Chipre es una gran isla ubicada en el oriental Mar Mediterráneo, al este de Grecia, al sur de Asia Menor, al oeste de Levante y al norte de Egipto. El nombramiento de la ciudad es materia de debate entre los historiadores. Una teoría apunta a que las grandes cantidades de cobre depositadas en la isla le dieron el nombre de Cyprus, ya que la palabra cobre proviene del latín cuprum (el símbolo latino es Cu). Otra teoría se centra en la idea mitológica que propone que el nombre le fue dado por la diosa Afrodita (también conocida como Kyprida), quien nació en la isla.
Chipre siempre ha tenido importancia estratégica. Era un punto estratégico clave para las más grandes potencias en varios momentos de la historia. La isla fue ocupada por los asirios, los egipcios, los persas, los rashindún, los califatos árabes omeyas, los lusignanos, los venecianos, los cruzados, los ingleses y finalmente, los otomanos.
Chipre en la Edad de Piedra
La primera presencia humana en esta isla data del 7000 a. C. Hubo dos pueblos neolíticos importantes, ambos ubicados cerca del pueblo moderno de Limassol: Khirokitia y Kalavasos. Khirokitia tuvo aproximadamente entre 3000 y 4000 habitantes, y fue la primera localidad en crear una comunidad fuerte con casas y organización social. Al final de la era neolítica (c. 3900 a. C.), un grupo de colonos de Palestina fueron a la isla, atraídos por los depósitos de cobre.
Del 3900 a. C. al 2500 a. C., los chipriotas comenzaron a trabajar con el cobre y la isla comenzó a crecer como una potencia económica en el Mediterráneo. Durante este tiempo, hubo gran interacción con los egipcios, especialmente en el arte y el uso de los jeroglíficos por muchos reyes chipriotas.
Chipre en la Edad de Bronce
La Edad de Bronce (c. 2500 a. C. - 1050 a. C.), fue un tiempo tanto de creciemiento como de ocupación extranjera en Chipre. Después del final de la guerra de Troya y debido a la ocupación Doria en Grecia, los griegos micénicos comenzaron a asentarse en la isla de manera permanente (c. 1100 a. C.). Hubo diez reinos micénicos costeros en la isla. Fue entonces cuando los chipriotas comenzaron a sentirse más griegos y adoptaron el idioma y la religión griegas.
La era arcaica chipriota (c. 750 a. C. - 475 a. C.) fue problemática para los habitantes de la isla, pues los asirios, los egipcios y los persas se sucedieron como gobenantes de la isla. Cerca de 709 a. C., Saragon II de Asiria exortó la entrega de impuestos de Chipre a cambio de la independencia de la isla. Para 699 a. C. los asirios estaban involucrados en otros conflictos y tuvieron que irse de Chipre. El faraón Amasis de Egipto usó la misma política que los Asirios, cuando se proclamó reinante de la isla cerca del 560 a. C.
La Chipre clásica
La ocupación completa de la isla llegó con los Persas, cerca del 546 a. C. Los persas llegaron a la isla de una manera muy particular. Cuando escucharon que el rey Ciro de Persia se dirigía hacia el oeste, los reyes chipriotas le mandaron un mensaje, le dieron sus reinados e incluso acordaron brindarle fuerza militar con tal de ayudarlo a conquistar Caria. Ciro aceptó la oferta y a cambio les permitió a los chipriotas acuñar sus propias monedas y tener su propio liderazgo, pero también mandó tropas militares y colonos a Chipre para poder controlar la isla y el Mediterráneo Oriental.
Los persas permanecieron en la isla hasta que Alejandro Magno conquistó el Imperio persa, y al hacerlo liberó a la isla también. Después de la muerte de Alejandro en 323 a. C. la isla se convirtió en parte del Imperio ptolemaico durante el Periodo Helenístico.
Después de la muerte de Alejandro Magno, Chipre pasó a ser gobernada por los ptolemaicos. Aún bajo la influencia griega, Chipre tuvo acceso total a la cultura griega y por lo tanto fue totalmente helenizada.
La Chipre romana
Cuando los romanos se convirtieron en la mayor potencia Mediterránea, Chipre se convirtió en su principal interés por varias razones. Se convirtió en la provincia romana en el año 58 a. C., cuando Marco Cato tomó control de la isla. Chipre sufrió bajo el control de los romanos, así como con su mal manejo y con la cobranza de impuestos tan altos. La isla también sufrió de grandes pérdidas durante la guerra de Kitos (también conocida como la segunda guerra judío-romana) del año 115-117 d. C. El líder judío Artemio asesinó a muchos chipriotas (según se reporta, cerca de 240 000), hasta que fue derrotado por un ejército romano en 117 d. C. Como consecuencia, el Imperio romano aprobó leyes que prohibían la entrada de los judíos a la isla.
Los apóstoles Pablo y Varnavas, junto con el evangelista Marco fueron a Chipre y esparcieron el cristianismo entre los chipriotas. Los chipriotas aceptaron la nueva religión y debido a que la Iglesia de Chipre fue fundada por apóstoles, la iglesia chipriota tuvo y aún tiene el derecho de tener su propio arzobispo: autokefalus.
Después de la división del Imperio romano en mitades que se dividieron entre el mundo oriental y occidental, Chipre estuvo bajo el control del Imperio Romano Oriental (también conocido como el Imperio bizantino). Los emperadores bizantinos prestaron mucha atención a Chipre, debido a su posicionamiento vital en el imperio.
Por desgracia, la posición de Chipre una vez más resultó ser una maldición para la isla: los árabes, en su estrategia por rodear el Imperio bizantino, comenzaron a invadir Chipre, primero en el año de 648/9 d. C., cuando Emir Moabia invadió y destruyó la ciudad de Constanza (la capital de Chipre en ese momento). Lo mismo ocurrió en el año 653, 743, 806 y finalmente en 911 d. C., hasta que el emperador Nicéforo II Focas reconquistó Chipre para el Imperio bizantino (944-966 d. C.).