Sociedad de la antigua Roma

Artículo

Joshua J. Mark
por , traducido por Rosa Baranda
Publicado el 23 octubre 2019
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Disponible en otros idiomas: inglés, francés, italiano

Roma comenzó como una pequeña ciudad a orillas del río Tíber en Italia. Las tribus latinas, también conocidas como latini o latianos, ocuparon la región en torno al 1000 a.C., pero la fundación de la ciudad data del año 753 a.C. La familia era el corazón y la base de la sociedad romana, con el padre a la cabeza.

Roma era una sociedad patrilineal (es decir, que la descendencia legítima y la herencia seguía el linaje del padre) que, entre otras muchas deidades adoraba al dios supremo de los cielos, Deus Pater ("Dios padre"), más conocido como Júpiter, que estaba asociado a los caballos, el trueno, el relámpago, las tormentas y el fuego. La deidad masculina como cabeza del panteón reflejaba el valor de la masculinidad por encima de la feminidad en la cultura latina.

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Fresco, Pompeii
Fresco, Pompeya
Mary Harrsch (Photographed at the Museo Archaeologico Nazionale di Napoli) (CC BY-SA)

Ya desde el principio la sociedad era claramente patriarcal, y seguiría siéndolo a lo largo de la historia de la República romana (509-27 a.C.) y el Imperio romano (27 a.C.-476 d.C. en Occidente y 330-1453 en Oriente). Aunque existe la leyenda de que una mujer troyana llamada Roma viajó con el héroe Eneas y fundó la ciudad, el mito fundacional más popular y conocido es el que dice que la ciudad fue fundada en 753 a.C. por el semidiós Rómulo tras matar a su hermano Remo.

Parte de la historia de Rómulo incluye el rapto de las sabinas, que habla de los primeros romanos que secuestraron a mujeres de otras tribus, en particular los sabinos. Estas tribus organizaron un ejército para recuperar a sus mujeres, pero una de ellas, Hersilia, que se había convertido en la esposa de Rómulo, reunió a las demás mujeres para evitar un derramamiento innecesario de sangre e insistieron en quedarse con los romanos. Se cree que esta historia representa, de forma mitológica, el papel vital que tenían las mujeres en la sociedad romana al unir a las familias y mantener relaciones pacíficas entre facciones rivales a través del matrimonio.

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LAS FAMILIAS ESTABLES ERAN EL COMPONENTE MÁS IMPORTANTE DE UNA JERARQUÍA ESTRICTA BASADA EN EL GÉNERO, LA CIUDADANÍA, LA GENEALOGÍA Y EL RANGO CENSAL.

Clases y conflictos

La familia era el núcleo de la sociedad romana y formaba la base de cada comunidad. Las familias estables creaban una sociedad estable y eran el componente más importante de una jerarquía estricta basada en el género, la ciudadanía, la descendencia y el rango en el censo (dónde vivía cada uno y cuánta tierra poseía). En principio el ciudadano se definía como cualquier hombre de más de quince años que fuera miembro de una de las tres tribus originales de los latinos que dictaban las vidas de la gente en lo político y lo social.

Políticamente, había un líder en la cima (el cónsul durante la república, el emperador con el imperio), seguido del senado, los jueces y las asambleas, mientras que en el aspecto social por encima estaba el cabeza de familia o pater familias seguido de su esposa, sus hijos y, en algunas ocasiones, la familia extensa (hermanas solteras, madres viudas o padres ancianos). El patriarcado, en ambas esferas política y social, funcionaba según las reglas del patrocinio: aquellos que estaban en el poder tenían la obligación de cuidar de los que estaban por debajo de ellos. El cónsul, el emperador o el cabeza de familia cuidaban de aquellos a su cargo y cubrían sus necesidades y, a cambio, recibían lealtad y servicio.

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Ancient Roman Society and Social Order
Sociedad y orden social en la Antigua Roma
Simeon Netchev (CC BY-NC-SA)

La sociedad estaba dividida en dos clases: la clase alta de patricios y la clase baja de plebeyos. En un principio, la posición social de ambos y sus derechos bajo la ley estaban rígidamente definidos en favor de la clase alta hasta el periodo caracterizado por el conflicto de los órdenes (en torno a 500-287 a.C.), una lucha de poder entre plebeyos y patricios.

El conflicto de los órdenes empezó cuando los patricios romanos hicieron campaña contra las tribus vecinas por la supremacía de la región y necesitaban hombres para su ejército. En 494 a.C., los plebeyos, que constituían la gran mayoría de las fuerzas de combate, se negaron a servir en el ejército hasta que tuvieran voz en el gobierno. Sus quejas se abordaron en leyes nuevas que les permitían enviar a su propio representante (un tribuno) al senado y, en 449 a.C., en las Doce Tablas, las leyes de Roma que se publicaron para que todo el mundo pudiera verlas y garantizar así que nadie estuviera por encima de la ley.

Antes del conflicto, los plebeyos eran ciudadanos de segunda clase que tenían prohibido casarse con patricios, mientras que, después de 445 a.C., esta ley se cambió y los plebeyos se podían casar con quien quisieran y tenían voz en la política. Para cuando terminó el conflicto de los órdenes, la sociedad romana estaba definida en cinco clases sociales:

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  • Patricios
  • Equites
  • Plebeyos
  • Libertos
  • Esclavos

Aunque tradicionalmente se ha presentado a los patricios como la nobleza terrateniente y a los plebeyos como los pobres sin tierra, es una idea errónea. Sin duda, los patricios conformaban el senado y eran la clase gobernante, pero había muchas familias plebeyas poderosas y, a medida que fue avanzando la historia de Roma, muchas familias patricias perdieron su riqueza y su posición mientras que las fortunas de las familias plebeyas mejoraron notablemente. Básicamente, los patricios eran la aristocracia (había que nacer patricio) mientras que los plebeyos eran todos los demás: un plebeyo no era necesariamente pobre. Los agricultores, los fontaneros, los artesanos, los profesores, los contratistas, los arquitectos y gente de muchas otras profesiones lucrativas formaban todos parte de la clase plebeya.

Roman Toga, Tarragona
Toga romana, Tarragona
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

Los equites (la clase ecuestre, la caballería) eran en un principio los caballeros reales que recibían cierta cantidad de dinero para comprar y cuidar de su caballo en el período de principios de la república y por tanto se asociaron con el comercio. Al final acabaron formando parte de la clase alta que se dedicaba a los negocios. En 218 a.C. se aprobó una ley que prohibía a los senadores dedicarse al comercio porque podía comprometer sus decisiones legislativas. Los equites eran hombres de la clase patricia, socialmente inferiores a la clase senadora, que dirigían los bancos, recolectaban impuestos, operaban la importación y exportación de bienes y administraban las casas de comercio, así como el comercio de esclavos.

Los libertos eran esclavos que habían conseguido comprar su libertad, o cuyos dueños los habían liberado. El liberto (o liberta) se convertía en un cliente de su antiguo dueño y dependía de su patrocinio. Los libertos recibían la ciudadanía, pero no podían ocupar cargos políticos. Sin embargo, los hijos de los libertos tenían plenos derechos como ciudadanos. Los libertos podían trabajar en cualquier trabajo para el que estuvieran cualificados, pero a menudo seguían realizando las mismas actividades que habían realizado para sus señores cuando eran esclavos.

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LAS REVUELTAS DE ESCLAVOS ERAN UN TEMOR PERENNE PARA LOS ROMANOS QUE SE HIZO REALIDAD EN LA REVUELTA DE ESCLAVOS DE ESPARTACO EN 73-71 A.C.

Los esclavos eran la clase más baja de la sociedad: no tenían ningún derecho y se los consideraba propiedad de su señor. La calidad de la vida de un esclavo romano variaba según el señor y el trabajo que tuviera cada uno. La vida en las minas o construyendo caminos era mucho más difícil que la de los esclavos artesanos expertos que trabajaban para otros artesanos o servían a sus señores como tutores o músicos. Aun así, por muy fáciles que parecieran las responsabilidades de un esclavo, este seguía estando sujeto a los caprichos de su señor, que podía golpearlo, o incluso matarlo, por cualquier razón.

Los romanos dependían en gran medida de los esclavos para que llevaran a cabo los trabajos que no querían hacer ellos mismos. Las esclavas servían a sus señoras en todos los aspectos de la vida, ya fuera ayudándolas a bañarse, vestirse y maquillarse o cuidar de los niños, limpiar la casa y ayudar con las compras. Los esclavos servían al señor de la casa de muchas maneras, incluidos el asistente personal, el tutor de los niños, el camarero, el mayordomo, el guardaespaldas o el supervisor de la finca entre otros. En cierto momento los romanos consideraron aprobar una ley que requiriese que los esclavos llevaran cierto uniforme para identificarlos, pero al final decidieron que sería mejor que no porque les daría a conocer cuán numerosos eran y posiblemente alentaría una revuelta. Las revueltas de esclavos eran un temor perenne para los romanos que se hizo realidad en la revuelta de esclavos de Espartaco en 73-71 a.C., revuelta que aterrorizó a los romanos y que se recordaría con temor durante muchos años.

Roman Slaves Relief Slab
Relieve de esclavos romanos
Carole Raddato (CC BY-NC-SA)

La mayoría de los esclavos eran extranjeros capturados en la guerra o hechos prisioneros por esclavistas, pero algunos romanos también se vendían a sí mismos o a sus hijos a la esclavitud como manera de pagar sus deudas. Las familias patricias a veces llegaban a contar hasta con 1.000 esclavos en una finca pequeña y más en otras, y estos esclavos servían los intereses de la finca al dedicarse al núcleo de la propiedad: la familia.

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La familia

La documentación sobre las familias de patricios es mucho más abundante que la de las clases bajas, pero el paradigma básico era el mismo para ambas. El padre era el cabeza de familia y tomaba todas las decisiones en cuanto a las finanzas y la crianza de los hijos. Los padres tenían un control completo sobre sus hijos, independientemente de su edad o estado civil, desde el nacimiento hasta su muerte (aunque un hijo podía acudir al juzgado y exigir la emancipación de su padre si podía demostrar que su padre era incompetente o que actuaba obviamente en contra de los intereses del hijo). El padre tenía incluso el derecho a decidir si un recién nacido se podía criar en la casa o si se abandonaba.

El nacimiento ocurría dentro de la casa, asistido por una partera y las esclavas de la madre. Los hombres no participaban en el parto, aunque a veces, en las casas de la clase alta, se llamaba a un médico para que estuviera presente en caso de ser un parto difícil. Una vez el hijo nacía y se limpiaba, se ponía en el suelo sobre una manta y se llamaba al padre para que entrara en la habitación. En ese momento el padre podía recoger al bebé, lo que significaba que lo aceptaba en el hogar, o darse la vuelta.

Si el padre rechazaba al bebé, se sacaba de la casa y se dejaba morir en la calle. Un padre podía rechazar a un hijo por cualquier motivo y, fuera el que fuese, no se podían cuestionar sus deseos. Es más probable que se rechazaran más hijas que hijos, ya que los hijos eran necesarios para continuar el apellido de la familia y la fortuna, pero se podía abandonar a los recién nacido simplemente porque un hijo más sería demasiado para las finanzas de la casa y, especialmente si la familia ya tenía un hijo sano, porque no hacía falta. Estos bebés abandonados solían ser rescatados por los esclavistas que los criaban y los vendían como esclavos.

La mujer

Las mujeres estaban sujetas a la voluntad de sus padres a lo largo de sus vidas, incluso después de casadas, y no tenían ni voz ni voto en la política. A las hijas se las enseñaba a llevar el hogar, cuidar de sus maridos y ayudarlos a avanzar profesionalmente. En las últimas etapas de la República romana las mujeres consiguieron más derechos, pero aun así estaban bajo el control de sus padres y sus maridos.

The Intervention of the Sabine Women
La intervención de las sabinas
Jacques-Louis David (CC BY-SA)

A pesar de ello, las mujeres podían pedir el divorcio, obtener un aborto (con el consentimiento de un hombre), heredar, administrar y vender propiedades, y las mujeres de la clase baja podían regentar negocios, trabajar en tiendas y restaurantes y administrar sus propias tiendas de venta de cosas como joyería, ropa y cerámica. Las mujeres no tenían ningún derecho legal sobre sus hijos y, en caso de divorcio, los hijos se iban directamente con el padre. Cuando una mujer alcanzaba alrededor de 15 años, su padre ya le habría buscado una pareja adecuada, pero algunas niñas se comprometían a edades más tempranas con hombres a menudo mucho mayores.

Matrimonio

No existía ninguna ceremonia de matrimonio tal y como la reconocemos hoy en día. El matrimonio solo era legal entre dos ciudadanos romanos que consintiesen, aunque probablemente el "consentimiento" no siempre se daba por voluntad. Si el padre había concertado el matrimonio de un hijo o una hija, a no ser que fuera increíblemente indulgente, se esperaba que el hijo o la hija lo llevaran a cabo, incluso si preferían no hacerlo.

Las ceremonias de matrimonio solían celebrarse justo después del amanecer, porque simbolizaba la nueva vida en la que se embarcaba la pareja. La ceremonia requería diez testigos para que fuera legal y, aunque había un sacerdote presente, no oficiaba. La novia recitaba los votos tradicionales y después los participantes celebraban un gran festín tras lo cual seguían a los novios hasta su nueva casa (o a la casa del padre del novio).

Por el camino, la novia dejaba caer una moneda dedicada a los espíritus de los caminos, una ofrenda para atraer la buena suerte en su futuro matrimonio) y le daba dos monedas a su nuevo esposo, una para honrarlo a él personalmente y otra para honrar a los espíritus de su casa. Mientras caminaban juntos, el novio arrojaba frutos secos y dulces a la multitud y la gente que los seguía repartía lo mismo (un ritual que se recuerda hoy en día al arrojar arroz en las bodas) hasta que llegaban a la casa del novio.

Roman Copper As
As de cobre romano
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

Una vez allí, el novio levantaba a la novia en brazos y la metía en la casa. El estudioso Harold W. Johnston sugiere que puede que fuera "otro vestigio del matrimonio por captura", en referencia al rapto de las Sabinas (Nardo, 79). Aunque es posible, puede que también fuera simplemente para evitar que la novia se tropezase (un mal augurio) o, más probablemente, era un gesto simbólico de sacarla de su antigua vida y llevarla fácilmente a la nueva. Se invitaba a los amigos cercanos y la familia a la casa, y una vez dentro el marido le ofrecía fuego y agua a su esposa como elementos esenciales del hogar y ella encendía el primer fuego en el hogar. Después, el festín seguía hasta que la pareja se retiraba.

Hogar y familia

La edad mínima legal para casar a una niña eran los 12 años y para un niño los 15, pero la mayoría de hombres se casaba más tarde, en torno a los 26 años. Esto es porque pensaban que los hombres eran mentalmente inestables de los 15 a los 25 años. Creían que estaban completamente gobernados por sus pasiones y que no eran capaces de tomar decisiones lógicas. Creían que las niñas eran mucho más maduras a una edad más temprana (algo que hoy en día se acepta como un hecho), por lo que estaban listas para las responsabilidades del matrimonio cuando eran más jóvenes que el novio, a menudo con una diferencia considerable.

El propósito central del matrimonio era producir y criar hijos que se convirtieran en miembros responsables y productivos de la sociedad. Como los hombres dominaban la jerarquía social, el foco de atención de la casa era principalmente el primer hijo varón. Nueve días después del nacimiento de un niño (u ocho días en el caso de una niña), el bebé recibía un nombre en la ceremonia de purificación conocida como Lustratio y recibía un amuleto para ahuyentar a los malos espíritus. El amuleto de los niños era una bulla mientras que el de las niñas era una lunula. Estos objetos estaban hechos de plomo o tela y, en las casas más pudientes, de oro.

Los niños llevaban la bulla hasta los 15 años, que era cuando se consideraban hombres adultos tras la ceremonia de la mayoría de edad y se convertían en ciudadanos. Las niñas llevaban la lunula hasta poco antes del matrimonio, cuando se deshacían de él como todas las demás cosas de la infancia y se vestían con prendas y accesorios para mujeres adultas. Al niño se lo criaba para que aprendiera el negocio del padre y, si era patricio o equites, para cabalgar, cazar y luchar. En la época de la República romana el servicio militar era obligatorio, por lo que todos los hombres aprendían habilidades marciales independientemente de su clase, mientras que, durante el imperio, el servicio militar era voluntario. Las niñas, como ya se ha dicho, se criaban para convertirse en esposas y madres, y aunque hay ejemplos notables de mujeres poderosas en la historia romana, incluso ellas estaban casadas y tenían hijos.

Roman Ivory Doll
Muñeca romana de marfil
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

Puede que la casa estuviera gobernada por el padre, pero la que la mantenía era la madre en todos los niveles, incluido convertirla en un remanso de paz y armonía. Aunque todos en la casa eran responsables de complacer a los dioses y a los espíritus, era responsabilidad primaria de la señora de la casa asegurarse de que se veneraba a los espíritus del hogar diariamente. Entre estos espíritus se contaban los panes y penates (espíritus de la despensa y la cocina) y el genio (el espíritu de la hombría del cabeza de familia de cada casa). Los lares (los espíritus de los ancestros) y los parentes (los espíritus de la familia inmediata) se veneraban mediante el festival de Parentalia. También estaban los manes (los espíritus de los muertos en conjunto) y los lemures (los muertos vengativos), que se veneraban y apaciguaban en el festival común de Lemuria.

La religión y el Estado

La religión era la base de cada casa, de la comunidad y del Estado. El Estado patrocinaba y alentaba las creencias religiosas homogéneas y los rituales y la religión empoderaban al Estado. A lo largo de todo el año había festivales para celebrar a los dioses, las grandes hazañas del pasado vinculadas a los dioses y la cosecha proporcionada por la providencia. El cumpleaños del cabeza de familia honraba al genio del hogar, que le permitía al padre reconocer lo que había que hacer en cualquier situación y encontrar la fuerza y la habilidad para hacerlo. Los rituales diarios que honraban a los panes y los penates se reflejaban en los del Estado que veneraban a los dioses nacionales, ejemplificados en el rol de las vírgenes vestales y el fuego sagrado de la diosa del hogar y la familia, Vesta.

El mayor festival del calendario romano eran las Saturnales en honor al dios agrícola de la semilla, la siembra y la cosecha, Saturno. Las Saturnales se celebraban, en algunos periodos, entre el 17 y el 23 de diciembre y, durante el festival, todo el trabajo cesaba, los negocios cerraban y las tradiciones quedaban suspendidas. Era el único momento del año en que el cabeza de familia renunciaba a sus responsabilidades y un miembro menor del hogar tomaba el control. Todas las leyes y rituales se relajaban, los esclavos podían unirse a los festejos como iguales y las fiestas sustituían a las reuniones del concilio, las asambleas y las juntas de planificación de proyectos de construcción.

La gente se vestía con ropas de colores vivos y decoraba los hogares con flores, coronas y figuritas de cerámica e invitaba a amigos y familia a comer y beber, mientras que las celebraciones comunales acogían a todo el vecindario. Se intercambiaban regalos, normalmente figuritas de Saturno como dador de todos los buenos regalos y, al día siguiente, todo el mundo se recuperaba de las festividades y volvía a su vida normal.

Obviamente, las Saturnales fueron precursoras de las celebraciones cristianas modernas. Los estudiosos coinciden en que Jesucristo probablemente nació en primavera, pero la Iglesia, siguiendo su política de cristianizar las fiestas paganas populares, eligió el día 25 de diciembre para celebrar el nacimiento de Cristo y así sustituir las Saturnales con su propia festividad. Sin embargo, las Saturnales no eran más que el festival más popular y bienvenido de los muchos festivales religiosos a lo largo del año que servían para unir a la sociedad romana en una sola unidad en la que el jefe de Estado hacía las veces del cabeza de familia de la familia cohesionada del pueblo romano en conjunto.

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Preguntas y respuestas

¿Cuándo comenzó la sociedad romana?

La sociedad romana, según la leyenda, comenzó con la fundación de Roma en 753 a.C.

¿Cómo se organizaba la sociedad romana en la Antigüedad?

La sociedad en la antigua Roma se organizaba con el padre a la cabeza del hogar, y la comunidad se basaba en este modelo de familia. El emperador, durante el Imperio romano, era el "padre" del pueblo y recibía el mismo tipo de respeto.

¿Tenían derechos las mujeres de la sociedad de la antigua Roma?

Los derechos de las mujeres en la sociedad romana estaban dictados por sus padres y sus esposos y, colectivamente, por la cabeza del Estado. Aunque las mujeres podían tener sus propios negocios y regentarlos, comprar y vender y pedir el divorcio, sus vidas estaban controladas en gran medida por los hombres.

¿Cómo de importante era la religión en la antigua sociedad romana?

La religión era la base de todos los aspectos de la sociedad romana, desde los espíritus del hogar hasta los espíritus de la tierra y los dioses adorados por el Estado mediante las ceremonias y los festivales. Creían que los dioses bendecían el Estado, y el Estado, por su parte, honraba a los dioses.

Sobre el traductor

Rosa Baranda
Traductora de inglés y francés a español. Muy interesada en la historia, especialmente en la antigua Grecia y Egipto. Actualmente trabaja escribiendo subtítulos para clases en línea y traduciendo textos de historia y filosofía, entre otras cosas.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark es un escritor independiente y antiguo profesor de filosofía a tiempo parcial en el Marist College de Nueva York. Vivió en Grecia y Alemania y ha viajado por Egipto. Ha sido profesor universitario de historia, escritura, literatura y filosofía.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2019, octubre 23). Sociedad de la antigua Roma [Ancient Roman Society]. (R. Baranda, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1463/sociedad-de-la-antigua-roma/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Sociedad de la antigua Roma." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. Última modificación octubre 23, 2019. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1463/sociedad-de-la-antigua-roma/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Sociedad de la antigua Roma." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 23 oct 2019. Web. 25 abr 2024.

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