Cuatro mujeres de la Revolución francesa

Artículo

Harrison W. Mark
por , traducido por Agustina Cardozo
Publicado el 27 marzo 2023
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Disponible en otros idiomas: inglés, francés, portugués

La Revolución francesa (1789-1799) pretendía desmantelar la sociedad opresiva del antiguo régimen y construir un nuevo mundo basado en los principios de "Libertad, Igualdad, Fraternidad". Este impulso de cambio social dio lugar a un floreciente movimiento feminista en París, ya que surgieron mujeres líderes que defendían tanto las causas revolucionarias como las feministas.

Club of Patriotic French Women in a Church
Club de mujeres patriotas francesas en una iglesia
Chérieux (Public Domain)

Antes de la Revolución, las mujeres eran consideradas ciudadanas "pasivas", incapaces de actuar políticamente y cuyas decisiones debían ser tomadas por los hombres. En Francia, como en otras sociedades occidentales contemporáneas, esta era una de las justificaciones que se daban para la subordinación de las mujeres a los hombres; antes de la Revolución, las mujeres apenas tenían derechos y se esperaba de ellas poco más que que fueran buenas esposas y madres. Como ocurrió con muchos aspectos de la sociedad, estos roles tradicionales de género fueron cuestionados durante la Revolución francesa.

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Las mujeres se hicieron oír a través de panfletos y tomaron las calles, crearon sus propios clubes políticos y milicias exclusivamente femeninAs.

Las mujeres demostraron su propia capacidad política instigando y liderando algunos de los momentos clave de la Revolución; por ejemplo, la Marcha de las Mujeres a Versalles y el asesinato de Marat por Charlotte Corday fueron momentos que ejemplificaron la capacidad de acción de las mujeres que se consideraban patriotas. Hicieron oír su voz a través de panfletos y periódicos e incluso salieron a la calle, creando sus propios clubes políticos y milicias exclusivamente femeninas. Este movimiento feminista revolucionario se vio obstaculizado por los jacobinos en 1793 y fue revertido por el Código Napoleónico en 1804, que confirmó el estatus de las mujeres como ciudadanas secundarias.

Las cuatro mujeres de las que se habla en este artículo llegaron a ser influyentes en la política revolucionaria. Algunas promovieron los derechos de la mujer de manera deliberada, mientras que otras lo hicieron como una consecuencia secundaria de su celosa participación en la Revolución en general. Las dos primeras, Germaine de Staël y Olympe de Gouges, eran mujeres de letras que expresaban sus ideales con pluma y papel, organizando debates políticos con las élites y los intelectuales de París en sus salones. Las dos últimas, Pauline Léon y Théroigne de Méricourt, fueron organizadoras, ambas formaron sus propios clubes políticos y participaron en algunas de las acciones más importantes de la Revolución. Estas son sólo cuatro mujeres cuyo liderazgo influyó en la Revolución francesa e impulsó la causa feminista en uno de los momentos más importantes y volátiles de la historia de los derechos humanos.

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Germaine de Staël

Anne Louise Germaine de Staël-Holstein (22 de abril de 1766 - 14 de julio de 1817), más conocida como Madame de Staël, fue una escritora, teórica política y salonnière suizo-francesa que alcanzó prominencia política durante la Revolución. Nacida como Germaine Necker, era hija del popularísimo ministro de Finanzas Jacques Necker y de la salonnière Susanne Curchod. Germaine fue educada en el salón de su madre, donde conoció las obras de los filósofos de la Ilustración Jean-Jacques Rousseau y el barón Montesquieu. En 1786 se casó con un diplomático sueco, el barón Erik Magnus Staël von Holstein, y ese mismo año terminó su primera obra en tres actos. En 1788, de Staël saltó a la fama al publicar un libro muy apreciado sobre Rousseau, titulado Cartas sobre las obras y el carácter de J.J. Rousseau. En el momento de la publicación del libro, solo tenía 22 años.

Portrait of Madame de Staël
Retrato de Madame de Staël
Marie-Éléonore Godefroid (Public Domain)

Con el estallido de la Revolución en 1789, de Staël se implicó políticamente; aunque legalmente no podía ocupar cargos políticos, asistía con frecuencia a las reuniones de la Asamblea Nacional y llegó a conocer a muchos de los diputados electos. Abrió su propio salón en la embajada sueca en París, donde recibió a numerosos nobles franceses, dignatarios extranjeros e influyentes figuras políticas. Las cenas que celebraba en su salón y en su casa eran frecuentadas por personajes como el marqués de Lafayette, Thomas Paine, Thomas Jefferson y Sophie de Condorcet; estas cenas de moda contribuyeron a dar forma al discurso público revolucionario en París. De Staël se deleitaba recibiendo a personas de todo el espectro político y ganándolas para su bando gracias a su carisma personal y a sus refinadas habilidades para el debate.

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Durante la primera fase de la Revolución, de Staël fue considerada una radical, partidaria de la implantación de una monarquía parlamentaria basada en el modelo de Gran Bretaña, pero a medida que la Revolución avanzaba en una dirección cada vez más radical, de Staël descubrió que sus posiciones se alineaban más con la facción moderada girondina. En el verano de 1793, los jacobinos extremistas llegaron al poder y expulsaron a los girondinos del gobierno. Aunque en un principio el estatus diplomático de su marido la protegió de las detenciones, la escalada del Reinado del Terror obligó a de Staël a huir a Coppet (Suiza). Allí siguió escribiendo sobre la política francesa, y en un momento dado defendió el carácter de la reina María Antonieta, recientemente ejecutada, argumentando en parte que su vilipendio había estado ligado a su condición de mujer. De Staël regresó a Francia en 1795, tras la destitución de los jacobinos, pero tuvo que exiliarse de nuevo en 1804, ya que se había convertido en una abierta opositora de Napoleón Bonaparte. De Staël viajó entonces por Alemania, se involucró en el movimiento romántico europeo y entabló amistad con Lord Byron, antes de regresar a París tras la Restauración borbónica en 1815.

Olympe de Gouges

Otra destacada mujer de letras francesa fue Olympe de Gouges (7 de mayo de 1748 - 3 de noviembre de 1793), dramaturga y activista. Nacida en Montauban, en el suroeste de Francia, de Gouges se trasladó a París en 1768 y publicó su primera novela en 1784. Aprovechó su nuevo reconocimiento como escritora para defender las causas de los grupos marginados; una de sus primeras obras populares, L'Esclavage des noirs (La esclavitud de los negros) defendía el movimiento abolicionista. Sin embargo, la obra fue clausurada tras solo tres representaciones, ya que la trata de esclavos llenaba los periódicos de malas críticas y pagaba a personas para que interrumpieran las representaciones. En 1788, de Gouges escribió un ensayo titulado Reflexiones sobre los hombres negros, en el que relacionaba los horrores del colonialismo y la esclavitud con los gobiernos autocráticos y las monarquías. Sus ideas abolicionistas le valieron amenazas y ataques públicos, no solo por parte de los grupos de presión favorables a la esclavitud, sino también de quienes creían que las mujeres no debían estar en el teatro. De Gouges se mostró desafiante y escribió que estaba decidida a triunfar a pesar de sus enemigos.

Olympe de Gouges
Olimpia de Gouges
Alexander Kucharsky (CC BY-SA)

En 1789, los revolucionarios franceses formaron la Asamblea Nacional Constituyente, que se puso manos a la obra para redactar una nueva constitución ilustrada para Francia. Como preámbulo a esta futura constitución, la Asamblea adoptó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, uno de los documentos de derechos humanos más significativos de su época. Sin embargo, las feministas como de Gouges no pudieron evitar darse cuenta de que la declaración negaba a las mujeres el derecho a la ciudadanía y seguía siendo vaga en el tema de otros derechos de la mujer. En desafío, de Gouges empezó a firmar sus cartas como "citoyenne" (la forma femenina de ciudadana).

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En 1791, escribió una respuesta oficial a la declaración titulada "Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana". Su versión se hacía eco de la declaración original punto por punto, con la diferencia de incluir a las mujeres en los derechos que solo se habían concedido a los hombres. De Gouges causó controversia al dedicar su texto a María Antonieta, a quien describió como "la más detestada de todas las mujeres", y al declarar que la Revolución solo podría alcanzar su pleno potencial cuando las mujeres tomaran conciencia de su "deplorable condición". "Mujeres, despertad", escribe de Gouges en la posdata, "el tañido de la razón resuena en todo el universo: reconoced vuestros derechos". Los escritos de De Gouges causaron sensación por su tono sarcástico y militante, y le granjearon poderosos enemigos; los jacobinos detestaban el espíritu burlón de la obra de De Gouges y consideraban que la dedicatoria a la reina era antirrepublicana. De Gouges, al igual que de Staël, estaba alineada con los girondinos y había apoyado inicialmente una monarquía constitucional; tras la caída de los girondinos en el verano de 1793, pidió que se celebrara un plebiscito para que el pueblo pudiera elegir su propia forma de gobierno. Los jacobinos consideraron que de Gouges abogaba por la restauración de la monarquía. Fue detenida, juzgada y guillotinada el 3 de noviembre de 1793.

Pauline Léon

Germaine de Staël y Olympe de Gouges son representativas de la primera fase de la Revolución, guiada por un liberalismo moderado y dirigida por intelectuales burgueses. Pero a medida que la Revolución avanzaba, se fue haciendo cada vez más extremista y militante, a medida que el poder caía en manos de revolucionarias de la clase obrera conocidas como sans-culottes (literalmente, "sin calzones de seda"). En esa época también aparecieron grupos de feministas militantes, entre las que destaca Pauline Léon (28 de septiembre de 1768-5 de octubre de 1838). Léon se había radicalizado desde muy joven; su padre había muerto cuando ella era aún una niña, lo que la obligó a hacerse cargo de la crianza de sus cinco hermanos menores y a ayudar a su madre a dirigir el negocio familiar de fabricación de chocolate. La experiencia enseñó a Léon el valor de la independencia, y también le abrió los ojos a las disparidades de la sociedad francesa, en particular a las desigualdades presentes en los roles de género.

Likely Depiction of Pauline Léon
Representación probable de Pauline Léon
 Émile Wattier  (Public Domain)

Léon dio la bienvenida a la Revolución y no tardó en tomar una pica. Participó en la Toma de la Bastilla el 14 de julio de 1789 y estuvo presente en la manifestación antirrealista que fue tiroteada por la Guardia Nacional en la masacre del Campo de Marte dos años después. Léon detestaba a los moderados, mostraba un odio particular hacia Lafayette, y asistía a menudo a las reuniones del radical Club de los Cordeliers. A diferencia de de Gouges, Léon no fue feminista solo por los derechos de la mujer y no luchó necesariamente por la igualdad de género. Sin embargo, era una ferviente creyente en la Revolución y creía que las mujeres debían poder defender la patrie (patria) igual que los hombres. Fue una firme defensora del derecho de las mujeres a portar armas, e incluso habló ante la Asamblea Nacional para pedir la formación de una milicia femenina armada. Esto nunca llegó a materializarse, pero habría sido increíblemente radical, ya que el derecho a portar armas estaba estrechamente asociado a la ciudadanía.

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La Sociedad de Mujeres Revolucionarias y Republicanas abogaba por la igualdad de género y era activa en la extrema izquierda política.

Las opiniones extremistas de Léon coincidían con las de los jacobinos, pero como el Club Jacobino solo admitía miembros masculinos, se vio obligada a formar su propio club político. Junto con su íntima amiga Claire Lacombe, fundó la Sociedad de Mujeres Revolucionarias y Republicanas. La Sociedad abogó por la igualdad de género en la política revolucionaria y fue activa en la extrema izquierda política; colaboró en la insurrección que condujo a la caída de los girondinos el 2 de junio de 1793 y levantó un obelisco para conmemorar la memoria del líder radical Jean-Paul Marat, tras su asesinato el 13 de julio. La Sociedad solicita a la Convención Nacional que obligue a todas las mujeres a llevar la escarapela tricolor, que tiene reminiscencias masculinas. La Convención aprobó el decreto en septiembre, aunque muchas mujeres seguían negándose a llevar la escarapela.

Tras la muerte de Marat, la Sociedad empezó a alejarse de los jacobinos y se alió con un grupo antirrobespierrista llamado los Enragés; Léon se casó con el líder de los Enragés, Theophile Leclerc. Los jacobinos consideraban rivales a los enragés, por lo que la Sociedad entró en conflicto con la Convención Nacional, dominada por los jacobinos; muchos jacobinos también suscribían la idea de que las mujeres no debían participar en política. Por estas razones, el 30 de octubre de 1793 se prohibió oficialmente a las mujeres formar clubes u organizaciones políticas, independientemente de su ideología. La Sociedad de Mujeres Revolucionarias y Republicanas fue disuelta, y la propia Léon fue detenida brevemente, aunque fue liberada tras la caída de Maximilien Robespierre en 1794. Tras su liberación, Léon se retiró de la política para convertirse en maestra de escuela, profesión que ejerció hasta su muerte en 1838, a la edad de 70 años.

Théroigne de Méricourt

Una de las organizadoras más misteriosas de la Revolución fue Théroigne de Méricourt (13 de agosto de 1762 - 8 de junio de 1817), cuya verdadera historia hay que discernir a partir de las numerosas mentiras y rumores que se cuentan sobre ella y que aún hoy persisten. Nació en la ciudad de Marcourt, en la Bélgica actual, en el seno de una familia de campesinos. Las tormentosas relaciones de Théroigne con su padre y su madrastra la llevaron a abandonar su pueblo natal antes de cumplir los 16 años, tras lo cual viajó por Europa como cantante y cortesana. Tuvo una vida agitada incluso antes de su participación revolucionaria y acabó en París en 1789, en vísperas de la Revolución.

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Théroigne de Méricourt
Théroigne de Méricourt
Auguste Raffet (Public Domain)

Théroigne se interesó inmediatamente por los acontecimientos, ya que sus viajes y experiencias le habían hecho simpatizar con los oprimidos. Fascinada por las reuniones de la Asamblea Nacional, decide instalarse en la calle de Noailles, en Versalles, para no perderse ni una sola sesión. Como la participación de las mujeres en los asuntos políticos estaba mal vista, Théroigne solía asistir a estas reuniones vestida con un hábito de montar de hombre y un gran sombrero redondo. Este atuendo se convertiría en su firma. Théroigne era una mujer encantadora, atractiva y franca que no tardó en entablar amistad con algunos de los diputados de la Asamblea e involucrarse en la política. En enero de 1790 cofundó la Sociedad de los Amigos de la Ley, de corta vida, que buscaba una mayor implicación de las provincias en la actividad revolucionaria. Intervino tanto en la tribuna de la Asamblea Nacional como en el Club de los Cordeliers, donde defendió ideales radicales y rápidamente ganó adeptos entre los sans-culottes de París.

La nueva notoriedad de Théroigne y su propensión a vestirse como un hombre la convirtieron en un blanco fácil para los periódicos monárquicos. Se burlaron de ella y la llamaron "la puta de los patriotas", la acusaron de liderar tanto la Toma de la Bastilla como la marcha de las mujeres a Versalles. Aunque participó en la marcha, no la lideró, y no hay pruebas de que estuviera presente en la Bastilla. La prensa sensacionalista la acusó de luchar contra los soldados y de prostituirse ante la Asamblea Nacional para que "cada diputado pueda reivindicar justamente ser el padre de su hijo" (Hamel, 119).

Women Marching on Versailles
Marcha de las mujeres a Versalles
Walter Montgomery (Public Domain)

Estas constantes calumnias afectaron mucho a Théroigne, que regresó a su ciudad natal en mayo de 1790 para alejarse de la política parisina. Desde allí viajó a Lieja, donde fue detenida por las autoridades austriacas, que conocían su exagerada implicación revolucionaria por la prensa monárquica francesa. Acusada de ser una espía enviada para fomentar la insurrección en Bélgica, Théroigne permaneció prisionera durante meses y fue muy maltratada por los guardias. Fue puesta en libertad cuando se determinó que no había pruebas contra ella, pero durante su estancia en prisión había desarrollado importantes problemas de salud, como depresión, migrañas y tos con sangre.

Cuando Théroigne regresó a París en enero de 1792, fue aclamada como una heroína por su calvario a manos de los austriacos y proclamada por los revolucionarios "Amazona de la libertad". Pronunció un discurso en el Club Jacobino, ataviada con su ya famoso hábito de montar escarlata y su sombrero de plumas, con una pistola al cinto y un sable al costado. Théroigne retomó su papel de oradora pública y activista, haciendo campaña por el derecho de las mujeres a portar armas e incluso intentando reclutar una milicia femenina. Es posible que ayudara a coordinar los disturbios del 10 de agosto de 1792, que desembocaron en el asalto al Palacio de las Tullerías y el fin de la monarquía francesa. Fue el punto álgido de su popularidad.

Aunque siguió asistiendo a las reuniones del Club Jacobino, la política de Théroigne pronto se alineó más con los girondinos. Las tensiones entre jacobinos y girondinos se recrudecieron a principios de 1793, y el moderantismo de Théroigne la convirtió en objetivo de los jacobinos radicales. El 15 de mayo de 1793, Théroigne pronunciaba un discurso a favor de los girondinos en el Jardín de las Tullerías cuando fue atacada por un grupo de mujeres simpatizantes de los jacobinos. La desnudaron y la golpearon con crudeza; probablemente solo se salvó de la muerte gracias a la intervención del líder jacobino Jean-Paul Marat. Trágicamente, Théroigne sufrió un grave traumatismo craneal durante la paliza y nunca se recuperó del todo. Su comportamiento se volvió cada vez más errático, hasta el punto de ser declarada demente el 20 de septiembre de 1794. En 1807 fue trasladada al hospital de mujeres de La Salpêtrière, donde permaneció el resto de su vida. Murió en 1817 tras una corta enfermedad.

Conclusión

Germaine de Staël, Olympe de Gouges, Pauline Léon y Théroigne de Méricourt procedían de entornos muy distintos y tenían visiones del mundo muy diferentes; mientras que de Gouges luchó principalmente por los derechos de las mujeres y los esclavos, Léon se comprometió con el feminismo como medio para alcanzar un fin, que era el éxito de la República francesa. Sin embargo, por el mero hecho de ser mujeres con relevancia política, cada una de ellas desafió los roles tradicionales de género al entrar en esa esfera.

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Preguntas y respuestas

¿Quiénes fueron algunas mujeres influyentes de la Revolución francesa?

Algunas mujeres influyentes durante la Revolución francesa son las escritoras Germaine de Staël y Olympe de Gouges, así como las organizadoras Pauline Léon y Théroigne de Méricourt, por nombrar algunas.

¿Qué era la Sociedad de Mujeres Revolucionarias y Republicanas?

La Sociedad de Mujeres Revolucionarias y Republicanas fue una organización política dirigida por mujeres durante la Revolución francesa, cofundada por Pauline Léon y Claire Lacombe. Abogaba por la igualdad de género y se alineaba con la izquierda radical. Inaugurada el 10 de mayo de 1793, se disolvió en septiembre de 1793.

¿Cuál fue el papel de las mujeres en la Revolución francesa?

Las mujeres desempeñaron un papel fundamental en momentos clave de la Revolución francesa. Incitaron y lideraron insurrecciones importantes, como la Marcha de las Mujeres sobre Versalles. También promovieron la causa de los derechos de la mujer a título individual, como las diversas obras de Olympe de Gouges.

Sobre el traductor

Agustina Cardozo
Agustina es traductora pública (inglés/español), uruguaya, con estudios avanzados de Lingüística. Sus áreas de experiencia como traductora son la traducción biosanitaria y la traducción jurídica. Le interesan la Historia y las humanidades en general.

Sobre el autor

Harrison W. Mark
Harrison Mark se graduó de la Universidad Estatal de Nueva York en Oswego, donde estudió historia y ciencias políticas.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, H. W. (2023, marzo 27). Cuatro mujeres de la Revolución francesa [4 Women of the French Revolution]. (A. Cardozo, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2207/cuatro-mujeres-de-la-revolucion-francesa/

Estilo Chicago

Mark, Harrison W.. "Cuatro mujeres de la Revolución francesa." Traducido por Agustina Cardozo. World History Encyclopedia. Última modificación marzo 27, 2023. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2207/cuatro-mujeres-de-la-revolucion-francesa/.

Estilo MLA

Mark, Harrison W.. "Cuatro mujeres de la Revolución francesa." Traducido por Agustina Cardozo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 27 mar 2023. Web. 24 abr 2024.

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