Urano

Urano (también escrito Ouranos) es la personificación del paraíso y el cielo en la mitología griega. Su homólogo romano es Caelo. Gaia (Tierra) dio a luz a Urano y lo eligió para ser su semejante. Ella se unió a él, lo que dio lugar al nacimiento de los doce titanes, los tres cíclopes, y los tres hecatónquiros.

Urano odiaba a sus hijos y los escondió bajo la tierra, lo que hizo que Gaia y su hijo Cronos idearan un plan para destruirlo. Cronos castró a su padre con una hoz, y la sangre que cayó impregnó a Gaia, que dio a luz a las erinias, los gigantes, y las melíades (ninfas de los árboles). Urano cedió el poder de Cronos, pero le advirtió de que él también se enfrentaría a ser derrocado por su hijo. Con esta advertencia, Urano ayudó a desencadenar una serie de eventos que acabaría por llevar a Zeus y los dioses olímpicos a derrocar a los titanes y tomar el poder.

Nacimiento y familia

En su Teogonía, Hesíodo (700 a.C.) escribe que Gaia, la personificación de la Tierra, dio a luz a Urano (el Cielo), junto con el Ponto (el Mar) y Ourea (las Montañas).

Y la Tierra creó el cielo estrellado, primero, para ser
Un semejante a sí misma, para cubrirla
Por todas partes, y para ser un lugar de descanso,
Siempre seguro, para todos los dioses benditos.

(Hesíodo, Teogonía, 128-132)

Urano llegó a ser igual a Gaia, y juntos dieron a luz a los doce titanes (Océano, Ceo, Críos, Hiperión, Jápeto, Tea, Rea, Temis, Mnemósine, Febe, Tetis y Cronos), los tres cíclopes de un solo ojo (Brontes, Arges y Estérope) y a los hecatónquiros de cien brazos y cincuenta cabezas (Coto, Giges y Briareo).

La creación del mundo según el orfismo

El orfismo fue un movimiento religioso que se hizo prominente en el siglo VI a.C. Basaba sus creencias en el legendario héroe griego Orfeo y las valiosas lecciones que aprendió durante su tiempo en el inframundo. La historia de la creación en el orfismo difiere ligeramente de la versión de Hesíodo. En el orfismo, el mundo comenzó con Cronos (el Tiempo). De Cronos vinieron Éter (la Luminiscencia), Caos, y Érebo (la Oscuridad). Cronos formó un huevo dentro de Éter. Del huevo eclosionó Fanes (el creador de toda la existencia). Fanes dio a luz a Nix (la Noche), y después Nix dio a luz a Gaia y a Urano con Fanes.

Mitos orientales de la creación

Durante las excavaciones del siglo XX en el pueblo de Boĝazköy (Turquía), se descubrió un conjunto de tablillas que relataban la historia hitita del ascenso al poder del dios de la tormenta Teššub y los intentos de derrocarlo. Este mito sigue la misma línea de sucesión de Urano-Cronos-Zeus que encontramos en la Teogonía de Hesíodo. Anu, el rey del cielo, se puede identificar claramente con Urano. Gobernó en el cielo durante nueve años, pero fue derrocado por su escanciador Kumarbi. Anu huye, pero Kumarbi lo captura. Le arranca los genitales a Anu de un mordisco y queda embarazado de los hijos de Anu, incluido el dios de la tormenta Teššub y el río Tigris.

Herenio Filón (también conocido como Filón de Biblos, siglo I o II d.C) documenta lo que se considera una versión fenicia de este mito de sucesión. Esta versión del cuento tiene su origen en Sanjuniatón, un investigador y erudito que vivió alrededor de la época de la guerra de Troya. El mito comienza con Elioun ('el Alto') y su compañera Berouth. Juntos tienen un hijo llamado Epigeios, que más tarde se llamaría Urano, y una hija llamada Ge (Gaia). Después de la muerte de su padre, Epigeios (Urano) lo reemplazó como rey y se casó con su hermana, Ge. Epigeios y Ge tuvieron cuatro hijos, El, Betilo, Dagón y Atlas. El (Cronos) se volvió contra su padre, Urano, y vengó a su madre después de que Urano abusara sexualmente de ella e intentara matar a sus hijos. Cronos y sus aliados fueron a la guerra contra Urano y lo derrocaron, y Cronos se hizo con el trono. Urano trató de recuperar su trono por la fuerza y el engaño, pero no lo consiguió. Durante el trigésimo segundo año de su reinado, Cronos castró a Urano.

El cielo y el paraíso

Según la Teogonía, hay una distancia igual entre el Tártaro (las regiones infernales), la tierra (Gaia) y los cielos (Urano). Por lo tanto, si un yunque cayera desde Urano, tomaría nueve días y noches para llegar a Gaia y otros nueve días y noches para llegar al Tártaro.

El Tártaro está rodeado por una pared de bronce, mientras que arriba, en la oscuridad brumosa, están los Titanes escondidos por una pared. Fuera de esta pared están los manantiales del Tártaro, el mar y el cielo estrellado; un lugar oscuro y sombrío que incluso los dioses odian.

Urano y el problema de sucesión

Urano odiaba a sus hijos con Gaia y los escondió en lo profundo de la tierra para mantenerlos alejados de su vista. También temía el poder de los cíclopes y de los hecatónquiros y los encerró en el Tártaro. Gaia estaba triste por cómo trataba a sus hijos e ideó un plan para detenerlo. Gaia les dijo a sus hijos que planeaba destruir a su padre, pero solo su hijo menor, Cronos, estaba dispuesto a participar y ayudar a su madre. Gaia hizo una hoz de adamanto gris, se la dio a Cronos, y lo escondió en sus aposentos.

Urano entró en la habitación, lujurioso y listo para acostarse con Gaia. Cronos aprovechó su oportunidad y golpeó con la hoz, castrando los genitales de Urano. Al caer la sangre, embarazó a Gaia, quien dio a luz a las erinias (las furias), los gigantes y las nelíades (las ninfas de los árboles). Los genitales de Urano fueron arrojados al mar y llevados por las olas. La espuma blanca los rodeó y de ellos nació la diosa Afrodita en Citera (Kythira).

Urano reprochó a sus hijos y los llamó titanes, advirtiéndoles de que serían castigados por sus acciones. La historia se repetiría después de que Cronos y Rea se casaran. Urano y Gaia advirtieron a Cronos de que sus hijos lo derrocarían, así que Cronos se fue tragando a cada niño según fueron naciendo. Desesperada, Rea acudió a Urano y Gaia en busca de ayuda, y la ayudaron a huir a Creta, donde nació Zeus. Una vez que Zeus fue mayor, hizo que su padre vomitara a cada uno de sus hermanos. Esto llevó a la batalla de diez años (Titanomaquia) entre Cronos y los titanes por un lado y Zeus y sus hermanos por el otro (los dioses olímpicos). Durante la Titanomaquia, el mar se volvió salvaje, la tierra tembló, y los cielos temblaron mientras los dioses inmortales luchaban con todas sus fuerzas.

Después de que Zeus se casara con su primera esposa, Metis, Urano y Gaia le informaron que Metis tendría una hija fuerte y sabia como su padre y un hijo que derrocaría a su padre para convertirse en rey de los dioses y los hombres. Zeus inmediatamente se tragó a Metis para evitar que esta profecía se hiciera realidad, pero Metis ya estaba embarazada de su hija, y poco después la diosa Atenea emergió de la cabeza de Zeus.

Testigo de los juramentos de los dioses

Urano, junto con Gaia y Estigia, eran a menudo testigos de los juramentos de los dioses. En la Ilíada de Homero (750 a.C.), Hera juró a Gaia, Urano y las aguas del Estigia que no hizo nada para poner en peligro a Héctor y su ejército durante la guerra de Troya después de que Zeus la acusara de hacer que Poseidón y los griegos causaran estragos entre los troyanos. En el Himno Homérico a Apolo delio, la diosa Leto juró el gran voto de los dioses a la isla de Delos que su hijo Apolo honraría a Delos sobre todas las demás.

Ahora la Tierra sea mi testigo
y vasto Cielo arriba
y Estigia con tu cascada de agua.

(Himno a Apolo delio, 3. 83-85).

Se decía que el gran juramento era el juramento más fuerte y más terrible que podían hacer los dioses. En el poema épico las Argonáuticas de Apolonio de Rodas (en torno a 295 a.C.), la hechicera Medea hizo el gran juramento de los cólquidos frente a su hermana, Calcíope, por el que prometía que haría todo lo posible para salvar a los hijos de su hermana de su padre, el rey Aetes de la Cólquida.

Himno órfico al cielo

Aunque apenas quedan evidencias de adoración a Urano, tiene un himno órfico dedicado a él.

Cielo, padre de todos,
elemento cósmico eterno,
principio primitivo de todo,
fin de todo,
Señor del universo,
moviéndose por la Tierra como una esfera.
Eres el hogar de los dioses benditos,
tu movimiento es un remolino rugiente,
tu envuelves a todos,
guardia celestial y terrestre.
El impulso invencible de Fisis
yace en tu pecho.
Azul oscuro, indomable,
Brillante, variforme,
padre de Cronos que todo lo ve,
bendita y sublime divinidad,
Escucha, trae una vida de santidad
a los nuevos iniciados.

(Himno al Cielo, 4. 1-9).

Legado

Cuando la gente escucha el nombre de 'Urano', lo primero en lo que piensan probablemente es el planeta. Como una personificación del cielo y el paraíso, resulta apropiado que un planeta se nombre en honor a Urano.

Urano es el séptimo planeta desde el Sol y el tercero planeta más grande. Fue descubierto en 1781 por el astrónomo británico-alemán William Herschel (1738-1822), y tomó dos años para ser aceptado oficialmente como un planeta nuevo. Aunque Herschel quería llamarlo Georgium Sidus para el rey Jorge III de Inglaterra, el astrónomo Johann Elert Bode (1747-1826) sugirió que se llamara Urano en honor a la deidad primordial: una decisión que fue aceptada con entusiasmo por la comunidad científica. Urano tiene la distinción de ser el primer planeta descubierto con la ayuda de un telescopio.