La imagen generalizada de la vida del antiguo Egipto con regularidad se relaciona con una cultura obsesionada con la muerte y que los poderosos faraones forzaban a la gente a trabajar para construir pirámides y templos, y que además en algún tiempo no especifico, esclavizaron a los hebreos para este propósito. En realidad, los antiguos egipcios adoraban la vida, no importaba cual fuera su clase social; el gobierno egipcio utilizaba mano de obra esclava igual que cualquier otra cultura antigua sin importar la identidad étnica. Los antiguos egipcios tenían un desprecio muy bien conocido por las personas no egipcias, pero, esto era simplemente porque ellos creían que estaban viviendo la mejor vida posible en el mejor mundo. La vida en el antiguo Egipto era considerada tan perfecta que, de hecho, la existencia después de la muerte se imaginaba como una eterna continuación de la vida en el mundo. Los esclavos en Egipto eran ya sea criminales o bien aquellos que no podían pagar sus deudas, o prisioneros de campañas militares en el extranjero. Se consideraba que estas personas habían perdido su derecho a la libertad, por decisión propia o por conquistas militares, entonces eran forzados a soportar una calidad de vida mucho menor que los egipcios libres.
De hecho, las personas que construyeron las pirámides y otros monumentos famosos de Egipto fueron egipcios quienes eran recompensados por su trabajo, y en muchos casos eran especialistas en su actividad. Estos monumentos no se levantaban para honrar a la muerte sino a la vida y por la creencia de que la existencia de cada ser importa lo suficiente para así ser recordado eternamente. Además, los egipcios creían que la vida era un viaje eterno y la muerte sólo era una transición, esto inspiró a la gente para que tratara de vivir con dignidad eternamente. Lejos de ser una cultura austera u obsesionada por la muerte, la vida cotidiana egipcia se enfocaba en disfrutar el tiempo lo mejor posible y tratar de hacer que la vida de otros fuera igual de memorable.
Los deportes, los juegos, la lectura, festivales y disfrutar del tiempo con amigos y familia eran parte de la vida egipcia, al igual que el trabajo duro de agricultura o construir monumentos o templos. El mundo de los egipcios estaba impregnado por la magia. La magia (heka) era anterior a los dioses y, de hecho, era la fuerza vital que permitía a los dioses desempeñar sus deberes. La magia era personificada por el dios Heka (también el dios de la medicina) quien había participado en la creación y la conservó después. El concepto de ma’at (armonía y equilibrio) era fundamental para la compresión de la vida egipcia y para la operación del universo y la heka era esa fuerza que hace posible el ma’at. A las personas se les alentaba a vivir en paz con otros y a contribuir a la felicidad comunitaria por medio de la observación, equilibrio y armonía. Unas líneas de los textos de la sabiduría de Ptahhotep (visir del rey Djedkare Isesi, 2414-2375 a. C), advierte al lector:
Deja que tu rostro brille durante el tiempo que vivas.
Es la bondad de un hombre que será recordado
En los años venideros.
Dejar que el rostro de uno "brille" significaba ser feliz, estar de buen humor, y creer que esto haría que su corazón se iluminaría y así alumbraría el de otros. A pesar de que la sociedad egipcia estaba bien estratificada desde el período temprano (tan temprano como el Período Predinástico en Egipto c. 6000-3150 a. C), no significaba que la realeza o las clases altas disfrutaban de su vida a expensas del campesinado. El rey y la corte eran siempre los individuos mejor identificados, porque antes como ahora, la gente ponía más atención a las celebridades que a sus vecinos, entonces los escribas registraban la historia que generaba gran interés en ese momento. Existen aún reportes, al igual que evidencia arqueológica, de escribas griegos y romanos posteriores, y cartas de diferentes períodos que muestran que los egipcios de todas las clases sociales valoraban la vida y se divertían tan a menudo como pudieran, muy parecido a la gente en tiempos modernos.
Población y clases sociales
La población de Egipto estaba estructurada rigurosamente y dividida por clases sociales desde el rey que estaba en la cima, su visir, los miembros de la corte, los gobernadores regionales (en ocasiones llamados 'nomarcas'), los generales de la milicia (después del período del Imperio Nuevo), los oficiales del estado en los sitios de trabajo (supervisores), y los campesinos. En la mayor parte de la historia de Egipto, el ascenso social no se fomentaba ni se contemplaba, ya que se pensaba que los dioses habían decidido ese orden social porque era el más perfecto, además, reflejaba la misma estructura que los dioses tenían. Ellos le habían otorgado a la gente todo y colocaron al rey en la cima, ya que era la persona mejor preparada para entender y poner en práctica su voluntad. En el momento en que los sacerdotes del dios sol Ra comenzaron a obtener más poder, durante el Período Predinástico y hasta el reino Antiguo (c. 2613-2181 a. C), el rey seguía siendo el intermediario entre los dioses y el pueblo. Aún después de esto, el rey era considerado el emisario que los dioses escogieron. Incluso en la última parte del Imperio Nuevo (1570-1069 a. C), cuando los sacerdotes de Amón en Tebas tenían mayor poder que el rey, el soberano era todavía respetado como una divinidad.
Altas clases
El rey de Egipto (no se le conocía como 'faraón' hasta el período del Imperio Nuevo), era hombre elegido por los dioses "disfrutaba de gran riqueza y posición social y lujos inimaginables para la mayoría de la población" (Wilkinson, 91). Era responsabilidad del rey gobernar para continuar con el ma’at, y debido a que este cargo era muy serio, se creía que merecía estos lujos para mantener su estatus y la pesada carga de sus deberes. El historiador Don Nardo escribe:
Los reyes gozaban de una existencia libre de necesidades en gran parte. Tenían poder y prestigio, sirvientes que les hacían la más mínima tarea, mucho tiempo libre para disfrutar de actividades recreativas, ropas finas, y numerosos lujos en sus casas. (10)
A menudo el rey es representado cazando y las inscripciones por lo regular alardean del gran número de animales peligrosos que un monarca determinado mataba durante su reinado. Sin embargo, casi sin excepción animales como leones y elefantes eran capturados por el encargado de los juegos y los conservaba, después el rey "cazaba" a la bestia mientras guardias lo vigilaban. El rey cazaría al aire libre, la mayoría del tiempo, una vez que el área hubiera sido despejada de animales peligrosos.
Los miembros de la corte vivían con similares comodidades, aunque la mayoría de ellos tenían muy pocas responsabilidades. Los 'nomarcas' también vivían bien, pero dependía de qué tan rico era su distrito y qué tan importante era para el rey. El 'nomarca' de un distrito, por ejemplo, el de Abydos, se esperaría que le iría muy bien ya que la enorme necrópolis estaba dedicada a el dios Osiris, y atraía a muchos peregrinos a la ciudad incluyendo el rey y sus cortesanos. Un 'nomarca' de una región que no tenía tal atracción se esperaría que viviera de forma modesta. La riqueza de una región y el éxito personal de un 'nomarca' determinaría si vivía en un pequeño palacio o en una casa modesta. Este mismo modelo aplicaba por lo general a los escribas.
Escribas y Médicos
Los escribas eran muy valiosos en el antiguo Egipto ya que se consideraba que el dios Thoth los había escogido, era el dios que les daba la inspiración y conducía su oficio. El egiptólogo Toby Wilkinson señala cómo "el poder de la palabra escrita para hacer permanente un estado de cosas deseado, desempeñaba un papel fundamental en las prácticas y creencias egipcias" (204). Era la responsabilidad del escriba registrar los acontecimientos para que estos fueran infinitos. Los escribas grababan los sucesos diarios en el registro de la eternidad ya que se creía que Thoth y su consorte Seshat mantenían las palabras de los escribas en la biblioteca eterna de los dioses. El trabajo de un escriba lo hacía inmortal no sólo porque las generaciones futuras leerían lo que escribió sino porque los mismos dioses estaban conscientes de esto. Seshat, la diosa patrona de las bibliotecas y bibliotecarios, colocaba cuidadosamente los trabajos en sus repisas, igual que los bibliotecarios a su servicio lo hacía en la tierra. La mayoría de los escribas eran hombres, pero existían escribas mujeres que vivían tan cómodamente como sus contrapartes. Una pieza popular de la literatura del Imperio Antiguo conocido como las Instrucciones de Duauf, recomienda el amor por los libros y alienta a los jóvenes a buscar un gran aprendizaje y convertirse en escribas para vivir lo mejor posible.
Todos los sacerdotes eran escribas, pero no todos los escribas se convertían en sacerdotes. Los sacerdotes necesitaban saber leer y escribir para realizar sus deberes, especialmente en lo relacionado a los rituales mortuorios. Los doctores necesitaban ser instruidos para leer textos médicos, empezaron con su entrenamiento como escribas. Se creía que la mayoría de las enfermedades eran infligidas por los dioses como castigo, por un pecado, o para dar una lección, por lo tanto, los doctores debían de saber cuál dios (o espíritu maligno, o fantasma u otro agente sobrenatural) podría ser responsable. Para poder realizar sus deberes, tenía que leer la literatura religiosa de ese tiempo, lo que incluía trabajos de odontología, cirugía, el arreglo de los huesos rotos y el tratamiento de varias enfermedades. Como no existía una separación entre la religión y la vida cotidiana, los doctores normalmente era sacerdotes, hasta más tarde en la historia de Egipto cuando hubo una secularización de la profesión. Todos los sacerdotes de la diosa Serket eran doctores y esta práctica continuó incluso después de le aparición de más médicos laicos. Igual que los escribas, las mujeres podían practicar medicina, y eran numerosas. En el siglo IV d. C, Agnodice de Atenas viajó a Egipto para estudiar medicina ya que las mujeres eran muy respetadas y tenían más oportunidades en Egipto que en Grecia.
Ejército
La milicia antes del Imperio Medio estaba formado por tropas regionales reclutados por los 'nomarcas' para un propósito determinado, normalmente para la defensa, y después eran enviados al rey. Al comienzo de la Dinastía XII del Imperio Medio, Amenemhat I (c. 1991- c. 1962 a. C) transformó la milicia para crear el primer ejército permanente, y con esto restándoles poder y prestigio a los 'nomarcas' y obteniendo el control de las tropas directamente.
Después, el ejército estaba formado por líderes de las altas clases y miembros de rango más bajo. Existía la posibilidad de avanzar en la milicia sin importar la clase social a la que uno pertenecía. Antes del Imperio Nuevo, la tropa egipcia principalmente era para la defensa, pero faraones como Tutmosis III (1458-1425 a. C) y Ramsés II (1279-1213 a. C) condujeron campañas más allá de las fronteras de Egipto con la intención de expandir el imperio. Los egipcios generalmente evitaban viajar a otras tierras porque tenían miedo de que en caso de que murieran ahí, tendrían grandes dificultades para viajar al más allá. Esta creencia preocupaba mucho a los soldados en las campañas extranjeras y se hacían preparativos a fin de que los cuerpos regresaran a Egipto para su entierro.
No existe evidencia de que las mujeres sirvieran en la milicia o según algunos relatos, hubieran querido. El Papiro Lansing, por citar un ejemplo, describe la vida en el ejército egipcio como una interminable miseria que conducía a una muerte temprana. Algo que debería tomarse en cuenta, sin embargo, es que los escribas (en especial el autor del Papiro Lansing) constantemente describía la labor del escribano como la mejor y más importante, y eran ellos los que reportaba la vida militar.
Agricultores y trabajadores
La clase social más baja estaba compuesta por campesinos quienes no eran propietarios de la tierra en la cual trabajaban o de las casas en que vivían. La tierra era del rey, miembros de la corte, 'nomarcas' o sacerdotes. Los campesinos empezaban su día con una frase muy común "¡Vamos a trabajar para los nobles!" Los campesinos eran casi todos agricultores, no importaba que otro oficio desarrollaran (por ejemplo, barquero). Plantaban y cosechaban sus cultivos, le daban la mayor parte al dueño de la tierra, y se guardaban algo para ellos. La mayoría tenía un jardín privado, el cual las mujeres cuidaban mientras los hombres salían a los campos. Hasta la época de la invasión persa de 525 a. C, la economía egipcia operaba con el sistema de trueque y estaba basada en la agricultura. La unidad monetaria en el antiguo Egipto era el deben, el cual de acuerdo con el historiador James C. Thompson, "funcionaba muy parecido a como actualmente lo hace el dólar en Estados Unidos de Norteamérica así los clientes sabían el precio de las cosas, excepto que no existía una moneda para el deben" (Economía egipcia, 1). Un deben "eran aproximadamente 90 gramos de cobre; cosas muy costosas también podían tener un precio en debens de oro o plata con cambios proporcionales en el valor" (ibid). Thompson continua:
Ya que setenta y cinco litros de trigo costaban un deben y un par de sandalias también, y tenía sentido para los egipcios que un par de sandalias pudieran comprarse con una bolsa de trigo tan fácilmente como con un pedazo de cobre. Incluso, si el fabricante de sandalias tenía bastante trigo, estaría muy feliz de aceptarlo como pago porque se podía intercambiar sencillamente por otra cosa. Los artículos que se usaban más comúnmente para hacer compras era trigo, cebada, comestibles o aceite para lampara, pero en teoría cualquier cosa era buena. (1)
La clase más baja de la sociedad producía las mercancías que se comerciaban y por lo tanto suministraba los medios para que la cultura prosperara. Estos campesinos también fueron la fuerza laboral que construyeron las pirámides y otros monumentos. Cuando el Río Nilo inundaba las orillas, la agricultura era imposible y hombres y mujeres trabajaban en los proyectos del rey. Su trabajo era siempre recompensado y el reclamo de que cualquiera de las estructuras de Egipto fue construida por esclavos −especialmente la narración del Éxodo de la Biblia de que estos trabajadores eran esclavos hebreos oprimidos por tiranos egipcios− no se apoya en ninguna evidencia literaria o física en ninguna época de la historia de Egipto. La certeza de una esclavización masiva de los hebreos, según el egiptólogo David Rohl es insostenible ya que no existe tal seguridad no importando el período de la historia egipcia que se examine.
Trabajar en monumentos como la construcción de pirámides y sus complejos mortuorios, templos y obeliscos, les proporcionaba la única oportunidad de ascender socialmente a los campesinos. En especial, los artistas habilidosos y grabadores eran muy solicitados en Egipto y eran mejor pagados que los trabajadores inexpertos que simplemente movían piedras de los edificios de un lugar a otro. Los pequeños agricultores también podían mejorar su estatus social practicando el oficio de fabricar jarrones, tazones, platos y distinta porcelana que la gente necesitaba. Los carpinteros expertos podían tener una vida muy buena haciendo mesas, mostradores, sillas, camas, arcones para almacenar, y a los pintores se les requería para la decoración de las casas de las clases altas, palacios, tumbas y monumentos.
También, a los cerveceros se les tenía en gran estima, las cervecerías estaban manejadas algunas veces, por mujeres. En la historia temprana de Egipto, de hecho, al parecer eran dirigidas completamente por mujeres. La cerveza era la bebida más popular en el antiguo Egipto y frecuentemente se usaba como compensación (el vino nunca fue así de popular excepto entre la realeza). Los trabajadores en la meseta de Guiza recibían una ración de cerveza tres veces al día. Se creía que la bebida se las había otorgado el dios Osiris, y las cervecerías estaban dirigidas por la diosa Tenenet. Cleopatra VII (69-30 a. C) la reina faraón griega se enteró cuando gravó la cerveza, que su popularidad había decaído más, por este impuesto que, por las guerras con Roma, ya que la cerveza era muy apreciada por los egipcios.
La clase baja también podía encontrar la oportunidad de sobresalir por medio de su trabajo en los metales, joyas y esculturas. Miembros del campesinado fueron los creadores de la maravillosa joyería del antiguo Egipto; joyas ensambladas con delicadeza para formar piezas ornamentales. Estas personas, en su gran mayoría población egipcia, al igual que estos campesinos, llenaron las filas del ejército y en raras ocasiones, podrían convertirse en escribas. El trabajo y posición social normalmente se heredaba de padre a hijo.
Viviendas y mobiliario
Estos artistas fueron los responsables de crear el mobiliario para lujosos palacios, residencias de la clase alta y templos de Egipto, así como las tumbas que eran consideradas la morada eterna de una persona. El rey, su reina y su familia vivía en palacios y estaban decorados lujosamente además todas sus necesidades eran atendidas por sirvientes. Los escribas vivían ahí o cerca de un complejo funerario o de templos, en departamentos especiales y trabajaban desde el scriptorium, y como se ha señalado los 'nomarcas' vivían en mejores o menores alojamientos de acuerdo a su nivel de éxito. Los campesinos eran los que proporcionaban la comida para las clases altas también ayudaban a construir sus casas y fabricaban los cofres, cajones, sillas, mesas y camas mientras que ellos no podían costear ninguna de estas cosas. Nardo escribe:
Después de un día de arduo trabajo, los granjeros regresaban a sus casas, que estaban cerca de los campos o en villas rurales pequeñas situadas en la cercanía, la casa de un campesino agricultor promedio tenía paredes hechas de adobe. El techo estaba cubierto de tronos y por hojas de palmera, los pisos eran de tierra compactada cubierta por una capa de paja o tapete hecho con juncos. Había una o dos habitaciones (en ocasiones quizá, tres) en donde el granjero y su esposa y niños (si los había) vivían. En muchos casos, ponía algunos o todos sus animales de granja en el mismo cuarto. Las modestas casas carecían de baños y los residentes tenían que usar las letrinas que estaba afuera para hacer sus necesidades (un hoyo en la tierra). No es necesario decir, que el agua tenía que ser acarreada en cubetas desde el río o del pozo más cercano. (13)
En contraste, el palacio del faraón Amenhotep III (1386-1353 a. C), mejor conocido como Malkata en la actualidad, abarcaba más de 30,000 metros cuadrados (30 hectáreas) e incluía aposentos espaciosos, salas de conferencias, cámara para audiencia, una sala del trono y recibidor, un salón para eventos especiales, bibliotecas, jardines, almacenes, cocinas, un harem, y un templo para el culto del dios Amón. Las paredes exteriores del palacio estaban pintadas con un blanco brillante mientras en la parte interior había una gama de azules, amarillos, y verdes vibrantes. Por supuesto, el templo tenía que ser amueblado y los artículos los proporcionaba los trabajadores de las clases bajas. En esta época el palacio era conocido como 'la casa de la alegría' y otros nombres similares. Malkata del árabe 'lugar donde se levantan cosas' se debe a la gran cantidad de escombros del palacio en ruinas que se encuentra ahí.
Las viviendas y casas de los escribas, como también las de los 'nomarcas' eran lujosas o modestas dependiendo de su nivel de éxito y de la región en la que vivían. El autor de Papiro Lansing, Nebmare Nakht, afirmaba que vivía con mucho estilo y poseía tierras y esclavos a la par del gran rey. No hay duda que esta afirmación sea verdadera, ya que está demostrado que los sacerdotes podían lograr el mismo nivel de riqueza y poder como algunos gobernantes en Egipto, y los escribas hubieran tenido esa misma oportunidad.
Crimen y castigo
En el Egipto antiguo como en cualquier época de la historia del ser humano, con frecuencia, la riqueza de una persona era codiciada por alguien que elegia robársela, y en tales casos, la ley egipcia era rápida. Después del Imperio Nuevo existía una fuerza policiaca, pero incluso, anteriormente, a las personas se les llevaba ante el oficial local y se les acusaba por diversos delitos que abarcaban una variedad de actividad criminal, muy parecidos a los actuales. El estado no se involucraba en asuntos locales a menos que el criminal hubiera robado o vandalizado una propiedad del estado, como saquear o desfigurar una tumba. El egiptólogo Steven Snape escribe:
Igual como ha sido en todas las sociedades y debido a la concentración de riqueza y propiedades en los pueblos, las oportunidades para la actividad criminal eran aprovechadas sin reservas por algunos antiguos egipcios. Grandes centros de población y administración tenían lugares donde se ejercía la justicia y se imponían los castigos. La idea que tenemos del antiguo Egipto es que la administración de justicia se dictara lo más posible en los tribunales locales. Se esperaba que los aldeanos arreglarían sus propios asuntos. (111)
Los juicios y la justica eran responsabilidad del visir, la mano derecha del rey, quien delegaba esta responsabilidad a oficiales que estaban a su cargo, quienes a su vez los delegaba a oficiales con funciones inferiores. Aún antes al Imperio Nuevo, había un edificio administrativo en cada ciudad llamado la Sala del Juicio donde los casos se escuchaban y se dictaban los veredictos. En pequeñas ciudades y villas, estos procesos podían hacerse en el mercado municipal. La corte local se conocía como el kenbet, formado por personas de moral sólida y respetables del poblado y que se ocupaban de escuchar los casos y daban el veredicto de culpable o inocente. En el Imperio Nuevo, la sala del juicio y el kenbet fueron gradualmente reemplazados por juicios mediante el oráculo en donde el dios Amón era consultado directamente sobre el veredicto. Esto era realizado por un sacerdote de Amón haciéndole una pregunta a la estatua del dios y después interpretando su respuesta por medio de varios medios. Algunas veces la estatua negaría con su cabeza, y otras veces daría otras señales muy diferentes. Si el acusado se le encontraba culpable, entonces el castigo sería rápido.
La mayoría de los castigos eran multas por ofensas menores, pero la violación, el pillaje, asalto, el asesinato o el saqueo de tumbas que podría resultar en una mutilación (se les cortaba la nariz, orejas o manos), encarcelamiento o trabajos forzados (primordialmente la esclavitud de por vida en muchos casos), o en la muerte. La Gran Prisión en Tebas albergaba a convictos que eran enviados para el trabajo manual al templo de Amón en Karnak y a otros proyectos. No existía pabellón de la muerte en las prisiones egipcias ya que las personas culpables de haber cometido serias ofensas y que merecían la muerte eran ejecutadas inmediatamente. No había abogados para defender un caso y no se hacían apelaciones después de que un veredicto era dictado. La gente confiaba en que los sacerdotes darían una sentencia justa con sólo escuchar al quejoso y que juzgarían de acuerdo a los preceptos de los dioses, ya que ellos podían enfrentar un peor destino en el más allá, si fallaban en sus obligaciones.
Familia y diversión
Los sacerdotes podían ser hombres o mujeres. El sacerdote en jefe de cualquier culto religioso por lo general era del mismo sexo que la deidad a la cual rendían culto; el jefe del Culto de Isis era mujer, el del Culto de Amón, hombre. Los sacerdotes podían y tenían familia, y habitualmente sus hijos se convertían en sacerdotes después.
El modelo en todo Egipto para la sucesión era: que los hijos tendrían la misma ocupación que la de sus padres, en general la del padre. Las mujeres tenían casi los mismos derechos en el Egipto antiguo. Ellas podían poseer su propios negocios, tierra propia y propiedades, podían solicitar el divorcio, mantener contratos con hombres, tener abortos, y disponer de sus propiedades como ellas quisieran; este era el nivel de la equidad de género que ninguna otra civilización antigua logró y que en la era moderna inició – bajo presión – en la mitad del siglo XX.
Al menos cuatro mujeres gobernaron Egipto, las dos más conocidas fueron Hatshepsut (1479-1458 a. C) y Cleopatra VII. Sin embargo, esto no era normal ya que la mayoría de gobernantes fueron hombres. Las mujeres de la realeza, en su mayor parte, tenían esclavos y sirvientes que cuidad a los niños y no tenían la responsabilidad de limpiar o atender la casa. Ayudaban a sus esposos al recibir dignatarios extranjeros y colaboraban en ciertas políticas. Las mujeres de la clase alta vivían de forma similar pero quizá se tomarían más tiempo para cuidar a los niños, a diferencia de las mujeres de clase baja, que su responsabilidad era el cuidado de la casa y de los niños.
El matrimonio en el antiguo Egipto era más laico que religioso. La mayoría de los matrimonios, en cualquier clase, estaba arreglado por los padres. Las muchachas por lo general se casaban alrededor de los 12 años y los jóvenes alrededor de los 15. Los hijos de la realeza, con frecuencia eran prometidos con reyes extranjeros desde que eran muy pequeños para sellar algún tratado, aunque, estaba prohibido para las mujeres salir de Egipto como novias con gobernantes extranjeros ya que se pensaba que no serían felices fuera de su propia tierra. Debido a que Egipto era el mejor de los lugares, se consideraba irrespetuoso que una mujer joven fuera enviada a algún lugar de menor grado. Sin embargo, era perfectamente aceptable para mujeres nacidas en el extranjero llegar a Egipto como novias. Una vez que llegaban a Egipto, estas mujeres tenían los mismos derechos que las nativas. Las mujeres de todas clases sociales eran consideras iguales que sus esposos, aunque el hombre era la cabeza de la casa. Nardo Nota:
Las parejas de la clase alta comían, celebraban fiestas y cazaban juntos. Tanto las mujeres adineradas como las pobres compartían los mismos derechos que los hombres. De hecho, las mujeres del antiguo Egipto parece que disfrutaban de más libertad en su vida privada que las otras mujeres en la mayoría de las antiguas sociedades, aunque los hombres tomaban la mayor parte de las decisiones importantes. Los egipcios promovían las relaciones positivas y cariñosas al igual que sus esposas. (23)
Aunque las esposas de los granjeros no salían a los campos con sus esposos (en su mayor parte), aun así, tenían mucho trabajo manteniendo la casa limpia, atendiendo a los animales que no se utilizaban para arar, cuidando las necesidades de la gente adulta de la familia, criando a los niños. Las mujeres y niños también atendían el jardín familiar, ya que éste era un recurso muy importante para la familia. El aseo era fundamental para los egipcios, su morada y apariencia debía reflejar esta limpieza. Las mujeres y los hombres de todas las clases se bañaban con frecuencia (los sacerdotes mucho más que cualquier profesión) se rasuraban la cabeza para evitar los piojos y así la mantenían. Cuando la ocasión lo ameritaba, usaban pelucas. Tanto los hombres como las mujeres usaban maquillaje, en especial khol (polvo oscuro a base de galena y carbón), dentro de los ojos, para proteger los ojos del sol y para mantener la piel suave. Las inscripciones y pinturas también mostraban a hombres y mujeres juntos arando y cosechando en los campos o construyendo una casa.
Sin embargo, no todo era trabajo en la vida de los egipcios. Disfrutaban mucho el tiempo libre divirtiéndose en deportes, juegos de mesa y otras actividades. Los deportes de los egipcios antiguos incluían hockey, juegos de pelota, tiro al blanco, natación, tira y afloja, gimnasia, remo y un deporte conocido como 'combate en el agua' que asemejaba una batalla en el océano y que se jugaba con pequeños botes en el Río Nilo en los cuales un 'guerrero' trata de tirar a otro de su embarcación mientras un miembro del segundo equipo maniobraba el bote. A los niños se les ensañaba a nadar desde temprana edad, y la natación estaba entre los deportes más populares y que dio origen a otros juegos acuáticos. El juego de mesa Senet era muy popular y representaba el viaje de la vida de uno en su tránsito hacia el más allá. La música, el baile, la gimnasia artística y la lucha estaban también entre las más populares, el pasatiempo favorito entre las clases altas era la caza menor y mayor.
También, existía un deporte llamado 'descenso de los rápidos' que Seneca el Joven dramaturgo romano, describe (Siglo I d. C) quien vivió en Egipto:
La gente se embarcaba en pequeños botes, dos en un bote, uno remaba mientras otro sacaba el agua. Después eran aventados violentamente a los embravecidos rápidos. Finalmente llegaban a la parte más angosta del canal y se dejan llevar por la fuerza del río, controlaban el barco manualmente y se hundían, provocando un gran terror en los observadores. Uno crearía con tristeza que se ahogarían arrastrados por tal cantidad de agua cuando, lejos de donde habían caído salían disparados como catapulta, aun navegando, las olas no los hundieron, sino que los llevaba a aguas más calmadas. (mencionado en Nardo, 20)
Después o durante estos acontecimientos, los espectadores disfrutaban de su bebida favorita: la cerveza. La receta que gozaba de más popularidad era Heqet (también conocida como Hecht), una cerveza con sabor a miel muy similar, aunque más suave, a la cerveza de agua miel de Europa. Había muchos tipos de cerveza (en general conocida como zytum), y con frecuencia se recetaba como medicina ya que se creía que hacía el corazón más ligero y mejoraba el espíritu. La cerveza se elaboraba para fines comerciales y para beber en casa, se disfrutaba especialmente en muchos de los festivales que los egipcios celebraban.
Festivales, comida e indumentaria
Todos los dioses egipcios tenían cumpleaños que se celebraban, además había cumpleaños personales, los aniversarios de las grandes obras del rey, prácticas religiosas para los dioses de la humanidad y también los funerales, velaciones, inauguraciones y nacimientos. Todos se celebraban con una fiesta o con un festival.
Los festivales del antiguo Egipto eran cada uno único dependiendo de la naturaleza del suceso, pero todos tenían en común la bebida y la fiesta. La dieta egipcia principalmente era vegetariana y consistía en granos (trigo) y vegetales. La carne era muy cara y normalmente sólo la realeza podía costearla. También, la carne era muy difícil de conservar en el clima árido de Egipto, en consecuencia, los animales que eran sacrificados en los rituales tenían que consumirse inmediatamente.
Los festivales eran la oportunidad perfecta para tolerar todo tipo de exceso, incluyendo comer carne para los que los que así lo hubieran elegido, aunque la benevolencia no era apropiada en todas las reuniones. Cada celebración o conmemoración tenía sus propias características como la historiadora Margaret Bunson explica:
La Bella Fiesta del Valle, en honor al dios Amón, se celebraba en Tebas, con una procesión de embarcaciones del dios, amenizada con música y flores. El festival de Hathor se celebraba en Dendera era la oportunidad del placer e intoxicación, conservando los mitos del culto de las diosas. También, el festival de la diosa Isis en Busiris y la celebración honrando a Baster en Bubastis, era la oportunidad para la parranda e intoxicación. (91)
Estos festivales eran "normalmente de naturaleza religiosa y se celebran en templos junto con el calendario lunar" pero también para "conmemorar ciertos acontecimientos específicos de la vida diaria de la gente" (Bunson, 90). En los funerales como debería esperarse, la gente vestía respetuosamente de negro (aunque los sacerdotes usaban por lo regular blanco) mientras en los cumpleaños u otras celebraciones usaban lo que quisiera. En el festival de Bastet, las mujeres nada más usaban una falda corta que con frecuencia se la levantaban en honor de la diosa.
La indumentaria en Egipto era lino tejido de algodón. En los Períodos Predinástico y Arcaico, tanto las mujeres y como los hombres usaban faldas simples de lino. Los niños no usaban ropa, andaban desnudos desde que nacían hasta la edad de diez años. Bunson nota que "En este tiempo las mujeres llevaban una falda larga con la cintura muy alta debajo de sus pechos descubiertos. Los hombres vestían una simple falda. Estas podían ser teñidas en colores exóticos o con algún diseño, aunque el blanco era probablemente el color que usaban en los rituales religiosos o acontecimientos de la corte" (67). En el Imperio Nuevo las mujeres vestían vestidos largos hasta los tobillos hechos de lino que cubrían sus pechos mientras los hombres vestían una falda corta y en ocasiones una camisa holgada. Las mujeres de las clases bajas, esclavas y sirvientas normalmente son representadas llevando simplemente una falda durante el período del Imperio Nuevo. En este mismo período las mujeres de la realeza o nobles se presentan con vestidos ajustados desde los hombros hasta los tobillos y los hombres se vestían con simple camisa y falda. En el frío o en la temporada de lluvia, usaban capas y chales.
La mayoría de las personas, de cualquier clase social, andaban descalzos emulando a los dioses que no necesitaban calzado. En ocasiones especiales, o cuando alguien se iba ir a un viaje largo o en algún lugar donde se podía lastimar los pies o en el frío, usaban sandalias. Las zapatillas más baratas se hacían con junco tejido mientras las más caras eran de piel o madera pintada. Las alpargatas parece que no tenían gran importancia para los egipcios hasta los Imperios Medio y Nuevo cuando se convirtieron en un símbolo de estatus. Una persona que podía costear unas buenas sandalias le iba obviamente muy bien mientras que la gente más pobre andaba descalza. Estas sandalias eran con frecuencia pintadas o decoradas con imágenes que podían ser muy complejas.
En la época de festivales −y existían muchas fiestas a lo largo del año egipcio− la indumentaria de los sacerdotes era blanca, pero la gente podía usar cualquier prenda que ellos quisieran o casi nada. Los egipcios querían vivir la vida al máximo, experimentar todo el tiempo terrenal que tenían y deseaban continuarla después de la muerte.
La vida terrenal era sólo parte de un viaje eterno. La muerte se vía como una transición de una fase a la siguiente. Un funeral adecuado era de la mayor importancia para los antiguos egipcios de cualquier clase. El cuerpo del fallecido se lavaba, se vendaba (momificaba), y se enterraba con objetos que podrían querer o necesitar en la otra vida. Entre más adinerado era el sujeto, desde luego, más compleja sería su tumba y objetos que se depositaban, pera aún el más pobre suministraba tumbas adecuadas para sus seres queridos. Sin un sepelio adecuado el fallecido no tendría esperanza de moverse en la Sala de la Verdad y pasar el juicio de Osiris. Además, si una familia no honraba al muerto adecuadamente, casi se les garantizaba que regresaría el espíritu de la persona quien podría atormentarlos y causarles toda clase de problemas. Honrar la muerte no sólo significaba respetar al individuo sino sus contribuciones y logros de esa persona en vida, todo esto era posible gracias a la bondad de los dioses.
Al vivir con bondad, armonía, equilibrio y gratitud hacia los dioses los egipcios esperaban que su corazón fuera menos pesado que la pluma de la verdad, cuando llegaran ante el juicio con el dios Osiris después de la muerte. Una vez que estuvieran justificados, pasarían a la eternidad con la misma vida diaria que habían dejado cuando murieron. Todo lo que en vida hubieran perdido, en la muerte se les regresaría en la vida eterna. El énfasis que ponían en cada aspecto de su existencia, era para crear una vida digna de vivir para siempre. No existe duda que muchos individuos fallaban, pero lo ideal era esforzarse e impregnar su comportamiento del significado y propósito que su impresionante cultura les había inculcado e inspirado.