Ana Comneno

Definición

Mark Cartwright
por , traducido por Recaredo Castillo
Publicado el 03 mayo 2018
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Disponible en otros idiomas: inglés, francés, italiano
Mosaic of Alexios I Komnenos (by Unknown Artist, Public Domain)
Mosaico de Alejo I Comneno
Unknown Artist (Public Domain)

Ana Comneno (1083-1153) fue la hija mayor del emperador bizantino Alejo I Comneno (que gobernó de 1081 a 1118) y autora de una extensa historia del reinado de su padre, la Alexiada. Aunque no es una historia imparcial, la posición de Ana en la corte, su exhaustiva búsqueda de fuentes y en buena medida la aguda observación y sus perspicaces opiniones, han hecho que la Alexiada siga siendo una de las fuentes primarias más importantes y coloridas de la historia bizantina.

Juventud

Ana Comneno nació en 1083 en la Porphyra, la “cámara púrpura” del palacio real de Constantinopla, donde se acostumbraba que nacieran los bebés reales, lo que constituía un fuerte símbolo de legitimidad real. Era la hija mayor de Alejo I Comneno y su esposa, la emperatriz Irene Ducas. El emperador no tenía hijos por lo que, durante un tiempo, Ana fue la heredera oficial, luego de ser prometida a Constantino Ducas, el hijo de Miguel VII (que gobernó de 1071 a 1078). Constantino era nueve años mayor que Ana, y la futura emperatriz escribió acerca de él con los siguientes elogios:

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[Constantino] parecía estar dotado de una belleza celestial, que no era de este mundo, sus numerosos atractivos cautivaban a quienes lo trataban, y cualquiera diría, viéndolo, que era el modelo de Cupido de un pintor (Herrin, 233)

Ana se fue a vivir con su futura suegra María de Alania, donde recibió educación en matemáticas, filosofía y medicina. No se consideraba adecuado que una dama de la corte recibiera una educación superior, pero Ana siguió adelante de todos modos y contrató en secreto a Miguel de Éfeso para que la instruyera en las ramas más complejas de la filosofía, estudiando las obras de Aristóteles, en particular.

Las propiedades de Ana fueron confiscadas y se le prohibió la entrada al palacio real en Constantinopla.

El futuro de Ana cambió de rumbo drásticamente en 1087 cuando Alejo tuvo un hijo, Juan, quien se convirtió en su heredero designado y objeto del celoso odio de Ana por el resto de su vida. Cuando Constantino Ducas murió prematuramente en 1097, Ana, que tenía solo 14 años, no perdió el tiempo y se casó con el talentoso general Nicéforo Brienio, el Joven. La pareja llegaría a tener cuatro hijos. Luego conspiró con su abuela, Ana Dalasena, para convertir a su nuevo esposo en el próximo emperador. Este plan fracasó, mayormente porque Nicéforo permaneció leal al heredero oficial Juan y se mantuvo alejado cuando los rebeldes se prepararon para tomar el control del palacio.

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Cuando Alejo murió de una enfermedad el 15 de agosto de 1118, su hijo Juan se convirtió en el emperador Juan II Comneno (que gobernó de 1118 a 1143). Parece probable que Ana estuvo involucrada en un intento de asesinato dirigido contra Juan durante el funeral de su padre, según todos los indicios, y al cabo de un año Juan desterró a su intrigante hermana al monasterio de la Virgen Kecharitomene (Llena de Gracia). Todas las propiedades de Ana fueron confiscadas y se le prohibió volver a entrar en el palacio real de Constantinopla.

El destierro y la Alexiada

Al final, la reclusión forzada de Ana le permitió escribir su Alexiada en paz y, como resultó ser una sentencia de 35 años, el tiempo no fue un problema. Empezó la Alexiada alrededor del 1137 (quizás no por coincidencia el año en que murió su esposo) y le dedicó un trabajo constante hasta mediados de la década de 1140. Cubre el período de la historia bizantina desde 1069 hasta 1118. Es principalmente un tributo a su padre y su reinado de 37 años; esta obra es el único libro de este tipo escrito por una mujer en la Edad Media. Compuesta por 13 libros escritos en griego ático, la Alexiada se puede dividir ampliamente en las siguientes áreas temáticas:

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  • Los libros I-III cubren el ascenso de la familia Comneno y justifican la toma del poder por parte del clan.
  • Los libros IV-IX cubren varias guerras como aquellas contra los normandos, los escitas, turcos y cumanos.
  • Los libros X-XI cubren la Primera Cruzada (1096-1104) y la invasión normanda de Bizancio en 1105.
  • Los libros XII-XIII tratan sobre más aventuras militares y de asuntos domésticos como los de los herejes más notorios (por ejemplo, los maniqueos y los bogomilos).

Byzantine Hyperpyron of Alexios I
Hiperpirón bizantino de Alejo I
Classical Numismatic Group, Inc. (CC BY-SA)

Ana usó y referenció obras anteriores tales como la Cronografía de Miguel Psellos (1018-1082) y también informes oficiales, tratados, documentos de archivo, testimonios oculares de batallas, rumores, y los discursos y audiencias de los que fue testigo en la corte. Así, la descripción que Ana hace del Bizancio del siglo XI, y que cubre no solo los eventos importantes sino también descripciones físicas y otros detalles como protocolo y vestimenta, se convirtió en una fuente de enorme valor para los historiadores modernos. Ana se propuso que su obra presentara un punto de vista objetivo de los eventos, aunque ella misma admite que la Alexiada contiene algunos prejuicios, o que al final, es una biografía incompleta de su padre, por las siguientes razones:

Y, en verdad, al escribir esto, en parte por la naturaleza de la historia y en parte por lo extraordinario de los hechos, olvidé que eran las hazañas de mi padre las que estaba describiendo. En mi deseo de hacer que mi historia esté libre de sospechas, a menudo trato las acciones de mi padre de manera superficial, sin amplificarlas ni revestirlas de sentimiento. Ojalá hubiera estado libre y no afectada de este amor por mi padre, para poder, por así decirlo, aferrarme al rico material y mostrar la licencia de mi lengua, en cuanto a lugar de nobles actos. ¡Pero ahora mi celo se ve obstaculizado por mi amor natural, porque no me gustaría dar al público la sospecha de que en mi afán por hablar de mis parientes los estoy sirviendo con cuentos de hadas! De hecho, muy a menudo recuerdo los éxitos de mi padre, pero podría haber gastado mi vida llorando al registrar y describir los muchos males que le sucedieron, y no es sin lamentos y dolores privados que dejo el tema. Pero ninguna retórica elegante debe estropear esta parte de mi historia, y por lo tanto paso por encima de las desventuras de mi padre, como si yo fuera un pedazo insensible de diamante o piedra... que las aflicciones de mi padre sean objeto de maravilla y lamentación solo para mí. (Gregory, 291-2)

Por cierto, Ana presenta un entusiasta retrato del carácter de su padre, a quien veía como "un torbellino de fuego... irradiando belleza, gracia y dignidad y una majestad inalcanzable" (citado en Norwich, 248). Como un ejemplo de la presentación bastante exagerada de las grandes hazañas de Alejo – nada raro en todo caso entre los historiadores de la época - Ana presenta el siguiente relato del emperador, en 1082, defendiéndose con aplomo contra tres feroces caballeros latinos quienes:

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… tomaron sus largas lanzas en sus manos y a todo galope se lanzaron hacia el emperador. Amicetas no acertó al emperador porque su caballo se desvió un poco; el emperador apartó a un lado la lanza del segundo hombre con su espada y luego bajando el brazo, lo golpeó en la clavícula y le separó el brazo del cuerpo. Luego el tercero le apuntó directamente a la cara, pero Alejo, que tenía una mente firme y serena, no vaciló, y con su rápido ingenio comprendió en un instante lo que debía hacer, y cuando vio venir el golpe, se arrojó hacia atrás. sobre la cola de su caballo. Así, la punta de la lanza solo rozó un poco la piel de su rostro y luego, golpeando contra el borde del casco, cortó la correa debajo de la barbilla que lo sujetaba y se lo tiró al suelo. Después de esto, el franco pasó junto al hombre que pensó que había derribado de su caballo, pero este último se afirmó rápidamente en su silla y se quedó allí tranquilamente sin haber perdido una sola arma. Y él todavía aferraba la espada desnuda en su mano derecha, su cara estaba manchada con su propia sangre, su cabeza estaba descubierta, y su cabello rojizo y brillante le caía sobre los ojos y lo preocupaba, porque su caballo en su espanto se resistió a las riendas, y saltando de un lado a otro arrojó sus rizos desordenadamente sobre su rostro; sin embargo, se recompuso lo mejor posible y continuó resistiendo a sus enemigos. (ibíd., 292)

Alexios I Komnenos
Alejo I Comneno
Cplakidas (Public Domain)

Otros prejuicios evidentes en la Alexiada incluyen el típico sentimiento de superioridad de los bizantinos sobre las otras culturas, como en este pasaje que describe a los francos:

[El emperador] escuchó el informe de la aproximación de innumerables ejércitos francos. Ahora temía su llegada porque sabía de su incontenible ímpetu al atacar, su inestable y voluble temperamento y todos los demás aspectos que posee de forma permanente el carácter de los francos; también sabía de su permanente avidez de dinero, y que parecían romper sus treguas por cualquier motivo que se les ocurriera. (ibíd. 295)

Todavía, entre los estereotipos del poco honorable extranjero, hay más pasajes literarios y reveladores de esos tiempos, por ejemplo:

Y a esos soldados francos los acompañaba una muchedumbre de gente desarmada que superaba en número a los granos de arena y a las estrellas, llevaban palmas y cruces en sus hombros, mujeres y niños que habían partido de sus respectivos países. Pudo verse entonces como, igual que ríos que confluyen de todas partes, avanzaban masivamente hacia nuestros territorios (ibíd. 296)

Muerte y legado

Además de realizar su propio trabajo, Ana formó y sostuvo un notable círculo literario y, en la tradición de las filantrópicas emperatrices y damas de la corte, patrocinó a otros eruditos tales como Eustracio de Nicea. La Alexiada tuvo una recepción favorable de inmediato y Ana fue reconocida ya en su tiempo como una notable erudita. Sus logros y su contribución a la historia bizantina se pueden resumir en la oración funeraria pronunciada por Jorge Tornikes:

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Una mujer más sabia que los hombres en las palabras, más varonil en los actos, más firme en los planes, más prudente en las pruebas... una mujer enriquecida por los tres ojos de la percepción, los de su perspicacia natural, los de la penetración científica y los de la experiencia consumada (Herrin, 232).

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Sobre el traductor

Recaredo Castillo
Una persona sin preparación académica especial, pero que gusta de la Historia y quiere aportar con la traducción de artículos de la Enciclopedia.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor a tiempo completo. Se interesa especialmente por el arte, la arquitectura y por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones en World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2018, mayo 03). Ana Comneno [Anna Komnene]. (R. Castillo, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-16935/ana-comneno/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Ana Comneno." Traducido por Recaredo Castillo. World History Encyclopedia. Última modificación mayo 03, 2018. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-16935/ana-comneno/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Ana Comneno." Traducido por Recaredo Castillo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 03 may 2018. Web. 25 abr 2024.

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