Conflictos armados en la antigua Mesopotamia

Definición

Joshua J. Mark
por , traducido por Nicolás Cavaliere
Publicado el 13 febrero 2023
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Disponible en otros idiomas: inglés
Battle Scene from Stele of the Vultures c. 2600 BCE (by Eric Gaba, CC BY-SA)
Escena de batalla representada en la Estela de los buitres, en torno a 2600 a.C.
Eric Gaba (CC BY-SA)

En la antigua Mesopotamia, los conflictos armados empezaron siendo entre compañías de las milicias locales de Sumeria, para luego llegar a establecerse los ejércitos permanentes y profesionales de Acadia, Babilonia, Asiria y Persia, y entonces pasaron de combates por el control de aguas y de tierras a las guerras por conquista y por supremacía política. Desarrollaron armas, regímenes de entrenamiento y tácticas que colocarían a los ejércitos mesopotámicos entre los más efectivos del mundo antiguo.

La primera guerra que se registró en la historia fue entre Sumeria y Elam alrededor del 2700 a.C., aunque no cabe duda de que hubo conflictos militares anteriores no documentados. Pero a partir de ese momento, se puede observar la presencia de conflictos armados en inscripciones, obras de arte y pruebas arqueológicas que abarcan desde los tiempos del Período Dinástico Arcaico (2900-2334 a.C.) hasta el Imperio sasánida (224-651 d.C.). El académico Stephen Bertman comenta lo siguiente:

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La geografía de Mesopotamia promovía la guerra. Mesopotamia está geográficamente definida por las montañas en el norte, las llanuras aluviales en el sur y los ríos que conectan esos dos extremos. La existencia de no solo uno sino dos valles fluviales impulsaron el desarrollo de varios asentamientos. La fertilidad de los valles generó riquezas, las que, a su vez, incitaron la competencia y la avaricia, y la lisura de las planicies facilitaba el ataque de comunidades aisladas. En el sur el efecto resultante fue la coalición del poder mediante el imperialismo: Acadia absorbió a Sumeria y Babilonia hizo lo mismo con ambas. Llegado el momento, la Asiria montañosa del norte (que siempre había estado separada del sur a causa de la topografía, por lo que era más defendible) marchó sobre el sur y lo conquistó para luego continuar expandiendo su imperio. Por lo tanto, la guerra era una parte intrínseca de la vida en Mesopotamia. (p.262)

El argumento de Bertman haya pie en las inscripciones de los reyes, la literatura mesopotámica, las pruebas arqueológicas y el arte mesopotámico (que incluye el Estandarte real de Ur), como también en la arquitectura (en especial las murallas defensivas de las ciudades); todo indicaría un estado conflictivo continuo que duró más de 3000 años, interrumpido por breves periodos de paz que imponían los vencedores.

La guerra sumeria

Sumeria, entre otras muchas cosas, también tiene el honor de ser el lugar donde se documentó la primera guerra de la historia así como el primer monumento a la victoria militar, la Estela de los buitres, que data del período protodinástico III (2600-2334 a.C.). La estela conmemora la victoria de Eannatum, rey de Lagash, sobre Ush, rey de Umma. El monumento adquiere su nombre por los buitres representados volando sobre los cuerpos de los caídos, y muestra a Eannatum guiando a su ejército victorioso sobre el ejército derrotado de Umma de un lado mientras que en el anverso el dios de la guerra Ninurta captura a los enemigos de Eannatum en una red y la diosa madre Ninhursag da su bendición.

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No cabe duda de que hubo muchos más conflictos por tierras y por suministros de agua que no se documentaron.

Los dos lados de la Estela de los buitres (de la que solo quedan fragmentos en el Louvre) ilustran cómo se luchaba las guerras en Sumeria al igual que la lógica que las motivaba: la confrontación no era entre dos reyes sino entre sus dioses. En este caso Ninurta, el dios patrón de Lagash, luchaba contra Shara, dios patrón de Umma; Eannatum y Ush no eran más que los instrumentos de ese conflicto. Se creía que los humanos habían sido creados para servir a los dioses y los reyes para ser los representantes de esos dioses. Por lo tanto, se justificaba la guerra como la voluntad de los dioses para mantener el orden establecido.

La causa de la guerra entre Lagash y Umma fue un área de tierra irrigada que había sido marcada por un mojón y que se hallaba entre las dos ciudades. Ush había quitado la piedra y entrado al territorio de Lagash. En Mesopotamia la tierra donde el ganado pastaba era de una importancia vital para la supervivencia de la ciudad dado que los campos que rodeaban un asentamiento se utilizaban para la agricultura. Los campos más lejanos se necesitaban para el ganado, y no cabe duda de que hubo muchos más conflictos por esos espacios y por suministros de agua.

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Al quitar el mojón, se habría pensado que Ush había transgredido contra la voluntad de los dioses, que habían traído orden al caos, y también había fallado en su responsabilidad para ayudar a mantener ese orden. En la estela, Eannatum, que actúa según la voluntad de Ninurta, afirma que triunfó en nombre de la justicia, de la restauración del orden, y a Ush se lo representa prometiendo nunca volver a amenazar la estabilidad de la región de nuevo.

Stele of the Vultures
Estela de los buitres
Eric Gaba (CC BY-SA)

No se sabe si en realidad los reyes compartían esa creencia. La guerra de Eannatum contra Umma fue una de muchas en su continua conquista de Sumeria para crear un imperio y, aunque muchos creían que lo hacía con el fin de mantener el orden, lo más probable es que la motivación haya sido el control de los centros de producción y de las rutas comerciales que atravesaban la región. El rey Lugalzagesi de Umma (que reinó aproximadamente entre el 2358 y el 2334 a.C.) haría lo mismo más adelante y es probable que por las mismas razones.

Cada una de las ciudades-estado contra las que marcharon Eannatum o Lugalzagesi tenían su propia milicia que movilizaban según surgía la necesidad. Los soldados cargaban lanzas de bronce o de hierro para el combate cuerpo a cuerpo, jabalinas para arrojar, como también hachas, dagas, hondas y arcos sencillos. Los carros, tirados por burros, eran vehículos pesados y lentos de cuatro ruedas, y parecen haber servido como armerías móviles porque se las solía representar cargando un suministro de lanzas o jabalinas. Al principio la armadura y el casco que usaban las tropas eran de cuero, pero empezaron a usar cobre y bronce hacia el 2500 a.C. Los sumerios también tenían el honor de ser los primeros en usar cascos, el denominado “peluca dorada” (el casco de Meskalamdug), que data del 2500 a.C.

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Golden Wig - Meskalamdug Helmet
Peluca dorada, casco de Meskalamdug
Gary Todd (CC BY-NC-SA)

El ejército de Acadia

Una milicia podía estar compuesta por unos pocos cientos de hombres y hasta 6.000 o más, lo que dependía del tamaño y de la opulencia de la ciudad. El académico Paul Kriwaczek describe la composición del ejército que se utilizaba en batalla:

El ejército sumerio tenía una fuerza de choque principal, una falange en formación cerrada que contaba con varios cientos, quizás hasta miles, de lanceros. Para controlarlos, entrenarlos y mantenerlos en formación se habrían necesitado muchos suboficiales habilidosos para que no rompieran filas, para que marcharan al unísono o para que maniobraran ordenadamente; también habrían necesitado música, como podría ser el caso de un cuerpo de tamborileros. Detrás de esta fuerza de ataque principal, había unos mil honderos, el equivalente a un fusilero o artillero moderno, en formación abierta; se movían por el campo de batalla lanzando cortinas letales de proyectiles grandes y pequeños contra la formación enemigo, y tras ellos iban carretas tiradas por asnos que cargaban suministros de proyectiles. (p. 93)

Ese hubiera sido el tipo de ejército que Eannatum lideró contra las otras ciudades-estado, y sirvió como el modelo de base para las mejoras que implementó Sargón de Acadia (también conocido como Sargón el Grande, que reinó de 2334 a 2279 a.C.) que conquistó Sumeria en 2334 a.C. y estableció el Imperio acadio (2334-2218 a.C.), el primer imperio multinacional de la historia. Sargón comenzó su conquista usando tropas que le eran leales y luego reclutó hombres de las ciudades que había derrotado. Una vez Sargón logró consolidar su poder y Sumeria estaba bajo su control, estableció un ejército profesional y permanente con el que expandió su imperio por la región de la actual Siria, llegando hasta el Líbano, y por sobre los montes Zagros y alcanzando hasta la región actual de Irán.

The Akkadian Empire, c. 2334 - 2218 BCE
El Imperio acadio, en torno a 2334 - 2218 a.C.
Simeon Netchev (CC BY-NC-SA)

Para mantener el orden en el imperio, Sargón instaló oficiales de confianza y miembros de la familia como gobernadores, altos sacerdotes y sacerdotisas y administradores en todas las ciudades; se trataba de personas que eran leales a él, no a las gentes del asentamiento, y las guarneció con sus tropas y desbandó las milicias locales. Kriwaczek describe la sociedad acadia:

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De seguro la sociedad acadia debió estar muy militarizada: guerreros armados patrullaban las calles, sobre todo en ciudades provinciales porque el poder central no podía depender de su lealtad. Sargón escribió que todos los días 5.400 hombres, posiblemente la parte principal del ejército permanente, comían frente a él en Acadia. (p. 125)

Una vez reemplazadas las milicias locales por un ejército profesional, Sargón prcedió a mejorar la formación y alcance de este. Hizo que entrenaran a las tropas para que lucharan en formaciones cerradas, las falanges, de seis hombres de profundidad y con la primera línea protegida del fuego enemigo (hondas y arcos) por altos escudos rectangulares. A medida que la falange marchaba para romper el frente del ejército enemigo, honderos y arqueros posicionados detrás de la falange abrían fuego sobre el oponente. Los arqueros hacían uso de una de las mejoras más significativas en los conflictos: el arco compuesto.

Archer Relief, Khorsabad
Relieve de un arquero, Khorsabad
Osama Shukir Muhammed Amin (Copyright)

Compuesto de capas de madera y hueso pegadas entre sí (o a veces, de madera de diferentes tipos de árboles), y haciendo uso de tendones de animales como cuerda, los arcos compuestos tenían una mayor fuerza y, por ende, un mejor alcance y precisión que el arco simple de los sumerios. Bertman cita el comentario del historiador Yigael Yadin:

La invención del arco compuesto y el largo alcance que tenía en comparación con el arco simple fue revolucionaria en su tiempo, equiparable al descubrimiento de la pólvora miles de años más tarde. (p. 265)

Mientras que Sargón mejoraba las armas del ejército, sus oponentes intentaron hacerle competencia con las propias. Bertman escribe al respecto:

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El equipamiento ofensivo y defensivo evolucionaba recíprocamente y fomentaba una continua carrera armamentística: el desarrollo de armas condujo a contramedidas en la armadura, y las innovaciones de protección promovían a su vez avances en equipamiento ofensivo. Por ejemplo, la introducción del casco de metal llevó a la implementación del hacha de batalla con cabeza de azuela para perforar el caparazón metálico del casco. (p. 264)

Sargón también movió las carretas pesadas hacia la retaguardia y las relegó a vehículos de transporte, con el fin de evitar interferir con la movilidad del ejército. Además, ya no necesitaba armerías móviles dado que tenía un nuevo tipo de arco y los arqueros cargaban con sus propias flechas. Los honderos utilizaban la abundante arcilla que se encontraba en las afueras de cualquier ciudad mesopotámica para crear sus propios proyectiles, o “balas”, que lanzaban con sus hondas con una velocidad y precisión considerable. Algunas de esas “balas”, recuperadas de excavaciones arqueológicas en la actualidad, muestran que no estaban totalmente secas al ser utilizadas en batalla como se puede observar en los rastros de materiales que habían quedado adheridos, a diferencia de aquellas que sí estaban secas y no presentan nada similar.

El ejército acadio también viajaba con escribas que eran responsables de calcular la cantidad de tropas necesarias para derribar la muralla de una ciudad o la cantidad de tierra necesaria para construir una rampa ofensiva hasta una almena. Asimismo, los escribas se encargaban de calcular el número de prisioneros tomados y registraban que se debía hacer con ellos: cuántos debían ser vendidos como esclavos, reservados para los generales o ejecutados. Con ese ejército, Sargón conquistó Mesopotamia, asegurándose las rutas comerciales y los centros de producción, al igual que había hecho Eannatum anteriormente, solo que a una mayor escala.

La Tercera Dinastía de Ur y la conquista babilónica

La caída del Imperio acadio vino de mano de los gutis, quienes a su vez cayeron y fueron expulsados de la región por los reyes sumerios de la Tercera Dinastía de Ur (también llamada período III de Ur, 2047-1750 a.C.). Ur-Nammu (que reinó entre 2047 y 2030 a.C.) decía ser de la misma descendencia que Sargón y sus sucesores, pero era más benévolo y protector que los reyes acadios. El hijo de Ur-Nammu, Shulgi de Ur (que reinó entre 2029 y 1982 a.C.), parece haberse basado el modelo militar de Sargón para derrotar a los gutis, y, al igual que su padre, promovió una visión más amable de la monarquía que la presentada por los acadios. El ciclo de poemas épicos, El país de Aratta, escrito durante el período III de Ur, presenta soluciones pacíficas a conflictos políticos.

Third Dynasty of Ur, c.2050 - 1950 BCE
Tercera Dinastía de Ur, en torno a 2050 - 1950 a.C.
Simeon Netchev (CC BY-NC-SA)

Hacía el siglo XX a.C., los amorreos se habían establecido en la región y tomado control de importantes centros comerciales y culturales, Babilonia incluida. El rey amorrepo Hammurabi (que reinó de 1792 a 1750 a.C.) también empleó el modelo militar de Sargón. Cuando se hizo con el poder, entrenó en secreto un ejército profesional y se alió con Larsa para derrotar a los elamitas. Una vez neutralizada la amenaza elamita, traicionó a Larsa y le quitó las ciudades de Uruk e Isin aliándose con sus rivales, incluyendo Lagash y Nippur, a las cuales luego traicionó y conquistó. Siguiendo ese proceso de alianzas, traiciones y conquistas, Hammurabi dominó todas las ciudades-estado de Mesopotamia y ejerció su poder desde Babilonia.

Hammurabi perfeccionó la táctica para tomar ciudades utilizada por su padre, Sin-Muballit (que reinó entre 1812 y 1793 a.C.), la cual consistía en bloquear el acceso al suministro de agua de una ciudad hasta que se rindiese o, si las circunstancias lo permitían, bloqueaba el curso del agua y la liberaba de repente para que inundar la ciudad antes de lanzarse al ataque. Esa táctica demostró ser efectiva y, luego de conquistar la región, Hammurabi fue un administrador eficaz, promulgó las famosas leyes conocidas como el Código de Hammurabi, y reconstruyó y mejoró aquello que había dañado o destruido durante sus conquistas.

El Imperio asirio

El Imperio de Hammurabi no sobrevivió mucho más que él mismo y fue conquistado por los casitas, que constituyeron la dinastía reinante desde 1595 hasta 1155 a.C. aproximadamente. Para aquel entonces, los hititas ya poseían urbes de gran importancia y ejercieron su poder sobre la mayor parte de la región entre 1700 y 1200 a.C. gracias al ejército profesional inspirado en el modelo babilónico. El rey hitita, Suppiluliuma I (que reinó de 1344-1322 a.C.) conquistó el reino de Mitani, que había avasallado a los asirios. Una vez destruido el poder de Mitani, los asirios bajo el mando de Adad Nirari I (que reinó en torno a 1307-1275) se posicionaron para establecer el Imperio asirio.

Stele of Adad-Nirari III
Estela de Adad-Nirari III
Osama Shukir Muhammed Amin (Copyright)

Tukulti Ninurta I (que reinó en torno a 1244-1208 a.C.) derrotó a los hititas en la batalla de Nihriya en torno a 1245 a.C., saqueó Babilonia el mismo año y llenó los cofres asirios con el botín. Aunque lo asesinaron por cometer sacrilegio, dado que se consideraba que Babilonia era una ciudad sagrada, la riqueza acumulada sirvió para financiar el ejército y permitió el posterior éxito de Tiglath Pileser I (que reinó en torno a 1115-1076 a.C.) que revitalizó la economía y mejoró la calidad militar.

El Imperio asirio se expandió mediante la conquista militar, y para cuando Asurnasirpal II (que reinó de 884-859 a.C.) ascendió al trono, habían perfeccionado el arte de asediar ciudades. El académico Simon Anglim escribe al respecto:

El ejército asirio sobresalía principalmente en los asedios y es probable que haya sido la primera fuerza en tener un cuerpo específicamente de ingenieros… El asalto era su táctica principal contra las ciudades fuertemente fortificadas de Oriente Próximo. Desarrollaron una gran variedad de métodos para abrir brechas en las murallas: empleaban zapadores para socavar las murallas o para iniciar incendios bajo los portones de madera, y levantaban rampas para permitir a los hombres subirse a las murallas o para intentar abrir una brecha en la parte más alta de la muralla, donde era menos gruesa. Utilizaban escaleras móviles para cruzar fosas y atacar con rapidez desde cualquier ángulo. Esas operaciones se llevaban a cabo bajo la protección de masas de arqueros, que conformaban la mayor parte de la infantería del ejército asirio. Pero el orgullo del asedio asirio eran las maquinarias: se trataba de torres de madera con varios pisos y sobre cuatro ruedas, una torreta en la cima y con una o dos arietes en la base. (p. 186)

Los asirios perfeccionaron el arte de la guerra y continuaron justificando los conflictos como la voluntad de los dioses. Eannatum había invocado a Ninurta, Sargón llamó a Inanna (Ishtar), Hammurabi afirmaba que lo comandaba el gran dios Marduk y los asirios elevaron a su dios Ashur (Assur) hasta casi un nivel de supremacía monoteísta como líder de las tropas. Cuando Sargón II (que reinó de 722-705 a.C.) del Imperio neoasirio derrotó contra todo pronóstico Urartu en 714 a.C., no se atribuyó ningún merito, sino que se la atribuyó a Ashur.

Assyrian Army Assaulting a City
El ejército asirio asalta una ciudad
Osama Shukir Muhammed Amin (Copyright)

Conclusión

El Imperio neoasirio cayó en 612 a.C. ante una coalición de babilonios, medos y persas; luego, el rey persa Ciro II (Ciro el Grande, que reinó en torno a 550-530 a.C.) estableció el Imperio aqueménida (en torno a 550-330 a.C.) que, mediante un ejército profesional, subyugó un territorio más vasto del que incluso los asirios habían logrado conquistar. Alejandro Magno derribó el Imperio aqueménida y tras su muerte fue reemplazado por el Imperio seléucida (312-63 a.C.), que daría paso al Imperio parto (247 a.C. – 224 d.C.), que a su vez cayó ante el Imperio sasánida (224-651 d.C.). Aunque a lo largo de los años hubo reformas militares importantes, incluido el carro de dos ruedas, más rápido y móvil que su antecesor, el paradigma de todos los ejércitos se basó en el que había establecido Sargón de Acadia.

El Imperio sasánida se derrumbó ante la invasión de los árabes musulmanes que también justificaron la conquista como la voluntad de una deidad. A lo largo de los siglos, muchos líderes han afirmado que un dios apoyaba al ejército durante una campaña militar, y de una forma u otra es una práctica que continúa hasta el presente. En cada ocasión, se presenta la afirmación como una idea novedosa y evidente cuando, en realidad, no es más que la repetición que justifica la violencia y el derramamiento de sangre que perdura desde hace más de 4.000 años.

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Preguntas y respuestas

¿Cuál es la primera guerra de la que existe registro en la historia?

La primera guerra que se registró en la historia fue entre Sumeria y Elam alrededor del 2700 a.C.; Sumeria emergió victoriosa.

¿Por cuánto tiempo se prolongaron las guerras en la antigua Mesopotamia?

Hubo guerras en la antigua Mesopotamia desde el primer conflicto registrado en 2700 a.C. hasta la caída del Imperio sasánida en el 651 d.C.

¿Cuál era la causa de las guerras en la antigua Mesopotamia?

En un principio se libraban guerras para mantener el control sobre tierras y suministros de agua y más adelante para controlar los centros de producción y las rutas comerciales.

¿Cómo se justificaban las guerras en la antigua Mesopotamia?

El razonamiento que justificaba las guerras en la antigua Mesopotamia era que cumplían con la voluntad de los dioses para mantener el orden y castigar a los malhechores, una justificación que perdura hasta el día de hoy.

Sobre el traductor

Nicolás Cavaliere
Soy traductor técnico-científico y literario de inglés a español, aficionado a la Historia desde muy pequeño. La posibilidad de combinar las dos disciplinas me parece una oportunidad imperdible e invaluable.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark es un escritor independiente y antiguo profesor de filosofía a tiempo parcial en el Marist College de Nueva York. Vivió en Grecia y Alemania y ha viajado por Egipto. Ha sido profesor universitario de historia, escritura, literatura y filosofía.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2023, febrero 13). Conflictos armados en la antigua Mesopotamia [Mesopotamian Warfare]. (N. Cavaliere, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-21541/conflictos-armados-en-la-antigua-mesopotamia/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Conflictos armados en la antigua Mesopotamia." Traducido por Nicolás Cavaliere. World History Encyclopedia. Última modificación febrero 13, 2023. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-21541/conflictos-armados-en-la-antigua-mesopotamia/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Conflictos armados en la antigua Mesopotamia." Traducido por Nicolás Cavaliere. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 13 feb 2023. Web. 27 abr 2024.

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