Revuelta de los campesinos

Definición

Mark Cartwright
por , traducido por Agustina Cardozo
Publicado el 23 enero 2020
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Disponible en otros idiomas: inglés, afrikáans, francés, portugués
Richard II & the Peasants' Revolt (by Unknown Artist, Public Domain)
Ricardo II y la Revuelta de los campesinos
Unknown Artist (Public Domain)

La Revuelta de los campesinos, también conocida como la Gran Revuelta, fue un levantamiento popular que ocurrió en Inglaterra en junio de 1381 sin mucho éxito. Entre los líderes de la rebelión se encontraba Wat Tyler, querían cambios sociales masivos que incluían la eliminación del impuesto de capitación y del límite a los salarios laborales, la redistribución de la riqueza de la Iglesia y la abolición total de la servidumbre.

La revuelta comenzó en el sureste de Inglaterra y luego se extendió a Londres y otros lugares. Aunque deseaban un cambio social, los rebeldes no querían destituir al rey Ricardo II de Inglaterra (que reinó del 1377 al 1399). La revuelta duró solo cuatro semanas y fue aplastada por Ricardo, primero mediante la negociación y luego con una despiadada persecución de los cabecillas. Las consecuencias de la revuelta fueron, por tanto, limitadas, pero se eliminó el impuesto de capitación, no se aplicaron estrictamente las restricciones a los salarios del trabajo y los campesinos continuaron la tendencia a comprar la libertad de la servidumbre y convertirse en agricultores independientes.

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Causas de la revuelta

La Revuelta de los campesinos de junio de 1381 fue el levantamiento popular más infame de la Edad Media y fue causada por un descontento latente en Inglaterra que se remontaba a mediados del reinado de Eduardo III de Inglaterra (1327-1377) y a la llegada de la peste negra en 1348. Sin embargo, fue el sucesor de Eduardo, Ricardo II de Inglaterra, quien tuvo que lidiar con el caos cuando el descontento generalizado se convirtió en una rebelión total.

Las principales causas de la Revuelta de los Campesinos fueron:

  • un nuevo impuesto de capitación aplicable a todos los campesinos, independientemente de su riqueza (el tercer impuesto de este tipo desde 1377).
  • la limitación por ley de los salarios, después de que los costos de la mano de obra aumentaran drásticamente tras la peste negra.
  • propietarios sin escrúpulos que intentan volver a convertir a los trabajadores libres en siervos (también conocidos como villanos) para ahorrar dinero en salarios.
  • un sentimiento general de explotación por parte de las autoridades locales en una época de declive económico.

El impuesto de capitación de tres grañones (equivalente a un par de días de trabajo), que se aplicaba a cualquier persona mayor de 15 años (solo los mendigos estaban exentos) y que, a diferencia de otros impuestos, no tenía en cuenta la capacidad de la persona para pagarlo. Para más inri, este tercer impuesto electoral era tres veces más alto que los dos anteriores. El campesinado estaba acostumbrado a los impuestos: Eduardo III había impuesto 27 durante su reinado, en gran parte para pagar sus costosísimas campañas militares contra los franceses durante la Guerra de los Cien Años (1337-1453). Ricardo también necesitaba dinero para continuar la guerra contra Francia, cuyos barcos piratas hacían estragos en el Canal de la Mancha, pero ahora la gente estaba harta. También había otros problemas.

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March, Les Très Riches Heures
Marzo, Las muy ricas horas
Limbourg Brothers (Public Domain)

El costo de la mano de obra había aumentado drásticamente a raíz de su escasez tras la peste negra de 1348, lo que significaba que muchos siervos ahora podían cobrar por su trabajo. Eduardo III había impuesto leyes que restringían la cantidad que un trabajador podía ganar cada día, y había castigos estrictos para los que no cumplían. Muchos terratenientes intentaron sortear el problema haciendo que sus trabajadores se convirtieran de nuevo en siervos, de modo que ahorraban en sus salarios. Sin embargo, la idea de que uno no necesariamente nace para llevar una vida de servidumbre para otro era difícil de disipar, y la gente era muy consciente de que los grandes terratenientes, los abogados y los funcionarios conspiraban en un sistema que mantenía a los pobres en su lugar para beneficio propio. Incluso se difundió una rima que expresaba el descontento de los plebeyos por no recibir el mismo trato que los terratenientes:

When Adam delved, and Eve span,
Who was then the gentleman?

(Cuando Adán cavó y Eva tejió,
¿Quién era entonces el señor?)

Así, las creencias cristianas se utilizaban para apoyar la idea de que todos los hombres eran iguales, o al menos merecían ser tratados con respeto. A la inversa, la Iglesia medieval como institución también era considerada responsable de muchos de los males de la sociedad. Muchos plebeyos consideraban que los funcionarios y las instituciones eclesiásticas, especialmente las grandes abadías, no habían sido muy complacientes cuando la peste negra se abatió sobre ellos y fueron tan rapaces a la hora de extraer sus derechos y diezmos como cualquier otro tipo de terrateniente.

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La peste negra había matado entre el 30 y el 50% de la población en las zonas que había azotado, lo que significaba que algunos campesinos habían podido comprar su propio pedazo de tierra para cultivar, ya que los precios de la tierra se desplomaron y no había suficiente gente para trabajarla. Estos campesinos terratenientes se llamaban yeomen. Además, la drástica caída de la población había afectado a los pequeños comercios y a los artesanos porque sus clientes se habían evaporado. Estos hechos pueden explicar por qué fue en las zonas más acomodadas del reino donde estalló la revuelta (Anglia Oriental y Kent) y por qué fue un fenómeno que no se limitó al campo.

The Plague by Arnold Bocklin
«La Peste» de Arnold Böcklin
Arnold Böcklin (Public Domain)

El estallido de la violencia

La revuelta comenzó en mayo-junio de 1381 en el sureste de Inglaterra, donde los inspectores de impuestos reales estaban investigando por qué las devoluciones de impuestos habían sido sorprendentemente bajas. Estos inspectores se encontraron repentinamente con la oposición por sus demandas de pago del impuesto electoral que el Parlamento había aprobado en noviembre de 1380. Hubo funcionarios y sheriffs secuestrados y asesinados. Bandas de rebeldes recorrieron la campiña a caballo, incendiando los señoríos y destruyendo sus registros, un claro indicador del deseo de los campesinos de acabar con el señorío. Los registros públicos de Maidstone, Rochester y Canterbury ardieron en llamas. Los cabecillas parecían ser pequeños agricultores en mejor situación económica y entre ellos se encontraban párrocos y alguaciles. No se trataba de una revuelta de los pobres absolutos, sino de los plebeyos que tenían algo que perder. La Corona envió hombres de armas para que se ocuparan de las zonas problemáticas, pero eran demasiado pocos y muchos fueron asesinados.

la revuelta tuvo Dos líderes: Wat Tyler de Maidstone y el sacerdote demagogo John Ball.

La Revuelta tuvo dos líderes: Wat Tyler de Maidstone, tal vez un antiguo soldado del que no tenemos detalles ciertos, y el sacerdote demagogo John Ball, que de manera radical buscaba una mayor igualdad en la sociedad. Ball ya había visto el interior de una prisión varias veces por su predicación extrema. El cronista medieval Jean Froissart, (c. 1337 - c. 1405) registra que Ball señaló con frustración que:

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[Los señores] van vestidos de terciopelo y camlet forrado de ardilla y armiño, mientras que nosotros vamos vestidos de tela burda. Ellos tienen los vinos, las especias y el buen pan: nosotros tenemos el centeno, las cáscaras y la paja, y bebemos agua. Ellos tienen refugio y facilidad en sus finas mansiones, y nosotros tenemos penurias y trabajo, el viento y la lluvia en los campos. Y de nosotros debe venir, de nuestro trabajo, lo que los mantiene en el lujo.

(citado en Gies, 198)

En consecuencia, con un liderazgo, auténticos agravios y un marco ideológico para justificar sus acciones, los disturbios se convirtieron en una rebelión a gran escala con una misión: enfrentarse al Rey y conseguir que las cosas cambiaran. Sin embargo, es importante señalar que los rebeldes no querían derrocar al rey y sus miembros incluso juraron lealtad al "Rey Ricardo y a los verdaderos Comunes". Los rebeldes marcharon a Londres el 11 de junio, causando muchos estragos en su camino, donde se les unió gente de la ciudad igualmente descontenta, lo que demuestra que la revuelta no era simplemente de los trabajadores feudales. En Londres, hacía tiempo que existían rivalidades entre ricos y pobres, facciones de la Iglesia, gremios medievales, comerciantes nativos y extranjeros, y aprendices y sus amos, y todas estas divisiones se verían ampliadas por la revuelta. Algunos cronistas señalaron que los rebeldes contaban ahora con más de 60.000 personas, todo ello mientras el ejército del rey estaba en Escocia.

Las demandas de los campesinos

Cuando la muchedumbre llegó a Londres el 13 de junio, siguió saqueando y asesinando. Los abogados, los extranjeros y los pequeños funcionarios de la Corona fueron algunos de los grupos a los que se dirigieron las viejas rencillas que dieron lugar a actos de venganza gratuitos. Los prisioneros fueron liberados y los culpables de crímenes fueron ahorcados por los tribunales populares. Una turba incendió el palacio de los Saboya y asesinó a quienes quiso.

Aunque solo tenía 14 años, el rey Ricardo salió de la seguridad de la Torre de Londres y con valentía prometió reunirse con los líderes de la protesta en Mile End, un campo en las afueras de Londres. Allí, Ricardo escuchó sus demandas y alegremente prometió satisfacerlas todas, expedir los correspondientes fueros e incluso permitirle a Tyler hacer justicia con cualquier persona que considerara merecedora de castigo. Tyler ordenó entonces el asalto a la Torre de Londres e hizo decapitar al odiado canciller, el arzobispo Simón de Sudbury, en la colina de la Torre. A esto le siguió otro día de saqueos, asesinatos y caos en la capital. Mientras tanto, el rey recibió noticias de que los disturbios se habían extendido hasta el norte de York y que había, o habría, problemas en los condados de Cambridgeshire, Herefordshire, Suffolk y Norfolk.

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Para poner fin al caos, Ricardo volvió a convocar una reunión con los líderes rebeldes, esta vez en Smithfield, a las afueras de Londres, el 15 de junio, para escuchar de nuevo sus quejas. También se aseguró de que las tropas estuvieran preparadas en caso de batalla.

Los participantes en la Revuelta de los campesinos exigieron los siguientes cambios:

  • la abolición total de la servidumbre
  • la derogación de las leyes laborales que limitaban los aumentos salariales introducidas tras la peste negra
  • derechos de pesca y caza para todos
  • mayor participación de los campesinos en el gobierno local
  • la Corona, y no los señores locales, debía ser la única autoridad en los condados
  • la redistribución de las riquezas de la Iglesia, especialmente de las grandes abadías

Estas demandas eran francamente ridículas para la época, pero al menos tenían cierta base en la realidad. La servidumbre ya había sido erradicada en casi todo el país, pero había algunos focos en los que todavía se practicaba. Asimismo, la redistribución de la riqueza de la Iglesia fue una idea defendida por el teólogo John Wycliffe (c. 1325-1384), uno de los líderes del movimiento cuyos seguidores se conocieron como "lolardos". El movimiento de los "lolardos", que quizá deriva su nombre de la palabra latina para "oración" (o de la palabra holandesa despectiva para "murmurar"), hacía hincapié en que cualquiera podía rezar en privado, una idea que amenazaba el monopolio de la Iglesia y sus designados como puente entre la humanidad y Dios. Wycliffe incluso quería que la gente pudiera leer la Biblia por sí misma, por lo que hizo una traducción del latín al inglés, pero se le prohibió publicar su obra en Inglaterra.

El sucesor de Ricardo, Enrique IV de Inglaterra (que reinó del 1399 al 1413), quiso mantener el statu quo y persiguió a los lolardos hasta que el movimiento prácticamente desapareció. No obstante, siguió existiendo un fuerte sentimiento anticlerical entre los manifestantes de la Revuelta de los campesinos, ya que la Iglesia era vista no solo como avariciosa, sino como proveedora de fondos al Papa, un extranjero que apoyaba al gran enemigo Francia. Por último, había algo de verdad en la idea de que los señores locales estaban extrayendo más de lo que debían de sus propiedades, y existía la sensación de que el rey estaba siendo engañado y mal servido por ciertos funcionarios como el canciller y duques como Juan de Gante, duque de Lancaster (1340-1399).

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Limbourg Brothers (Public Domain)

En Smithfield, tras la presentación de las demandas, las cosas pudieron tomar un cariz muy feo cuando William Walworth, el alcalde de Londres se adelantó y mató a Wat Tyler, quizás pensando que Tyler le iba a hacer daño al rey. En cualquier caso, Tyler había sido irrespetuoso con el rey al escupir agua a sus pies. Cuando la multitud se adelantó, Ricardo se interpuso entre ellos y declaró con valentía:

Señores, ¿quieren matar a su rey? Soy vuestro legítimo capitán, y seré vuestro líder. Que todos los que me aman, me sigan.

(Citado en Jones, N., 75)

Ricardo empleó entonces la muy utilizada táctica de hacer un montón de promesas extravagantes que no tenía intención de cumplir, como la de conceder a todos los implicados indultos reales. Estas promesas fueron suficientes para evitar más disturbios, y la multitud se disolvió, escoltada fuera de Londres por la milicia de la ciudad.

Las consecuencias de la Revuelta

Ricardo, totalmente despiadado, se encargó de colgar a unos 150 rebeldes, tantos que hubo que construir nuevas horcas para ello. La cabeza de Wat Tyler fue expuesta en el puente de Londres. A partir de entonces se produjeron otros brotes menores de rebelión, pero fueron aplastados sin piedad y sus cabecillas fueron ejecutados como traidores. Tal como el rey declaró audazmente: "Villanos sois, y villanos seguiréis siendo". Todo este asunto fue quizás el punto álgido del reinado de Ricardo, ya que a partir de entonces las cosas fueron cuesta abajo. El joven rey, antes admirado, resultó ser una gran decepción y terminó sus días con un breve encarcelamiento y una misteriosa muerte.

Sin embargo, al final se produjeron cambios sociales en Inglaterra, como ya se había visto antes de la Revuelta. Se eliminó el impuesto de capitación, no se aplicaron rigurosamente los límites a los salarios de los trabajadores y los siervos siguieron comprando su libertad. Cabe destacar que la ley y los registros legales ya no eran utilizados por los terratenientes para imponer una obligación de trabajo, sino para demostrar que un trabajador había comprado legítimamente su libertad y podía transmitir sus tierras a sus descendientes.

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Sobre el traductor

Agustina Cardozo
Agustina es traductora pública (inglés/español), uruguaya, con estudios avanzados de Lingüística. Sus áreas de experiencia como traductora son la traducción biosanitaria y la traducción jurídica. Le interesan la Historia y las humanidades en general.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor a tiempo completo. Se interesa especialmente por el arte, la arquitectura y por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones en World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2020, enero 23). Revuelta de los campesinos [Peasants' Revolt]. (A. Cardozo, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-18757/revuelta-de-los-campesinos/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Revuelta de los campesinos." Traducido por Agustina Cardozo. World History Encyclopedia. Última modificación enero 23, 2020. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-18757/revuelta-de-los-campesinos/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Revuelta de los campesinos." Traducido por Agustina Cardozo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 23 ene 2020. Web. 19 abr 2024.

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