Biblia

Definición

Joshua J. Mark
por , traducido por Francisco Soto
Publicado el 02 septiembre 2009
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Disponible en otros idiomas: inglés, árabe, francés, portugués, turco
The Gospels (by Kotomi Yamamura, CC BY-NC-SA)
Los Evangelios
Kotomi Yamamura (CC BY-NC-SA)

La Biblia toma su nombre del latín Biblia ('libro' o 'libros'), que procede del griego Ta Biblia ('los libros'), que se remonta a la ciudad portuaria fenicia de Gebal, conocida como Byblos por los griegos. La escritura se asoció a Byblos como exportadora de papiro (utilizado en la escritura) y el nombre griego del papiro era bublos.

Aunque a menudo se considera que la Biblia es una obra única y cohesionada, en realidad es una antología de escritos antiguos de muchos autores diferentes a lo largo de muchos siglos, que se recogieron en un solo libro. La Biblia contiene obras de poesía, narraciones de temática religiosa, reflexiones filosóficas como el Libro del Eclesiastés, epístolas y la obra maestra apocalíptica conocida como el Libro del Apocalipsis.

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EL ELEMENTO COMÚN DE ESTAS OBRAS RECOPILADAS ES LA EXISTENCIA DE UNA DEIDAD TODOPODEROSA QUE ES LA CREADORA DEL UNIVERSO Y SE INTERESA POR LA VIDA Y EL DESTINO DE LOS SERES HUMANOS.

El elemento común de todas estas obras recopiladas es la existencia de una deidad todopoderosa que es la creadora del universo y tiene interés en la vida personal y el destino final de los seres humanos. Los libros de la Biblia cristiana se ordenaron en la secuencia en que se encuentran hoy para contar la historia de la creación del mundo por una deidad suprema, la caída del hombre del paraíso y la redención de la humanidad por el Hijo de Dios, pero estos libros no se escribieron en esa secuencia ni los autores originales de las obras del Antiguo Testamento tenían en mente esa historia concreta.

La Biblia del judaísmo (recopilada y autorizada hacia el siglo III a.C.) contiene la Torá —los cinco primeros libros de la Biblia— y el resto del Tanaj, que expone las historias de los jueces y profetas, sin mención alguna de Jesucristo. El Dios de la Biblia en estas obras es el Dios del judaísmo —una única deidad todopoderosa — y, antes de la apropiación de las escrituras hebreas por parte del cristianismo primitivo, los relatos que componían la Biblia contaban la historia del cuidado e intervención de Dios en los asuntos de los israelitas de Oriente Medio.

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Estructura de la Biblia

En el judaísmo, las escrituras se denominan Tanaj y se reconoce que constan de 24 libros divididos en tres categorías: El Pentateuco (o enseñanzas de los cinco libros de Moisés), Los Profetas y Los Escritos. El cristianismo, que se apropió del Tanaj y lo reivindicó como su propia historia teológica primitiva, lo llama Antiguo Testamento. Los primeros escritores cristianos, años después de la fecha probable de la muerte de Jesús, escribieron los evangelios y el Libro de los Hechos de los Apóstoles. El apóstol Pablo escribió la mayoría de las epístolas que componen los 27 libros del Nuevo Testamento cristiano y cuya teología fundamenta los evangelios. El Apocalipsis, atribuido a Juan de Patmos, es el último libro de la Biblia cristiana.

Moses & the Parting of the Red Sea
Moisés y la división del Mar Rojo
Providence Lithograph Company (Public Domain)

Es difícil datar con precisión la composición de los libros que componen la Biblia, pero los estudiosos coinciden en que el Pentateuco data de los siglos X y VI a.C. y que el Tanaj se fijó como escritura mucho antes del siglo I a.C. Los libros del Nuevo Testamento cristiano se compusieron entre el 60 y el 110 d.C. (los Evangelios), entre el 45 y el 130 d.C. (las Epístolas), y entre el 68 y el 100 d.C. (el Apocalipsis de San Juan). Muchas personas del mundo antiguo, e incluso hoy, creen que la Biblia fue escrita por Dios. Se considera el libro más vendido de la historia y ha influido en el pensamiento religioso de todo el mundo durante siglos.

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Breve Sinopsis y Comentario

El libro del Génesis, primer libro del Antiguo Testamento, narra la creación del universo, del mundo y de la humanidad; la caída del hombre en el Jardín del Edén y el gran diluvio que Dios envió al mundo por la maldad de la humanidad. Tras el diluvio, los hijos de Noé repoblaron la tierra y la narración sigue las historias de sus descendientes, que son los antepasados hebreos de los hombres que escribieron los relatos. La historia de José y su túnica de muchos colores lleva a los hebreos desde su tierra de Canaán hasta Egipto, donde, según explica el Libro del Éxodo, se convirtieron en esclavos.

El gran legislador Moisés los sacó de Egipto y los condujo a la libertad, y luego transfirió su liderazgo a su segundo al mando, Josué, hijo de Nun, cuyo ejército arrasó la región de Canaán para que los hebreos pudieran reclamarla como la tierra que les había prometido su Dios (como se cuenta en los libros de Josué y Números). Tras el establecimiento del pueblo que se llamaba a sí mismo israelita en esas tierras, gobernaron famosos reyes como David y su hijo Salomón. y grandes profetas como Jeremías, Isaías, Ezequiel y Jonás predicaron la voluntad de su Dios.

El Nuevo Testamento se centra en la vida y las enseñanzas de Jesucristo, el hijo de Dios enviado para redimir a la humanidad del pecado. Jesús nace de la virgen María y comienza su ministerio, predicando una relación directa y personal con Dios, cuando tenía unos 30 años. Es traicionado por uno de sus seguidores y crucificado por los romanos por incitar a la sedición. Tres días después de su muerte, se levanta de la tumba y asciende al cielo para gobernar a la derecha de Dios el padre. En su lugar, envía al Espíritu Santo, que de ahí en adelante servirá a los creyentes en la tierra. El Nuevo Testamento concluye con la visión del fin del mundo contada por Juan de Patmos.

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Jesus Christ Pantokrator
Jesucristo Pantocrátor
Hardscarf (CC BY-NC-SA)

A menudo se cree que los cuatro primeros libros (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) son relatos de testigos oculares del ministerio de Jesús en la tierra, pero no lo son. La práctica de escribir con el nombre de una persona famosa o, al menos, de atribuir lo que uno había escrito a alguien más conocido estaba bien establecida en la época en que se escribieron los evangelios, y es probable que los autores eligieran los nombres de personas que ya eran muy respetadas en la comunidad cristiana para conseguir una mayor aceptación del material.

También hay buenas razones para creer que los relatos evangélicos (tanto los que se incluyeron en la Biblia como los que se rechazaron) son ejemplos de un género literario conocido como Literatura Naru Mesopotámica, en el que algún gran personaje histórico (normalmente un rey) aparece en un relato de ficción. En el caso de los evangelios, se ha sugerido que pudo haber una figura histórica como Jesús de Nazaret que inspiró relatos y leyendas, pero los hechos de la vida de esa persona quedan oscurecidos por el género en el que fueron escritos, que se centra en impartir una importante verdad cultural o espiritual, no en relatar hechos históricos.

Debido a que los evangelios vienen antes que el Libro de los Hechos y las Cartas de Pablo en el Nuevo Testamento, mucha gente parece creer que estas obras fueron escritas primero y que los hechos que relatan sucedieron antes que los libros posteriores; en realidad, es lo contrario. Las cartas de Pablo fueron las primeras y los evangelios se escribieron después. La visión de Pablo, de hecho, sirve de base para los cuatro evangelios de la Biblia y también para el Libro de los Hechos.

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LAS HISTORIAS DE LA BIBLIA SE CONSIDERABAN HISTÓRICAMENTE fiables HASTA QUE LOS ARQUEÓLOGOS DESCUBRIERON LAS CIVILIZACIONES DE MESOPOTAMIA Y EGIPTO.

Entre el 42 y el 62 d.C., el apóstol Pablo viajó por todo el Mediterráneo en sus misiones evangélicas predicando la nueva religión de Cristo resucitado. La propia Biblia, en el Libro de los Hechos y en la Primera Carta de Pedro, alude a la posibilidad, explorada en profundidad a finales del siglo XIX y principios del XX, de que la versión del cristianismo de Pablo fuera diferente del mensaje predicado por Jesús de Nazaret. Pablo (antes Saulo) de Tarso fue un fariseo judío de Tarso (en la actual Siria) que afirmó haber recibido una visión de Dios que le convenció de la realidad de Jesucristo como hijo resucitado del creador del universo enviado a la tierra para morir por los pecados del hombre.

Aunque desde entonces muchos consideran que se trata de un hecho milagroso que muestra el amor de Dios por la humanidad a través del sacrificio de su hijo, el concepto de la figura de un dios que muere y resucita era bien conocido en la época de Pablo, y es probable que creencias como el culto de Isis inspiraran las opiniones religiosas de Pablo. La comprensión de la Biblia en el periodo que comienza con el ascenso del cristianismo por parte de Constantino I (que la convertiría en la religión de Roma en los siglos IV y V de nuestra era), continuando durante los siguientes cientos de años, se mantuvo relativamente sin cambios hasta la Reforma Protestante del siglo XVI, pero en el siglo XIX la interpretación bíblica sufrió una reforma radical.

La Comprensión Bíblica y la Arqueología del Siglo XIX

Las historias que relata la Biblia se consideraban históricamente fiables y totalmente únicas hasta mediados del siglo XIX, cuando los arqueólogos descubrieron las civilizaciones de Mesopotamia y Egipto. De hecho, la Biblia se consideraba el libro más antiguo del mundo hasta que se descubrió una literatura mucho más antigua que contaba las mismas historias, de forma más temprana, que las encontradas en la Biblia. Los eruditos sabían desde hacía tiempo que la Biblia era una compilación que se había reunido a partir de obras anteriores y que había sido autorizada por los obispos de Roma, pero nadie parecía ser consciente de que esas obras se habían extraído de piezas aún más antiguas. Nadie podía leer los jeroglíficos egipcios hasta que Jean Jacques Champollion (1790-1832) los descifró y la literatura de Sumeria era completamente desconocida para el mundo moderno.

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Model of Herod's Renovation of the Temple of Jerusalem
Maqueta de la renovación realizada por Herodes al Templo de Jerusalén
Berthold Werner (Public Domain)

A mediados del siglo XIX, los museos y las casas publicadoras enviaron arqueólogos de Occidente a la región de Mesopotamia para encontrar pruebas físicas que corroboraran las narraciones bíblicas. El siglo XIX fue un periodo interesante para la religión en Occidente, especialmente para el cristianismo, ya que la gente se hizo más crítica con la fe y las nuevas ideas y filosofías ofrecieron alternativas aceptables a la creencia religiosa. En 1859 se publicó «El origen de las especies por medio de la selección natural», de Charles Darwin, que puso en tela de juicio la creencia tradicional de que la humanidad había sido creada por un Dios todopoderoso.

La Biblia afirmaba que Dios había hecho al hombre «un poco más bajo que los ángeles» (Salmo 8:5), mientras que Darwin afirmaba que los humanos evolucionaron a partir de especies inferiores. En 1882, el filósofo alemán Nietzsche publicó su obra La Ciencia Jovial, en la que se afirma que «Dios ha muerto, y nosotros lo hemos matado». La frase de Nietzsche casi siempre se toma fuera de contexto como un repudio desafiante de la religión, pero, en realidad, sólo decía que los avances en la tecnología y el conocimiento a lo largo del siglo XIX habían dejado obsoleto el concepto de Dios. En parte como respuesta a estas afirmaciones, los museos y las sociedades predominantemente cristianas de Occidente enviaron estos equipos de arqueólogos a Mesopotamia para encontrar pruebas fehacientes de la verdad de la Biblia.

Lo que encontraron, en cambio, fue la antigua civilización de Mesopotamia y el rico patrimonio literario que había estado enterrado bajo las arenas durante siglos. Descubrieron que historias icónicas como la Caída del Hombre y el Diluvio Universal no eran exclusivas de la Biblia, sino que ya habían sido escritas siglos antes de que los escribas hebreos las revisaran en su propia obra. Se descubrió que el gran código de leyes de Moisés, que se creía el primero de la historia, tuvo un predecesor en el Código de Leyes de Ur-Nammu y el más famoso Código de Hammurabi.

Las excavaciones en Egipto, por su parte, no encontraron ninguna prueba de la historia de la esclavitud de los hebreos bajo el faraón de Egipto ni de los demás detalles que se encuentran en el Libro del Éxodo. Una vez que se pudieron leer los antiguos jeroglíficos egipcios, se descubrió que los mitos de Egipto tenían similitudes con la figura cristiana del dios que muere y revive y que María, la madre de Jesús, había adoptado muchos de los atributos y epítetos de la diosa egipcia Isis. A medida que los relatos de estos descubrimientos se hicieron más conocidos, la creencia en la Biblia como palabra de Dios comenzó a cambiar hacia una comprensión de la obra como inspirada por Dios o como escritura escrita por hombres inspirados.

Conclusión

Aunque muchas personas de todo el mundo siguen creyendo en la Biblia como la palabra autorizada de Dios, esta creencia no está tan extendida como antes del siglo XIX. La interpretación de la Biblia en la actualidad es, en gran medida, una cuestión de entendimiento individual, sin las expectativas sociales que dominaban a la sociedad occidental antes del trabajo de los eruditos, arqueólogos e historiadores del siglo XIX.

Estas personas cambiaron el mundo al revisar radicalmente la comprensión de la historia y la Biblia y abrir vías de investigación que ampliaron enormemente el conocimiento humano. La revisión de la comprensión de la Biblia y de su lugar en la historia molestó a mucha gente en su momento y sigue haciéndolo en la actualidad, pero para muchos otros, la belleza del lenguaje de la Biblia y la gran visión de la redención que presenta no se ven mermadas por las revelaciones revisionistas del siglo XIX. La Biblia sigue inspirando y animando a personas de todo el mundo, traducida a todos los idiomas, y sigue siendo el libro más vendido de todos los tiempos.

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Sobre el traductor

Francisco Soto
Francisco es un joven profesor de francés e inglés. Sus intereses incluyen historia, religión y lingüística. Está involucrado en varios proyectos para traducir textos sobre civilizaciones antiguas al español. Sigue ahora con una Maestría en Educación Superior.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark es un escritor independiente y antiguo profesor de filosofía a tiempo parcial en el Marist College de Nueva York. Vivió en Grecia y Alemania y ha viajado por Egipto. Ha sido profesor universitario de historia, escritura, literatura y filosofía.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2009, septiembre 02). Biblia [Bible]. (F. Soto, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-191/biblia/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Biblia." Traducido por Francisco Soto. World History Encyclopedia. Última modificación septiembre 02, 2009. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-191/biblia/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Biblia." Traducido por Francisco Soto. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 02 sep 2009. Web. 25 abr 2024.

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