Medicina romana

Definición

Mark Cartwright
por , traducido por Edilsa Sofia Monterrey
Publicado el 26 octubre 2013
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, italiano, portugués, turco
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Fresco with Wounded Aeneas (by Carole Raddato, CC BY-SA)
Fresco de Eneas herido
Carole Raddato (CC BY-SA)

La medicina romana tuvo una gran influencia de la medicina y literatura anteriores de Grecia, pero también haría su contribución particular a la historia de la medicina por medio de las obras de expertos tales como Galeno y Celso. Aunque había doctores profesionales agregados al ejército romano, para el resto de la población, la medicina se mantuvo como un asunto privado. Sin embargo, muchos hogares con familia numerosa contaban entre su personal con su propio especialista médico y luego, con la difusión de la literatura sobre el tema, el acceso al conocimiento médico se hizo más extenso; los tratamientos fueron mejor conocidos y la cirugía se hizo más sofisticada.

Fuentes

Sin lugar a dudas, la fuente disponible más rica es la literatura que los romanos dedicaron al estudio de la medicina. Muchas obras se han perdido, pero algunos de los textos médicos de numerosos expertos médicos célebres en tiempos romanos han sobrevivido porque eran lo suficientemente populares (no sólo en su propia época, sino también lo fueron durante muchos siglos después), para que fueran copiados a mano muchas veces, aumentando así las posibilidades de su supervivencia desde la Antigüedad. Los registros de hospitales militares (valetuduniaria) también pueden proporcionar luces sobre los padecimientos que tenían que tratar los doctores de campaña (medici) y sus asistentes (capsarii). Obviamente, ésto incluye no sólo los heridos (volnerati), sino también los enfermos (aegri) y aquellos con problemas de los ojos (lippientes). A partir del siglo II d.C. hubo obras ilustradas que mostraban exactamente cuáles plantas y hierbas eran buenas para tal o cual problema médico.

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Las tumbas son otra fuente de información sobre la medicina antigua; por ejemplo, en un cementerio de Roma, una tumba de una matrona, una tal Scribonia Attice, tiene placas decorativas en terracota que muestran escenas médicas tales como un nacimiento donde la paciente está sentada en una silla especialmente diseñada para que el bebé pudiera caer a través del asiento durante el parto. La silla está inclinada levemente hacia atrás, tiene agarraderas para asirse de ellas y un asiento perforado. Tales relieves también pueden mostrar instrumentos médicos (instrumentaria) tales como escalpelos, catéteres y ganchos, pero, de hecho, cientos de estos instrumentos han sobrevivido físicamente y normalmente se suelen encontrar en enclaves arqueológicos de hospitales en campos militares, en cementerios y en sitios como Pompeya. Fórceps, pinzas, retractores de heridas, recipientes recolectores, agujas y escalpelos de diferentes tamaños, con frecuencia bellamente hechos con hojas de acero, han sobrevivido para ilustrar los detalles de la medicina romana.

Influencia griega

LOS REMEDIOS ERAN UNA MEZCLA DE LO EXÓTICO Y DE LO MUNDANO, DESDE EL AZAFRÁN HASTA EL REPOLLO.

Para el siglo II a.C., los doctores griegos estaban bien establecidos en Roma, pero los primeros registros de la influencia de la medicina griega en la práctica médica romana vienen desde mucho antes. La primera evidencia de este proceso es la construcción del templo de Apollo Medicus en Roma en el año 431 a.C. como respuesta a las plagas devastadoras que se propagaban a través de Italia en aquellos tiempos, ya que a Apolo se le acreditaba el poder sanador. Por la misma razón, en el año 292 a.C., Asclepio (Esculapio) fue adoptado cuando los romanos tomaron la serpiente sagrada del dios en la localidad de Epidauro, quizás el más famoso de todos los santuarios de sanación en Grecia. La serpiente se escapó en tránsito, una vez en el puerto de Antium (actual Anzio) y de nuevo al llegar a Roma, pero al resurgir en la Isla del Tíber, allí se le edificó un santuario al dios. Igual que en Epidauro, los pacientes visitaban el lugar con la esperanza de recibir instrucción divina y remedios para sus males.

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Quizás el primer médico griego que se conozca por haber ejercido su oficio en Roma sea Arcagato de Esparta, que llegó en el año 219 a.C. y a quien se le acredita el haber introducido la práctica médica griega a los romanos. Especializado en curar las heridas originadas en combate, Arcagato también se ganó la reputación de resolver problemas de la piel. Plinio el Viejo, en el siglo I d.C., trató la materia de medicina en su Historia Natural, pero fue un acérrimo crítico de los doctores griegos; se quejaba de sus altos honorarios, de su conducta inmoral con los pacientes y de su mala praxis médica. Plinio tenía más fe en la medicina tradicional romana administrada por el cabeza de cada familia. Estos remedios leves eran muy diferentes de los cortes y de las tajaduras realizadas por hombres como Arcagato, a quien calificó de carnifex o «Verdugo».

Statue of Asklepios
Estatua de Asclepio, dios griego de la medicina
Nina Aldin Thune (CC BY-SA)

Método general

A pesar de las críticas a los doctores griegos, ellos eran, pese a todo, extremadamente populares y muchos de los hogares romanos contaban con uno como parte de su personal. Además, los griegos fueron capaces de traer su conocimiento del Corpus Hipocrático, que databa del siglo V-IV a.C., con su división clásica del tratamiento médico compuesta de dieta, régimen y cirugía. Los griegos también trajeron las últimas tendencias de Alejandría, Egipto, donde los médicos estaban aumentando mucho sus conocimientos del cuerpo humano mediante la disección y la vivisección, practicadas utilizando criminales condenados. Los médicos griegos más astutos fueron capaces de adaptar sus métodos a los gustos romanos. Por ejemplo, Asclepíades de Bitinia (muerto en 90 a.C.) fue famoso por sus tratamientos terapéuticos «suaves», tales como masajes, baños y ejercicio leve combinados con una prescripción de agua y vino.

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La obra más influyente sobre drogas fue De materia medica de Dioscórides Anazarbeo, escrita en el siglo I d.C. En ella, Dioscórides menciona un gran número de remedios herbáceos y de plantas junto con tales clásicos medicinales como el jugo de opio y de amarilis, que contenían morfina y colchicina respectivamente. También describió las propiedades benéficas de ciertas piedras cuando se llevaban puestas como amuletos. Por ejemplo, se creía que el jaspe verde era bueno para los problemas estomacales y las prendas de hematita (okytokia) eran especialmente populares entre las mujeres embarazadas quienes se las ponían esperando tener un parto rápido. El excelso médico erudito romano Galeno tomó muchas ideas de esta obra y continuó siendo una referencia importante hasta el siglo V y más allá.

Artist's Depiction of an Ailing Woman
Representación artística de una mujer enferma
Mohawk Games (Copyright)

Las píldoras (pastilli) solían hacerse a partir de hierbas y plantas con algún tipo de ingrediente metálico. Celso, otro de los importantes hombres de medicina romana, por ejemplo, describe los ingredientes de una píldora utilizada para tratar una fuerte tos: azafrán, mirra, pimienta, balsamita, gálbano, canela, castóreo y látex de adormidera. Esto ilustra el gusto por los ingredientes exóticos y también la enorme fe que se le daba a los productos de uso diario. Por ejemplo, Catón creía fuertemente en las propiedades medicinales del repollo (brassica). Consideraba que este vegetal ayudaba a la digestión, que bañar a un paciente o a un bebé en la orina de alguien que había comido mucho repollo era extremadamente benéfico para la constitución y que si los vapores del repollo hervido se dirigían directamente hacia el vientre de una mujer, esto aumentaría su fertilidad.

EN EL SIGLO I d.C., AULO CORNELIO CELSO ESCRIBIÓ UNA ENCICLOPEDIA EN LA QUE INCLUYÓ UNA PARTE SOBRE MEDICINA.

Como era común en otras culturas antiguas, solo se recurría a la cirugía como último recurso debido a los riesgos que conllevaba. También existía la preocupación por el bienestar del paciente y el entendimiento de la inutilidad de causarle más dolor cuando su recuperación era improbable. Por eso, la cirugía solía estar limitada a la superficie del cuerpo, pero luego con instrumentos quirúrgicos especializados pudieron llevarse a cabo operaciones más sofisticadas, tales como la extracción de cataratas, el drenaje de fluidos, la trepanación y hasta la reversión de la circuncisión. Las heridas se suturaban utilizando hilaturas y fibras textiles de la planta de lino o clavos de metal. Las vendas se hacían con vendaje de lino o con esponjas y podían estar secas o mojadas, es decir, remojadas en vino, aceite, vinagre o agua y se mantenían húmedas con una cubierta de hojas frescas. Los cirujanos más importantes fueron Heliodoro y Antilus, pero muy poco ha sobrevivido de sus obras escritas.

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Los doctores también reconocían que en lo que concierne a lesiones del cerebro, del corazón, del hígado, de la columna, de los intestinos, de los riñones y de las arterias no podía hacerse mucho, ni siquiera si fueran tratadas por el más competente de los médicos. Por consiguiente, se recomendaba no involucrarse en estos casos para no dañarse su propia reputación médica. Los casos comunes que más solían llevarse a la atención de los doctores eran padecimientos tales como problemas de la piel, de la digestión o de fertilidad, así como fracturas de huesos, gota (podagra), depresión (melancholia), hidropesía o retención de líquido (leukophlegmasia) y hasta epilepsia (comitialis).

Hygieia, Vatican Museums
Representación de Higía – Museos Vaticanos
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

Especialistas famosos

En el siglo I, Aulo Cornelio Celso (en torno al 25 a.C. – en torno al 50 d.C.) escribió una enciclopedia en la que dedicó una parte a la medicina, de la cual sólo ha sobrevivido el libro VII, De medicina. En este libro menciona y evalúa críticamente los remedios tradicionales tales como la vieja tradición griega del baño de vapor perfumado con una hierba de la familia de la menta, el cual ayudaba a sudar y revitalizaba el cuerpo; comer serpientes para deshacerse de los abscesos o, aún más extraño, la creencia de que beber la sangre de un gladiador muerto curaba la epilepsia. Abogaba por la utilización de cataplasmas calientes hechos con la raíz de una especie de las malváceas (hibisco, malva) hervida en vino para tratar la gota. Celso creía que la dietética era la más importante entre las tres ramas de la medicina. Señaló que los indicadores de la muerte inminente de un paciente eran la nariz en punta, las sienes y los ojos hundidos, las orejas frías y la piel de la frente tensa y dura. Ciertamente confundió la fiebre y la diarrea como enfermedades en vez de síntomas y tenía una inclinación por sangrar las venas, pero sí reconoció el valor del masaje y del sudor. Dividió los alimentos en aquellos que enfriaban al paciente (por ejemplo, la lechuga, el pepino, las cerezas y el vinagre) y aquellos que le proveían calor (por ejemplo, la pimienta, la sal, las cebollas y el vino). En general, Celso fue más bien indolente con aquellos que buscaban tratamiento y enfatizó la importancia de un estilo de vida saludable al aire libre para mantener alejado al doctor.

Escribonio Largo (en torno al año 1 al año 50 d.C.) de Sicilia fue un médico del séquito del emperador Claudio; en el año 43 d.C. visitó Britania. Perteneciente a la escuela o corriente filosófica del Empirismo escribió sus Compositiones sobre las drogas de aquella época que incluían la salvia para la artritis, una recomendación respecto a la planta de trébol contra las mordeduras de serpiente y la sangre de tortuga o de paloma como una cura para la epilepsia. Largo, como muchos otros autores, empleó términos griegos para referirse a la medicina y a las plantas; también apoyó los principios esenciales del juramento hipocrático.

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Sorano de Éfeso (en torno al año 60-130 d.C.) le dio consejo a las matronas y a las nodrizas en su Gynaikea, empezando por que fueran capaces de leer y escribir, sobrias, discretas y duchas en teoría y en práctica, sin dejarse influir por la superstición. Estudió en Alejandría, ejerció en Roma y formó parte de aquellos que seguían el popular Metodismo, mediante el cual se daba importancia a remediar un cuerpo muy «constreñido» o muy «relajado». En su obra también reiteró el consejo común de que para evitar el embarazo se debía aguantar la respiración durante las relaciones sexuales o estornudar inmediatamente después.

Galeno de Pérgamo (129 – en torno al 216 d.C.) fue un médico y un erudito total, que viajó mucho por el Mediterráneo, aprendió su oficio en una escuela para gladiadores y se convirtió en un escritor prolífico de tratados médicos, los cuales fueron traducidos a tales idiomas como el hebreo y el armenio. Por ejemplo, les dio consejo a las madres primerizas en su Prognosis, aconsejó sobre la sabiduría de remojar las vendas en vino para esterilizarlas en sus prolíficos comentarios sobre el Corpus Hipocrático y útilmente aconsejó sobre cómo escoger a un buen doctor en su obra Exploraciones de los mejores doctores. Fue un favorito de la casa imperial desde Marco Antonio hasta Septimio Severo y hasta afirmó que Marco Antonio, después de haberle resuelto un problema estomacal, dijo: "tenemos un solo doctor y él es un perfecto caballero". Galeno se esforzó sin descanso practicando la disección para extender sus conocimientos y también apoyó la idea que aparece en el Corpus Hipocrático de que un desequilibrio en los cuatro fluidos corporales (o humores) identificados como la flema, la bilis amarilla, la bilis negra y la sangre es la causa de las enfermedades. Esta idea estaba unida a cuatro cualidades, a saber, lo caliente, lo frío, lo húmedo y lo seco, lo que respaldaba todos los tratamientos y que mantuvo su influencia durante los siguientes 1500 años.

Conclusión

Entonces, como sucedió con los griegos, los romanos tampoco tenían entrenamiento oficial ni cualificaciones ni había un método convencional. Los métodos y los materiales dependían de cada médico quien se ganaba la confianza de sus pacientes gracias a la precisión de su diagnóstico y pronóstico, caso por caso. Los médicos especialistas romanos siguieron la senda de sus predecesores griegos, documentaron esta antigua tradición para el bien de la posteridad y avanzaron, destacándose en cirugía y en conocimiento anatómico. Todavía había lagunas en el conocimiento y más de una creencia errónea, pero los doctores y los eruditos médicos romanos dieron un empuje tal que su método se mantendría como el dominante durante otro milenio.

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Preguntas y respuestas

¿Qué utilizaban los romanos como medicina?

Los romanos empleaban toda clase de sustancias naturales para sus medicinas. Extraían jugos de las plantas, molían hierbas y hacían polvo de las especias para sus medicinas. También creían que algunas piedras, tales como el jaspe verde, tenían propiedades medicinales.

¿Los doctores romanos realizaban cirugía?

Sí. Los doctores romanos sí realizaban varios tipos de cirugía, no siempre con éxito, pero a veces se llevaban a cabo exitosamente operaciones muy sofisticadas tales como la trepanación, las amputaciones y la extracción de cataratas.

¿Cómo afectó el ejército romano a la medicina?

Las guerras afectaron a la medicina ya que les dieron la oportunidad a los doctores de estudiar la anatomía en las heridas de los soldados y de practicar técnicas de cirugía.

¿Cuál es el legado de la medicina romana?

El legado de la medicina romana incluye la documentación de conocimientos médicos de culturas anteriores y de sus propios escritos hechos por doctores sobre la efectividad de ciertas medicinas y procedimientos quirúrgicos. Los doctores romanos también contribuyeron a la medicina del mundo al extender sus conocimientos de cirugía y de anatomía.

Sobre el traductor

Edilsa Sofia Monterrey
Edilsa Sofía es una antigua diplomática y educadora, especialmente interesada en las Artes y los asuntos culturales. Además de otros grados, tiene una maestría en traducción literaria.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2013, octubre 26). Medicina romana [Roman Medicine]. (E. S. Monterrey, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-12317/medicina-romana/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Medicina romana." Traducido por Edilsa Sofia Monterrey. World History Encyclopedia. Última modificación octubre 26, 2013. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-12317/medicina-romana/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Medicina romana." Traducido por Edilsa Sofia Monterrey. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 26 oct 2013. Web. 12 oct 2024.

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