Hildegarda de Bingen: lingua ignota y litterae ignotae

Artículo

Garry J. Shaw
por , traducido por Eva Beltrán García
publicado 10 junio 2025
Disponible en otros idiomas: inglés
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Hacia 1153 o 1154, Hildegarda de Bingen (1098-1179), una monja alemana, le escribió una carta al anciano papa Anastasio IV (1073-1154). Sus palabras eran durísimas. Calificó al papa de estar cansado, criticó su mandato, lo describió como demasiado tolerante con los depravados y lo instó a contener la arrogancia de quienes lo rodeaban. Hildegarda aseveraba que la Iglesia medieval estaba corrompida y que él, como papa, debía hacer algo al respecto.

Litterae Ignotae from Hildegard’s Riesencodex
Las litterae ignotae, del Riesencodex de Hildegarda
Hochschul- und Landesbibliothek RheinMain (CC BY)

No contuvo su indignación. Entre las muchas quejas, incluyó de pasada un comentario inusual que hacía referencia a uno de los mayores misterios de su vida: le contó al papa Anastasio IV que había presenciado un milagro, una experiencia que la llevó a crear las letras desconocidas y a hablar una lengua desconocida (en latín, litterae ignotae y lingua ignota). Estas misteriosas creaciones siguen sin entenderse del todo hoy en día y los expertos continúan debatiendo su propósito.

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Hildegarda de Bingen

Hildegarda de Bingen fue una de las más grandes pensadoras de la Edad Media y en la actualidad se la conoce sobre todo por sus hermosas composiciones musicales y por sus escritos visionarios. Décima hija de una familia acomodada, nació en 1098, probablemente en Bermersheim, en el oeste de Alemania. Cuando cumplió 14 años, sus padres la enviaron al monasterio de Disibodenberg para que se convirtiera en anacoreta (una reclusa religiosa). Una vez instalada en el diminuto convento del monasterio, lo más probable es que no se imaginase vivir gran cosa el resto de sus días. No obstante, 24 años más tarde, en 1136, las monjas la eligieron para dirigir el convento, cada vez más grande. Hildegarda redujo de inmediato las medidas austeras de su predecesora y, lo que es más sorprendente, comenzó su ascenso hacia la fama.

Hildegarda vio cómo una intensa luz descendía del cielo y entraba en su corazón y en su mente.

Hildegarda había tenido visiones durante toda la vida. Se las ocultó a todas las personas que conocía desde que era una niña, salvo a Jutta von Sponheim (en torno a 1092-1136), la abadesa de Disibodenbeg que la precedio, y a un monje llamado Volmar (muerto en 1173). Con 42 años vio cómo una intensa luz descendía del cielo y entraba en su corazón y en su mente. De pronto pudo comprender mejor la Biblia y los escritos de los santos, y una voz le dijo que escribiera todo lo que había visto y oído en las visiones. Aunque el pensamiento la aterraba, hizo cuanto la voz le pidió y empezó a escribir un libro en el que detallaba sus vivencias. El libro se conocería como Scivias y le llevó diez años completarlo. Durante ese periodo, su trabajo llamó la atención del papa Eugenio III (1088-1153), quien leyó una parte de aquella obra maestra y le otorgó a Hildegarda su sello de aprobación papal para que continuara escribiendo.

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Empleo de la lingua ignota y de las litterae ignotae

Entre 1150 y 1158, cuando había terminado de escribir Scivias y mientras dirigía un convento recién reconstruido en Rupertsberg, Hildegarda desarrolló su lengua y letras desconocidas. Se trataba de una nueva etapa vital en la que se dedicó a investigar el mundo que la rodeaba. En su libro Physica escribió sobre la naturaleza, desde las plantas y los reptiles hasta los metales y los minerales, mientras que en Causae et curae exploró la estructura del cosmos. Con estas pesquisas rondándole la cabeza, inventó aquellas palabras y símbolos enigmáticos.

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La lengua desconocida de Hildegarda, la lingua ignota, está compuesta por 1011 sustantivos que se ordenan de lo más divino a lo más bajo y abarcan una amplia variedad de temas, desde las partes del cuerpo humano, las enfermedades de la piel y los meses del año hasta la arquitectura de las iglesias, las plantas o los insectos. Dios, en tanto que ser más importante en la jerarquía cósmica, figura en primer lugar, mediante la palabra Aigonz, mientras que el diablo es Diuueliz. Las abejas se llaman sapiduz; al ajo se le dice clarischil, y hay incluso una palabra para la jarra de cerveza, gunguliz. Un pie se dice fuscal y un brazo es branizel. A pesar de lo extensa que es esta lista, parece que se trata solo de una selección de las palabras creadas por Hildegarda. El único ejemplo conocido del uso de la lingua ignota en la vida cotidiana es en la canción que compuso, titulada O Orzchis Ecclesia, que tal vez se interpretara en la consagración de una iglesia e incluye vocablos que no se encuentran en las listas de palabras que se conservan.

Hildegard of Bingen’s Lingua Ignota
La lingua ignota de Hildegarda de Bingen
Hochschul- und Landesbibliothek RheinMain (CC BY)

Las letras desconocidas (litterae ignotae), por otra parte, comprenden 23 símbolos, que representan cada uno una letra del abecedario (entre las que no se incluyen la j, la v ni la w). También figuran símbolos para las palabras et y est, basados en el sistema de taquigrafía latino llamado notación tironiana. Es difícil precisar en qué se inspiró Hildegarda para diseñar estas letras, aunque comparten similitudes con las escrituras hebrea, griega y aramea, y guardan cierto parecido con el sistema de escritura que más tarde se conocería como alfabeto tebano. Al igual que con la lingua ignota, solo se conservan un par de casos en los que Hildegarda utilizara en la práctica tales símbolos. El ejemplo más antiguo se encuentra en una carta que Hildegarda escribió entre 1153 y 1554 a los monjes de Zwiefalten, en el suroeste de Alemania. Puede que empleara el sistema de escritura que había inventado para escribir el nombre de los destinatarios de la carta —los monjes— porque el contenido de dicha misiva era crítico con ellos y quería ocultar su identidad de miradas indiscretas. En otra carta Hildegarda emplea este sistema de escritura en el margen, aparentemente para dirigirse a un obispo. Una vez más, es difícil explicar por qué usó las litterae ignotae. Como se le aparecieron en una visión divina, proveniente por tanto de Dios, es posible que su empleo confiriera a sus palabras una autoridad añadida.

Posibles funciones

Parece que Hildegarda se basó en los summaria, obras de carácter similar a los diccionarios que proporcionaban listas temáticas de palabras, semejantes a su lingua ignota.

Los expertos siguen deliberando por qué Hildegarda creó la lingua ignota y las litterae ignotae, y a lo largo de los años han ofrecido varias explicaciones sobre cómo las empleó. Se ha sugerido que Hildegarda creía que la lingua ignota eran palabras pronunciadas por las vírgenes que estaban en el cielo, que tenía el don de lenguas, o que se trataba tal vez de la lengua de Adán (la lengua original de la creación, al principio de los tiempos). Otra explicación es que esta lengua y sistema de escritura eran una forma de comunicación secreta entre Hildegarda y sus monjas, para asegurarse de que los intrusos no pudieran entenderlas. Otra hipótesis más apunta a que Hildegarda creó esta lengua como «ornamentación» para su poesía. Los escritores solían usar el griego en sus composiciones poéticas para destacar su sabiduría, pero Hildegarda no hablaba esta lengua. Por ello, la presencia de la lingua ignota en sus cantos podría haber servido para enfatizar la especial conexión que mantenía con lo divino.

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Sea como fuere, lo que está claro es que la lingua ignota y las litterae ignotae no eran un secreto. Además de que Hildegarda las mencionara en la carta que le escribió al papa Anastasio IV, descrita anteriormente, también dejó constancia de su existencia en el prefacio de su obra Liber vitae meritorum (1163), donde, de nuevo, explica que se le aparecieron en una visión.

Fuentes de inspiración

Como inspiración para estas creaciones, parece que Hildegarda se basó en los summaria, obras de carácter similar a los diccionarios que proporcionaban al público lector listas temáticas de palabras, semejantes a su lingua ignota. En particular, el Summarium Heinrici fue popular en la Alemania del siglo XII, y parece que también leyó De inventione linguarum, de Rabano Mauro, en el que se presenta una clasificación de alfabetos y sistemas de escritura secretos.

Illustration of Hildegard of Bingen from Scivias
Ilustración de Hildegarda de Bingen, de su libro Scivias
Eisenacher~commonswiki (Public Domain)

Aunque Hildegarda fuese una figura fuera de lo común para la época por crear una lengua y sistema de escritura propios, a los escribas de la Edad Media les gustaba jugar con diferentes alfabetos y solían escribir con ellos sus nombres en los manuscritos que copiaban, ya que creían que con esto embellecían las páginas y se aseguraban de que los lectores entendían que estos añadidos personales no formaban parte del texto principal. El alfabeto griego era una opción muy frecuente para tal fin, aunque los escribas también utilizaban runas e incluso sistemas de escritura inventados. Los sistemas de criptografía más conocidos eran el notae bonifatii, en el que el escriba sustituía las vocales por varios números de puntos, y el cifrado César, en el que cada letra se reemplazaba por la inmediatamente posterior (por ejemplo, la a se convertía en b). Así, la palabra César se convertiría en Dftbs.

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El destino de los escritos de Hildegarda

Hacia 1170, cuando Hildegarda se acercaba al final de su vida, el monje Volmar se lamentó de que cuando muriese, el conocimiento de la lingua ignota se desvanecería con ella y se preguntaba quién lo hablaría entonces. Volmar falleció en 1173, e Hildegarda seis años más tarde, en 1179, con 81 años. A pesar de los temores de Volmar, los escribas incluyeron copias de la lingua ignota y las litterae ignotae en tres compilaciones de los escritos de Hildegarda, lo que incrementó la probabilidad de que perduraran en el tiempo. Uno de aquellos manuscritos acabó en la Biblioteca Nacional de Austria, en Viena, aunque desapareció entre 1800 y 1830. Otro de los manuscritos, que data de 1220, pasó por varias manos, incluidas las del káiser Guillermo II, emperador alemán y rey de Prusia durante la Primera Guerra Mundial (1914-18), y fue a parar a la colección de la Biblioteca Estatal de Berlín en 1912.

Cover of Hildegard of Bingen's Riesencodex
Cubierta del Riesencodex de Hildegarda de Bingen
Hochschul- und Landesbibliothek RheinMain (CC BY)

Puede que el manuscrito más impresionante que conserva las litterae ignotae y la lingua ignota sea el Riesencodex (en español, «Código gigante»), llamado así por su peso descomunal, 15 kg (33 libras). Esta extensa colección de los escritos de Hildegarda probablemente se produjo en el siglo XII y se conservó originalmente en el monasterio de Rupertsberg. El Riesencodex sobrevivió a la destrucción del monasterio en 1632 durante la guerra de los Treinta Años. Siglos más tarde, durante la Segunda Guerra Mundial, también consiguió sobrevivir al bombardeo de Dresde de 1945, donde se había custodiado en una caja metálica hecha a medida, guardada bajo llave en la cámara acorazada de un banco. Aunque el banco fue destruido y los saqueadores robaron otros manuscritos de la cámara acorazada, el Riesencodex no se perdió. En 1948, el manuscrito se sacó de la zona soviética y desde 1949 se conserva a buen recaudo en Wiesbaden (Alemania).

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Bibliografía

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Sobre el traductor

Eva Beltrán García
Eva tiende puentes entre lenguas y culturas. Traductora de inglés e italiano a español, cuenta con un Máster de Traducción para el Mundo Editorial. Le chifla leer, los idiomas y aprender curiosidades históricas y artísticas.

Sobre el autor

Garry J. Shaw
Garry J. Shaw es un autor y periodista especializado en arqueología, historia, patrimonio mundial, exposiciones y viajes. Ha escrito varios libros, entre los que se encuentra Cryptic: From Voynich to the Angel Diaries, the Story of the World's Mysterious Manuscripts.

Cita este trabajo

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Shaw, G. J. (2025, junio 10). Hildegarda de Bingen: lingua ignota y litterae ignotae [Hildegard of Bingen's Unknown Language and Unknown Letters]. (E. B. García, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2738/hildegarda-de-bingen-lingua-ignota-y-litterae-igno/

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Shaw, Garry J.. "Hildegarda de Bingen: lingua ignota y litterae ignotae." Traducido por Eva Beltrán García. World History Encyclopedia. Última modificación junio 10, 2025. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2738/hildegarda-de-bingen-lingua-ignota-y-litterae-igno/.

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Shaw, Garry J.. "Hildegarda de Bingen: lingua ignota y litterae ignotae." Traducido por Eva Beltrán García. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 10 jun 2025, https://www.worldhistory.org/article/2738/hildegard-of-bingens-unknown-language-and-unknown/. Web. 17 jul 2025.

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