El Periplo del mar Eritreo es un relato testimonial de los viajes que se realizaban en la Antigüedad a África y a India a través del mar Rojo. Escrito en el siglo I d.C. por un desconocido autor egipcio de habla griega, presenta una detallada narración en la que se describen las condiciones de las rutas, los puertos que se encuentran en el trayecto, las características de las poblaciones locales, y las principales importaciones y exportaciones.
El Periplo del mar Eritreo, en latín Periplus Maris Erythraei, constituye una admirable memoria acerca del comercio en el mundo de la antigüedad. Según la descripción de Schoff:
El Periplo del mar Eritreo es uno de esos documentos de la humanidad, como los diarios de Marco Polo, Colón y Vespucci, que no solo expresan un propósito personal, sino el despertar de toda una raza que se enfoca hacia nuevos campos del descubrimiento geográfico y de logros mercantiles. Constituye la primera descripción del intercambio organizado con las naciones del este, realizado mediante navíos construidos y comandados por súbditos del mundo occidental. Marca el cambio de dirección de la marea respecto a un comercio que se había establecido de manera ininterrumpida en una sola dirección desde los albores de la historia. (3)
Autoría y fecha
El único manuscrito que se conoce de Periplo del mar Eritreo se encuentra en la actualidad en Heidelberg. Con anterioridad, desde principios del siglo X, se había mantenido junto a una copia menos antigua en el Museo Británico. Redactado con una mezcla de griego clásico y común alrededor de los años 40-55 d.C., es probable que haya sido el diario de un mercader. El mar Eritreo, o mar de Eritrea, era el nombre con que se conocía en la Antigüedad la extensión de agua comprendida entre el Cuerno Africano y la Península Arábiga.Periplo contenía informaciones hasta entonces desconocidas acerca de los habitantes de la costa este de África, adelantándose en más de medio milenio a cualquier otra mención escrita que pudiera comparársele.
el relato atestigua la presencia personal del autor en el viaje a la india.
La fecha en que se asentó no constituye más que una suposición basada en las referencias a ciertos lugares y acontecimientos. El autor menciona el descubrimiento de Hípalo de la ruta a la India, hecho que los historiadores datan alrededor del 47 d.C. Casi todos los estudiosos del tema coinciden en que Periplo es anterior a la Historia Natural de Plinio, publicada, según se reconoce, entre los años 73 y 77 d.C. Algunas hipótesis se han planteado sobre la posibilidad que Plinio tomara en préstamo algunos pasajes de Periplo, las cuales no se han comprobado. Schoff (1912) y otros ubican la fecha más probable de la escritura de Periplo en el 60 d.C.
Del relato se desprende que el autor realizó en persona el viaje a la India y que vivía en Berenice, ciudad del mar Rojo, no en Alejandría. Tal conclusión se fundamenta en que no hace referencia alguna a haber viajado por la ruta descrita en detalle por Estrabón y Plinio, que implicaba navegar río arriba por el Nilo, para atravesar el desierto, desde Coptos. Se piensa que no era un hombre de elevado nivel de educación, lo cual se hace «evidente por confundir con frecuencia palabras latinas y griegas, así como por sus torpes, y en ocasiones incorrectas, construcciones gramaticales». El valor fundamental de la obra no está dado por su calidad literaria, «sino por constituir un relato fidedigno acerca del comercio en el Océano Índico y de las colonias ubicadas en sus costas, respecto a lo cual, hasta el momento en que vivió, no poseemos casi ninguna información de naturaleza tan inteligente y abarcadora». (Schoff, 16)
La red comercial de la antigua Roma con el oriente
El volumen de las transacciones comerciales romanas que transitaba por los puertos del mar Rojo creció de manera dramática a partir de que en el 30 a.C. Egipto quedara sometido a la Roma del emperador Augusto (que reinó de 27 a.C. a 14 d.C.). El geógrafo, filósofo e historiador griego Estrabón reportó que «en su momento, 120 naves zarpaban con regularidad desde Egipto hacia la India, mientras con anterioridad muy pocas hacían el viaje». (Geografía, 16.4)
Bajo el Imperio romano surgieron dos rutas de comercio de gran importancia cuya longitud alcanzaba unos 4.800 km (3.000 millas). Uno de los trayectos era el meridional, que descendía por el mar Rojo y continuaba a lo largo de la costa este de África hasta Rhapta, cercana al actual Dar es Salaam. El otro itinerario también recorría toda la extensión del mar Rojo, para luego proseguir con el cruce del Océano Índico hasta alcanzar los puertos de la India. El viaje de ida y regreso a lo largo de la costa de África desde Egipto tomaba dos años, mientras que la travesía en ambos sentidos a la India duraba alrededor de uno.
Los buques que transportaban las mercancías destinadas tanto al África como a la India zarpaban de los puertos del mar Rojo entre julio y septiembre, y navegaban por sus aguas centrales con proa al sur, para evitar las peligrosas costas. Las naves que se dirigían a los puertos africanos enfilaban rumbo al Cabo Guardafui, localizado en el Cuerno de África, para después girar en dirección meridional y bojear la costa africana hasta Rhapta. Las embarcaciones que partían rumbo al oriente zarpaban desde los puertos de Adén y Qana´, ubicados en la costa sur de Arabia, para enseguida adentrarse en las aguas abiertas del Océano Índico y aprovechar los vientos monzónicos, hasta llevar al suroeste de la India.
La ruta descrita en Periplo del mar Eritreo
Periplo describe el viaje a lo largo de la costa de Arabia:
En línea recta por debajo de este sitio se encuentra el colindante país de Arabia, que linda a lo largo de una gran distancia con el mar de Eritrea. Distintas tribus habitan el país, cuyas hablas difieren, algunas de manera parcial, otras por completo. La tierra contigua al mar está asimismo salpicada aquí y allá por las cuevas de los comedores de pescado, pero el interior del país está poblado por hombres canallescos que hablan dos idiomas, quienes viven en pueblos y en campamentos de nómadas, que saquean a quienes se desvían del curso medio, y toman como esclavos a aquellos que sobreviven a los naufragios… La navegación es peligrosa a lo largo de toda la longitud de la costa de Arabia, la que carece de puertos, tiene pésimos fondeaderos, inmundos, e inaccesibles debido a las rompientes y a las rocas, y terribles en todos sus aspectos. Por lo tanto, mantenemos el curso por el centro del golfo y atravesamos tan rápido como es posible por las cercanías del país de Arabia, hasta que arribamos a la Isla de Burnt; directamente bajo la cual existen regiones de gentes pacíficas, nómadas, que pastorean ganado, ovejas y camellos.
(Periplo del mar Eritreo, 20).
El primer Puerto que visitaron en la India fue el de Barbarikon. El Periplo describe:
Las naves se encuentran ancladas en Barbarikon, pero todas sus cargas se transportan a la metrópoli por el río, hasta el rey. Se importan en este mercado una gran cantidad de ropas finas, algunas de imitación; lienzos estampados, topacio, coral, bálsamo de estoraque, incienso, vasijas de vidrio, vajillas de plata y oro, y algo de vino. Por otra parte, se exportan costo, bedelio (resina de mirra), goji (planta solanácea), nardos, turquesas, lapislázuli, pieles de Serica, tejidos de algodón, hilo de seda y añil. Los marinos zarpan de allí con los vientos estacionales de la India, alrededor del mes de julio, que es el de Epiphi: aunque en esa época son más peligrosos, gracias a estas brisas el viaje se hace más directo y se completa más rápido.
(Periplo del mar Eritreo, 39)
Una vez en la India, los romanos atracaban en los puertos que se encontraban por la costa más allá de Barbarikon, sobre el río Indo; en Muziris (Cranganur) en la porción suroccidental de la Costa de Malabar; y luego en Sri Lanka. Las dinastías tamiles de los Pandyas, Cholas y Cheras, de la India meridional, constituían importantes socios comerciales. El primer centro mercantil de especias de importancia mundial fue Muziris, ubicado en el estado indio de Kerala, sobre la costa suroeste de la India, aunque su localización exacta se desconoce. Fundado, según parece, alrededor del 3000 a.C., se mantuvo como uno de los puertos comerciales más relevantes del subcontinente durante todo el período romano. El Akananuru, colección de poesía tamil, lo describe como «la ciudad en que bellos navíos, obras maestras de los Yavanas (los hombres de occidente), producen remolinos de espuma en el Periyar, río de Kerala, donde arriban cargados de oro, para luego zarpar con pimienta» (Perur, 2016). La pimienta negra era la exportación más importante de este gran emporio, la cual formaba tres cuartas partes del volumen total de la carga que se embarcaba al occidente. Otros bienes de exportación de origen indio incluían el marfil recolectado en la localidad, perlas y piedras semipreciosas, además de sedas provenientes del Valle del Ganges y de las regiones orientales del Himalaya.
En cada parada del itinerario se ofrecían mercaderías locales, que en algunas ocasiones se adquirían a cambio de algunas monedas de oro y en otras mediante trueque. Entre ellas se incluían artículos como telas, estatuas de plata y de oro, cereales, vinos, y aceite de oliva. El incienso y la mirra del sur de Arabia gozaban de extrema popularidad en la India, tanto como el oro y la plata, que los indios recibían a cambio de sus producciones locales de pimienta, algodón y perlas, así como de las sedas que adquirían de mercaderes chinos. En las travesías por la costa este del África se intercambiaba lino egipcio, vidrio, vinos, y productos de metal por marfil africano, conchas de tortuga, mirra e incienso, así como por canela, telas indias, fajines y finas muselinas que obtenían los africanos de sus negocios con los comerciantes indios.
Desde la India retornaban a sus puertos de origen, puesto que en muy raras ocasiones se internaban hasta el sureste asiático. Una vez que cargaban sus barcos, los comerciantes se dirigían a las bahías egipcias de Myos Hormos y Berenice. Allí sus tesoros se enviaban en consignación por tierra, en caravanas de camellos, y más adelante se embarcaban hacia la ciudad de Alejandría, centro de comercio del Egipto romano. La diversidad de artículos que se trasladaban a través del desierto habría cortado la respiración: incienso árabe, canela china y de Sri Lanka, pimienta, perlas y piedras preciosas indias, sedas y porcelanas chinas, mirra, marfil, cuernos de rinoceronte y caparazones de tortuga de África.
Interesado en el estudio de las migraciones, costumbres, las artes y religiones de distintas culturas; descubrimientos geográficos y científicos. Vive en La Habana. En la actualidad traduce y edita libros y artículos para la web.
James F. Hancock es un escritor independiente y profesor emérito en la Universidad del Estado de Michigan. Sus temas principales de interés son la evolución de los cultivos y la historia del comercio. Sus libros incluyen «Spices, Scents and Silk» (CABI) y «Plantation Crops» (Routledge).
Hancock, J. (2021, julio 16). Periplo del mar Eritreo [Periplus of the Erythraean Sea].
(W. R. Arroyo, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-19920/periplo-del-mar-eritreo/
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Hancock, James. "Periplo del mar Eritreo."
Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. Última modificación julio 16, 2021.
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Hancock, James. "Periplo del mar Eritreo."
Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 16 jul 2021. Web. 05 dic 2024.
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Escrito por James Hancock, publicado el 16 julio 2021. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.