Dinastía carolingia

Definición

Michael Griffith
por , traducido por Eliana Rua
publicado 19 mayo 2021
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, portugués
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Coronation of Charlemagne (by Friedrich Kaulbach, Public Domain)
La coronación de Carlomagno
Friedrich Kaulbach (Public Domain)

La dinastía carolingia (751-887) era una familia de nobles francos que gobernó Francia y sus reinos sucesores en la Europa occidental y central durante la Edad Media. La dinastía se expandió de Francia hasta las actuales Italia, España y Hungría, y gobernó el Imperio carolingio epónimo (800-887), la entidad política europea más grande que existió hasta el siglo XIX.

El nombre «carolingio» se deriva del uso común de la dinastía del nombre Carlos y se refiere a Carlos Martel (688-741), recordado actualmente por su liderazgo al repeler la expansión de los moros en la Galia, y a Carlomagno, rey de los francos (de 768 a 814) y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (de 800 a 814). La coronación de Carlomagno en 800 como emperador de los romanos sentó las bases del Sacro Imperio Romano Germánico, aunque esta terminología es anacrónica y no se normalizó hasta el siglo XII.

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Los reyes y emperadores carolingios dominaron la política de Europa central en ese entonces, pero enfrentaron desafíos constantes a su gobierno. A pesar de su auge de poder, la dinastía carolingia sucumbió ante las disputas de sucesión, la guerra civil y las divisiones territoriales a mediados del siglo IX. Estas últimas establecieron la base política del Sacro Imperio Romano Germánico, así como de las actuales Francia, Alemania e Italia. La expansión territorial, las políticas y la relación de la dinastía carolingia con la Iglesia medieval a menudo se consideran fundamentales para el desarrollo de la Europa moderna.

El ascenso de los carolingios

Para fines de 718, Carlos Martel unió las diversas regiones de Francia exclusivamente bajo su autoridad de mayordomo.

La dinastía carolingia se formó a partir de la unión de los Pipínidas y los Arnúlfidas, y ascendió al poder durante el siglo VIII en Francia conforme su predecesor político, los merovingios (458-751), colapsaba. El reino merovingio, que descendía de Clodoveo I, rey de los francos de 481 a 511/513), abarcaba Borgoña, Galia, Suabia y el oeste de Suiza, que incluía las rutas de la región que atravesaban los Alpes hacia Lombardía. Los dominios merovingios cumplían las leyes de sucesión mediante la división territorial, lo que descentralizó los reinos y los hizo vulnerables al conflicto interno. Las guerras territoriales resultantes entre los merovingios causaron la pérdida de su influencia dinástica frente a los mayordomos de palacio, funcionarios similares a un primer ministro moderno. Los mayordomos, que actuaban como administradores políticos de facto, supervisaban todos los acuerdos comerciales y de división de la corte. A medida que la influencia merovingia se atrofiaba por los disturbios y la guerra, los mayordomos terminaron gobernando como agentes del poder mientras los reyes actuaban como figuras ceremoniales.

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Map of Francia
Mapa del reino de los francos
Sémhur (CC BY-SA)

Los miembros del linaje carolingio tenían el título de mayordomos en Austrasia y en la región nororiental de Francia, en la intersección moderna de Bélgica, Francia, Alemania, Luxemburgo y los Países Bajos, desde fines del siglo VII, pero la familia no alcanzó prominencia histórica hasta la época de Carlos Martel. Carlos (que reinó de 714 a 741) se volvió el mayordomo de Austrasia tras la muerte de su padre, Pipino II de Herstal, y superó las guerras civiles del período merovingio. Para fines de 718, Carlos unió las diversas regiones de Francia exclusivamente bajo su autoridad de mayordomo. Tras la muerte del rey merovingio Teuderico IV en 737, Carlos se negó a instalar a un nuevo monarca y él mismo gobernó el reino de los francos con eficacia hasta su muerte.

Carlos Martel expandió aun más su influencia al subyugar a los reinos rebeldes del territorio de los francos, obligar a las entidades vecinas a volverse estados tributarios y apoyar los objetivos misioneros cristianos en el este pagano, en especial los de san Bonifacio. Como caudillo cristiano, Carlos obtuvo renombre contemporáneo e histórico por su éxito contra la expansión musulmana del califato omeya en el reino de los francos y, específicamente, por su victoria en la batalla de Tours en 732. En 739, el papa Gregorio III (que sirvió de 731 a 741) le pidió a Carlos Martel que interviniera en la península italiana para defender las tierras papales de los lombardos. Carlos Martel murió en 741, pero la relación papal-carolingia se forjaría con el tiempo.

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Battle of Tours, 732
La batalla de Tours, 732
Charles de Steuben (Public Domain)

Tras la muerte de Carlos, el control como mayordomo de Francia pasó a sus hijos, Pipino el Breve y Carlomán, quien abdicó en 747. Para empezar su reinado con estabilidad, los hermanos restablecieron la monarquía merovingia y convirtieron a Childerico III (que reinó de 743 a 751) en su rey títere. En 751, Pipino el Breve (también conocido como Pipino III) depuso a Childerico y usurpó el trono para sí mismo. Posteriormente, el papa Zacarías (que sirvió de 741 a 752) lo coronó como primer rey carolingio de los francos (de 751 a 768), y así quitó a los merovingios oficialmente del poder y legitimó la soberanía de la dinastía carolingia.

Pipino utilizó su nuevo rol para expandir la influencia del reino franco en Europa. En 754, intervino en la invasión lombarda del territorio papal a pedido del papa Esteban II (que sirvió de 752 a 757). Los francos vencieron a los lombardos y capturaron la provincia de Rávena, que luego Pipino le otorgó al papa. La Donación de Pipino, nombre dado a esta transacción, establecía la fundación de los Estados Pontificios y apoyaba los futuros reclamos del papa sobre la autoridad secular.

Carlomagno

Carlomagno convirtió el reino franco en un imperio próspero de Europa central y occidental al expandir su influencia a todos los frentes territoriales mediante la conquista.

Si bien el primer rey carolingio fue Pipino el Breve, su hijo Carlomagno fue quien inmortalizó a la dinastía en la historia. Carlomagno, conocido por su liderazgo militar, su intolerancia pagana y su expansionismo agresivo, gobernó como rey de los francos (de 768 a 814) tras la muerte de su padre y como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (de 800 a 814) luego de ser coronado por el papa León III (que sirvió de 795 a 816). Desde su capital en Aachen, Austrasia, cogobernó junto a su hermano Carlomán I, pero la mala relación entre ellos los mantuvo en desacuerdo hasta la muerte de este en 771. Luego, Carlomagno gobernó como único rey con el apoyo de la aristocracia franca y la Iglesia.

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Durante su reinado, convirtió el reino franco en un imperio próspero de Europa central y occidental al expandir su influencia a todos los frentes territoriales mediante la conquista. En 772, inició las guerras sajonas, una conquista violenta de la Sajonia pagana que duró hasta que estuvo completamente bajo la jurisdicción carolingia en 804. Carlomagno continuó la alianza papal de Pipino y defendió al papado en 773 contra los lombardos. Para 774, había conquistado y absorbido el reino lombardo en su imperio en crecimiento, y había adoptado el título de «rey de los francos y de los lombardos». Para su muerte en 814, Carlomagno había duplicado el tamaño del reino franco y lo había expandido a su máximo territorial a través de la conquista hacia el oeste a Barcelona, Cataluña y Bretaña, al sur por Italia hasta Roma y hacia el este a Baviera, Bohemia, Carintia, Croacia y Hungría.

De forma simultánea, llevó a cabo un exitoso programa de reformas religiosas y morales a nivel del reino que se conoce como el Renacimiento carolingio. Además de la cristianización de las poblaciones conquistadas, las reformas carolingias incluyeron la normalización de las prácticas y el canon eclesiásticos, el desarrollo de la educación y la alfabetización entre la nobleza, y la elaboración de textos religiosos e intelectuales.

Statue of Charlemagne
Estatua de Carlomagno
Mark Kaswan (CC BY-NC-SA)

Carlomagno acordó una alianza con el papa León III (que sirvió de 795 a 816), quien buscaba protección de sus adversarios locales y de las amenazas extranjeras a la autoridad de la Iglesia. El 25 de diciembre de 800, el papa coronó a Carlomagno como emperador romano. Aunque la coronación fue un intento del papa de revivir el Imperio romano con supervisión papal, el título era puramente honorífico y, en cambio, establecía la base de un nuevo Imperio carolingio (800-887), así como de sus sucesores, el Sacro Imperio Romano Germánico. Sin embargo, las consecuencias inmediatas fueron más concretas: el título romano de Carlomagno le brindaba un reclamo legítimo a los reinos lombardo e italiano.

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División y declive

El último hijo vivo de Carlomagno, Ludovico Pío (o Luis I, que reinó de 813 a 840), heredó el Imperio carolingio tras la muerte de Carlomagno en 814, luego de gobernar brevemente como coemperador. Aunque no era un guerrero como su padre, Ludovico libró batallas con las poblaciones vecinas, incluidos los vascos, los daneses y los vikingos. También continuó muchos de los programas de reformas de Carlomagno y defendió la unidad cristiana dentro de su reino, pero se destacó en particular por su reorganización de la estructura política del imperio. En sus primeros años como emperador, Ludovico distribuyó el control de los reinos regionales dentro del imperio entre varios familiares, con lo que optó por el «liderazgo imperial de los reinos subordinados en lugar de un Estado centralizado y unitario» (Wilson, 41).

En 817, Ludovico seleccionó a su hijo mayor, Lotario I, como heredero y coemperador del Sacro Imperio Romano Germánico (de 840 a 855), y les otorgó a sus otros hijos el control sobre las regiones subordinadas. Estas divisiones territoriales y planes de sucesión dieron lugar a rivalidades y facciones entre los carolingios y otros nobles francos. Esta descentralización del Imperio carolingio otorgaba una mayor autoridad a los gobiernos y señores locales y, por lo tanto, apoyaba el desarrollo de un feudalismo europeo y debilitaba la influencia del trono imperial. Al igual que los soberanos merovingios anteriores, los carolingios perdieron el poder gradualmente debido a la descentralización que fomentaron.

En 830, las rivalidades familiares por la distribución de poder de Ludovico y sus planes de sucesión imperial provocaron guerras civiles carolingias intermitentes durante la siguiente década. Tras la muerte de Ludovico Pío en 840, Lotario I reclamó su autoridad sobre todo el Imperio carolingio, lo que llevó el conflicto a su auge. En 843, la guerra concluyó con el Tratado de Verdún, que dividía el reino carolingio en tres dominios: la Francia Oriental, la Francia Media y la Francia Occidental, asignados a los hijos de Ludovico Pío. El título imperial lo tenía exclusivamente Lotario I, quien reclamó la Francia Media, la parte central del imperio que se extendía desde Italia, al sur, hasta Frisia al norte. Luis el Germánico recibió la Francia Oriental, mientras que Carlos el Calvo, el hijo menor, se volvió el rey de la Francia Occidental. A partir de este momento, la dinastía carolingia enfrentó un declive abrupto cuando los tres herederos y sus descendientes se pelearon entre sí y con los nobles regionales por el poder.

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Charlemagne and the Carolingian Empire c. 814
El Imperio carolingio de Carlomagno hacia 814
Simeon Netchev (CC BY-NC-ND)

El reinado de Luis el Germánico (de 843 a 876) en la Francia Oriental estaba en guerra en Sajonia y en la frontera oriental. Mientras que las regiones de Renania del reino estaban bien establecidas y eran el hogar de las cortes reales, las regiones orientales estaban mayormente descentralizadas y eran vulnerables a las influencias externas. En Sajonia, Luis tuvo que lidiar con la revuelta de Stellinga, una rebelión de campesinos sajones que se alinearon con Lotario I durante las guerras civiles anteriores, después de que este prometiera devolverles los derechos que Carlomagno les había quitado antes de convertirse del paganismo al cristianismo. El ejército de Luis el Germánico aplastó la revuelta sajona y los conflictos orientales con los bohemios y moravos. Luis el Germánico murió en 876, y sus territorios fueron heredados por sus tres hijos, Carlomán de Baviera (que reinó de 876 a 879), Luis III el Joven de Sajonia (que reinó de 876 a 882) y Carlos el Gordo (que reinó de 876 a 887).

Tras la muerte de Lotario I en 855, la Francia Media se subdividió en los reinos de Lotaringia, Italia y Provenza de acuerdo al Tratado de Prüm. El hijo de Lotario, Luis II de Italia, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (de 855 a 875) y rey de Italia (de 843 a 875), heredó el título imperial y gobernó Italia con un amplio apoyo de la aristocracia, mientras que Lotario II (que reinó de 855 a 869) recibió Lotaringia, y el hijo menor, Carlos de Provenza (que reinó de 855 a 863) recibió Provenza. Desde que Luis II heredara el título imperial en 855, y hasta 924, sería el rey de Italia quien ostentase este título.

Durante su reinado como emperador, Luis II libró un ataque extenso contra el emirato de Bari en la región de Benevento, en el sur de Italia. Salió victorioso, pero sus habitantes rechazaron su gobierno a favor del Imperio bizantino. Luego del Tratado de Mersen (Meerssen) en 870, la región septentrional de la Francia Media se fragmentó aún más y se transfirió a los reinos francos vecinos, que solo les dejaron los dominios de Borgoña e Italia a los lotaringios. Luis II murió en 875 sin un heredero legítimo, lo que causó la extinción del linaje lotaringio y un período de conflictos de sucesión por la transferencia de Italia.

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Illustration of Charles the Bald, Holy Roman Emperor
Ilustración de Carlos el Calvo, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico
G.W. Hutin (Copyright)

Carlos el Calvo, el hijo menor de Ludovico Pío, reinó como rey de la Francia Occidental (de 843 a 877) y de Italia (de 875 a 877) y, luego de la muerte de su sobrino Luis II, como emperador (de 875 a 877). De los tres sucesores de Ludovico Pío, Carlos fue el que enfrentó más conflictos. Durante su gobierno, el reino de Francia Occidental estuvo bajo la amenaza constante de los vikingos daneses y de otro sobrino, Pipino II, rey de Aquitania (de 838 a 864), quien heredó Aquitania en 838. Pipino II se negó a someterse a Carlos el Calvo después de que el Tratado de Verdún le otorgara todo el reino occidental, lo cual marcó el inicio de más de dos décadas de guerras intermitentes. Poco después de la muerte de Luis II en 875, Carlos invadió Italia y le usurpó el control a su sobrino, Carlomán de Baviera. Cuando Carlos el Calvo murió en 877, Italia volvió a Carlomán. En la Francia Occidental, lo sucedieron sus hijos, Luis el Tartamudo (Luis II de Francia Occidental, que reinó de 877 a 879) y Carlomán II de Francia Occidental (que reinó de 879 a 884). Sin embargo, el trono imperial quedó vacante hasta 881.

Caída del poder

Las muertes de los reyes carolingios entre 875 y 880 causaron inestabilidad en la dinastía conforme los nobles regionales en cada uno de los reinos intentaban tomar el poder. Tras la muerte de los reyes lotaringios y occidentales, los reinos se transfirieron al último hijo vivo de Luis el Germánico, Carlos el Gordo, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (de 881 a 887), rey de la Francia Oriental (de 876 a 887), rey de Italia (de 879 a 887) y rey de la Francia Occidental (de 884 a 887). Desde 876, Carlos cogobernó la Francia Oriental con su hermano, Luis III el Joven, y como único rey luego de la muerte de este en 882. Heredó Italia en 879 tras la abdicación de su hermano mayor Carlomán de Baviera y, en 880, defendió los Estados Pontificios contra una invasión de Guido III de Spoleto (de 872 a 882), un pariente distante de los carolingios. A cambio de su intervención militar, Carlos el Gordo fue coronado emperador por el papa Juan VIII (que sirvió de 872 a 882). Tras la muerte en 884 de su sobrino Carlomán II, soberano de la Francia Occidental, los nobles del reino invitaron a Carlos el Gordo a asumir el reinado de la Francia Occidental.

Carlos el Gordo reunió brevemente al Imperio carolingio tras convertirse en el soberano de los tres reinos carolingios principales en 894, pero su supremacía fue desafiada en todo el territorio. El imperio colapsó por última vez cuando los nobles regionales lo depusieron en 887, después de que Francia Oriental fuera usurpada en un golpe de Estado por su sobrino ilegítimo, Arnulfo de Carintia (que reinó de 887 a 899). En general, se considera que la dinastía carolingia terminó con el derrocamiento de Carlos. Mientras que el linaje carolingio sobrevivió y algunas personas mantuvieron el control en los ducados y condados locales, su poder nunca alcanzó la altura de sus ancestros.

Division of the Carolingian Empire in 898
La división del Imperio carolingio en 898
Trasamundo (CC BY)

El reino carolingio volvió a dividirse una vez más en territorios separados: los reinos de Francia Oriental, Francia Occidental, Borgoña e Italia. Los nobles del reino occidental eligieron a Odón de Francia Occidental (que reinó de 888 a 898), un ancestro de la dinastía de los Capeto de Francia, como su rey, mientras que, de forma similar, Rodolfo I de Borgoña fue elegido rey de Borgoña. Arnulfo conservó la Francia Oriental y buscó revivir el Imperio carolingio. En 894, invadió Italia, acto que fue disputado por Guido III de Spoleto y Berengario I de Friuli (que reinó de 888 a 924), un nieto de Ludovico Pío por línea materna. La fuerza de Guido III lo convirtió en el soberano primario de Italia sobre Berengario, y su cercanía al papado influyó en el papa Esteban V (que sirvió de 885 a 891) quien lo coronó el primer emperador no carolingio en 891. Arnulfo derrotó a Guido III en 896 y fue coronado emperador, pero no pudo consolidar su poder y reinstaurar el imperio antes de morir en 899.

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El hijo de Arnulfo, Luis el Niño (que reinó de 899 a 911), heredó la Francia Oriental, pero su gobierno mediante regentes y el levantamiento de los nobles locales le quitó eficacia a su reinado. Cuando Luis murió sin herederos a los 17 o 18 años, el linaje real oriental carolingio también se extinguió. Luego de una elección en el reino oriental, el control pasó a un no carolingio, Conrado I de Germania (que reinó de 911 a 918), luego a Enrique el Pajarero (que reinó de 919 a 936), el patriarca sajón de la dinastía otoniana (de 919 a 1024).

Tras la muerte de Arnulfo, Italia fue invadida por Luis III, rey de Provenza (que reinó de 887 a 928), un nieto del emperador Luis II por línea materna. En 900, Luis III fue coronado rey de Italia (de 900 a 905) y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (de 901 a 905). Berengario repelió a Luis III de Italia en 905 y, en el proceso, lo cegó (a partir de entonces se lo conoció como Luis el Ciego). Más tarde, Berengario fue coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (de 915 a 924), pero su muerte en 924 dio lugar a un interregno imperial que terminó en 962 con la coronación del hijo de Enrique el Pajarero, Otto I, como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (de 962 a 973).

Legado

Las divisiones carolingias de 843, 855 y 887 se consideran todas el origen de los Estados europeos modernos. Mientras que la primera división se ha interpretado como el fin del gran imperio de Carlomagno mediante su establecimiento de reinos separados, la última división separó de forma permanente a la Francia Occidental, la Francia Oriental e Italia, y dispuso a las tres regiones en caminos únicos de desarrollo. En la Francia Occidental, los nobles francos continuaron reinando como reyes tras el colapso de los carolingios, pero el reino oriental hizo la transición al gobierno sajón. Esta diferencia suele considerarse la separación definitiva del antiguo imperio franco en entidades políticas francesas y alemanas únicas. De forma similar, el resurgimiento del título imperial en 962 por Otto I, étnicamente sajón y no franco, también se ha interpretado como el nacimiento de Alemania. Italia, sin embargo, fue disputada durante varios siglos más por duques, condes y reyes, aunque permaneció dentro de la esfera de influencia del Sacro Imperio Romano Germánico.

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Sobre el traductor

Eliana Rua
Soy traductora pública, literaria y científico-técnica de inglés al español y me apasiona todo lo relacionado con la arqueología, la historia y la religión.

Sobre el autor

Michael Griffith
Michael es docente y entusiasta de la historia, y vive en Estados Unidos. Tiene una licenciatura en Historia y en Educación.

Cita este trabajo

Estilo APA

Griffith, M. (2021, mayo 19). Dinastía carolingia [Carolingian Dynasty]. (E. Rua, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-17553/dinastia-carolingia/

Estilo Chicago

Griffith, Michael. "Dinastía carolingia." Traducido por Eliana Rua. World History Encyclopedia. Última modificación mayo 19, 2021. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-17553/dinastia-carolingia/.

Estilo MLA

Griffith, Michael. "Dinastía carolingia." Traducido por Eliana Rua. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 19 may 2021, https://www.worldhistory.org/Carolingian_Dynasty/. Web. 09 jul 2025.

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