Adad Nirari I (que reinó de 1307 a 1275 a.C.) fue rey del Imperio asirio que inició la primera gran expansión del reino asirio desde la ciudad de Ashur por toda la región de Mesopotamia. También instituyó lo que se convertiría en el procedimiento asirio estándar: reubicar a grandes segmentos de la población en las regiones conquistadas. Adad Nirari I gobernó durante el período conocido por los eruditos modernos como el Imperio Medio y expandió las fronteras significativamente. Es más conocido como el rey que conquistó a los Mitani y estableció el Imperio asirio como una entidad nacional igual a las otras grandes potencias de la región.
Reinado y campañas militares
El reino de Mitani había surgido de la tierra de los hurritas en el este de Anatolia y era lo suficientemente poderoso como para suprimir las esperanzas asirias de autonomía. Cuando el rey hitita Suppiluliuma I (1344-1322 a.C.) quebró el poder de Mitani, los asirios vieron la oportunidad de lanzar sus propias iniciativas y trataron de aprovecharla. Sin embargo, se vieron bloqueados por la táctica de Suppiluliuma I de colocar gobernantes hititas en el trono de Mitani y mantener la región firmemente bajo el control hitita. El rey asirio Ashur-Uballit I (1353-1318 a.C.) derrotó a los hititas y expandió el reino asirio desde su capital, la ciudad de Ashur, pero los siguientes dos reyes no hicieron nada para aprovechar estos éxitos y los hititas recuperaron la tierra. Adad Nirari I sucedió a su padre, Arik-Den-Ili, quien había mantenido el reino asirio pero no había hecho nada para expandirlo o desarrollarlo. Adad Nirari I se mostró como un gobernante ambicioso desde el comienzo de su reinado al revitalizar el ejército y lanzar campañas que sentarían las bases para la futura grandeza del estado asirio. Asiria ni siquiera estaba considerada como una entidad política seria entre las demás naciones de la región antes de Adad Nirari I, ya que Ashur había estado sujeta durante tanto tiempo al gobierno de la superpotencia Mitani y luego sujeta a la dominación de los hititas.
Adad Nirari I hizo una amplia campaña al frente de su ejército y quiso asegurarse de que las generaciones futuras supieran de sus triunfos. Es el primer rey asirio del que se sabe algo con certeza debido a su costumbre de hacer inscripciones que detallan sus victorias y logros militares. Su estela conmemorativa dice, en parte:
Adad Nirari, príncipe ilustre, honrado por los dioses, señor, virrey de los dioses, fundador de ciudades, destructor de las poderosas huestes de los casitas, los kuti, los lulumi, los shubari, que destruye a todos los enemigos del norte y del sur, que pisotea sus tierras desde Lubdu y Rapiku hasta Eluhat, quien conquista toda la región de Kashiaeri". (Luckenbill, 27)
Además de los pueblos y áreas que menciona anteriormente, conquistó por completo la región que antes estaba en manos de Mitani y la puso de forma segura bajo el control asirio al secuestrar al rey, obligándolo a jurar lealtad y luego liberándolo para gobernar Mitani como vasallo asirio. Después inició lo que luego se convertiría en el procedimiento estándar para el Imperio asirio: la deportación de grandes segmentos de la población. Esto no era solo un castigo infligido a un pueblo conquistado, sino un medio para aumentar el crecimiento y la estabilidad del imperio, ya que las personas reubicadas se asimilaban en las comunidades preexistentes, que se beneficiaban de su trabajo o área de experiencia. Si se necesitaban escribas en cierta ciudad, se mandaba allí a personas alfabetizadas, mientras que si se requería trabajo manual en proyectos de construcción en otra ciudad, entonces se enviaban obreros. La reubicación de la población nativa sin duda también tuvo el efecto de disminuir la probabilidad de un levantamiento, pero parece haber estado orientada principalmente hacia la mejora general del imperio en su conjunto. La historiadora Karen Radner comenta sobre esto, escribiendo:
Los deportados, su trabajo y sus habilidades eran extremadamente valiosos para el estado asirio y su reubicación se planificaba y organizaba cuidadosamente. No debemos imaginar viajes de fugitivos indigentes, presa fácil del hambre y la enfermedad: los deportados debían viajar con la mayor comodidad y seguridad posibles para llegar a su destino en buenas condiciones físicas. Siempre que se representan deportaciones en el arte imperial asirio, se muestra a hombres, mujeres y niños viajando en grupos, a menudo montados en vehículos o animales y nunca atados. No hay razón para dudar de estas representaciones ya que el arte narrativo asirio no rehuye la exhibición gráfica de violencia extrema". (1)
Tras su triunfo sobre Mitani, Adad Nirari I extendió los límites de su reino hacia el sur a través de Babilonia, derrotando al rey kasita de Babilonia y exigiendo tributos de las regiones que habían estado bajo su control.
El gran rey
Ahora que había conquistado las regiones que alguna vez dominaron Asiria, Adad Nirari I sintió que tenía los mismos derechos y privilegios que los demás reyes de la región. Los grandes reyes de Egipto, de los hititas y lo que antes era Mitanni, todos se llamaban "hermanos" en la correspondencia y, en consecuencia, Adad Nirari no veía ninguna razón por la que ahora no debería hacer lo mismo. Sin embargo, como señala el historiador Trevor Bryce:
El simple hecho de alcanzar el estatus de Gran Rey no conllevaba automáticamente el derecho a dirigirse a su iguales como "hermano". Asegurar el derecho de dirigirse a un gran rey como hermano tampoco confería automáticamente al beneficiario el derecho de dirigirse a todos los Grandes Reyes de esta manera. Urhi-Teshub le dejó esto muy claro, durante su relativamente breve ocupación del trono hitita, al rey asirio Adad Nirari I". (76)
Por supuesto, Mitani había estado bajo control hitita y cuando Adad Nirari I conquistó la región, quiso asegurarse de mantener relaciones pacíficas con los hititas del norte y el oeste. Por lo tanto, escribió al rey hitita Urhi-Teshub (también conocido como Mursilli III), dirigiéndose a él como "hermano" e invitándose a sí mismo a visitar al rey hitita para que pudieran comenzar relaciones cordiales entre los dos (aunque se ha sugerido que Adad Nirari estaba realmente amenazando a Urhi-Teshub y la "visita" sugerida significaba una acción militar). Urhi-Teshub respondió, escribiendo:
¿Por qué sigues hablando de hermandad? ¿Por qué debo escribirte sobre la fraternidad? ¿Los que no se llevan bien se escriben habitualmente sobre la hermandad? ¿Por qué debo escribirte acerca de la fraternidad? ¿Tú y yo nacimos de una madre? Como mi abuelo y mi padre no escribieron al Rey de Asiria sobre la hermandad, no me seguirás escribiendo sobre la hermandad y el Gran Reinado. No es mi deseo". (Bryce, 76-77)
Este insulto no pareció molestar a Adad Nirari I, quien continuó comportándose como un Gran Rey digno del respeto de sus pares hasta que se hizo evidente para los demás gobernantes de la región que él era de hecho uno de ellos y merecía los mismos honores.
Urhi-Teshub fue derrocado por Hattusili III, quien rápidamente hizo todo lo posible por respetar a los enviados del rey asirio y escribirle pidiéndole ayuda para manejar un problema con la ciudad de Turira en el Éufrates superior (anteriormente una aldea de Mitani, ahora en el frontera entre las tierras de los hititas y las de los asirios) que hostigaba a los habitantes de la ciudad hitita de Carquemis. No parece haber ningún registro que indique que Adad Nirari I enviara ayuda a Carquemis, y puede que el resto de la carta de Hattusilli III explique por qué. El rey hitita se disculpa por la forma en que su predecesor trató a los enviados de Adad Nirari I y menciona sus "tristes experiencias" en la corte hitita. Después se queja con bastante petulancia de que Adad Nirari I no le envió regalos en su coronación, algo que era de esperar entre grandes reyes. Podría ser que Adad Nirari I, ahora en una posición segura de poder, ya no se sintiera obligado a buscar relaciones amistosas con los reyes de los hititas, porque ya no los necesitaba.
Cuando conquistó Mitani, Adad Nirari I llevó al rey Shattuara I de regreso a Ashur encadenado, le hizo jurar lealtad a Asiria y luego lo liberó para que gobernara como vasallo asirio. Cuando Shattuara I murió, su hijo Wasashatta se rebeló y pidió ayuda a los hititas. Los hititas aceptaron los obsequios de Wasashatta (lo que habría significado que aceptarían su solicitud de asistencia), pero en ese momento estaban preocupados por su relación con Egipto y, presumiblemente por esta razón, nunca enviaron el apoyo. Es muy posible que, al reconocer la fuerza de Adad Nirari I y teniendo en cuenta sus victorias en la región, los hititas simplemente pensaran que era más prudente no provocar una acción asiria contra ellos y dejar a Wasashatta a su suerte. Adad Nirari I hizo marchar a sus tropas hacia el antiguo reino de Mitani, derrotó a las fuerzas de Wasashatta en el pueblo de Irrite (más tarde conocido como Ordi) y luego continuó por la región saqueando las ciudades que habían apoyado la rebelión. Trajo a la familia real de regreso a Ashur como esclavos.
Proyectos de construcción y legado
Adad Nirari I gobernó durante 33 años y en ese tiempo no solo hizo una amplia campaña con su ejército, sino que también inició impresionantes proyectos de construcción. Después de la destrucción de las ciudades de la región de Mitani, ordenó su reconstrucción a mayor escala. Extendió y amplió los muros de su capital, Ashur, hizo cavar canales más grandes y más largos y mejoró los métodos de riego en la región. Se restauraron los templos que habían caído en mal estado o que habían sido dañados por los enfrentamientos militares y se construyeron o mejoraron los caminos (principalmente para mover su ejército más rápidamente a través de las regiones conquistadas). Al reubicar a ciertos segmentos de la población, pudo maximizar la eficiencia de las comunidades en la fabricación de los productos básicos necesarios, lo que aumentó su riqueza individual y la riqueza del imperio a través del comercio.
Después de su muerte, su hijo Salmanasar I (1274-1245 a.C.) asumió el trono y continuó con las políticas de su padre. El hijo de Salmanasar I, Tikulti Ninurta I (1244-1208 a.C.), ampliaría estas políticas y haría campaña con su ejército más allá incluso de lo que lo había hecho Adad Nirari I. Los logros de Adad Nirari I proporcionaron a estos reyes posteriores los recursos para expandir aún más el imperio y, lo que es más importante, para mantenerlo durante el período que se conoce como el Colapso de la Edad del Bronce (en torno a 1200 a.C.). Mientras que otras civilizaciones se desmoronaron, el Imperio asirio permaneció relativamente intacto y con el surgimiento del gran Tiglat Pileser I (1115-1076 a.C.) continuaría hasta convertirse en el mayor imperio del antiguo Oriente Próximo.