás dioses, que Baal debería tener su propio palacio.
El ciclo de Baal fue descubierto en Ugarit en 1929, y en un principio los estudiosos resolvieron el problema concluyendo que Astarté y Anat se habían unificado, por lo que de hecho es Astarté la que asume la posición de vengadora. Sin embargo, esta afirmación se ha desechado porque está claro que las dos diosas son distintas y no hay ninguna prueba de que se mezclaran o unificaran nunca. En el mito de La fiesta de El, Anat y Astarté preparan un banquete, salen juntas a cazar y ayudan después a El a curarse la resaca.
Es más probable que Anat sea sencillamente un agente más activo de entre las dos, y que elija ella misma hacerse cargo de la tarea, mientras que Astarté se podría haber considerado como un agente inspirador para que otros actúen por ella. Esto tendría sentido con sus orígenes como la Inanna/Ishtar mesopotámica que manipula a los demás una y otra vez para que hagan lo que ella quiere. En La Epopeya de Gilgamesh, por poner el ejemplo más famoso, le pide al Toro del cielo que castigue a Gilgamesh cuando este la rechaza en vez de lidiar ella misma con el insulto. Es posible, dado que las dos diosas iban emparejadas, que Anat fuera la parte activa y Astarté la pasiva, al menos antes de llegar a Egipto.
Astarté en el Levante y en Egipto
Independientemente de cómo se la representara en los textos, los indicios arqueológicos demuestran su popularidad por todo el Levante. Se la adoraba en Baalbek, Biblos, Sidón, y Tiro, y en Baalbek, la ciudad principal del culto a Baal, tenía más templos y santuarios que él. Desde Levante viajó por las rutas comerciales a Chipre, donde se volvió igual de popular, y lo mismo se observa en Grecia y Egipto.
Llegó a Egipto durante la XVIII Dinastía del Imperio Nuevo (c. 1550-1292 a.C.) y se la menciona en la Estela de la Esfinge levantada por Amenhotep II (r. 1427-1401 a.C.) diciendo que está "muy satisfecha" con su manejo de los caballos. Junto con Anat, que viajó con ella, se la consideraba la protectora divina del faraón en la batalla, específicamente de su carro y sus caballos.
Parece ser que las historias del ciclo de Baal viajaron con ella, pero según el estudioso Richard H. Wilkinson, Astarté recibió el papel que había tenido antes Anat:
Según la historia incompleta de la Dinastía XIX de Astarté y el Mar, parece ser que la diosa estuvo involucrada en el boicoteo de las exigencias del tirano dios del mar Yamm, aunque los detalles de este mito se han perdido. (138)
Se la entendía como hija del dios Ra (o puede que Ptah) y como consorte de Set junto con Anat. Su asociación con Set se explica en la popular historia de El enfrentamiento de Horus y Set, un cuento sobre la lucha de los dos dioses por el trono. El trasfondo de la acción es el ciclo de Osiris y Set en el que el rey legítimo, Osiris, es asesinado por su hermano Set a causa de los celos, es revivido por su hermana y esposa Isis y su otra hermana, Neftis, pero como está incompleto tras la resurrección, desciende al inframundo para convertirse en el Juez de los muertos. Isis cría a su hijo Horus, y cuando este alcanza la madurez le reta a Set para hacerse con el trono.
En El enfrentamiento de Horus y Set, Horus y Set compadecen en presencia de un concilio de los dioses para presentar su derecho al trono, y deciden que tendrán que solventar sus diferencias mediante una serie de competiciones. La mayoría de los dioses creen que Horus debería gobernar ya que es el hijo de Osiris, pero Ra cree que es demasiado joven e inexperto y que Set tiene la madurez necesaria para ser mejor rey. Estas competiciones se alargan durante 80 años, hasta que Isis interviene y convence a Ra, que le otorga el reinado a Horus.
Sin embargo, Set se consideraba un monarca efectivo, por lo que recibe el control de las tierras extranjeras más allá de las fronteras de Egipto y las regiones yermas del desierto. Como premio de consolación, ya que reconocían que estas tierras no eran comparables con la belleza de Egipto, también recibió a Anat y Astarté como consortes. Aunque Set había perdido el trono y se lo representaba como al villano en el ciclo de Osiris y Set, también se lo adoraba durante el Imperio Nuevo de Egipto, y la popularidad de Astarté ciertamente no sufrió por su asociación con el dios. Astarté era adorada por todo Egipto, en templos formales dedicados a ella, en santuarios, emparejada con Anat, y como parte de tríadas en las que aparecía con Mut y Jonsu. Wilkinson comenta:
Aparece como una diosa de la guerra [en Egipto] y mientras que el aspecto sexual de Astarté no parece haber estado tan pronunciado en la religión egipcia como lo estaba en su tierra natal cananea, probablemente no estaba totalmente ausente en la mitología egipcia. Normalmente se la representaba como una mujer desnuda montada a caballo blandiendo armas y tocada con la corona Atef o un tocado con cuernos de toro... Hay varias representaciones de una diosa sin identificar que lleva un casco con cuernos, como en los óstracon encontrados en la villa de los obreros de Deir el-Medina, que bien podrían representar a esta diosa. (138-139)
Junto con Anat, esta diosa se invocaba para pedir curación, protección y la victoria en la batalla, especialmente en lo relacionado con los caballos y los carruajes.
Astarté en la Biblia
Astarté siguió siendo una deidad popular en el Levante y en otras zonas y, según la Biblia, fue un obstáculo importante para la aceptación del dios Yahveh en el reino de Israel. En las narraciones bíblicas se refieren a ella como Ashtoreth y es condenada como una diosa falsa por los profetas de Yahveh en Reyes I y II, Jeremías, y en otros libros. La Biblia también hacer referencia a su epíteto de reina de los cielos, que heredó de Inanna/Ishtar, y deja claro cómo de popular era en un pasaje del Libro de Jeremías.
Cuando el profeta Jeremías le dice al pueblo que Yahveh los destruirá a menos que se muestren humildes, rechacen a los demás dioses y lo adoren solamente a él, la gente ignora sus avisos diciendo que sus vidas eran mejores cuando adoraban a la diosa:
Entonces todos los hombres que sabían que sus mujeres estaban quemando incienso para otros dioses, y todas las mujeres que estaban presentes... le dijeron a Jeremías, "¡no escucharemos el mensaje que nos has contado en el nombre del Señor!" Ciertamente haremos todo lo que dijimos que íbamos a hacer: Quemaremos incienso por la reina de los cielos y derramaremos ofrendas en su nombre tal y como nosotros y nuestros ancestros, nuestros reyes y oficiales, hicieron en las ciudades de Judea y en las calles de Jerusalén. En aquella época teníamos suficiente comida, estábamos bien y no sufríamos ningún daño. Pero desde que dejáramos de quemar incienso para la reina de los cielos y de derramar ofrendas en su nombre, no hemos tenido nada y hemos estado muriendo por la espada y la hambruna". (Jeremías 44:15-18)
Jeremías responde diciendo que todos sus problemas están causados por adorar a falsos dioses como Astarté, y que si insisten Yahveh los castigará severamente. La lucha entre el culto de Baal/Astarté y el de Yahveh funciona como el recurso argumental para demostrar la superioridad de Yahveh, igual que en la famosa historia de la competición del profeta Elías con los sacerdotes de Baal en Reyes I 18-19.
Conclusión
La guerra de Elías contra los dioses extranjeros forma la base de su lucha contra la reina fenicia Jezabel, que anima a la adoración de Baal y Astarté en Israel. Jezabel, al igual que la diosa a la que adoraba, se presenta como una villana en las Escrituras hebreas, y se siguió entendiendo como tal cuando las Escrituras se convirtieron en el Antiguo Testamento de la Biblia cristiana.
Aunque a menudo se suele confundir a Astarté con Asera en los comentarios bíblicos, estas eran dos diosas distintas, y la Asera de la que se habla en la Biblia es el palo de la fertilidad (o palo sacro) de la diosa, no una alusión a Astarté, aunque algunas traducciones parecen sugerir lo segundo. Astarté siguió entendiéndose como una villana durante el desarrollo temprano del cristianismo y se entendía como una representación de los sistemas de creencias paganos que había que rechazar.
Para la Edad Media, Astarté, al igual que Baal, se había asociado con el demonio cristiano y se había transformado en las obras medievales sobre la demonología en el demonio masculino Astarot, parte de una trinidad malvada con Belcebú (derivado de Baal) y Lucifer. En algunas denominaciones cristianas actuales, Astarot se sigue entendiendo bajo el mismo papel, mientras que Astarté se desestima como una antigua diosa falsa cuyo clero fue vencido por el poder de Yahveh. Sin embargo, los seguidores modernos neopaganos y wiccanos van en contra de esta afirmación ya que siguen venerando a la diosa tal y como se la honraba en el pasado, como una fuente de fuerza y empoderamiento personal.