César como dictador: su impacto en la ciudad de Roma

Artículo

Donald L. Wasson
por , traducido por Rosa Baranda
Publicado el 11 diciembre 2023
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Disponible en otros idiomas: inglés, francés, portugués

Cayo Julio César (100-44 a.C.) asumió el puesto de dictador por primera vez en 49 a.C., pero una vez que se hubo asegurado la elección de cónsul para el año siguiente, renunció tras solo 11 días. Tras derrotar a Pompeyo en la batalla de Farsalia en 48 a.C., volvieron a nombrarlo dictador, esta vez durante un año. Después, en 46 a.C. lo nombraron dictador para una década y finalmente asumió el poder como dictador vitalicio poco antes de su muerte a principios de 44 a.C.

Julius Caesar (Facial Reconstruction)
Julio César (Reconstrucción facial)
Arienne King (CC BY-NC-SA)

Éxito militar y político

César nació en el seno de una familia patricia el 13 de julio de 100 a.C. y comenzó su carrera política en 73 a.C. cuando fue elegido para un puesto en el colegio de los pontífices a la muerte del primo de su madre, Cayo Aurelio Cota. Después de un tiempo como tribuno militar, en 69 a.C. ingresó en el cursus honorum, la secuencia de cargos del gobierno romano, donde sirvió como cuestor en la Hispania Ulterior. Este puesto le granjeó un codiciado asiento en el Senado romano. Fue elegido edil en 65 a.C. y pretor en 62 a.C. Un año antes, en 63 a.C., fue nombrado pontífice máximo, el sacerdote principal del colegio de los pontífices. Este nombramiento le proporcionó una casa en el Foro romano. Sin embargo, la candidatura estuvo envuelta en la controversia y las acusaciones de soborno. En 60 a.C. aunó fuerzas con Cneo Pompeyo (106-48 a.C.) y Marco Craso (115-53 a.C.) para formar una alianza política: el Primer Triunvirato. A pesar de las objeciones de los optimates más conservadores, César fue nombrado cónsul en 59 a.C.

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CÉSAR ASUMIÓ LOS PODERES DE EMERGENCIA DE UN DICTADOR DURANTE ONCE DÍAS, TIEMPO SUFICIENTE COMO PARA ASEGURARSE DE QUE LO VOLVIERAN A ELEGIR CÓNSUL.

Durante la mayor parte de la siguiente década, comandó sus legiones en la conquista de las Galias y en un intento de invadir Gran Bretaña. A pesar de renovar su alianza, las tensiones entre Pompeyo y César fueron a más. Pompeyo estaba celoso del éxito y la fama de César, mientras que César, por su parte, quería regresar a la política. A medida que Pompeyo se fue convirtiendo en el favorito de Roma, César quedó como un paria. El 7 de enero de 49 a.C. fue designado enemigo del Estado por un decreto del Senado. Tres días más tarde y con una sola legión, César cruzó el Rubicón y desató la guerra civil. Dennison escribió que, al cruzar el río, también cruzó de lo legal a lo ilegal y "del estatus de proscrito heroico a traidor" (34). Aunque hubo varios intentos de evitar la guerra, Pompeyo acabó saliendo precipitadamente de Roma. César asumió los poderes de emergencia de un dictador durante once días, tiempo suficiente como para asegurarse de que lo volvieran a elegir cónsul.

Guerra civil y dictadura

César persiguió al esquivo Pompeyo por toda Europa. Al final, en 48 a.C. derrotó a su antiguo aliado en la batalla de Farsalia en Grecia. Al regresar a Roma volvieron a nombrarlo dictador, esta vez por un año. Le había llevado tres años, pero acabó derrotando a las fuerzas republicanas de Catón el Joven (95-46 a.C.) en la batalla de Tapso, al ejército del rey Farnaces II del Ponto (en torno a 95-47 a.C.) y a las fuerzas opuestas a César de Sexto Pompeyo en España. Esta vez, al entrar en Roma, César fue recibido con los brazos abiertos. Era otro día, y la gente estaba cansada de la guerra: sencillamente querían la paz. Lo aclamaron como un héroe. Lo colmaron de honores y se celebró un triunfo romano por cada una de sus campañas: Galia, Ponto, Egipto, África. Lo aclamaron como libertador y padre de la patria. Se consagró un nuevo templo de Venus y organizó un festival, juegos, luchas de gladiadores y obras de teatro para la ciudadanía.

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Julius Caesar and the Roman Civil War (49 - 45 BCE)
Julio César y la guerra civil romana (49-45 a.C.)
Simeon Netchev (CC BY-NC-SA)

En septiembre de 46 a.C. volvieron a nombrarlo dictador, esta vez por diez años. Sin embargo, en febrero de 44 a.C., un mes antes de su muerte, lo nombraron dictador vitalicio (dictator perpetuo). Fue un nombramiento sin precedentes y muchos acabarían dudando de esta decisión. "Acumuló una extraordinaria lista de honores, muchos de ellos sin precedentes, y demasiados que sugerían que su objetivo era la realeza o la divinidad" (Rosenstein et al. 208). Según Tom Holland en su Rubicon, nadie sabía qué tenía preparado César porque nadie sabía cómo se curaría la República romana de las heridas de la guerra civil.

AUNQUE CÉSAR ANHELABA LOS PODERES DE UN REY, NO QUERÍA EL TÍTULO.

A medida que fue aumentando el poder de César y se fue haciendo obvio que no iba a devolverle a la ciudad la gloria de la vieja república como había prometido, el Senado romano decidió que había que rescindir algunos de los poderes que le habían otorgado. La nobleza romana, ingenua o no, no podía imaginarse que César se negara, pero, según Barry Strauss, "César no tenía intención alguna de seguirle el juego al Senado" (La muerte de César, 31). Para entonces ya no le importaban las opiniones del Senado. Aunque muchos querían que Roma recuperara un gobierno de leyes, César no estaba de acuerdo porque creía que "tan solo su genio podía ofrecerle al pueblo del imperio la paz y la prosperidad" (ibid, 32).

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En Masters of Command, Strauss escribió que César quería dominar Roma y ofreció dos motivos para cruzar el Rubicón:

  1. estaba defendiendo los poderes de los tribunos, que creía que eran los verdaderos representantes del pueblo llano;
  2. estaba pensando en su propio rango y su honor.

Aunque más tarde ampliaría el tamaño del Senado, creía que este le había impedido a Roma llevar a cabo reformas necesarias; sus oponentes, los optimates, no estaban de acuerdo. Estos últimos opinaban que el Senado había hecho a Roma "sabia y libre". Curiosamente, aunque César no respetaba su autoridad, era precisamente el Senado el que le había concedido todos sus honores. César confiaba en su propia inteligencia y sentía que tan solo un hombre de sabiduría y talento podía iniciar las reformas necesarias. Y, en su mente, él era el hombre adecuado. Aunque César anhelaba los poderes de un rey, no quería el título y reusaba a que lo llamaran así. Y, bien si su título de dictador vitalicio violaba la constitución romana, creía que era por el bien público. Su "monopolio sobre el poder y la gloria lo convirtieron en anatema para los hombres que sentían que era correcto considerarse sus iguales" (Rosenstein et al. 208).

Reformas

Según Philip Freeman en su obra Julio César, en 46 a.C. César desató una revolución que cambiaría Roma para siempre. Gracias a su servicio como comandante militar, César había demostrado que no era el tipo de persona que se sienta de brazos cruzados, y donde mejor se aprecia esta creencia es en sus primeros años como dictador. En esa época inició varias reformas cívicas y sociales que afectaron prácticamente a todas las facetas de la vida cotidiana de la antigua Roma. Aunque estas reformas lo hicieron popular entre los plebeyos, muchos de sus enemigos, e incluso algunos de sus amigos, sintieron pánico.

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Julius Caesar
Julio César
Georges Jansoone (CC BY-NC-SA)

Dado que los censos anteriores habían arrojado cifras inexactas, una de las primeras reformas consistió en llevar a cabo un censo adecuado: los auditores fueron de puerta en puerta por toda la ciudad. Era esencial tener un censo correcto: la ciudad había sufrido mucho en la guerra y a esto se le sumaron años de residentes que recibían grano gratis a pesar de no tener derecho a él porque estaba pensado para los más pobres de la ciudadanía. Al final el subsidio se redujo a la mitad, con lo que se ahorró dinero, pero las nuevas cifras del censo sorprendieron a César y empezó a preocuparse por el declive general de la población romana. Para alentar a las familias más grandes y ofrecer potencialmente más mano de obra para el ejército romano, César no solo ofreció suplementos de grano, sino que también prohibió que cualquier hombre entre los 20 y los 40 años se ausentara de Roma durante más de tres años; por supuesto, los miembros del ejército estaban exentos.

Suetonio (en torno a 69 a alrededor de 130/140 d.C.) escribió que "al administrar justicia era tan concienzudo como severo" (20). Esto era evidente en cómo trató al Senado. Aunque despreciaba profundamente su autoridad, César se dio cuenta de que lo necesitaba: no podía gobernar solo. A pesar de que "esto suponía que las familias dominantes tradicionales se convertirían en una minoría en la cámara más distinguida de Roma" (Freeman, 336), aumentó el número de senadores hasta casi los 900. Suetonio creía que César había fortalecido al Senado. Soldados, hijos de libertos y extranjeros que lo habían servido bien fueron nombrados senadores.

También aumentó el número de cuestores, ediles y pretores. Para aumentar la cantidad de profesionales de la clase media, les concedió la ciudadanía a los médicos y los profesores que se establecieran en la ciudad. Animó a los grandes terratenientes a contratar a más trabajadores libres, liberándose así hasta cierto punto de su dependencia de la mano de obra esclava. Prohibió que los subastadores, los excavadores de tumbas, los profesores de esgrima, los proxenetas y los actores sirvieran como magistrados. Por último, excluyó a los miembros de la clase baja de servir en los jurados. César extendió la ciudadanía a los habitantes destacados de Galia y España y estableció colonias de ciudadanos. Se invitó a granjeros, artesanos cualificados y profesionales a asentarse en Italia, mientras que los habitantes de los barrios pobres de Roma recibieron incentivos para trasladarse a las colonias de España, Galia, África o Grecia. Como Roma sufría bajo la violencia y la corrupción, César limpió las calles peligrosas de la ciudad.

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Su reforma más célebre fue la del calendario. Suetonio escribió que los pontífices habían dejado que cayera en tal desorden que los festivales de la cosecha y la vendimia ya no coincidían con la temporada apropiada. César se sirvió de su puesto como pontífice máximo para que Roma pasara de un calendario lunar a uno solar.

Entre las demás reformas iniciadas por César estaba la prohibición de todos los clubes y gremios no aprobados por el gobierno, aunque se permitió a las organizaciones ancestrales continuar con sus reuniones. Construyó una nueva biblioteca pública llena de obras griegas y latinas y Marco Terencio Varrón (116-27 a.C.) fue nombrado el primer bibliotecario encargado de la recopilación y la catalogación; se trazaron planes para codificar el inmenso volumen de las leyes romanas, cosa que se completaría finalmente con el emperador bizantino Justiniano I (que reinó de 527-565). Entre sus planes también se contaron el puerto nuevo en Ostia y drenar las lagunas Pontinas y el lago Fucino. Impuso aranceles fuertes en los productos de lujo extranjeros y apostó guardias por toda la ciudad para incautar los bienes importados ilegalmente. Estos guardias se enviaban incluso a las casas particulares.

Asesinato

Aunque muchos romanos aceptaban la arrogancia de César, acabaron pensando que se estaba convirtiendo más en una figura divina que en un gobernante. "Incluso las reformas sociales positivas de César, y hubo muchas, causaron resquemor porque se impusieron por orden" (Rosenstein et al., 208). En los Idus de marzo, el 15 de marzo de 44 a.C., fue asesinado por un grupo de conspiradores liderados por Marco Junio Bruto (85-42 a.C.). El asesinato de Julio César no restauró los días de gloria del pasado; en vez de eso, provocó otra guerra civil.

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Preguntas y respuestas

¿Cuándo se convirtió Julio César en dictador?

César asumió los poderes de dictador por primera vez en 49 a.C. Los nombramientos posteriores se siguieron unos a otros hasta que al final lo nombraron dictador vitalicio en 44 a.C., poco antes de su muerte.

¿Qué impacto tuvo la dictadura de Julio César en Roma?

Julio César introdujo varias reformas como dictador: realizó un censo nuevo, amplió el Senado romano, les concedió la ciudadanía romana a los habitantes destacados de las Galias y España, estableció colonias de ciudadanos y reformó el calendario.

Sobre el traductor

Rosa Baranda
Traductora de inglés y francés a español. Muy interesada en la historia, especialmente en la antigua Grecia y Egipto. Actualmente trabaja escribiendo subtítulos para clases en línea y traduciendo textos de historia y filosofía, entre otras cosas.

Sobre el autor

Donald L. Wasson
Donald impartió clases de Historia de la Antigüedad, de la Edad Media y de los Estados Unidos, en el Lincoln College (Normal, Illinois) y desde que comenzó a leer sobre Alejandro Magno, siempre ha sido y será un estudiante de historia. Le hace ilusión transmitir conocimientos a sus alumnos.

Cita este trabajo

Estilo APA

Wasson, D. L. (2023, diciembre 11). César como dictador: su impacto en la ciudad de Roma [Caesar As Dictator: His Impact on the City of Rome]. (R. Baranda, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-112/cesar-como-dictador-su-impacto-en-la-ciudad-de-rom/

Estilo Chicago

Wasson, Donald L.. "César como dictador: su impacto en la ciudad de Roma." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. Última modificación diciembre 11, 2023. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-112/cesar-como-dictador-su-impacto-en-la-ciudad-de-rom/.

Estilo MLA

Wasson, Donald L.. "César como dictador: su impacto en la ciudad de Roma." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 11 dic 2023. Web. 25 abr 2024.

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