Visnú es uno de los dioses más importantes del panteón hindú y se lo considera miembro de la sagrada trinidad (trimurti) del hinduismo junto con Brahma y Shiva. Visnú es el preservador y guardián de los hombres, protege el orden de las cosas (dharma) y aparece en la tierra en varias encarnaciones (avatares) para luchar contra los demonios y mantener la armonía cósmica.
Visnú es el dios más importante del vaishnaísmo, la mayor secta hindú. De hecho, para ilustrar el estatus superior de Visnú, en algunos relatos se considera que Brahma nació de una flor de loto que creció del ombligo de Visnú. Visnú estaba casado con Lakshmi (la diosa de la buena fortuna), Sarawati (la diosa de la sabiduría) y Ganga (la diosa que es la personificación del río Ganges). Sin embargo, incapaz de vivir con las disputas entre sus tres esposas, Visnú terminó enviando a Ganga a Shiva y a Sarawati a Brahma. En algunos relatos, otra esposa de Visnú es Bhumi-Devi (diosa de la Tierra). Se considera que vive en la ciudad de Vaikuntha, en el monte Meru, donde todo está hecho de oro brillante y joyas fabulosas y donde hay lagos resplandecientes de flores de loto.
Los diez avatares de Visnú
Visnú tiene diez avatares o apariencias mundanas, que son personas, animales o una mezcla de ambos. Los diez avatares de Visnú son:
- Buda
- Krishna (el héroe)
- Rama (el héroe)
- Parashurama (el héroe)
- Nara-Simha o Narasimba (el hombre-león)
- Vamana (el enano)
- Matsya (el pez)
- Kurma (la tortuga)
- Varaha (el jabalí)
- Kalki (que aparecerá cuando el mundo se acabe, montando un caballo blanco y anunciando el comienzo de una nueva edad de oro)
Como cualquier dios importante, Visnú está involucrado en una serie de coloridas historias que ilustran sus virtudes como protector del orden cósmico. Como Varaha, el jabalí gigantesco, derrotó al gigante Daitya después de que Hiranyaksha maliciosamente se llevara la Tierra (Bhumi-devi) al fondo del mar. La increíble lucha entre ambos duró mil años, pero Visnú prevaleció y finalmente sacó la Tierra de las profundidades acuáticas, y la llevó en su colmillo.
Visnú en la mitología
En el Bhagavata Purana, un poema épico que recoge muchas historias vaishnavitas, también se atribuye a Visnú el don de otorgar la inmortalidad a todos los demás dioses. La historia cuenta que los dioses querían batir el océano de leche para crear el néctar (amrita) que daba a su bebedor la vida eterna. Para mezclar el océano decidieron utilizar el sagrado monte Mandara con la serpiente gigante Vasuki (o Ananta) como cuerda giratoria; un extremo lo tirarían los demonios y el otro los dioses. Sin embargo, ninguno de los dos grupos podía manejar semejante peso y llamaron a Visnú para que lo sostuviera. Esto lo hizo en la forma de Kurma, la tortuga gigante, sosteniendo la montaña sobre su caparazón. El néctar se creó a partir del mar espumoso, pero los Demonios, fieles a su carácter, trataron de hacerse con él. Afortunadamente, Visnú intercedió en la forma de la hermosa Maya (la personificación de la Ilusión) y, convenientemente distraídos, los Demonios renunciaron al néctar que Visnú entregó amablemente a los dioses, permitiéndoles la posibilidad de la inmortalidad.
Visnú aparece como otro avatar en la forma del pez Matsya. Manu, el sabio e hijo de Vivsavat-Sun, estaba un día lavando en un río cuando un pequeño pez saltó de repente a su mano. A punto de devolver el pez al agua, fue detenido por las súplicas del pez, que tenía miedo de los monstruos que podrían comerlo. Así pues, Manu guardó el pez en una pequeña pecera, pero de la noche a la mañana, el pez creció y tuvo que ser trasladado a una jarra. Pero el pez siguió creciendo y Manu lo arrojó a un lago. Sin embargo, el pez siguió creciendo y alcanzó un tamaño tan prodigioso que Manu se vio obligado a echarlo al mar. El pez hizo entonces la profecía de que en siete días habría una gran inundación, pero Manu no debía preocuparse por esta catástrofe, ya que el pez le enviaría un gran barco para que pudiera escapar ileso. El pez le indicó a Manu que llenara la barca con parejas de todas las criaturas del mundo y semillas de todas las plantas y que, durante la inundación, atara su barca al pez utilizando una serpiente gigante: Vasuki. Al cabo de un tiempo, tal como había predicho el pez, el océano se elevó lenta e implacablemente e inundó el mundo. Entonces Visnú reapareció en escena como el gigantesco pez, esta vez con escamas doradas y un solo cuerno, y llevando el barco prometido para Manu. El sabio subió rápidamente a bordo con su vasta colección de animales y así, al sobrevivir al diluvio, se convirtió en el fundador de la raza humana.
Los tres avatares de Visnú mencionados anteriormente aparecieron en la primera etapa de creación del kalpa (o ciclo mundano, del que cada aliento del dios es un ciclo). La siguiente etapa consistió en la batalla con los demonios por el control del mundo. Aquí Visnú apareció como el héroe Rama, que tuvo muchas aventuras luchando contra los rakshasas, y como el monje con hacha, Parasurama, que luchó contra los kshatriyas.
La leyenda de los tres pasos
Uno de los episodios más famosos que involucran al dios en esta segunda fase del mundo es la Leyenda de los Tres Pasos. En la batalla entre los dioses y los gigantes por el control del mundo, estos últimos iban ganando la partida. Sin embargo, los dioses convencieron a Visnú para que interrumpiera sus meditaciones y se enfrentara al gigante guerrero Bali, lo que hizo en forma de un brahmán enano (o sacerdote) llamado Vamana. Visnú ofreció un pacto: si la lucha cesaba, los dioses se conformarían con un pequeño territorio cubierto por tres de los pasos de Vamana y los gigantes podrían quedarse con el resto del universo. Mirando las diminutas piernas del enano, esto parecía un buen trato, por lo que Bali aceptó. Sin embargo, el enano era realmente un gran dios y con su primer paso despejó el cielo, con el segundo la Tierra y, con su último paso, el Inframundo, sin dejar nada para los pobres gigantes. Por esta razón, a menudo se llama a Visnú Trivikrama, que significa "de los tres pasos". La historia también puede representar los tres movimientos del sol: salida, cenit y puesta. Ciertamente, Visnú estaba asociado con el sol, como sugiere uno de sus otros nombres: Surya Narayana.
Como advertencia a los incrédulos, Visnú apareció como el hombre-león Nara-Simha cuando Hiranya-Kasipu (rey de los asuras o demonios) no solo pidió impíamente a la gente que lo adorara como a un dios, sino que también desafió tontamente a Visnú a mostrarse allí mismo si el dios era realmente omnipresente. He aquí que Visnú saltó inmediatamente de una columna cercana y, en forma de león feroz, despedazó al incrédulo con sus garras e hizo un temible collar con sus entrañas. Una prueba convincente de los peligros de la impiedad.
En la tercera fase del kalpa, Visnú apareció como Buda y Krishna, ambas figuras importantes por derecho propio. Krishna, o el "Príncipe Negro", fue criado en los bosques por pastores de vacas luego de que su madre, Devaki, temiera por la seguridad de su octavo hijo después de que su tío Kamsa recibiera la profecía de que sería asesinado por su octavo sobrino. Criado por el pastor Nanda y su esposa, el joven Krishna ya había demostrado sus capacidades divinas realizando prodigiosas hazañas de fuerza y matando a muchos demonios y monstruos. Como era de esperar, también era muy admirado por las damas del bosque. Sin embargo, esta idílica existencia llegó a un abrupto final cuando su madre maldijo a su hijo por no haber intervenido en la gran batalla entre las familias enfrentadas de los Kurus y los Pandus (aunque Krishna estuvo, de hecho, presente en la batalla de Kurukshetra en la forma de auriga del príncipe Arjuna, como se cuenta en el Bhagavad-Gita). En consecuencia, mientras meditaba pacíficamente un día, una flecha desviada de un desventurado cazador dio en su único punto débil: el talón. Se dice que, para señalar el triste final de una figura tan popular, hasta el propio sol murió con él.
¿Cómo se representa a Visnú en el arte?
En el arte hindú, Visnú aparece representado de diversas maneras según las culturas específicas del sur y el sureste de Asia (india, camboyana, javanesa, etc.), pero la mayoría de las veces se lo representa coloreado de azul y, a veces, montado en Garuda, una gigantesca criatura mitad hombre y mitad pájaro que devora serpientes. En ocasiones duerme sobre la serpiente gigante Sesha (o Ananta), cuyas siete cabezas forman un dosel sobre el dios. Su arma es el Sudarsanacakra o disco (chakra), quizás representativo de su asociación con el sol, pero también, con sus mil radios, simboliza la rueda del tiempo. A menudo sostiene otros objetos en sus cuatro manos (normalmente), como una trompeta de concha que hace sonar la Creación, una maza (gada) o una espada que representa la fuerza, y un loto, que representa la libertad y la belleza de la vida.