La transición de Islandia hacia el cristianismo se produjo de manera pacífica en comparación con otros países escandinavos. A diferencia de Noruega, Dinamarca, y Suecia, países en que las autoridades monárquicas desempeñaron un rol crucial en la conversión, en Islandia la cristianización se adoptó mediante decisión parlamentaria, alcanzada a través de mediaciones y compromisos. Aunque la proclamación del Althing obligaba a recibir el bautismo a toda la población, se toleraban las prácticas y cultos paganos realizados en privado como reflejo de un enfoque pragmático que se proponía equilibrar la necesidad política y la cohesión de la comunidad.
Iglesia, Westfjords, Islandia
Barry Marsh (Public Domain)
Evolución política en la Islandia de la época vikinga
La colonización legendaria de Islandia, conocida como landnám, que significa «tomar tierras», tuvo lugar alrededor del período comprendido entre los años 870 y 930 como parte de un movimiento general de expansión vikinga a través del Atlántico septentrional. Se cree que la isla fue descubierta cerca del 850 por marinos escandinavos desviados de su ruta por causa de los vientos. Algunas fuentes asocian dos nombres al avistamiento de la isla. Primero, el de Naddod, un marino noruego que a mitad del siglo IX extravió el curso durante su trayecto hacia las islas Faroe por causa de un vendaval. Después, el de Gardar Svavarsson, que procedente de Suecia exploró Islandia con mayor sistematicidad. Svavarsson bojeó la isla, confirmó que era una gran masa terrestre, y durante breve tiempo se asentó en la región septentrional, en Húsavik, hoy día un concurrido sitio de avistamiento de ballenas. Cuervo-Floki (Flóki Vilgerðarson) intentó una colonización planificada de Islandia, para lo cual trajo ganado consigo, pero en dispar lucha contra los crudos inviernos, los animales sucumbieron. Descorazonado, abandonó el lugar, al que puso por nombre Ísland, «tierra de hielo», apelativo que perduró.
Según la tradición, el primer colono permanente de Islandia fue Ingólfr Arnarson, un jefe local noruego que se alega abandonó Noruega debido a conflictos relacionados con los intentos de unificación del Rey Harald Cabellera Hermosa. Alrededor del año 874 Arnarson navegó hasta Islandia acompañado de su familia y sirvientes, efectuó un ritual consistente en arrojar por la borda los pilares de su asiento de honor y se estableció en el sitio de su desembarco, donde fundó Reikiavik, no sin antes haberse enfrentado a un grupo de sanguinarios esclavos, según cuenta la tradición.
Ingolfr Arnarson funda Reikiavik
Haukurth (Public Domain)
Poco tiempo después se difundió entre las comunidades nórdicas la noticia de la existencia de vastas tierras deshabitadas, plenas de ricos pastos y amplios caladeros de pesca. La información desencadenó una ola inicial de emigración desde Noruega, que además incluyó los asentamientos nórdicos de las islas británicas, entre ellos los de Irlanda, Escocia y las Hébridas. La mayor parte de los primeros colonos eran campesinos libres que buscaban nuevas oportunidades, aunque algunos también eran jefes de menor importancia. Muchos de los colonos nórdicos que procedían de las islas británicas arribaron acompañados de sus esposas, seguidores y esclavos gaélicos, lo que dio lugar a una población mixta nordicogaélica que imprimió una huella duradera en la cultura islandesa.
La tradición data la colonización de Islandia alrededor del año 870. La afirmación se sustenta en la existencia de pruebas suministradas por la geología: una capa de tefra consistente en un depósito de ceniza producido por una erupción volcánica registrada en esas fechas. Durante las siguientes décadas fueron llegando miles de colonizadores, y alrededor del 930 la mayor parte de las tierras cultivables habían sido reclamadas. Por lo general este período se toma como el final de la fase de asentamiento e inicio del surgimiento del estado libre de Islandia, época que inspiró muchas de las magníficas sagas islandesas.
PARA MANTENER EL ORDEN EN LA NUEVA SOCIEDAD ISLANDESA, SE DESARROLLÓ UN SISTEMA DE GOBIERNO DESCENTRALIZADO.
Varias razones ocasionaron que numerosas personas abandonaran sus tierras de origen para establecerse en Islandia. Muchos de los que procedían de Noruega huían del creciente poder del rey Harald Cabellera Hermosa, cuyos intentos de unificar Noruega bajo su dominio provocaron el incremento de impuestos y un mayor control sobre los propietarios de tierras independientes. Otros se sintieron atraídos por la promesa de obtener tierras de manera gratuita y la oportunidad de establecerse sin interferencia de reyes ni terratenientes. En adición a lo anterior, las riquezas logradas mediante las incursiones vikingas realizadas en Gran Bretaña y otros lugares de Europa habían proporcionado a algunas familias medios para financiar el largo viaje, acompañadas de ganado y provisiones. En poco tiempo los colonos se adaptaron al nuevo entorno, en el que la ganadería, la caza, y la pesca costera les proveían sustento. A su llegada la isla se encontraba poblada por densos bosques, pero la tala a gran escala para obtener combustible, erigir construcciones y cultivar pastos condujo a una rápida deforestación. El aumento indiscriminado del pastoreo de ovejas y otros animales contribuyó a la erosión de los suelos, problema que persistiría durante siglos.
Al principio predominó la libre ocupación de las tierras, pero a medida que iban llegando más gentes, fueron surgiendo disputas relacionadas con la obtención de recursos. Por lo general los conflictos se resolvían por medio de negociaciones y acuerdos entre los jefes de comunidades, en lugar de mediante guerras a gran escala. Las sagas, quizá para sorpresa de nadie, tienden a rememorar los problemas y conflictos. Con el objetivo de mantener el orden en esta nueva sociedad se desarrolló un sistema de gobierno descentralizado, único en comparación con los del feudalismo europeo.
Los jefes locales, conocidos como goðar, desempeñaban un papel fundamental en la mediación de disputas y en la conducción de las comunidades. El cargo de goðar comprendía funciones relativas al poder político y al religioso, en que el líder era responsable de organizar los rituales. Las riquezas y el poder de la Islandia medieval se distribuían entre los jefes locales y los campesinos libres, en lugar de dedicarse a sostener una monarquía o autoridad centralizada. El gobierno islandés del medioevo tenía una estructura política protodemocrática, que en el año 930 culminó en la fundación del Althing en Thingvellir, localidad cercana a Reikiavik. El Althing era una asamblea general cuya función era promulgar leyes, dirimir disputas y formar alianzas. Su surgimiento marcó la transición de un asentamiento de laxa organización, a una mancomunidad consolidada. Por lo demás, la isla se dividió en 4 distritos, y tras una serie de reformas, el número de líderes locales alcanzaría la cifra de 48.
Encrucijada entre el paganismo y el cristianismo
La colonización de Islandia fue una de las últimas migraciones importantes de la era vikinga, y dio lugar a una sociedad nórdica de características singulares que mantuvo su independencia durante siglos. Aislados en el Atlántico norte, los vikingos desarrollaron en Islandia una cultura distintiva, moldeada por las tradiciones nórdicas y por las rudas condiciones ambientales. Estos dos elementos se hacen visibles en la visión profética vikinga, en particular en el poema Völuspá, de la Edda Poética, primero de los poemas mitológicos de la colección del siglo XIII. El cántico, en el que el diosOdin solicita la ayuda de una völva o profetisa para dar a conocer los secretos del universo y del Ragnarök, su destino, describe el ataque del gigante Surt y de su espada de fuego. En el relato del nacimiento del mundo conocido, el autor y líder islandés Snorri Sturluson incluye en la Edda Prosaica la descripción del encuentro del reino del hielo, Niflheim, con las ardientes tierras de Muspell, de cuyo entrecruzamiento resultó el nacimiento de Ymir, el gigante primordial. En la descripción sobre los ríos que fluyen desde Niflheim, Sturluson menciona una sustancia venenosa que se endurece, y vapores ponzoñosos que se levantan del hielo y se solidifican en forma de escarcha, en probable descripción de una erupción volcánica en lenguaje poético, por carencia de una terminología adecuada.
La mayor parte de los conocimientos que se poseen sobre la mitología nórdica proviene de estas antiguas fuentes islandesas, lo cual no solo supone la preservación de un gran volumen de información mitológica por parte de los monjes cristianos, sino también una limitación cronológica y geográfica. Snorri Sturluson intenta presentar un relato muy estructurado que es probable que no refleje la complejidad del mundo nórdico. Aunque los poemas constituyen fuentes más fiables, también contienen contradicciones y referencias imprecisas; a través de ellos, por ejemplo, se conoce que en una ocasión Loki y Heimdal lucharon en forma de focas, pero no se mencionan más detalles. Por otra parte, existían distintas versiones de un mismo mito, como la pesca de la serpiente del mundo, Jörmungandr, por Thor. En una de ellas el poeta Ulf Uggason menciona la muerte de la serpiente a manos de Thor, mientras otras fuentes insisten en que la criatura escapa. Además, muy poco se conserva sobre las características de los rituales, lo cual podría deberse a que los autores cristianos preferían enfocarse en las historias de la antigüedad como forma de establecer un vínculo con el pasado, pero sin introducirse en la descripción de las prácticas paganas, puesto que ello les habría significado ir demasiado lejos.
Codex Regius de la Edda poética
Unknown (Public Domain)
Es de notar que, de carecer de los antiguos textos islandeses, los conocimientos que se poseen sobre la mitología nórdica serían mucho más superficiales. Más allá del carácter mitológico de las narraciones registradas, algo puede descubrirse acerca de las mentalidades de la época, pero la manera específica en que se practicaba la religión permanece en la oscuridad. En todo caso, parece que las creencias y los rituales eran mucho más profundos que un simple culto a los dioses, y que se internaban en lo que puede considerarse pensamiento mágico, donde lo natural y lo sobrenatural se encontraban unidos de forma compleja. En los escritos se menciona a los landvættir, espíritus de la tierra, y también a los dysir o fylgjur, difusos espíritus femeninos o de animales. El poeta Sigvat menciona la existencia en Suecia de un rito privado dedicado a los elusivos elfos, los alfar, por lo que no resulta difícil imaginar la práctica de alguno similar en Islandia. Por otra parte, la práctica de ritos públicos habría tenido una importancia vital para el mantenimiento de la cohesión en las comunidades, los que según la arqueología, se celebraban a menudo en el salón del jefe, denominado hóf. En las Eddatambién se encuentra el término hörg, altar, el cual es probable que haga referencia a una plataforma elevada donde podía colocarse una estatua.
En Islandia se realizaron hallazgos arqueológicos que revelaron la existencia de barcos empleados en calidad de tumbas. En 1964 uno de ellos descubrió un extenso enterramiento en los Fiordos Occidentales. El barco contenía los restos de 7 personas, pero al parecer una sola de ellas había sido inhumada en el entierro original, mientras los demás restos, recogidos de otros sepulcros, habían sido trasladados al lugar. El inventario de artículos hallados incluye cuentas, un Mjölnir, dos brazaletes de bronce, el fragmento de un dírham, una campana de bronce, dos peines de hueso y pesas de una balanza. El martillo de Thor se encontró junto a la campana y a un trozo de plomo con una cruz incrustada, conexión interesante que muestra un enfoque más bien fluido de la religión, o al menos, que los paganos no reparaban en manipular distintos objetos religiosos. Esto recuerda a un personaje llamado Helgi el Esbelto, que según el Libro de los asentamientos «creía en Cristo pero invocaba a Thor cuando de viajes y circunstancias difíciles se trataba» (218).
Diversas fuentes presentan información acerca de la conversión de Islandia, entre ellas sagas familiares y contemporáneas, la obra de Ari Thorgilsson Íslendigabók (Libro de los islandeses), los anales y escritos eclesiásticos, y epopeyas específicas que tratan sobre clérigos, como la de los dos santos obispos Thorlak Thorhallsson y Jon Ogmundarson. El Hungrvaka, una breve historia eclesiástica de los años 1200, aborda las vidas de los primeros obispos. Un siglo más tarde aparecen las descripciones de las vidas de los obispos de Skálholt y Hólar, casi todas redactadas en lengua vernácula.
A PESAR DEL FRACASO DE LOS PRIMEROS INTENTOS, LA TRANSICIÓN TRANSCURRIÓ EN RELATIVA TRANQUILIDAD.
En realidad, los textos eclesiásticos no se enfocan en el funcionamiento de la sociedad primitiva, sino en el establecimiento de los obispados, el rol de los clérigos y en general, en la conversión. Se conoce que un pequeño número de colonos se había convertido antes de la cristianización, y que algunos estaban familiarizados con la nueva religión, hecho que no resulta extraño, debido a la cantidad de contactos culturales que los vikingos sostenían con otras poblaciones, en particular, las anglosajonas y las celtas. No obstante, la mayoría continuaba la práctica de las antiguas costumbres.
La reconstrucción de lo ocurrido puede realizarse a partir del Libro de los islandeses, relato escrito alrededor de 1120 por Ari el Erudito. El narrador describe haber sido criado en una granja por una persona nombrada Hall, quien recordaba haber recibido el bautismo del misionero Thangbrand. Además existen otras fuentes, como las extraviadas sagas latinas, y las referencias que aparecen en epopeyas familiares como la Saga de Njál y la Saga Laxdæla. Se conoce de un islandés nombrado Thorvald, bautizado en el extranjero, que trajo consigo a un obispo del Sacro Imperio Romano Germánico, cuya actividad de evangelización no tuvo éxito. La misión de Stefnir, enviado por el rey de Noruega Olaf Tryggason durante su reinado del 995 al 1000, también fracasó, y el clérigo terminó proscrito. Más tarde arribó Thangbrand, experimentado misionero que pudo convertir a algunos islandeses, si bien durante su actividad evangelizadora mató a varios individuos por escribir poemas que lo ofendían, según expresa la Saga de Njál. En definitiva, su trabajo tampoco resultó exitoso en convertir a la isla.
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En el Libro de los asentamientos (Landnámabók) se lee a menudo que algunos trajeron el cristianismo con ellos, pero luego retomaron las prácticas paganas de sus antecesores:
[Aud] acostumbraba a rezar en las Colinas de la Cruz; hizo erigir cruces en el lugar, debido a que había recibido el bautismo y era una cristiana devota. Con posterioridad sus parientes rindieron culto a las colinas y más tarde, al comenzar los sacrificios, se construyó un templo pagano en el lugar. Creían que al morir entrarían en las colinas. (97)
En otros relatos, el poder del cristianismo era decisivo:
Bjarni se comprometió a hacerse cristiano, y a continuación el río Hvit cambió de curso y creó un nuevo cauce por donde fluye en la actualidad, por lo que Bjarni obtuvo la posesión de Lengua Menor hasta Grind y Solmundarhofdi. (42)
Se practicaban diversos rituales dedicados a la colonización: muchos adoraban a Thor, lo cual los llevaba a lanzar por la borda los pilares de sus asientos de honor junto a una imagen de Thor, y a construir sus hogares donde bajaban a tierra, mientras otros traían tierra consagrada y una campana de hierro con ellos y se asentaban después de erigir las columnas de una iglesia.
A pesar del fracaso de los primeros intentos, la transición transcurrió en relativa tranquilidad. La mayoría pagana albergaba motivaciones políticas que la conducía a aceptar a la minoría cristiana, debido a la incrementada dependencia islandesa del comercio con Noruega, donde Olaf Tryggvason había recurrido a la conversión forzosa. La evangelización de Noruega, según los registros, se vincula a una sucesión de soberanos que habían recibido el bautismo en el extranjero y habían traído su fe al retornar a sus hogares. A menudo los reyes regresaban acompañados de clérigos y obispos ingleses por haber sido educados en Inglaterra, o por su relación con las incursiones vikingas. Los soberanos que intentaban imponer el cristianismo enfrentaron la oposición de los jefes paganos noruegos, según describe el Heimskringla, una compilación del siglo XIII que contiene las epopeyas de los monarcas.
A partir de que Noruega prohibiera el comercio con Islandia por motivos religiosos, y que incluso, el rey tomase como rehenes a algunos islandeses, los cristianos que vivían en la isla se sintieron impulsados a defender su causa. Los líderes locales comenzaron a crear tribunales paralelos, con lo que aumentaba el peligro de una guerra civil. Al estallar algunas reyertas en el Althing la mentalidad islandesa se hizo cargo de la situación: se acudió a la mediación y el arbitraje, y el conflicto se trató como una querella a la que había que buscar solución. El Portavoz de la Ley, Thorgeir, un jefe pagano del distrito norte que mantenía estrechos vínculos con los cristianos, fue aceptado por unos y otros como mediador. El pueblo islandés acató su decisión, porque sabía que de no conciliar el diferendo legal, la paz se desmoronaría. El capítulo 7 del Íslendingabók estipula con suficiente claridad que todos debían convertirse y ser bautizados, pero a la par se permitió a las gentes ofrendar sacrificios a sus antiguos dioses, puesto que, bueno, en el fondo, nadie los delataría.
Logberg: Lugar de reunión del Althing en Thingvellir, Islandia
Adam Fagen (CC BY-NC-SA)
Por lo tanto, la conversión debía considerarse un acto oficial; sin embargo, lo que cada quien hacía en su granja era cuestión de decisión personal; se podía continuar adorando a los dioses de antaño mientras ello no se hiciera en reuniones oficiales, y en efecto, no existía una estructura formal capaz de verificar la adhesión al cristianismo en los hogares. Esto significa que en la práctica, el proceso de conversión debió haber sido muy gradual, sobre todo hasta que se escribió el código legal Grágás, donde sin ambages se despliega la ley canónica que establece todo tipo de interdicciones acerca de la práctica de la magia, del seiðr. Es necesario sentar que debido a que los escribas y eruditos cristianos no mostraron fuerte interés en el pasado pagano, en la actualidad se conocería mucho menos sobre el panteón nórdico y los nueve reinos de la cosmología nórdica de no haber existido los relatos mitológicos; esto, a pesar de la cantidad de problemas que arrastran obras como la Edda Poética y la Edda Prosaica. Sobre el cristianismo recayó la responsabilidad de introducir el conocimiento de las tradiciones latinas entre las clases más pudientes, evolución sin la cual no cabría siquiera imaginar las sagas, puesto que con anterioridad la transmisión de conocimientos en esta sociedad se había efectuado de manera oral. El paso de la información a la forma escrita queda también reflejado en el primer censo realizado en la isla, iniciado por el obispo Gizurr.
La Iglesia en Islandia se desarrolló con muy poca interferencia del Occidente latino. Era distinta a la desmesurada y dominante Iglesia medieval de Europa occidental. Desde el ángulo económico, la Iglesia islandesa ayudó a introducir un sistema tributario coherente al instaurar el diezmo, aunque este no generaba ingresos significativos, debido a que la mayor parte de las recaudaciones acababan en manos de los jefes locales. Los sacerdotes islandeses no formaban una clase social bien diferenciada; estaban sujetos a reglamentos seculares, y entre sus filas se podía encontrar influyentes granjeros que deseaban mantener sus propiedades. De manera que en lo fundamental, los patrones básicos de poder y riqueza permanecieron sin sufrir alteraciones. Los gódar, los jefes, construían en sus tierras iglesias, templos paganos, o nuevos edificios, sin hacer distinción entre ellos. En cualquier caso, hasta el siglo XII no existió una jurisdicción específica y separada para el clero.
Así, en una comparación con los demás países escandinavos respecto a la conversión al cristianismo, Islandia destaca en varios aspectos clave. En particular, en relación a los procesos de toma de decisión y en lo concerniente al panorama religioso que siguió tras la aceptación formal de la nueva fe. A diferencia de Dinamarca, Noruega y Suecia, países en que el proceso de cristianización estuvo atado con fuerza a las acciones de los reyes, resalta el hecho de que la conversión de Islandia se atribuye a las decisiones tomadas en el Althing. La asamblea parlamentaria decidió que todos los islandeses debían ser cristianos y recibir el bautismo, lo cual constituye una diferencia crucial respecto a la forma en que se produjo la cristianización en los países escandinavos continentales, en los que las autoridades de la realeza tuvieron una participación medular en la adopción oficial de esa religión.
En Islandia la conversión supuso un compromiso importante respecto a las prácticas religiosas. El Althing proclamó que aunque todas las personas debían adoptar el cristianismo y recibir el bautismo, no se castigaría a quienes en secreto continuaran las prácticas de ofrendar sacrificios a los antiguos dioses, comieran carne de caballo (acción de connotación ritual en la tradición nórdica), o abandonaran a la intemperie a los niños indeseados, a pesar de que estas costumbres eran opuestas a la ley cristiana. La tolerancia respecto a las prácticas paganas realizadas en privado, junto a la adopción oficial del cristianismo, pone de relieve un enfoque pragmático dirigido a mantener la cohesión de la comunidad. Contrastan con esto los relatos de los demás reinos escandinavos que a menudo hacen énfasis en la supresión forzada del paganismo impuesta por los reyes misioneros. Por otra parte, la flexibilidad de las decisiones permitió que se manifestaran comportamientos poco dramáticos de abajo hacia arriba, que emanados de la base permeaban las estructuras más altas de la sociedad, como fueron la orientación de las sepulturas de oeste a este, el reemplazo gradual de la cremación por los enterramientos, y la existencia de colgantes que lo mismo podían funcionar como cruces que como martillos de Thor.
La decisión del Althing puede considerarse como la adopción de una fórmula dirigida a que los islandeses pudieran eludir la autoridad del rey Olaf y su influencia directa sobre los asuntos religiosos, para poder mantener cierto grado de independencia. Establecieron su Iglesia y aceptaron el cristianismo en una forma que no los hacía dependientes del rey noruego. Tras la conversión, Islandia también recurrió a obispos misioneros itinerantes que no sostuvieran fuertes vínculos con gobernantes específicos. Esto contribuyó a que la isla se mantuviera independiente de la corona noruega en lo relativo a asuntos religiosos. Además, resultó de importancia clave que los líderes locales viajaran al continente para ser consagrados obispos. De este modo aseguraban la continuidad de la Iglesia bajo la autoridad del arzobispo de Hamburg-Bremen, con lo que, al menos al principio, evitaban depender de manera exclusiva del clero noruego.
En conclusión, por singular que pueda resultar toda esta historia de la conversión islandesa, dado que este pueblo resolvía sus disputas mediante la aplicación de procedimientos, compromisos y resoluciones, la forma en que se introdujeron los cambios religiosos encaja en el panorama general islandés. Mediante la adopción de este compromiso, los islandeses se abrieron a Europa occidental, mientras al propio tiempo mantenían una fuerte conexión con el pasado.
Interesado en el estudio de las migraciones, costumbres, las artes y religiones de distintas culturas; descubrimientos geográficos y científicos. Vive en La Habana. En la actualidad traduce y edita libros y artículos para la web.
Una mente curiosa y abierta, fascinada por el pasado. Historiadora con un gran interés por los mitos nórdicos y la era vikinga, además de profesora de historia y de idiomas. Oriunda de Bucarest (Rumanía), actualmente reside en Sajonia (Alemania).
Manea, Irina-Maria. "La cristianización de Islandia."
Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. Última modificación marzo 19, 2025.
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Manea, Irina-Maria. "La cristianización de Islandia."
Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 19 mar 2025, https://www.worldhistory.org/article/2670/christianization-of-iceland/. Web. 17 jun 2025.
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Escrito por Irina-Maria Manea, publicado el 19 marzo 2025. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.