Mitra

Definición

Joshua J. Mark
por , traducido por Antonio Elduque
Publicado el 11 febrero 2020
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Disponible en otros idiomas: inglés, afrikáans, neerlandés, francés, italiano, persa, turco
Mithra (by The Trustees of the British Museum, CC BY-NC-SA)
Mitra
The Trustees of the British Museum (CC BY-NC-SA)

Mitra es el dios persa del sol naciente, los contratos, las alianzas y la amistad. También supervisaba el paso ordenado de las estaciones del año, mantenía el orden cósmico y era el responsable de conceder la gracia divina a los reyes, legitimando su gobierno y, como protector de los creyentes, también era invocado por los guerreros antes de las batallas, por lo que pasó a ser conocido como un dios de la guerra.

Es el más conocido y uno de los dioses más populares del panteón de la religión politeísta irania temprana, y su veneración continuó después de que la religión monoteísta del zoroastrismo reemplazó el sistema de creencias anterior.

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Está vinculado con el dios védico Mitra y con frecuencia se asocia con el culto mistérico romano del dios Mitra, que floreció en el Imperio romano hacia el 100 - 400 d. C., pero en realidad se trata de dos deidades distintas, aunque el romano deriva del persa. A pesar de que a menudo se considera al Mitra romano y su culto como precursores y modelo para Jesucristo y el cristianismo, no hay ninguna evidencia histórica que respalde esa afirmación.

Mitra siempre está vigilante y no se lo puede engañar, conoce los corazones y las verdaderas intenciones de la gente y mantiene a raya las fuerzas de la oscuridad.

Se invoca el nombre de Mitra en inscripciones datadas durante el Imperio aqueménida (ca. 550-330 a. C.), especialmente durante el reinado de Artajerjes II (404-358 a. C.) y todavía era reconocido durante el Imperio sasánida (224-651 d. C.). Tras la caída del Imperio sasánida en manos de los árabes musulmanes, en el 651 d. C., el zoroastrismo (incluido el culto a Mitra) se eliminó y, posteriormente, los parsis llevaron los textos y tradiciones zoroástricas a la India, donde la fe se preservó intacta. Mitra todavía desempeña un papel importante en los ritos del zoroastrismo actual, que conserva las tradiciones del pasado antiguo.

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Origen, carácter, representación

El origen del culto a Mitra se remonta a algún momento anterior al tercer milenio antes de Cristo, cuando grupos migratorios ahora conocidos como indoiranios e indoarios comenzaron a asentarse en las regiones de Irán y el norte de la India, respectivamente. Por lo tanto, hay numerosas similitudes entre las deidades védicas y las de la religión irania temprana, que incluyen al Mitra persa y su homónimo védico.

El Mitra védico (a veces llamado Mitra-Varuna) era el dios de los contratos y del amanecer, de la fertilidad en forma de lluvia y buenas cosechas, y guardián de la verdad. La asociación entre Mitra y Varuna juntó al dios del amanecer con el poderoso dios del cielo, Varuna, y se los imaginaba habitando un palacio en los cielos con mil puertas, desde el que salían cabalgando cada mañana en un carro brillante.

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El Mitra persa está descrito en el Avesta (texto sagrado zoroástrico) como:

Él que es el primero, entre los dioses celestiales, en alcanzar el Harā [Montes Elburz], antes que el veloz sol inmortal; el que, el más grande en su resplandor, se apodera de las bellas cumbres y desde allí observa el país habitado por los arios [pueblos iranios] con una mirada benefactora. (Yasht 10.13, citado en Curtis, 14)

Cabalga en un carro brillante arrastrado por caballos blancos, trae el sol naciente, armado con una lanza de plata, un arco y flechas de oro, dagas, hachas y la maza que simboliza su papel como guardián del orden cósmico y del dios que legitima la monarquía. Mitra siempre está vigilante y no puede se lo puede engañar, conoce los corazones y las verdaderas intenciones de la gente, y mantiene a raya las fuerzas de la oscuridad. Era considerado como la fuerza más poderosa contra el Señor de los Demonios, Angra Mainyu (también conocido como Ahriman), quien temía a su maza más que a cualquier otra arma divina.

Mithra on Horseback
Mitra a caballo
The Trustees of the British Museum (CC BY-NC-SA)

El zoroastrismo (y presumiblemente la religión irania temprana de la que surgió) se centraba en el conflicto entre las fuerzas del bien y el orden, lideradas por Ahura Mazda; y las del mal y el caos, bajo el mando de Angra Mainyu. El objetivo principal de la vida humana era escoger a cuál de ellas seguir, y era responsabilidad de los dioses como Mitra ayudar a la gente a elegir el camino correcto y protegerla de las mentiras y trampas del Maligno. El académico John R. Hinnels describe el carácter central de Angra Mainyu:

Se dice que el Espíritu maligno ha creado la "no-vida" (es decir, una forma de existencia diametralmente opuesta a todo lo que es bueno en la vida "real") y la peor existencia. De forma apropiada para una religión que siempre ha enseñado a apreciar las cosas buenas de la vida, se hace referencia al destino para los malvados como "un lugar de mala comida". Es la "Casa de la Mentira". Zoroastro dice que las fuerzas del mal son los poderes de la Furia, la Arrogancia y la Mala Intención. Destruyen el Mundo de la Verdad, dañan al ganado y apartan al hombre de la vida buena y la inmortalidad. (52)

Mitra era una defensa poderosa contra esas fuerzas. Su responsabilidad era proteger a la humanidad y, por extensión, sus cultivos y su ganado, de las argucias de Angra Mainyu. Para lograrlo, uno de sus deberes principales era legitimar la monarquía concediendo la farr (gracia divina) a un rey valioso, que cuidaría de su pueblo, y quitándola cuando este dejaba de cumplir su parte del contrato.

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También servía como juez de las almas de los muertos en el Puente Cinvat, que conectaba el mundo de los vivos con la vida eterna, en el que se leía su registro de las acciones buenas y malas de las almas y se decidía su destino tras la muerte. Las que habían seguido a Ahura Mazda iban a la Casa del Canto; las que habían escogido la senda de Angra Mainyu eran enviadas al destino que habían aceptado durante todas sus vidas, la Casa de la Mentira.

El zoroastrismo y el Imperio aqueménida

Esta representación del dios y su papel en el mantenimiento del orden proviene de textos zoroástricos, aunque se cree que refleja su posición y responsabilidades en la religión irania temprana. Este sistema de creencias era una tradición oral, igual que el zoroastrismo, y no quedó nada por escrito hasta el período sasánida. Resulta difícil, por tanto, saber de qué forma entendían originalmente a Mitra los primeros iranios, qué partes de los textos zoroástricos reflejan esa primera comprensión y cuáles tuvieron la influencia de las reformas de Zoroastro y el establecimiento de la nueva religión.

Se habría venerado a Mitra en templos de fuego exteriores, donde se honraban los elementos del fuego, el aire, la tierra y el agua.

Zoroastro era un sacerdote (magi) de esta religión que, un día, tuvo la visión de que la comprensión espiritual de la gente era errónea, que todos esos dioses no existían y solamente había uno, Ahura Mazda, y era su misión corregir ese error. Así lo hizo Zoroastro, fundando la nueva fe del mazdeísmo, que pasó a ser conocida como zoroastrismo, y los antiguos dioses fueron reinventados como emanaciones (o avatares) del único dios verdadero.

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Se ha aceptado desde hace tiempo que el primer rey del Imperio aqueménida, Ciro II (el Grande, r. ca. 550-530 a. C.) era zoroastra, porque esa religión estaba asentada firmemente en la región durante su reinado. No necesariamente tiene que ser así, porque las inscripciones de Ciro el Grande que se refieren a Ahura Mazda podrían fácilmente ser interpretadas como referidas tanto al rey de los dioses de la antigua religión como al dios único de la nueva. Lo mismo aplica a sus sucesores, Darío I (el Grande, r. 522-486 a. C.) y Jerjes I (r. 486-465 a. C.) que se refieren a Ahura Mazda de la misma forma. Darío I incluso se refiere a “los otros dioses” en su famosa inscripción de Behistún.

La vinculación del Imperio aqueménida con el zoroastrismo proviene de los escritores griegos y posteriormente romanos y, aunque es probable que los aqueménidas fueran zoroastras, no es seguro, al menos con los primeros monarcas. Las inscripciones de Artajerjes II listan a Ahura Mazda, Anahita y Mitra, invocan la protección de todos ellos en sus proyectos de construcción, lo que ha llevado a los académicos del pasado a pensar que el zoroastrismo era politeísta. Sin embargo, una interpretación más precisa sería que, o bien Artajerjes II no era zoroastra o bien que invocaba a Ahura Mazda como el único dios verdadero y a Anahita y Mitra como emanaciones protectoras de una sola deidad.

Fire Temple
Templo de fuego
Diego Delso (CC BY-SA)

Sea como sea, el estatus de Mitra como protector del orden y de dios omnisciente de la justicia siguió igual que siempre. Ni la religión irania temprana ni el zoroastrismo creyeron en templos para sus dioses, porque consideraban que las deidades eran demasiado poderosas como para ser confinadas en una casa construida por la mano del hombre, de manera que no resulta sorprendente que no se hayan identificado hasta ahora templos dedicados a Mitra (y, de hecho, es sorprendente que haya tantos asociados claramente con Anahita). Mitra habría sido adorado como cualquiera de los demás dioses, en templos de fuego exteriores, donde se honraban los elementos del fuego, el aire, la tierra y el agua (personificados por dioses como Atar, Mitra, Haoma y Anahita). El culto a Mitra o, al menos, la veneración ampliamente difundida del dios como un avatar, debe haber continuado, porque era practicado por los piratas cilicios (un grupo formado por diferentes nacionalidades), cuando fueron reubicados en la Cilicia Campestris, hacia el 66 a. C., por Pompeyo el grande (106-48 a. C.).

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El culto romano a Mitra

Es probable que los piratas cilicios, que al parecer practicaban algún tipo de culto a Mitra, inspiraran el movimiento que pasaría a ser el culto popular a Mitra en Roma. Los soldados romanos de Cilicia, a las órdenes de Pompeyo, habrían recogido los elementos esenciales de dicho culto y los habrían popularizado entre las legiones. El problema con esta teoría, así como con cualquier otra referente al origen del culto a Mitra, es que nadie sabe ni cuándo ni cómo empezó, como se difundió, o incluso cuáles fueron sus creencias.

La afirmación de que los piratas cilicios practicaban el mitraísmo viene de la Vida de Pompeyo, de Plutarco, donde dice que los piratas de Cilicia "celebraban allí ciertos ritos secretos, entre ellos los de Mitra, que ellos instituyeron, siguen en la actualidad" (24.5). Parecería razonable concluir que las prácticas religiosas de los piratas fueron recogidas por los legionarios romanos y difundidas a partir de ahí, especialmente porque el culto a Mitra fue muy popular en el ejército romano.

Statue of Mithras
Estatua de Mitra
Jade Koekoe (CC BY-NC-SA)

Como no está claro, sin embargo, cuáles eran los principios dogmáticos de dicho culto o qué forma adoptaron los "ritos secretos" de los piratas cilicios, no se puede identificar de manera categórica a Cilicia como el punto en el cual el Mitra persa se transformó en el Mitra romano. Sin embargo, lo que está claro es que existen diferencias significativas entre las dos deidades y la forma en que eran veneradas.

El Mitra romano es una deidad solar, guardián de los contratos, el orden y la amistad, muy similar al Mitra persa, pero las similitudes acaban ahí. Esas características, como cualquier otra relativa al culto, provienen de la evidencia física en forma de mosaicos, estatuas y relieves, y de los escritores cristianos, críticos con dicha religión. Los adeptos no dejaron nada escrito, porque eran iniciados en un culto mistérico, es decir, un grupo religioso cerrado que mantenía en secreto sus creencias y rituales, y no estaban autorizados ni interesados en compartir la información con los no iniciados.

Mitra está universalmente representado en el arte como un hombre joven que sacrifica al toro celestial, en un acto interpretado como símbolo de muerte y resurrección. También se lo representa como naciendo de una roca, aguantando una antorcha mientras emerge (haciendo énfasis en su papel como portador de la luz), o disparando una flecha hacia una nube (o una roca) de la cual surge el agua (lo que lo identifica con la vida y la fertilidad). Su culto se mantenía secreto, se realizaba en cuevas o templos subterráneos construidos para parecer cuevas, y a las mujeres no se les permitía unirse al culto. Ninguna de esas iconografías o rituales tiene nada que ver con el Mitra persa. Aun así, tal como puntualiza Hinnells, la gente de la época asociaba al Mitra romano con el dios persa:

El mitraísmo era conocido por sus contemporáneos como "los misterios persas" y se referían al propio Mitra como el "dios persa". Algunos atribuían explícitamente las enseñanzas mitraicas a Zoroastro. El origen persa parece confirmado por algunos de los detalles de los misterios; por ejemplo, se utilizan palabras persas reconocibles, y uno de los siete grados de iniciación es el de los persas. (78)

No parece haber dudas de que el mitraísmo romano fue inspirado por el Mitra persa, pero eso no es lo mismo que decir que haya una especie de continuidad desde la religión irania temprana, a través del zoroastrismo, hasta el mitraísmo romano. El mitraísmo era de naturaleza astrológica, se concentraba en la adivinación, la iluminación de la propia vida y la resurrección después de la muerte. Los iniciados pasaban por una serie de pruebas que, una vez superadas, hacían subir al adepto a través de una jerarquía de siete niveles hasta alcanzar el más alto, el de Padre, que era visto como una figura sacerdotal iluminada y protectora. Los iniciados compartían la comida y el culto, y observaban la fiesta del domingo, lo que fue uno de los principales motivos de crítica de dicho culto por parte de los escritores cristianos, que afirmaban que el mitraísmo copiaba al cristianismo.

Mitra y Jesús

En un giro interesante, esa afirmación sería revertida, siglos más tarde, cuando los intelectuales franceses popularizaron la opinión de que el cristianismo era una copia del mitraísmo y de que Cristo nunca existió. Esa hipótesis ha sido formulada repetidamente en diversas formas, pero sus argumentos esenciales son que Mitra es el modelo para la creación posterior de la figura de Jesucristo y que, igual que el “Jesús posterior”, Mitra nació de una virgen el 25 de diciembre, recibió la visita de los Reyes Magos, tuvo doce discípulos, celebró una "última cena" y murió en una cruz. Sin embargo, ninguna de esas afirmaciones tiene ningún fundamento.

Dos académicos franceses del siglo XVIII, Charles-François Dupuis (1742-1809) y Constantin-François Chassebœuf de La Giraudais, conde de Volney (1757-1820) popularizaron, si no inventaron, la conocida teoría del mito de Cristo. Dupuis era profesor de retórica en el Collège de Lisieux, en París, y de Volney era un filósofo y orientalista. En el fervor de la Revolución francesa de 1789, muchos revolucionarios denunciaron al cristianismo (específicamente al catolicismo) como un mito que había promovido el ascenso de las clases altas, a expensas de las bajas. La obra de 13 volúmenes de Dupuis, de 1794, Compendio del origen de todos los cultos, popularizó las ideas señaladas, aunque todas fueron invenciones de escritores anticristianos y a favor de la Revolución, que expresaban sus propias opiniones.

Head of Mithras
Cabeza de Mitra
Carole Raddato (CC BY-SA)

No hay evidencias de que Mitra, ni Jesús a ese respecto, naciera el 25 de diciembre. Se representa a Mitra como surgiendo de una roca y nunca como un niño, y de ningún modo se lo asocia con haber nacido de una virgen ni con la visita de ningún Mago. Mitra nunca se representó con discípulos, no celebró ninguna “última cena” y no murió crucificado; de hecho, no existe ninguna imagen de la muerte de Mitra.

El hecho de que las afirmaciones de Dupuis y de Volney sean falsedades categóricas no ha evitado que escritores y críticos anticristianos las sigan citando, desde su publicación en 1872 hasta la actualidad. En los últimos años, esas invenciones han sido popularizadas por Zeitgeist: The Movie (2007), basada en su primera parte en el libro La conspiración de Cristo: La mayor ficción de la historia, de S. Acharya (seudónimo de Dorothy Milne Murdock, 1960-2015) y el documental irreverente Religulous (2008), en el que el escritor de comedias Bill Maher repite esas afirmaciones como verdades obvias y bien establecidas.

Conclusión

La veneración del Mitra persa, como se ha indicado, continuó en el período sasánida, en el cual se fundó el sistema de creencias del zorvanismo (a menudo referido como una secta herética del zoroastrismo). El zorvanismo mantenía que el dios supremo era Zorvan, el tiempo infinito, y Ahura Mazda y Angra Mainyu eran seres creados. Siendo así, todos los demás dioses también eran creaciones, casi del mismo nivel de Ahura Mazda, y por tanto se los podía venerar como deidades con todas las letras.

El profeta Mani (216-274 d. C.), fundador de la religión del maniqueísmo, residió como invitado en la corte del rey sasánida Sapor I (r. 240-270 d. C.), donde desarrolló su concepto del Mitra maniqueo (tal como hizo, probablemente, con la mayor parte de su religión). En el maniqueísmo, Mitra es interpretado como la figura de un salvador, portador de la luz y el orden, lo que mantziene dos de sus características esenciales conocidas desde antes.

Tras la caída del Imperio sasánida a manos de los árabes musulmanes en el 651 d. C., los persas recogieron los textos zoroástricos que no habían sido destruidos por los invasores y huyeron a la India. Allí establecieron su propia comunidad, que floreció, y donde Mitra sigue siendo venerado en sus rituales religiosos en la actualidad. Cuando un sacerdote zoroastra es iniciado, recibe la maza de Mitra, como símbolo de su responsabilidad de luchar contra las fuerzas del mal y de la oscuridad.

El festival de Mitrakana (también conocido como Mihrigán) se celebra anualmente en honor a Mitra (en el equinoccio de otoño) y la designación correcta de un templo zoroástrico en la actualidad es dar-I Mihr, "la puerta de Mitra". Mitra permanece como un símbolo de la luz y el orden, tal como fue entendido en la antigüedad, lo que lo convierte uno de los primeros dioses venerados en el mundo que se mantiene esencialmente en el mismo rol, por más de 4000 años.

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Sobre el traductor

Antonio Elduque
Soy doctor en Química y trabajo en el sector biomédico. También licenciado en Humanidades, especialmente aficionado a la Historia. Me gusta traducir porque obliga a una lectura lenta y cuidadosa, buscando el sentido del texto más que el significado de las palabras.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark es un escritor independiente y antiguo profesor de filosofía a tiempo parcial en el Marist College de Nueva York. Vivió en Grecia y Alemania y ha viajado por Egipto. Ha sido profesor universitario de historia, escritura, literatura y filosofía.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2020, febrero 11). Mitra [Mithra]. (A. Elduque, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-10029/mitra/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Mitra." Traducido por Antonio Elduque. World History Encyclopedia. Última modificación febrero 11, 2020. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-10029/mitra/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Mitra." Traducido por Antonio Elduque. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 11 feb 2020. Web. 25 abr 2024.

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