Micenas era una ciudad fortificada del Bronce tardío situada entre dos colinas en la Argólida en el Peloponeso, en Grecia. La acrópolis hoy en día data de entre los siglos XIV y XIII AEC, cuando la civilización micénica estaba en su apogeo en cuanto a poder, influencia y expresión artística. Micenas, junto con la cercana Tirinto, ha sido declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
En la mitología
Según la mitología griega, la ciudad fue fundada por Perseo, que le dio el nombre o bien en honor a la vaina de su espada (mykes) que se cayó al suelo y se consideró como un buen augurio, o bien porque encontró un manantial cerca de un champiñón (mykes). Perseo fue el primer rey de la dinastía de los perseidas, que acabó con Euristeo, conocido por instigar los doce trabajos de Hércules. La siguiente dinastía fue la de los Atreides, cuyo primer rey, Atreo, se considera tradicionalmente que reinó en torno a 1250 AEC. Se cree que Agamenón, hijo de Atreo, no solo fue rey de Micenas sino de todos los griegos aqueos y que lideró la expedición a Troya para recapturar a Helena. En el recuento que Homero hace de la guerra de Troya en la Ilíada, Micenas (o Mykene) se describe como una "ciudadela bien fundada", "de anchas calles" y como "la Micenas dorada", esta última descripción respaldada por la recuperación de más de 15 kilos de objetos de oro sacados de las tumbas de fosa de la acrópolis.
Contexto histórico
Situada sobre una colina rocosa, a unos 40 o 50 metros de altura, dominaba la llanura circundante hasta el mar, a 15 km de distancia. Micenas abarcaba 30.000 metros cuadrados y se ha sabido de ella a lo largo de la historia, aunque la sorprendente ausencia de referencias literarias sugiere que puede que estuviera enterrada, al menos en parte. Las primeras excavaciones las empezó la Sociedad arqueológica de Atenas en 1841 EC, y después las continuó Heinrich Schliemann en 1876 EC, quien descubrió los magníficos tesoros del Círculo de Tumbas A. Las excavaciones arqueológicas han demostrado que la ciudad tiene una historia mucho más antigua que la descrita en la tradición literaria griega.
Habitada desde el neolítico, no fue hasta en torno a 2100 AEC que aparecieron las primeras murallas, la cerámica (incluidas las importaciones de las islas Cícladas) y las primeras tumbas de fosa con bienes funerarios de mayor calidad. Todo esto, en conjunto, sugiere una mayor importancia y prosperidad en el asentamiento.
A partir de en torno al 1600 AEC, hay indicios de la presencia de una élite en la acrópolis: cerámica de alta calidad, murales, tumbas de fosa y un aumento de los asentamientos circundantes en los que se construyen tolos. A partir del siglo XIV AEC se construye el primer complejo palaciego a gran escala (sobre tres terrazas artificiales), al igual que la célebre tumba tolos, el Tesoro de Atreo, una construcción monumental circular con un falso arco, una altura de 13,5 metros y 14,6 metros de diámetro; la entrada consiste en un pasillo amurallado sin techo de 36 metros de largo y 6 metros de ancho. Hay fortificaciones, de grandes bloques de piedra labrada, que rodean la acrópolis (de las que todavía se puede ver el muro norte); estructuras para manejar las inundaciones, como presas; calles, tablillas de Lineal B y un aumento de las importaciones de cerámica, cosa que encaja bien con las teorías de una expansión micénica contemporánea por el Egeo. Todo esto ilustra que la cultura estaba en su apogeo.
Arquitectura
La gran estructura palaciega construida alrededor del salón central, o Megaron, es típica de los palacios micénicos. Otras características incluyen un salón secundario, muchas habitaciones privadas y un complejo de talleres. La piedra decorada y los frescos, junto con una entrada monumental, la Puerta del León (una entrada cuadrada de 3 x 3 metros con un dintel de 18 toneladas coronado con dos leones heráldicos de 3 metros de altura y un altar de columna), aumentan el esplendor general del complejo. La relación entre el palacio y el asentamiento circundante y entre Micenas y otras ciudades del Peloponeso se ha discutido mucho entre los expertos. No hay indicios arqueológicos concretos, pero parece probable que el palacio fuera un centro de poder político, religioso y comercial. Ciertamente, los bienes funerarios de gran valor, las tablillas administrativas, las importaciones de alfarería y la presencia de depósitos de materiales preciosos como bronce, oro y marfil sugieren que el palacio era, como mínimo, el centro de una próspera red comercial.
El primer palacio fue destruido a finales del siglo XIII, probablemente a causa de un terremoto, y fue reparado posteriormente (de mala manera). Se añadió una escalera monumental, la Puerta Norte, y una rampa a la acrópolis y se extendieron las murallas para incluir el manantial Perseia dentro de las fortificaciones. El manantial recibía el nombre del fundador mitológico de la ciudad y solo se podía llegar a través de un impresionante túnel de falso arco (o syrinx) con 86 escalones que descendían 18 metros hasta llegar al agua. Algunos eruditos dicen que estas adiciones arquitectónicas son prueba de la preocupación por la seguridad y por una posible invasión. Este segundo palacio fue destruido, y esta vez se perciben indicios de un incendio. Se llevó a cabo cierta reconstrucción, y los hallazgos de cerámica sugieren que se recuperó cierto grado de prosperidad brevemente antes de que otro incendio acabara con la ocupación de la zona hasta un breve renacimiento en la época helenística. Con el declive de Micenas, Argos se convirtió en la potencia dominante de la región. Las razones para la desaparición de Micenas y la civilización micénica están muy discutidas; algunas sugerencias incluyen un desastre natural, la sobrepoblación, disturbios sociales y políticos internos o la invasión de tribus extranjeras.
Artefactos
Algunos hallazgos célebres de Micenas son cinco magníficas máscaras mortuorias de oro batido, una de las cuales Schliemann atribuyó incorrectamente a Agamenón, diademas de oro, anillos grabados, copas y un ritón de cabeza de león. La calidad de la artesanía y la riqueza de la "dorada Micenas" también quedan atestiguadas en un magnífico ritón de bronce y oro en forma de cabeza de toro, grandes espadas y dagas de bronce con ricas incrustaciones de escenas en las hojas, en esculturas de marfil y en fragmentos de frescos.