Causas de las guerras civiles inglesas

Artículo

Mark Cartwright
por , traducido por María Josefa Barreiro Arpón
Publicado el 04 febrero 2022
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Disponible en otros idiomas: inglés, francés

Las guerras civiles inglesas (1642-1651) fueron provocadas por un enorme conflicto de ideas entre el rey Carlos I de Inglaterra (que reinó de 1625 a 1649) y el parlamento. La pugna acerca de los poderes de la monarquía, las finanzas, las prácticas religiosas, la tolerancia religiosa y el conflicto de ideas con líderes importantes, quienes creían con pasión en su propia causa, pero tenían poco entendimiento hacia los otros con diferentes creencias, todo esto contribuyó a una larga década de conflictos que provocó más de 600 batallas y asedios, miles de muertes, la ejecución de Carlos I, la abolición de la monarquía y la proclamación de Inglaterra como república.

Pre-Civil War British Crown Jewels
Joyas de la Corona británica antes de las guerra
Unknown Artist (Public Domain)

Las tres guerras civiles

El desacuerdo entre los realistas (cavaliers o "caballeros") y parlamentarios (roundheads o "cabezas redondas") convulsionó a Gran Bretaña y por lo general se divide en tres diferentes etapas:

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  • La Primera guerra civil (1642-1646)
  • La Segunda guerra civil (febrero-agosto de 1648)
  • La Tercera guerra civil inglesa o guerra anglo-escocesa (1650-1651)

Las causas de los tres conflictos, en ocasiones conocidas como las Guerras de los Tres Reinos (Inglaterra, Escocia e Irlanda), fueron en gran medida iguales con excepción de la ejecución de Carlos I en 1649. Durante la Tercera guerra civil la figura decorativa de los realistas fue Carlos II de Escocia.

Los historiadores no concuerdan sobre los motivos precisos de las guerras civiles, por lo que el siguiente es un resumen de los diversos puntos de vista, sin ponderar uno sobre el otro en particular.

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Una multitud de causas

Las causas principales de las guerras civiles inglesas pueden resumirse como:

  • La creencia inquebrantable de Carlos I en el derecho divino de los reyes a gobernar.
  • El deseo del Parlamento de frenar los poderes del rey.
  • La necesidad de capital de Carlos I para financiar su corte y guerras.
  • Diferencias religiosas entre el monarca, el parlamento, los escoceses covenanters y los católicos irlandeses.
  • Las individualidades de los principales líderes de ambos lados, que no permitieron un pacto.
  • El aumento en la cantidad y el poder económico de la nueva nobleza que ahora buscaba el cambio político.
  • La creencia de que el rey era un terrible belicista y tenía que ser destituido.

James I of England by Mytens
Jacobo I de Inglaterra, de Mytens
Daniel Mytens (Public Domain)

El derecho divino de los reyes

Carlos, al igual que su padre Jaime I de Inglaterra (que reinó de 1603 a 1625), tenía la creencia inalterable de que Dios le había otorgado el derecho a gobernar, por lo tanto, ningún político o militar podría cuestionar su reinado. El rey inglés alguna vez dijo: "Los parlamentos están totalmente en mi poder... según encuentre sus beneficios buenos o malos, van a continuar o dejar de existir" (McDowall, 88). Esta creencia nunca se debilitó durante las guerras, tal como se observó en 1649 cuando se negó a reconocer la autoridad de aquellos que lo habían llevado a juicio por traición:

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Quisiera saber con qué poder me han llamado aquí... y bajo qué autoridad, quiero decir genuina... Recuerden que soy su rey, su legítimo rey... un rey no puede ser juzgado por ninguna competencia superior en la tierra. (Ralph Lewis, 160)

LA POSICIÓN DE CARLOS COMO MONARCA ABSOLUTO, FUE DESAFIADA SERIAMENTE POR LOS EVENTOS DE 1628 QUE LE OBLIGÓ A FIRMAR LA PETICIÓN DE DERECHOS.

La personalidad de Carlos tuvo mucho que ver con la crisis. Un poco tímido y falto de confianza tras una infancia alejada de los focos cuando su hermano mayor se preparaba para la corona, Carlos se vio empujado a la luz de la política cuando Enrique, Príncipe de Gales, murió de fiebre a los 18 años. Nunca confió del todo en aquellos que lo rodeaban, severo, renuente a hacer concesiones y muy poco receptivo a las críticas, Carlos quizás tomó ciertas decisiones en las que él no creía del todo o que eran, en el mejor de los casos, ingenuas, ya que desconocía los puntos de vista más modernos de sus opositores. Al rey se lo acusó también de no estar consciente de las diferencias sociales, económicas y religiosas dentro de sus reinos en particular Escocia, Gales e Irlanda, pero también en Inglaterra donde había diferencias entre regiones y entre comunidades rurales y urbanas. Para ser justos, críticas similares se podrían hacer a sus oponentes parlamentarios como John Pym (1583-1643) y Oliver Cromwell (1599-1658), quienes estaban convencidos por completo en que Dios estaba de su lado y no con el rey.

También existe el argumento de que Carlos heredó una situación difícil, su padre fue el primer monarca Estuardo después de los Tudor. El reino estaba unido solo por el nombre. Hubo reformas religiosas turbulentas que se remontaban hasta Enrique VIII de Inglaterra (que reinó de 1509 a 1547), y sus repercusiones aún se sentían. Las tensiones entre monarca y el Parlamento tampoco eran nuevas, el anticuado sistema de finanzas del estado no ayudaba a suavizar la relación. Debido a que la situación no era fácil, algunos historiadores acusan a Carlos de empeorarla más, convirtiendo probables problemas en auténticos (Gaunt, 18).

Charles I on Horseback by Anthony Van Dyck
Carlos I montando a caballo, de Anthony Van Dyck
Google Cultural Institute (Public Domain)

La posición de Carlos como monarca absoluto fue desafiada seriamente por los eventos de 1628 que lo obligaron a firmar la petición de derechos, cuando el Parlamento le exigió al rey que dejara de recaudar dinero fuera de la institución. Otros reclamos eran el cese del encarcelamiento sin juicio, así como el uso de la ley marcial contra civiles. El rey necesitaba dinero con urgencia para la guerra con Francia, por lo tanto, se vio obligado a aceptar las demandas, pero esto de ninguna manera alteró su opinión sobre su condición de monarca que no tenía necesidad de consultar a nadie sobre cómo gobernar su reino.

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Disputas sobre finanzas

La monarquía tradicionalmente requería que el Parlamento se reuniera y aprobara las solicitudes de dinero del rey, y por lo general esto implicaba que los parlamentarios determinarían los presupuestos y aumentarían los impuestos. Carlos se cansó de la obstinación y de la insistencia del Parlamento de que se contabilizara el dinero y se redujera el gasto. El rey en repetidas ocasiones convocaba y disolvía el Parlamento, pero a la larga se cansó de esta situación y decidió gobernar solo. El Parlamento no se convocó entre 1629 y 1640, en un período a menudo llamado el "gobierno personal" del rey. Esta estrategia funcionó bastante bien hasta que el rey necesitó fondos con urgencia en 1639 para pagar sus campañas contra el ejército escocés, que había ocupado el norte de Inglaterra, y en contra de una grave rebelión en Irlanda, ambas alimentadas por diferencias religiosas y por las políticas autoritarias del rey.

Los esfuerzos del rey para recaudar dinero durante su "gobierno personal" habían tenido un éxito limitado. Pidió prestado a los banqueros, implantó nuevos aranceles aduaneros, impuso préstamos forzosos a los ricos, vendió los monopolios y amplió la recaudación de aranceles como el impuesto de buques de guerra, Ship Money (originalmente asignado a las comunidades costeras solo para ayudar a financiar la marina en tiempos de guerra). También implantó multas basadas en leyes forestales antiguas y aumentó las multas impuestas por los tribunales. Muchas de estas medidas fueron bastante impopulares entre las clases comerciantes y la alta burguesía, que eran más numerosas que nunca. Estos hombres estaban deseosos de ver un papel político que correspondiera con la importancia de la economía y no estaban dispuestos a financiar los caprichos de un monarca que provocaba lo que ellos consideraban guerras innecesarias y que apoyaba a una aristocracia feudal obsoleta y en declive. Tampoco ayudó que Carlos gastara grandes cantidades en nuevos palacios y colecciones de arte. El parlamento, sabiendo que el rey no obtendría más dinero, ahora podía obligar a Carlos a realizar reformas y concesiones.

Attempted Arrest of Five MPs by Charles I
Intento de arresto de cinco diputados por parte de Carlos I
Charles West Cope (Public Domain)

Carlos convocó al Parlamento en la primavera de 1640, se lo conoce como Parlamento corto porque solo duro tres semanas, el rey quería dinero para reunir un ejército, pero fracasó después de estas frustrantes semanas de discusión. Como resultado, el rey solo pudo reunir una débil fuerza militar en contra de los escoceses en las llamadas Guerras de los Obispos (1639-1640). Estas guerras terminaron cuando Carlos hizo concesiones a Escocia en el Tratado de Ripon en octubre de 1640. A Escocia se le permitió su libertad religiosa y a los líderes se les prometió una buena suma en efectivo para retirarse. Entonces, el rey enfrentó el problema de dónde obtener dinero sin convocar al Parlamento.

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Sin muchas opciones sobre el asunto, se convocó al Parlamento en noviembre de 1640, y así comenzó un período conocido como la "Crisis de la Monarquía". Los parlamentarios aprovecharon esta oportunidad con el Parlamento Largo, como se conoció, para garantizar su futura supervivencia. Se recaudaría dinero para pagar a los escoceses, pero solo con la condición de que se aprobara la ley que requería que el parlamento debiera ser convocado al menos una vez cada tres años, además no podía ser disuelto únicamente por los deseos del monarca, y a partir de ahora los ministros reales tenían que ser aprobados por el Parlamento, y el impuesto de los buques (Ship Money) se hizo ilegal. El rey estuvo de acuerdo, pero luego ignoró sus promesas.

Una de las decisiones que tomó el Parlamento que afectó en lo particular a Carlos y deterioró más las relaciones con el rey fue el juicio por traición y la ejecución de su consejero más cercano, Thomas Wentworth, conde de Stafford (1593-1641) en mayo de 1641. Stafford había sido acusado de hacer preparativos para que un ejército irlandés entrara a Inglaterra y así ayudar al rey, y de lo cual no existía evidencia alguna. Quizás, lo más importante, era el temor que el parlamento tenía del talentoso y despiadado Stafford, y de lo que pudiera hacer en contra de ellos en un futuro. Para Carlos el parlamento había derramado la primera gota de sangre.

EL REY CARLOS ESTABA ANIMADO POR LA CLARA FALTA DE UNIDAD DEL PARLAMENTO: LA GRAN PROTESTA SoLO FUE ACEPTADA POR 159 VOTOS EN CONTRA DE 148.

En octubre de 1641, el rey necesitaba dinero para reclutar otro ejército cuando estalló una rebelión en Irlanda contra el dominio inglés (algunos dirían tiranía), impulsada por la confiscación arbitraria de tierras inglesas y por el empleo exclusivo de inmigrantes ingleses y escoceses en la mayoría de los latifundios. Mientras que Carlos y el Parlamento inglés discutían sobre la formación del ejército necesario para aplastar la rebelión, Ulster se convirtió en un campo de batalla bastante sangriento. El parlamento estaba sobre todo nervioso de que el rey pudiera usar tal fuerza contra ellos mismos y no en Irlanda. Estos temores quizás no eran tan infundados, ya que el rey intentó arrestar a cinco parlamentarios en enero de 1642. El grupo, que incluía a John Pym, habían escrito la gran protesta enlistando todos los abusos por parte del rey la cual había sido aprobada por el Parlamento en noviembre de 1641. Luego, la protesta se hizo pública. En represalia por los arrestos, los parlamentarios cerraron las puertas de Londres, impidiendo que Carlos entrara a su propia capital. Sin embargo, el rey se sintió alentado por la clara falta de unidad en el Parlamento, ya que la protesta solo había sido aceptada por 159 votos contra 148. Algunos parlamentarios creían que los poderes del rey estaban siendo vulnerados de manera injustificada (por ejemplo, el rey no podía elegir sus consejeros o líderes militares), mientras que los miembros más radicales estaban ansiosos por reducir esos poderes aún más. Un estancamiento a una solución militar podría ser ahora la mejor táctica de Carlos. El rey se mudó de la Corte de Hampton a York y luego a Nottingham en agosto de 1642, donde se formó un ejército real.

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Diferencias religiosas

Como hemos visto, las guerras civiles inglesas fueron provocadas por las intrigas que se entrelazaron en un complejo nudo político, religioso y militar. Carlos con frecuencia creaba nuevos enemigos debido a sus políticas religiosas. En 1627, Carlos comenzó a promover a los arminianos, una rama de la Iglesia anglicana que enfatizaba el ritual, los sacramentos y el clero, y no el estilo de predicación visto en otras ramas más cercanas al calvinismo. Algunos vieron este movimiento como un retroceso peligroso hacia el catolicismo, o signo de una conspiración papista secreta para revertir la Reforma inglesa; una idea que circuló ampliamente en el siglo XVII de boca en boca y que la prensa alentaba con teorías de conspiración que se remontaban a la única confabulación real: la conspiración de la pólvora para hacer estallar al Parlamento y al Rey en 1605.

Religions in Europe in the 16th Century
Religiones en Europa en el siglo XVI
Simeon Netchev (CC BY-NC-SA)

Carlos no era católico sino anglicano supremo, es decir, tenía cierta solidaridad con algunos aspectos de la Iglesia cristiana como la ceremonia, la elevación del clero y los obispos, y lo que percibía como la belleza y el orden proporcionados por ciertas decoraciones dentro del propio edificio de la iglesia. Para muchos era difícil distinguir si eran prácticas papistas o de la doctrina católica romana. También hubo preocupaciones más concretas acerca de los arminianos y el aparente apoyo de una monarquía absoluta.

En 1633, el rey nombró como cabeza de la Iglesia de Inglaterra a William Laud (1573-1645), arzobispo de Canterbury y quien era arminiano. Los puritanos aborrecían a Laud, quienes seguían siendo un sector rico y poderoso de la sociedad inglesa y que tenían una fuerte presencia en el Parlamento. Numerosos oficiales del ejército y parlamentarios eran independientes o congregacionalistas, es decir, querían menos poder en manos de los obispos y más inclusión en la Iglesia. Muchos querían mayor libertad para las congregaciones "independientes" que se reunían conforme a sus creencias individuales y de acuerdo con su propia interpretación de la Biblia. Laud escandalizó a los puritanos cuando reintrodujo lo que se consideraba prácticas católicas en la austera Iglesia anglicana. Estos incluyeron la decoración de iglesias, la comunión en la mesa o la barandilla del altar para que sólo el clero tuviera acceso y el fomento de la música. Laud prohibió la predicación en cualquier día que no fuera domingo y lo reemplazó con el catecismo. También prohibió las conferencias entre semana que tanto valoraban los puritanos. Desde la perspectiva de Laud y del rey, estos cambios religiosos fueron leves y tenían la intención de enfatizar el ritual y el orden, pero para los puritanos, esto fue un ataque directo a los logros de la Reforma. Sin medios reales para protestar u obstruir estas medidas, y con castigos y multas por incumplimiento, muchos puritanos decidieron emigrar y encontrar una mayor libertad religiosa en América del Norte o los Países Bajos.

Carlos también disgustó a la Iglesia de Escocia o Kirk y a sus líderes presbiterianos al intentar instalar obispos allí. En 1637 la introducción de un nuevo libro de oraciones se hizo sin siquiera consultar a la Iglesia. Los presbiterianos (puritanos moderados quienes creían en una jerarquía eclesiástica) preferían apegarse a su sistema en el que cada congregación estaba dirigida por un ministro que a su vez informaba al Sínodo, que era un consejo supervisor elegido de ancianos. Además, los escoceses creían que Carlos no tenía derecho a imponer nada a la Iglesia escocesa, un punto por el que muchos estaban dispuestos a luchar.

Eikon Basilike Frontispiece
Portada de Eikon Basilike el
William Marshall (Public Domain)

Lejos de ser un problema eclesiástico, estos temas llegaron al campo de batalla en las Guerras de los Obispos mencionadas anteriormente. La Iglesia presbiteriana escocesa estaba decidida a defender su independencia, por lo que se convirtió en un aliado activo de los parlamentarios en las guerras civiles inglesas, antes de cambiar de bando en apoyo de los monárquicos cuando se consideró que el Parlamento era la mayor amenaza. Los escoceses que buscaron una alianza con Inglaterra fueron conocidos como los Covenanters por el acuerdo conocido como Pacto Nacional de febrero de 1638. Los que firmaron el acuerdo juraron defender a la Iglesia Presbiteriana, incluso por medios militares si fuera necesario.

Guerra

En Inglaterra, mientras tanto, como hemos visto, la situación entre el Rey y el Parlamento había empeorado considerablemente. Alrededor de 1642, ambos bandos estaban reuniendo armas, fortaleciendo las ciudades que controlaban y preparándose para la guerra. La primera gran batalla fue en Edgehill en octubre. El resultado no fue definitivo, como lo sería en muchas de las batallas que siguieron. Pese a que no fue una guerra en la que intervinieron un gran número de civiles, al menos se estima que al menos uno de cada cuatro hombres británicos combatieron en algún momento, uno de cada diez habitantes de las áreas urbanas perdió sus hogares y la gran mayor parte de la población tuvo que pagar impuestos muy altos, aunque no hubiera participado en los combates.

A medida que avanzaba la guerra civil, llegaron nuevas razones para ambos bandos. La política de Carlos en Irlanda alejó aún más al rey de muchos de sus súbditos ingleses. El rey había llegado a un acuerdo con los rebeldes irlandeses, para que las tropas católicas irlandesas pudieran reforzar su ejército. Esto nunca sucedió en realidad, ya que la mayoría de las tropas de Irlanda eran soldados ingleses de Carlos y estaban libres de sus deberes, e incluso estos eran pocos. El episodio planteó la seria pregunta acerca de la lealtad de Carlos hacia la Iglesia anglicana.

The Execution of Charles I
La ejecución de Carlos I
Jan Weesop (Public Domain)

Cada vez más y más personas veían al rey como un déspota y belicista obstinado, que no le interesaba su pueblo. La captura del gabinete personal de escritura del rey, en la Batalla de Naseby en 1645 reveló que el rey no tenía intención alguna de comprometerse con el Parlamento. Para muchos, ya no podía existir una solución pacífica al conflicto. Esto fue particularmente así después de la Segunda guerra civil y la invasión de un ejército escocés en Inglaterra. Incluso, cuando el rey se exilió en la Isla de Wight, comenzó a ser visto como un "hombre de sangre", un término bíblico para un gobernante que libraba la guerra contra su propio pueblo. En su tratado con los escoceses conocido como Compromiso de diciembre de 1647, inclusive prometió favorecer a la Iglesia presbiteriana en Inglaterra, disolver el ejército inglés y confiar solo en uno escocés, y suprimir los grupos religiosos radicales. Esta fue la gota que derramó el vaso.

Con más dinero y un ejército más profesional, los parlamentarios volvieron a ganar la batalla de Preston en 1648. Carlos I fue juzgado y declarado culpable de traición a su propio pueblo y gobierno. El rey fue ejecutado el 30 de enero de 1649. Se abolió la monarquía y la Cámara de los Lores y se reformó la Iglesia anglicana. Escocia permaneció leal a la corona, y el hijo mayor de Carlos, era por derecho de nacimiento el nuevo rey. Sin embargo, el ejército escocés de nuevo fue derrotado por el ejército inglés en la llamada Tercera guerra civil inglesa, y el aspirante a Carlos II se vio obligado a huir a Francia.

Oliver Cromwell (1599-1658) gobernó la república de la "Commonwealth" como Lord Protector. Cuando Cromwell murió, su sucesor elegido, su hijo Richard Cromwell, no recibió apoyo por mucho tiempo, por lo que, para evitar otra guerra civil, se produjo la Restauración de la Monarquía en 1660. Carlos regresó de Francia para convertirse en Carlos II de Inglaterra (y reinó de 1660 a 1685), pero ahora tenía que gobernar junto un Parlamento mucho más poderoso.

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Sobre el traductor

 María Josefa Barreiro Arpón
Soy traductora freelance. He tomado varios cursos de traducción junto con mi título de literatura inglesa en la UNAM, ciudad de México. Me apasiona la historia británica y antigua. Disfruto de viajar y de explorar diferentes culturas.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor a tiempo completo. Se interesa especialmente por el arte, la arquitectura y por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones en World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2022, febrero 04). Causas de las guerras civiles inglesas [Causes of the English Civil Wars]. (M. J. B. Arpón, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1939/causas-de-las-guerras-civiles-inglesas/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Causas de las guerras civiles inglesas." Traducido por María Josefa Barreiro Arpón. World History Encyclopedia. Última modificación febrero 04, 2022. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1939/causas-de-las-guerras-civiles-inglesas/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Causas de las guerras civiles inglesas." Traducido por María Josefa Barreiro Arpón. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 04 feb 2022. Web. 25 abr 2024.

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