François L'Olonais

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Mark Cartwright
por , traducido por Agustina Cardozo
Publicado el 21 octubre 2021
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, sueco
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François L'Olonais (by Unknown Artist, Public Domain)
François L'Olonais
Unknown Artist (Public Domain)

François L'Olonais (también escrito L'Olonnais o L'Ollonais, c. 1630-1668), de nombre real Jean-David Nau, fue un bucanero y pirata francés que operaba desde Tortuga, en La Española. En 1667, atacó Venezuela, que entonces formaba parte de la Corona española, y su reputación de crueldad sádica fue tal que se lo conoció como el "flagelo de los españoles". L'Olonais continuó con su saqueo en la bahía de Honduras, pero finalmente fue masacrado y devorado por los caníbales locales.

Primeros años de carrera

Jean-David Nau nació entre 1630 y 1635 en Les Sables-d'Olonne, en la costa occidental de Francia, de ahí su posterior apodo de François L'Olonais. A los 20 años se embarcó en una vida en el mar y terminó en el Caribe. Tal vez no le impresionaron las duras realidades de la vida en un barco de vela, por lo que se convirtió en sirviente en una plantación. Después de servir durante tres años, Nau se unió a la salvaje banda de cazadores de La Española, que llegaron a ser conocidos como bucaneros por su costumbre de ahumar la carne en parrillas. Las autoridades españolas intentaron reprimir a los bucaneros en repetidas ocasiones, pero estos resistieron las incursiones, a menudo retirándose al interior salvaje de la isla. Muchos bucaneros se convirtieron en piratas, y Nau fue uno de ellos, quizá motivado sobre todo por la venganza contra los españoles que habían matado a tantos de sus hermanos cazadores.

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El regreso a la piratería

Tortuga (Ile de la Tortue), situada en el noroeste de La Española (las actuales Haití y República Dominicana) se convirtió en un importante refugio de bucaneros a partir de la década de 1630. La isla recibió su nombre por su parecido con una tortuga cuando se ve desde lejos. Las autoridades coloniales francesas controlaban Saint Domingue, al otro lado de la isla, y hacían la vista gorda con los bucaneros de Tortuga, ya que eran un elemento disuasorio útil contra los ataques de los buques de guerra españoles. François L'Olonais comenzó a utilizar Tortuga como base para sus actividades piratas a partir de la década de 1660. El gobernador le entregó un barco capturado y lo animó a atacar a los barcos españoles.

En una anécdota tristemente célebre, L'Olonais arrancó el corazón de un cautivo, masticó un trozo y lo metió en la boca de otro cautivo.

El más cruel de los bucaneros

François L'Olonais tiene la terrible distinción de ser el más cruel y depravado de todos los bucaneros, un título para el que existe una dura competencia. Famoso por no tomar prisioneros, L'Olonais prefería simplemente ejecutar a sus cautivos, normalmente decapitándolos. El sanguinario bucanero es presentado como un loco grotesco en la influyente obra de Alexander Exquemelin sobre la época, Los bucaneros de América (publicada en inglés en 1684). La obra fue inmensamente popular gracias a sus biografías, a menudo exageradas y coloridas. La matanza de L'Olonais de sus desventuradas víctimas le valió el apodo de Fléau des Espagnols ("flagelo de los españoles"). En una anécdota tristemente célebre, el bucanero francés arrancó el corazón de un cautivo, masticó un trozo y lo metió en la boca de otro cautivo. El duro trato que L'Olonais daba a los cautivos le jugó en contra, ya que las tripulaciones y los colonos españoles ahora luchaban hasta la muerte en lugar de rendirse y recibir el mismo destino de todos modos.

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The Spanish Main and Caribbean Pirate Havens  c. 1670
Territorios coloniales españoles y refugios piratas en el Caribe, hacia el año 1670
Simeon Netchev (CC BY-NC-ND)

En ocasiones, L'Olonais fue víctima de la violencia. En un episodio, él y sus hombres fueron atacados por una tribu indígena después de que su barco naufragara en la costa mexicana de Campeche. Aunque la mayoría de sus hombres murieron, L'Olonais escapó cubriéndose de sangre y escondiéndose entre su tripulación caída. El bucanero era, al menos, ingenioso, y consiguió llegar a la seguridad de Tortuga en una canoa robada.

La experiencia con los nativos de Campeche no disuadió a L'Olonais de sus duras tácticas. Al atacar un barco de guerra anclado en un puerto de Cuba, capturó a varios españoles que fueron decapitados, excepto uno, que fue enviado con una carta al gobernador de La Habana. En la nota se informaba a las autoridades españolas que L'Olonais seguiría sin mostrar piedad con los españoles capturados y todos serían ejecutados. Mientras tanto, el bucanero se hizo con el barco de guerra para su propio uso y siguió asolando las aguas del Meno español, esta vez frente a las costas de Venezuela.

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El ataque a Maracaibo

Los bucaneros corsarios, en sentido estricto, solo estaban autorizados por sus respectivas autoridades coloniales a atacar la navegación española y no los puertos. Sin embargo, la guerra entre Francia y España de 1667 a 1668 hizo que la costa de Venezuela se convirtiera en un objetivo legítimo. L'Olonais atacó la parte venezolana del Meno español en 1667. Al frente de unos 600 hombres en ocho barcos, la fuerza de L'Olonais estaba compuesta en su mayoría por bucaneros franceses procedentes de La Española y Tortuga. Capturaron inmediatamente dos barcos antes de llegar a Venezuela, y se llevaron grandes cantidades de plata, gemas, mosquetes, pólvora y cacao. Maracaibo era el destino de L'Olonais, entonces un asentamiento de unas 4000 personas y el centro del comercio regional de perlas. La batería del puerto que custodiaba la entrada del lago de Maracaibo fue fácilmente superada; los bucaneros habían atacado las fortificaciones por el lado de tierra y así evitaron los 16 cañones que apuntaban al mar.

Vasseur's Fortress, Tortuga
Fortaleza de Vasseur, Tortuga
Unknown Artist (Public Domain)

Los bucaneros saquearon Maracaibo, pero encontrar algún botín fue otro asunto, ya que los lugareños habían huido con los objetos de valor que podían llevar. L'Olonais envió a sus hombres al bosque durante las dos semanas siguientes para dar caza a los habitantes escondidos. Veinte españoles fueron capturados, torturados y masacrados rápidamente. L'Olonais se dirigió entonces a Gibraltar, al otro lado del lago de Maracaibo. Aquí la guarnición utilizó bien sus ocho cañones y opuso una fuerte resistencia. Alrededor de 70 bucaneros resultaron muertos o heridos. Finalmente, la guarnición se rindió, con 200 muertos y 150 prisioneros. Se recogió más botín y se infligieron más horrores a la población local durante las cuatro semanas que duró el asalto. L'Olonais, como era la estrategia habitual de los bucaneros, amenazó con quemar el asentamiento si no se obtenía un rescate. Los habitantes pagaron 10.000 pesos de plata (piezas de ocho).

Como la mayoría de los villanos desagradables, L'Olonais tuvo su merecido, y en su caso, parece que fue extrañamente adecuado.

La fuerza bucanera regresó entonces a Maracaibo y exigió un rescate aún mayor a las autoridades españolas de la ciudad para su regreso seguro. Esta vez los bucaneros obtuvieron 30.000 piezas de a ocho. La expedición fue un gran éxito, y L'Olonais y sus tripulantes regresaron a Tortuga para gastar sus ganancias mal habidas lo antes posible en vino, mujeres y juego. Al cabo de tres semanas, el dinero se gastó y el mar volvió a llamar.

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Honduras y la muerte

Pronto se planeó otra gran expedición, esta vez para atacar la costa de Nicaragua. Con una fuerza de 700 hombres en seis barcos, L'Olonais volvió a dirigir la expedición para asaltar las posesiones españolas. Esta vez los bucaneros tuvieron menos suerte y su flota quedó encallada en el Golfo de Honduras. Sin embargo, no importaba de dónde viniera su botín, así que en 1668 los bucaneros atacaron la costa hondureña, incluido el pequeño asentamiento de Puerto Caballos. Una vez más, la mayoría de los lugareños huyeron al ver los barcos de los bucaneros, pero los que tuvieron la mala suerte de ser capturados fueron torturados para que revelaran el paradero de cualquier cosa de valor. Alexander Exquemelin relata así los métodos de tortura de L'Olonais:

Cuando L'Olonais tenía una víctima en el potro de tortura, si el desgraciado no respondía al instante a sus preguntas, lo descuartizaba con su alfanje y lamía la sangre de la hoja con la lengua, deseando que fuera el último español del mundo que había matado de esta manera.

(citado en Rogozinski, 203)

François L'Olonais Cigarette Card
Tarjeta de cigarrillo François L'Olonais
Metropolitan Museum of Art (Copyright)

L'Olonais no pudo encontrar ningún botín importante, incluso un barco español capturado resultó tener la bodega vacía. Una incursión en el interior solo se saldó con una emboscada de una fuerza española y la captura de San Pedro, un pequeño asentamiento sin nada de valor para los bucaneros. Toda la empresa fue un fracaso y muchos de los capitanes de L'Olonais abandonaron la expedición.

Como la mayoría de los villanos desagradables, L'Olonais tuvo su merecido, y en su caso, parece que fue extrañamente adecuado. En 1668, bajando hacia el istmo de Panamá, capturó un galeón español, pero al no estar familiarizado con este tipo de barco pesado y poco manejable, su tripulación perdió el control del mismo en las difíciles aguas y encalló el barco en la Costa de los Mosquitos de Nicaragua. L'Olonais hizo que su tripulación empezara a construir embarcaciones rudimentarias, pero cuando dirigía un viaje de búsqueda de alimentos hacia el interior, fue atacado y derrotado por una fuerza española. L'Olonais escapó para navegar por la costa, pero en otro viaje de forrajeo en el Golfo de Darién, fue capturado por caníbales. Entre los cautivos, L'Olonais fue el último en ser servido, por así decirlo. Lo cortaron lentamente en pedazos hasta que murió, y luego lo asaron. Se comían las partes más selectas y lo que quedaba se convertía en cenizas y se esparcía en el viento.

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Sobre el traductor

Agustina Cardozo
Agustina es traductora pública (inglés/español), uruguaya, con estudios avanzados de Lingüística. Sus áreas de experiencia como traductora son la traducción biosanitaria y la traducción jurídica. Le interesan la Historia y las humanidades en general.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2021, octubre 21). François L'Olonais [François L'Olonais]. (A. Cardozo, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-20137/francois-lolonais/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "François L'Olonais." Traducido por Agustina Cardozo. World History Encyclopedia. Última modificación octubre 21, 2021. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-20137/francois-lolonais/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "François L'Olonais." Traducido por Agustina Cardozo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 21 oct 2021. Web. 11 dic 2024.

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