En ninguna de las provincias occidentales del Imperio romano existía una educación estatal obligatoria para los niños. Las fuentes primarias son escasas en lo que respecta a la educación en la Hispania romana, y aunque algunos estudiosos defienden la existencia de una red de escuelas, otros sugieren que en las zonas más remotas de Hispania puede haber sido difícil encontrar maestros que hablaran latín y griego, y que la educación romana tenía limitaciones geográficas.
Ábaco portátil romano
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)
Los maestros en la España romana
En el 197 a.C., la República romana dividió la península ibérica en Hispania Citerior (cercana) e Hispania Ulterior (lejana). En el 27 a.C., Marco Agripa dividió aún más la región Ulterior en Bética (la actual zona de Andalucía) y Lusitania (la zona del oeste de España y parte del actual Portugal).
La homogeneidad en el estilo y el contenido de la educación en todo el Imperio Romano era sorprendente.
Nuestras fuentes indican que la influencia educativa romana en estas provincias se expandía lo suficiente como para requerir los servicios de maestros. La homogeneidad en el estilo y el contenido de la educación en todo el Imperio romano era sorprendente; se utilizaban los mismos métodos y se trabajaba con los mismos textos en todas partes. La enseñanza se consideraba un cargo humilde; el maestro medio era un hombre de baja condición social que trabajaba de forma independiente y tenía que mantenerse en un sistema escolar sin ningún apoyo del gobierno romano. Trabajaba por unos ingresos bajos, con los que también tenía que proporcionar un espacio de enseñanza, ya fuera al aire libre o bajo refugios o en aulas alquiladas.
Las inscripciones nos proporcionan pruebas de la presencia de las tres principales categorías de educadores romanos:
El magister o litterator impartía una educación romana elemental a niñas y niños de 7 a 11 años, que incluía lectura, escritura, matemáticas e idiomas.
El grammaticus trabajaba con niños de 11 a 15 años (de acuerdo con el rol de las mujeres en el mundo romano, las niñas solían terminar su educación formal a esta edad), enseñándoles materias como literatura griega y romana y filosofía, y desarrollando sus habilidades de escritura, habla y lenguaje.
El rhetor formaba a los estudiantes en temas como la oratoria, el derecho romano y la política; la educación a este nivel solamente estaba al alcance de las clases altas y preparaba a un joven para su futura carrera y posición en los escalones superiores de la sociedad romana.
Las inscripciones confirman que en Bética y Tarraconense, así como en otras zonas de las costas oriental y meridional de Hispania, los niños aprendían con un grammaticus (CIL II. 5079). Los estudios romanos de los niños a veces también continuaban con el rhetor.
Cuando los romanos llegaron después del 219 a.C., los turdetanos del sur de Iberia ya poseían su propio alfabeto y su propia tradición literaria. Por lo general, los romanos preferían promover la asimilación en las provincias conquistadas a través de medios sutiles; educando a los hijos de la élite, estos se identificarían con la causa romana. Así se aseguraban de que esos muchachos desempeñarían mejor sus futuras funciones en la administración provincial. La lengua latina y una sólida educación romana eran necesarias en distintos niveles de la sociedad; el conocimiento del latín favorecía los servicios y los negocios y el comercio en el mundo romano; una vez que el dominio romano estaba plenamente establecido, se necesitaba para todo.
Hispania romana en torno a 125 d.C.
Simeon Netchev (CC BY-NC-ND)
Sin embargo, aunque los estudiosos están de acuerdo en que las autoridades romanas no aplicaron una política educativa sistemática en todas las provincias, de algunas de las pruebas disponibles se desprende que, en ocasiones y en algunos lugares, las autoridades sí se implicaron en la educación.
Una de las primeras referencias a la creación de una escuela en Hispania procede del biógrafo griego Plutarco (45/50 a 120/125 d.C.). Algunos comentaristas académicos consideran que esta escuela es representativa del inicio de una red de escuelas en Hispania. La escuela fue fundada en Osca (actual Huesca), en la vertiente hispana de los Pirineos, por el general romano Quinto Sertorio (128-72 a.C.). Hasta entonces, la enseñanza elemental corría a cargo de los padres, de tutores particulares o de «escuelas» independientes, propiedad de maestros. Se ha argumentado que la intervención de Sertorio en la creación de la escuela de Osca para los hijos de los caciques celtíberos no pretendía crear una escuela con el concepto ilustrado de ofrecer beneficios educativos a la élite social. La educación romana era un medio para integrar a la población local, pero parece que Sertorio actuaba con sus propios fines políticos. Cualesquiera que fueran las intenciones de Sertorio, Plutarco comenta que los padres se habrían sentido muy satisfechos al ver a sus hijos, ataviados con su toga de bordes púrpura, recibir esta preciada educación romana. Los comentaristas modernos han señalado que también parece que Sertorio pudo proporcionar maestros para impartir la educación deseada. La cuestión es si tales maestros eran comunes en las provincias occidentales en esta época o no.
En Tritium Megallum, durante los siglos I-II d.C., se empleó a un grammaticus latinus para la educación de los hijos de las familias más distinguidas del pueblo.
En el siglo I-II d.C., en Tritium Megallum (la actual Tricio, en la región norte de La Rioja), un pequeño pero próspero pueblo conocido por la producción de cerámica terra sigillata hispanica, los registros epigráficos muestran que las autoridades contrataron y remuneraron a Lucius Memmius Probus, un joven de 25 años, para ocupar el puesto de grammaticus latinus, maestro de latín. Este grammaticus latinus fue empleado para la educación de los hijos de las familias más distinguidas del pueblo. Sus principales áreas de enseñanza incluían la crítica poética, la historia básica y la elocuencia (CIL II. 2892). A través de su lápida funeraria, sabemos que Memmius era originario de Clunia, situada a 80 kilómetros al sur de su lugar de trabajo. Existe debate académico sobre si se utilizaban los salarios para incentivar a maestros como Memmius a ocupar cargos en áreas remotas. Puede que su remuneración fuera generosa; de hecho, su salario se menciona en su lápida, y aunque la cantidad exacta no queda clara, se consideró lo suficientemente importante como para incluirla en su epitafio.
Una vez completados los estudios con un grammaticus, los jóvenes continuaban su educación con un rhetor, profundizando en materias como la oratoria, el derecho, la política y la filosofía. Existían algunas escuelas de retórica en Gades (actual Cádiz), Collippo, Lusitania y Tarraco (actual Tarragona, Cataluña), de las cuales la primera estaba dirigida por un profesor originario de Bética. Puede que los estudiantes de familias adineradas en esta época optaran por viajar a Roma para completar esta etapa de su formación.
A finales del siglo I o principios del siglo II d.C., hay evidencia de la existencia de una escuela en Vipasca, situada en el distrito minero de Aljustrel. En la península ibérica, la Lex Vipasca, una ley que regulaba la comunidad minera, eximía a los maestros de las obligaciones cívicas impuestas por el principal funcionario de la región. La investigación moderna sugiere que esta exención pudo haber sido una estrategia para hacer más atractiva la labor docente en esta zona. La escuela de Vipasca probablemente atendía a los hijos de las familias que trabajaban en las minas; sabemos que incluso niños nacidos libres eran empleados en actividades mineras. Su creación se llevó a cabo por iniciativa de las autoridades locales, quienes puede que consideraran beneficioso proporcionar una educación básica centrada en las tres habilidades fundamentales: lectura, escritura y aritmética. Algunos estudiosos sostienen que el caso de Vipasca, con su propia escuela en una comunidad minera, no habría sido único y que podrían haber existido otras instituciones similares. Sin embargo, las referencias específicas a escuelas en regiones como Lusitania y el interior de Iberia son escasas, por lo que no es posible determinar con certeza cuán extendida estaba la presencia de estas escuelas.
Escuela romana
Shakko (CC BY-SA)
La evidencia sobre la educación romana es escasa, especialmente en las zonas más alejadas de las regiones costeras orientales y sureste, que estaban más profundamente romanizadas. Sin embargo, las fuentes literarias y epigráficas indican que muchas personas instruidas procedían del este y el sur de Iberia durante la República tardía y el inicio del Imperio. El alto nivel de alfabetización reflejado en estos individuos sugiere la existencia de numerosas escuelas en estas regiones. Un ejemplo de los avances en sofisticación educativa es la ciudad española de Córdoba, en la provincia de Bética, una ciudad en la que, sin duda, debió de haber una amplia diversidad de educadores. Córdoba tuvo una de las trayectorias intelectuales y artísticas más destacadas fuera de Italia. Fue una colonia profundamente romanizada, habitada por pobladores distinguidos y con el ius latii (derechos latinos). Probablemente, solo después del reinado del emperador romano Vespasiano (que gobernó de 69-79 d.C.), quien mostró un interés particular por la educación, otras ciudades romanas de la península ibérica lograron desarrollar logros culturales comparables a los de Córdoba. Estas ciudades, sin embargo, solían estar en las regiones más accesibles de las provincias de Bética y Tarraconense.
De Hispania a Roma
Con el surgimiento de la dinastía Julio-Claudia a principios del siglo I d.C., un número creciente de personas procedentes de Hispania comenzó a establecerse en Roma. Muchos de ellos habían recibido su educación inicial en las provincias hispanas. Las fuentes literarias que hacen referencia al nivel educativo que poseían muestran que la educación romana en la península ibérica tuvo un éxito considerable, permitiendo a numerosos individuos nacidos en las provincias aprovechar su formación y convertirse en parte de la sociedad romana.
Entre los más destacados se encontraban los miembros de la familia de los Anneo de Córdoba. Como familia, los Anneo fueron escritores prolíficos y se convirtieron en mecenas de muchos de sus compatriotas y amigos instruidos, quienes se trasladaron a Roma por cuenta propia o fueron atraídos allí por la influencia de los Anneo. El patriarca de la familia, L. Anneo Seneca (más conocido como Séneca el Viejo, 54 a.C. - en torno a 39 d.C.), escritor y padre del filósofo Séneca el Joven, recibió su educación temprana hasta el nivel de grammaticus en Córdoba. Según los registros, asistió a la escuela con más de 200 alumnos, una cifra considerable. En sus escritos, Séneca proporciona evidencia sobre la existencia de rhetores en Hispania, entre ellos Porcio Latro, Gavio Silo y Clodio Turrino (Controv. a praef. 3.10:10 praef. 14,16). Séneca completó sus estudios avanzados en Roma y, posteriormente, alternó su residencia entre las ciudades de Córdoba y Roma. Su hijo, Séneca el Joven (en torno a 4 a.C. - 65 d.C.), nació en Córdoba y, a los 10 años, viajó con su padre a Roma para continuar su educación.
Otro personaje célebre que recibió su educación en Hispania y decidió trasladarse a Roma fue el poeta Marcial (en torno a 38/41 - en torno a 101/104 d.C.), quien se identificaba abiertamente como celtíbero (Mart. 10.65). Nació en Bilbilis, en la provincia de Tarraconense, y emigró a Roma siendo joven para desarrollar su carrera literaria. Por último, quizás el más famoso de todos, Marco Ulpio Trajano (53-117 d.C.), procedía de la ciudad de Itálica, en Hispania, donde habría recibido una educación romana completa acorde con su estatus social. Trajano (que reinó de 98-117 d.C.) se convirtió en el primer emperador nacido fuera de Italia.
Nativa española licenciada en Filología Inglesa (Estudios Ingleses) y estudios superiores en Traducción, con experiencia como traductora de artículos divulgativos del inglés al español europeo en medios digitales. Interesada en las antiguas civilizaciones, la Edad Media y la historia de USA y UK. Hipatia de Alejandría es su personaje histórico favorito.
Laura K. C. McCormack estudió Letras Clásicas Grecorromanas y obtuvo el título de Bachelor of Arts en Letras Clásicas y Filosofía, así como una maestría en Letras Clásicas. Ha trabajado en proyectos relacionados con la vida en la Britania romana, la muerte y el duelo en la Roma antigua, las mujeres en la antigua Roma y la vida de los jóvenes en la Roma clásica.
McCormack, L. K. (2025, abril 09). La educación en la España romana [Education in Roman Spain].
(S. Campos, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2692/la-educacion-en-la-espana-romana/
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McCormack, Laura K.C.. "La educación en la España romana."
Traducido por Silvia Campos. World History Encyclopedia. Última modificación abril 09, 2025.
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McCormack, Laura K.C.. "La educación en la España romana."
Traducido por Silvia Campos. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 09 abr 2025, https://www.worldhistory.org/article/2692/education-in-roman-spain/. Web. 17 jul 2025.
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Escrito por Laura K.C. McCormack, publicado el 09 abril 2025. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.