Vida cotidiana romana

Artículo

Donald L. Wasson
por , traducido por David Cohen
publicado en 23 abril 2018
Disponible en otros idiomas: Inglés, Holandés, Francés, Alemán, Portugués, Turco
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Desde los primeros días de la República Romana hasta los reinados volátiles de emperadores innobles como Caligula, Nerón y Cómodo, el Imperio Romano continuó su expansión, ampliando sus fronteras hasta abarcar todo el Mediterráneo, así como expandiéndose hacia el norte a Galia y Britania. La Historia registra las hazañas de los héroes al igual que las diatribas de los emperadores. A pesar de los a veces penosos hechos de la oficina imperial, el imperio se construyó sobre las espaldas de sus ciudadanos - las personas no reconocidas que vivieron una vida relativamente tranquila y que con frecuencia son ignorados por la historia. Roma era una ciudad cosmopolita con griegos, sirios, judíos, norafricanos, españoles, galos y britones, y como cualquier otra sociedad, el ciudadano Romano promedio se levantaba cada mañana, trabajaba, se relajaba y comía, y aunque su vida diaria con frecuencia era agitada, el o ella, siempre sobervivía.

Bikini Mosaic
Mosaico de bikinis
Roundtheworld (CC BY-SA)

Movimiento de la población

Fuera de las ciudades, en los pueblos en las granjas pequeñas, la gente vivía una vida mucho más simple - dependiendo casi con exclusividad de su propia labor. La vida diaria del habitante promedio de la ciudad, sin embargo, era muy diferente y la mayoría de veces incluso rutinaria Las áreas urbanas del imperio - fuera Roma, Pompeya, Antioquía o Cartago, eran imanes para muchas personas que dejaban los pueblos y las granjas en busca de una vida mejor. Pese a ello, las promesas incumplidas de trabajo, forzaron a innumerables personas a vivir en las partes más pobres de la ciudad. Los trabajos que buscaban a menudo no existían lo que se tradujo en una epidemia de desamparados y habitantes sin hogar. El trabajo disponible para estos nuevos inmigrantes era difícil de obtener. Los esclavos realizaban casi todas las tareas de servicio así como muchas profesiones, como profesores, doctores, cirujanos y arquitectos. La mayoría de los hombres y mujeres libres, trabajaban en diversos oficios, por ejemplo, como panaderos, pescadores o carpinteros. Ocasionalmente, las mujeres pobres servían a los más pudientes como peluqueras, parteras o modistas.

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Vivienda - Bloques de apartamentos

Muchos de los bloques de apartamentos romanos estaban sobrepoblados y eran extremadamente peligrosos. Como resultado los residentes vivían con miedo constante a los incendios.

Como en cualquier otro lugar, sea en una granja o en la ciudad, la vida diaria aun se centra en el hogar y cuando la gente llega a la ciudad su primera preocupación es poder encontrar un lugar para vivir. El espacio era una prioridad en una ciudad amurallada como Roma y desde el comienzo, poca atención se prestó a las necesidades de vivienda de las personas que migraban a la ciudad por lo que los complejos habitacionales proporcionaron la mejor respuesta a este problema. La mayoría de los ciudadanos Romanos, no todos ellos pobres, vivían en estos edificios de apartamentos o insulae. En un momento tan temprano como el año 150 a.C., existían más de 46.000 insulae a lo largo de toda la ciudad. Buena parte de estos complejos destartalados estaban superpoblados y eran extremadamente peligrosos; como resultado, sus residentes vivían en constante miedo de incendio, colapso, y en algunas áreas la susceptibilidad de inundaciones del río Tiber. Inicialmente, se mostró muy poca preocupación por parte de la ciudad por diseñar calles rectas o incluso amplias (las calles, generalmente sin pavimentar, podían ser tan angostas como de 6 pies - 1,8 m y tan amplias como de 15 pies - 4,5 m), lo que impedía el acceso fácil a estos edificios en caso de incendio. Tendría que ocurrir el gran incendio bajo el gobierno del emperador Nerón, para que este problema se mejorara con la ampliación de las calles y la instalción de balcones que brindaran seguridad así como acceso en caso de emergencia. Estos "apartamentos" usualmente era de cinco o siete pisos de altura (más de 21 m); sin embargo y debido a que muchas de estas propiedades se consideraban muy inseguras, durante los gobiernos de los emperadores Augusto y Trajano, se aprobaron leyes que limitaban su altura. Por desgracia, raras veces estas leyes se cumplían.

La pobreza de la ciudad era más que evidente a través de la falta de educación o la forma de vestirse, por lo que la vida en estos edificios que reflejaba esta disparidad. El piso en el que cada cual podía vivir dependía de sus ingresos económicos. Los apartamentos bajos - la primera planta o la planta baja de un insulae - eran mucho más cómodos que los e las pisos superiores. Eran espaciosos, tenían habitaciones separadas para comer y dormir, ventanas y, a diferencia de otros pisos, la renta normalmente se pagaba por año. Los pisos más altos, en los que la renta se pagaba a diario o semanalmente, eran estrechos generalmente con un solo cuarto para toda una familia. Una familia vivía con miedo constante de ser desalojada. No tenían acceso a la luz natural, eran calientes en el verano y fríos en el invierno con poca o nada de agua, incluyendo sanitarios o latrinas. Mientras que el primer sistema de drenaje de la ciudad o Cloaca Maxima apareció en el siglo VI a.C., no beneficiaba a aquellos que vivían en los pisos superiores (las plantas bajas tenían acceso a agua corriente y sanitarios internos). Los residuos, incluso humanos, eran con frecuencia vertidos a las calles, casusando no solo un olor terrible sino además propiciando un ambiente para la propagación de enfermedades. Para muchos, la única alternativa era usar los sanitarios públicos. Combinen la falta de alumbrado público (no había transeúntes de noche debido a las altas tasas de criminalidad), el deterioro de los edificios y el miedo a los incendios. La vida en los pisos superiores de los complejos de apartamentos no era muy agradable para muchos de los pobres.

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Cubiculum Fresco, Villa of the Farnesina, Rome
Fresco de un Cubiculum. Villa de Farnesina, Roma
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

Villas privadas

Por el contrario, la mayor parte de los residentes adinerados de la ciudad - aquellos que no vivían en villas a las afueras - vivían en domus. Estos hogares, al menos en Roma, usualmente se ubicaban en la colina Palatina, para estar cerca del palacio imperial. Tal y como ocurría con muchos de los complejos de apartamentos, el frente de estas propiedades (especialmente en ciudades como Pompeya y Herculano) con frecuencia tenía una tienda en la que el propietario de la casa llevaba sus negocios diarios. Detrás de la tienda estaba el atrium - un área de recepción donde los invitados o los clientes eran saludados y en el que se llevaban a cabo algunas veces negocios privados. El atrium incluía un altar pequeño dedicado a un dios doméstico o ancestral. El cielo del atrium era abierto y debajo se encontraba una piscina rectangular. En los días de lluvia el agua que ingresaba a través de este vano era recolectada para ser empleada en el domus. A ambos lados del atrium existían cuartos cuartos más pequeños llamados cubiculum que servían como dormitorios, bibliotecas u oficinas. Desde luego, había espacio disponible suficiente para un cuarto de comedor o triclinium y para la cocina. En la parte trasera del domus se encontraba el jardín familiar.

La Familia

Sin importar la condición social, bien sea en un complejo de aprtamentos o en un villa, la unidad social fundamental a lo largo de todo el imperio era la familia, y desde los días iniciales de la República, la existencia de la familia estuvo centrada enteramente en el concepto de paterfamilias - la cabeza másculina del hogar tenía el poder de la vida y la muertesobre todos los miembros de la familia (incluso miembros lejanos). Él podía rechazar un ninño si nacía deforme, si cuestionaba su paternidad, si tenía ya más de una hija o simplemente si así lo quería. Él también podía vender a cualqueira de sus hijos como esclavo. Gradualmente, a través del tiempo, este tipo de control extremo casi todo poderoso sobre la familia (patria potestas) fue disminuyendo. Pese a ello, este gobierno férreo del padre o el marido, no limitó el poder de la mujer dentro de la casa.

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Las mujeres romanas dirigían el hogar y con frecuencia se encargaban de la educación de los hijos.

El hogar era el dominio de la esposa. Mientras incialmente se le prohibía aparecer en público, ella dirigía el hogar y con frecuencia se encargaba de la educación de algún niño hasta que se encontrara un tutor. Para el final de la República, a las esposas se les permitía sentarse al lado de su marido en las cenas, ir a los baños, aunque no al mismo tiempo que los hombres y asistir a los juegos o al teatro. Después, las mujeres pudieron trabajar como panaderas, farmacéuticas y vendedoras; desde un punto de vista legal sus derechos fueron reconocidos y por ejemplo, los procedimientos para el divorcio podían ser solicitados tanto por el marido como por la esposa.

Fresco, Pompeii
Fresco, Pompeya
Mary Harrsch (Photographed at the Museo Archaeologico Nazionale di Napoli) (CC BY-SA)

Comida

Todo el mundo tenía que comer y la dieta de un residente Romano dependía, al igual que la de su hogar, de su estatus económico. Para muchos de los pobres esto significaba tener que esperar por la ración mensual de granos. Para la mayoría de Romanos la principal comida diaria era por la tarde, de cuatro a seis. Las comidas de la mañana y el mediodía generalmente eran pasabocas ligeros y algunas veces solo pan. En tanto no había refrigeración, las compras se realizaban a diario en las muchas tiendas pequeñas y negocios de carros callejeros o en el foro de la ciudad. Muchas de las comidas que hoy día consideramos italianas no existían en la Roma temprana. No había ninguna naranja, toronjas, albaricoques o duraznos. Mientras los ricos disfrutaban de especies importadas en sus comidas, reclinados sobre almohadas y servidas por esclavos, la mayoría de los extremadamente pobres o los desamparados, comían cereales rancios o engrudo (la falta de una dieta de calidad causaba que muchos sufrieran de malnutrición). Para otros la dieta diaria consistía en cereales, pan, vegetales y aceite de oliva; la carne era muy costosa para el presupuesto promedio aunque algunas veces estaba disponible después de un sacrificio a los dioses (dado que solo los órganos internos eran usados en el sacrificio). El vino era la bebida más común, pero para los pobres el agua estaba disponible en las fuentes públicas.

Trabajo y ocio

Para los pudientes el día estaba dividido entre negocios y ocio. Por supuesto, los negocios solamente se realizaban en la mañana. La mayoría de los Romanos trabajan seis horas al día, comenzando al alba y terminando al mediodía, aunque ocacionalmente algunas tiendas podían volver a abrir al comienzo de la tarde. El foro de la ciudad quedaba vacío porque la tarde se dedicaba al ocio - asistir a los juegos (competencias de gladiadores, carreras de carrozas, o luchas), el teatro o los baños - los cuales eran también disfrutados por los pobres (en tanto muchos en el gobierno sentían la necesidad de que los pobres se divirtieran). Incluso durante períodos de crisis, los ciudadanos de Roma se mantenían felices con pan y con juegos. Se podían encontrar en el Circus Maximus, el Coliseo o el Teatro de Pompeya.

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Wild Boar, Roman Mosaic
Un jabalí salvaje en un mosaico romano
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

En todo el imperio, ciudades como Antioquía, Alejandría, Cartago o Cartago Nova se romanizaron, incluyendo un anfiteatro y una arena. La ciudad de Pompeya tenía tres baños municipales, dos teatros, una basilica y un anfiteatro. Durante el tiempo del emperador Claudio había 159 días al año en el que los negocios no se abrían (no existía un día de descanso en una semana romana); sin embargo, el emperador Marco Aurelio consideró que esto era muy extremo y decretó que al menos debían existir 230 días de negocios al año.

Baños

Luego de un día duro de realizar negocios y asistir a los juegos, un ciudadano Romano necesitaba relajarse y este tiempo de relajación se gastaba en los baños - bañarse era importante para todos los romanos que lo hacían usualmente una o dos veces por semana. Los baños eran un lugar para socializar e incluso algunas veces para realizar negocios. En el año 33 a.C. había 170 baños en Roma y para el 400 d.C. existían más de 800 incluyendo los más grandes y suntuosos baños de Trajano, Caracalla y Diocleciano. Un emperador siempre podía asegurar su popularidad contruyendo baños. Un baño típico incluía un gimnasio, un centro de salud, una piscina de nado y algunas veces incluso un burdel (para los invitados más adinerados). La mayoría de baños eran muy baratos e incluso gratis durante las festividades públicas. Un baño típico podía tener tres cuartos - un tepidarium o cuarto de relajación, un caldarium o cuarto caliente y un frigadarium o cuerto frío. Los esclavos mantenían el calor en los varíos cuartos calientes y atendían las necesidades de los más pudientes. Uno de los baños más famosos fue el que entregó a la ciudad el emperador Dioclesiano. Cubría treinta y dos acres con un jardín lujoso, fuentes, esculturas e incluso una pista de correr. Podía recibir a 3.000 invitados. Luego de una tarde de relajación en los baños, un ciudadano Romano, rico o pobre, regresaba a su hogar para su cena.

Conclusión

La vida diaria en una ciudad Romana dependía completamente del estatus económico de cada cual. La ciudad, sin embargo, permaneciój como un mezcla de riqueza y pobreza que con frecuencia co-existían lado a lado. Los adinerados tenían el beneficio del trabajo esclavo sea calentando el agua de los baños, sirviendo sus cenas o educando s sus hijos. Los pobres, por el contrario, no tenían acceso a la educación, vivían en complejos de apartamentos deteriorados y algunas veces dependían de la caridad de la ciudad. Los historiadores todavía discuten acerca de la caída del imperio - ¿fue la religión o el influjo de los bárbaros? Sin emabrgo, existen algunos que apuntan a la pobreza de la ciudad - la miseria, el aumento del desempleo y el incremento de la enfermedad y el crimen - como factores que contribuyeron con la eventual caída de este imperio occidental.

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Bibliografía

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Sobre el traductor

David Cohen
David Cohen es actualmente profesor asistente en la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de Los Andes en Bogotá. Durante casi 20 años ha trabajado en el campo de la conservación preventiva como consultor en muchos museos de Colombia.

Sobre el autor

Donald L. Wasson
Donald impartió clases de Historia de la Antigüedad, de la Edad Media y de los Estados Unidos, en el Lincoln College (Normal, Illinois) y desde que comenzó a estudiar sobre Alejandro Magno, siempre ha sido y será un estudiante de historia. Le ilusióna transmitir conocimientos a sus alumnos.

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Estilo APA

Wasson, D. L. (2018, abril 23). Vida cotidiana romana [Roman Daily Life]. (D. Cohen, Traductor). World History Encyclopedia. Obtenido de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-637/vida-cotidiana-romana/

Al estilo de Chicago

Wasson, Donald L.. "Vida cotidiana romana." Traducido por David Cohen. World History Encyclopedia. Última modificación abril 23, 2018. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-637/vida-cotidiana-romana/.

Estilo MLA

Wasson, Donald L.. "Vida cotidiana romana." Traducido por David Cohen. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 23 abr 2018. Web. 30 oct 2024.

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