Cultura Maya

Definición

Joshua J. Mark
por , traducido por Francisco Soto
Publicado el 06 julio 2012
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Disponible en otros idiomas: inglés, bosnio, francés, portugués
K'inich Yax K'uk Mo (by Charles Tilford, CC BY-NC-SA)
Kʼinich Yax Kʼukʼ Moʼ
Charles Tilford (CC BY-NC-SA)

Los Mayas son un pueblo indígena de México y Centroamérica que ha habitado continuamente las tierras que comprenden los actuales Yucatán, Quintana Roo, Campeche, Tabasco y Chiapas en México, y hacia el sur los territorios de Guatemala, Belice, El Salvador y Honduras. La denominación Maya procede de la antigua ciudad de Mayapán en el estado de Yucatán, que fue la última capital de un Reino Maya en el Periodo Posclásico. El pueblo Maya se autoidentifica por sus vínculos étnicos y lingüísticos comunes, como «Quiché» en el sur o «Yucateco» en el norte (aunque existen muchos otros). Los «Misteriosos Mayas» han intrigado al mundo desde su «descubrimiento» en la década de 1840 por John Lloyd Stephens y Frederick Catherwood pero, en realidad, gran parte de la cultura no es tan misteriosa cuando se estudia y se entiende. Contrariamente a la creencia popular, los Mayas no desaparecieron completamente, y los descendientes del pueblo que construyó las grandes ciudades de Chichén Itzá, Bonampak, Uxmal y Altún Ha siguen existiendo en las mismas tierras que sus antepasados, y continúan practicando, a veces con ciertas modificaciones, los mismos rituales que reconocería un nativo local hace mil años.

Los Orígenes Mayas

La historia de Mesoamérica suele dividirse en periodos específicos que, en su conjunto, revelan el desarrollo de la cultura en la región, y para los fines de esta definición, delimitan el surgimiento y progreso de la Civilización Maya.

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El Período Arcaico: 7000-2000 a.C. — Durante esta época, una cultura de cazadores-recolectores comenzó a cultivar cosechas como el maíz, los frijoles y otros vegetales; y se generalizó la domesticación de animales (sobre todo perros y pavos) y plantas. Durante este periodo se establecieron los primeros poblados de la región, que contaban incluso con lugares sagrados y templos dedicados a diversos dioses. Los poblados excavados hasta ahora están fechados entre 2000 y 1500 a.C.

El Periodo Olmeca: 1500-200 a.C. — Esta época también se conoce como el Periodo Preclásico o Formativo, cuando prosperaron los olmecas, la cultura más antigua de Mesoamérica. Los olmecas se asentaron a lo largo del Golfo de México y comenzaron a construir grandes ciudades de piedra y ladrillo. Las famosas cabezas olmecas sugieren una habilidad muy sofisticada en escultura, y los primeros indicios de prácticas religiosas chamánicas datan de este periodo. El enorme tamaño y extensión de las ruinas olmecas dio lugar a la idea de que la tierra estuvo poblada por gigantes. Aunque nadie sabe de dónde vinieron los olmecas, ni qué pasó con ellos, esta cultura sentó las bases de todas las futuras civilizaciones de Mesoamérica.

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Principal Olmec Settlements
Principales Asentamientos Olmecas
Madman2001 (CC BY)

El Periodo Zapoteco: 600 a.C.-800 d.C. — En la región que rodea a la actual Oaxaca, se fundó el centro cultural ahora conocido como Monte Albán, que se convirtió en la capital del Reino Zapoteca. Los zapotecos estaban claramente influenciados por los olmecas (o incluso emparentados) y, a través de ellos, se difundieron algunos de los elementos culturales más importantes de la región, como la escritura, las matemáticas, la astronomía y el desarrollo del calendario; siendo todo ello perfeccionado por los mayas.

El Periodo Teotihuacano: 200-900 d.C. — Durante esta época la gran ciudad de Teotihuacán pasó de ser una pequeña aldea a una metrópolis de enorme tamaño e influencia. Al principio, Teotihuacán era rival de otra ciudad llamada Cuicuilco, pero cuando esta comunidad fue destruida por un volcán hacia el año 100 d.C., Teotihuacán pasó a dominar la región. Las evidencias arqueológicas sugieren que Teotihuacán fue un importante centro religioso dedicado al culto de una Gran Diosa Madre y su consorte la Serpiente Emplumada. El dios de la Serpiente Emplumada, Kukulkán (también conocido como Gucumatz), era la deidad más popular entre los mayas. Al igual que muchas de las ciudades que ahora yacen en ruinas en todo el sur de América, Teotihuacán fue abandonada en algún momento alrededor del año 900 d.C.

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EL PERIODO DE «EL TAJÍN» (250-900 D.C.) SE CONOCE COMO EL PERIODO CLÁSICO DE LA HISTORIA MAYA y MESOAMERICANA.

El periodo de «El Tajín»: 250-900 d.C. — Este periodo también se conoce como el Periodo Clásico de la historia Maya y Mesoamericana. El nombre «El Tajín» se refiere al gran complejo de esta ciudad en el Golfo de México que ha sido reconocido como uno de los sitios más importantes de Mesoamérica. Durante esta época, los grandes centros urbanos se levantaron por todo el territorio donde los Mayas se contaban por millones. Se desarrolló el importantísimo juego de pelota que llegó a conocerse como Poktapok, encontrándose más canchas de pelota en la ciudad de El Tajín y sus alrededores que en ningún otro lugar de la región. Se desconoce quiénes eran exactamente los habitantes de El Tajín, ya que había más de cincuenta grupos étnicos diferentes presentes en la ciudad, y se ha atribuido su dominio tanto a los Mayas como a los Totonacas.

Temple of the Inscriptions, Palenque
Templo de las Inscripciones (Palenque)
Jan Harenburg (CC BY)

El Periodo Clásico Maya: 250-950 d.C. — Esta es la época que vio la consolidación del poder en las grandes ciudades de los Mayas Yucatecos, como Chichén Itzá y Uxmal. En algunos sitios se observan influencias culturales directas de los olmecas y los zapotecas, así como los valores culturales de Teotihuacán y El Tajín, pero en otros parece haber surgido una cultura totalmente nueva (como en Chichén Itzá, donde, aunque hay muchas pruebas de intercambios culturales, el arte y la arquitectura tienen un estilo muy diferente). Este periodo fue el apogeo de la civilización maya, en el que perfeccionaron las matemáticas, la astronomía, la arquitectura y las artes visuales; y también refinaron y perfeccionaron el calendario. La fecha más antigua registrada en esta época se encuentra en la Estela 29 de la ciudad de Tikal (292 d.C.) y la más reciente es la de una inscripción en la Estela del sitio de Toniná (909 d.C.). Las ciudades-estado de la Civilización Maya se extendían desde Pisté en el norte hasta la actual Honduras.

El Periodo Posclásico: 950-1524 d.C. — En esta época las grandes ciudades mayas fueron abandonadas. Hasta ahora, no se ha determinado ninguna explicación para el éxodo masivo de las ciudades a las zonas rurales periféricas, pero se ha sugerido que fue causado por el cambio climático y la sobrepoblación, entre otras posibilidades. Los toltecas, una nueva tribu en la región, se apoderaron de los centros urbanos desocupados y los repoblaron. En esta época, Tula y Chichen-Itzá se convirtieron en las ciudades dominantes de la región. La concepción ampliamente popular de que los Mayas fueron expulsados de sus ciudades por la invasión española es errónea, ya que las ciudades ya estaban desocupadas en el momento de la incursión (de hecho, los invasores españoles no tenían ni idea de que los nativos que encontraron en la región eran los responsables de los enormes complejos de las ciudades). Los Mayas Quichés fueron derrotados en la Batalla de Utatlán en 1524 d.C. Esta fecha marca tradicionalmente el fin de la civilización maya.

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Cultura Maya

El apogeo de la Civilización Maya en el Periodo Clásico produjo los increíbles avances culturales por los que son popularmente reconocidos. Los Mayas creían profundamente en la naturaleza cíclica de la vida —nada nacía ni moría— y esta creencia inspiró su visión de los dioses y el cosmos. Su visión cosmológica, a su vez, alentó sus esfuerzos creativos en arquitectura, matemáticas y astronomía. Debajo de la tierra estaba el oscuro reino de Xibalbá (traducido como `lugar de miedo') de donde crecía el gran Árbol de la Vida que subía por la tierra y se elevaba hacia los cielos, a través de trece niveles, para llegar al paraíso de Tamoanchan (`lugar del cielo brumoso') donde crecían hermosas flores. Sin embargo, en las creencias Mayas, uno no se moría e iba a un «cielo» o a un «infierno», sino que se embarcaba en un viaje hacia Tamoanchan. Este viaje comenzaba en el oscuro y traicionero inframundo de Xibalbá, donde los Señores que lo habitaban eran más propensos a engañar y destruir un alma que a ayudarla.

Sin embargo, si uno lograba navegar a través de Xibalbá, podía encontrar el camino para ascender a través de los nueve niveles del inframundo, y los trece niveles del mundo superior, hacia el paraíso. Las únicas formas en las que un alma podía evitar Xibalbá y viajar instantáneamente a Tamoanchan eran: al morir en el parto, en una ceremonia de sacrificio, en la guerra, en el campo de juego de pelota, o por suicidio (los Mayas tenían una diosa especial del suicidio llamada Ixtab, que era representada como el cadáver putrefacto de una mujer colgando de un lazo en los cielos). Una vez que se llegaba a Tamoanchan, la felicidad era eterna, pero hay que señalar que se pensaba que este paraíso no existía realmente en el cielo, sino en la tierra. Después de ascender por los trece niveles, no se vivía en el aire, sino en una montaña mística en el planeta. Debido a esta visión cíclica, los Mayas no veían nada malo en los sacrificios humanos. Las personas que se ofrecían a los dioses no «morían», sino que simplemente seguían su camino. Esta creencia cosmológica influyó en todos los aspectos de la Civilización Maya. Los rituales se realizaban regularmente en cuevas, evocando la oscuridad de Xibalbá, y en colinas o templos elevados que simbolizaban las alturas de Tamoanchan.

Tikal Main Plaza
Plaza principal de Tikal
chensiyuan (CC BY-SA)

Las grandes pirámides que caracterizan a tantos sitios Mayas son réplicas de la gran montaña de los dioses conocida como Witzob. La naturaleza cíclica de la existencia humana se refleja en el famoso calendario maya. Las representaciones de los numerosos dioses y diosas se orientan hacia su función de ayudar a las personas cuando atraviesan los ciclos de la vida, o de perjudicarlos. El gran libro religioso de los mayas quichés, el Popol-Vuh, cuenta precisamente esta historia de la naturaleza cíclica de la vida gracias al relato de los héroes gemelos Hunahpú y Xbalanqué y su victoria sobre las fuerzas del caos y la oscuridad simbolizadas por los Señores de Xibalbá. El juego por el que son famosos los gemelos, Poktapok, tiene el mismo propósito.

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El Poktapok era el juego más popular entre los mayas y era mucho más que un simple juego, ya que simbolizaba la lucha humana y reflejaba la forma en que los mayas percibían la existencia. Dos equipos opuestos de siete hombres cada uno se enfrentaban en un campo de pelota y trataban de meter una pequeña pelota de goma a través de un aro vertical fijado a una pared (a veces hasta seis metros de altura, o incluso más) mientras defendían su propia portería. Lo que hace que el juego sea aún más impresionante es que el jugador no podía utilizar las manos ni los pies, sólo las caderas, los hombros, la cabeza y las rodillas. El obispo español Diego de Landa escribió que ver a los mayas jugar al Poktapok era como ver caer un rayo, ya que se movían muy rápido. Durante mucho tiempo se ha creído que el equipo perdedor (o el capitán del equipo perdedor) moría al final del partido, pero los recientes avances en el desciframiento de los glifos mayas, junto con las pruebas arqueológicas, sugieren que podría haber sido el equipo o capitán ganadores los que tuvieran el honor de una muerte rápida y el paso instantáneo al paraíso. Se cree que el juego era un símbolo, no sólo de la victoria de los héroes gemelos sobre la oscuridad, sino de la naturaleza cíclica de la vida. Los mayistas Schele y Matthews afirman que «han surgido muchos mitos modernos sobre el juego de pelota. El más popular dice que los mayas sacrificaban a los ganadores para dar un regalo perfecto a los dioses. No hay pruebas de esta interpretación en ninguna de las fuentes antiguas o históricas» (210). Sin embargo, esto no es del todo correcto, ya que los glifos de muchos campos de pelota, Chichen Itzá por nombrar sólo uno, permitirían la interpretación de que el equipo ganador o el capitán eran sacrificados. Además, los modernos guardianes mayas tanto en Altún Ha en Belice como en Chichen Itzá en Yucatán señalan la esperanza de escapar de la oscuridad de Xibalbá como la razón por la que los ganadores eran ejecutados. Sea cual sea el equipo elegido para morir, y bajo qué circunstancias (ya que los equipos no podían ser sacrificados continuamente porque hay evidencias de equipos «estelares») el juego de pelota tenía un profundo significado para los mayas como algo más que un deporte para espectadores. A medida que se descubren e interpretan más jeroglíficos, se obtiene más información sobre los detalles del juego y la vida de los antiguos mayas en general.

Maya Tikal Glyph
Glifo emblema de Tikal
wikipedia user: Authenticmaya (CC BY-NC-SA)

Jeroglíficos Mayas

La dificultad actual para descifrar los jeroglíficos mayas tiene su origen en las acciones del mismo personaje que, sin saberlo, preservó gran parte de lo que conocemos de la Civilización Maya: el obispo Diego de Landa. Designado a Yucatán tras la conquista española del norte, Landa llegó en 1549 d.C. e inmediatamente se dio a la tarea de erradicar el paganismo entre los mayas convertidos al cristianismo. El concepto de un dios que muere y vuelve a la vida era muy familiar para los mayas por su propia deidad «el Dios del Maíz» y parece que aceptaron fácilmente la historia de Jesucristo y su resurrección. Aun así, Landa creía que había una facción subversiva que crecía entre los mayas y que los estaba seduciendo para que «volvieran a la idolatría» y, al no poder aplastar esta aparente rebelión a través de las vías de la oración y la amonestación, eligió otro método más directo.

El 12 de julio de 1562, en la iglesia de Maní, Landa quemó más de cuarenta códices (libros) mayas y más de 20.000 imágenes y estelas. Según sus propias palabras: «Encontramos muchos libros con estas letras, y como no contenían nada que estuviera libre de superstición y de las artimañas del diablo, los quemamos, lo que lamentaron mucho los indios». Sin embargo, Landa fue más allá y recurrió a la tortura para sacar los secretos de los subversivos entre los nativos y hacerlos volver a lo que él consideraba el verdadero camino de la iglesia. Sus métodos fueron condenados por los demás sacerdotes y fue llamado a España para explicar sus acciones. Parte de su defensa fue su obra Relación de las Cosas de Yucatán, de 1566, que ha conservado gran parte de la cultura que Landa trató de destruir y ha demostrado ser un valioso recurso para comprender la antigua cultura, religión y lengua mayas.

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Sólo tres libros de los mayas escaparon a la conflagración de Maní: el Códice de Madrid, el Códice de Dresde y el Códice de París (llamados así por las ciudades en las que se encontraron muchos años después de ser traídos de Yucatán), que han proporcionado a los estudiosos una gran cantidad de información sobre las creencias de los mayas y, especialmente, sobre su calendario. Los códices fueron creados por escribas que hacían cuidadosas observaciones en astronomía (solo el Códice de Dresde dedica seis páginas a calcular con exactitud la salida y las posiciones de Venus), y sus interpretaciones de los planetas y las estaciones muestran una precisión sin precedentes en otras civilizaciones antiguas. Tan importantes eran sus historias y libros para los mayas que la Leyenda de Zamná y la Planta de Henequén describe a la gran diosa diciéndole al profeta Zamná:

Quiero que elijas a un grupo de familias de mi reino, y a tres de los chilames más sabios, para que lleven los escritos que cuentan la historia de nuestro pueblo, y escriban lo que sucederá en el futuro. Llegarás a un lugar que te indicaré y fundarás una ciudad. Bajo su templo principal custodiarás los escritos y las escrituras futuras.

La ciudad de Izamal fue fundada, según esta leyenda, por Zamná (asociado a la deidad Itzamná) de los Itzaes, que colocó las escrituras sagradas bajo el templo central. Izamal llegó a ser conocida como el sitio de peregrinación más importante del periodo clásico, además de Chichén Itzá. Los chamanes (conocidos como guardianes del día) interpretaban la energía particular del día o del mes para el pueblo, consultándole a los dioses que presidían los distintos meses del calendario maya.

The Caracol, Chichen Itza
El Caracol, Chichén Itzá
Daniel Shwen (CC BY-SA)

Calendario Maya

En el sistema maya funcionan simultáneamente dos calendarios: el Haab', o calendario civil de 365 días en un periodo de 18 meses de 20 días cada uno, y el Tzolkin, o calendario sagrado, de 260 días divididos en tres grupos de meses de 20 días. El Haab' y el Tzolkin funcionan juntos, como engranajes que se entrelazan en una máquina, para crear lo que se conoce como la Ronda del Calendario, pero no pueden dar cuenta de fechas más lejanas en el futuro que 52 días. Para cálculos más largos, los mayas idearon lo que se conoce como el Calendario de Cuenta Larga y es este el que atrajo mucha atención internacional en décadas pasadas respecto al fin del mundo el 21 de diciembre de 2012 d.C. El Calendario de Cuenta Larga comienza el 11 de agosto de 3114 a.C. y entra en su siguiente ciclo (conocido como Baktún) el 21 de diciembre de 2012.

No hay nada en los escritos existentes de los mayas que sugiera algún tipo de cataclismo que acompañe esta transición. El 10 de mayo de 2012 d.C. se informó que el arqueólogo de la Universidad de Boston William Saturno y el estudiante de la Universidad de Boston Maxwell Chamberlain, excavando en el sitio maya de Xultún en Guatemala, descubrieron una habitación de 6x6 pies que data del 800 d.C. que parece haber sido un taller de calendario para los escribas mayas. Las pinturas e inscripciones de las paredes de la habitación muestran que el calendario maya se extendía mucho más allá del año 2012 d.C. y que se entendía que los futuros baktunes ya estaban en marcha en la gran danza cíclica del tiempo. Según David Stuart, experto en jeroglíficos mayas de la Universidad de Texas en Austin, «el Baktún 14 iba a llegar, y el Baktún 15 y el Baktún 16... El calendario maya va a seguir, y va a seguir durante miles de millones, trillones, octillones de años en el futuro».

Cada mes de los años de los calendarios mayas era gobernado por un dios específico y, como estos dioses eran eternos, aseguraban la continuidad de la energía de su mes particular. Como toda la vida se consideraba un ciclo eterno, el concepto occidental de «fin del mundo», tan popular en la ideología cristiana, habría sido un concepto completamente extraño para un escriba maya.

Los Mayas en la Actualidad

En la era moderna, los mayas siguen cultivando las mismas tierras y recorriendo los mismos ríos que sus antepasados, desde el norte de Yucatán hasta Honduras. La afirmación de que los mayas desaparecieron de alguna manera, simplemente porque sus ciudades se encontraron abandonadas, no sólo es inexacta, sino que insulta a los más de seis millones de mayas que mantienen las tradiciones de sus antepasados. Aunque la región se cristianizó en el siglo XVI con la invasión y la inquisición, todavía se observan las antiguas costumbres en un sincretismo del catolicismo europeo y el misticismo maya. El guardián del pueblo sigue interpretando la energía del día y los rituales se siguen realizando en cuevas y colinas. En la isla de Cozumel, los santuarios a la Virgen María y a la diosa Ixchel son intercambiables y, a menudo, uno y el mismo. Se ha aprendido mucho sobre los mayas desde los días en que Stephens y Catherwood exploraron y documentaron las antiguas ruinas, pero, para los mayas que viven hoy en día, nada importante se ha olvidado y el ciclo de la vida continúa.

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Sobre el traductor

Francisco Soto
Francisco es un joven profesor de francés e inglés. Sus intereses incluyen historia, religión y lingüística. Está involucrado en varios proyectos para traducir textos sobre civilizaciones antiguas al español. Sigue ahora con una Maestría en Educación Superior.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark es un escritor independiente y antiguo profesor de filosofía a tiempo parcial en el Marist College de Nueva York. Vivió en Grecia y Alemania y ha viajado por Egipto. Ha sido profesor universitario de historia, escritura, literatura y filosofía.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2012, julio 06). Cultura Maya [Maya Civilization]. (F. Soto, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-11151/cultura-maya/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Cultura Maya." Traducido por Francisco Soto. World History Encyclopedia. Última modificación julio 06, 2012. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-11151/cultura-maya/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Cultura Maya." Traducido por Francisco Soto. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 06 jul 2012. Web. 25 abr 2024.

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