La comunidad LGBTQ+ en el mundo antiguo

Artículo

Joshua J. Mark
por , traducido por Agustina Cardozo
Publicado el 25 junio 2021
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Disponible en otros idiomas: inglés, francés, húngaro, ruso

En las culturas del mundo antiguo, no había necesidad de denominaciones como LGBTQ+ porque no se observaba ninguna diferencia entre lo que ahora se define como relaciones "homosexuales" y "heterosexuales". No existía una dicotomía "nosotros" y "ellos" que alentara tales etiquetas; solo existía el "nosotros" y a quien uno decidiera amar era asunto suyo.

Red-Figure Toilette Scene
Escena de aseo con figuras rojas
Sailko (CC BY-SA)

El único estigma asociado a las relaciones románticas entre hombres era el estatus de uno mismo y el de su pareja. En Grecia, Roma y otras culturas se consideraba que un hombre libre que "desempeñaba el papel de la mujer" en una relación comprometía su hombría, pero no se pensaba en la relación en sí. Los escritores de la antigüedad suelen pasar por alto la orientación sexual de un individuo, a menos que tenga alguna relación con un acontecimiento que se esté considerando, porque la identidad sexual era un asunto completamente ajeno. En Mesopotamia, la llamada "cuna de la civilización", las relaciones entre personas del mismo sexo eran tan comunes, según se desprende de las obras de arte y de la literatura, que se las representa en pie de igualdad con las del sexo opuesto. El académico Bruce L. Gerig comenta:

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Hacer el amor era una actividad natural que no debía degradarse, creían; y se podía practicar como uno quisiera siempre que no perjudicara a terceros, o se rompiera alguna prohibición (como la prohibición de la actividad sexual en ciertos días y algunas mujeres reservadas para los dioses). De hecho, el erudito William Naphy señala que una característica sorprendente del antiguo Oriente Próximo era "cómo pocas culturas parecen tener una preocupación 'moral' significativa por las actividades entre personas del mismo sexo... la mayoría de las culturas parecían aceptar que los varones pudieran tener relaciones sexuales con otros varones". (8)

Las distinciones relativas a la identidad sexual y las prohibiciones de las relaciones entre personas del mismo sexo solo comienzan a aparecer tras el surgimiento del cristianismo, que rechazó las prácticas asociadas a las creencias religiosas anteriores. No se condenaba entonces una relación entre personas del mismo sexo, sino cualquier actividad en la que participaran los no cristianos, como sacrificar a dioses paganos o asistir a festivales religiosos no cristianos.

Ni siquiera existen palabras en las lenguas antiguas que se traduzcan en los términos actuales "homosexual" y "heterosexual", que no se acuñaron hasta 1869. El término griego arsenokoites, traducido como "homosexual" en la Biblia por primera vez en 1946, nunca existió hasta que San Pablo lo acuñó en sus epístolas I Timoteo 1:10 y I Corintios 6:9. La traducción actual es "camas masculinas" y parece referirse a los hombres que se acostaban con hombres en tradiciones no cristianas, no a las relaciones entre personas del mismo sexo. La ironía de las divisiones actuales sobre la identidad sexual y el llamamiento de ciertos segmentos de la sociedad a una "vuelta a los valores tradicionales" es que las relaciones entre personas del mismo sexo fueron claramente aceptadas, respetadas e incluso veneradas durante más de 2000 años.

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Mesopotamia

Lo que importaba era el estatus de los implicados, y no su sexo.

En la antigua Mesopotamia, los sacerdotes y sacerdotisas de la popular diosa Inanna (más conocida como Ishtar) eran bisexuales y transexuales. Uno de los aspectos de la diosa que se consideraba más asombroso era su capacidad de convertir a los hombres en mujeres y a las mujeres en hombres, el poder de la transformación. Se dice que su dios-padre Enki creó un tercer género, "ni masculino ni femenino", que se convirtió en sirviente de Inanna, su clero. Lo que hoy se denomina género "no binario" fue reconocido hace más de tres mil años como un tercer género creado por la voluntad divina. Los dioses también bendecían las relaciones entre personas del mismo sexo, como se ve claramente en el documento El almanaque de los encantamientos, que contiene oraciones tanto para las parejas opuestas como para las del mismo sexo. Se creía que un hombre que tuviera relaciones sexuales con un hombre de su mismo estatus social traería buena fortuna y prosperidad, mientras que solo podrían surgir problemas de una relación del mismo sexo con alguien por encima o por debajo de su estatus, pero se creía que lo mismo ocurría con las relaciones del sexo opuesto. Este mismo paradigma se aplica a otras culturas antiguas en las que lo que importaba era el estatus de los implicados, y no su sexo.

China

Los chinos, por ejemplo, seguían este mismo modelo en los hombres de clase alta y los monarcas que tomaban amantes masculinos de entre sus cortesanos, pero esto se aceptaba porque el amante de clase alta ennoblecería a la amada de clase baja. Los registros que hacen referencia a las relaciones masculinas del mismo sexo en China se remontan al menos al año 600 a.C., y las parejas del mismo sexo se mencionan en poemas, anécdotas e historias con mayor frecuencia a partir de la dinastía Han (202 a.C.- 220 d.C.). Las relaciones femeninas entre personas del mismo sexo se ignoran en la literatura china, del mismo modo que los historiadores antiguos suelen pasar por alto a las mujeres. Las parejas masculinas se asocian con el aspecto ennoblecedor del amor, por el que tanto el amante como la amada se elevan y mejoran por la asociación. El erudito Louis Crompton, comentando las historias que llegaron a definir las relaciones entre personas del mismo sexo en China, escribe:

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Claramente, estos relatos normativos, si podemos llamarlos así, muestran una aceptación inconsciente de las relaciones entre personas del mismo sexo, una aceptación que iba a persistir en China durante veinticuatro siglos. Contrasta notablemente con el mito que dominaba la imaginación de la cristiandad occidental: la historia de Sodoma con sus terrores sobrenaturales. Pero también son muy distintas de las tradiciones de la antigua Grecia. En lugar de leyendas de abnegación heroica en una sociedad guerrera, tenemos relatos picantes de delicada consideración y ternura. (215)

Uno de estos relatos, La manga cortada, cuenta cómo el emperador Ai de la dinastía Han (que reinó del 7 al 1 a.C.) estaba descansando con su amante Dong Xian, que se había quedado dormido sobre la manga de la túnica de Ai. En lugar de despertarlo, le cortó la manga y salió a hacer la corte en un estado desaliñado. La frase "la manga cortada" pasó a utilizarse para referirse a las relaciones entre personas del mismo sexo, junto con otras que también provienen de historias que ejemplifican la consideración que un amante tiene por su amada.

Woman Spying on Male Lovers
Mujer espiando a amantes masculinos
Unknown (Public Domain)

Japón

Las relaciones entre personas del mismo sexo en Japón también se consideraban ennoblecedoras durante el período pre-Meiji (800-1868) y no solo eran bendecidas sino alentadas por el gran sabio budista Kukai. Kukai (más conocido como Kobo Daishi, "El Gran Maestro") fundó el budismo Shingon en Japón hacia el año 806 y sigue siendo venerado en la actualidad. Contrariamente a la leyenda, no introdujo el concepto de relaciones entre personas del mismo sexo en Japón, ya que se reconocían desde mucho antes. Los japoneses se referían a estas relaciones como nanshoku ("amor de varones" o "colores masculinos"), y fueron legitimadas por la aristocracia y la élite alfabetizada que estaban influenciadas por el modelo de las relaciones chinas entre personas del mismo sexo. Los japoneses consideraban los vínculos románticos y el sexo como una parte natural de la vida, tanto si el objeto del deseo era del propio sexo como del contrario. En la famosa novela de Lady Murasaki, La historia de Genji (c. 1020), el héroe seduce al hermano menor de la mujer a la que intenta cortejar, pero no se lo considera menos por ello, y su evidente bisexualidad preocupa tan poco a la autora que no vuelve a mencionarla.

Egipto

La identidad de género fluida fue reconocida en Egipto a lo largo de su dilatada historia y, como en otras culturas, suscitó poca atención y ninguna condena, excepto cuando un varón de cierto estatus social "desempeñaba el papel de la mujer" en el sexo. El erudito Colin Spencer señala: "La bisexualidad en el varón se aceptaba como algo natural y nunca suscitaba comentarios adversos, pero la homosexualidad pasiva inquietaba a los egipcios. ¿Qué pasaría si un rey mostrara una disposición tan femenina?". (34). El único problema que tenían los egipcios con las relaciones entre personas del mismo sexo era una muestra de debilidad, de feminidad manifiesta, en un varón de cierto estatus. Aunque los egipcios respetaban el poder de lo femenino, como demuestran sus numerosas y poderosas deidades femeninas, no creían que las mujeres mortales pudieran ejercer el poder de forma efectiva (aunque una gran cantidad claramente lo hacía, entre las que se destacó Hatshepsut). En Egipto no existía el concepto de relación "homosexual", solo de relaciones. Cuando se mencionan las relaciones sexuales entre hombres de forma negativa, siempre tiene que ver con que un hombre entrega su poder masculino a otro en el sexo, no en una relación. En el famoso relato de La disputa entre Horus y Set, por ejemplo, no es el acto sexual lo que molesta a los dioses, sino la pretensión de Set de dominar a Horus.

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Mastaba of Niankhkhnum & Khnumhotep
Mastaba de Niankhkhnum y Khnumhotep
kairoinfo4u (CC BY-NC-SA)

Grecia

El culto a la diosa frigia Cibeles y a su consorte Atis floreció en la antigua Grecia hacia el año 300 a.C., y una de sus características definitorias eran las galli (también dadas como gallae), el clero transgénero que se identificaba como femenino. Se cree que el culto se originó en Mesopotamia antes de extenderse por Asia Menor, y los galli pueden haberse inspirado inicialmente en el culto a Inanna y su clero. Sin embargo, mucho antes del año 300 a.C., las relaciones entre personas del mismo sexo eran habituales en Grecia. Platón (428/427-348/347 a.C.) alaba las relaciones entre hombres en varios de sus diálogos, y solo invierte su posición en el último, Las leyes, escrito cuando ya era mayor, y se cree que aquí condena las fuertes pasiones que pueden despertar esas relaciones (las mismas que antes alababa) y los problemas que pueden causar a los implicados.

Los romanos seguían el mismo modelo que los griegos de un hombre mayor, establecido en la sociedad, que cultivaba una relación con un joven en beneficio de este último.

Aristóteles (384-322 a.C.) no se preocupaba por las relaciones entre personas del mismo sexo, excepto, de nuevo, en lo que se refiere a que un hombre renunciara a su masculinidad y desempeñera un papel pasivo en el sexo. El gran filósofo estoico Zenón de Citio (c. 336-265 a.C.) favorecía exclusivamente las relaciones masculinas. El modelo clásico era que un hombre mayor (el erastes, "amante") cortejara y se ganara el afecto de un joven (el eromenos, "amado") que sería cultivado, culturizado y mejorado por la relación. Los espartanos fomentaban las relaciones entre hombres en el Agoge, el programa educativo espartano, ya que se pensaba que los amantes lucharían más eficazmente para impresionar y proteger a su amada. Este paradigma es famoso por la Banda Sagrada de Tebas, una tropa de amantes del mismo sexo, que estuvo invicta en la batalla desde el 371 hasta el 338 a.C. cuando fueron asesinados, todos ellos, en la batalla de Queronea.

Roma

Los romanos seguían el mismo modelo que los griegos de un hombre mayor, establecido en la sociedad, que cultivaba una relación con un joven en beneficio de este último. Al igual que en Grecia, el aspecto sexual de la relación era el menos importante, y tenía que haber un afecto y un respeto genuinos compartidos por ambas partes para que su asociación se considerara honorable. Los hombres romanos casados mantenían regularmente relaciones con amantes masculinos y, como se observaba en otras culturas, el único deshonor o estigma que conllevaba una relación de este tipo era que un hombre de cierta categoría desempeñara un papel pasivo. Esto tenía que ver principalmente con el coito anal y con dejarse penetrar; no se critica ningún otro acto o posición sexual. Se sabe que Julio César (100-44 a.C.) mantuvo relaciones con personas del mismo sexo y se intentó desprestigiar su carácter por asumir el papel pasivo en el sexo. Sin embargo, César era un guerrero y un estadista lo suficientemente formidable como para desestimar estas críticas y seguir conservando su estatura. Entre las relaciones homosexuales comprometidas más famosas de Roma se encuentra la del emperador romano Adriano (que gobernó del 117 al 138 d.C.) y su joven amante Antinoo (c. 110-130 d.C.), pero hay muchas otras registradas y, sin duda, muchas más entre personas de las que ningún historiador se ha preocupado por escribir.

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Roman Erotic Oil Lamp
Lámpara de aceite erótica romana
British Museum (CC BY-NC-SA)

La identificación de género en otras culturas antiguas

Estos mismos paradigmas existían en prácticamente todas las demás culturas del mundo antiguo. En Tailandia, se reconoce un tercer género, conocido como los Kathoey ("damas varones") desde el siglo XIV d.C., aunque es casi seguro que ya existían con anterioridad. En la India, el código legal Manusmriti (c. 1250 a.C.) trata por igual las relaciones entre personas del mismo sexo y las de sexo opuesto, y tanto esta obra como el famoso Kama Sutra (c. 400 a.C.) hacen referencia a un tercer género conocido como Kinnar (también conocido como Hijra). Ambos grupos están marginados en la actualidad, pero no hay nada en los textos antiguos que los estigmatice y, a diferencia de otras culturas, no hay pérdida de estatus por el hecho de que un tercer género desempeñe un papel pasivo.

Las tribus nativas americanas reconocían un tercer género conocido en la actualidad como un "Dos Espíritus" que era a la vez masculino y femenino.

Las tribus nativas americanas reconocían un tercer género conocido en la actualidad como un "dos espíritus" que era tanto masculino como femenino. El término antiguo para este género se ha perdido, ya que muchos aspectos de la lengua y la cultura de los nativos americanos se perdieron con la colonización europea de las Américas, por lo que se trata de una designación moderna. Los dos espíritus eran muy valorados por la comunidad y, al igual que los seguidores de Inanna y Cibeles, se pensaba que los dioses los habían transformado de varones a mujeres. Un niño que se embarcaba en el rito de la búsqueda de la visión para pasar a la edad adulta recibía la visita de una deidad y se le mostraba quién era realmente y, si era elegido como un dos espíritus, volvía a su comunidad y empezaba a vestirse de mujer y a realizar trabajos asociados a los miembros femeninos de la tribu.

En toda África existen diferentes denominaciones para las personas que se identifican y autoidentifican como un tercer género. Entre ellos se encuentran los ashtime que, al igual que los dos espíritus de América, son hombres que se identifican como mujeres y realizan sus tareas tradicionales. Muchos de ellos están casados con hombres y, aunque marginados hoy en día, al igual que los Kinnar y los Kathoey, fueron reconocidos como seres divinamente transformados en el pasado antiguo.

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Conclusión

El primer cambio de este paradigma se produjo con el auge del cristianismo y su intolerancia hacia otras creencias y prácticas anteriores. Una vez que el Imperio romano lo abrazó tras la conversión de Constantino al cristianismo y sus preceptos se entendieron como la verdad última, no hubo lugar para considerar otras narrativas alternativas. Sin embargo, la propia Biblia no condena las relaciones entre personas del mismo sexo y no tiene nada que decir sobre los terceros géneros. Una de las frases más citadas que condenan a las personas LGBTQ+ en la actualidad es Levítico 18:22: "No te acostarás con un hombre como quien se acuesta con una mujer. Eso es una abominación", que no hace más que articular la misma postura que adoptaron muchas culturas antiguas con respecto a que un hombre "hiciera el papel de mujer" en el sexo; no tiene nada que ver con una relación entre personas del mismo sexo.

La historia de Sodoma y Gomorra del Libro del Génesis también se cita habitualmente en los ataques a la comunidad gay, pero incluso los Padres de la Iglesia, como San Ambrosio (fallecido en 397 d.C.), entendieron que el pecado de los habitantes de las ciudades era un incumplimiento de las normas de hospitalidad, que no tenía nada que ver con la identidad sexual. Otro pasaje bíblico famosamente malinterpretado, Romanos 1:24-27, advierte de que las personas que se dedican a los tipos de ritos y rituales de los seguidores de las religiones paganas, como las orgías sagradas y la prostitución sagrada, serán entregadas a sus lujurias por Dios y abandonadas y, de nuevo, no tiene nada que ver con la identidad sexual. Cualquier traducción de la Biblia que fomente el entendimiento de que lo divino está condenando las relaciones entre personas del mismo sexo es una interpretación errónea de la obra.

Sodom and Gomorrah Afire
Sodoma y Gomorra en llamas
Jacob de Wet II (Public Domain)

Las relaciones entre personas del mismo sexo en todas las culturas recibieron un impacto negativo al principio por el cristianismo y los misioneros cristianos antes de que ese mismo tipo de intolerancia religiosa fuera difundida por el Islam e incluso por credos como el budismo, que, como se ha señalado, inicialmente fomentaba las relaciones entre personas del mismo sexo. Este tipo de intolerancia nace y se alimenta de la ignorancia y el miedo que perpetúan las sociedades y comunidades que intentan preservar lo que consideran "valores tradicionales" sin entender que entre los más básicos de esos valores está el amor y el respeto por otras personas. Comenta Spencer:

La sexualidad existe en toda su profundidad y complejidad, independientemente de cómo la sociedad intente controlarla o guiarla. Algunos dirían que es la mayor fuerza dentro de nosotros y quizás por eso mostramos tanto miedo a ella, continuando con el sometimiento y la domesticación, a menudo cuando no hay necesidad. El "sexo descontrolado" está ligado en nuestras mentes a la barbarie, a la decadencia del tejido de la civilización, quizás a nuestra propia evolución. Quizá por eso, durante tantos siglos, la sociedad ha reservado su mayor censura moral a los comportamientos sexuales poco ortodoxos. Qué historia tan diferente habríamos tenido si la "moral" se hubiera preocupado exclusivamente de lo humana y tolerante que era una sociedad, en lugar de estar obsesionada con la forma de tener un orgasmo. (11)

La comunidad LGBTQ+ permaneció marginada durante casi 2000 años hasta la última parte del siglo XX, cuando los individuos empezaron a reivindicar su derecho a vivir tan libremente con su propia identificación sexual como cualquier otra persona. En Estados Unidos, la rebelión de Stonewall del 28 de junio de 1969 en el Stonewall Inn de Greenwich Village (Nueva York) fue el acontecimiento fundamental que animó a la comunidad LGBTQ+ a salir de las sombras y exigir sus derechos civiles. El ejemplo de los luchadores por la libertad del Stonewall Inn, que se resistieron a un sistema legal injusto y prejuicioso que seguía manteniéndolos marginados y atemorizados, inspiró a otros en todo el mundo a emularlos en la exigencia de una aceptación por parte del mundo moderno que los antiguos otorgaron libremente.

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Sobre el traductor

Agustina Cardozo
Agustina es traductora pública (inglés/español), uruguaya, con estudios avanzados de Lingüística. Sus áreas de experiencia como traductora son la traducción biosanitaria y la traducción jurídica. Le interesan la Historia y las humanidades en general.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark es un escritor independiente y antiguo profesor de filosofía a tiempo parcial en el Marist College de Nueva York. Vivió en Grecia y Alemania y ha viajado por Egipto. Ha sido profesor universitario de historia, escritura, literatura y filosofía.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2021, junio 25). La comunidad LGBTQ+ en el mundo antiguo [LGBTQ+ in the Ancient World]. (A. Cardozo, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1790/la-comunidad-lgbtq-en-el-mundo-antiguo/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "La comunidad LGBTQ+ en el mundo antiguo." Traducido por Agustina Cardozo. World History Encyclopedia. Última modificación junio 25, 2021. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1790/la-comunidad-lgbtq-en-el-mundo-antiguo/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "La comunidad LGBTQ+ en el mundo antiguo." Traducido por Agustina Cardozo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 25 jun 2021. Web. 27 abr 2024.

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