La tragedia de Ricardo III, a menudo conocida simplemente como Ricardo III, es una obra histórica de William Shakespeare (1564-1616), probablemente escrita alrededor de 1592-94. Es la cuarta y última entrega de la «primera tetralogía» de las obras históricas de Shakespeare que, junto con las tres partes de Enrique VI, narran la guerra de las Rosas (1455-1487), una serie de sangrientos conflictos dinásticos en Inglaterra que enfrentaron a las casas de York y Lancaster.Ricardo III retoma la historia hacia el final del conflicto y narra el ascenso maquiavélico de Ricardo, duque de Gloucester, un hombre jorobado que, a través de intrigas y asesinatos, logra abrirse camino hasta el trono de Inglaterra, convirtiéndose finalmente en el rey Ricardo III de Inglaterra (que reinó de 1483-1485).
Antecedentes y contexto
Cuando Shakespeare escribió Ricardo III, las obras históricas estaban en pleno auge en Londres. En los comienzos de su carrera, el éxito de sus obras sobre Enrique VI seguramente lo impulsó a continuar la narración justo donde la había dejado: con la muerte del rey lancasteriano Enrique VI (que reinó de 1422-1461; 1470-1471) y el regreso al trono del aspirante yorkista, Eduardo IV de Inglaterra (que reinó de 1461-1470; 1471-1483). Ricardo, duque de Gloucester, es el hermano menor del rey Eduardo y padece varias deformidades físicas, entre ellas una columna torcida y un brazo atrofiado. Según el propio Ricardo, sus deformidades lo han condenado a una vida de burlas y rechazo, llevándolo a asumir el papel de villano por decisión propia. Desde su primera aparición en el Acto I, se muestra implacable en su ambición por llegar al trono, ordenando sin escrúpulos las muertes de su hermano Clarence, de los príncipes en la Torre y de su esposa.
Ricardo involucra al público desde el principio: al inicio de la obra, se dirige a ellos directamente, ganándose su simpatía con su ingenio y su humor mordaz. De hecho, Ricardo asume el papel de «Vicio», un personaje que, al igual que en las obras de moralidad medieval, expresa intenciones siniestras a través de un encanto cómico. Como dice el académico Peter Holland, el carisma de Ricardo hace que «sea casi imposible para los espectadores mantener su ambigüedad moral» (906). Solo después de que ascienda al trono, Ricardo pierde la simpatía del público; a medida que se vuelve más paranoico y aislado, deja de dirigirse a los espectadores, rompiendo así el hechizo de su encanto.
Cualesquiera sean las libertades que Shakespeare se haya tomado con el personaje de Ricardo, el villano (violento, paranoico, autoritario) cobra vida con un realismo inquietante.
La representación de Ricardo III como un villano deforme, aunque encantador, no fue original de Shakespeare. En las décadas posteriores a la derrota y muerte del Ricardo III histórico en la batalla de Bosworth Field (1485), a la dinastía Tudor que lo había suplantado le convenía retratarlo como un tirano sediento de sangre. Los Tudor, cuyo ascenso al poder puso fin a la guerra de las Rosas, propagaron su victoria sobre Ricardo como una lucha entre el bien y el mal, presentando su triunfo en Bosworth como una «liberación divinamente sancionada de la nación inglesa» (Bevington, 263). A los cronistas contemporáneos les convenía alinear sus representaciones de Ricardo con esta propaganda Tudor.
La villanización de Ricardo comenzó con sir Tomás Moro y su obra La historia de Ricardo III, y se propagó en La unión de las dos nobles y austeras familias de Lancaster y York (1547) de Edward Hall así como en Las crónicas de Inglaterra, Escocia e Irlanda (1577) de Richard Holinshed. Shakespeare, que se basó en las tres obras, no habría podido resistirse a la imagen deliciosamente diabólica que habían creado de Ricardo. Muchos de los mitos sobre Ricardo III que aún perduran en la imaginación moderna fueron inmortalizados por Shakespeare, como la idea de que mandara asesinar a sus sobrinos, los príncipes en la Torre, o que era tan deforme como se lo representa. La obra de Shakespeare se alinea con la versión Tudor de la historia al presentar al conde de Richmond, el futuro Enrique VII de Inglaterra, fundador de la dinastía Tudor, como una fuerza heroica del bien, que derrota a Ricardo, el «epítome demonizado del mal» (Holland, 904). Pero, cualesquiera que hayan sido las libertades que los cronistas y Shakespeare se tomaron con el personaje de Ricardo, el villano que crearon (violento, paranoico, autoritario) cobra vida con un realismo inquietante y refleja a varios dictadores y autócratas de la vida real.
Sinopsis: actos I y II
Al comenzar la obra, el rey yorkista Eduardo IV retoma el trono tras derrotar a sus enemigos lancasterianos en la batalla de Tewkesbury. Su oponente, el rey lancasteriano Enrique VI, muere asesinado por Ricardo al final de la obra anterior, Enrique VI, Parte 3, y, tras años de sangrienta lucha, todo indica que Inglaterra por fin vive en paz. Pero esta paz no le conviene a Ricardo, duque de Gloucester, el hermano menor del nuevo rey. En su famoso soliloquio que comienza con «Ahora el invierno de nuestra desventura / se torna en glorioso verano por este hijo de York», el jorobado Ricardo le confiesa al público que alguien tan feo, despreciado y deforme como él no tiene lugar para avanzar en tiempos de paz. «Puesto que no puedo demostrarme amante,» explica, «estoy decidido a demostrarme villano» (1.1.28-30). Ya preparó el terreno para sus intrigas: al mencionar una profecía que anuncia que el rey será asesinado por alguien cuyo nombre empieza con la letra «G», Ricardo logra convencer al rey Eduardo de que su hermano mediano, Jorge (George en inglés), duque de Clarence, está conspirando contra él. Clarence es arrestado y llevado a la Torre de Londres, donde Ricardo le asegura que la reina Isabel Woodville, la esposa del rey Eduardo, fue quien planeó su captura. Ricardo promete hacer todo lo posible para ayudar a Clarence y «liberarlo» de su encarcelamiento.
La siguiente parte del plan de Ricardo es casarse con Lady Ana Neville, viuda del heredero de Enrique, el príncipe Eduardo, quien fue asesinado por los yorkistas. La encuentra en el funeral de Enrique VI, cuyo cadáver «sangra de nuevo» a la llegada de Ricardo (según la tradición renacentista, el cuerpo de una persona asesinada comenzaría a sangrar de nuevo si el asesino se acercaba). Lady Ana, al principio, está furiosa, le escupe a Ricardo y lo acusa de haber causado las muertes de su esposo y su suegro. Ricardo niega los cargos y comienza a cortejarla románticamente, reduciendo su ira con su elocuencia. Se arrodilla y le ofrece su espada, diciéndole que lo mate si no lo perdona, porque no puede vivir sabiendo que lo odia. Mientras Ana se apunta la espada al pecho, Ricardo le dice que sí mató al rey Enrique y al príncipe Eduardo, pero solo porque estaba tan locamente enamorado de ella. Esto hace que ella deje caer la espada mientras Ricardo le coloca un anillo en el dedo. Ella sale, prometiendo a regañadientes reunirse con él más tarde para casarse, dejando a Ricardo solo para celebrarlo con la audiencia.
Ricardo III corteja a Lady Ana
Herbert Railton (Public Domain)
La escena luego cambia a la corte inglesa, donde los nobles tradicionales están en desacuerdo con los ambiciosos y ascendidos Woodville, la familia de la reina Isabel. Esta división, por supuesto, ha sido avivada por Ricardo. Mientras estos nobles discuten, son interrumpidos por la reina Margarita, viuda de Enrique VI, quien les advierte que no confíen en Ricardo. Los nobles yorkistas se limitan a burlarse de la reina lancasteriana Margarita y desoyen sus advertencias. Mientras tanto, Ricardo envía a dos asesinos a la Torre de Londres para matar a Clarence. Lo encuentran durmiendo y, mientras los asesinos discuten cómo lo harán, Clarence se despierta. Suplica por su vida y les dice que vayan donde Ricardo, creyendo que su hermano lo ama y los recompensará por dejarlo vivir. Los asesinos revelan que fue Ricardo quien los envió antes de apuñalar a Clarence y arrastrarlo para ahogarlo en un barril de vino de malvasía.
Dos asesinos conspiran para matar a Clarence
J. Cophlan (Public Domain)
Ricardo le da la noticia de la muerte de Clarence al rey Eduardo, que se encuentra en su lecho de muerte. Ricardo le hace creer a Eduardo que Clarence fue asesinado por órdenes del propio rey, órdenes que no fueron revocadas a tiempo para salvar la vida de su hermano. Eduardo, entre lágrimas, lamenta la muerte de Clarence y culpa a sus nobles por no haber hablado en defensa de su hermano. En poco tiempo, el rey Eduardo sucumbe a su enfermedad y muere. Dado que su hijo y heredero, Eduardo V de Inglaterra, todavía es demasiado joven para gobernar por su cuenta, Ricardo se convierte en Lord Protector. Con la ayuda de sus partidarios, incluidos su primo el duque de Buckingham y sir William Catesby, se mueve para consolidar su poder. Por orden de Ricardo y Buckingham, varios miembros prominentes de la facción de la reina Isabel son arrestados, incluido su hermano, Earl Rivers, su hijo, lord Ricardo Grey, y su aliado, sir Tomás Vaughan. Los encarcelan en el castillo de Pomfret, una fortaleza donde los traidores son retenidos y a menudo asesinados. Cuando le llega la noticia a la reina Isabel, se da cuenta de que el resto de su familia está en peligro y se esconde, junto con su hijo menor, el duque de York.
El joven y sin corona Eduardo V llega a Londres, donde es recibido por Ricardo y Buckingham. El príncipe pregunta qué fue de los familiares de parte de su madre, pero en lugar de admitir que los arrestó, Ricardo responde vagamente que «esos tíos que buscas, eran peligrosos» y los llama «falsos amigos». La ironía de esta afirmación no pasa desapercibida para el público, que sabe que el verdadero tío que Eduardo debería temer es Ricardo. En ese momento, llega lord Hastings para anunciar que la reina Isabel llevó al joven duque de York y pidió amparo; según la tradición inglesa, si un fugitivo reclamaba amparo dentro de una iglesia o lugar sagrado, quedaba fuera del alcance de la ley. Buckingham ordena a Hastings y a un cardenal que vayan a buscar a York y lo alejen por la fuerza de su madre si es necesario. Cuando el cardenal protesta que es sacrílego violar un pedido de amparo, Buckingham replica que un niño no puede reclamar amparo, y el cardenal cede. Poco después, Hastings y el cardenal regresan con York, y Ricardo convence a Eduardo y a York de entrar en la Torre de Londres, diciéndoles que deben quedarse allí hasta que se celebre la coronación de Eduardo.
Los príncipes en la Torre de Londres
J.E.Millais (Public Domain)
Después de encerrar a los príncipes en la Torre, Ricardo se reúne con Buckingham y Catesby para discutir su siguiente paso. Cuestionan la lealtad de otros señores poderosos, específicamente lord Hastings y lord Stanley, y Catesby es enviado a sondear la lealtad de Hastings. Llega a la mansión de Hastings en las primeras horas de la mañana y le dice que Ricardo quiere la corona para sí mismo, a lo que un horrorizado Hastings responde: «Preferiría que me cortaran esta corona mía [es decir, su cabeza] / antes que ver la corona tan mal colocada» (3.2.43-44). Poco después, Ricardo celebra un concilio en la Torre de Londres, aparentemente para discutir la coronación del joven Eduardo. Inicialmente es agradable y jovial e incluso le pide al obispo de Ely que envíe un tazón de fresas. Pero después de que Catesby lo lleva a un lado para contarle sobre el comentario de Hastings, su comportamiento cambia. Llama la atención de los nobles sobre su brazo, que todos saben que estuvo atrofiado desde su nacimiento, y afirma que la reina Isabel conspiró con la amante de Hastings, Shore, para lanzar un hechizo que lo hizo atrofiarse. Cuando un perplejo Hastings comienza a responder con escepticismo, «Si han hecho esto, mi lord...», Ricardo aprovecha la oportunidad para tildarlo de traidor: «¿Si? Tú, protector de esta maldita ramera, / ¿me hablas de "si" a mí? ¡Eres un traidor, / que le corten la cabeza!» (3.4.73-76). Hastings es condenado a muerte, al igual que Rivers, Grey y Vaughan, los señores detenidos en Pomfret.
Después de haber purgado a sus oponentes políticos, Ricardo y sus aliados ahora tienen la corte bajo su control y pueden pasar al paso final de su plan. Se inventan una historia de que los príncipes de la Torre son bastardos, concebidos por el lujurioso Eduardo IV fuera del matrimonio, lo que significa que Ricardo es el heredero legítimo del trono. Se envía a Buckingham para difundir esta historia por todo Londres con el fin de generar apoyo para el reclamo de Ricardo. Pero este plan fracasa cuando, en lugar de aplaudir, las multitudes de londinenses simplemente miran a Buckingham en un silencio aterrado. Aunque está enfurecido porque no cuenta con el apoyo de la gente, Ricardo decide seguir adelante con su plan de todos modos. Se encierra con dos obispos mientras Buckingham y el alcalde de Londres simulan suplicarle que acepte la corona, por el bien de Inglaterra. Ricardo finge no querer el trono y trata de negarse, pero en última instancia lo «persuaden» de que acepte. Por lo tanto, el golpe de Estado de Ricardo ha tenido éxito y asciende al trono como el rey Ricardo III.
Aunque ahora es rey, Ricardo III se siente inseguro en su nuevo reinado mientras sus dos sobrinos sigan con vida. Le pide a Buckingham que los mate, pero el duque duda. Ricardo, al darse cuenta de que Buckingham podría ser demasiado débil para seguir siendo su mano derecha, se ve obligado a recurrir a un asesino, Tyrrel, para llevar a cabo el crimen; el asesino lo consigue asfixiando a los dos niños. Buckingham, cuya confianza en el nuevo rey ya está tambaleando, le pide a Ricardo que cumpla una promesa anterior y le conceda el condado de Hereford. Ricardo, sin embargo, se niega, lo que hace que Buckingham deserte y huya a su finca en Gales, donde comienza a formar un ejército. Más tarde es capturado por los hombres de Ricardo y ejecutado. Ricardo continúa paranoico e inseguro, y decide que la única manera de legitimar aún más su reinado es casándose con Isabel de York, la joven hija del rey Eduardo IV y la reina Isabel. Para lograrlo, necesita deshacerse de su esposa Anne; le ordena a Catesby que difunda el rumor de que está enferma para después envenenarla.
El asesinato de los príncipes en la Torre de Londres
Art UK (Public Domain)
Mientras tanto, la reina Isabel y la duquesa de York, la madre de Ricardo, están de luto por la muerte de los príncipes en la Torre. Llega la reina Margarita y los reprende por no escuchar sus advertencias sobre Ricardo, diciéndoles que todas las muertes yorkistas son solo un castigo por las muertes de su marido, Enrique VI, y su hijo, el príncipe Eduardo. Antes de marcharse Isabel le pregunta a Margarita cómo aprendió a maldecir, y esta le responde con amargura que primero debe experimentar tanto dolor y pérdida como ella sufrió. Justo en ese momento, Ricardo llega a la cabeza de una procesión militar. La duquesa de York no tarda en maldecirlo, gritándole que ojalá nunca lo hubiera traído al mundo, antes de marcharse indignada, dejando a Ricardo a solas con la reina Isabel. Ricardo le cuenta a la reina sus planes de casarse con su hija, y, aunque Isabel se muestra naturalmente horrorizada, él vuelve a emplear su habilidad para persuadirla, diciéndole que ese matrimonio podría ser la única forma de evitar una guerra civil. La reina Isabel promete discutir el asunto con su hija y se marcha.
Los comandantes de Ricardo le traen la terrible noticia de que el conde de Richmond, sobrino de Enrique VI y pretendiente al trono, desembarcó con un ejército en Inglaterra. Ricardo decide entrar en combate y ordena a todos los lores leales que unan sus fuerzas a la suya. No está seguro de la lealtad de lord Stanley, quien, después de todo, es el padrastro de Richmond; para obligar a Stanley a la lealtad, Richard toma a su hijo como rehén y lo amenaza con ejecutarlo si Stanley ayuda al enemigo. La noche antes de la batalla final, Ricardo cae en un sueño agitado en el que lo visitan y lo maldicen los fantasmas de todos aquellos a quienes asesinó. Al despertar, por primera vez parece que lo alcanza su conciencia, al comprender cuán verdaderamente solo se encuentra:
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¡Solo era un sueño! ¡Oh cobarde conciencia, cómo me afliges...! Culpable, culpable, hasta la desesperación. No hay criatura que me ame, y si muero, ningún alma se va a compadecer. ¿Y por qué lo harían, si ni yo mismo me compadezco de mí? He soñado que las almas de quienes maté venían a mi tienda, y amenazaban mañana con vengarse sobre la cabeza de Ricardo. (5.3.179-180; 200-007)
Ricardo III es acosado por los fantasmas de sus víctimas
Alexandre Bida (Public Domain)
A pesar de sus dudas, Ricardo lidera su ejército contra el de Richmond a la mañana siguiente, en la fatídica batalla de Bosworth Field. Tal como Ricardo temía, lord Stanley se vuelve contra él uniendo sus fuerzas con las de Richmond, pero, afortunadamente, Ricardo está convencido de esperar hasta después de la batalla antes de ejecutar al hijo de Stanley. La batalla se vuelve contra Ricardo, y después de que le maten al caballo, sale corriendo, gritando por otro: «¡Un caballo, un caballo! ¡Mi reino por un caballo!» (5.4.7). Sin embargo, rechaza la oferta de ayuda de Catesby, resolviendo en su lugar poner fin a la batalla buscando a Richmond y matándolo en combate singular. Después de luchar y matar a cinco falsos oponentes, logra encontrar a Richmond; los dos se baten en duelo, y Ricardo III es asesinado. El triunfante Richmond, que pronto tomará la corona como el rey Enrique VII, declara la victoria y anuncia que «unirá la rosa blanca y la roja»; con esto, quiere decir que unirá las casas de Lancaster y York al casarse con la hija de la reina Isabel. La guerra de las Rosas ha terminado, y la nueva dinastía Tudor ahora reina suprema. Richmond cierra la obra declarando una nueva era de paz para Inglaterra y rogando a Dios que no permita que más traidores como Ricardo hagan que se derrame más sangre:
¡Oh Dios todopoderoso, acaba con los traidores! ¡Evita el regreso de los tiempos sanguinarios que hicieron derramar lágrimas de sangre a Inglaterra! ¡Que no sigan vivos cuando esta tierra prospere, porque serían ellos quienes su paz entierren! ¡Cicatrizan las heridas, ya renace la concordia! ¡Que perdure mucho tiempo, y que Dios nos dé su gloria! (5.5.35-40)
William Shakespeare escribió «Ricardo III» entre 1592 y 1594, en la primera parte de su carrera. Fue la última parte de la «primera tetralogía» de las obras históricas de Shakespeare, completando la historia iniciada con la trilogía de «Enrique VI».
¿Qué eventos históricos cubre la obra «Ricardo III» de Shakespeare?
La obra «Ricardo III» de Shakespeare cubre la fase final de la guerra de las Rosas: desde el inicio del segundo reinado de Eduardo IV en 1471, hasta la ascensión de Ricardo III en 1483 y la derrota y muerte final de Ricardo en la batalla de Bosworth en 1485.
¿Por qué se representa a Ricardo III de manera tan villanesca en la obra de Shakespeare?
Shakespeare representa a Ricardo III como un villano en parte porque así es como se le describe en las fuentes históricas que utilizó, pero también para complacer a la dinastía Tudor reinante, cuyo primer rey, Enrique VII, fue quien derrocó y suplantó a Ricardo III.
Marco Kunzler es psicólogo licenciado y traductor autónomo con experiencia en ONG internacionales. Apasionado por conectar con diversas culturas, apoya el aprendizaje permanente y valora las interacciones significativas entre profesiones y comunidades.
Mark, H. W. (2025, mayo 07). La tragedia de Ricardo III [The Tragedy of Richard III].
(M. A. Kunzler, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-24441/la-tragedia-de-ricardo-iii/
Estilo Chicago
Mark, Harrison W.. "La tragedia de Ricardo III."
Traducido por Marco A. Kunzler. World History Encyclopedia. Última modificación mayo 07, 2025.
https://www.worldhistory.org/trans/es/1-24441/la-tragedia-de-ricardo-iii/.
Estilo MLA
Mark, Harrison W.. "La tragedia de Ricardo III."
Traducido por Marco A. Kunzler. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 07 may 2025, https://www.worldhistory.org/The_Tragedy_of_Richard_III/. Web. 17 jul 2025.
Licencia y derechos de autor
Escrito por Harrison W. Mark, publicado el 07 mayo 2025. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.