Las mujeres de la antigua Persia

Artículo

Joshua J. Mark
por , traducido por Rosa Baranda
Publicado el 30 enero 2020
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, persa, turco
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A las mujeres de la antigua Persia no solamente se las respetaba mucho, sino que en muchos casos se las consideraba iguales a los hombres. Las mujeres podían tener tierras, hacer negocios, recibir una paga igual, podían viajar solas libremente, y en el caso de las mujeres de la realeza, celebrar sus propias reuniones del consejo sobre la política.

Los títulos de respeto que se otorgaban a las mujeres de la realeza persa parecen derivar de la cultura elamita anterior, y, probablemente, el Imperio medo que fue el precursor inmediato del Imperio persa aqueménida (c. 555-330 a. C.) fundado por Ciro el Grande (c. 550-530 a. C.). Ciro estableció el paradigma persa de la libertad religiosa y de expresión en su imperio pero también fue el responsable de mantener la dignidad y la autonomía de las mujeres de todas las clases.

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Achaemenid Woman
Mujer aqueménida
The Trustees of the British Museum (CC BY-NC-SA)

Este mismo paradigma se mantuvo en el Imperio parto (227 a. C. - 224 d. C.) aunque, debido a la pérdida de registros y obras de arte tras la caída del Imperio parto a manos del Imperio sasánida (224-651 d. C.) no se sabe tanto de manera clara de los detalles de las vidas de las mujeres durante este periodo. Sin embargo, el periodo sasánida está bien documentado, y los derechos de las mujeres se mantuvieron al mismo nivel, o más alto, que durante el Imperio aqueménida. Las mujeres persas seguirían disfrutando de este alto estatus en la antigua cultura persa hasta la caída del Imperio sasánida a manos de los invasores musulmanes en 651 d. C. Después, el antiguo reconocimiento de la mujer como individuo autónomo, capaz de tomar sus propias decisiones, fue sustituido por un concepto de la mujer como una ciudadana de segunda clase, inherentemente pecaminosa, y que requería el control y la dirección masculina.

Las mujeres en el Imperio aqueménida

El Imperio aqueménida seguía un paradigma patriarcal, pero, dentro de ese marco, las mujeres tenían más derechos y responsabilidades que en cualquier otra civilización excepto la egipcia. La mujer, al igual que el hombre, se definía por su clase social y su rango dentro de esa clase. La jerarquía femenina, del rango más alto al más bajo, era:

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  • La madre del rey
  • La esposa principal (madre del heredero del rey)
  • Las hijas del rey
  • Las hermanas del rey
  • Las esposas menores y concubinas del rey
  • Las mujeres nobles (esposas y familiares de los cortesanos, los sátrapas y los militares)
  • Las mujeres militares
  • Las empresarias
  • Las trabajadoras
  • Las sirvientas y las esclavas

Los registros que atestiguan la autonomía de las mujeres y sus actividades se encuentran en las Tablillas de la Fortaleza, las Tablillas del Tesoro y los Textos de Viajes encontrados en las ruinas de Persépolis. Cuando Alejandro Magno quemó la ciudad en 33 a. C., cualquier documento que estuviera escrito en pergamino se destruyó, pero los escritos en tablilla de arcilla se cocieron y preservaron para la posteridad.

Las Tablillas de la Fortaleza provienen del reinado de Darío I (522-486 a. C.), los textos del Tesoro de la época de Artajerjes I (que reinó de 465 a 424 a. C.) y los Textos de Viajes de varias épocas. Todos tienen que ver con los asuntos administrativos y financieros del imperio y los Textos de Viajes incluyen pagos y raciones dispensadas de la tesorería real para los gastos de viajes de las mujeres. Estos textos recogen una cantidad importante de transacciones entre la tesorería y las mujeres que viajaban por su cuenta por negocios o placer.

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Mujeres de la realeza y nobles

LA ESPOSA PRINCIPAL CONVOCABA SU PROPIA CORTE, PODÍA FIRMAR ACUERDOS CON SU PROPIO SELLO Y TENÍA ACCESO ILIMITADO AL REY.

La madre del rey y su esposa principal (conocida como la Shahbanu, la "señora del rey") viajaban por su cuenta o con él en campañas militares y para supervisar la administración. Tenían su propio séquito, el personal que atendía a sus necesidades, y recibían lugares de honor en banquetes junto a invitados masculinos distinguidos. La esposa principal convocaba su propia corte, podía firmar acuerdos con su propio sello y tenía acceso ilimitado al rey, incluso era bienvenida en las visitas oficiales de dignatarios extranjeros y participaba en las reuniones.

Algunas de las mujeres de la realeza más famosas son Mandana (Mandane), la madre de Ciro el Grande (muerta en torno a 559 a. C.), Cassandane Shahbanu, esposa de Ciro el Grande (c. 575-519 a. C.), cuya muerte lloraría todo el imperio, y Atusa Shahbanu (más conocida como Atossa, c. 550-475 a. C.), hija de Ciro el Grande y esposa de Cambises II (que reinó de 530 a 522 d. C.) y Darío I, pero hubo muchas otras. Sisygambis, madre de Darío III (que reinó de 336 a 330 a. C.), se comportó más honorablemente que su hijo después de su derrota frente a Alejandro Magno y la esposa persa de Alejandro, Roxanne (c. 340-310 a. C.), también es reconocida por su valor frente a la adversidad. La figura bíblica de la reina Esther, esposa de Jerjes I, es otra mujer real del periodo aqueménida aunque no era persa de nacimiento.

Las hijas y hermanas del rey servían principalmente para sellar tratados, acuerdos y negocios mediante su matrimonio, pero aun así podían tener sus propias tierras y realizar sus propios negocios, al igual que las esposas menores. Sin embargo, las mujeres podían elegir a sus propios maridos, y así lo hacían cuando no se esperaba que se casasen con alguien específico por razones políticas. Las concubinas a menudo no eran mujeres persas, y por tanto, no se podían casar con la realeza, pero aun así se las respetaba como mujeres de alto rango. Jerjes I (que reinó de 486 a 465 a. C.) añadió un harén a su palacio en Persépolis, lo que sugiere el alto estatus de las mujeres.

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Achaemenid Queen
Reina aqueménida
A. Davey (CC BY)

Incluso las hijas ilegítimas podían ejercer un poder considerable, como en el caso de Parysatis, hija ilegítima de Artajerjes I (que reinó de 465 a 424 a.C.) que se convertiría en la Shahbanu de Darío II (que reinó de 424 a 404 a.C.) y el poder tras el trono a través de su red de espías y la fuerza de su carácter. Probablemente por lo que más se la conoce es por apoyar a su hijo Ciro el Joven (muerto en 401 a. C.) en su intento de destronar a su hermano Artajerjes II (que reinó de 404 a 358 a. C.), un evento narrado por los historiadores Ctesias, Heródoto, y Jenofonte en su Anabasis.

Las mujeres militares

Las mujeres del periodo aqueménida también podían servir en el ejército, como demuestran los registros escritos y las pruebas físicas. El estudioso Kaveh Farrokh señala que "se han encontrado tumbas que atestiguan la existencia de guerreras de habla iraní en Irán así como en Europa del Este" (128). La guerrera más conocida de esta era es Artemisia I de Caria, que vivió durante el reinado de Jerjes I. Era almirante de la flota persa en la Batalla de Salamina en 480 a. C., conocida por su valentía y habilidad, y tan admirada por Jerjes I que, tras la batalla, se le concedió el honor de escoltar a sus hijos a salvo.

Otras conocidas guerreras aqueménidas son Pantea Artesbod, que vivió durante el reinado de Ciro el Grande y fue esencial, junto a su marido, en la organización de la unidad militar de élite de los 10.000 inmortales persas, Artunis (c. 540-500 a. C.), una teniente comandante del ejército, recordada por su valentía y habilidad en la batalla, y Youtab Aryobarzan (muerta en 330 a. C.), que sirvió en el ejército y cayó junto a su hermano Ariobarzanes (386-330 a. C.) defendiendo las puertas persas de las fuerzas de Alejandro Magno.

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Las empresarias

Las actividades empresariales y los viajes de las mujeres empresarias y mercaderes y la escala de sueldos de las trabajadoras también quedan registrados en los textos de Persépolis. Una notable empresaria y mercader, Irdabama, que vivió durante el reinado de Darío I, viajó mucho para hacer negocios y controlaba personalmente la producción y el mercado en la región actual de Shiraz en Irán, en Babilonia, Egipto, Media y Siria. Fue una de las personas más ricas de su tiempo, con el control de 480 trabajadores, y viajaba a voluntad con su propio séquito, que era enorme. Las mujeres de la realeza también hacían negocios, como es el caso de Parysatis, que tenía varios pueblos en Babilonia y viajaba a ellos personalmente a recolectar las rentas.

Trabajadoras, sirvientas y esclavas

LAS MUJERES EMBARAZADAS RECIBÍAN SUELDOS MÁS ALTOS, AL IGUAL QUE LAS MADRES DURANTE EL PRIMER MES DESPUÉS DE DAR A LUZ.

Las mujeres trabajaban junto a los hombres y a menudo eran supervisoras y gerentes. Las supervisoras bien pagadas se conocían como arashshara ("gran jefa") y recibían más vino y grano por supervisar el trabajo de grupos de trabajadores a menudo grandes. No había diferencia de sueldo basada en el género; el sueldo de cada uno se basaba únicamente en la destreza y la experiencia mostrada en el trabajo. Sin embargo, las mujeres embarazadas recibían sueldos más altos, al igual que las mujeres durante el primer mes después de dar a luz. La madre, la comadrona y el médico que atendía en el parto también recibían un extra si la mujer tenía un niño. Se preferían los hijos a las hijas, pero no hay pruebas del infanticidio femenino o de la práctica de exponer a los niños no queridos a los elementos.

Las esclavas en la época aqueménida, y a lo largo de la historia de la antigua Persia, se trataban como sirvientas, recibían una compensación por sus servicios y tenían una calidad de vida mucho mejor que la de los esclavos en cualquier otro sitio durante la antigüedad. Bajo las leyes iniciadas por Darío I, no se podía maltratar, pegar o matar a los esclavos impunemente y el dueño o señor de una granja en la que se llevaran a cabo estas acciones se enfrentaría a la misma pena que si la víctima hubiera sido un ciudadano libre del imperio.

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Las mujeres partas

No se sabe tanto sobre las mujeres durante el periodo parto como sobre las de la época aqueménida debido a la destrucción de tantos registros y obras con la caída del imperio a los sasánidas en 224 a. C. Sin embargo, los partos descentralizaron el antiguo gobierno persa en un esfuerzo por evitar la debilidad percibida del anterior Imperio seléucida (312-63 a. C.) así que no había un registro central como habría habido en la época aqueménida. La estudiosa Maria Brosius apunta:

Las fuentes no permiten una discusión detallada del ranking de las mujeres de la corte, ni de su posible influencia política o independencia económica. Basándose en las prácticas aqueménidas y seléucidas, se puede conjeturar que las mujeres reales partas también poseían tierras y fincas, así como fábricas. (Encyclopedia Iranica, Mujeres, 10)

Brosius también deja claro que no hay información disponible sobre el estatus legal o económico de las mujeres durante esta época, ni siquiera, en su mayor parte, de lo que llevaban siquiera o su nivel de autonomía. Se cree, basándonos en las evidencias disponibles, que las mujeres siguieron recibiendo prácticamente el mismo trato que durante el Imperio aqueménida y que tenían el mismo nivel de respeto.

La realeza

El estilo de vida y las actividades de las mujeres partas de la realeza parecen haber reflejado los del periodo aqueménida, o, al menos, de las mujeres reales del periodo seléucida que continuó con muchas de las prácticas aqueménidas. Un ejemplo de esto tiene que ver con los contratos de matrimonio, en los que los monarcas partos continuaron con la práctica aqueménida de casarse con miembros de su propia familia pero, entre la realeza, esto no se consideraba incestuoso. Los partos se alejaron del modelo aqueménida en el sentido de que las concubinas se podían casar con la realeza e incluso adoptar el título de reina.

El mejor ejemplo de esto es Musa (también conocida como Thermusa, reinó del 2 a. C. al 2 d. C.) que fue un regalo para el rey parto Fraates IV (que reinó del 37 al 2 a. C.) del emperador romano Augusto (que reinó del 27 al 14 a. C.) como concubina para terminar el tratado de Armenia en 20 a. C. Musa consiguió ganarse el favor de Fraates IV y se convirtió en su mujer principal antes de envenenarlo y elevar a su hijo, Fraates V (que reinó del 2 a.C. al 2 d.C.), al puesto de corregente con ella.

Musa
Musa
Carole Raddato (CC BY-SA)

Las mujeres militares

La evidencia de mujeres militares en este periodo proviene de inscripciones y tumbas excavadas. Kaveh Farrokh escribe que:

Un resumen de un informe hecho por la agencia de noticias Reuters el 3 de diciembre de 2004, titulado "los huesos sugieren que las mujeres iban a la guerra en la antigua Irán", apuntaba a que los tests de ADN hechos en un esqueleto de 2000 años de un guerrero con una espada en el noroeste de Irán han demostrado que los huesos pertenecían a una mujer. El tiempo especificado de 2000 años situaría a esta guerrera en la era parta... otras tumbas de la antigüedad que pertenecen a guerreras iraníes también se han encontrado cerca del mar Caspio en el norte de Irán. (128)

La guerrera más famosa de esta época es Sura (murió en torno a 224 a. C.), hija del rey parto Artabanus IV (reinó de 213 a 224 d. C.), que también sirvió como su consejera y general de su ejército. Lideró las fuerzas de su padre contra los ejércitos de Ardashir I (reinó de 224 a 240 d. C.), que venció al Imperio parto y fundó el sasánida. Después de que Ardashir I matara a su padre en la batalla, Sura quiso vengarse y se cree que también mató a Ardashir en la batalla algún tiempo después de la muerte de su padre.

Comerciantes y trabajadoras

No hay información específica sobre las comerciantes y trabajadoras partas, pero se cree que, al igual que en otros aspectos, las partas seguían en menor o mayor medida el modelo aqueménida. La esclavitud en el periodo parto seguía el paradigma anterior hasta tal punto que era prácticamente inexistente en comparación con cómo se practicaba la institución en otras civilizaciones.

Las mujeres sasánidas

La civilización sasánida mantuvo las políticas aqueménidas en cuanto al lugar de la mujer en la sociedad, pero le permitió una mayor libertad de expresión y autonomía. Las mujeres sasánidas de la realeza tenían más poder e influencia que sus predecesoras, se las menciona más a menudo en los registros oficiales como individuos importantes, y aparecen mucho más representadas en el arte.

Las mujeres de la realeza

Los estudiosos a menudo han malentendido el alto estatus de las mujeres y su posición en las representaciones artísticas, interpretando que las mujeres que aparecían eran deidades. Aunque las diosas aparecen en el arte sasánida, las mujeres mortales aparecen con mucha más frecuencia.

Todas las mujeres reales se conocían como "reinas", ya fueran hermanas del rey, hijas u otras familiares. Las concubinas normalmente estaban excluidas de este honor, ya que normalmente eran extranjeras. El título de "reina de las reinas" hacía referencia a la mujer de mayor rango entre las esposas del rey. La madre del rey se conocía como "madre del rey de reyes" y la esposa principal del monarca era la "reina del imperio". Al igual que en periodos anteriores, las hijas y hermanas del rey se casaban con príncipes extranjeros para firmar tratados, alianzas y negocios, pero al igual que con los aqueménidas, las mujeres podían elegir sus propios maridos y los matrimonios no siempre estaban concertados por el padre de la mujer. Incluso en los que estaban concertados, las mujeres tenían un autonomía e influencia considerables.

Sassanian Stamp Seal
Sello sasánida
The Trustees of the British Museum (CC BY-NC-SA)

La reina sasánida Azadokht Shahbanu, esposa de Shapur I (que reinó de 240 a 270 d. C.) era una parte igual en el matrimonio. Varios eruditos modernos creen que fue Azadokht quien llevó por primera vez a los médicos griegos a la corte e inició la fundación de Gundeshapur, que se convertiría en el hospital escuela, biblioteca y centro de educación superior más grande de su época.

Otras mujeres notables de la realeza incluyen a Aspas, jefa de la policía secreta bajo Ardashir II (que reinó de 379 a 383 d. C.); la princesa Parin, hija de un alto oficial de la corte bajo Kavad I (reinó de 488 a 496 d. C.), que fue esencial en las negociaciones entre la corte de Kavad I y el Imperio bizantino; Zand Shahbanu, esposa de Kosrau I (reinó de 531 a 579 CE), que era su consejera; y Purandokht (también conocida como Boran), hija de Kosrau II (reinó de 590 a 628 d.C.), que fue emperadora del Imperio sasánida de 629 a 631 d. C.

Mujeres militares y otras

Farrokh señala que "la presencia de una gran cantidad de mujeres en los ejércitos de expedición persas" de esta época y cómo participaban en la guerra persa en la antigüedad, "vestidas y armadas como hombres" es algo que notaron los historiadores romanos (129). Farrokh sigue con lo siguiente:

Las mujeres se reclutaban para el combate en tiempos de necesidad, como por ejemplo Singara (343 o 344 d.C.), sobre la cual Libarnio dice que 'los persas se sirvieron de la ayuda de sus mujeres'. Esta afirmación sugiere que las mujeres iraníes, al igual que los hombres, estaban entrenadas en el arte de la guerra y eran capaces de manejar las armas cuando el deber lo requería. (129)

Azadokht Shahbanu, de hecho, se cita frecuentemente como experta con la espada además de sus otros logros, y esta misma mención se hace también de Aspas. La guerrera más famosa de finales del Imperio sasánida fue Apranik (murió en 651 d. C.), que comandó un ejército frente a las fuerzas invasoras de árabes musulmanes durante el reinado de Yazdegerd III (632-651 d. C.). Su ejército fue derrotado, pero Apranik no quiso rendirse y siguió luchando en una guerra de guerrillas contra sus enemigos hasta que murió en la batalla.

Las comerciantes tenían la misma libertad para hacer negocios que los hombres en todo el Imperio sasánida, aunque no hay ningún ejemplo singular que se pueda comparar con Irdabama, del periodo aqueménida. Las trabajadoras, las sirvientas y las esclavas seguían todas, en mayor o menor medida, el modelo aqueménida de empleo, paga y trato justo. Una diferencia principal entre los periodos anteriores y el sasánida era el énfasis que se ponía en la danza. El baile, la música y los cuentos siempre han sido una parte central de la vida persa y de sus valores, pero los sasánidas aplaudían la danza mucho más que el resto tanto entre hombres como mujeres. Una de las bailarinas más famosas de esta época es Zenón, durante el reinado de Ardashir II, muy admirada.

Conclusión

Cuando el Imperio sasánida cayó en 651 d.C., el estatus de la mujer cayó con él y pasó a ser considerada como una ciudadana de segunda clase. Las mujeres ya no podían viajar sin un consorte masculino y sin permiso, no podían tener comercios ni llevar negocios a cabo, y ya no tenían libertad para elegir a su propio marido. Sin embargo, las mujeres persas no aceptaron sin más este ataque sobre sus derechos, y se unieron a los hombres para detener la opresión de las fuerzas invasoras.

La figura más conocida de este tipo es Banu, esposa de Babak Khorramdin (muerta en 838 d. C.), que encabezó la resistencia junto a él hasta que fueron traicionados, capturados y ejecutados bajo el Califato Abasida. Sin embargo, el legado de la fortaleza de las mujeres persas continuó después de Banu y sigue enorgulleciendo a la gente hoy en día. Hay varios festivales iraníes a lo largo del año en honor a la tierra, los elementos y las mujeres, y en el festival de Esfandgaan, donde se resalta especialmente la gratitud hacia las mujeres, se siguen contando las historias de las grandes mujeres del pasado, no solo en su honor sino también para incentivar el mismo nivel de respeto en el presente que los grandes imperios persas les otorgaron en el pasado.

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Sobre el traductor

Rosa Baranda
Traductora de inglés y francés a español. Muy interesada en la historia, especialmente en la antigua Grecia y Egipto. Actualmente trabaja escribiendo subtítulos para clases en línea y traduciendo textos de historia y filosofía, entre otras cosas.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2020, enero 30). Las mujeres de la antigua Persia [Women in Ancient Persia]. (R. Baranda, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1492/las-mujeres-de-la-antigua-persia/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Las mujeres de la antigua Persia." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. Última modificación enero 30, 2020. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1492/las-mujeres-de-la-antigua-persia/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Las mujeres de la antigua Persia." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 30 ene 2020. Web. 09 oct 2024.

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