Jenófanes de Colofón (c. 570 – c. 478 a.C.) es conocido como uno de los filósofos presocráticos de la Grecia antigua, así llamados porque preceden a Sócrates (que vivió en torno a 470/469 - 399 a.C.), reconocido como el padre de la filosofía occidental. Los presocráticos iniciaron la investigación filosófica en la Grecia antigua empezando en el siglo VI a.C. con Tales de Mileto (vivió en torno a 585 a.C.), que se entiende fue el primero que preguntó: «¿De qué "cosa" básica es el universo?» (Baird, página 8). Al hacer esta pregunta, Tales se estaba apartando del entendimiento cultural que proclamaba que los dioses habían creado el mundo y lo sustentaban. Parece que Tales había creído que había otra respuesta natural a la creación del mundo y cómo continuaba funcionando.
Tales sostenía que la primera causa de la existencia era el agua porque esta podía asumir diferentes formas de materia (calentada se convertía en vapor; congelada se convertía en hielo). Sus investigaciones inspiraron a su discípulo Anaximandro (c. 610 – 546 a.C.) a continuar el mismo rumbo. Anaximandro creyó que la primera causa era el ápeiron o «infinito e indeterminado», una fuerza cósmica creativa que continuamente juntaba a los opuestos para crear nuevas formas. Sus esfuerzos inspiraron a Anaxímenes, posiblemente su discípulo, a sugerir que el aire era la primera causa ya que sustentaba la vida y, como el agua, también era capaz de tomar diferentes formas.
Por medio de esta progresión, los presocráticos se apartaron de una investigación de la fuerza (o materia), lo cual inició la existencia de una exploración más amplia y profunda de cómo vivir mejor nuestra vida ejemplarizada en las obras de Platón (c. 428/427 a 348/347 a.C.) y de su discípulo Aristóteles de Estagira (c. 384 a 322 a.C.), quien estableció la base de la filosofía occidental.
Las contribuciones de todos los presocráticos encontrarían con el tiempo un lugar en las visiones de Platón y de Aristóteles, pero, aparte de la forma final de la filosofía de la Grecia antigua, estas contribuciones merecen ser estudiadas por sí mismas. Uno de los más innovadores e imaginativos de estos pensadores es el visionario Jenófanes de Colofón, quien fue el primero entre ellos en sugerir que el entendimiento cultural de los dioses de Grecia era errado y que había un solo Dios, diferente a todo lo que los humanos podían concebir, que había creado el mundo y le permitía continuar funcionando como lo hacía.
Jenófanes viajó y escribió extensamente, pero todo lo que sobrevive de sus obras son fragmentos preservados en los escritos de filósofos e historiadores posteriores. Conocido principalmente como el primero de los filósofos presocráticos en proponer la existencia de un Dios, diferente a los humanos en todos los aspectos, Jenófanes también tuvo el don de poeta en su habilidad de captar la enormidad de una experiencia o concepto en imágenes simples y en pocas palabras.
La mayoría de los fragmentos que se presentan más abajo tienen que ver con el asunto de los dioses tal y como se los imaginaban los contemporáneos de Jenófanes y, en ellos, uno reconoce al escritor y filósofo con infinito sentido común y claridad. Rechazando las ideas populares de la época de que los dioses inmortales eran tan capaces de violación y robo como cualquiera de los humanos más viles, Jenófanes esperaba elevar la visión de sus prójimos al introducir un Dios que estaba sobre todas las cosas humanas y, especialmente, era superior a los peores impulsos inherentes a la naturaleza humana.
Tras dejar su ciudad natal de Colofón cuando tenía 25 años, Jenófanes continuó viajando y escribiendo hasta pasados los 92 años de edad. Se cree que debió haber producido un impresionante conjunto de obras durante ese tiempo, no sólo por su larga vida, sino también porque él específicamente declara que sus escritos perdurarán al ser transmitidos a través de las generaciones futuras «y nunca morirán siempre y cuando estos tipos de cantos griegos sobrevivan». La mayor parte de su obra, como hemos mencionado, se ha perdido, pero aquellas partes que continúan existiendo están entre los mejores pasajes de poesía griega antigua. Un ejemplo de esto puede verse claramente en el Fragmento 22:
Conviene, en esta estación invernal, decir estas cosas junto al fuego,
Echado sobre un lecho blando, satisfecho,
Mientras se bebe dulce vino y se come garbanzos:
¿quién eres y de dónde, entre los hombres, vienes?
¿qué edad tenías cuando llegó el medo?
Jenófanes.Los filósofos presocráticos. (Traducido por C. Eggers Lan y V.E. Juliá. DK 22; Gredos Vol.1, página 305)[1]
Se cree que el Fragmento 22 se refiere a la invasión meda de Jonia en el 546/545 a.C., la cual desplazó a muchos y destruyó innumerables vidas. También se ha interpretado como una referencia a la invasión persa de Grecia en el 480 a.C. por Jerjes I (reinó de 486 a 465 a.C.) del Imperio aqueménida (en torno a 550-330 a.C.) quien fue derrotado en el 479 a.C., pero a costa de una inmensa pérdida de vidas. Las invasiones anteriores de los medos y las posteriores de los persas fueron eventos catastróficos en las vidas de los griegos que pasaron por ellas, pero en vez de enfocarse en la tragedia obvia o ensalzar las virtudes de los caídos, Jenófanes, en una simple pregunta, les pide a sus lectores que recuerden el evento por sí mismos. Como toda generación, en cualquier cultura, tiene su propia ‘invasión persa’, este fragmento, como muchos otros de Jenófanes, todavía resuena hoy.
Jenófanes puede haber sido el fundador original de la Escuela eleática del monismo, atribuida a Parménides de Elea (c. 485 a.C.), quien pudo haber sido su discípulo. Parménides afirmaba que toda la realidad estaba hecha de la misma esencia esencial y que era una sola, indivisible, y que lo que la gente entendía como «cambio» era una ilusión debido al sentido de la percepción. La esencia esencial de todas las cosas vivientes era uniforme, afirmaba Parménides, y aunque los humanos entendían la vida como una serie de cambios, estos eran solamente apariencias temporales que no tocaban la forma subyacente de lo que constituía la realidad.
Esto está en conformidad con la visión de Jenófanes ya que él afirmaba que había un solo Dios, mayor que cualquiera de las visiones antropomórficas de los dioses de Grecia, que creó y mantenía a toda su creación por medio de la operación de su voluntad. El Dios de Jenófanes era significativamente diferente a los dioses aceptados por los griegos ya que parecía haber sido comprendido como puro espíritu, o razón, una entidad inteligente cuya brillantez y energía creativa sobrepasaban con creces la habilidad de la mente humana a comprenderlo.
Fragmentos de Jenófanes
Como se ha mencionado, el gran conjunto de las obras de Jenófanes no sobrevivió hasta la Edad Moderna y todo lo que queda son fragmentos que han sido estudiados por eruditos, junto con cualquier cosa que escritores posteriores han informado sobre él, para reconstruir los eventos de su vida y su filosofía. Los siguientes fragmentos, en los que sólo se da una parte de las obras existentes, provienen de la Biblioteca Clásica Gredos 12, Los filósofos presocráticos:
…y en primer lugar conviene que varones prudentes canten himnos a dios con mitos piadosos y discursos puros. Después de haber ofrecido libaciones y orado para poder hacer las cosas justas —pues esto es lo que más se acostumbra—, no es insolencia beber hasta el punto en que pueda volver a casa sin ayuda de un siervo, si no se es anciano […] Entre los varones es de alabar aquel que tras beber, manifiesta cosas nobles, según le permiten la memoria y el esfuerzo por la virtud, pero no se ocupa en luchas de Titanes ni de Gigantes ni tampoco de Centauros, ficciones de los antiguos, o en disensiones violentas, en las que nada útil hay; siempre, en cambio, es un bien tener consideración a los dioses (DK 1; Gredos páginas 298, 300-301).
Pues desde antiguo todos han aprendido de acuerdo con Homero… Homero y Hesíodo han atribuido a los dioses todo cuanto es vergüenza e injuria entre los hombres: robar, cometer adulterio y engañarse unos a otros. Han narrado muy a menudo acciones injustas de los dioses. Pero los mortales creen que los dioses han nacido y que tienen vestido, voz y figura como ellos. Pero si los bueyes, (caballos) y leones tuvieran manos pudieran dibujar con ellas y realizar obras como los hombres, dibujarían los aspectos de los dioses y harían sus cuerpos, los caballos semejantes a los caballos, los bueyes a bueyes, tal como si tuvieran la figura correspondiente ⟨a cada uno⟩. Los etíopes ⟨dicen que sus dioses son⟩ de nariz chata y negros; los tracios, que ⟨tienen⟩ ojos azules y pelo rojizo (DK 10-16; Gredos páginas 293-295).
Un único dios, el supremo entre dioses y hombres, ni en figura ni en pensamiento semejante a los mortales. Todo ⟨él⟩ ve, todo ⟨él⟩ piensa, todo ⟨él⟩ escucha. Pero sin trabajo, con la ⟨sola⟩ fuerza de la mente, hace vibrar a todas las cosas. Permanece siempre en el mismo ⟨lugar⟩ sin moverse, ni le conviene emigrar de un lado a otro. De la tierra nacen todas las cosas, y en la tierra terminan las cosas (DK 23-26; Gredos páginas 286-297).
Todos hemos nacido de tierra y agua (DK 33; Gredos página 306).
No hay ni habrá un varón que haya conocido lo patente o haya visto cuantas cosas digo acerca de dioses y de todo. Pues aunque llegara a expresar lo mejor posible algo acabado, él mismo no lo sabría; la conjetura, en cambio, ha sido asignada a todos. Que estas cosas sean conjeturadas ⟨de modo que⟩ se asemejen a las verdaderas (DK 34-35; Gredos página 306).
(Traducidos por C. Eggers Lan y V.E. Juliá.)[2]
Conclusión
La afirmación de Jenófanes de que había sólo un Dios, haciendo caso omiso del politeísmo reconocido durante su época, parece ser sorprendente, especialmente si uno considera el hecho de que la impiedad («asebeia») o la irreverencia a los dioses era considerada un crimen que merecía la pena de muerte. Parecería que Jenófanes evitó el conflicto con las autoridades religiosas al presentar su filosofía en forma poética y fraseando su concepto de un solo dios como «hay un solo dios, el supremo entre dioses y hombres», lo cual dejó abierta la interpretación de que quizás se estaba refiriendo a Zeus, el rey de los dioses olímpicos.
Es interesante considerar cómo Jenófanes llegó a su conclusión de que la primera causa era una sola deidad, diferente del entendimiento de los dioses con los cuales creció, o por qué él se alejó del camino habitual de los filósofos presocráticos anteriores que mantenían que la primera causa era un elemento o fuerza cósmica que ocurría naturalmente. Esto podía ser, porque se sabe que viajó extensamente, a que estuviera expuesto a la religión del zoroastrismo de la Persia antigua, la primera creencia religiosa monoteísta en el mundo que se estableció y fue desarrollada, y que llevó el concepto de un dios único, todopoderoso, al regresar a Grecia.
Su afirmación respecto a un dios, quizás debido a la presentación poética de la afirmación, nunca se desarrolló en la Grecia antigua. La religión politeísta de los griegos continuaría hasta el ascenso del cristianismo, el cual socavó entonces sus dogmas básicos y reemplazó el sistema de creencias de esa cultura. Aún así, Jenófanes es considerado como un visionario por haber reconocido un paradigma completamente extraño a su cultura y experiencia previa y por el poder de su imaginación al moverse más allá de las barreras culturales para darse cuenta de las posibilidades que sus contemporáneos ni siquiera podían concebir.
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Edilsa Sofía es una antigua diplomática y educadora, especialmente interesada en las Artes y los asuntos culturales. Además de otros grados, tiene una maestría en traducción literaria.
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.
Mark, Joshua J.. "Jenófanes, el filósofo poeta visionario."
Traducido por Edilsa Sofia Monterrey. World History Encyclopedia. Última modificación enero 18, 2012.
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Mark, Joshua J.. "Jenófanes, el filósofo poeta visionario."
Traducido por Edilsa Sofia Monterrey. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 18 ene 2012. Web. 13 oct 2024.
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Escrito por Joshua J. Mark, publicado el 18 enero 2012. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.