Una arpía, o harpía, es un monstruo mitad mujer mitad pájaro de la mitología griega. Conocidas como los "sabuesos de Zeus", era la personificación de los vientos de las tormentas y estaban a las órdenes de Zeus, que las enviaba durante las tormentas a cumplir sus deseos. Si alguien o algo desaparecía, se culpaba de ello a las arpías.
Según algunos relatos existen docenas de arpías, mientras que según otros hay entre una y cuatro. Por ejemplo, Hesíodo (en torno a 700 a.C.) menciona dos arpías por su nombre en su Teogonía: Aelo (tormenta) y Ocipete (la que vuela rápido), mientras que Homero (en torno a 750 a.C.) menciona a una por su nombre: Podarge (de pies ligeros) en la Odisea. En la Eneida, el poeta romano Virgilio (70-19 a.C.) presenta a una cuarta, Celeno (nube de tormenta).
Genealogía
Según Hesíodo en su Teogonía, las arpías son hijas de Taumante (el hijo de la diosa tierra Gaia) y de la oceánida Electra. También son hermanas de Iris, la personificación del arco iris y mensajera de los dioses.
Y Taumante tomó a Electra por esposa,
hija del profundo Océano, y esta le dio
al veloz Iris y a las arpías; la del cabello hermoso,
Aelo y Ocipete, que vuelan
con alas rápidas veloces cuales aves, o el aliento
del viento; alto, por los aires se lanzan.(Teogonía, 263-269)
Según algunas fuentes, se mencionan como hijas de Océano y Terra, mientras que el poeta romano Cayo Valerio Flaco (en torno a 45-90 d.C.) dice que eran hijas del monstruo Tifoneo en su poema épico la Argonáutica.
Apariencia y representaciones
En las historias anteriores, las arpías se describen como mujeres jóvenes con alas que eran la personificación del clima ventoso o tormentoso. Con el tiempo, se han transformado en las criaturas horribles que conocemos hoy en día. Se describen como seres con la parte superior del cuerpo de mujer, con cabello largo y claro y cara de mujer, pero con cola, patas, garras y alas de un ave de presa. Eran horribles y cualquier cosa que tocaran olía fatal. En las historias de Jasón y los argonautas, las arpías se describen como criaturas con forma de pájaro, con cuerpo de buitre, orejas de oso y cara de mujer. En la Eneida la descripción de las arpías es la siguiente:
Con caras vírgenes, con úteros obscenos,
Panzas horribles y con excrementos sin limpiar;
Con garras por manos, y aspectos siempre magros.(Eneida, 3,282-284)
Se pueden encontrar representaciones de arpías en vasijas de la antigua Grecia y en las esculturas de templos. Su terrible apariencia y su naturaleza agresiva también han inspirado las obras del ilustrador francés Gustav Doré (1832-1883) y la pintora británica prerrafaelita Evelyn de Morgan (en torno a 1850-1919).
Su papel en la mitología
En el mundo de la antigua Grecia, eran los dioses los que enviaban a las arpías, principalmente Zeus, Hera y Atenea, para castigar a la gente que había hecho enfadar a los dioses. Estaban bajo el dominio de Zeus y a menudo se hablaba de ellas como los "sabuesos de Zeus". Las arpías estaban consideradas como un signo de mala suerte ya que podían aparecer de ningún sitio, robar, destruir propiedades y sembrar el caos. Siempre estaban muertas de hambre y robaban comida o se comían a sus víctimas antes de llevárselas. Si una persona o una cosa desaparecía de repente sin rastro, la conclusión común era que una arpía se lo había llevado con sus afiladas garras.
Las arpías y el rey Fineo
El mito más famoso relacionado con las arpías es la historia del rey Fineo. Fineo era el rey de Tracia, que había ofendido a los dioses. En la versión más famosa del mito, se había vuelto a casar después de que se muriera su primera mujer y, deseoso de contentar a su nueva esposa, le permitió que torturara a sus hijos (los de él). En otras versiones, el rey Fineo recibió el don de la profecía, pero hizo enfadar a los dioses al revelar demasiados de sus planes. Como castigo, cegaron a Fineo y le enviaron a las arpías para atormentarlo. Estas no lo dejaban comer, quitándole toda la comida o estropeándola con su hedor. En consecuencia, Fineo nunca podía comer suficiente y empezó a consumirse.
Al final lo salvaron Jasón y los argonautas, que pararon en Tracia de camino a por el Vellocino de oro. Dos de los argonautas, Calais y Zetes, hermanos de la primera esposa de Fineo, querían matar a las arpías, pero la hermana de estas, Iris, los convenció de que las dejaran vivir si prometían dejar en paz al rey Fineo. Las arpías fueron expulsadas a las islas Estrófades.
Las arpías y Eneas
Eneas era un héroe troyano, hijo de la diosa Afrodita. Cuando acabó la guerra de Troya y la ciudad quedó destruida, Eneas recibió una profecía que decía que fundaría una gran ciudad (Roma). Viajó a lo largo y a lo ancho y acabó en las islas Estrófades, donde vivían las arpías. Eneas y sus hombres cazaron algunas cabras para comer, pero cuando se sentaron a disfrutar del festín, las arpías llegaron, agarraron la comida y esparcieron su horrible hedor:
Nos alimentamos, hambrientos, y compartimos los cuencos:
Cuando de la cima de las montañas, con horribles gritos,
y batir de alas, descienden las hambrientas arpías;
Se llevan la carne, estropean todo lo que encuentran,
y, al marcharse, dejan tras de sí un horrible hedor.(Eneida, 3,292-296)
Eneas y sus hombres se van a otro lugar, pero vuelve a ocurrir lo mismo. Eneas les ordena a sus hombres que luchen contra las arpías, pero sus armas no logran herirlas. Celeno, la líder de las arpías, les dice a los hombres que sufrirán un hambre terrible por haber intentado matarla a ella y a sus hermanas y que no podrán fundar ninguna ciudad hasta que no hayan tenido tanta hambre que se hayan comido las mesas. Cuando Eneas y sus hombres llegan a Italia, tienen tanta hambre que empiezan a comerse los platos de pan en los que les habían servido la comida. Entonces se dan cuenta de que estos platos son las "mesas" de las que hablaba Celeno.
Podarge y sus hijos
La arpía Podarge yació con Zéfiro, el viento del oeste, y dio a luz a Janto y Balio, dos caballos mágicos e inmortales Janto y Balio eran veloces como el viento y tiraron del carro de Aquiles en la guerra de Troya.
Los dioses le dieron los caballos mágicos como regalo de bodas a Peleo, rey de los mirmidones de Tesalia y héroe de la mitología griega, cuando se casó con la diosa marina Tetis. Después, su hijo Aquiles recibió los caballos cuando se fue a luchar a Troya.
Ahora el equipo de guerra.
Patroclo ordenó a Automedón que los enyugara rápidamente;
un hombre al que honró junto a Aquiles, destructor de hombres,
siempre el más firme en la batalla, calmado para esperar a la llamada.
A la orden, Automedón enyugó los caballos,
los rápidos sementales Belleza ruana y Moteado,
que corrían contra los vendavales, un magnífico equipo
la potrilla del viento de tormenta, Pies ligeros, parida por el Viento del Oeste,
pastando en la exuberante hierba verde junto a las mareas del Océano.(Ilíada, 16.148-156)
Las arpías y las furias
Por toda la mitología se pueden ver abundantes ejemplos de las conexiones entre criaturas sobrenaturales. Por ejemplo, en la mitología griega había varias conexiones entre las arpías y las furias que se pueden apreciar en el mito de Pandáreo en la Odisea de Homero. Zeus había convertido a Pandáreo en piedra por robar su perro dorado. Dejó a dos hijas huérfanas, de las que se encargaría Afrodita. Afrodita incluso logró encontrarles maridos, y se estaban preparando para el día de su boda cuando llegaron las arpías y se las llevaron para que sirvieran como esclavas de las furias.
Pero entonces, Afrodita se acercó a las cimas del Olimpo
para pedir su día culminante como novias
de Zeus que adora el rayo, Zeus que todo lo sabe,
lo que está escrito y lo que no, del hombre mortal,
entonces los espíritus de la tormenta se las llevaron
y se las entregaron a las odiosas furias,
sí, por todo su cuidado.(Odisea, 20,73-79)
En la Eneida, Virgilio dice que cuando la arpía Celeno amenazó a Eneas y sus hombres, se refiere a sí misma como Furiarum maxima (la mayor de las furias). La conexión entre las arpías y las furias se basa en la percepción que tenían de ellas los antiguos griegos; la gente tenía miedo de ellas y de su poder, y por lo tanto las veían de la misma manera.
En la actualidad
Hoy en día el término "arpía" se usa a veces para describir a una mujer cruel o despiadada. Sin embargo, las arpías también se pueden ver como personajes femeninos fuertes que representan los miedos masculinos sobre el poder femenino y que en última instancia son un símbolo del movimiento feminista.
Las arpías están asociadas con los buitres y las águilas, y le dan su nombre a una de las especies de águila más grandes e impresionantes, el águila arpía. Al igual que las arpías mitológicas, el águila arpía cae en picado, aparentemente de ningún sitio, para agarrar a su presa con las garras.
Una criatura parecida a la arpía también se puede ver en el escudo de armas del principado europeo de Liechtenstein, donde las criaturas mitad mujer mitad ave se conocen como "águila virgen".