Viriato (en torno a 180-140 a.C.) fue el líder de los lusitanos en su guerra con Roma. En 150 a.C. Viriato escapó de la masacre romana y de la esclavitud de los lusitanos que se habían rendido pacíficamente. Viriato continuó luchando en la resistencia y se alzó para convertirse en el líder de las tribus. De 147 a 142 a.C. Viriato ganó una victoria tras otra contra los romanos. No obstante, fue incapaz de igualar los vastos recursos de Roma y se fue desgastando por agotamiento. En 140 a.C. Viriato renovó las negociaciones de paz, pero amigos cercanos lo traicionaron y asesinaron. Viriato, uno de los enemigos de Roma más carismáticos y exitosos, se convirtió en el primer héroe nacional de Portugal.
Viriato y la rendición de los lusitanos frente a Roma
Los lusitanos eran uno de los grupos tribales celtíberos más grandes de Hispania (actual Península Ibérica), nombre romano de las actuales España y Portugal. Las tierras lusitanas equivalían aproximadamente a las del Portugal de la actualidad. En 206 a.C., después de que Roma se había apropiado de los dominios cartagineses del sur de España, los nativos íberos se alzaron en rebelión. Los conflictos en curso finalmente se extendieron para involucrar a las tribus celtíberas libres de Hispania central. Los lusitanos comenzaron a pelear contra los romanos en 194 a.C., e invadieron la Hispania Ulterior (Provincia romana al sur de Hispania), la más cercana de las dos provincias romanas en Hispania. Cuando en 179 a.C. finalmente cesaron las hostilidades, fue en gran parte debido al respeto que los lusitanos habían ganado por el gobernador romano Tiberio Sempronio Graco (el Mayor). Fue sobre esta época cuando nació Viriato.
Viriato pasó su infancia cuidando ovejas en las montañas y en zonas silvestres. Cuando llegó a la adolescencia, probablemente comenzó a unirse a las incursiones locales. Al igual que otros guerreros celtíberos jóvenes, éste buscaba demostrar su valor en el bandidaje, el cual era común entre las tribus. Cuando se convirtió en un hombre pudo ver el deterioro de las relaciones de su tribu con Roma. Los gobernadores que habían llegado a tomar el lugar de Graco eran hombres codiciosos que oprimían a las tribus vecinas. Después de que las quejas de los lusitanos al Senado romano no lograran mejorar la situación, los lusitanos retomaron las hostilidades con la Hispania Ulterior en 154 a.C. En esa época Viriato tendría veinte años. En 153 a.C., algunos lusitanos incluso cruzaron las Columnas de Hércules (Gibraltar) y atacaron África. Dos años más tarde, los lusitanos infligieron una derrota al gobernador de Hispania Ulterior, Servio Sulpicio Galba. Probablemente Viriato tomó parte en al menos algunas de estas campañas, y su carisma y liderazgo le ganaron un grupo de seguidores.
ENTRE LOS SOBREVIVIENTES DE LA MASACRE DE LOS LUSITANOS DE GALBA ESTABA VIRIATO, QUE JURÓ VENGARSE DE ROMA.
A pesar de que los lusitanos permanecieron inquebrantables, los años de guerra habían pasado factura. Casi con seguridad, Viriato había perdido familiares y amigos cercanos. Exhaustos de que quemaran sus casas y de que mataran o esclavizaran a su pueblo, los lusitanos enviaron mensajeros a Galba. Este les dijo que entendía sus razones para hacer la guerra. «La pobreza del suelo y la miseria os obliga a hacer estas cosas. Pero yo daré a mis pobres amigos buena tierra y los estableceré en un país fértil, en tres secciones» (Apio, Historia romana, VI.X. 59, 60). Viriato había oído hablar del gran Graco a sus mayores. Quizá Galba también era un hombre de palabra.
Viriato se unió a los hombres, mujeres y niños que se reunían en los pueblos de Lusitania. Partieron con sus pertenencias, sus carros, su ganado y sus armas a encontrarse con otros hasta que se convirtieron en cientos y los cientos en miles. Era el año 150 a.C. y los lusitanos se rendían a Roma. Eran perfectamente 30.000 cuando los soldados romanos dijeron a los jefes de las tribus que los lusitanos debían separarse en tres grupos. Los grupos, escoltados por legionarios y auxiliares, fueron llevados lejos de la vista los unos de los otros.
Galba visitó al primer grupo y les pidió que tiraran sus armas para demostrar sus intenciones pacíficas. Los lusitanos hicieron lo que se les pidió para ver con temor como los soldados romanos cavaban una zanja a su alrededor; después, los legionarios se abrieron paso a través de ella aterrorizando a las familias lusitanas. Los romanos agarraron a los lusitanos en edad de pelear y los mataron allí mismo. A los demás les esperaba una vida de esclavitud. A los otros dos grupos tribales se los trató de igual manera. Sólo unos pocos escaparon de lo que debió de ser una loca carrera para huir de la matanza. Galba se quedó con la mayoría del botín y solo les dio a sus soldados una pequeña cantidad. De vuelta en Roma, el Senado estaba enfurecido por el comportamiento arrogante de Galba, pero fueron incapaces de reprenderle debido a su gran riqueza.
Entre los sobrevivientes de la masacre de Galba se encontraba Viriato, que juró vengarse de Roma. Viriato se convirtió en un joven caudillo y en 147 a.C. se unió a un ejército lusitano que atacó la pacificada región romana de Turdetania (al sur de Hispania). No obstante, el legado Gayo Vetilio respondió con fuerza y atrapó a los lusitanos contra un rio. Abatidos, los lusitanos enviaron emisarios a Vetilio con ramas de olivo. Repitieron sus súplicas de más tierras fértiles donde asentarse.
Vetilio accedió a las peticiones de los lusitanos, pero a cambio exigió que rindieran sus armas. Viriato no lo aceptó y recordó a los jefes de las tribus la traición de Galba. Las palabras de Viriato conmovieron sus corazones y espíritus, así que pidieron a Viriato que tomara el mando de todo el ejército. Viriato reunió la caballería lusitana y la guió en falsos ataques contra las líneas romanas. La escaramuza confundió a los comandantes romanos y permitió a la infantería lusitana huir del campo.
Durante la noche, Viriato y la caballería se escabulleron para unirse a su infantería. Vetilio fue en su busca, pero los legionarios armados pesadamente no pudieron alcanzar a los lusitanos ligeramente armados. Viriato se mantuvo fuera de alcance y atrajo a los romanos al valle del río Barbésula hasta que la columna romana se quedó atrapada en un paso estrecho con una pendiente cubierta de matorrales a un lado y un precipicio al otro. Allí Viriato tendió su trampa; cargó con su caballería alrededor y atacó desde el frente, mientras los hombres de las tribus escondidos en los matorrales irrumpían por la ladera. Después, los lusitanos lanzaron jabalinas y blandieron espadas cortas y las mortales falcatas, espadas curvadas con forma de hoz que se ensanchaban hacia la punta. Los romanos consiguieron escapar peleando, pero no antes de perder cerca de la mitad de su número. Vetilio se encontraba entre las 4.000 bajas.
SEGÚN AUMENTABA EL RENOMBRE DE VIRIATO, MÁS HOMBRES SE UNÍAN A ÉL. ERA UN LÍDER QUE NI SIQUIERA LOS ROMANOS PODÍAN VENCER.
Según aumentaba el renombre de Viriato, más hombres se unían a él. Era un líder que ni siquiera los romanos podían vencer. Viriato siempre repartía el botín justamente, incluso repartía su parte con sus guerreros más valientes. En una historia sobre su boda, Viriato no se dejó impresionar por el oro y la plata de su romanizado suegro; se apoyó en su lanza y comió poco, ofreció sacrificios a la manera lusitana, después subió a su esposa en su caballo y se marchó cabalgando hacia las colinas.
En 146 a.C., Viriato atacó las fértiles tierras de los carpetanos. Después de retirarse ante las fuerzas romanas más numerosas, cargó de nuevo contra la tensa columna romana y causó numerosas bajas. Los romanos denominaron a ésta estratagema y método de lucha de contraataque la concursare. Ese mismo año, Viriato derrotó a otro ejército romano en su busca alrededor del monte Veneris (monte de «Venus»), hostigó guarniciones romanas de la Hispania central y tomó Segóbriga. Viriato desplegó los estandartes romanos por todas las vertientes. El comandante del ejército romano, Claudio Unimano dejó constancia de la ferocidad de la batalla:
En un paso estrecho 300 lusitanos se enfrentaron a 1.000 romanos; como resultado de la acción, 70 de los primeros y 320 de los últimos murieron. Cuando los lusitanos victoriosos se retiraron y se dispersaron confiadamente, uno de ellos a pie se quedó separado y un destacamento de caballería en persecución lo rodeó. El guerrero solitario traspasó con su lanza el caballo de uno de los jinetes, y con un golpe de su espada cercenó la cabeza del romano, lo que produjo tal terror entre los otros que prudentemente se retiraron bajo la mirada arrogante y desdeñosa del guerrero (Orosio, Siete libros de historia contra los paganos, 5.4).
El agotamiento desgasta a Viriato
Las victorias de Roma en la cuarta guerra macedonia (149-148 a.C.) y la tercera guerra púnica (149-146 a.C.), liberaron nuevos recursos para la escena Hispánica. En 145 a.C. el cónsul Fabio Máximo Emiliano, de la renombrada familia Escipión, llegó a Hispania Ulterior con dos legiones verdes y aliados que hacían un total de 15.000 hombres a pie y 2.000 jinetes. Fabio se tomó su tiempo en entrenar a las tropas y las limitó a escaramuzas. En 144 a.C. se enfrentó a Viriato directamente, lo superó y redujo a cenizas dos ciudades. Al año siguiente, cuando Quinto Pompeyo reemplazó a Fabio, Viriato recuperó su racha ganadora y tendió una emboscada a Quinto cerca del Monte de Venus.
En 142 a.C., la suerte en la guerra volvió a cambiar cuando el hermano de Fabio, el cónsul Fabio Máximo Serviliano, llegó con 20.000 tropas y derrotó a Viriato cerca de Ituci. En su próximo enfrentamiento, Viriato se giró para atacar en uno de sus típicos contraataques e infligió 3.000 bajas. No obstante, agotado por el cansancio, Viriato se marchó de Hispania central a Lusitania. Serviliano fue tras él y sitió la ciudad de Erisana. Viriato fue al rescate, atrapó a los romanos en un desfiladero, pero luego ofreció una tregua.
La única petición de Viriato a Roma fue que se respetaran las fronteras lusitanas y que los lusitanos se convirtieran en amici populi Romani, «Amigos del pueblo romano». A pesar de que Serviliano aceptó y el Senado ratificó los términos, fue duro para el orgullo romano perdonar a un líder de guerrillas que había humillado a Roma. Los romanos provocaron a los lusitanos hasta que la guerra estalló de nuevo en 140 a.C. El hermano de Serviliano, el cónsul Q. Servilio Cepión, que se hizo cargo de Hispania Ulterior, persiguió a Viriato a través de Carpetania, Lusitania y por las tierras de los vetones. La destrucción marcaba el paso de las fuerzas romanas. Cuando Popilio Lenas de Hispania Citerior reforzó aún más a Cepión, los lusitanos estaban preparados para suplicar por la paz. Lenas estaba preparado para garantizarla, pero solo si los desertores romanos y todas las armas se entregaban. Los romanos castigaron a los desertores a la forma hispánica, cortándoles la mano derecha. Viriato, reticente a deponer las armas, eligió a tres amigos cercanos, Audax, Ditalco y Minuro, para seguir negociando.
El asesinato de Viriato
Viriato, que había burlado a sus rivales durante años, falló en reconocer al enemigo entre aquellos cercanos a él. Después de volver de entre los romanos, sus tres «amigos» fueron durante la noche a la tienda de Viriato. Tras decirle al guardia que necesitaban hablar urgentemente con Viriato, dos de ellos lo sujetaron mientras dormía, mientras el tercero le clavó un cuchillo en la espalda. Cuando a la luz del día se descubrió el asesinato, los seguidores de Viriato se llenaron de tristeza e ira. Los tres conspiradores se escabulleron y se fueron donde los romanos. Se les había pagado una suma con antelación y ahora querían el resto de su pago; pero Roma les dijo que no pagaba a traidores. En el campo lusitano, el cuerpo de Viriato se vistió con ricas prendas y después se quemó en una pira funeraria. Se ofrecieron sacrificios y los guerreros corrieron y cabalgaron alrededor de la pira.
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A pesar de que un guerrero llamado Tántalo intentó dar un revés a la suerte de los lusitanos, sin Viriato un gran número de lusitanos se rindió a Lenas en 139 a.C. Afortunadamente, Lenas demostró ser un hombre de palabra, asignó tierras cultivables a algunos y deportó a otros a regiones nuevas. No obstante, Lusitania se mantuvo libre del dominio romano hasta el reinado del emperador Augusto (27 a.C.-14 d.C.), cuando la conquista de toda Hispania finalizó.
Debido a mi gran interés por aprender humanidades, soy traductora voluntaria para WHE, lo que me da la oportunidad de profundizar en las olas del tiempo.
Nacido en Alemania, Ludwig H. Dyck se convirtió en ciudadano canadiense gracias a la ciudadanía de su padre. Desde su primera publicación en 1998, Dyck ha escrito para numerosas revistas populares de historia de Estados Unidos. Su primer libro es "The Roman Barbarian Wars" (Las guerras bárbaras romanas).
Dyck, L. H. (2017, abril 07). Viriato [Viriathus].
(R. M. Barquin, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-15855/viriato/
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Dyck, Ludwig Heinrich. "Viriato."
Traducido por Rosa Maria Barquin. World History Encyclopedia. Última modificación abril 07, 2017.
https://www.worldhistory.org/trans/es/1-15855/viriato/.
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Dyck, Ludwig Heinrich. "Viriato."
Traducido por Rosa Maria Barquin. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 07 abr 2017. Web. 13 oct 2024.
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Escrito por Ludwig Heinrich Dyck, publicado el 07 abril 2017. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.