Periodo Tardío de Egipto

Definición

Joshua J. Mark
por , traducido por Rosa Baranda
Publicado el 12 octubre 2016
Disponible en otros idiomas: inglés, árabe, francés
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Head of King Nectanebo I or II (by Osama Shukir Muhammed Amin, Copyright)
Cabeza del rey Nectanebo I o II
Osama Shukir Muhammed Amin (Copyright)

El período Tardío de Egipto (525-332 a.C.) es la era que sigue al Tercer Período Intermedio (1069-525) y precede al breve período Helenístico (332-323 a.C.), cuando Egipto estuvo gobernado por oficiales argéadas instalados por Alejandro Magno antes del ascenso de la dinastía ptolemaica griega (323-30 a.C.).

Esta era se suele ignorar, o a veces se combina con el Tercer Período Intermedio porque, al igual que ese periodo, se suele interpretar como el declive final de la cultura egipcia tras la primera invasión persa en 525 a.C. Aunque es cierto que los persas gobernaron Egipto durante las dinastías XXVII a XXXI, la cultura egipcia se mantuvo viva, y la dinastía XXX le devolvió a Egipto un momento breve de su antigua gloria antes de que los persas regresaran.

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Esta era abarca las dinastías XXVII a XXXI de Egipto, pero la designación se disputa. Algunos estudiosos datan el principio del Período Tardío en mitad de la Dinastía XXV o al principio de la XXVI por varios motivos. Los que eligen la dinastía XXV afirman que hay una clara similitud entre las condiciones sociales y políticas de la época con las del Tercer Período Intermedio de Egipto anterior, mientras que los que citan la dinastía XXVI como el principio del Período Tardío hablan de Psamético I y su unificación de Egipto tras la conquista asiria. El Tercer Período Intermedio fue una época de desunión que carecía de un gobierno central, así que estos estudiosos afirman que el reinado de Psamético I pone fin a ese periodo y da comienzo al siguiente.

Sin embargo, esta afirmación ignora la distinción clara al final de la dinastía XXVI con la primera invasión persa al mando de Cambises II (525-522 a.C.) y el significativo papel que jugarían después los gobernantes persas en la historia egipcia hasta que su imperio fue conquistado por Alejandro Magno, que también tomó Egipto. Datar el Período Tardío antes de 525 a.C. no tiene mucho sentido cuando se tiene en cuenta la uniformidad de otras designaciones de la historia egipcia.

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Los nombres de estas eras (periodo predinástico, periodo arcaico, Imperio Antiguo, Primer Período Intermedio, Imperio Medio, etc.) los crearon los egiptólogos de los siglos XIX y XX d.C. para ayudar a clarificar el estudio de la larga historia del país, y no se eligieron de una manera aleatoria. Hay motivos claros para que una era con un gobierno central fuerte (los «Imperios» o «reinos») se separen de una época de desunión (los «periodos intermedios»).

En cada caso, había una entidad política, social y cultural muy clara prevalente que difería de lo que había habido antes o lo que hubo después. Este mismo paradigma se debería respetar a la hora de hablar del Período Tardío y el único motivo por el que no es así es que el Tercer Período Intermedio muy a menudo se considera el epílogo de la historia egipcia y el período Tardío como una simple extensión triste de un largo declive que acaba con la conquista de Persia de Alejandro.

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El Período Tardío fue una era de grandes logros y fue testigo de una renovación del nacionalismo y orgullo egipcios en un intento de deshacerse del gobierno persa y volver a recuperar su autonomía.

Sin embargo, la resistencia egipcia al gobierno persa es evidente a lo largo de todo el periodo y, lo que es más, Egipto prosperó bajo el gobierno persa porque los sahs persas admiraban la cultura. Algunos líderes egipcios como Amirteo (404-398 a.C.) de la dinastía XXVIII, Nectanebo I (380-362 a.C.) y Nectanebo II (360-343 a.C.) gobernaron el país, comandaron sus ejércitos y se dedicaron a proyectos arquitectónicos que seguían la tónica de los grandes faraones del pasado.

La arquitectura egipcia del Período Tardío recordaba a propósito el grandioso pasado de Egipto y, al igual que en el Primer Período Intermedio, permitió la expresión individual del artista y de cada región en particular en vez de exponer una visión estatal de la obra. Aunque el Período Tardío no puede presumir de la cantidad de monumentos o edificios del pasado, existen igualmente obras impresionantes y los faraones de la dinastía XXX podían comparar sus obras a las de casi cualquier dinastía anterior, puede que a excepción de las dinastías IV, XII y XVIII.

El arte del Período Tardío se inspiró en eras anteriores como los Imperios Antiguo y Medio, pero los artistas tenían una mayor libertad de expresión. Crearon una estatuaria más realista y realizaron obras finas en metales como oro, plata y bronce. Los rituales mortuorios se siguieron realizando de manera más o menos similar y se mantuvieron las creencias religiosas de Egipto.

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Incluso bajo el gobierno persa no se interrumpió la religión egipcia, al contrario de lo que afirman Heródoto y otros escritores griegos, y de hecho los persas alentaban la cultura y la religión egipcias. Lejos de ser un periodo oscuro de opresión y declive, el Período Tardío fue una era de grandes logros y fue testigo de una renovación del nacionalismo y el orgullo egipcios en un intento de deshacerse del gobierno persa y recuperar su autonomía.

La invasión persa de 525 a.C.

Según Heródoto, Cambises II de Persia invadió Egipto por un insulto del faraón egipcio Amassis de la dinastía XXVI. Cambises le escribió a Amassis pidiéndole una de sus hijas por esposa, pero Amassis, que no quería obedecer, le envió la hija de su predecesor Apries. La joven se sintió insultada por esta decisión, especialmente porque por tradición no se entregaban mujeres egipcias a los reyes extranjeros, y, cuando llegó a la corte de Cambises, reveló su verdadera identidad. Cambises acusó a Amassis de enviarle una «esposa falsa» y movilizó a sus tropas para invadir Egipto.

Tanto si la historia es cierta como si no, el Imperio persa habría acabado atacando Egipto de cualquier manera. Los asirios ya habían conquistado el país a finales del siglo VII a.C. y el ejército egipcio había demostrado no estar a la altura de las armas y tácticas superiores de las fuerzas mesopotámicas. Los persas, que estaban expandiendo su imperio, habrían tenido conocimiento de la conquista anterior, de la cultura egipcia y no dudaron a la hora de lanzar a su ejército a la conquista. De hecho, fue el conocimiento que tenía Cambises de la cultura egipcia lo que les brindó la victoria.

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Egyptian Cat
Gato egipcio
Shadowgate (CC BY)

Los persas atacaron el punto de entrada de la ciudad de Pelusio en 525 a.C. y fueron repelidos por las fuerzas a las órdenes del faraón Psamético III. Sin embargo, Cambises sabía que los egipcios adoraban a los animales y en especial a los gatos, así que hizo reunir a todos los animales callejeros y los gatos y los hizo marchar al frente de su ejército. También hizo que sus soldados pintaran en sus escudos la imagen de la diosa egipcia Bastet, que estaba íntimamente asociada a los gatos. Cambises le exigió a Pelusio que se rindiera y los egipcios, que no querían herir a los animales o despertar la ira de Bastet, obedecieron.

El gobierno persa de Egipto

Heródoto representa regularmente a Cambises II como un tirano medio loco, del que dice que destruyó los templos egipcios, mató al toro Apis sagrado y lideró a sus tropas en campañas fútiles y destructivas. La autobiografía del almirante egipcio Wedjahor-Resne, que sirvió bajo Cambises, presenta una imagen muy diferente. Según Wedjahor-Resne, Cambises admiraba la cultura egipcia y él ayudó a su nuevo rey a respetar las tradiciones y las sensibilidades religiosas. Convenció a Cambises de trasladar una guarnición de soldados persas fuera del templo de Neit en Sais, por ejemplo, porque su presencia se consideraba ofensiva para la diosa, y también lo instruyó en otras áreas.

Aunque parece que Cambises aceptó los consejos del almirante, Wedjahor-Resne también habla del sufrimiento de los egipcios bajo su reinado. Muchos egipcios fueron esclavizados por los persas de las clases altas, y otros fueron llamados a filas en el Ejército. Según Heródoto, Cambises envió una expedición a Libia que sucumbió por completo a una tormenta de arena. Este acontecimiento, que hoy en día se suele conocer como «el ejército perdido de Cambises», es probablemente una de las invenciones de Heródoto para mostrar lo mal rey que era Cambises. En general, los escritores griegos tienden a ofrecer retratos muy poco halagadores de los reyes persas. Sin embargo, esta historia se ha aceptado como verdadera durante mucho tiempo y se siguen financiando y lanzando expediciones para encontrar los restos del ejército persa perdido.

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Por otra parte, no cabe duda de que Cambises lanzó una campaña contra Nubia cuando instauró un puesto de comercio en la primera catarata del Nilo, guarnecida con tropas, que se convirtió en un punto de intercambio cultural importante entre mercaderes y soldados egipcios, nubios y persas. Parece ser que el objetivo de Cambises era conquistar la rica ciudad nubia de Meroe, pero al llegar a Nubia se dio la vuelta y regresó a Egipto.

Heródoto dice que Cambises murió de una herida accidental autoinfligida en el muslo. Aparentemente, el rey se apuñaló a sí mismo en el mismo punto de la pierna donde había apuñalado al toro Apis, matándolo. La mayoría de los estudiosos modernos también consideran esta historia ficción, ya que a Heródoto le gustaba ofrecer argumentos morales en sus historias y el tema de un dios que se venga de un mortal presuntuoso aparece varias veces en sus obras. Eso no quiere decir que Cambises fuera un faraón modelo o un gobernante amable, pero a lo mejor no era el lunático que Heródoto quiere presentar.

Cambises murió en 522 a.C., probablemente de camino a aplastar una revuelta en Persia. Un pretendiente al trono dijo ser el hermano de Cambises, Esmerdis, algo imposible porque Cambises ya había matado a su hermano Esmerdis hacía años. El pretendiente, un mago llamado Gaumata, fue asesinado por otro miembro de la corte, Darío, que asumió el trono. Este Darío es más conocido como Darío I el Grande (522-486 a.C.), que lanzó la primera invasión persa de Grecia en 490 a.C. y que fracasó en la batalla de Maratón.

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Darius I as Pharaoh of Egypt
Darío I como faraón de Egipto
Osama Shukir Muhammed Amin (Copyright)

A diferencia de Cambises, Darío prefirió gobernar Egipto remotamente. Tomó el trono del Imperio aqueménida en 522 a.C. y visitó Egipto al menos dos veces, pero prefería mantener Egipto a distancia. A pesar de ello, también admiraba su cultura y dirigió fondos para reconstruir templos dañados y dedicar nuevos. Siguiendo la tradición persa de tolerancia religiosa, Darío honró a los dioses de Egipto con presentes y monumentos. Se lo suele recordar como un gobernante más gentil con Egipto que Cambises.

Su hijo Jerjes I (486-465 a.C.) se sirvió de todos los recursos del Imperio aqueménida para la segunda invasión persa de Grecia en 480 a.C., y Egipto no fue una excepción. La primera parte del reinado de Jerjes se centró casi exclusivamente en vengar el insulto de los griegos en Maratón sometiendo al país entero. Cuando los persas fueron derrotados en Salamina en 480 a.C. y en Platea en 479 a.C., Jerjes perdió todo interés en asuntos exteriores y se concentró en proyectos arquitectónicos e idilios varios con mujeres de la corte. Después subió al trono Artajerjes I (465-424 a.C.), que durante los primeros seis años tuvo que luchar por aplastar la primera gran revuelta egipcia, alentada y ayudada por Atenas, en 460-454 a.C.

La revuelta estuvo liderada por Inaro II (c. 460-454 a.C.) el hijo de Psamético IV, de la antigua dinastía Saíta libia. Puede que fuera Psamético quien ideó la rebelión para recuperar el control de Egipto, pero no llegó a nada. Inaro II, con la ayuda de los atenienses y aliado con Amirteo de Sais, casi consiguió expulsar a los persas del país, pero al final fue derrotado. Lo llevaron encadenado de vuelta a Susa, donde fue ejecutado.

Invasiones persas y las dinastías XXVIII/XXIX

Su revuelta inspiró al nieto de Amirteo de Sais, también llamado Amirteo, a rebelarse contra el gobierno de Darío II (424-404 a.C.) en 411 a.C. Este Amirteo es el fundador, y único rey, de la dinastía XXVIII de Egipto y, aunque se lo recuerda como el rey egipcio que expulsó a los persas del país, en realidad solo controlaba la región del Delta del Bajo Egipto. El Alto Egipto siguió en manos de los persas.

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Después de Darío II vino Artajerjes II (404-358 a.C.), que retuvo el Alto Egipto en su poder. Artajerjes estaba ocupado en gran medida en enfrentar a las ciudades-Estado griegas entre sí e ignoró el problema egipcio hasta 373 a.C., cuando envió un ejército para recuperar el control, pero fue derrotado. Mientras Artajerjes estaba ocupado con los griegos, Amirteo había muerto en una batalla contra un rey rival de la ciudad de Mendes llamado Neferites I (en torno a 398-393 a.C.), que tomó el control de la región del Delta y fundó la dinastía XXIX.

La dinastía XXIX es una de las más efímeras de la historia egipcia y, aunque luchó por redimir el pasado y volver a hacer de Egipto una gran potencia, nunca contó con los recursos necesarios para lograrlo. Neferites I, que gobernó desde su capital en Mendes, realizó algunos proyectos arquitectónicos en el Bajo Egipto, pero nada a la altura de los impresionantes proyectos de los faraones del pasado. Tras él vino Psamutis (en torno a 393-392 a.C.), del que se sabe muy poco, que fue sucedido por Hakor (más conocido como Ajoris, 392-379 a.C.).

Hakor logró lo que sus predecesores no habían logrado en cuanto a proyectos arquitectónicos e hizo varias adiciones al templo de Amón en Karnak. En 385 a.C. los persas lanzaron otra invasión para recapturar Egipto, pero los generales de Hakor lograron repelerla. Después, el faraón regresó a sus proyectos de construcción y a negociaciones varias con potencias extranjeras. A su muerte, subió al trono su hijo Neferites II (en torno a 380 a.C.) que gobernó tan solo cuatro meses antes de que lo matara el rey rival Jeperkara Najtnebef, más conocido como Nectanebo I (379-363 a.C.), fundados de la dinastía XXX.

La dinastía XXX: La última egipcia

Puede que Nectanebo estuviera emparentado con Neferites I pero, aun así, no tuvo ningún problema en deshacerse de Neferites II. Nectanebo I era un general poderoso de la ciudad de Sebennitos y cuando se hizo con el poder trasladó la capital de Mendes allí. Su dinastía duró relativamente poco y fue la última vez que Egipto estaría gobernado por egipcios nativos. Sus proyectos de construcción fueron impresionantes, e incluyen el famoso templo de Isis en File y el Primer Pilono del templo de Amón en Karnak.

Philae Temple, Aswan
Templo de File, Asuán
Dennis Jarvis (CC BY-SA)

En todos los aspectos, Nectanebo I se comportó como un gran faraón de Egipto. Alagó a los dioses con regalos, templos, obeliscos y otros monumentos; contribuyó al desarrollo de Karnak; volvió a nutrir y reforzar el Ejército egipcio y formó alianzas con varias ciudades-Estado griegas. En torno a 374 a.C. los persas volvieron a intentar recuperar Egipto, pero Nectanebo I estaba preparado y fortificó extensamente Pelusio y las orillas del Nilo cerca de la ciudad. Esta medida forzaría a la invasión persa a aproximarse por una rama más complicada del río cerca de la ciudad de Mendes.

La rama mendesiana del Nilo se dejó desprovista a propósito para permitirles pasar a los persas con facilidad a sabiendas de que les llevaría más tiempo llegar a Menfis, que creían que era su verdadero objetivo. Aunque Menfis ya no era la capital de Egipto, seguía siendo un centro cultural y religioso importante y capturarla habría desmoralizado a los egipcios. Los persas estaban comandados por el general griego Ificrates y el comandante persa Farnabazo, y ambos tenían ideas diferentes sobre cómo dirigir la campaña.

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El camino más largo pasando por Mendes exacerbó las diferencias entre ambos de manera que, cuando por fin llegaron, estaban en conflicto. Mientras tanto, Nectanebo I fortificó Menfis para defenderse de ellos y el propio Nilo cooperó en el momento oportuno, inundando la tierra. Esta inundación le otorgaría a Nectanebo I la victoria total y enviaría a las fuerzas persas de vuelta a casa.

Nectanebo I, emulando de nuevo a los faraones del pasado, instituyó la práctica de la corregencia con su hijo Djedhor para evitar problemas de sucesión. A su muerte, Djedhor adoptó el nombre regio de Teos (362-360 a.C.) y empezó inmediatamente a planear una campaña para castigar a los persas. Nectanebo I había animado a otras regiones a rebelarse contra el gobierno persa y Teos creía que los persas estaban suficientemente distraídos con estas rebeliones como para poder tomar la satrapía de Siria-Palestina con facilidad.

Screen Slab of King Nectanebo I
Losa del rey Nectanebo I
Osama Shukir Muhammed Amin (Copyright)

Teos se alió con el general ateniense Cabrias y con el rey espartano Agesilao II para esta campaña pero, como necesitaba dinero, recaudó impuestos del pueblo egipcio y, lo que es más importante, de los sacerdotes y los templos. Estos impuestos fueron muy poco populares y el sacerdocio objetó a la apropiación de su riqueza para una campaña militar que parecía innecesaria. El hermano de Teos, Tjahapimu, vio esta disensión como una oportunidad para hacer ascender a su hijo Najthorhabet al poder y lo alentó a que traicionara a Teos.

Najthorhabet obedeció encantado; la campaña falló cuando este se entrometió entre Teos y Agesilao II, se ganó a la gente y se autoproclamó faraón con el nombre regio de Nectanebo II (360-343 a.C.). Teos huyó para ponerse a seguro con sus antiguos enemigos en Susa, pero por orden de Nectanebo II lo llevaron de vuelta a Egipto y lo más probable es que lo ejecutaran.

Nectanebo II, el último rey nativo de Egipto, superó a Nectanebo I en sus proyectos arquitectónicos y muestras de devoción a los dioses y llegó a encargar obras en más de 100 lugares durante su reinado. Mantuvo una buena relación con Esparta y empleó mercenarios griegos en su Ejército. Al igual que su anterior predecesor, reforzó el Ejército, aseguró las fronteras y mejoró la economía mediante el comercio. De haber tenido más tiempo, y unas circunstancias más favorables, Nectanebo II podría haber sido uno de los faraones egipcios más grandes, pero no tenía la suerte de su lado, ni el tiempo necesario.

En 344 a.C., Artajerjes III (358-338 a.C.) empezó a reunir aliados y fuerzas para reclamar Egipto para el Imperio aqueménida. La campaña se lanzó en 343 a.C. y Nectanebo II, a la cabeza de su ejército, fue derrotado. Huyó al sur, a Nubia, y Artajerjes III reclamó Egipto. Con el tiempo, Nectanebo II se convertiría en una especie de figura legendaria que, en las historias que acabaron formando parte del romance de Alejandro, era el padre secreto de Alejandro Magno. Por supuesto, esta afirmación no tiene base histórica alguna.

El Egipto persa y Alejandro Magno

Después de Artajerjes III subió al trono Artajerjes IV (338-336 a.C.), que solo controlaba el Bajo Egipto. Después de este vino Darío III (336-332 a.C.), que conquistó el Alto Egipto de manera que todo el país quedó bajo el gobierno persa. Al igual que otros reyes persas anteriores, Artajerjes III, Artajerjes IV y Darío III alentaron la cultura y las tradiciones egipcias. Por lo que, aparentemente, la resistencia egipcia podría parecer injustificada. El historiador Marc Van de Mieroop comenta lo siguiente:

¿Por qué se resistieron los egipcios a los persas de tal manera? Muchos historiadores han escrito que estas luchas eran «movimientos nacionalistas» inspirados por un cierto desdén hacia los extranjeros, puede que incluso xenofobia... Probablemente fueron varios los motivos que inspiraron las revueltas, pero es probable que las instigaran las clases altas que habían gobernado Egipto durante el Tercer Período Intermedio y el Período Tardío. Privados de sus puestos con la llegada de la administración persa, algunos lograron meterse en los rangos persas, pero probablemente a otros se les negó la oportunidad. Muchos tenían ascendencia libia y habían mantenido lazos estrechos con esta región. Algunos estudiosos llegan a sugerir que no fueron los egipcios sino gentes del oeste las que dirigieron las revueltas. Puede que encontraran apoyo porque los persas les impusieron aranceles excesivos a los egipcios. (310)

Está claro que las revueltas del Período Tardío no estuvieron ni alentadas ni apoyadas abiertamente por las ciudades-Estado griegas y, para entonces, había una población importante de griegos en Egipto en Náucratis. Náucratis era un centro de comercio importante para los griegos y no resulta difícil imaginar que no estaban contentos con tener que lidiar con su antiguo enemigo, Persia, cuando estaban habituados a comerciar directamente con los egipcios.

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Independientemente de quién estuviera tras las revueltas contra el gobierno persa, la segunda ocupación de Egipto no duró mucho. En Europa, Filipo II de Macedonia (359-336 a.C.) había conquistado las ciudades-Estado griegas y las había puesto bajo el gobierno macedonio. Estaba planeando una gran campaña para conquistar Persia cuando lo asesinaron en 336 a.C. Ya tenía listos todos los recursos que iba a necesitar para la conquista, que quedaron en manos de su hijo, Alejandro.

Alexander the Great & Bucephalus Mosaic
Mosaico de Alejandro Magno y Bucéfalo
Ruthven (Public Domain)

Alejandro Magno se embarcó en su campaña en 334 a.C., derrotó a Darío III en la batalla de Issos en 333 a.C., tomó Siria en 332 a.C. y Egipto en 331 a.C. Fundó la ciudad de Alejandría en el antiguo puerto de Racotis en el mar Mediterráneo, dibujó los planes básicos y dejó su desarrollo en manos de sus administradores. Tras ser proclamado un dio en el oasis de Siwa, Alejandro siguió adelante con la conquista de Persia y dejó Egipto en manos de los macedonios, que empezaron la construcción de Alejandría y la mejora de otras ciudades del Delta. Cuando Alejandro murió en 323 a.C. Egipto pasó a manos del general Ptolomeo I Sóter (323-285 a.C.), que fundó la dinastía ptolemaica, la última en gobernar Egipto antes de pasar a formar parte de Roma.

El Período Tardío señala el fin del gobierno egipcio del país, pero ciertamente no es el final de la cultura egipcia. Los persas, como ya se ha dicho, nunca intentaron suprimir las creencias egipcias y la dinastía XXX alentó un resurgimiento de la gloria del pasado en el arte y la arquitectura. Los ptolomeos siguieron respetando los antiguos rituales y las tradiciones y la cultura egipcia se difundió por todo el mundo antiguo mediante el comercio y las obras de escritores griegos, y posteriormente romanos, que la admiraban.

Los faraones de la dinastía XXX, incluso el efímero Teos, mantuvieron la dignidad de la realeza egipcia en sintonía con el pasado y dejaron sus propios monumentos impresionantes, a la altura de los que se habían construido antes. Por tanto, el Período Tardío se puede considerar como el fin de la autonomía de Egipto, pero no debería verse con el último estertor de la cultura egipcia. Incluso en la actualidad los logros culturales de Egipto siguen causando admiración e incluso asombro y siguen siendo de los más populares y fascinantes de la Antigüedad.

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Sobre el traductor

Rosa Baranda
Traductora de inglés y francés a español. Muy interesada en la historia, especialmente en la antigua Grecia y Egipto. Actualmente trabaja escribiendo subtítulos para clases en línea y traduciendo textos de historia y filosofía, entre otras cosas.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark es cofundador y director de contenido de la World History Encyclopedia. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2016, octubre 12). Periodo Tardío de Egipto [Late Period of Ancient Egypt]. (R. Baranda, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-15280/periodo-tardio-de-egipto/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Periodo Tardío de Egipto." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. Última modificación octubre 12, 2016. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-15280/periodo-tardio-de-egipto/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Periodo Tardío de Egipto." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 12 oct 2016, https://www.worldhistory.org/Late_Period_of_Ancient_Egypt/. Web. 17 jun 2025.

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