La piratería, definida como el acto de atacar y robar un barco o puerto por mar, tuvo una larga historia en el antiguo Mediterráneo que se extiende desde la época del faraón egipcio Akenatón (quien reinó de 1353-1336 a.C.) y continuó durante toda la Edad Media (en torno a 476-1500). El saqueo en el Mediterráneo sigue siendo una amenaza persistente en la actualidad, sólo que con diferentes tipos de barcos y tecnología más avanzada.
Los historiadores a veces amplían las crónicas del despojo por conveniencia narrativa y terminan implicando o incluso afirmando que la piratería en el Mediterráneo comenzó con el declive del Imperio seléucida en el siglo II a. C. y terminó cuando Pompeyo el Grande (c. 106-48 a.C.) derrotó a los piratas de Cilicia (Turquía) en la batalla de Coracesio (Alanya, Turquía) en 67 a.C. cuando, en realidad, los registros egipcios corroboran las actividades de piratas en el Mediterráneo siglos antes y los relatos romanos informan de su continuación durante cientos de años después.
Los gobiernos participaban en la piratería y, a menudo, se consideraba un acto de guerra legítimo. Los piratas no siempre fueron los "extranjeros" que enarbolaban su propia bandera, sino que con frecuencia eran empleados por los gobiernos y el comercio de esclavos que continuó durante toda la Antigüedad y los alentó a la piratería. Mucho después de que Pompeyo derrotara a los corsarios de Cilicia, Roma siguió dependiendo de ellos para conseguir esclavos para el imperio y, después de la caída de ese imperio, la rapiña y la trata de esclavos continuaron durante siglos.
Los primeros piratas
LOS PUEBLOS DEL MAR SE DISTINGUíAN POR SER LOS PRIMEROS GRANDES PIRATAS DEL MEDITERRÁNEO POR LA ESCALA DE SU DESTRUCCIÓN.
La evidencia más antigua de piratería en el Mediterráneo proviene de las Cartas de Amarna, correspondencia del siglo XIV a.C. entre los gobernantes de varios reinos del Cercano Oriente y Egipto. En un intercambio, el faraón egipcio Akenatón acusa al rey de Alasiya (en la actual Chipre) de brindar ayuda y apoyo a piratas de la región de Lukka (en Asia Menor) que asaltaban sus ciudades costeras. El rey alasiya negó cualquier implicación, además, señaló cómo los lukka habían asaltado sus propias tierras y puertos costeros.
Los Lukka controlaban una región amorfa de Asia Menor a la que se hace referencia como las Tierras de Lukka y son conocidos en un principio por los relatos hititas y egipcios. Es posible que fueran luvitas, una de las primeras tribus que habitaron Asia Menor/Anatolia, quizá, sean los mismos que los licios posteriores, también asociados con la piratería. Todo lo que se sabe sin duda sobre ellos es que practicaban la piratería de forma regular, a veces eran aliados y otras veces enemigos de los hititas, y se les nombra como una de las nacionalidades que formaban la coalición conocida como los Pueblos del Mar.
Los pueblos del mar
Los pueblos del mar eran una confederación de varias etnias que asolaron el Mediterráneo entre c. 1276-1178. Su nombre es una designación del siglo XIX acuñada por el egiptólogo francés Gaston Maspero en torno a 1881; se desconoce cómo se llamaban a sí mismos. Maspero usó "pueblos del mar" porque los informes de todos ellos afirman que vinieron del mar para atacar las ciudades costeras. Se los conoce por lo general por las inscripciones de los tres faraones egipcios que los derrotaron: Ramsés II (el Grande, que reinó de 1279-1213 a.C), su hijo y sucesor Merenptah (que reinó de 1213-1203 a.C.) y Ramsés III (que reinó de 1186-1155 a.C.).
Los textos egipcios registran los diferentes grupos como Akawasha, Denyen (Danuna), Lukka, Peleset, Dhardana, Shekelesh, Tjeker, Tursha (Teresh) y Weshesh. De ellos, sólo dos han sido identificados en la actualidad, los Lukka y los Peleset (filisteos), aunque lo más probable es que los Denyen/Danuna sean piratas de la ciudad cilicia de Adana, cerca de Tarso. Ramsés II documenta que vinieron "todos a la vez" y que "ningún pueblo podía resistirse a sus armas" mientras "ponían sus manos sobre la tierra hasta el contorno terráqueo” (Inscripción del templo de Ramsés II en Medinet Habu, Bryce, 367). Merenptah suma a los libios a la coalición al igual que Ramsés III.
Los pueblos del mar devastaron la región de Anatolia, en ese momento controlada por los hititas, y derrocaron su imperio. El último rey de Ugarit (Siria), Ammurapi (que reinó de 1215 a 1180 a.C.) escribió al rey de Alasiya informándole de la destrucción de su reino por parte de los pueblos del mar y cómo "los barcos del enemigo vinieron aquí y mis ciudades fueron quemadas e hicieron cosas malas en mi país". (Bryce, 367). Los pueblos del mar se caracterizan por ser los primeros grandes piratas del Mediterráneo debido a la escala de su destrucción. Quiénes eran y de dónde venían sigue siendo un misterio.
Lo que está claro es que contribuyeron de manera decisiva al colapso de la Edad del Bronce en la región, así como al aumento de la piratería y la disminución del comercio. Fueron derrotados por Ramsés III en 1178 a.C. y, después, desaparecen del registro histórico. Quienquiera que fueran, establecieron o desarrollaron bases (a lo largo de la costa sur de Cilicia, en Creta y en otros lugares) que serían utilizadas por los piratas que vinieron después de ellos.
La piratería fue impulsada por la trata de esclavos hasta tal punto que los comerciantes marítimos con frecuencia respetuosos de la ley, como los fenicios, recurrían a la piratería para secuestrar a ciudadanos de pueblos costeros y puertos para venderlos como esclavos. La trata de esclavos era muy lucrativa. En la época del Imperio Romano, un esclavo adulto sano de entre 15 y 40 años costaba 1.000 sestercios (3.000 dólares) y una mujer adulta sana alrededor de 800 sestercios (2.400 dólares), mientras que los mayores o los más jóvenes serían más baratos (Toner, 21). Los esclavos podían ser personas tomadas durante la conquista o aquellos que se vendieron para escapar de sus deudas o vendieron a sus hijos por la misma razón, pero a menudo eran personas que tan solo estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado y eran secuestradas por piratas que luego obtenían el 100% de las ganancias, ya que no les costaba nada conseguir un esclavo más que el esfuerzo de subirlo a bordo del barco.
Los tirrenos fueron los piratas más notorios antes de la era de Roma y eran sinónimo de trata de esclavos. Según el Himno homérico a Dioniso (en torno al siglo VII y no escrito por Homero), los tirrenos no dudaban en secuestrar dioses para venderlos como esclavos. En el himno, los tirrenos secuestran a un apuesto joven y planean violarlo y luego venderlo. Se les advierte que es el dios Dioniso, pero siguen adelante con su plan de todos modos. Dioniso invoca enredaderas que brotan de las tablas del barco y bestias que emergen de ellas y atacan a los piratas, quienes luego se convierten en delfines cuando intentan escapar al mar. Un mosaico que representa esta escena (de la ciudad de Utica en la época imperial de Roma) se encuentra en la actualidad en el Museo Nacional del Bardo en Turín, Italia.
Los tirrenos se han vinculado a los etruscos de Italia pero también con los Tursha (Teresh) de los pueblos del mar como de la misma manera que los Denyen (Danuna) están asociados con los ciudadanos de Adana. De ser así (y estas asociaciones están lejos de ser una certeza), se establece una línea directa entre los primeros piratas del Mediterráneo y los posteriores. Aunque no exista una relación directa, en realidad no importa. El paradigma básico de navegar embarcaciones ligeras y ágiles a lo largo de la costa, apoderarse de barcos que no podían defenderse o saquear puertos y pueblos, no necesita haber sido transmitido por alguna generación anterior; era evidente.
Los piratas que no eran miembros de barcos mercantes legítimos eran con mayor frecuencia los que se daban cuenta de que no podían ganarse la vida con dignidad de otro modo. Los piratas de Cilicia, por ejemplo, estaban compuestos en su mayoría por pescadores costeros en Cilicia Tráquea (Cilicia montañosa que llega hasta la costa), donde la tierra no era propicia para la agricultura. Cuando estas personas sentían que no se ganaban la vida lo suficiente con el mar, recurrían a la piratería, ya sea equipando su propio pequeño barco o uniéndose a la tripulación de uno ya establecido.
EL TÍPICO BARCO PIRATA SE REPRESENTÓ EN EL DISEÑO DEL LEMBUS, UNA EMBARCACIÓN DE COMERCIO PEQUEÑA Y ÁGIL QUE PODÍA NAVEGAR MUY FÁCILmente EN AGUAS COSTERAS.
El típico barco pirata se representó en el diseño del lembus, una embarcación de comercio pequeña y ágil que podía navegar muy fácil en aguas costeras (donde estaban las rutas marítimas), interceptar y abordar otras embarcaciones y desaparecer en ensenadas y puertos inaccesibles para barcos más grandes. Cualquier pescador habría sabido cómo aparejar y dirigir un lembus o incluso construir uno si fuera necesario.
Sin embargo, no era necesario ser un pescador en apuros para recurrir a la piratería. El comercio y los viajes marítimos podían resultar atractivos, ya que ofrecían la posibilidad de algún tipo de movilidad ascendente que a uno se le negaba en tierra como agricultor, pescador o artesano de clase baja. Un miembro de la tripulación tendría una parte del botín, tal vez algún día podría permitirse un barco y una tripulación propios y al menos podría imaginar una vida más prometedora y emocionante que el trabajo de campo en un terreno poco gratificante.
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La piratería también se consideraba una práctica aceptable en tiempos de guerra, siempre que la acción fuera aprobada por el estado asociado con la tripulación. El orador griego Demóstenes (384-322 a.C.) en uno de sus discursos señala cómo tres embajadores atenienses que se dirigían en barco a Caria (en la actual Turquía), en una misión diplomática en 355 a.C., hicieron que el capitán diera la vuelta al barco para perseguir e interceptar un barco comercial que salía de Náucratis, Egipto. Los embajadores se apoderaron del cargamento egipcio en un flagrante acto de piratería y luego reanudaron su misión. Demóstenes no estaba condenando el acto de piratería en sí, ya que Atenas estaba entonces en guerra con Egipto; lo que quería era denunciar a los embajadores porque se quedaron con el botín en lugar de entregárselo al Estado (Demóstenes contra Timócrates, Discurso 24.11). Siempre que se pudiera demostrar que el robo del cargamento se había producido contra un país hostil, no se consideraba "piratería" sino un acto de guerra justificable.
La nación más conocida por utilizar la piratería como táctica militar fueron los ilirios de la península de los Balcanes. Fueron ellos quienes construyeron por primera vez el barco estilo lembus utilizado en la piratería. La reina Teuta de Ardiaei (que reinó de 231 a 227 a.C.) fomentó la piratería entre sus súbditos siempre que sus víctimas fueran de otras nacionalidades. Los piratas de Teuta interferían a menudo con los intereses romanos, pero Roma no tomó medidas hasta que la reina mató a uno enviado romano al que consideró irrespetuoso. Esta acción atrajo al cónsul Lucio Postumio Albino (muerto en 216 a.C.) y su flota hacia ella. Teuta fue derrotada en la primera guerra iliria (229-228 a.C.) y, según la leyenda, se suicidó más tarde en 227 a.C.
En un esfuerzo por controlar mejor Iliria y sus piratas, Roma apoyó a Demetrio de Faros (que reinó en torno a 222-214 a.C.) como rey (que los había ayudado a derrotar a Teuta) pero, tan pronto como los romanos se distrajeron, Demetrio reconstruyó la flota ilírica y su pueblo regresó a la piratería, iniciando así la segunda guerra ilírica (220-219 a.C.). Después de la muerte de Demetrio, sus sucesores continuaron dedicándose a la piratería hasta el último rey de Iliria, Gencio (que reinó de 181-168 a.C.), quien inició la tercera guerra ilírica con Roma en 168 a.C. y cuya derrota más tarde condujo a la destrucción de Iliria a manos de los romanos.
Después de Iliria, los piratas más activos procedían de los puertos de Cilicia y Creta. La leyenda afirma que el rey Minos de Creta fue el primer gobernante en formar una flota para combatir la piratería durante el período minoico (en torno a 2000 - alrededor de 1500 a.C.). De ser así, sus descendientes se distanciaron marcadamente de esa política, ya que Creta era un refugio popular para los piratas en el siglo III a.C. La ciudad cretense de Hieraphytna (la actual Ierápetra) estaba controlada por piratas que rondaban por lo regular las costas e islas del mar Egeo y el Mediterráneo.
Uno de sus principales objetivos fue la isla de Rodas, cuyo gobierno al final se cansó de las pérdidas y tomó medidas directas contra la piratería. Armaron sus barcos mercantes y construyeron buques de guerra para patrullar sus muy lucrativos cinco puertos. La iniciativa anti pirata de Rodas funcionó tan bien que el saqueo en el Egeo llegó a ser casi inexistente y Rodas floreció como un rico centro comercial. Hacia el año 200 a.C., Rodas había reducido la piratería hasta tal punto que Hieraphytna se convirtió en un aliado, renunciando a la piratería en favor del comercio honesto y ayudando a Rodas a capturar barcos piratas.
En 167 a.C., la isla de Delos estaba bajo control romano y Roma, en desacuerdo con Rodas, intentó reducir su monopolio sobre el comercio en la región haciendo de Delos un puerto libre de impuestos. Rodas pudo pagar sus buques de guerra, embarcaciones armadas y patrullas mediante impuestos portuarios sobre los barcos y otros derechos sobre la carga. Una vez que Delos se convirtió en un puerto libre de impuestos, más comerciantes comenzaron a ir allí y Rodas ya no pudo permitirse el lujo de mantener sus patrullas antipiratería. Por supuesto, la piratería en los mares Egeo y Mediterráneo volvió a florecer y más aún cuando los comerciantes romanos convirtieron Delos en uno de los mercados de esclavos más infames de la región. Barcos piratas de Melos, Egina, Creta y Cilicia llegaban ahora a Delos con esclavos para vender.
Piratas de Cilicia y Roma
Entre los vendedores de esclavos se encontraban los piratas de Cilicia, los más conocidos en la actualidad y los más notorios en su época. No todos los "piratas de Cilicia" eran de Cilicia, ya que la costa sur rocosa de la región y muchas ensenadas la hacían atractiva para los pequeños barcos piratas de cualquier nación que buscaban un fácil acceso a puertos en los que pudieran desaparecer y reabastecerse o esconderse. Los piratas de Cilicia crecieron en poder a medida que el Imperio Seléucida, que controlaba la costa de Cilicia, comenzó a decaer cada vez más después del 110 a.C.
Roma se involucró por primera vez en Cilicia en 190 a.C., cuando les arrebataron la región a los seléucidas, pero permitieron que los reyes vasallos continuaran gobernando e ignoraron el problema de la piratería, ya que no afectaba los intereses romanos. Sin embargo, para el año 103 a.C., el problema se había vuelto más grave y Roma envió a Marco Antonio (143-87 a.C., abuelo del famoso Marco Antonio de la época de Julio César), quien conquistó la llamada Cilicia llana y luego, entre 78 y 74 a.C., envió al cónsul Publio Servilio Vatia (sirvió en el 79 a. C.) quien conquistó la Cilicia montañosa pero no hizo nada para frenar la piratería. En el año 67 a.C., Pompeyo el Grande estaba en la región haciendo campaña contra Mitrídates VI del Ponto cuando descubrió que Mitrídates VI estaba empleando piratas de Cilicia para interferir con el esfuerzo bélico romano.
Pompeyo dividió el Mediterráneo en 13 distritos, asignando una flota y un comandante a cada uno. Cuando un distrito quedaba libre de piratas (capturados o asesinados), esa flota se unía a otra en el siguiente distrito, mediante este proceso Pompeyo expulsó a los piratas de Cilicia hasta el último distrito frente a la costa de Coracesio, Cilicia donde los derrotó en el 67 a.C. Los piratas solían ser crucificados, decapitados o vendidos como esclavos, pero Pompeyo eligió el camino de la rehabilitación e hizo que muchos de los piratas más prometedores se trasladaran al centro de Cilicia, donde se convirtieron en agricultores productivos y miembros de sus comunidades.
Roma, los piratas y la trata de esclavos
Los historiadores suelen considerar este acontecimiento como el fin de la piratería en el Mediterráneo, pero se trata de una falsedad conveniente perpetuada por escritores que siguen narrativas romanas antiguas o pro-romanas. Después de la victoria de Pompeyo sobre los piratas (y posterior triunfo sobre Mitrídates VI en el 63 a.C.), Roma todavía necesitaba esclavos y los piratas seguían siendo los agentes principales del comercio de esclavos. El propio hijo de Pompeyo, Sexto Pompeyo (67-35 a.C.) se convirtió en pirata y comandó una flota pirata. La victoria de Pompeyo en el año 67 a.C. fue sólo un remedio temporal que ayudó a ganar las guerras mitridáticas, no el fin de la piratería en el Mediterráneo. En el año 31 a. C el general romano Octavio derrotó a las fuerzas de Marco Antonio y Cleopatra VII en Accio para convertirse en César Augusto (que reinó desde 27 a.C. a 14 d.C.), el primer emperador romano. El imperio necesitaba incluso más esclavos que los que tenía la República Romana, por lo que los piratas de Cilicia volvieron al negocio.
La ciudad de Side de Cilicia (en la actual Turquía) fue el centro administrativo de la trata de esclavos en el Mediterráneo y se convirtió en una de las más ricas gracias a ello. Los traficantes romanos de esclavos otorgaban grandes regalos y dinero a la ciudad, que se destinaron a la construcción de la puerta monumental, el templo de Apolo, los monumentos consagrados a las ninfas y los baños, y el gran teatro con capacidad para más de 15.000 personas. Las ruinas de estas estructuras entre otras se pueden ver hoy en Side, pero a menudo se ignora el hecho de que fueron construidas con fondos de la trata de esclavos.
Los piratas de Cilicia todavía ejercían su comercio de la misma manera que siempre lo habían hecho en la época del escritor Pausanias (110-180 d. C), quien informa sobre el método de cómo los piratas se hacían pasar por comerciantes legítimos para atraer a ciudadanos incautos hacia sus barcos. Los piratas anunciaban cierta cantidad de bienes que tenían a la venta, esperaban hasta que un buen número de personas hubieran abordado el barco o se hubieran reunido cerca de él, y luego subían a bordo tantos como fuera posible y se alejaban. A diferencia de antes, Roma no hizo nada para detener esta práctica ni reducir la piratería de ninguna manera porque ahora se estaba beneficiando de ella. De hecho, los piratas de Cilicia estaban trabajando en la práctica para el Imperio romano.
Conclusión
La piratería continuó en el Mediterráneo después de la caída de Roma en 476 d.C. Los piratas continuaron proporcionando esclavos para el Imperio bizantino y luego aparecieron flotas árabes de piratas musulmanes después del siglo VII, que secuestraban a ciudadanos griegos y romanos en sus propios pueblos y ciudades para los mercados de esclavos. Durante la primera cruzada (1096-1099), los piratas europeos ayudaron a los cruzados a hostigar las costas de Tierra Santa mientras los piratas musulmanes desbarataban los barcos europeos que llegaban con suministros. Los frisios (de los actuales Países Bajos) actuaron como piratas durante la quinta cruzada (1217-1221), y otras naciones hicieron lo mismo.
La piratería continuó en el Mediterráneo por las mismas razones de siempre: porque era una forma de ganar una gran cantidad de dinero y brindaba a le uno la oportunidad de ascender, viajar y emoción, y todo a expensas de otra persona. Para la mentalidad pirata, no había razón para luchar para ganarse la vida cuando era más fácil robarle la vida a los demás; y ésta es la misma razón por la que la piratería, de cualquier tipo, sigue prosperando en la actualidad.
Soy traductora freelance. He tomado varios cursos de traducción junto con mi título de literatura inglesa en la UNAM, ciudad de México. Me apasiona la historia británica y antigua. Disfruto de viajar y de explorar diferentes culturas.
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.
Mark, Joshua J.. "Piratas en el antiguo Mediterráneo."
Traducido por María Josefa Barreiro Arpón. World History Encyclopedia. Última modificación agosto 19, 2019.
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Mark, Joshua J.. "Piratas en el antiguo Mediterráneo."
Traducido por María Josefa Barreiro Arpón. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 19 ago 2019. Web. 04 oct 2024.
Licencia y derechos de autor
Escrito por Joshua J. Mark, publicado el 19 agosto 2019. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.