La burocracia en el Imperio aqueménida: Aprendiendo del pasado

Artículo

Karen Barrett-Wilt
por Haleh Brooks, traducido por Carlos A Sequera B
Publicado el 02 noviembre 2014
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Disponible en otros idiomas: inglés, francés

En los primeros tiempos del Imperio aqueménida (en torno a 550-330 a.C.), los reyes se percataron de que, si querían administrar un vasto territorio y los pueblos multiculturales que lo habitaban, tendrían que crear un sistema organizativo que permitiese la administración sin causar rebelión o desorden y, lo que es más importante, que asegurara el pago oportuno y justo de los tributos para la corte.

Relief of Darius I from Persepolis
Relieve de Darío I de Persépolis
درفش کاویانی (CC BY-SA)

Uno de los principales logros de los gobernantes aqueménidas fue su habilidad para reconocer y utilizar las prácticas ya bien establecidas en los territorios conquistados así como los sistemas de gobierno que les habían precedido. Así, la burocracia centralizada organizada del Imperio aqueménida estaba basada en los sistemas de administración acadio, asirio y posiblemente medo, así como en el gobierno egipcio.

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Durante los reinados de Ciro el Grande (que reinó de en torno a 550-530 a.C.) y Cambises II (que reinó de 530-522 a.C.), las zonas conquistadas de Elam, Media, Lidia, Babilonia, Egipto y varias tribus de Irán oriental estaban más o menos en la forma de una especie de federación indefinida de entidades autónomas. Cuando se trataba de tributos, estaban sujetas a impuestos irregulares, si los había. El rey dependía ampliamente de los funcionarios no persas presentes en las formas ya establecidas de gobierno en estos estados sometidos. Estas formas de organización, o ausencia de ella, condujeron a enfrentamientos entre los nobles iranios y también al “nacionalismo" en las zonas conquistadas, cuyo resultado acabó siendo el caos y la rebelión tras de la muerte de Cambises.

Darío organiza su imperio

Cuando Darío I (que reinó de 522-486 a.C.) ascendió al trono aqueménida, tenía una enorme tarea por delante. No solo tenía que reconquistar las zonas rebeldes, sino también necesitaba integrarlas en un imperio sistemático. Sabiendo que los tres asuntos principales que tenían que estar bajo control para que su imperio funcionara eran “un ejército sólido, una economía y un sistema legal estables”, se propuso organizar el imperio con estos aspectos en mente.

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Achaemenid Empire Map
Mapa del Imperio aqueménida
Fabienkhan (CC BY-SA)

El sistema de división que usó Darío se puede observar sobre su tumba en la forma de un relieve situado en la parte superior de la roca tallada. Allí él está representado sobre su trono, el cual es “sostenido por 30 figuras de igual estatus” que simbolizaban a los pueblos sometidos del imperio. Los otros países, aparte de Persia o Persis, están listados en lo que parece ser un orden geográfico.

Heródoto (3.89) menciona que “Darío reunió en una provincia a las naciones que eran vecinas, pero a veces, pasaba por encima las tribus más cercanas y le daba sus lugares a las más remotas.” El Dr. Shabazi aplica este sistema a los territorios registrados en el mencionado relieve y distingue entre la patria persa otras seis naciones. Esta partición en “siete partes" del imperio, lo cual parece recordar la tradicional división irania del mundo en siete regiones, ilustra la división del imperio como se indica a continuación:

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  1. La región central, Persis
  2. La región occidental que abarca Media y Elam
  3. La meseta irania que abarca Partia, Aria, Bactria, Sogdiana, Corasmia y Drangiana
  4. Los territorios fronterizos: Aracosia, Satagidia, Gandhara, Sind y Escitia oriental.
  5. Las tierras bajas occidentales: Babilonia, Asiria, Arabia y Egipto.
  6. La región noroccidental: Armenia, Capadocia, Lidia, los escitas de ultramar, Skudra o Scudra y los griegos con petasos.
  7. Las regiones costeras meridionales: Libia, Etiopía, Maka y Caria.

Dentro de esas regiones, Darío estableció 20 provincias, llamadas satrapías (siguiendo el modelo del Imperio asirio). Cada una tenía a un gobernador o sátrapa, quien era directamente responsable ante el rey; cada satrapía tenía un tributo fijo anual. Heródoto ofrece una lista detallada de las satrapías de oeste a este comenzando por Jonia e igualmente nombra el tributo anual pagado a la corte.

Tomb of Darius I, Naqsh-e Rustam
Tumba de Darío I, Naqsh-e Rustam
درفش کاویانی (CC BY-SA)

Como se mencionó anteriormente, el sistema administrativo asirio parece haber sido uno de los más importantes modelos para la burocracia aqueménida. El sistema administrativo asirio había sido reformado ampliamente por el rey asirio Tiglat-Pileser III (745-727 a.C.). Comprendía la importancia de controlar los poderes de estos administradores, ya que había sido un gobernador provincial antes del golpe de estado que lo convirtió en rey. Decretó una legislación que dividía las satrapías y reducía a la mitad el poder del gobernador para que los gobernadores provinciales no pudieran hacer lo que él hizo y rebelarse en su contra. Al nombrar funcionarios que estaban directamente bajo su control y que apoyaban a los gobernantes locales, fue capaz de mantener al gobernante local bajo control. También inició un “sistema de inteligencia”, el cual transmitía informes mediante el uso de los sistemas de correo de postas estatales, asegurándose de que el “funcionario” permaneciese leal y eficiente.

Estas reformas asirias también pueden observarse en la administración aqueménida. Muchos de los sátrapas designados por Darío eran nobles persas, quienes debían administrar los distritos fiscales dentro de las satrapías y cada uno de estos distritos podía, a su vez, estar subdividido en “sub-satrapías” y a su vez en entidades más pequeñas. Éstas tenían sus propios gobernadores quienes habían sido designados por la corte central o por el sátrapa mismo.

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Los hombres de confianza y los funcionarios gubernamentales

Para poder asegurar una evaluación justa de cada satrapía, el rey enviaría un comité de “hombres de confianza” para estimar los ingresos y los gastos de cada distrito en cada satrapía. Los documentos babilónicos de ese periodo demuestran la existencia de registros de terrenos detallados con las tasaciones de las tierras, los límites de la propiedad y la posesión de la misma. Más aún, los textos elamitas encontrados en Persépolis mencionan a funcionarios que “anotan a la gente” y “hacen averiguaciones”. En definitiva, en cada satrapía se creó un registro central de personas que se usaba para estimar los impuestos y, probablemente, también para registrar a los hombres aptos para el ejército. La política de los “hombres de confianza", quienes eran enviados por el gobernante para observar e informar sobre las actividades en las provincias, se tomó prestada de otro sistema anterior: el del Imperio acadio (2334-2083 a.C.). Sargón de Acadia (2334-2279 a.C.), el fundador del imperio, instituyó exactamente el mismo sistema para mantener el orden y prevenir las rebeliones.

Para evitar la concentración de poder, cada sátrapa tenía un secretario real cuyo trabajo consistía en observar los asuntos del estado y también comunicarse con el rey.

El gobierno persa tomó prestada otra política de Acadia. Para evitar la concentración de poder en una sola persona, cada sátrapa tenía un secretario real, cuyo trabajo consistía en observar los asuntos de estado y también comunicarse con el rey. Con el sátrapa también trabajaba un tesorero real que salvaguardaba los ingresos provinciales. Por último, el comandante de la guarnición estaba a cargo de las unidades militares estacionadas en la satrapía y solo era responsable ante el rey. Los “inspectores reales", quienes actuaban como los ojos y oídos del rey, realizaban inspecciones adicionales y tenían la autoridad completa sobre los asuntos de la satrapía y solo respondían ante el rey.

Parece que la coordinación de la administración imperial era responsabilidad de la cancillería, cuyas sedes estaban en Persépolis, Susa y Babilonia. Así, las principales ciudades del imperio, tales como Bactriana, Ecbatana, Sardes, Dascilio y Menfis, también deben haber tenido sus propias divisiones. Es importante señalar que la organización burocrática estaba profundamente enraizada en el Medio Oriente y también fue usada por Ciro y Cambises en los inicios del imperio. No obstante, Darío la reformó según las necesidades de un imperio centralizado y de los estados vasallos.

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Dinero y comercio

Darío también introdujo un nuevo sistema monetario que consistía en monedas de plata que pesaban 8 gramos y monedas de oro que pesaban 5,4 gramos, las cuales correspondían a 20 monedas de plata. Las monedas de oro se llamaban dáricos o “dareiko". Sin embargo, es importante mencionar que la mayoría de las naciones sometidas acuñaban sus propias monedas y utilizaban sus propios sistemas monetarios en paralelo con el nuevo sistema introducido por Darío.

Darius I Inscribed Stone Weight
Peso de piedra con inscripción de Darío I
Osama Shukir Muhammed Amin (Copyright)

La nueva administración modificada también ayudó a mejorar el comercio y a ofrecer rutas de comercio seguras a los pueblos sometidos al construir nuevos caminos y mejorando las redes viales. Se construyeron nuevas estaciones de paso a lo largo del imperio, que ofrecían seguridad para el viaje y daban derecho a los viajeros autorizados a sacar provisiones y monturas. También patrocinó la construcción de canales y conductos de agua subterráneos. La armada imperial mantenía los mares y las costas del imperio a salvo y libres de piratas, estimulando así el libre comercio entre las satrapías.

Conclusión

Los primeros reyes aqueménidas, que le dieron forma al Imperio aqueménida y a sus doctrinas, basaron varias de sus prácticas y administración en sistemas burocráticos anteriores. En lo que se diferenciaban realmente de los imperios más antiguos era en su tolerancia y respeto hacia los pueblos conquistados y sus creencias y prácticas culturales.

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Todos los habitantes libres del imperio aqueménida se consideraban súbditos del rey persa. No obstante, en algunos elementos constitutivos del imperio prevalecían formas de organización política muy diferentes (por ejemplo monárquica, oligárquica, aristocrática, democrática y teocrática) y los gobernantes disfrutaban de autonomía en asuntos internos. (Dandamayev, M., 631-632)

Este fue el gran avance aqueménida: entender claramente lo que era posible y factible con una práctica o sistema preexistente y advertir qué acciones eran necesarias para gobernar el imperio eficientemente a la vez que mantenían la doctrina aqueménida de tolerancia y respeto.

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Bibliografía

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Sobre el traductor

Carlos A Sequera B
Carlos es ingeniero metalúrgico de Barquisimeto, Venezuela. Desde la infancia se sintió muy atraído por la geografía y la historia antigua. Leer sobre estos temas se convirtió en una afición y fortaleció sus conocimientos sobre historia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Brooks, H. (2014, noviembre 02). La burocracia en el Imperio aqueménida: Aprendiendo del pasado [Bureaucracy in the Achaemenid Empire: Learning from the Past]. (C. A. S. B, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-767/la-burocracia-en-el-imperio-aquemenida-aprendiendo/

Estilo Chicago

Brooks, Haleh. "La burocracia en el Imperio aqueménida: Aprendiendo del pasado." Traducido por Carlos A Sequera B. World History Encyclopedia. Última modificación noviembre 02, 2014. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-767/la-burocracia-en-el-imperio-aquemenida-aprendiendo/.

Estilo MLA

Brooks, Haleh. "La burocracia en el Imperio aqueménida: Aprendiendo del pasado." Traducido por Carlos A Sequera B. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 02 nov 2014. Web. 28 abr 2024.

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