La religión en el antiguo Egipto estaba plenamente integrada en la vida cotidiana de la gente. Los dioses estaban presentes en el nacimiento, a lo largo de la vida, en la transición de la vida terrenal a la eterna, y seguían cuidando del alma en la otra vida, en el Campo de Juncos. El mundo espiritual siempre estaba presente en el mundo físico, y este concepto se simbolizaba a través de imágenes en el arte, la arquitectura, en los amuletos, las estatuas y los objetos que usaban la nobleza y el clero en el desempeño de sus funciones.
Algunos de los símbolos más importantes eran:
- Anj
- Dyed
- Cetro uas
- Números
- Escarabajo
- Tyet
- Cayado y mayal
- Shen
- Ojo Udyat
- Sesen
- Ben-Ben
Los símbolos en una sociedad en gran medida analfabeta tienen el propósito esencial de transmitir los valores más importantes de la cultura al pueblo generación tras generación, y era así como ocurría en el antiguo Egipto. Un campesino no habría podido leer la literatura, la poesía o los himnos que contaban las historias de los dioses, los reyes y su historia en general, pero podía mirar un obelisco o un relieve en la pared de un templo y leerlo todo mediante los símbolos utilizados.
Los tres símbolos más importantes, que a menudo aparecen en todo tipo de arte egipcio, desde amuletos hasta arquitectura, eran el anj, el dyed y el cetro uas. A menudo se combinaban en inscripciones y solían aparecer en sarcófagos reunidos en un solo grupo o por separado. En el caso de estos tres símbolos, su forma representa el valor eterno del concepto: el anj representaba la vida; el dyed, la estabilidad y el uas, el poder. El erudito Richard H. Wilkinson, señalando la importancia de la forma como función, cuenta lo siguiente:
Una inscripción poco conocida pero fascinante hecha por orden del faraón Tutmosis IV registra el descubrimiento que el rey ha hecho de una piedra. La importancia de esta celebrada piedra no tiene que ver con su extraña apariencia o con que sea de un material raro, cuenta la inscripción, sino con que "su majestad encontró esta piedra con la forma de un halcón divino". Que un rey egipcio le diera tal importancia a una simple roca sencillamente por su forma explica mucho, ya que muestra cuánta atención le prestaban los antiguos egipcios a la forma de los objetos y a la importancia simbólica que esta podía tener. (16)
El Anj
El anj es una cruz con un bucle superior que, además del concepto de vida, también simbolizaba la vida eterna, el sol de la mañana, los principios masculino y femenino, los cielos y la tierra. Estos conceptos estaban representados por su forma de llave: con el anj, uno tenía en su mano la llave de los secretos de la existencia. La unión de los opuestos (masculino y femenino, cielo y tierra) y la extensión de la vida terrenal a la eterna, del tiempo a la eternidad, todos ellos quedaban representados en la forma de la cruz con un bucle. El símbolo era tan potente, y duró tanto en la cultura egipcia (data del periodo arcaico de Egipto, en torno a 3150 - 2613 a.C.), que no es sorprendente que la fe cristiana se apropiara de él en el siglo IV d.C. como un símbolo para su dios.
Se desconoce el origen del símbolo del anj, pero el egiptólogo E. A. Wallis Budge dice que puede que se desarrollara a partir del tyet, el "Nudo de Isis", un símbolo parecido con los brazos a los lados asociado a la diosa. Las deidades femeninas eran tan populares, y parece que se consideraban más poderosas (como con el ejemplo de la diosa Neith), en la historia temprana de Egipto, y puede que el anj se desarrollara a partir del tyet, pero no es una teoría universalmente aceptada.
Sin embargo, el anj estaba muy asociado con el culto de Isis, y a medida que crecía su popularidad, también creció la del símbolo. Hay muchos dioses diferentes que se representan sosteniendo el anj, y este símbolo aparece, junto con el dyed en prácticamente todo tipo de obra de arte egipcia, desde sarcófagos hasta pinturas funerarias, adornos de palacio, estatuas e inscripciones. Como amuleto, el anj era casi tan popular como el escarabajo y el dyed.
El Dyed
El dyed es una columna de base ancha que se va estrechando a medida que se eleva hasta un capitel y está atravesada por cuatro líneas paralelas. Aparece por primera vez en el periodo predinástico de Egipto (c. 6000 - c. 3150 a.C.) y continúa siendo un elemento básico de la iconografía egipcia hasta el periodo Ptolemaico (320-30 a.C.), el último de la historia del país antes de la llegada de Roma. A pesar de que se entiende que representa la estabilidad, el símbolo servía para recordarle a la gente la presencia cercana de los dioses ya que también hacía referencia al dios Osiris y por lo tanto estaba vinculado con la resurrección y la vida eterna. Se creía que el dyed representaban la columna vertebral del dios y a menudo aparece en el fondo de los sarcófagos para ayudar al alma recién llegada a levantarse y andar en la otra vida.
Este símbolo también se ha interpretado como cuatro columnas que se alzan una detrás de otra, el árbol tamarisco en el que quedó encerrado Osiris en su mito más popular, y una vara de la fertilidad que se levantaba en los festivales, pero en cada caso el mensaje de la forma se remonta a la estabilidad en vida y la esperanza de la otra vida que brindaban los dioses.
Cuando el símbolo se interpreta como cuatro columnas, aparece el número representado más frecuentemente en la iconografía egipcia: el cuatro. Este número simbolizaba la totalidad, y esto se ve en el arte, la arquitectura, los bienes funerarios tales como los Cuatro Hijos de Horus en los vasos canopes, los cuatro lados de la pirámide y demás. Las demás interpretaciones también simbolizan conceptos asociados al mito de Osiris e Isis. El dyed como árbol tamarisco habla del renacimiento y la resurrección, ya que en el mito, el árbol contiene a Osiris hasta que es liberado y devuelto a la vida por Isis. La vara de la fertilidad también está asociada con Osiris, que era quien hacía subir las aguas del Nilo, fertilizar la tierra y volver de nuevo a su cauce. En cada caso, cualquiera que sea el objeto que se dice que representa, el dyed era un símbolo muy poderoso que a menudo se vinculaba con otro: el cetro uas.
El Cetro Uas
El cetro uas es un cetro rematado con la cabeza de un canino, que para la época del Imperio Nuevo (1570-1069 a.C.) posiblemente fuera Anubis, pero que antes era un animal totémico como un zorro o un perro. El cetro uas evolucionó a partir de los cetros más tempranos, un símbolo del poder real, conocido como el hekat, que se puede ver en representaciones del primer rey, Narmer (c. 3150 a.C.), del Periodo arcaico (c. 3150-2613 a.C.). Para la época del rey Djet (c. 3000-2990 a.C.) de la Dinastía I, el cetro uas ya estaba totalmente desarrollado y simbolizaba el dominio y el poder de la persona.
Normalmente el cetro estaba dividido en dos en la base, pero esto variaba dependiendo del dios o el mortal que lo sostuviera, igual que el color. Hathor, asociada con la vaca, sostiene el cetro dividido en la base en forma de cuernos de vaca. Isis sostiene un objeto similar, pero esta división tradicional representa la dualidad. El cetro uas de Ra-Horakhty ("Horus en el horizonte"), el dios de la salida y la puesta del sol, era azul para simbolizar el cielo mientras que el del dios sol Ra se representaba con una serpiente unida a él para simbolizar el renacimiento, ya que el sol volvía a salir cada mañana.
El cetro uas de cada uno de los dioses denotaba su dominio particular de una manera u otra. El dios Ptah, del Periodo arcaico, sostiene un cetro uas que combina los tres símbolos, el anj, el dyed y el uas, con un círculo en la base que simboliza la unidad. Naturalmente, la combinación de los símbolos combinaba su poder, cosa apropiada para este dios que estaba asociado con la creación y era conocido como el "escultor de la tierra". Los tres símbolos en la parte superior del cetro de Ptah, junto con el círculo en la base, presentaban el significado total de integridad, de totalidad, mediante el número cuatro.
Importancia de los números en los símbolos
La combinación de los símbolos siempre tenía un significado específico. Wilkinson escribe que "uno de los principios más importantes para entender el simbolismo numérico de las obras representativas de Egipto es el de la extensión de los números" (138). Una obra de arte bidimensional, como una imagen de un dios o una diosa, a menudo se representa de tal manera que el número cuatro está implícito, y esta práctica se aplica a muchos números, de manera que, como apunta Wilkinson, "los números que aparecen tienen que 'extenderse' mentalmente para poder entender adecuadamente su significado en la composición" (138). Un ejemplo de esto son las representaciones del dyed como cuatro columnas alzándose una tras otra. Aunque el número cuatro representa la totalidad, la multiplicación del cuatro extendiéndose hacia el horizonte añadiría el concepto igual de importante de eternidad. El símbolo del dyed usado por todo el complejo piramidal de Zoser en Saqqara es un ejemplo perfecto de esto. En el complejo de Zoser, el dyed aparece en los dinteles del templo, como si estuvieran sosteniendo el cielo. Si el dyed se interpreta como cuatro columnas multiplicadas infinitamente, entonces se enfatiza el concepto de eternidad a través de la arquitectura. En la arquitectura, el anj, el dyed y el uas con frecuencia se usan de tal manera que se duplica, triplica o cuadruplica su número precisamente para darle este tipo de énfasis. Wilkinson escribe:
Un ejemplo común del principio en el que el dos representa un cuatro se encuentra en el par de cetros uas que se usaban para representar los pilares del cielo, que se mostraban sobre el ta o jeroglífico de la tierra, sujetando el pet o jeroglífico del cielo. Este conjunto se usaba a menudo como marco alrededor de los relieves del templo, situando la composición de manera simbólica en un escenario cósmico. Sin embargo, como estas representaciones solo son bidimensionales, se ofrece una visión abreviada de los diversos elementos. (138)
Estos símbolos, por sí solos o juntos, adornaban los objetos que los egipcios usaban regularmente en su vida cotidiana. Todas las clases de la sociedad egipcia llevaban amuletos, y entre los más populares estaban el dyed seguido del escarabajo, el anj, el tyet, el shen, el uas y otros. Estos otros símbolos potentes a menudo se emparejaban o vinculaban con los tres más utilizados.
El Escarabajo
El escarabajo es una famosa imagen del arte y la iconografía egipcias, que representa al Scarabaeus sacer, una especie de escarabajo pelotero. El escarabajo pelotero está asociado con los dioses porque formaba una bola con estiércol en la que ponía sus huevos, y el estiércol proporcionaba comida a las crías cuando eclosionaban. De esta manera, la vida surgía de la muerte.
Estaban estrechamente identificados con el dios Kepri, que se creía que hacía rodar la bola del sol a través del cielo, la mantenía segura en su viaje por el inframundo, y la empujaba hacia el amanecer al día siguiente. Cuando Ra se convirtió en el dios sol sublime, Kepri mantuvo este rol como asistente. Los escarabajos se convirtieron en amuletos populares durante el Primer periodo intermedio (2181-2040 a.C.), y siguieron siéndolo durante toda la historia de Egipto hasta el surgimiento del cristianismo.
El Tyet
El tyet (tiet, tjet), también conocido como el "nudo de Isis" y la "sangre de Isis" se parece al anj con brazos a los lados. Este símbolo data del Imperio Antiguo de Egipto (c. 2613- c. 2181 a.C.), pero probablemente sea más antiguo. El tyet se ha interpretado como genitales femeninos, los pliegues de un vestido de mujer, y el nudo de un cinturón, pero en cualquier caso está asociado con la diosa Isis.
Representaba la protección y la seguridad y a menudo se lo vinculaba al anj, ofreciendo así la seguridad dual de Isis y Osiris. El tyet a menudo se tallaba en los postes de las camas y en las paredes de los templos y la época en la que fue más popular fue el Imperio Nuevo, cuando el culto de Isis estaba en su apogeo.
El cayado y el mayal
El cayado y el mayal son uno de los símbolos más famosos del antiguo Egipto que representan el poder y la majestad del rey. Ambos objetos estaban asociados con Osiris y simbolizaban su temprano gobierno de la tierra. Estos símbolos aparecen en el Periodo arcaico durante el reinado del primer rey, Narmer, (c. 3150 a.C.) y vinculaban al rey con el mítico primer rey de Egipto, Osiris.
Según el mito, el reino de Osiris fue usurpado por Set, que lo asesinó, pero después fue resucitado por su hermana-esposa Isis. Esta le dio un hijo, Horus, que derrotó a Set y restauró el orden del país. El rey se asociaba con Horus en vida (con algunas excepciones) y con Osiris en la muerte. Una vez que Horus hubo vengado a su padre y hubo derrotado a Set, tomó el cayado y el mayal de su padre para representar la legitimidad de su reinado, y lo mismo ocurría con los reyes de Egipto que se identificaban con estos dioses.
El cayado era un instrumento temprano usado por los pastores, mientras que el mayal se usaba para arrear a las cabras y cosechar un arbusto aromático conocido como labdanum. Como en un principio Osiris era una deidad de la agricultura y la fertilidad, se lo asoció con ambos elementos desde el periodo predinástico, y servían como recordatorios del pasado y de la importancia de la tradición además de, obviamente, ser símbolos de la legitimidad y el poder del rey.
El Shen
El shen es un círculo de cuerda, anudada, que forma un círculo sin romper que simboliza la totalidad, el infinito y que servía de protección. El nombre proviene de la palabra egipcia para "cercar". Era común llevar amuletos de shen por protección y las imágenes del shen aparecen en un tipo de soporte que en conjunto recuerda a la letra griega omega, aunque este "soporte" debería entenderse como la cuerda anudada completando el círculo.
El shen probablemente se desarrolló durante el Imperio Antiguo o el Primer periodo intermedio de Egipto, pero si hizo popular durante el Imperio medio (2040-1782 a.C.) y siguió siéndolo después. El dios Horus y las diosas Nejbet e Isis se ven con frecuencia sosteniendo el shen, pero también hay otros dioses asociados con este símbolo. El shen aparece en los sarcófagos y en templos y tumbas además de en inscripciones personales. Los egipcios valoraban mucho la simetría y la totalidad, así que el shen era bastante popular y se representaba a menudo.
El ojo Udyat
El udyat es otro símbolo muy conocido de Egipto: el ojo de Ra. El símbolo del ojo está asociado con la diosa protectora Udayet durante el periodo predinástico y siguió estándolo después, aunque luego se vinculó más a menudo con Horus, Ra, y otros a través del motivo de la diosa distante.
La historia de la diosa distante adopta muchas formas en la mitología egipcia, pero tiene una trama consistente: una diosa se rebela de una forma u otra contra el rey de los dioses, se va de casa abandonando sus responsabilidades y viaja a una tierra lejana de la que hay que traerla de vuelta (o engañarla para que regrese), iniciando así algún tipo de transformación. El udyat o bien representaba a la diosa o era enviado a buscarla, y podía adoptar muchas formas. Como Ojo de Ra, se entendía que simbolizaba su presencia vigilando la creación, y en los mitos (como los de la diosa distante) a menudo se lo representa yendo a recopilar información para Ra. El udyat continuó siendo un poderoso símbolo a lo largo de toda la historia de Egipto.
El Sesen
El sesen es la flor de loto que aparece tan a menudo en el arte egipcio y simboliza la vida, la creación, el renacimiento y especialmente el sol. El símbolo se remonta al periodo arcaico, pero se hizo más popular a partir del Imperio Antiguo. La flor de loto se cierra al atardecer y se hunde bajo el agua, y luego, al amanecer, vuelve a emerger del agua para volver a abrirse; este patrón la identificaba con el sol y, por tanto, con la vida.
La flor también representaba el renacimiento por la misma razón y se asociaba con el dios Osiris. Los Cuatro hijos de Horus, representados normalmente en los vasos canopes, a menudo se representan de pie juntos sobre un loto en presencia de Osiris. La flor de loto aparece en muchos tipos diferentes de arte egipcios, desde las estatuas de fayenza hasta los sarcófagos, los templos, los santuarios y los amuletos, Era el símbolo del Alto Egipto, igual que el papiro representaba al Bajo Egipto, y a veces la flor se representaba con el tallo entrelazado con el de una planta de papiro.
El Ben-Ben
El ben-ben es el montículo primordial sobre el que se alzó el dios Atum al principio de la creación. Sin duda, es el símbolo del antiguo Egipto más conocido, después del anj, aunque no se reconozca el nombre. Las pirámides de Egipto, dondequiera que se encuentren y de la época que sean, representan el ben-ben alzándose de la tierra hacia los cielos.
Según una versión del mito de la creación egipcio, al principio de los tiempos solo existían las oscuras aguas del caos en constante movimiento hasta que el ben-ben surgió como la primera tierra firme. Atum (o Ptah o Ra en algunas historias) se alzó sobre el ben-ben para comenzar el trabajo de la creación. Las pirámides y otras estructuras similares simbolizaban tanto la creación como la eternidad al invocar las imágenes de este mito.
El ben-ben es un símbolo que data del periodo arcaico pero que se hizo más popular durante el Imperio Antiguo, la época de los constructores de las grandes pirámides, cuando se construyeron los monumentos de Guiza. Puede que se llevara como amuleto, pero es más probable que estuviera entre las obras de arte producidas en masa durante el primer periodo intermedio como estatuilla. El ben-ben aparece en muchas inscripciones desde el Imperio antiguo hasta el periodo tardío (c. 525-323 a.C.) y también se tallaba en las paredes de los templos, las tumbas y en sarcófagos.
Otros símbolos
A lo largo de la historia de Egipto hubo muchos otros símbolos importantes. El pájaro bennu, por ejemplo, fue el modelo para el fénix griego, y simbolizaba la resurrección. La pluma blanca de avestruz simbolizaba a la diosa Ma'at, pero también el concepto de equilibrio y verdad que representaba la diosa. El árbol de la vida representaba el conocimiento, el propósito y el destino. Las serpientes y culebras representaban la transformación y el cambio. La cobra era una imagen protectora, asociada ya en un principio con la diosa Uadyet, que expulsó a los enemigos de Ra; con la capucha extendida y preparándose para atacar, la cobra se convirtió en la insignia de los reyes y se llevaba en el ureo, el tocado real.
Otro símbolo asociado con el monarca, y uno de los más importantes y ubicuos, era el disco solar alado conocido como el Horus Behdety, u Horus de Behdet, que simbolizaba la realeza, el poder, el ascenso del alma y la divinidad. Este símbolo es uno de los más antiguos del mundo y hay variantes del mismo en muchas culturas diferentes. En Egipto parece que en un principio representaban la sincretización del dios del sol de mediodía, Behdety (o Behedeti) y el dios del cielo, Horus. Con el tiempo, llegó a asociarse con el poder supremo de Horus y su representante en la tierra, el faraón.
Las coronas de Egipto también tienen un significado y simbolismo específicos en el arte. La corona roja (Deshret) simbolizaba el Bajo Egipto, la corona blanca (Hedjet), el Alto Egipto y la corona doble roja y blanca (Pshent) el Egipto unificado. Las imágenes del rey en la batalla lo muestran con una corona azul (un Khepresh), que invoca el poder del Nilo y los cielos a través de este color. El dios Osiris tenía su propia corona, el Atef, una alta corona hedjet adornada a cada lado con plumas de avestruz y coronada con un disco solar dorado.
Todos estos símbolos contribuyeron a la rica cultura del antiguo Egipto y, aunque tenían una naturaleza religiosa, nunca se consideraron como "símbolos religiosos" tal y como se entendería el término hoy en día. En la actualidad, especialmente en los países occidentales, la religión se considera como una esfera aparte, distinta del papel de cada uno en una sociedad secular, pero en Egipto tal separación no existía. Los sacerdotes y sacerdotisas de las deidades egipcias, los reyes, los escribas y la nobleza usaban estos símbolos de manera regular, por supuesto, pero aparecen en amuletos, inscripciones y estatuas de todas las clases sociales de Egipto, desde el más grande de los reyes hasta el miembro más humilde de la comunidad.