Bucanero

Definición

Mark Cartwright
por , traducido por Rodrigo Pedraza
Publicado el 19 octubre 2021
Disponible en otros idiomas: inglés, alemán
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A Buccaneer by Howard Pyle (by Howard Pyle, Public Domain)
Un bucanero por Howard Pyle
Howard Pyle (Public Domain)

Los bucaneros eran corsarios que atacaban a los enemigos de su Estado, concretamente España, en el Caribe y en la costa americana (la Tierra Firme del Imperio español) durante todo el siglo XVII. Inicialmente cazadores y luego marineros y soldados, los bucaneros atacaron con éxito puertos españoles como Portobelo, Panamá y Veracruz, pero muy raramente capturaron barcos con tesoros en el mar.

Los bucaneros eran en su mayoría ingleses, holandeses y franceses unidos por su odio a España y el deseo de saquear. Bucaneros como sir Henry Morgan (aprox. 1635-1688), operaban con patentes de corso o comisiones emitidas por autoridades coloniales, por lo que podían atacar barcos españoles con impunidad e incluso asaltar puertos en el Imperio español desde principios de la década de 1620 hasta finales de la de 1690. A medida que todas las potencias coloniales de América comenzaron a invertir más en la defensa de sus colonias, las oportunidades para los bucaneros de obtener empleo oficial disminuyeron y, en cambio, recurrieron a la piratería absoluta, donde cualquier barco o puerto de cualquier nacionalidad se consideraba un objetivo que valía la pena perseguir.

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Nombre y orígenes

LOS PRIMEROS BUCANEROS de LA isla la ESPAÑOLA ERAN CONOCIDOS POR SU HÁBITO DE AHUMAR SU CARNE SOBRE UNA PARRILLA.

El nombre «bucanero» proviene de los términos franceses boucan y boucanier («asador») que a su vez derivaron de la palabra indígena arahuaca bukan. Todos estos términos se aplicaron por primera vez a aquellos cazadores europeos que, desde 1620, habían acampado ilegalmente en la parte occidental de La Española (la actual Haití) y que ahumaban su carne utilizando una parrilla y un fuego humeante de estiércol de animales y ramitas verdes. Este método de cocción lenta se utilizaba como una forma de conservar la carne para uso futuro y para la venta a los barcos que pasaban, junto con las pieles curadas. La venta de carne y cueros era la principal fuente de ingresos de los boucaniers. Clientes notables fueron los traficantes que vendían contrabando, particularmente productos manufacturados, a colonos en todo el Caribe y las costas continentales de la américa española, llevándose consigo cultivos como el tabaco. Los ingleses utilizaron entonces el término «bucanero» para referirse a cualquier pirata que operara en esa parte del Caribe, incluso si los cazadores no eran necesariamente piratas. El término ganó mucha más atención tras la publicación en inglés en 1684 de una historia popular, Piratas de la América (en inglés The Buccaneers of America), del holandés Alexandre Olivier Exquemelin, quien alguna vez fue bucanero. Los bucaneros franceses se llamaban a sí mismos filibusteros, mientras que los holandeses se llamaban a sí mismos zee-roovers (vagabundos de mar).

The Spanish Main and Caribbean Pirate Havens  c. 1670
Territorios coloniales españoles y refugios piratas en el Caribe, hacia el año 1670
Simeon Netchev (CC BY-NC-ND)

El Nuevo Mundo

España había estado ocupada colonizando y explotando el Nuevo Mundo durante todo el siglo XVI, pero los países europeos rivales pronto empezaron a mirar esta parte del mundo con envidia. España se veía como el enemigo común de otras potencias europeas por varias razones: era un país católico y las otras grandes naciones marítimas eran protestantes (con excepción de Portugal, que se concentró en América del Sur); tenía un vasto imperio nuevo y enviaba una fortuna en cada barco con tesoros que zarpaba de América a Europa; y se negaba a permitir que otros comerciantes europeos operaran en América. Fundamentalmente, España había estado en guerra con Francia, los Países Bajos e Inglaterra durante gran parte de las primeras seis décadas del siglo XVII, y los enormes costos que la Corona española había tenido que soportar se reflejaban en el abandono de sus colonias en América.

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NI ESPAÑA NI SUS RIVALES EUROPEOS TUVIERON ESCRÚPULOS SOBRE LOS MÉTODOS QUE UTILIZARON PARA DESPOJAR AL NUEVO MUNDO DE TODOS LOS bienes DIPONIBLES.

Era poco probable que las potencias europeas soportaran ver a España cosechar enormes recompensas, y pronto comenzaron a colonizar lo que pudieron mientras el siglo XVII presenciaba un estallido de construcción de imperios en las islas del Caribe. Los ingleses se trasladaron a San Cristóbal (1623), Barbados (1624), Nieves (1628) y Antigua y Montserrat (1632). Los franceses se establecieron en Martinica y Guadalupe en 1635. Entre 1632 y 1634, los holandeses colonizaron Santa Eustaquia, Tobago y Curazao. De repente, los españoles tenían a sus rivales encima, y ninguno de ellos tuvo reparos en los métodos que utilizaron para despojar al Nuevo Mundo de todos los bienes disponibles. Sin embargo, las otras naciones europeas tenían muy pocos barcos de combate en esta parte del mundo y por eso, para proteger sus nuevas colonias de los ataques españoles, reclutaron la única fuente disponible de mano de obra: los bucaneros. Estos duros cazadores fueron reclutados para la defensa y se les asignaron barcos para transportarlos a objetivos en tierra donde podrían usar mejor sus habilidades con los mosquetes. Los bucaneros estaban dispuestos ya que no tenían otro empleo y casi siempre eran protestantes. Además, recordaban bien los ataques que los católicos españoles habían hecho en La Española, Cuba, Jamaica y Puerto Rico.

A mediados del siglo XVII, los bucaneros ya no eran meros cazadores y su número había aumentado. Ahora estaban formados por soldados de fortuna europeos, marineros descontentos, agricultores fracasados y sirvientes y esclavos contratados que escaparon. Los bucaneros, con poco que perder y mucho que ganar con la piratería, lograron que América se convirtiera en un lugar mucho más peligroso para todos.

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Paraísos bucaneros

Los bucaneros operaban desde paraísos como Port Royal (Jamaica), Isla de la Tortuga y Petit-Goâve en Santo Domingo (La Española). Estos lugares proporcionaban puertos seguros y abundante suministro de agua dulce y alimentos. El gran refugio de los bucaneros de la década de 1630 fue Isla de la Tortuga, ubicada en el noroeste de La Española (actualmente Haití y República Dominicana). La isla recibió su nombre por su parecido con una tortuga vista desde lejos.

17th Century Tortuga
Isla de la Tortuga en el siglo XVII
Unknown Artist (Public Domain)

En 1642, el ingeniero francés Jean Le Vasseur construyó una fortaleza en Isla de la Tortuga que contaba con más de 40 cañones. Los franceses se apoderaron oficialmente de la isla en 1665 y, al darse cuenta de que los bucaneros eran un excelente elemento de disuasión ante la siempre presente amenaza de los barcos españoles, dejaron Isla de la Tortuga prácticamente como estaba, concentrándose en colonizar el otro lado de La Española, Santo Domingo. El bucanero francés François L'Olonais (1630-1668) utilizó Tortuga como base desde la cual atacar Venezuela en 1667. Tortuga fue atacada repetidamente por fuerzas francesas y españolas en la década de 1670 y muchos corsarios se trasladaron a Petit-Goâve.

El más infame de los refugios fue Port Royal. Jamaica era posesión británica desde 1655, pero la retirada de la Royal Navy la dejó expuesta a los buques de guerra españoles. En consecuencia, a partir de 1657, el gobernador Edward D'Oyley animó a bucaneros de varias nacionalidades a hacer del puerto su base y concentrar sus actividades de saqueo en los barcos españoles. Esta estrategia continuó, aunque de forma más encubierta, incluso después de 1660, cuando Inglaterra y España ya no estaban en guerra. Los gobernadores posteriores solían fomentar la piratería, ya que la presencia de muchos barcos bien armados en el puerto disminuía significativamente la amenaza de España, los Países Bajos y Francia. Además, el Caribe se había convertido en un imán para marineros y soldados que ya no eran necesarios en sus países después del final de la Guerra de los Treinta Años en Europa en 1648. Estos inmigrantes se convirtieron en una herramienta esencial para las autoridades coloniales.

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Port Royal en su apogeo estaba inundado de gente, bienes y riquezas, hasta el punto de que un autor contemporáneo describió que tenía más efectivo que Londres. En 1680, la prosperidad del paraíso queda evidenciada por la presencia de más de 100 tabernas. También había tantas casas de juego y burdeles que un clérigo visitante describió a Port Royal como «la Sodoma del Nuevo Mundo» (Breverton, 260) en referencia a la ciudad bíblica famosa por su libertinaje.

El azote de Tierra Firme

Los bucaneros eran, entonces, corsarios más que piratas absolutos, ya que generalmente no atacaban barcos de su país de origen y muchos portaban patentes de corso oficiales (también conocidas como cartas de represalia) o comisiones emitidas por autoridades coloniales británicas, francesas y holandesas para perseguir y atacar a las fuerzas de un estado enemigo. Un gobernador colonial conocido por otorgar este tipo de comisiones fue Thomas Modyford, gobernador de Jamaica. Sin embargo, había muchos bucaneros que operaban sin ningún respaldo oficial o con patentes de corso obsoletas o falsificadas. En cualquier caso, los españoles ciertamente no los consideraban mejores que piratas y, por lo tanto, ejecutaban a los bucaneros capturados, llevaran documentos o no. También es cierto que la mayoría de los bucaneros buscaban obtener todas las riquezas que pudieran para sí mismos, y cualquier ayuda a su país de origen para debilitar a un estado enemigo era una consideración completamente secundaria.

Buccaneers Searching for Loot
Bucaneros en busca de botín
Howard Pyle (Public Domain)

Los bucaneros atacaban barcos españoles en el Caribe y puestos coloniales españoles en el continente americano (los territorios continentales conocidos como Tierra Firme española), particularmente aquellos situados en lo que hoy es la costa oriental de México. Además, después de cruzar el istmo de Panamá, causaron estragos también en la costa del Pacífico, comenzando en 1680 con las incursiones de Bartholomew Sharp (muerto en 1688) y luego de Edward Davis de 1684 a 1688.

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Los primeros bucaneros solían utilizar barcos pequeños de un solo mástil o incluso canoas para atacar sus objetivos. La gran fortaleza de los bucaneros era su capacidad para disparar mosquetes con gran precisión, eliminando al enemigo a bordo de barcos más grandes antes de que pudieran disparar sus cañones. Los bucaneros frecuentemente atacaban un barco desde atrás, donde había menos cañones. Poco a poco, su éxito contra el transporte marítimo español aumentó su número y les proporcionó buques cada vez más grandes con los que realizar más ataques. La sorpresa era una estrategia clave, y cuando se volvieron lo suficientemente poderosos como para atacar objetivos terrestres, a menudo atacaron las fortificaciones españolas desde el lado terrestre en lugar de desde el lado costero mejor defendido. Este método fue utilizado repetidamente con gran efecto por el bucanero inglés sir Christopher Mings. Los bucaneros iban armados con cañones, mosquetes, espadas, dagas, pistolas y granadas.

Una peculiaridad de los bucaneros, que tal vez contribuyó a su éxito militar, era la costumbre de formar asociaciones para que un par de hombres comieran, durmieran y lucharan juntos. Algunos miembros de estas parejas incluso heredaban las posesiones de su camarada caído. Ciertamente, había un sentimiento de unión entre los bucaneros mientras perseguían a un enemigo común. Del mismo modo, el botín se repartía escrupulosamente entre los hombres después de una incursión o captura. Todos estos factores llevaron a que se hiciera referencia a los bucaneros como «Hermadad de la Costa», incluso si este es probablemente un término póstumo que les dieron escritores posteriores.

Cannons at Cartagena
Cañones en Cartagena
Louise Wolff (CC BY-SA)

A los españoles debió parecerles que toda Europa estaba ahora conspirando contra ellos. Los bucaneros podían ser de todas las nacionalidades, pero en su mayoría eran británicos, franceses y holandeses, los principales enemigos de España (aunque algunos españoles desleales también eran bucaneros). Además de los europeos, también había varios antiguos esclavos africanos y pueblos indígenas de América. Los grupos individuales de bucaneros (la palabra ejército puede resultar inadecuada para un grupo tan poco profesional y rebelde) a menudo estaban compuestos por varias nacionalidades, aunque los franceses y los ingleses generalmente (pero no siempre) operaban de forma independiente. Las colonias europeas no españolas ahora tenían sus fuerzas de combate, pero lo que más necesitaban era liderazgo militar. Lo encontrarían en figuras tan carismáticas como Henry Morgan.

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Sir Henry Morgan

El más infame de los bucaneros fue el capitán Henry Morgan. En 1668, la guerra bucanera se había desarrollado hasta tal punto que los comandantes ahora dirigían grandes «ejércitos» anfibios. Morgan lideró una de esas fuerzas multinacionales que atacó el puerto tesorero español de Portobelo en Panamá. El puerto era uno de los tres principales puertos de tesoros españoles y por él pasaban enormes cantidades de plata procedente de las minas peruanas. Era un premio tentador, incluso si España e Inglaterra habían acordado previamente no atacar las posesiones del otro. El encargo que Morgan recibió del gobernador de Jamaica era atacar los barcos españoles, no los puertos, pero los bucaneros rara vez se molestaban en hacer tales distinciones y, en cualquier caso, el botín tomado de un barco tenía que dividirse con las autoridades; no así en el caso del botín de las incursiones en los puertos ya que, técnicamente, se había obtenido ilegalmente.

La base de Morgan para su serie de ataques a Panamá fue la Isla de Providencia, frente a la costa de América Central. La isla de Providencia tenía un buen puerto, que se defendía fácilmente desde sus altos acantilados. La fuerza bucanera de Morgan era impresionante: 700 hombres en 12 barcos. Comenzó atacando Puerto Príncipe en Cuba, pero el botín fue decepcionante. Luego, Morgan dirigió su atención a Portobelo, que estaba bien fortificada pero lamentablemente carecía de personal y tenía cañones obsoletos y municiones limitadas.

En 1668 Morgan atacó y capturó Portobelo. Los prisioneros, entre los que había mujeres, fueron torturados para revelar sus objetos de valor, una práctica común en el mundo de los bucaneros. La ciudad fue devuelta a España tras el pago de un rescate, donde incluso la población local aportó 100.000 pesos de plata. Morgan avanzó más arriba en la costa y el puerto de Panamá fue arrasado en 1671. Más tarde, los lugareños reconstruyeron su puerto un poco más abajo en la costa, un sitio que se acabaría convirtiendo en Ciudad de Panamá. Esta zona del continente español llevaba mucho tiempo en declive y los bucaneros, al perderse los barcos del tesoro anual, no obtuvieron mucho a cambio de sus esfuerzos. Morgan estafó a sus hombres con el poco botín que había, y muchos casi murieron de hambre.

Sir Henry Morgan Cigarette Card
Tarjeta de cigarrillo de Sir Henry Morgan
Metropolitan Museum of Art (Copyright)

En respuesta a las incursiones de Morgan, los españoles exigieron la acción del gobierno británico. Morgan fue arrestado y enviado a Londres en 1672, pero muchos en posiciones de poder, incluso si su voz pública era diferente, en privado consideraban a Morgan como un verdadero patriota cuyas acciones podrían obligar a España a abrir su imperio a los comerciantes británicos. Cuando el polvo diplomático se asentó en 1674, Morgan fue nombrado caballero y enviado de regreso al Caribe, donde fue nombrado vicegobernador de Port Royal en 1675.

Los bucaneros europeos, desconfiados de los convoyes fuertemente armados que protegían los barcos del tesoro españoles anuales, continuaron atacando a los españoles en su punto más débil: los puertos. La Habana y Cartagena contaban con formidables fortificaciones, pero puertos como Veracruz, Portobelo y Panamá continuaron siendo atacados a medida que el siglo XVII entraba en su último cuarto.

El final de los bucaneros

A partir de la década de 1670, España finalmente comenzó a ver el valor de invertir más en la defensa de su imperio. Al ataque de Morgan a Portobelo le siguieron otras incursiones a gran escala, como el ataque de Laurens De Graaf a Veracruz en 1683. En consecuencia, los españoles se aseguraron de que sus fortalezas fueran renovadas, enviaron soldados desde España para tripularlas y las fuerzas de la milicia local finalmente recibieron el entrenamiento y el equipo que necesitaban para luchar con éxito contra los bucaneros. También desapareció la idea de que España era el enemigo común, ya que en la última parte del siglo XVII Inglaterra, Francia y los Países Bajos comenzaron a luchar entre sí por las mejores porciones del pastel colonial. Esta situación se reflejó en los bucaneros que también comenzaron a luchar entre sí a medida que el Caribe se volvía cada vez más anárquico.

En 1681, las autoridades jamaicanas finalmente prohibieron la piratería, pero en otros lugares muchos bucaneros, en particular los franceses que operaban desde Santo Domingo, se mostraban reacios a abandonar sus carreras criminales. Muchos bucaneros ingleses simplemente se trasladaron a nuevos paraísos como Nueva Providencia en las Bahamas. Cuando estalló la guerra de los Nueve Años (1688-1697), un número significativo de bucaneros británicos y franceses encontraron nuevo empleo en sus respectivos gobiernos como una valiosa incorporación a sus armadas oficiales. La última gran incursión bucanera fue el ataque francés y la captura de Cartagena en 1697. Luego, el fin de la guerra de los Nueve Años y la Paz de Ryswick en 1697 entre Francia, España, Inglaterra y los Países Bajos significaron que los bucaneros ya no podían obtener empleo oficial ni semioficial en el Caribe, por lo que decidieron utilizar sus habilidades para llevar una vida de piratería absoluta, atacando cualquier lugar o barco que quisieran. Así comenzó la Edad de Oro de la Piratería (1690-1730).

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Sobre el traductor

Rodrigo Pedraza
Magíster en Historia Militar con más de 20 años de servicio militar, actualmente realizando trabajos de investigación sobre desarrollo tecnológico en buques y memoria histórica con veteranos.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2021, octubre 19). Bucanero [Buccaneer]. (R. Pedraza, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-20052/bucanero/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Bucanero." Traducido por Rodrigo Pedraza. World History Encyclopedia. Última modificación octubre 19, 2021. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-20052/bucanero/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Bucanero." Traducido por Rodrigo Pedraza. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 19 oct 2021. Web. 12 oct 2024.

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