Baal

Definición

Joshua J. Mark
por , traducido por Agustina Cardozo
Publicado el 05 noviembre 2021
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Disponible en otros idiomas: inglés, francés, portugués, ucraniano
Baal Statue (by Jastrow, Public Domain)
Estatua de Baal
Jastrow (Public Domain)

Baal (también denominado Ba'al) es un dios cananeo-fenicio de la fertilidad y el clima, especialmente de las tormentas de lluvia. Sin embargo, el nombre también se utilizaba como título, ya que significaba "Señor" y se aplicaba a varias deidades diferentes en todo el antiguo Oriente Próximo. En la actualidad, Baal es más conocido por la Biblia como antagonista del culto israelita a Yahvé.

Los relatos relativos a Baal se remontan a mediados del siglo XIV y finales del XIII a.C. en forma escrita, pero se entiende que son mucho más antiguos, conservados por la tradición oral hasta su puesta por escrito. Las excavaciones realizadas en la antigua ciudad de Ugarit (la actual Ras Shamra, Siria) a partir de 1929 revelaron miles de tablillas cuneiformes, muchas de las cuales relatan las historias de los dioses y, en concreto, de Baal, que se convirtió en rey de los dioses, sustituyendo a El.

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La popularidad de Baal queda atestiguada por las numerosas copias encontradas de las historias que componen el llamado Ciclo de Baal, que relata cómo Baal vence a la muerte y asume la realeza de los dioses. La historia del descenso de Baal a los infiernos y su regreso se ha citado a menudo como un ejemplo temprano del motivo del dios que muere y revive, pero esto se ha puesto en duda, ya que Baal no muere ni vuelve a la vida.

El nombre personal Baal es también un nombre teofórico que podría aplicarse a muchas deidades masculinas en todo el Levante y Mesopotamia, pero se utiliza con mayor frecuencia para referirse a Baal Hadad (también Ba'al Adad), el dios de las tormentas y la lluvia en la religión cananea y mesopotámica, que con el tiempo se convirtió también en un dios de la guerra. Baal Hadad es el personaje central del Ciclo de Baal y también el dios que aparece en los libros bíblicos del Éxodo y I y II Reyes, donde se lo retrata de forma negativa. En la época de la Reforma protestante (1517-1648) se lo conocía como Belcebú ("Señor de las moscas") y se lo consideraba sinónimo del diablo cristiano. En la actualidad, el interés por Baal ha sido reavivado por grupos neopaganos y wiccanos que a menudo lo eligen como su deidad personal en el culto ritual.

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Orígenes mesopotámicos

Baal Hadad se originó en Mesopotamia bajo los nombres de Adad en el norte e Iskur en el sur. Está atestiguado ya en la época del Imperio acadio (2334-2218 a.C.) pero se hizo más popular tras la caída de la Tercera Dinastía de Ur (2047-1750 a.C.) durante el Primer Imperio Babilónico (c. 1894 a c. 1595 a.C.). Aun así, en esta época no era una deidad importante y a menudo se lo asociaba con el dios de la tormenta Ninurta, como subordinado, o con el gran dios Enlil, como una especie de secretario personal. Sin embargo, fue durante esta época cuando se le llegó a asociar con el toro como su animal sagrado, que se convertiría en un aspecto destacado de su iconografía más adelante.

Cuando el culto a Baal Hadad llegó a Ugarit, era una deidad importante entendida como un dios del cielo que traía la lluvia y era amigo del sol que daba la vida.

Baal también estaba relacionado con Shamash (como árbitro de la justicia), con la diosa de la luna Nanna en lo que respecta a la fertilidad y las cosechas, y con Shala, una diosa del grano. Con el tiempo, también se asoció con Dagan (también llamado Dagón), el señor fenicio de los dioses, debido a su vínculo anterior con Enlil, que tenía un papel similar en Mesopotamia. En algún momento, se convirtió en el centro de los rituales de adivinación junto con Shamash, muy probablemente porque ambos estaban asociados con el concepto de justicia divina y por lo tanto asegurarían una respuesta justa a las súplicas de uno.

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Cuando el culto a Baal Hadad llegó a Ugarit, era una deidad importante entendida como un dios del cielo que traía la lluvia y era amigo del sol que daba la vida. En Ugarit se lo menciona como hijo de El, el rey de los dioses, y se dice que vive en un palacio en el monte Zafón. Una estela del lugar lo muestra con un garrote en una mano y un rayo en la otra, lo que lo identifica como un dios de las tormentas y la guerra. Se lo asoció principalmente con las tormentas y las lluvias durante todo su culto en Ugarit y, posteriormente, después de c. 1200 a.C., cuando Ugarit fue destruida.

Baal en el Levante

Mientras seguía siendo una ciudad próspera, Ugarit comerciaba con otras ciudades, incluidos los principales centros urbanos del Levante. Baal Hadad parece haber viajado hasta allí a través del comercio, aunque se desconoce exactamente cuándo. Se convirtió en una deidad central del panteón cananeo que influiría, primero, en las creencias cananeas y, después, en la religión fenicia. La ciudad fenicia de Baalbek (en el actual Líbano) era su centro de culto, donde se le adoraba junto a su consorte Astarté, diosa del amor, la sexualidad y la guerra (asociada a la diosa Inanna/Ishtar, entre otras). Aun así, Astarté era la deidad más popular en Sidón, eclipsaba incluso a Baal en la cantidad de templos dedicados a ella, y está igual de bien representada en Baalbek.

La interpretación de la unión de Baal y Astarté ha sido cuestionada por varias razones, entre ellas la posibilidad de que la diosa asociada a Baal sea su hermana, Anat, que se cree que cimentó el desarrollo de Astarté. Este argumento, sin embargo, parece ignorar su representación en el Ciclo de Baal y otros relatos como la Fiesta de la bebida de El (en la que se la diferencia claramente de Anat), así como sus templos en Baalbek.

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Baalbek, Lebanon
Baalbek, Líbano
Carole Raddato (CC BY-NC-SA)

La religión fenicia desarrolló el panteón cananeo anterior, posiblemente en Biblos, donde el dios El y la diosa Baalat Gebel eran más predominantes, junto con la deidad griega Adonis, que estaba asociada con el dios babilónico Tammuz. Baal ocupaba un lugar entre los demás dioses, pero nunca fue tan popular en las ciudades fuera de Sidón como otras deidades como Melqart de Tiro (también consorte de Astarté), Dagón, Reshef (dios del rayo y del fuego), Chusor (dios de la metalurgia) o el dios de la artesanía, Kothar-wa-Khasis, que ocuparía un lugar destacado en el Ciclo de Baal. Incluso en Sidón, Baal no era el dios más destacado, ya que su deidad patrona era Eshmun. Aun así, era lo suficientemente popular como para haber inspirado el Ciclo de Baal en el que aparecen muchos de los dioses. Yamm, dios de los mares, y Mot, el dios de la muerte, también estaban estrechamente asociados a Baal a través de las historias sobre él en las que también aparecen Astarté y otras diosas. Los estudiosos Michael D. Coogan y Mark S. Smith comentan:

Tres diosas aparecen regularmente en los relatos [sobre Baal]: Astarté, mencionada solo de pasada, Asera y Anat. Las dos últimas tienen papeles importantes, aunque no dominantes, en los mitos, ya que la teología ugarítica, al igual que la sociedad ugarítica, era patriarcal. Asherah es la consorte de El y la madre de los dioses. La única diosa con carácter es Anat. Es la hermana de Baal y está estrechamente identificada con él como opositora exitosa de [Yamm, Mot] y otros poderes destructivos. (7)

Las tres diosas llegarían a asociarse estrechamente con Baal en las narraciones bíblicas, ya que se hace referencia a Asera como poste (o posiblemente árbol) sagrado de la fertilidad en Deuteronomio 16:21, II Reyes 21:7, II Reyes 23:4, 6-7, y en otros pasajes. Sin embargo, antes de estas obras, aparece como consorte de El y figura central en el Ciclo de Baal.

El ciclo de Baal

El Ciclo de Baal comienza con Baal, hijo de Dagón, confiado en que será elegido como rey por El, señor de los dioses. Sin embargo, El defrauda sus expectativas al elegir a Yamm, quien casi instantáneamente somete a los demás dioses y los obliga a trabajar para él. Los dioses se quejan ante Asherah, que accede a interceder por ellos ante Yamm. Ella le ofrece todo tipo de tesoros, pero él solo está interesado en poseerla. Ella acepta, pero primero debe volver a El y a la corte divina para informarles de su acuerdo.

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Todos los dioses presentes apoyan la decisión de Asherah de entregarse a Yamm, excepto Baal, que jura vengarse de Yamm por haber insultado a Asherah de esta manera y promete matarlo. Su reacción es interpretada como traición por algunos de los otros dioses, que se apresuran a informar a Yamm al respecto, quien envía emisarios a la corte exigiendo la rendición de Baal. Los otros dioses muestran a los emisarios el máximo respeto, pero Baal se niega a inclinarse y se muestra disgustado por el comportamiento de sus compañeros.

Los dioses no toman ninguna decisión, por lo que Yamm envía una segunda delegación que se muestra arrogante y descuida los rituales debidos a El y a la corte. Baal quiere matarlos por esta afrenta, pero Anat y Astarté lo retienen y le advierten del pecado de matar a un mensajero que solo actúa por órdenes y que, por tanto, es inocente. El tampoco actúa contra los mensajeros, sino que les promete que Baal no solo se presentará ante Yamm, sino que les traerá abundantes regalos.

Baal Cycle Tablets
Tablillas del ciclo de Baal
Mbzt (GNU FDL)

Baal se enfurece pero comprende que no es lo suficientemente poderoso como para derrotar a Yamm en un combate mano a mano. Sin embargo, Kothar-wa-Khasis sugiere una idea, y le dice a Baal que puede crear dos garrotes, Yagrush y Aymur, que destruirán a Yamm si se usan según las indicaciones. Kothar-wa-Khasis hace las armas y le dice a Baal cómo usarlas, y Baal va al encuentro de Yamm, sin llevar regalos. Golpea a Yamm en los hombros con Yagrush, pero Yamm sale ileso. Baal se retira y vuelve a golpear a Yamm con Aymur entre los ojos, y Yamm cae. Baal lo lleva de vuelta a la corte, anuncia su victoria y arroja a Yamm de nuevo al mar.

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Baal es ahora el rey de los dioses, pero Mot se opone a esta usurpación y envía al monstruo marino Lotan (posiblemente una forma de Yamm) a atacar a Baal, pero este lo derrota y lo mata. Mot se enfurece aún más y jura que devorará a Baal. Mot es imparable, y Baal comprende que no hay armas mágicas que puedan vencer a la muerte. Se esconde, enviando a un doble en su lugar para que sea devorado por Mot, y todos los dioses lloran su muerte. Como era el dios de la lluvia y la fertilidad, la tierra se vuelve estéril en su ausencia, y Anat, jurando venganza, ataca y mata a Mot.

Como Mot es inmortal, vuelve a la vida, pero entonces Baal sale de su escondite, lo somete y lo obliga a volver a su hogar en el inframundo y a reconocer a Baal como rey legítimo. Entonces pide y recibe el permiso de El y de los demás dioses para que Kothar-wa-Khasis le construya un gran palacio en la cima de una montaña (inicialmente sin ventanas, ya que se pensaba que Mot, como la muerte, entraba en una vivienda a través de una ventana) y comienza su reinado.

La historia se entiende como la ilustración de una transición de poder de los dioses mayores a un conjunto más joven, un patrón familiar en las obras religiosas de muchas culturas diferentes, como señalan Coogan y Smith:

El traspaso de poder de un dios del cielo más antiguo a un dios de la tormenta más joven está atestiguado en otras culturas contemporáneas del Mediterráneo oriental. Cronos fue apresado y sucedido por su hijo Zeus, Yahvé sucedió a El como dios de Israel, el dios hurrita Teshub asumió la realeza en el cielo tras haber derrotado a su padre Kumarbi, y Baal sustituyó a El como cabeza efectiva del panteón ugarítico. (104)

La historia también toca el tema del orden contra el caos explorado en mitos famosos como el Enuma Elish de Mesopotamia y el ciclo Osiris-Set de la mitología egipcia. En ambos, el orden se ve amenazado y solo se puede restablecer venciendo a las fuerzas del caos. La definición de "orden" y "caos", sin embargo, depende de quién utilice esos términos, y en el antiguo Israel, Baal sería puesto en el papel de la amenaza caótica y Yahvé como el héroe de un mundo justo y ordenado.

Baal en la Biblia

Baal se menciona casi 100 veces en la Biblia.

Aunque Baal se menciona casi 100 veces en la Biblia, se lo conoce mejor por las narraciones de I y II Reyes, que incluyen la historia de la princesa fenicia Jezabel (muerta c. 842 a.C.), que fomentaba su culto, y su lucha con el profeta Elías, campeón del culto a Yahvé. Jezabel se casa con el rey israelita Ajab, quien, según I Reyes 16:30-33, es seducido por ella para que se aleje de Yahvé y adore a Baal. Como miembro de la realeza fenicia e hija de un sacerdote de Baal, Jezabel habría llevado naturalmente sus propios dioses a su nuevo hogar, pero según la narración, fueron rechazados por los seguidores del culto a Yahvé.

Jezabel y Elías se disputan la supremacía de sus respectivas creencias hasta que acuerdan que el asunto se resolverá mediante un duelo entre los propios dioses en la cima del Monte Carmelo. Los sacerdotes de Jezabel invocarán a Baal y Elías a Yahvé, y el dios que responda encendiendo el fuego bajo un toro sacrificado será reconocido como el único dios verdadero. Las facciones se reúnen en el Monte Carmelo, y 850 sacerdotes de Baal lo invocan durante todo el día mientras danzan alrededor del altar (I Reyes 18:26) mientras Elías se burla de ellos preguntando dónde está su dios y por qué no responde. Cuando le llega el turno a Elías, invoca a Yahvé, y al instante baja fuego del cielo, iluminando el altar y consumiendo la ofrenda (I Reyes 18: 38-39). Elías proclama a Yahvé vencedor y ordena ejecutar a los sacerdotes de Baal.

The Story of Elijah
La historia de Elías
Lawrence OP (CC BY-SA)

Sin embargo, Jezabel se niega a reconocer esta victoria y sigue fomentando el culto a Baal, además de jurar venganza contra Elías, hasta que es asesinada por orden del general Jehú. Después, el culto a Yahvé lo proclama como único dios, y se destruyen los templos y santuarios de Baal, Astarté y los demás dioses cananeos. Sin embargo, el culto a Baal en Israel continúa en relatos posteriores que ilustran la lucha entre el politeísmo tradicional y el monoteísmo emergente en la región en el siglo IX a.C.

Conclusión

El culto a Baal fue finalmente sustituido por el culto a Yahvé y su nombre se convirtió en sinónimo de los enemigos del único dios verdadero. En II Reyes 1, Ba'al Zebub se asocia con Ecrón, dios de los filisteos, el pueblo famoso por ser los enemigos de Israel en la Biblia. Con el tiempo, los escribas del Nuevo Testamento conocerían a Baal Zebub como Belcebú y lo relacionarían con el diablo cristiano, una asociación que duraría hasta la época de la Reforma protestante.

Para entonces, Baal también había llegado a asociarse con la figura de Iblis, el diablo en el Islam, a través de pasajes del Corán. Alá, en el islam, y Yahvé, en el judaísmo y el cristianismo, eran reconocidos por sus respectivos seguidores como el único dios y Baal como un aspecto del caos, la oscuridad y el mal que amenazaba el orden mundial.

Sin embargo, inicialmente Yahvé formaba parte del mismo panteón que abrazaba a Baal, y los dos habrían sido considerados como colaboradores en la causa del orden contra las fuerzas del caos. Los estudiosos J. Maxwell Miller y John H. Hayes comentan:

La evidencia arqueológica indica una escena religiosa y cultual esencialmente continua en toda Palestina durante la Primera Edad de Hierro. En otras palabras, no se ha descubierto nada que sugiera una distinción notable en la disposición de los templos o el mobiliario cultual para la época y el territorio de las primeras tribus. La continuidad entre la religión israelita primitiva y la de los demás habitantes de Siria-Palestina se confirma además por los paralelismos entre la terminología religiosa y cultual de los materiales bíblicos y la correspondiente de los documentos extrabíblicos. Elementos de la mitología sirio-palestina, como la lucha divina con el dragón cósmico del caos, también aparecen aquí y allá en la poesía bíblica. Algunos pasajes bíblicos sugieren, de hecho, que Yahvé fue considerado en su día como un miembro del gran panteón gobernado por El. (111)

Sin embargo, para que Yahvé fuera reconocido como el dios supremo, había que eliminar a sus predecesores, y para ello se demonizó a Baal. En la actualidad, la reputación del dios como poderoso protector y agente de la vida se ha reavivado a través de los movimientos neopaganos y wiccanos, que rechazan las narraciones bíblicas y se basan en construcciones más antiguas como el ciclo de Baal. Aunque apenas está extendido, el culto a Baal continúa en la actualidad junto al más popular Yahvé, reflejando la relación similar que ambos dioses tenían en el mundo antiguo.

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Sobre el traductor

Agustina Cardozo
Agustina es traductora pública (inglés/español), uruguaya, con estudios avanzados de Lingüística. Sus áreas de experiencia como traductora son la traducción biosanitaria y la traducción jurídica. Le interesan la Historia y las humanidades en general.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark es un escritor independiente y antiguo profesor de filosofía a tiempo parcial en el Marist College de Nueva York. Vivió en Grecia y Alemania y ha viajado por Egipto. Ha sido profesor universitario de historia, escritura, literatura y filosofía.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2021, noviembre 05). Baal [Baal]. (A. Cardozo, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-652/baal/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Baal." Traducido por Agustina Cardozo. World History Encyclopedia. Última modificación noviembre 05, 2021. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-652/baal/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Baal." Traducido por Agustina Cardozo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 05 nov 2021. Web. 25 abr 2024.

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