La dinastía merovingia era la familia gobernante de los francos desde aproximadamente 481, cuando Clodoveo I ascendió al trono de los francos salios, hasta 751, cuando Childerico III fue depuesto, y la dinastía carolingia reemplazó a los merovingios como soberanos del reino de los francos. Los merovingios establecieron el reino más grande y poderoso de Europa occidental y solidificaron el dominio de los francos.
El nombre de la dinastía se deriva de uno de sus antepasados, Meroveo, un líder franco salio semimítico del cual se decía que había luchado junto a los romanos en la batalla de los Campos Cataláunicos (en 451). El nieto de Meroveo, Clodoveo I (que reinó de 481 a 511), fue el responsable de expandir el poder merovingio hacia la mayor parte de Galia y partes del norte de Germania y de unir a todas las tribus francas bajo un solo gobierno. Tras la muerte de Clodoveo, su reino se dividió en partes iguales entre sus cuatro hijos. Aunque el reino merovingio se veía como una sola entidad política, se volvió una práctica común que, al momento de la sucesión, cada hijo merovingio recibiera una parte del territorio para gobernarlo en su nombre. Esto llevó a una desunión dentro de la dinastía merovingia y fomentó la guerra civil.
Los merovingios, a menudo denominados los «reyes de cabello largo», se distinguían de otros francos por esta característica, que pronto se convirtió en un símbolo de su derecho a gobernar. Los merovingios solían deshacerse de sus rivales tonsurándolos y enviándolos a un monasterio, ya que un merovingio de cabello corto era considerado no apto para gobernar. Otro método que utilizaban los merovingios para mantener su legitimidad era una ceremonia en la cual un grupo de soldados llevaba en alzas a los reyes nuevos sobre un baluarte o escudo; esto simbolizaba que los francos le daban al nuevo rey su consentimiento para gobernar. Tales esfuerzos de legitimación tuvieron un gran efecto: los merovingios retuvieron el trono durante más de un siglo después de que su poder empezara a desvanecerse, en parte porque los francos no aceptaban a ninguna otra familia como sus soberanos.
Sin embargo, con el tiempo los merovingios fueron eclipsados por el poder de la aristocracia y la naturaleza dinámica de determinados mayordomos de palacio, como Carlos Martel (que vivió en alrededor de 688 a 741). En 751, los merovingios se habían vuelto tan irrelevantes que el hijo de Carlos, Pipino el Breve (que reinó de 751 a 768) se apoderó del trono y se convirtió en el primer rey carolingio de los francos.
Los merovingios pertenecían a los francos salios, una tribu que se asentó en la Galia belga.
La dinastía merovingia se originó como una sola familia gobernante separada dentro de una confederación poco rígida de tribus francas. Los merovingios pertenecían a los francos salios, una tribu que el Imperio romano de Occidente asentó en la Galia belga en 358 en virtud de tratados foederati. Estos estipulaban que los salios podían usar las tierras romanas a cambio del servicio militar. En consecuencia, los salios ayudaron a defender las fronteras del imperio de las incursiones bárbaras y participaron en la batalla de los Campos Cataláunicos contra los hunos en 451.
Este acuerdo con los romanos permitió que determinados francos, y otros foederati, acumularan poder dentro de la estructura de poder romana existente. Ciertos «bárbaros» individuales ascendieron en el ejército romano y consiguieron puestos altos, como cónsul o magister militum (maestro de soldados). Otros simplemente consolidaron su poder sobre las tierras donde ya estaban asentados y se aprovecharon de una autoridad romana en declive. Clodio, un líder de los francos salios de principios del siglo V, hizo lo segundo; desde su capital en Tournai, expandió su influencia sobre la mayor parte de Bélgica y fortaleció su autoridad al ofrecerle protección y empleo a la población galorromana local, algo que los romanos ya no podían garantizar.
Clodio murió en algún momento antes de 451, cuando los salios ya estaban bajo el liderazgo de un tal Meroveo que, según el historiador Gregorio de Tours del siglo VI, era hijo de Clodio. Sin embargo, la Crónica de Fredegar ofrece un relato fantástico diferente del linaje de Meroveo; en la leyenda, Meroveo era hijo de una bestia marina conocida como Quinotauro, que violó a su madre mientras nadaba y la impregnó. La historia del Quinotauro, que puede haber sido un intento de conectar a los francos con la mitología griega, también sirve para darles a los merovingios un origen mítico, aunque no hay evidencia de que los propios merovingios contaran esta historia ni que se la aceptara ampliamente. Más allá de tales mitos, no se sabe mucho sobre Meroveo, excepto que lideró a los francos contra los hunos en 451 y que era el padre de Childerico I, quien lo sucedió como rey de los salios en alrededor de 458.
Hay evidencia que sugiere que el rey Childerico I (de 458 a 481) mantuvo lazos estrechos con los romanos durante su reinado. En 463, supuestamente libró una batalla en Orleans, tal vez como aliado de Roma. Sus campañas militares a lo largo del Loira también suelen conectarse con los romanos; una prueba de esto es el hallazgo posterior de un broche en su tumba que solo se otorgaba a los funcionarios imperiales de gran prestigio. Si Childerico realmente era un cliente o aliado de los romanos, utilizó esta relación en beneficio propio y reforzó enormemente el poder salio en el noreste de la Galia. Para cuando murió en 481 o 482, ya se habían sentado las bases para que su hijo y sucesor, Clodoveo I, conquistara la Galia y uniera a los francos.
El reinado de Clodoveo
El reinado de Clodoveo fue importante por dos motivos principales: su unificación de los francos y su conversión al cristianismo. El primer proyecto comenzó en 486, cuando atacó y derrotó a Siagrio, el último funcionario romano en ejercer poder en la Galia, y capturó la ciudad de Soissons. Desde esta nueva base de poder, Clodoveo lanzó una campaña contra los alamanes, a quienes derrotó en la batalla de Tolbiac en 496, y contra los visigodos, a quienes venció en la batalla de Vouillé en 507. En Vouillé, Clodoveo contuvo el poder de los visigodos, a quienes veían como una amenaza importante a la expansión franca, y extendió su influencia a Aquitania.
Tras casarse con Clotilde, hija de un rey borgoñés, Clodoveo lanzó una campaña en Borgoña y así expandió su influencia en la Galia un poco más. Luego de su conversión, el emperador bizantino Anastasio I (de 491 a 518) lo reconoció como aliado y le otorgó un cargo consular. Durante la última parte de su reinado, Clodoveo se apoderó de los reinos francos vecinos mediante una combinación de conquistas, ingenio y asesinatos. A su muerte, en 511, Clodoveo había reclamado el título de «rey de todos los francos» y dominaba casi toda la Galia excepto Borgoña, Provenza y Septimania en la costa mediterránea. El reino merovingio estaba establecido.
Su segundo logro importante, su conversión al catolicismo, tradicionalmente se dice que se produjo en 496, el año de la batalla de Tolbiac. Antes de la batalla, Clodoveo era un pagano que ignoraba todas las súplicas de su esposa católica Clotilde de convertirse. En Tolbiac, cuando se hizo evidente que las fuerzas francas estaban siendo derrotadas, un Clodoveo desesperado le rezó a Dios y juró bautizarse si le concedía la victoria. De inmediato, el curso de la batalla cambió y los francos salieron victoriosos. Fiel a su palabra, Clodoveo se convirtió al catolicismo y fue bautizado junto a sus hermanas y 3.000 de sus guerreros.
Esta historia, tal y como la cuenta Gregorio de Tours, pinta a Clodoveo como un verdadero converso, aunque muchos académicos modernos creen que hubo motivaciones políticas subyacentes. Clodoveo ciertamente sabía que muchos de sus nuevos súbditos galorromanos eran católicos y tal vez quiso consolidar su gobierno mediante la conversión. Es posible que eligiera el catolicismo en lugar del arrianismo para justificar su invasión de los visigodos arrianos al afirmar que era el defensor del catolicismo. A través de esta elección, también obtuvo acceso a varios aliados católicos poderosos, incluido el Imperio bizantino. Cualesquiera que fueran sus motivos, la conversión de Clodoveo ayudó a fomentar el crecimiento del catolicismo en detrimento del arrianismo en la Europa occidental.
Tras la muerte de Clodoveo en 511, su reino se dividió en partes iguales entre sus cuatro hijos, lo que sentó precedente para las sucesiones merovingias futuras. Si bien esta división suele explicarse como el cumplimiento de las costumbres de herencia germánicas, el académico Ian Wood sugiere que es posible que la reina Clotilde desempeñara un papel en la división para garantizar que sus propios hijos no fueran excluidos de la sucesión. En cualquier caso, la división sentaría un precedente peligroso para las sucesiones futuras y se volvería una fuente importante de rivalidad y desunión entre los reyes merovingios.
Al principio, los hijos de Clodoveo colaboraron para terminar las conquistas iniciadas por su padre. Conquistaron el reino de Borgoña en 534 y, unos años después, los ostrogodos les cedieron el control de Provenza. Los merovingios también se expandieron a Germania, con la conquista de Turingia en 531, y expandieron su influencia hasta Baviera.Los sajones lucharon contra los merovingios en 555, pero fueron vencidos y se vieron obligados a pagarles a los francos un tributo anual de 500 vacas. Gracias a estas conquistas, los merovingios se convirtieron en el reino más grande y poderoso de Occidente luego de la muerte del rey ostrogodo Teodorico el Grande en 526.
No obstante, a pesar de colaborar en estas conquistas, los hijos de Clodoveo buscaban constantemente formas de socavar la autoridad de los demás y aumentar su propio poder. En 531, Teuderico I (que reinó de 511 a 534) intentó matar a su medio hermano Clotario I (que reinó de 511 a 561). Cuando Teuderico murió, Clotario intentó apoderarse de su reino por la fuerza, pero la guerra civil fue evitada por una tormenta milagrosa que dificultó el avance de los ejércitos. En 532, Clotario y su hermano Childeberto I (que reinó de 511 a 558) asesinaron a dos de sus sobrinos para asegurarse el poder. En 555, Childeberto I incitó al hijo de Clotario, Chramn, a la rebelión mientras su padre luchaba contra los sajones. La revuelta de Chramn terminó en 560, cuando Clotario lo venció en la batalla y posteriormente ordenó que lo quemaran vivo junto a su esposa e hijas. Este tipo de luchas internas se volvería una característica de la dinastía merovingia, y no haría sino empeorar en la siguiente generación.
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Para 558, Clotario I había sobrevivido a sus hermanos y heredado sus reinos, lo que le permitió reclamar el antiguo título de Clodoveo de «rey de todos los francos». Sin embargo, solo gobernaría sobre un reino merovingio unido durante menos de tres años; a su muerte en 561, el reino se dividió una vez más entre sus cuatro hijos.
Reinas rivales
Para 567, los reinos merovingios estaban gobernados por tres de los hijos sobrevivientes de Clotario:
Sigeberto I (que reinó de 561 a 575) gobernaba el reino más al este, que pronto se conocería como Austrasia;
Gontrán I de Orleans (que reinó de 561 a 592) gobernaba el territorio de Borgoña;
Chilperico I (que reinó de 561 a 584) gobernaba el territorio de Neustria desde Soissons.
Tanto Sigeberto como Chilperico estaban casados con princesas visigodas: Sigeberto se había casado con Brunilda, y Chilperico desposó a la hermana mayor de Brunilda, Galswinta. No obstante, Chilperico y Galswinta no eran una pareja feliz, y no pasó mucho tiempo antes de que Chilperico la mandara matar para casarse con su amante, una sirvienta llamada Fredegunda. El asesinato de Galswinta causó fricción entre Sigeberto y Chilperico, lo que terminaría en una guerra civil en 572.
La guerra duró hasta 575, cuando Sigeberto, que estaba a punto de alcanzar la victoria, fue asesinado por dos hombres probablemente contratados por la reina Fredegunda. Chilperico se dispuso a tomar el control del reino de Sigeberto, pero lo detuvo Gontrán, quien garantizó la independencia del hijo de cinco años de Sigeberto, Childeberto II (que reinó de 575 a 596). Cuando el propio Chilperico fue asesinado en 584, Gontrán le ofreció una protección similar al hijo de cuatro meses de Chilperico, Clotario II (que reinó de 584 a 629). Durante un tiempo, Gontrán fue el único rey merovingio adulto y gobernó toda Francia en fideicomiso por sus dos sobrinos. Cuando Gontrán murió en 592, esta paz precaria se rompió, y Childeberto II invadió el reino de su primo.
Esta nueva ronda de guerras civiles estuvo alimentada por las madres de los jóvenes reyes; la rivalidad entre la reina Brunilda de Austrasia y la reina Fredegunda de Neustria, que se remontaba al asesinato de Galswinta, solo se había profundizado en los años intermedios. La guerra entre Childeberto II y Clotario II en 592 puede verse como una guerra por delegación entre las dos reinas; cuando Fredegunda murió en 597, Clotario II continuó la lucha contra la rival de su madre. En 596, Childeberto II murió de una muerte misteriosa. Sus dos hijos (los nietos de Brunilda) retomaron la guerra contra Clotario II y, con el tiempo, redujeron su territorio a solo 12 condados entre el Sena, el Oise y el mar. Sin embargo, antes de que los hermanos pudieran acabar con Clotario, empezaron a pelear entre ellos y, tras una sangrienta guerra civil en 612, ambos nietos de Brunilda habían muerto; esto dejó el reino combinado de Austrasia-Borgoña en manos del rey niño Sigeberto II y la anciana Brunilda, quien gobernó como regente.
Para entonces, los nobles de Austrasia y Borgoña estaban hartos de la influencia dominante de Brunilda e invitaron a Clotario II a invadirlos, lo cual hizo en 613. Tras encontrar poca resistencia, Clotario II mandó ejecutar a Sigeberto II. Brunilda fue torturada durante tres días, y luego la ataron a las extremidades de varios caballos y la despedazaron. La espantosa ejecución de Brunilda marcó el final del conflicto que había empezado en 567 y permitió que Clotario II reuniera los reinos merovingios bajo su propio gobierno.
Algunos historiadores consideran los reinados de Clotario II y de su hijo Dagoberto I (de 623 a 639) como el auge del poder merovingio y una época de paz y prosperidad para los reinos francos. No obstante, este éxito se alcanzó gracias a enormes concesiones dadas a la aristocracia que, con el tiempo, debilitarían la autoridad de la corona merovingia. En 614, Clotario II promulgó el Edicto de París, que descentralizaba el poder en su reino y les daba más autoridad a las élites regionales. Luego, en 617, se les otorgó más poder a los mayordomos del palacio. Originalmente, el mayordomo del palacio era el jefe de la casa del rey, pero terminó convirtiéndose en el segundo puesto más poderoso del reino. Había tres mayordomos en el reino de Clotario, uno por cada reino merovingio (Neustria, Austrasia y Borgoña). Según las concesiones otorgadas en 617, cada mayordomo podía legislar su propio reino como considerara más apropiado y el rey no podía quitarlos legalmente de su cargo. Esto, junto con el Edicto de París, le sirvió a Clotario II para asegurar su propio poder al ganarse el apoyo de la aristocracia, pero también llevó a la disminución a largo plazo del poder merovingio al aumentar la autoridad de los aristócratas. En las palabras de la académica Susan Wise Bauer, fue un «pacto con el diablo» (251).
En 623, los aristócratas de Austrasia empezaron a quejarse de que el rey pasaba todo su tiempo en Neustria, lo que le daba una ventaja injusta a este reino. Dado que la aristocracia de Austrasia se había vuelto demasiado poderosa como para ignorarla, Clotario decidió apaciguarla convirtiendo a Austrasia en su propio subreino semiautónomo, gobernado por su hijo mayor Dagoberto I. Como rey de Austrasia, Dagoberto disfrutaba de una independencia mínima, ya que estaba constantemente sujeto a los caprichos de los poderosos magnates de Austrasia. Cuando Clotario murió en 629, Dagoberto se convirtió en rey de todos los francos y mudó su capital de Metz a París con la esperanza de quitarles el poder a los aristócratas de Austrasia. Esto solo los irritó más, y terminaron rebelándose contra el gobierno de Dagoberto. En 634, Dagoberto se vio obligado una vez más a convertir Austrasia en su propio subreino y designó a su hijo de tres años, Sigeberto III (que reinó de 634 a 656) como su rey.
Cuando Dagoberto murió en 639, Sigeberto III continuó gobernando Austrasia, mientras que la corona del reino combinado de Neustria-Borgoña pasó al hijo menor de Dagoberto, Clodoveo II (que reinó de 639 a 657). Como Sigeberto y Clodoveo eran ambos menores de edad, los nobles de sus reinos respectivos gobernaron en su nombre. Gracias al poder que la aristocracia había recibido durante los reinados de Clotario II y Dagoberto, los magnates pudieron fortalecerse aún más, ya que, aun cuando los jóvenes reyes llegaron a la mayoría de edad, los mayordomos de palacio siguieron dirigiéndolo todo. Por lo tanto, a veces se considera a Sigeberto III y Clodoveo II como los primeros rois fainéants o «reyes pasivos», así llamados porque carecían de cualquier autoridad real. Durante el último siglo de gobierno merovingio (639-751), el poder merovingio se fue erosionando gradualmente hasta que los reyes no fueron más que figuras ceremoniales.
Sin embargo, aun después de que la dinastía dejara de ostentar ningún poder real, el nombre «merovingio» todavía significaba algo para sus súbditos francos. Cuando Sigeberto III murió en 656, Grimoaldo, mayordomo del palacio de Austrasia, intentó poner a su propio hijo en el trono. Ordenó que tonsuraran al hijo de Sigeberto, Dagoberto II, y lo exiliaran a un monasterio irlandés, y luego coronó a su propio hijo, conocido en la historia como Childeberto el Adoptado, como rey de Austrasia. Esto enojó a los magnates de Austrasia, que seguían negándose a aceptar a un rey no merovingio, y, en 657, capturaron a Grimoaldo y a Childeberto y los enviaron a la corte de Clodoveo II, quien los mandó ejecutar. Entonces Clodoveo puso a su propio hijo, Childerico II, en el trono de Austrasia.
A medida que pasaban las décadas, el poder merovingio continuó desvaneciéndose conforme la autoridad de los mayordomos aumentaba. Un clan aristocrático particular, los Pipínidas, adquirió importancia como mayordomos de palacio. Carlos Martel, un vástago de los Pipínidas y el fundador de la dinastía carolingia, llegó al poder como mayordomo del palacio de Austrasia en 715. Famoso por conducir a los francos a la victoria sobre el califato omeya en la batalla de Tours (732), Carlos Martel se convirtió en el gobernante de facto de Francia; durante la última parte de su reinado, ni siquiera se molestó en designar a un rey títere merovingio, y el trono permaneció vacante hasta la muerte de Carlos en 741. El reinado dinámico de Carlos Martel destrozó la ilusión de que los merovingios aún tenían algo de poder. En 751, el último rey merovingio, Childerico III, fue depuesto por el hijo de Carlos, Pipino el Breve, quien se apoderó del trono y se convirtió en el primer rey carolingio de los francos.
La dinastía merovingia (hacia 481-751) fue una familia gobernante de los francos, cuyos miembros a veces se consideran los primeros reyes de Francia. El reino merovingio se volvió el Estado más poderoso de los estados sucesores «bárbaros» que le siguieron a la caída del Imperio romano de Occidente.
¿Por qué colapsó la dinastía merovingia?
El colapso de la dinastía merovingia puede atribuirse a las constantes luchas internas y rivalidad entre sus miembros, y también al ascenso de la aristocracia y los mayordomos de palacio. Estos, con el tiempo, lograron reducir el poder de los reyes merovingios antes de terminar deponiéndolos en 751.
¿Por qué era conocida la dinastía merovingia?
Los miembros de la dinastía merovingia eran conocidos por su cabello largo, que simbolizaba su derecho a gobernar, así como por su crueldad y luchas internas. La dinastía era conocida por la práctica de llevar en alzas a los reyes nuevos sobre un escudo y por el uso continuado de determinados nombres, como Childerico, Childeberto y Clodoveo, para fomentar un sentimiento de legado y continuidad política.
¿Quiénes son algunos reyes merovingios?
Algunos de los reyes más destacados de la dinastía merovingia incluyen a Clodoveo I (que reinó de 481 a 511), el primero en unir a los francos y convertirse al cristianismo; san Gontrán I (que reinó de 561 a 592), quien guió a la dinastía durante una época precaria; y Dagoberto I (que reinó de 623 a 639), quien gobernó durante el auge del poder merovingio.
¿Era Carlomagno un merovingio?
Carlomagno no era un merovingio, sino más bien un miembro de la dinastía carolingia. Los carolingios fueron la dinastía que reemplazó a los merovingios como soberanos de Francia.
Soy traductora pública, literaria y científico-técnica de inglés al español y me apasiona todo lo relacionado con la arqueología, la historia y la religión.
Mark, H. W. (2023, marzo 13). Dinastía merovingia [Merovingian Dynasty].
(E. Rua, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-17548/dinastia-merovingia/
Estilo Chicago
Mark, Harrison W.. "Dinastía merovingia."
Traducido por Eliana Rua. World History Encyclopedia. Última modificación marzo 13, 2023.
https://www.worldhistory.org/trans/es/1-17548/dinastia-merovingia/.
Estilo MLA
Mark, Harrison W.. "Dinastía merovingia."
Traducido por Eliana Rua. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 13 mar 2023, https://www.worldhistory.org/Merovingian_Dynasty/. Web. 23 jul 2025.
Licencia y derechos de autor
Escrito por Harrison W. Mark, publicado el 13 marzo 2023. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.