San Pedro

Definición

Rebecca Denova
por , traducido por Emiliano S. Grill
Publicado el 12 marzo 2021
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Disponible en otros idiomas: inglés, francés
Saint Peter Enthroned (by Lawrence OP, CC BY-NC-ND)
San Pedro en el trono
Lawrence OP (CC BY-NC-ND)

San Pedro fue una figura muy conocida en el cristianismo primitivo. Aunque no hay información sobre la vida de Pedro fuera de la Biblia, en la tradición cristiana se le suele representar como el primero en muchas ocasiones: el primero en ser llamado por Jesús, el primero que reconoció a Jesús como «Cristo», el primer discípulo en recibir una aparición de Jesús tras la resurrección; y retrospectivamente, el primer papa de Roma. Se le conoce también como Simón Pedro y Simón, hijo de Jonás. Pablo se refería a menudo a él como Cefas, que en arameo significa «peñasco» o «piedra», traducido al latín Petrus, Pedro. En la tradición bíblica, cuando alguien era llamado por Dios (o en este caso, Jesús), iba seguido de un cambio de nombre para indicar una nueva visión del mundo.

Fuentes

Nuestras fuentes sobre la vida y el ministerio de Pedro son muchas:

  • las epístolas de Pablo
  • los evangelios
  • los Hechos de los Apóstoles
  • las cartas de varios de los primeros obispos
  • un Evangelio de Pedro
  • dos epístolas del Nuevo Testamento
  • los Hechos de Pedro
  • e historias posteriores del cristianismo de los siglos IV y V d.C.
Podemos atestiguar la historicidad de Pedro a partir de varias cartas de Pablo.

Por desgracia, Pedro no escribió nada. Sin embargo, podemos atestiguar la historicidad de Pedro a partir de varias cartas de Pablo (de alrededor de los años 50-60 d.C). Pablo se reunió con él dos veces en Jerusalén, en Antioquía y quizás en Corinto. En 1 Corintios 15, al repasar lo que enseñó, Pablo dice que Jesús «se apareció a Cefas, y luego a los doce». Cuando los primeros misioneros se encontraron con no judíos (gentiles) que querían unirse, tanto Lucas (en los Hechos de los Apóstoles) como Pablo relataron una reunión en Jerusalén para decidir qué hacer con estos gentiles. Se decidió que no tenian que convertirse en judios (sin circuncision, sin leyes de dieta, y sin observancia del sabbat) pero toda idolatria tenia que cesar. Se convirtieron en gentil-cristianos, en contraposición a judeo-cristianos. Hay un pasaje extraño en la epístola de Pablo a los Gálatas:

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Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Santiago, solía comer con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba por temor a la facción de la circuncisión. Y los demás judíos se unieron a él en esta hipocresía. . . Dije a Pedro delante de todos: «Si tú, siendo judío, vives como gentil y no como judío, ¿cómo puedes obligar a los gentiles a vivir como judíos?» (Gálatas 2:11-14)

En gran parte debido a esta carta, Pedro se asoció con el punto de vista «judeo-cristiano» en Jerusalén.

Pedro en los Evangelios

En los evangelios, los retratos de Pedro varían desde alguien confuso y asustado a veces hasta alguien perspicaz otras veces. Esta variación se entiende mejor dentro de la función narrativa de cada pasaje concreto y de los argumentos generales de cada evangelista. Los evangelios también reflejan tradiciones de sus propias comunidades que pueden haber sido transmitidas, tal vez, por los discípulos originales.

Pedro fue uno de los primeros discípulos de Jesús. «Caminando Jesús junto al mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés que echaban la red en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: 'Vengan, síganme, y haré que sean pescadores de hombres'» (Marcos 1:16-20). Fue también entonces cuando los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, se unieron al movimiento. En la lista de los discípulos, así como en incidentes específicos, estos tres se destacan juntos en primer lugar, como «Pedro, Santiago y Juan» (aunque las listas no suelen coincidir después de estos tres nombres).

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Calling of the Apostles by Domenico Ghirlandaio
Vocación de los apóstoles, por Domenico Ghirlandaio
Perledarte (CC BY-NC)

Después de que Jesús expulsara «un espíritu inmundo» de un hombre en la sinagoga de Cafarnaúm en Marcos, el grupo se trasladó a la casa de Pedro: «La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y. . . Jesús la tomó de la mano y la levantó. Entonces se le quitó la fiebre y se puso a servirles« (Marcos 1:29-31). Los restos de una sinagoga de varios pisos se encuentran hoy en Cafarnaún. Junto a ella se encuentra la «casa de Pedro», que fue uno de los primeros lugares de peregrinación de los cristianos. Sin embargo, el cuarto evangelio, Juan, afirma que Pedro y su hermano Andrés eran de Betsaida, una ciudad situada en el extremo norte del mar de Galilea (Juan 1:44).

Entre los relatos de alimentación masiva, Jesús estaba orando en una montaña mientras los discípulos subían a una barca para cruzar a la otra orilla. Al caer una tormenta, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el agua. Los discípulos gritaron asustados: «¡Es un fantasma!». Jesús les dijo: «Tranquilos, soy yo. No tengan miedo». «Señor, si eres tú», respondió Pedro, «dime que vaya a ti caminando sobre el agua». Pedro salió, pero sintiendo que empezaba a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!». Jesús le tendió la mano, pero le reprendió: «Hombre de poca fe... ¿por qué dudaste?». (Mateo 14:25-31).

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Al cabo de seis días, Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan y los llevó a un monte alto, donde estaban solos. Allí se transfiguró delante de ellos... Y se les aparecieron Elías y Moisés, que hablaban con Jesús. Pedro dijo a Jesús: «Maestro, es bueno que estemos aquí. Hagamos tres refugios: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías». Él no sabía qué decir, estaban muy asustados. (Marcos 9:2-8)

En esta escena, Pedro no puede ir más allá de una comprensión literal. A menudo se erigían cabañas, tiendas o santuarios en lugares donde la gente había encontrado a la divinidad. Sin embargo, en otra escena, encontramos al Pedro perspicaz:

Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo. Por el camino, él les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?». Ellos respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que uno de los profetas». «¿Y ustedes?», les preguntó. «¿Quién dicen que soy?» Pedro respondió: «Tú eres el Mesías». Jesús les advirtió que no le contaran a nadie sobre él. (Marcos 8:27-30).

La ampliación que hace Mateo del pasaje de Marcos creó la última posición de Pedro entre los discípulos:

«¿Y ustedes, quién dicen que soy?». Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Jesús replicó: «Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no la vencerán. Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.» Luego ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías. (Mateo 16:15-20).

El poder de esta atadura contiene el poder de perdonar pecados, exorcizar demonios, excomulgar a alguien y la autoridad para enseñar.

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Saint Peter
San Pedro
Lawrence OP (CC BY-NC-ND)

La historia más famosa de Pedro tiene lugar durante los últimos días de Jesús en la tierra. En la última cena, Jesús, al hablar de la traición, dijo:

«Todos me van a abandonar, porque así está escrito: Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas». ... Pedro declaró: «Aunque todos se aparten, yo no lo haré». «Te aseguro que hoy», respondió Jesús, «esta misma noche, antes de que cante dos veces el gallo, tú mismo me habrás negado tres veces». (Marcos 14:27-30).

Jesús fue entonces a orar a Getsemaní, y de nuevo se menciona a Pedro, Santiago y Juan. Jesús les pidió que permanecieran despiertos, pero tres veces tuvo que despertarlos:

Entonces le dijo a Pedro: «¿Duermes, Simón? ¿No has podido mantenerte despierto ni una hora? Manténganse despiertos, y oren, para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.» (Marcos 14:37-38).

Cuando Judas llegó con los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos para arrestar a Jesús, se nos dice que alguien agarró una espada y le cortó la oreja al esclavo del sumo sacerdote, que luego Jesús le devolvió. Solo en el evangelio de Juan se dice que fue Pedro quien atacó al esclavo.

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Marcos dice que tras el arresto, «todos lo abandonaron y huyeron». Sin embargo, mientras Jesús estaba siendo juzgado, Pedro estaba en el patio donde una sirvienta lo vio: «Tú también estabas con ese nazareno, Jesús». (Marcos 14:67) Pedro lo niega no una sino tres veces: «Empezó a maldecir y les juró: 'No conozco a ese hombre del que hablan'. Inmediatamente cantó el gallo por segunda vez... Rompió a llorar.» (Marcos 14: 71-72). Lucas añadió una frase conmovedora: «El Señor se volvió y miró fijamente a Pedro», lo que le hizo llorar (Lucas 22:61).

El Evangelio de Juan

La referencia a dar de comer a los corderos era un reconocimiento del papel de Pedro en el liderazgo de las primeras comunidades.

El cuarto evangelio contiene muchos de los mismos elementos del ministerio de Jesús, pero Pedro aparece algo disminuido en este texto. El evangelio de Juan destaca sistemáticamente a alguien llamado «el discípulo amado», que está más cerca de Jesús y que es el único que no le abandona en la cruz. Este «discípulo amado» siempre es elevado por encima de Pedro. La tradición posterior afirmaba que se trataba de Juan, el hermano de Santiago, y de ahí el nombre del evangelio.

Lo más probable es que el evangelio original de Juan terminara con el capítulo 20, pero el capítulo 21 se añadió más tarde. Tras la muerte de Jesús, Pedro y los demás volvieron a pescar en el mar de Galilea, pero tenían problemas para pescar algo. Jesús apareció y les dijo cómo echar las redes con éxito.

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Cuando terminaron de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Jonás, ¿me quieres más que éstos?». «Sí, Señor», respondió, «tú sabes que te quiero». Jesús dijo: «Apacienta mis corderos». De nuevo Jesús dijo: «Simón hijo de Jonás, ¿me quieres?». Él respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Cuida de mis ovejas». La tercera vez le dijo: «Simón hijo de Jonás, ¿me quieres?». Pedro se sintió herido porque Jesús le preguntó por tercera vez: «¿Me quieres?». Él respondió: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas. Cuando eras joven, te vestías solo e ibas adonde querías; pero cuando seas viejo extenderás las manos, y otro te vestirá y te llevará adonde no quieras». Jesús dijo esto para indicar la clase de muerte con la que Pedro glorificaría a Dios. Luego le dijo: «¡Sígueme!». (Juan 21:15-19).

Lo más probable es que este capítulo se añadiera después de que circularan las historias del martirio de Pedro. La referencia a dar de comer a los corderos era un reconocimiento del papel de Pedro en el liderazgo de las primeras comunidades. Lo fascinante de los evangelios es que entre Marcos (c. 70 d.C.) y Juan (c. 100 d.C.), ningún escritor intentó eliminar ni el abandono de los discípulos ni la historia de la negación de Pedro. Parece que estos elementos ya estaban entretejidos en la tradición y tenían que ser relatados.

Pedro en los Hechos de los Apóstoles

Lucas incluyó muchos relatos de Pedro que ya son habituales en su biografía. En Hechos 2, el día de Pentecostés, el Espíritu Santo vino sobre los discípulos. Pedro dio entonces un largo discurso a la multitud (citando a los profetas), con el resultado de que «se añadieron tres mil personas» (2:41). El Pedro de Lucas tiene docenas de discursos (todos de la pluma de Lucas).

Pedro y Juan iban diariamente a orar al Templo, y curaban a la gente en nombre de Jesucristo de Nazaret. Como resultado, fueron arrestados por el Consejo (replicando la historia de la pasión de Cristo), pero luego liberados después de un discurso. En Hechos 8:4, Felipe predicó en Samaria, pero aparentemente, al ser bautizados, los samaritanos no recibieron el espíritu. Pedro y Juan fueron allí, y esta vez «posaron sus manos» sobre ellos, y funcionó. Esto se convirtió más tarde en el ritual para la ordenación del clero.

Saint Peter Heals the Cripple
San Pedro cura al cojo
Lawrence OP (CC BY-NC-ND)

Pedro es el primero en autorizar a los creyentes gentiles (no judíos). Lucas presentó una elaborada historia de Pedro y el centurión Cornelio, temeroso de Dios. Pedro recibió una visión de una gran sábana que contenía todos los animales de la tierra, con una voz que decía: «Levántate, Pedro, mata y come». (Hechos 10:13). Pedro se niega tres veces a hacer esto, pero finalmente comprende. Mientras tanto, Cornelio tuvo una visión simultánea para buscar a Pedro. Pedro fue a Jope y convirtió a la familia de Cornelio.

Pedro fue arrestado de nuevo durante el reinado de Herodes Agripa I (que gobernó del año 41 al 44 d.C.). Pedro escapó con la ayuda de un ángel, y «se fue a otro lugar« (Hechos 12:17). ¿Significa esto que Pedro comenzó sus viajes? En el resto de los Hechos no se habla de Pedro; la segunda mitad está dedicada a las misiones de Pablo.

Epístolas y Hechos de Pedro

Hay dos epístolas del Nuevo Testamento asignadas a Pedro, pero la mayoría de los académicos coinciden en que fueron escritas en su nombre para darles autoridad. El siglo II d.C. produjo varias obras clasificadas como apócrifos, o libros no incluidos en el canon. Estos textos aportan detalles sobre los discípulos después de su partida de Jerusalén. Utilizaban el género griego de la novela romántica, repleta de aventuras, y todos los discípulos alcanzaban el estatus de mártires. También incorporaron una tendencia emergente en el siglo II a favor de un clero célibe y un énfasis en la virginidad. Pedro es representado como viudo, lo que le mantenía célibe, pero tenía una hija de su primer matrimonio. Ella viajaba con él a todas partes y le ayudaba en la misión. Sin embargo, cuando se acercaba a la pubertad, los hombres le pedían su mano. Pedro no sabía qué hacer y rezó a Dios (o a Jesús) para que le guiara. Su hija fue alcanzada por un rayo y quedó lisiada de por vida. Ningún hombre la quiso, y ella continuó en su trabajo con su padre, siendo virgen.

Los Hechos de Pedro es el texto que detalla lo que le sucedió a Pedro durante la (supuesta) persecución del emperador romano Nerón (que gobernó del 54 al 68 d.C.). Cuando Nerón hizo arrestar a los cristianos, la comunidad instó a Pedro a huir. Al salir de Roma por la Vía Apia, tuvo una visión de Jesús que venía hacia él y le preguntó «Quo vadis, Domine?» . («¿Adónde vas, Señor?») Jesús le dijo que tenía que ir a Roma para morir de nuevo. Sintiéndose culpable, Pedro regresó a Roma, fue arrestado y pidió ser crucificado cabeza abajo, ya que no era digno de morir de la misma manera que Jesús. De ahí la representación tan común de Pedro cabeza abajo en una cruz en el arte renacentista.

The Crucifixion of Saint Peter by Caravaggio
La crucifixión de San Pedro, Caravaggio
Caravaggio (Public Domain)

El lugar de la persecución de Nerón estaba en la colina del Vaticano y se convirtió en uno de los primeros lugares de peregrinación. Constantino I (que gobernó del 306 al 337 d.C.) construyó la primera basílica, la de San Pedro, a la que siguieron renovaciones a lo largo de los siglos. En la década de 1940, los arqueólogos descubrieron una tumba del siglo I d.C. bajo las catacumbas del Vaticano, con algunos grafitis que indicaban que se trataba de la tumba de Pedro. Se ha comprobado que se trataba de un varón de unos 60 años, datado en el siglo I d.C.. La identificación de los huesos como Pedro por parte del Vaticano sigue siendo discutida.

El primado de Pedro

En el año 90 d.C., un obispo de Roma, Clemente (muerto en el año 99), afirmó que Roma era la ciudad del martirio de Pedro y Pablo:

Pedro, por envidia injusta, soportó no uno ni dos, sino numerosos trabajos; y cuando por fin hubo sufrido el martirio, partió al lugar de gloria que le correspondía. Debido a la envidia, Pablo también obtuvo la recompensa de la paciente resistencia... y sufrió el martirio bajo los prefectos. (1 Clemente 5)

Todas las historias cristianas posteriores incluyen referencias al martirio de Pedro en Roma. Cuando la Iglesia católica se institucionalizó en los siglos IV y V, retrospectivamente, se entendió que Pedro era el primer obispo de Roma. El encargo de Mateo a Pedro se utilizó para la validación de la autoridad de la Iglesia romana. En toda la Ciudad del Vaticano hay esculpidas llaves del reino y el papa ostenta simultáneamente el título de obispo de Roma. La autoridad para perdonar los pecados en la tierra se entiende transmitida por el primer obispo, Pedro. Encima del altar mayor hay un relicario que supuestamente contiene la cátedra de Pedro. La cátedra fue un regalo del emperador de los romanos, Carlos el Calvo, en el año 875. Pedro sigue siendo uno de los apóstoles más populares, como personaje humilde que, sin embargo, alcanzó la cima de la verdadera fe.

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Sobre el traductor

Emiliano S. Grill
Nacido y criado en Uruguay, Emiliano es un traductor, subtitulador y aficionado a la historia. Le apasionan los idiomas, la lectura y la escritura.

Sobre el autor

Rebecca Denova
Rebecca I. Denova, Ph D. es catedrática emérita de Cristianismo Primitivo en el Departamento de Estudios Religiosos de la Universidad de Pittsburgh. En julio de 2021 se publicó su libro de texto titulado «The Origins of Christianity and the New Testament» (Wiley-Blackwell).

Cita este trabajo

Estilo APA

Denova, R. (2021, marzo 12). San Pedro [Saint Peter]. (E. S. Grill, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-19452/san-pedro/

Estilo Chicago

Denova, Rebecca. "San Pedro." Traducido por Emiliano S. Grill. World History Encyclopedia. Última modificación marzo 12, 2021. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-19452/san-pedro/.

Estilo MLA

Denova, Rebecca. "San Pedro." Traducido por Emiliano S. Grill. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 12 mar 2021. Web. 25 abr 2024.

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