Heka

Definición

Joshua J. Mark
por , traducido por Rosa Maria Barquin
Publicado el 23 febrero 2017
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Disponible en otros idiomas: inglés, francés
Heka (by Zeinab Mohamed, CC BY-NC-SA)
Heka
Zeinab Mohamed (CC BY-NC-SA)

Heka es el dios de la magia y la medicina del antiguo Egipto y también la personificación de la propia magia. Probablemente sea el dios más importante de la mitología egipcia, pero se pasa a menudo por alto porque su presencia era tan generalizada como para hacerlo casi invisible para los egiptólogos de los siglos XIX y XX.

A diferencia de los bien conocidos Osiris e Isis, Heka no tenía un seguimiento de culto, ni ritual de adoración, ni templos (excepto en el Periodo Tardío del antiguo Egipto, 525-323 a.C.). Se lo menciona principalmente en textos médicos, en hechizos y en encantamientos y, debido a esto, se le relegó al reino de la superstición más que a la creencia religiosa. Aunque en los mitos más conocidos no se le presenta por su nombre, los antiguos egipcios lo consideraban como el poder que existía detrás de los dioses cuyos nombres e historias se han convertido en sinónimos de la cultura egipcia.

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Se consideraba que la magia estuvo presente en el nacimiento de la creación; de hecho, fue la fuerza operativa en el acto creativo y, por lo tanto, Heka está entre los dioses más antiguos de Egipto, reconocido ya en el Periodo Arcaico de Egipto (alrededor de 6000 - alrededor de 3150 a.C.) y aparece en inscripciones en el Periodo Dinástico Temprano (alrededor de 3150 - 2613 a.C.).

Se lo representaba de forma antropomórfica como un hombre con vestimenta real que lleva la barba regia curva de los dioses y un bastón entrelazado con dos serpientes. Este símbolo, asociado originalmente al dios sanador Ninazu de Sumer (hijo de la diosa Gula), fue adoptado para Heka y viajó hasta Grecia donde llegó a asociarse con el dios sanador Ascolapio, y hoy en día es el caduceo, el símbolo de la profesión médica. A Heka también se le representa a veces con los dos dioses que están más unidos a él, Sia y Hu y, comenzando en el Periodo Tardío de Egipto (525-332 a.C.), se lo representa como a un niño y a la vez, se le ve como el hijo de Menhet y Khun, parte de la triada de Latópolis.

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Se lo puede ver frecuentemente en textos funerarios y en inscripciones guiando al alma de los muertos al más allá y se lo menciona a menudo en textos médicos y hechizos. Tanto Los textos de las pirámides como Los textos de los sarcófagos reclaman a Heka como su autoridad (el dios cuyo poder convierte los textos en realidad) y, según el egiptólogo Richard H. Wilkinson, “se veía como un dios de poder superior” que otro dioses temían (110).

AUNQUE EN LOS MITOS MÁS CONOCIDOS NO SE Lo REPRESENTA CON SU NOMBRE, LOS ANTIGUOS EGIPCIOS LO CONSIDERABAN COMO EL PODER QUE SE HALLA DETRÁS DE LOS DIOSES CUYOS NOMBRES E HISTORIAS SE HAN CONVERTIDO EN SINÓNIMOS DE LA CULTURA EGIPCIA.

Heka aludía a la deidad, al concepto y a la práctica de la magia. Puesto que la magia era un aspecto considerable de la práctica médica, un médico invocaba a Heka para practicar heka. Los medios mágicos crearon el universo y le dieron forma, y la magia sostenía tanto los mundos visibles como los invisibles. Se pensaba que Heka había estado presente en la creación y que era el poder generativo al que los dioses recurrían para crear la vida.

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En Los textos de los sarcófagos (escritos alrededor de 2134-2040 a.C.) el dios habla sobre esto directamente y dice: “A mí me pertenecía el universo antes de que vosotros, dioses, llegaráis a existir. Vosotros habéis llegado después porque soy Heka” (Hechizo, 261). Por lo tanto, Heka no tenía padres ni origen; siempre había existido. Para los seres humanos, él se expresa en el corazón y en la lengua, representados por otros dos dioses, Sia y Hu. Heka, Sia y Hu fueron los responsables de la creación y además del mantenimiento del mundo y de la regulación del nacimiento humano, la vida y la muerte.

El creador, el sustentador y el protector

En el comienzo del tiempo, el dios Atum emergió de las aguas turbulentas del caos para pisar en la primera tierra seca, el ben-ben primordial, para comenzar el acto de la creación. Se pensaba que Heka estuvo con él en este momento y que era el poder al que recurrió Atum. Wilkinson escribe:

“Para los egipcios, heka o “magia” era una fuerza divina que existía en el universo como “el poder” o “la fuerza” y que se podía personificar en la forma del dios Heka…así se explica su nombre como “la primera obra”. La magia empoderaba a todos los dioses y Heka también era un dios de poder cuyo nombre estuvo vinculado a este significado desde la Dinastía XX en adelante, y en los escritos se representaban con el jeroglífico de “poder”, a pesar de que en origen el nombre del dios pudo haber significado “el que consagra el ka” y se le llama “Señor de los Kas” en Los textos de los sarcófagos. (110)

El ka era una de las nueve partes del alma (el cuerpo astral) y estaba unido al ba (la forma de pájaro con cabeza humana del alma que podía viajar entre la tierra y el cielo) el cual, al morir, se transformaba en el akh (el alma inmortal). Por lo tanto, Heka fue en origen la deidad que vigilaba el alma, le daba poder, energía y le permitía, en la muerte, elevarse al más allá. Debido a estos poderes protectores, se le dio un lugar prominente en la barca del dios sol en su viaje nocturno por el inframundo.

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Esna Temple
El templo de Esna
Hugh Fiske (CC BY-NC-ND)

Cada atardecer, cuando el sol descendía, el barco del dios sol descendía al inframundo donde la serpiente Apofis lo amenazaba. Se dice que muchos dioses viajaban en el barco a través de la noche como protectores para alejar e intentar matar a Apofis, y Heka se encuentra entre ellos. También se hace referencia a él en algunos mitos como protector de Osiris en el inframundo y como el poder que existe detrás de los encantamientos y los hechizos, y también habría estado presente cuando Isis y Neftis devolvieron la vida a Osiris tras su asesinato.

En consecuencia, Heka era el protector y el sustentador de la humanidad y de los dioses que ellos adoraban, así como del mundo y el universo en el que todos vivían. De esta manera, él era una parte del valor central que define la civilización egipcia: el ma´at, la harmonía y el equilibrio que permitían al universo funcionar como lo hacía.

Heka, Siu y Hu

A partir del Periodo Dinástico Temprano, y desarrollado durante el Imperio Antiguo de Egipto (alrededor de 2613-2181 a.C.), se conectó a Heka con los aspectos creativos del corazón y la lengua. Se consideraba al corazón el asiento de la personalidad individual de cada persona, de su pensamiento y de sus sentimientos, mientras que la lengua daba la expresión a estos aspectos. Sia era una personificación del corazón, Hu de la lengua y Heka era el que infundía poder a ambos. La egiptóloga Geraldine Pinch explica:

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“Los poderes intelectuales que permitían al creador traerse a sí mismo a la existencia y crear otros seres se conceptualizaban a veces como deidades. Las más importantes de estas eran los dioses Sia, Hu y Heka. Sia era el poder de la percepción o conocimiento, que permitía al creador visualizar otras formas. Hu era el poder del discurso autoritario, que permitía al creador dar vida a las cosas nombrándolas. En el hechizo 335 de Los textos de los sarcófagos, se dice que Hu y Sia están con su “padre” Atum cada día…pero Heka era el poder por el cual los pensamientos y las órdenes del creador se convertían en realidad. (62)

De la misma manera en que Heka, Sia y Hu capacitaron a los dioses para crear primero el mundo, también permitieron a los seres humanos pensar, sentir y expresarse. Una de las formas en que las personas hacían esto era a través del uso de la magia. No existía ningún aspecto de la vida del antiguo Egipto que no estuviera tocado por la magia. El egiptólogo James Henry Breasted comenta:

“La creencia en la magia penetraba toda la esencia de la vida (del antiguo egipcio), dominando las costumbres populares y apareciendo constantemente en los actos más simples de la rutina familiar diaria, tan habitual como el sueño o la preparación de la comida. (200)

De hecho, la magia definía la cultura de los antiguos egipcios. No solo explicaba cómo el mundo llegó a existir y cómo funcionaba, sino también permitía a las personas interactuar con las fuerzas divinas primordiales que habían creado la vida y de esta manera influir en el propio destino. A este respecto, la magia difería del culto a los dioses en los templos porque era una interacción privada entre un mago y los dioses. Esto se observa con frecuencia en los textos médicos del antiguo Egipto cuando el doctor invoca a varias deidades para curar diferentes enfermedades.

Heka y la medicina

Actualmente la mayoría de las personas no asocian la magia con la medicina, pero para los antiguos egipcios las dos eran casi una sola disciplina. El Papiro Ebers (alrededor de 1550 a.C.), uno de los textos médicos más completos que existen, afirma que la medicina es eficaz con la magia tanto como la magia es eficaz con la medicina. Debido a que se pensaba que la enfermedad era de origen sobrenatural, una defensa sobrenatural era el mejor remedio. Las enfermedades eran causadas por la voluntad de los dioses, por un demonio malvado o por un espíritu enfadado, y los hechizos contra estos demonios y espíritus (o la invocación de ayuda a los dioses) fueron curas comunes para la enfermedad a lo largo de la historia de Egipto.

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Caduceus
El caduceo
The Trustees of the British Museum (Copyright)

Los doctores egipcios (conocidos como los sacerdotes de Heka) no intentaban engañar a un paciente con juegos de prestidigitación, sino que estaban invocando poderes reales para efectuar una curación. Esta práctica (heka) invocaba a la deidad que la hacía posible (Heka) así como a otros dioses que se pensaba eran especialmente de gran ayuda en cualquier enfermedad que se presentara. El egiptólogo Jan Assman explica:

“La magia en el sentido de heka significa un poder omnipresente coactivo, comparable a las leyes de la naturaleza en su coactividad y omnipresencia, por el cual al comienzo el mundo entero se creó, por el cual se mantiene diariamente y por el cual se rige la humanidad. Se refiere al esfuerzo de este mismo poder coactivo en la esfera personal. (3)

En la medicina, se invocaban las leyes de la naturaleza personificadas por los dioses para sanar a un paciente, pero heka también se practicaba en muchas otras áreas de la vida y a menudo de la misma manera.

Heka en la vida diaria

El médico-sacerdote que se llamaba a la casa de la persona enferma usaba amuletos, hechizos, encantos y encantamientos para curar al paciente, y la gente utilizaba estos mismos todos los días en cualquier otra circunstancia. Se llevaban normalmente amuletos del djed, el anj, el escarabajo, el tjet y muchos otros símbolos egipcios para protección o para invocar la ayuda de un dios. Los tatuajes también se consideraban formas poderosas de protección en el antiguo Egipto y el dios Bes, una deidad protectora poderosa, estaba entre las más populares.

Bes cuidaba de las mujeres embarazadas y de los niños, pero también era una deidad protectora general que infundía la vida con alegría y espontaneidad. Este dios en particular ilustra bien como los egipcios entendían a Heka; Bes era en definitiva un individuo con un carácter y una esfera de influencia reconocibles, pero la fuerza y el poder por el cual actuaba y a través del que uno podía comunicarse con él era Heka.

Las prácticas mágicas, por ejemplo: llevar un amuleto, algunas inscripciones por encima o debajo de una puerta, colgar vegetales como cebollas para ahuyentar espíritus malvados, recitar algún tipo de encantamiento o hechizo antes de comenzar un viaje o simplemente antes de ir de pesca, estaban todas ellas invocando el poder de Heka sin importar a qué otra deidad se estuviera llamando.

Uno de los mejores ejemplos de ello, además de los textos médicos en general, es el hechizo relativamente desconocido, La nana mágica, que las madres recitaban para proteger a sus hijos al acostarlos. En este poema corto (que data del siglo XVII o XVI a.C.), el orador ordena a los espíritus malignos que abandonen la casa con un aviso sobre las armas espirituales que la madre tiene a su disposición. No se invocan deidades concretas (aunque frecuentemente se colgaban amuletos o imágenes de Bes en el cuarto de un niño), pero está claro que el orador posee la habilidad de mantener a salvo al niño de cualquier daño y la autoridad para emitir el aviso; esa autoridad habría sido el poder de Heka en acción.

La forma subyacente

La magia permitía una relación personal con los dioses que unía al individuo con lo divino. De esta manera, se puede ver a Heka como la forma subyacente de espiritualidad del antiguo Egipto independientemente de la era o de los dioses populares de cada época. Se honró a Heka a lo largo de la historia de Egipto desde los tiempos más tempranos hasta la Dinastía ptolemaica (332-30 a.C.) y en el Egipto romano. Había una estatua de él en el templo de la ciudad de Esna donde estaba inscrito su nombre en los muros. Se lo invocaba con regularidad para la cosecha, y su estatua se sacaba y se transportaba por los campos para asegurar la fertilidad y una buena cosecha.

Temple of Esna
El templo de Esna
Hugh Fiske (CC BY-NC-ND)

Cuando el cristianismo se volvió más dominante en el siglo IV, la creencia en un mundo de dioses con los que comunicarse mágicamente disminuyó y se olvidó a Heka. Esto ocurrió en parte debido al alzamiento del dios Amón durante el Imperio Nuevo (alrededor de 1570-1069 a.C.) que se volvió tan trascendente que se le consideraba un espíritu puro, eclipsando a Heka, y proporcionando un precursor para el dios cristiano. Sin embargo, no se olvidó el concepto de una fuerza que anima la trascendencia, sostiene y mantiene la vida.

Los estoicos griegos y romanos escribirían más tarde sobre el Logos y los neoplatónicos sobre el Nous, una fuerza que fluye y une todas las cosas, pero, que era a la vez diferente de la creación y eterna, y así Heka continuó viviendo bajo estos nombres diferentes. La influencia del neoplatonismo sobre el desarrollo de las creencias religiosas está bien documentado y, de esta manera, Heka sigue siendo lo que siempre fue; la fuerza invisible que está detrás de los dioses visibles.

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Sobre el traductor

Rosa Maria Barquin
Debido a mi gran interés por aprender humanidades, soy traductora voluntaria para WHE, lo que me da la oportunidad de profundizar en las olas del tiempo.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark es un escritor independiente y antiguo profesor de filosofía a tiempo parcial en el Marist College de Nueva York. Vivió en Grecia y Alemania y ha viajado por Egipto. Ha sido profesor universitario de historia, escritura, literatura y filosofía.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2017, febrero 23). Heka [Heka]. (R. M. Barquin, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-15727/heka/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Heka." Traducido por Rosa Maria Barquin. World History Encyclopedia. Última modificación febrero 23, 2017. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-15727/heka/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Heka." Traducido por Rosa Maria Barquin. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 23 feb 2017. Web. 27 abr 2024.

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